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Horacio González Alemán Secretario General FIAB
Sector agroalimentario: un pilar sólido para el futuro
E
n su dimensión estrictamente económica y ateniéndonos a las cifras, la relevancia de la industria de alimentación y bebidas en España es notable. Con unas 30.000 empresas y medio millón de trabajadores, representa el 8% del PIB general y el 14% del PIB industrial, conformando el primer sector manufacturero de nuestra industria y siendo clave en la proyección exterior de nuestro país y en su balanza comercial, con un valor de las exportaciones que asciende a 16.000 millones de euros. Por dimensión, por ocupación, por fuerza productiva y exportadora y por su valor estratégico, el sector agroalimentario constituye uno de los principales motores del país. Son argumentos que permiten
afirmar que la salud y vitalidad de nuestra economía dependen, en parte, de él. Esto se explica por distintas razones entre las que cabe señalar, de entrada, sus características intrínsecas y su comportamiento anticíclico que le hacen menos vulnerable que otros sectores industriales en situaciones adversas. Otros factores que han contribuido a esta resistencia son la calidad y seguridad en la producción, el mantenimiento del empleo y la importancia de la demanda exterior. Quizá todo esto no hubiese bastado sin una determinada actitud. Ante la incertidumbre, nuestros empresarios
“La industria de alimentación y bebidas en España representa el 8% del PIB general y el 14% del PIB industrial” han apostado por la prudencia y la estabilidad. Finalmente, merece la pena subrayar que el sector ni ha precisado ni solicitado ningún tipo de ayuda gubernamental durante este tiempo. No es casual que el Ministerio de Industria haya señalado al sector agroalimentario como una de las siete áreas estratégicas de nuestra economía sobre las que pivotará la recuperación, según contempla el Plan Integral de Política Industrial 2020 (PIN 2020), y que incluye también a la automoción, el sector aeroespacial, la biotecnología, las nuevas tecnologías, la industria orientada a la protección ambiental y las energías renovables. En este mosaico de sectores es evidente que no todos presentan el mismo grado de desarrollo y es indiscutible que habrá que potenciar nuevos
Siguiendo esta filosofía, el apoyo a cada sector estratégico debe tener muy en cuenta sus dinámicas y especificidades. En este sentido, para que el sector agroalimentario despliegue todo su potencial hay que afrontar de modo prioritario algunas cuestiones abiertas que ahora actúan de lastre. Así, por ejemplo, es imprescindible acometer una mayor simplificación normativa para evitar la proliferación de legislaciones diferentes en los niveles europeo, nacional y regional. También es necesario establecer un nuevo marco de relaciones entre todos los agentes de la cadena de valor: sector primario, industria y distribución, que proporcione un mayor equilibrio y transparencia en la cadena alimentaria, supervisando y eliminando las prácticas desleales. La unanimidad es general en torno a esta inquietud. Desde que la Comisión Europea lanzó en 2009 su comunicación sobre la mejora en el funcionamiento de la cadena agroalimentaria, se ha profundizado en su análisis y se han identificado los cuellos de botella que impiden su desarrollo. Pero no sólo eso: todas las instituciones comunitarias, en diferentes declaraciones públicas, han dejado constancia del problema y la necesidad de articular una solución.
“El sector de la alimentación es clave en la proyección exterior de España y en su balanza
comercial, con un valor de las exportaciones que asciende a 16.000 millones de euros” sectores tractores de una economía española, que necesita alejarse de la crisis lo más pronto posible. Sin embargo, puesto que todos los sectores citados se consideran estratégicos, sería contraproducente que el apoyo a unos fuera en detrimento de otros. Cada uno de ellos está llamado a jugar su propio papel en el objetivo común.
La constitución del Foro de Alto Nivel sobre la Mejora del Funcionamiento de la Cadena Alimentaria, que continúa sus trabajos y
204industria Agroalimentaria desarrollará las recomendaciones del Grupo de Alto Nivel para la Competitividad del Sector Alimentario, supone un paso más muy importante en la búsqueda de la transparencia en un marco de relaciones equilibradas que permita el máximo de juego a la libre competencia en beneficio de todo el conjunto, incluido (especialmente) el consumidor, que también se ve afectado por esta situación en términos de variedad de la oferta, innovación de producto, elección de establecimiento e incluso precio. En la medida en que se resuelvan estas cuestiones, el sector agroalimentario se convertirá en un referente aún más sólido, si cabe, y podrá profundizar en aspectos decisivos para el futuro como son la internacionalización de nuestras empresas y el fomento de la actividad I+D+i.
En definitiva, seguimos manteniendo con firmeza nuestra posición, pero no nos es ajeno el contexto de incertidumbre en el que se mueve la industria que no ayuda ni añade confianza a nuestro futuro más próximo. No obstante, hay que mirar hacia delante: la clave es sumar, no se puede prescindir de ningún remedio. Y de manera destacada debe primar el respaldo firme por parte de los poderes públicos a sectores como el de la alimentación y bebidas cuya solvencia, demostrada en momentos difíciles, supone un auténtico aval de confianza para hacer frente a los retos del porvenir inmediato y un elemento tractor seguro en la recuperación económica.
Respecto al primero, y sin dejar de prestar atención a nuestro mercado natural, la Unión Europea, debemos reforzar nuestra apuesta de manera más decidida por nuevos mercados fuera de los tradicionales. Desde nuestra Federación estamos analizando detalladamente la evolución de los BRIC y los que les siguen, los Next Eleven, entre ellos Turquía, México, Filipinas, Corea del Sur y Vietnam, y a partir de ahí intentar explotar al máximo todas sus oportunidades. En cuanto a la investigación, no cabe duda que la ventaja competitiva de España sólo puede basarse en una economía del conocimiento que otorgue valor añadido a la producción. Avanzar en este aspecto requiere un esfuerzo adicional por parte de todos los actores que debe expresarse en un gran pacto entre el poder público y las empresas. La Plataforma Tecnológica de Alimentación Food for Life Spain, liderada por FIAB, se encarga de transmitir las necesidades de la industria a la administración en este ámbito e implicar al mundo académico y financiero para el desarrollo de proyectos. Con este propósito, se consigue que la Academia trabaje en los temas más demandados por el sector y que los recursos invertidos produzcan avances trasladables al conjunto de la sociedad.
“El sector no ha precisado ni solicitado ningún tipo de ayuda
gubernamental durante este tiempo de crisis” No quisiera finalizar este artículo sin dejar de felicitar a la Asociación del Cuerpo Nacional Veterinario por la iniciativa de crear, incluso en estos tiempos de incertidumbre, una revista como esta que nace con clara vocación de servir de tribuna a todos aquellos que consideramos que tenemos algo que decir y, según palabras de su propio presidente, “poder comunicar las noticias que no han nacido todavía”… Os tomamos la palabra.
Perfil Horacio González Formación • Licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla (1984). • Diplomado en Hautes Etudes Europeennes por el College d’Europe, Brujas-Bélgica. • Diplomado en Comercio Exterior por ICADE, Madrid. • AD-1 y ADECA, Instituto Internacional San Telmo. Trayectoria profesional • Desde 2010. Secretario general de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB). • Miembro Suplente del Comité Económico y Social de la UE. • Presidente del Grupo Consultivo de Promoción Agroalimentaria de la UE. • Representante español en la Confederación Europea de Industrias Agroalimentarias (CIAA) • Presidente de la Task Force Commercial Relations. • Consejero del ICEX.