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José Carlos Díez La nueva era global tras Ucrania

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La nueva era global tras Ucrania

Foto: iStock.com/da-kuk

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José Carlos Díez // Profesor de Economía Universidad de Alcalá y Presidente de LUAfund

En 1945 el mundo quedó dividido en dos en la denominada Guerra Fría. EEUU y la URSS lideraban ambos bandos y China era la gran potencia asiática. Tras el fracaso en Vietnam y Corea, EEUU cerró un pacto de no agresión con los chinos cediéndoles Asia con el compromiso de no apoyar a los soviéticos. Tras la muerte de Mao Zedong, China era una economía atrasada y pobre y abandona el sistema de planificación para integrarse en las economías de mercado.

En 1980, China tenía mil millones de habitantes, con una renta por habitante de 700 dólares en paridad de compra 90% de pobreza extrema y suponía el 2% del PIB mundial. Hoy China tienen 1.400 millones de habitantes, ha multiplicado por 25 veces su renta por habitante, ha reducido su tasa de pobreza extrema al 10%, es la mayor economía con casi el 20% del PIB mundial y líder tecnológico en varios sectores digitales, renovables, etcétera.

Rusia tiene 146 millones de habitantes, su economía es el 3% del PIB mundial, una sexta parte de la china, y es básicamente una economía primaria exportadora de materias primas, con escaso contenido tecnológico. Por lo tanto, el nuevo conflicto geopolítico es entre EEUU y China. Rusia juega el papel de China en la guerra fría y aspira a recuperar sus áreas de influencia durante el periodo soviético.

El 4 de febrero de este año Putin viajó a Pekín para la inauguración de los juegos olímpicos de invierno. Aprovechó el viaje para firmar un documento de diez páginas con Xi Jinping, presidente chino, donde definen el nuevo orden mundial. Hablan de Naciones Unidas, a su manera, de la Agenda 2030, a su manera, de la Democracia y los derechos humanos a su manera, etcétera. Rusia

Rusia juega el papel de China en la guerra fría y aspira a recuperar sus áreas de influencia durante el periodo soviético

reconoce que Taiwán es china y China reconoce que la zona de influencia soviética es rusa. Eso incluye, además de Ucrania, a Polonia, Hungría, Repúblicas Bálticas, Rumania, Bulgaria, etcétera. Todos ellos países miembros de la Unión Europea y de la OTAN. Y han acordado desarrollar la economía de esa área con inversiones chinas, especialmente en la antigua ruta de la Seda.

No obstante, la relación entre China y Rusia ha estado plagada de conflictos fronterizos desde el siglo XIX, el último fue en 1969. Rusia es occidental y su religión es judeocristiana y tiene poco en común con China. Ni compartir sistema comunista les llevó a tener buenas relaciones durante la Guerra Fría. En la crisis de Ucrania, China no quiere aparecer próxima a Rusia y contaminarse de las atrocidades y el coste reputacional que Putin está teniendo. Los chinos son pragmáticos y van a lo suyo pero apoyan a Rusia en todas las resoluciones de Naciones Unidas e intentarán ayudar a su aliado para sortear las sanciones económicas.

El conflicto entre EE.UU. y China comenzó con Donald Trump. En 2018 el arancel promedio en EEUU para importaciones desde China afectaba a muy pocos productos y era del 8% de promedio. En 2019 Trump lo amplio a la mayoría de productos y lo aumentó al 25% de promedio. En 2021 Joe Biden eliminó la mayoría de medidas aprobadas por Trump menos la presión sobre China que la intensificó.

El conflicto se ha contagiado de lo económico a lo geoestratégico y la crisis de Ucrania ha dejado ya de manifiesto que el mundo vuelve a ser bipolar. Europa también ha dejado de ser neutral. China es el principal país de importaciones europea, con 472.000 millones de euros en 2021 el 22% del total, casi el doble que diez años antes. China es el tercer país destino de las exportaciones europeas, 223.000 millones en 2021 el 10% del total. Por lo tanto, el déficit comercial en 2021 fue de 248.000 millones.

La presidenta de la Comisión Europea y el presidente del Consejo tuvieron recientemente una Cumbre Bilateral con Xi Jinping muy tensa. Europa exigió a China acabar con la neutralidad con Rusia en la invasión de Ucrania y que no facilitará a Putin saltarse las sanciones económicas o activarían medidas proteccionistas contra China, como hizo Trump. Europa se posiciona, como es lógico, con EEUU y la OTAN en el nuevo orden bipolar.

En el sistema financiero también habrá implicaciones del nuevo orden. La integración financiera desde los años ochenta ha sido más intensa que la comercial y la deuda mundial ha pasado del 100% al 250% del PIB. China tuvo un elevado superávit exterior hasta 2008 y acumuló cuantiosas reservas de divisas que ha invertido principalmente en deuda pública de EEUU. A ninguno le interesa una crisis financiera, pero conviene recordar que Lehman Brothers quebró pocas semanas después que China decidiera dejar de invertir en Fannie Mae y Freddy Mac, las dos agencias hipotecarias americanas. España tiene mucha deuda pública y es nuestra principal vulnerabilidad.

El conflicto se ha contagiado de lo económico a lo geoestratégico y la crisis de Ucrania ha dejado ya de manifiesto que el mundo vuelve a ser bipolar

Otra implicación importante será en la lucha contra el cambio climático. China es el país con más emisiones contaminantes que aceleran el calentamiento global y es el mayor consumidor mundial de carbón, la energía más contaminante. Para sustituir el carbón, China ha aumentado estructuralmente el consumo de gas y ha provocado el fuerte aumento del precio del gas en el último año. El acuerdo con Putin puede derivar en nuevos gaseoductos desde Siberia a China que compitan con el gas que ahora llega a Europa, principalmente a Alemania. La Comisión Europea ha priorizado la inversión en renovables para reducir la dependencia del gas ruso. España tiene el doble de horas de sol que nuestros socios europeos, viento, empresas, ingeniería y tecnología para convertirse en la Arabia Saudí europea de la nueva era energética.

No se puede desaprovechar una crisis. n

España tiene el doble de horas de sol que nuestros socios europeos, viento, empresas, ingeniería y tecnología para convertirse en la Arabia Saudí europea de la nueva era energética

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