CONCLUSIONES GENERALES
El estudio de la trata de mujeres migrantes en la República Dominicana en sus hallazgos apunta a la necesaria contextualización del concepto de trata de personas dentro del marco de revisión de la ley de trata y tráfico ilícito de personas y su conceptualización, dada las diversas realidades que viven las mujeres migrantes en las que el abordaje restrictivo de la trata a la explotación sexual desde la legislación actual empeora su situación de riesgo y vulnerabilidad. Se hace necesario la mirada a la diversidad de vulnerabilidades particulares que viven las mujeres migrantes en situación de trata, así como la interseccionalidad que agrava estas vulnerabilidades, como la racialización, que está íntimamente vinculada a la experiencia de género, como bien plantea Sørensen (2019). El abordaje de la trata para explotación sexual tiene dificultades para aplicarse como categoría en la población investigada, pues no responde a las condiciones que se definen en la ley de manera estricta. Muchas no se reconocen en situación de trata para explotación sexual porque no han realizado trabajo sexual en un contexto de engaño y secuestro, sino que conocían que su trabajo como camarera suponía servicios sexuales con clientes si requerían ganar más dinero, pero sí viven situaciones de explotación laboral en estos trabajos. Esta distinción se conecta con el debate sobre la diferencia entre trabajo sexual y trata para explotación sexual a nivel global. Varios estudios sobre el tema hacen énfasis en la necesidad de esta distinción entre trata y trabajo sexual, y que se transparenten los ejercicios de violencia y explotación laboral que viven las mujeres en el marco del comercio de la sexualidad desde el ejercicio del trabajo sexual, considerado como actividad económica voluntaria (Viteri, Ceja y Yépez 2017) (Juliano 2007). Tanto en la población venezolana estudiada como en la haitiana encontramos las dos modalidades: mujeres venezolanas y haitianas que ejercían el trabajo 207