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Editorial
EDITORIAL | Solo un poco más
Por Profesor Daniel Favieri Tuzio
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La humanidad ha progresado. Y no queda duda de ello. Pero a su paso, en torno al perfeccionamiento, fue dejando una huella que en la actualidad parece muy cuesonable.
Es muy dicil entenderlo sin tener en cuenta algunos factores relacionados con la historia. Debemos tener en mente factores que no pueden ser obviados a la hora de comprender nuestra realidad, modificada por los avances de la Revolución industrial.
Los siglos XVIII y XIX fueron, en ese sendo, un empo para que la relación espacio/empo fuera racionalizada de otra forma. Y las grandes potencias mundiales tomaron nota de su hegemonía.
La humanidad, perverda en sus nociones, comenzó a moverse en torno a las exigencias del momento. Los humanos nos volvimos pragmácos y adaptables. Fuimos engranajes de máquinas, fuimos material descartable y fuimos alineados a un movimiento inesperado. El de la explotación de los Recursos Naturales.
No podemos dejar al margen lo mencionado. La racionalización (el pensamiento del progreso) fue puesto a merced de la velocidad y la consumación de una producción capitalista que cada vez nos exige más.
Así, es menester recordar que la sociedad, envuelta en un consumo desesperado y en un contexto de descarte, no encuentra más pragmasmo que el del avasallamiento. Callar para otorgar.
Silencio por quietud. Mirar para adelante sin detener el empo que, en la verginosa velocidad del movimiento, termina por consolidar un sistema extracvo, destrucvo e impiadoso.
Pareciera ser entonces que, en el acto de connuar, no podemos reparar en lo que estamos perdiendo en cada incendio, en cada inundación, en cada plásco, en cada papel en la calle. Pero es por el solo hecho de no detenerse. De no levantar la vista para pensar en el otro o en la otra. Para no escuchar.
La humanidad le pide a la erra que respete la vorágine de un movimiento iniciado en los siglos pasados pero que empieza a poner en conflicto nuestras propias equivocaciones. Es en la actualidad en donde senmos que cada una de las cosas mencionadas comienza a enfermarnos de estrés, de nerviosismo o de toxicidad. Vivir saludablemente no es una locura, la locura es no saber frenar.
Nosotros en pandemia extrañamos al mundo sin nosotros, al empo que le exigimos a la erra un esfuerzo más. Y vamos camino a la desidia del desamparo, allí donde no importan los márgenes, solo importa lo individual. ¿Cuándo volverá a pesar lo colecvo? ¿Cuándo pesarán las ideas de lo comunitario y cooperavo? ¿Cuándo encontraremos en la magia de la erra nuestra propia ilusión?
Los seres humanos exigimos, dominamos, hacemos guerras, olvidamos. Y la erra está hablando. Sin embargo, los seres humanos… no escuchamos. Siempre pedimos más.
“Que el universo tenga algún sendo en el quelarazahumananovaanada, osea, noes la razahumanalaculminación de lacreación, sino simplementeun aspectolateral sin importancia” Alejandro Dolina.
Responsables pedagógicos Directora: Karina Necol Vice – Director: Gastón Romero