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8.5. Conclusiones sobre las operaciones de las redes de trata
from Trata mujeres dominicanas Costa Rica, Suiza y España marco estudios de género, migración y desarroll
Uno de ellos: puede que no tengan la autorización para vivir en España y piensen que van a ser expulsadas [...]. Ellas mismas no se consideran víctimas y se culpabilizan como que aceptaron eso y tienen que cumplir con su obligación [...] (institución gubernamental 5 Esp.).
En los tres países se muestra la resistencia a denunciar de las sobrevivientes de trata, lo que favorece al sistema de coerción y control de la red de trata. Este miedo a denunciar está vinculado al deseo de que no se desmorone la imagen de éxito del proyecto migratorio que ellas sostienen frente a sus familias.
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8.5. Conclusiones sobre las operaciones de las redes de trata
Las redes de trata tienen un carácter transnacional y presentan una mezcla de las características del crimen organizado con las relaciones familiares y primarias.
Las informaciones obtenidas tanto de las sobrevivientes como de las comunidades de origen muestran que esas redes operan desde el microterritorio en casi todo el territorio nacional, y que están fortalecidas con las continuas migraciones hacia el exterior de muchas mujeres que buscan abrirse paso en la búsqueda del mejoramiento de las condiciones de vida de sus familias, de sus hijos e hijas y de ellas mismas.
El sostén familiar y de relaciones primarias de la trata es la plataforma principal para la captación, aunque también operan en esa fase las redes sociales y las plataformas digitales de páginas web que publicitan ofertas atractivas dirigidas a adolescentes y jóvenes de pueblos del interior del país, comunidades rurales y barrios urbano-marginales.
En estas redes sociales aparecen hombres extranjeros (suizos, españoles, italianos, costarricenses) que captan a jóvenes mediante el enamoramiento —reproduciendo así el modelo del «chulo» (Vargas y Maldonado, 2018)—. Les venden a ellas el engaño del matrimonio, que se convierte muchas veces en un canal para la violencia de género, el abuso sexual, la explotación sexual o el matrimonio forzoso-servil.
Otra vía de captación para el matrimonio servil son las redes familiares y los tratantes-organizadores de viajes que cuentan con enclaves en la Re-
pública Dominicana y los países de destino. Estos logran captar a las jóvenes de comunidades vulnerables para casarlas con extranjeros con edades que a veces duplican las de ellas como una vía para que puedan viajar a estos países y obtener su regularización. De esta forma, el arreglo matrimonial constituye una modalidad de trata que se esconde tras el velo de la legitimidad social del matrimonio, no identificándose como trata, sino simplemente como matrimonio para negocio o arreglo matrimonial.
Los vínculos entre el tejido sociofamiliar y las redes de trata se generan desde las comunidades de origen. En estas conviven tratantes-organizadores de viajes con las familias, los amigos y amigas de mujeres jóvenes que tienen, a su vez, parientes en el extranjero que motivan la emigración con el flujo de remesas.
La captación está bañada de relaciones de confianza, las cuales sirven como manto de ocultamiento del engaño característico de la trata. La ausencia de un flujo transparente de información sobre la realidad de las mujeres sobrevivientes de trata en los distintos países favorece el engaño en las redes de trata.
A lo largo de los testimonios recogidos en el estudio, el engaño se encuentra muy presente, sobre todo en las relaciones primarias (familia, círculos cercanos de amistades, etc.) debido a la confianza que se tiene con las personas que los integran. De algún modo «se puede confiar en ellas».
Esta idea de confianza se va fraguando desde la niñez, donde las relaciones del barrio, con los amigos, los familiares, etc., forman parte de la cultura popular y se tornan claves en el proceso de socialización. Este elevado nivel de confianza pasa de ser un potencial factor de protección a un potencial factor de riesgo, tal y como recogen Maldonado (2018) y Vargas/INM RD (2019) en otros estudios.
Las mujeres se niegan a mostrar a sus familiares lo que han vivido y a qué se dedican (en los casos de inserción en el comercio sexual) para mantener a la familia. Fomentan la visión del éxito y no del fracaso, el modelo de supuesto bienestar y no el de precariedad y vulnerabilidad.
En esto podría influir el modelo mismo de red de trata utilizado en la trata de mujeres dominicanas, que es el «modelo familiar» de red, aquel en el que la persona que invita a la mujer a emigrar, ofreciéndole un trabajo, es una persona cercana, un familiar, un amigo o amiga. Esto hace que la mujer se sienta protegida y que no sienta la necesidad de salir, mucho menos de denunciar.
El siguiente escalón después de la captación es el traslado. En el traslado está presente el engaño en las rutas hacia el destino, el cual también tiende a ser un ardid. Las rutas establecidas en la trata llevan a movimientos hacia diferentes países que no están ubicados en la trayectoria del destino final. En esos trayectos se abusa sexualmente de las víctimas de trata, a las que muchas veces se las convierte también en mulas para el tráfico de drogas o se les obliga al consumo de sustancias ilícitas.
El traslado está así cargado de violencia de género, violencia sexual y del ejercicio de un sistema de explotación sexual y de tráfico de drogas hacia los tres países (Costa Rica, España y Suiza) según muestran los relatos de las sobrevivientes de trata, las familias y los líderes comunitarios/as entrevistados/as en las 13 provincias estudiadas en la República Dominicana.
La retención de las mujeres en los lugares de explotación sexual o laboral, del matrimonio servil-forzoso y de la servidumbre doméstica se produce a través de distintos mecanismos de control y coerción. Uno de los principales mecanismos de coerción es la condición de irregularidad migratoria de las mujeres. Esta las mantiene en condiciones de explotación laboral, sexual, servidumbre doméstica y de matrimonio servil por su miedo a denunciar ante el riesgo de ser deportadas, situación que, de darse, haría que sus respectivos proyectos migratorios sean vistos como un fracaso. Esta condición de irregularidad migratoria es aprovechada por las redes de trata para mantenerlas aisladas y retenidas. Muchas veces los tratantes se quedan con el pasaporte con la justificación de que van a regularizar su condición o como supuesto mecanismo de garantía del pago de la deuda.
El endeudamiento se convierte en otro factor de coerción para las víctimas de trata. Esta deuda puede ser a familiares, amistades, la red de trata, prestamistas informales o a bancos. En todos los casos se convierte en un mecanismo de coerción que hace que muchas mujeres, por miedo a la deportación y a no poder pagar la deuda contraída, vivan violencias, maltratos y abusos sexuales en negocios, matrimonios, salones de belleza, fincas de cultivo de uva y tomate, etc.
En la operación de la trata se presenta la figura del tratante o la tratante. El perfil es diverso. Existen mujeres tratantes en los países de destino y en la República Dominicana que están asociadas a las redes transnacionales de trata y que fueron víctimas de trata. Sus vínculos con mujeres y jóvenes en el país se extienden a través de las relaciones familiares, primarias y, a veces, políticas.
En el caso de las mujeres dominicanas, aunque sin duda pueden darse casos de violencia, abusos y amenazas característicos de otras redes de trata de otras nacionalidades, puede darse también la situación de que las mujeres sientan que la persona que las trajo, o incluso la persona que las ha recibido y les ha ofrecido una posibilidad de trabajo, las está ayudando.
Esta cercanía y supuesto apoyo por parte de las personas tratantes, que suelen pertenecer a esas redes informales y familiares que se dan con tanta frecuencia en la República Dominicana, hace muy difícil que las mujeres dominicanas denuncien a sus explotadores. La culpa y la vergüenza, unidas al miedo, son elementos que están muy presentes en las mujeres latinoamericanas en general y en las dominicanas en particular.
Existen casos emblemáticos de mujeres tratantes conocidas por muchas sobrevivientes de trata por dedicarse a la organización de viajes para la operación de la trata hacia Suiza, Costa Rica, España y Argentina. Son conocidas en las comunidades y siguen laborando en este ámbito. Cuentan con un velo de impunidad que se atribuye a su cercanía con sectores políticos y de poder.
Muchas mujeres no se reconocen como víctimas de trata, por un lado, por el pudor que les produce hablar de una situación por la que han sido señaladas y estigmatizadas, y, por otro, porque han llegado a ver a sus tratantes como sus salvadores, pues las ayudaron a cumplir su sueño de ir a Suiza, España y Costa Rica y a mejorar sus vidas y las de sus familias.
Reconocerse como víctimas de trata implica reconocer a los tratantes y quitarles méritos a sus esfuerzos por emigrar. Además, dicho reconocimiento las convierte en víctimas cuando lo que quieren es ser reconocidas en sus comunidades como exitosas. Este podría ser al menos uno de los motivos que hacen que existan tan pocas informaciones de mujeres dominicanas entre los datos oficiales de las fuentes gubernamentales y no gubernamentales en los diferentes países.
Es importante flexibilizar los criterios por los que determinadas actividades se consideran o no trata, ya que algunas situaciones que podrían considerarse trata, como el matrimonio servil o las dinámicas de sometimiento que se ven en el trabajo sexual, quedan invisibilizadas por considerarse que las mujeres ejercen libremente el trabajo sexual y no tomarse en cuenta todas las situaciones que se dan.