3 minute read
integran a la red
from Trata mujeres dominicanas Costa Rica, Suiza y España marco estudios de género, migración y desarroll
6.5. Víctimas de trata que se convierten en tratantes o se integran a la red
Varias mujeres sobrevivientes de trata se vinculan con la red y captan a otras mujeres, familiares, amigas en la República Dominicana para llevarlas a Costa Rica, Suiza y España. Algunas de ellas se convierten en administradoras de bares, hoteles-restaurantes, centros de masajes, clubes nocturnos y casas de citas.
Advertisement
Las mujeres captan a las amigas, primas, hermanas y las llevan a los negocios, recibiendo beneficios por ello. Igualmente, algunas de ellas, que se convierten en administradoras de negocios, reciben allí a las dominicanas y las colocan en la red de explotación sexual y, en algunos casos, en el trabajo sexual voluntario.
El proyecto migratorio normaliza violencias y violaciones de derechos que muchas veces las mujeres no identifican como tales. Sus vidas, desde la niñez, han estado permeadas por la violencia y las violaciones de derechos, las cuales son normalizadas y legitimadas, lo que provoca tolerancia hacia el ejercicio de otras formas de violencia.
Algunas dominicanas sobrevivientes de trata, al casarse con dominicanos que conocen en los negocios, les entregan a ellos el rol de enclave de la red de trata. En algunos de estos casos se han producido situaciones de trata de niñas y adolescentes de diferentes países (incluyendo la República Dominicana).
Tratantes entrevistados consideran que las mujeres no son tratantes. Estos señalan que las mujeres dominicanas que residen en la República Dominicana, así como en los países de destino, no cuentan con capacidad instalada en recursos económicos (capital) ni con la logística compleja que tiene la trata, la cual es una red transnacional criminal reconocida como tal por ellos.
Las mujeres no pueden ser tratantes, no incursionan en ese negocio. Las mujeres no incursionan en ese negocio porque no tienen la capacidad ni la mentalidad para hacer eso. La logística, eso no es fácil. La logística: tienes que tener gente en Dominicana, financiar eso, tener contactos en Nicaragua para traer las mujeres para acá. Ninguna de las mujeres dominicanas tiene capacidad de dinero ni mentalidad para eso. Ellas [en] lo que están interesadas es [en] venir a hacer plata y mantener a sus hijos. Tú tienes que tener mucha plata para
comprar 10 tiquetes de aviones frecuentemente (es mucho dinero), cruzar a alguien de Nicaragua para acá, transporte, hoteles, conexión con los bares (tratante 1 C. R.).
La visión del tratante está afectada por la cultura masculina que subvalora la capacidad de las mujeres para organizar esta logística y contar con suficiente capital para invertir en ello. Esta visión reproduce la división sexual del trabajo y los roles de género. Básicamente, se relega el trabajo de la mujer al ámbito sexual y se entiende que las actividades logísticas, operativas y gerenciales de la red constituyen el trabajo de los hombres, además de asumir estos los riesgos del negocio y las conexiones con las fronteras y entidades de migración para que dejen pasar los grupos de mujeres que se llevan desde la República Dominicana hasta los distintos destinos, tráfico en el que se trazan (como se recordará) rutas por diferentes países, aun cuando no estén geográficamente ubicados en la trayectoria directa al país de destino.
Las personas que son parte de las redes de trata y que realizan la función de captación no son identificadas con los tratantes como tales, sino que se entiende que la captación es parte de la misma realidad cultural y social de la República Dominicana, que tiene per se condiciones favorables para ello.
A pesar de esta visión de los tratantes, se presentan casos de mujeres en la República Dominicana —muy mencionadas en varias entrevistas— que tienen más de 25 años liderando las redes de trata desde el país hacia Costa Rica, Argentina, España, Chile y Suiza y con vínculos con mujeres y hombres distribuidos en diferentes provincias que captan a las jóvenes para esos viajes. Estas redes aún funcionan y tienen flujos diarios de viajes a estos países, según informaciones obtenidas en el trabajo de campo en la República Dominicana. Las redes han logrado permanecer por el miedo que han infundido en las comunidades y en las sobrevivientes de trata, que hace que no las delaten. Además, algunas de estas personas han sido apresadas y liberadas inmediatamente, por lo que se les asocia a un régimen de impunidad sostenido en relaciones políticas y de poder.