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sobrevivientes de trata en Costa Rica

Algunas de las mujeres entrevistadas manifestaron que se habían casado enamoradas y pensaban que vivirían una relación de matrimonio perfecta, pero cuando se casaron se encontraron con un maltratador que las recluía en el ámbito doméstico y maltrataba a sus hijos e hijas.

5.3.2. Víctimas de violencia policial en el caso de las sobrevivientes de trata en Costa Rica

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Las sobrevivientes de trata en Costa Rica narran distintos tipos de experiencias de violencia policial, dentro de las cuales se encuentran las siguientes: violencia policial en las calles, violencia sexual de policías en los negocios y violencia policial en los operativos de detección y persecución de la trata en negocios.

a) Violencia policial en las calles

Yo voy caminando aquí. [A] ellos les da la gana de decirle a usted: «Deme sus documentos». Y [si] usted no tiene nada y usted es migrante, se llevan sus documentos (dominicana sobreviviente de trata 2 C. R.).

Migración me agarró. Lo que se llevaron fue mi pasaporte y me dejaron sin pasaporte (dominicana sobreviviente de trata 13 C. R.).

b) Violencia sexual de policías en negocios

Una vez, en un bar, un policía me obligó a que tuviera sexo anal con él. Me puso la pistola en la boca para que yo aceptara tener sexo anal y besarme y me violó. A él yo le dije claramente, como a todos, que no acepto que me hagan sexo anal ni que me besen ni me pidan besos. Él se quedó en silencio y, cuando estábamos en la habitación, me puso la pistola eléctrica en la boca y me violó. No lo denuncié (dominicana sobreviviente de trata 20 C. R.).

c) Violencia policial en operativos de detección y persecución de la trata en negocios

Vino la policía al negocio, un enjambre. Me rodearon en la pared, me estaba asfixiando. Me dijeron: «La cédula o va presa». Me llevaron presa, no me trancaron, fui y firmé. Me llevaron que yo estaba como una loca, en pijama. Yo fui y los demandé en la Justicia, pero no se presentaron al juicio. Yo veo las policías y me dan todas las ganas, pero me aguanto (dominicana sobreviviente de trata 3 C. R.).

Una vez se tiró la OIJ en el bar donde trabajaba y tuve que correr. Siempre sabíamos cuándo [el] OIJ se iba a tirar porque a la dueña la llamaban para avisarle. Y nos escondíamos. Una vez no nos avisaron y corrimos (dominicana sobreviviente de trata 21 C. R.).

En los operativos de persecución, las sobrevivientes de trata consideran a la policía como una amenaza contra ellas. Los operativos, en vez de ofrecerles a las víctimas acogida y sentimiento de protección, se convierten en amenaza y criminalización. El hecho de que les quiten los pasaportes a las víctimas de trata, las interroguen o las detengan les da ese carácter persecutor a los operativos y fomenta la culpabilización de las víctimas, cuando debería ser un acto de protección. Estas situaciones son similares a las relatadas por sobrevivientes de trata y migrantes venezolanas y haitianas en la República Dominicana (Vargas/INM RD, 2019).

Un elemento interesante en los relatos de sobrevivientes de trata en Costa Rica, respecto a los operativos que realiza el OIJ (Organismo de Investigación Judicial), es que los negocios reciben la información de que ellos van a inspeccionarlos y les dan la orientación a las mujeres de que se escondan o salgan del negocio. Ello demuestra que existen complicidades y redes de corrupción entre negocios y algunos agentes del OIJ.

La relación de las víctimas de trata con los cuerpos de seguridad en los tres países tiene, en algunos casos, la combinación de maltrato y protección. Los procesos de capacitación y sensibilización que se han desarrollado favorecen que en varios casos se produzca la protección, pero en otros se encuentran la complicidad y el maltrato.

En España, desde el 2000, el Cuerpo Nacional de Policía ha ido asumiendo cada vez más un rol protector de las víctimas, alejándose de la persecución de la migración ilegal, que era mucho más fuerte a inicios del milenio.

Yo llegué en octubre del 2011 [...]. En el primer trabajo, en el segundo que tuve aquí en España me fui a cuidar a unos abuelitos [...]. Y conocí a una monja, mitad buena y mitad mala, y a través de ella me fui a Ávila, a la comisaría de Ávila [...]. Me he encontrado con muy buenas personas. En la comisaría de Ávila escucharon mi historia. Les comprobé con nóminas, con el contrato de trabajo, con el billete [...], bueno, que todo lo que les decía era verdad. Y vieron que fui víctima de trata y me pusieron en contacto con el Proyecto Esperanza (dominicana sobreviviente de trata 10 Esp.).

d) Violencia en el trabajo doméstico

La violencia puede encontrarse en distintas formas de relaciones de poder y de abuso. Uno de sus tipos es la que se da en las relaciones de poder y de abuso al que son sometidas algunas mujeres que trabajan en el servicio doméstico, quienes, en ocasiones, no conocen sus derechos.

Yo derramé muchas lágrimas cuando dejé Santo Domingo. Duré dos años sin trabajo. El primero en Madrid, en una casa, para cuidar una señora [...]. Me humillaba, me pagaba €600.00 y estaba interna. Duré solo dos meses porque me estaban maltratando [...]. Ella no me daba golpes a mí porque yo no la dejaba. Ahí me quedé sin trabajo. Porque lo dejé [...]. Yo lo denuncié en la iglesia, pues son ellas las que me propusieron el trabajo. Y la sor me dijo: «No eres la primera ni serás la última [que ha vivido eso]» (migrante dominicana 5 Esp.).

La migrante dominicana entrevistada en España (que no fue víctima de trata) hizo valer sus derechos. Sin embargo, acabó perdiendo su trabajo y no encontró la ayuda que necesitaba ni apoyo institucional de ningún tipo.

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