Desarrollo y aclimatación de nulíparas. Anaporc Jun 11

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Artículo científico

Desarrollo y aclimatación de nulíparas.

Puntos clave de la productividad de las pirámides porcinas (I)

José María González Fernández, jefe de Producción1. José Joaquín Sánchez Serrano, veterinario, responsable de cebo1. Arturo López Sánchez, veterinario, responsable de I+D1. José Manuel Pinto Carrasco, ingeniero agrónomo, Jefe Departamento de Granjas1. Manuel Toledo Castillo, veterinario, responsable de granjas1. Teresa Coll Mas Vidal, Técnico veterinario 2. Iván Hernández Caravaca, Técnico veterinario 2 1 2

Juan Jiménez García SAU, Lorca (Murcia). Boehringer Ingelheim España.

1. Introducción Para obtener resultados óptimos, no sólo en la productividad de las granjas sino en la línea de cebo, es necesario contar con nulíparas de calidad (entendida como posible desarrollo de todo su potencial). Ésta es una de las tareas a las cuales debemos dedicar más tiempo y recursos en nuestro trabajo como veterinarios en las explotaciones. La única manera que tenemos de mejorar el estatus sanitario de nuestras explotaciones es la introducción de nulíparas lo más sanas posibles, pero inmunológicamente activas. La sanidad de nuestra reposición hará de factor de dilución sobre la sanidad de la población receptora (bajando la presión de infección al introducir animales sanos, pero que son capaces de desarrollar una buena respuesta inmune), y de esta manera se incrementará el estatus de la granja. Esto dará lugar, por una parte a un incremento de la productividad de la explotación, entendida por el valor de lechones destetados por cerda y año, y en segundo lugar tendrá una fuerte influencia sobre el desarrollo de los animales en la línea de producción (transición y cebo), mejorando todos sus indicadores productivos. Con la mejora de la calidad de las primerizas se aumenta la viabilidad de éstas en los primeros ciclos y se minimizan los problemas de adaptación a la explotación que hacen, en la mayoría de los casos, que sean eli-

minadas por baja productividad, en un porcentaje mucho más alto que las multíparas1 con lo que se incrementa la tasa de retención de cerdas en la explotación.

2. Objetivos Para conseguir unos buenos resultados productivos y económicos dentro de nuestras explotaciones es necesario marcarse una serie de objetivos que para nosotros se pueden resumir en: › N o superar el 50% de reposición anual. Esto hace que no se aumente el censo de primerizas de la explotación. Hay que tener en cuenta que con un alto número de nulíparas, el crecimiento medio en la línea de cebo es inferior ya que las camadas de las nulíparas crecerán menos. › T ener una eliminación en los tres primeros ciclos de un 20%, contando las nulíparas que entran en la zona de cubrición y son desechadas por fallos en la eficacia reproductiva. Si aumenta la eliminación temprana de las cerdas, no alcanzarán su pico de productividad entre el 3º y 5º parto y esto nos penalizará en la cantidad y calidad de los lechones.


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19 › T ener marcado un objetivo de 65-70 lechones destetados de media por cerda a la baja en la explotación, ya que la amortización de las cerdas es un indicador del coste del lechón destetado. › C onseguir que las nulíparas tengan un crecimiento desde el nacimiento hasta la cubrición de entre 600 a 800 gramos diarios. Si se superan estos valores, tendremos cerdas demasiado pesadas que darán lugar a problemas de aplomos e incrementaremos los aplastamientos en el periparto. Las cerdas que no lleguen a estos pesos de crecimiento tendrán una presentación de la pubertad más tardía y un peor desarrollo reproductivo7. › E l 95% de las nulíparas tendrían que tener al menos un celo antes de los 200 días de vida. › R especto a la eficacia productiva y reproductiva, el objetivo sería tener primerizas con el 90% de tasa de partos y que desteten lechones con 6,5 kg (sería animales con 23 días de media y para 12 nacidos vivos y 10,8 destetados por cerda). Mantener en la explotación un número de lechones destetados por banda constante, sin que existan picos de producción. Para conseguir todo esto, debemos establecer unas estrategias de actuación en la granja que serán las siguientes: 1. Estrategias nutricionales. 2. Estrategias sanitarias. 3. Estrategias de adaptación en el manejo de las nulíparas y primerizas. 4. Estrategias relativas al censo necesario de nulíparas de la explotación.

3. Estrategias nutricionales El factor edad y peso en las primerizas, así como el espesor de la grasa dorsal, son los parámetros más importantes a la hora de establecer una sistemática de trabajo en granjas. El valor de la grasa dorsal va teniendo mayor importancia trabajando con las razas actuales y es un indicador de manejo de la alimentación en la explotación. Este valor no puede tener una variación mayor de ± 5 mm de espesor.

De las distintas estrategias nutricionales que podemos adoptar para llevar a la cerda primeriza al momento y condición deseada para la primera cubrición, una plausible es el manejo de 2 a 3 piensos. › E l primer tipo de pienso se consume entre los 20 y los 40-45 kg de peso vivo, con unas características similares al pienso de entrada a cebo (Cuadro 1), pero alargando el suministro hasta los 35 días. Cuadro 1: Características del pienso entre 20 y 40 kg (fórmula estándar). Energía Neta

2.450,00 kcal/kg

Energía Metabolizable

3.245,00 kcal/kg

Lisina

1,11%

Lys DIS (porc)

1,00%

Proteína bruta

16,63%

Acts. y grasas bruto

4,90%

Fibra bruta

4,05%

FND

12,25%

Calcio

0,68%

Fósforo

0,61%

› E ntre los 40 y los 110 kg, a la futura reproductora se le debe de administrar un pienso específico, para que tenga un buen desarrollo del esqueleto y mantenga un crecimiento ni demasiado lento ni demasiado rápido, en torno a los 700 g de ganancia media diaria. La concentración de minerales tiene que ser algo


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más alta, para disponer de un buen desarrollo de la osificación. Cuadro 2: Características del pienso entre 40 y 110 kg (fórmula estándar).

Cuadro 3.2: Características del pienso entre 110 kg y cubrición (Pienso de gestación). Energía Neta

2.300,00 kcal/kg

Energía Metabolizable

2.999,52 kcal/kg

Energía Neta

2.250,00 kcal/kg

Lisina

0,65%

Energía Metabolizable

3.025,06 kcal/kg

Lys DIS (porc)

0,53%

Lisina

0,90%

Proteína bruta

12,90%

Lys DIS (porc)

0,78%

Acts. y grasas bruto

4,50%

Proteína bruta

16,41%

Fibra bruta

6,56%

Acts. y grasas bruto

2,89%

FND

18,49%

Fibra bruta

5,04%

Calcio

0,90%

FND

14,84%

Fósforo

0,74%

Calcio

1,00%

Fósforo

0,71%

› E ntre los 120 kg y la cubrición, es la fase de adaptación de la nulípara a la granja y una posibilidad es el manejo de los piensos disponibles en la granja en función del estado corporal de la primeriza. O bien acabamos esta fase con el pienso anterior, o bien en función de las necesidades podemos administrar el pienso de lactación, o incluso el de gestación. Debemos adaptarnos a las condiciones de manejo de cada granja y todo esto tiene que ir encaminado a2: a) Un ritmo de crecimiento moderado. b) Que no haya animales con un excesivo peso corporal, que den lugar a problemas locomotores. c) Que las nulíparas tengan un buena deposición de tejido magro, ya que en las estirpes modernas es tan importante como la deposición de grasa (Coma J, Gasa J; 2007. Curso FEDNA). Cuadro 3.1: Características del pienso entre 110 kg y cubrición (Pienso de lactación). Energía Neta

2.350,00 kcal/kg

Energía Metabolizable

3.131,38 kcal/kg

Lisina

1,08%

Lys DIS (porc)

0,95%

Proteína bruta

17,25%

Acts. y grasas bruto

4,46%

Fibra bruta

4,57%

FND

15,01%

Calcio

0,92%

Fósforo

0,70%

La utilización de estos tres piensos es opcional, ya que debemos establecer las distintas estrategias en función de los objetivos generales que esperemos conseguir. En algunas explotaciones será el pienso de gestantes el utilizado en la fase de adaptación a la granja, mientras que en otras es necesaria la utilización del pienso de lactación (debido fundamentalmente a la logística de la granja, ya que la variabilidad en la calidad del pienso de gestación es mayor que la del pienso de lactación). Las nulíparas deben entrar en su primera cubrición con un peso entre 145 a 160 kg, con un buen estado de carnes y con una edad de aproximadamente entre 8 y 9 meses8. 3.1. Problemas locomotores Los problemas locomotores y las cojeras son la principal causa de eliminación de cerdas. Por este motivo, y aunque los factores más influyentes en este sentido son los genéticos y las características del suelo de la granja, las estrategias nutricionales tienen que tener este factor en cuenta y establecer un programa de monitorización de cojeras y aplomos en las granjas. Una de las patologías ocultas de las explotaciones y a las que menos tiempo dedicamos son las podales. Es muy frecuente que en la mayoría de nuestras granjas, y tras una observación atenta de los alojamientos de la recría, veamos un porcentaje de cerdas con crecimientos anómalos y lesiones tanto en la pared de la pezuña, como en la zona plantar (esto último da lugar a crecimiento descompensados). Ambos tipos de lesión producen apoyos anómalos. Este tipo de lesiones hacen que en el momento de la selección de nuestras futuras reproductoras, éstas no sean seleccionadas. Nuestro porcentaje de cerdas con selección positiva disminuye, con lo que el coste de la nulípara aumenta. A nadie puede sorprender que un envío a matadero de una cerda cuyas caracterís-


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21 ticas no son las requeridas por el matadero, y que además lleva en su coste de genética que no puede ser amortizado, conlleva que ésta nos cueste mucho dinero. Las nulíparas que entren en la explotación tendrán que asumir en su coste de producción el dinero perdido por los envíos a matadero. Las cerdas a las que no les detectemos los problemas serán capaces de incrementar los porcentajes de eliminación por fallo reproductivo, ya que cualquier proceso que afecta a los animales tiene una fuerte influencia sobre la eficacia reproductiva. De la misma manera, harán que eliminemos muchas cerdas, porque en las jaulas de cubrición las lesiones podales se incrementan y aumentará el porcentaje de cerdas gestantes sacrificadas. Factores de riesgo: › C alidad de alojamiento y del manejo de los animales. › Traumatismos. › Aportes de minerales y calidad de los mismos. Es evidente que es necesario un protocolo de evaluación de la calidad de los aplomos de las reproductoras; estos inciden de manera general en la salud de las cerdas. En caso de tener una alta prevalencia de problemas de pezuñas o de cojeras es necesario establecer medidas basadas en mejoras del bienestar animal (densidad de los animales, calidad del piso, etcétera). 3.2. Evaluación de pezuñas › P ared dorsal: revisar la presencia de grietas y que tenga el tamaño adecuado. › Á rea plantar: sobre-crecimientos del talón y presencia de grietas. Debemos establecer un programa de evaluación de pezuñas, ya que las lesiones en estas zonas darán lugar a un porcentaje elevado de eliminaciones en los primeros ciclos. Esto hace que aumente el coste del lechón por incremento de la reposición Por lo tanto, la productividad global de la explotación se verá alterada.

4. Estrategia sanitaria Una de las estrategias claves en la gestión de las nulíparas, y de las que surgen más puntos de dis-

Figura 1: Lesiones en pezuñas y aplomos. cusión, es la sanitaria. Nosotros daremos nuestra visión y pautas, pero cada estructura necesita adaptar las pautas a su modelo productivo; lo que sí daremos será el porqué de las acciones y el objetivo final que perseguimos. 4.1. Métodos de aclimatación frente a PRRS Con respecto a la adaptación de las nulíparas frente a PRRS y su introducción en granjas positivas, cada día conocemos más sobre la enfermedad y este conocimiento es el que nos debe permitir completar nuestro programa de adaptación. A nuestro parecer, lo mejor es que las nulíparas partan de núcleos negativos (como criterio de calidad sanitaria de las nulíparas); de esta manera se mejora el estatus sanitario de la granja. Mejorando el estatus de las nulíparas introducidas en una explotación se producirá lo que denominamos factor de dilución, y así hacemos que los animales con mejor estatus desplacen la sanidad de la explotación hacia la mejora del estatus sanitario general. Es lógico que una vez que tenemos en las recrías nulíparas de 18 kg negativas a PRRS, el objetivo final que perseguimos es disponer de animales inmunizados a medio-largo plazo y la medida que podemos utilizar son los niveles de anticuerpos que, protectivos o no, nos dirán que hemos tenido un contacto con el virus y la fuerza de la respuesta. Todos los animales deben ser ELISA positivos y por supuesto PCR negativos antes de entrar en la granja de producción de destino. Para llegar a conseguir esto, dependiendo de las circunstancias en las que nos encontremos, hacemos uso de varias herramientas:


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› L as infecciones con virus campo de la granja receptora; tras la infección, el periodo de enfriamiento ha de ser de mínimo 100 días. Por lo que debemos conocer el periodo de recirculación del virus en la recría de reproductoras. › V acunación, para reducir el tiempo de viremia y el tiempo de enfriamiento de los animales infectados (que suele ser de unas 12 semanas)3. La utilización de vacunas atenuadas o inactivadas dependerá de las circunstancias en las que nos encontremos, y deben ser contempladas como una herramienta más en el control de la enfermedad. En cuanto a la existencia de protección heteróloga (tanto con virus campo como con virus vacunal) o no, es necesario aclarar que el comportamiento del virus en el cebo no tiene nada que ver con el componente en reproductoras. En los dos casos la clínica es distinta y el comportamiento de la recirculación del virus en una granja vacunada o no vacunada también es diferente. A nuestro parecer no existe protección heteróloga en el caso de los cerdos de cebo. En cambio en las granjas de reproductoras, ya sea por las características de su respuesta inmune por vacunaciones repetidas o por otras causas, sí que encontramos cierto grado de protección heteróloga. En ambos casos debemos efectuar una valoración de las distintas opciones, tanto de la vacunación como de la posibilidad de medicar, con objeto de controlar los posibles secundarios, y hay que tener en cuenta que el escenario desde la introducción de la vacunación de circovirus ha cambiado considerablemente. 4.2. Vacunación frente a ileitis proliferativa La vacunación de las futuras reproductoras frente a ileitis está plenamente fundamentada: la mayoría de las granjas son positivas a la enfermedad. En la granja, son las primerizas las que ocupan un papel muy importante en la trasmisión de la enfermedad a sus camadas4. Cualquier procedimiento para la mejora de la salud intestinal de las nulíparas tiene un importante retorno de inversión en la explotación, ya que aumentará la sanidad de la granja en general y de los lechones producidos. La vacunación al destete de las futuras reproductoras nos aporta, por una parte, un mayor crecimiento5 y mayor homogeneidad de las mismas en el periodo de recría, con lo que el porcentaje de selección positiva será mayor, y una menor trasmisión una vez instaladas en la granja de producción.

4.3. Vacunación frente a circovirus porcino tipo 2 Es sin duda la vacuna que ha cambiado el escenario de la producción porcina. En las primeras semanas de vida, la vacunación de circovirus la realizaremos por dos motivos: el primero, porque los animales vacunados responden mucho mejor a cualquier contingencia sanitaria durante su crecimiento, con lo cual el nivel de homogeneidad de pesos aumenta. El segundo motivo es que, si se realizan infecciones controladas de PRRS, la respuesta de los animales a los tratamientos antibióticos mejora de manera notable. En ambos casos, con la vacunación de circovirus, los descartes de nulíparas en la recría también disminuyen de manera notable. En los últimos años estamos experimentando una reducción de las bajas en reproductoras, probablemente debida al incremento de la sanidad global de las mismas y, en cierto modo, debido a la inclusión de la vacunación de circovirus en las recrías de futuras reproductoras. 4.4. Vacunación frente a neumonía enzoótica De la misma manera que las primerizas juegan un papel principal en la epidemiología de la ileitis, también lo juegan en la transmisión a su camadas de Mycoplasma hyopneumoniae. Este tipo de animales son los que trasmiten la infección a sus camadas, por lo que las camadas de primerizas serán una subpoblación que tiene características inmunológicas distintas que el resto de las camadas de los demás ciclos de la explotación. Maria Pieters ha publicado algunos trabajos sobre el grado de trasmisión de inmunidad humoral y celular de micoplasma. En ellos se demuestra que los lechones encalostrados con su propia madre reciben un aporte de inmunidad pasiva que es tanto celular como humoral. En el otro extremo encontramos los lechones que se encalostran con una madre adoptiva, aún en las primeras horas de vida, que únicamente son capaces de adquirir inmunidad humoral no siendo permeables a la inmunidad celular. Estas conclusiones pueden servir no sólo para la neumonía enzoótica, sino también para otras enfermedades.

Nota En el próximo número de Anaporc publicaremos la segunda y última parte del artículo, en donde los autores referirán las diferentes estrategias de adaptación de las nulíparas, así como las relativas al censo de las mismas en la explotación.


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