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Un cuento para reflexionar

En convivencia con Nuestra Casa Común

UN CUENTO PARA REFLEXIONAR Por Rocío Álvarez y Guadalupe Flecchia

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En un principio exisan dos grandes comunidades: una de ellas obtenía alimentos de cualquier po con mucha facilidad mientras que la otra conseguía comida en malas condiciones o directamente no tenía acceso a ella. La comunidad más “privilegiada” no conocía las condiciones tan lamentables en las que vivía la comunidad más pobre, porque vivían casi aislados del mundo exterior y no veían lo que pasaba allí.

Un día, un joven de la comunidad más privilegiada llamado Pedro, salió al bosque para tomar un poco de aire. Pedro estaba caminando muy tranquilamente cuando se encontró a una chica que, por su ropa y apariencia, parecía vivir en ese bosque. A él le pareció muy extraño que haya una chica buscando comida en la basura y no se resisó a preguntarle:

“Hola... soy Pedro. llamas?”le preguntó. Y vos ¿cómo te

“Hola, soyNina... ¿estás buscandoalgo?” respondió la joven muy confundida y con miedo.

“Mmm... no precisamente, solo tenía curiosidad, ¿por qué buscas comida en la basura?”preguntó Pedro.

“¿Vos crees que todas las personas vivimos igual de bien que vos? Vos sí podés comprarcomidayobteneralimentos decalidad. Pero los que vivimos por esta zona, no podemos conseguir casi nada y tampoco podemos poner unahuertaporque laerraestámuysecayhay muypocavegetación”dijo Nina.

“No tenía idea de que esto ocurría. Y la gente de mi comunidad tampoco debe saberlo, nuncahabíavisto lavidade este lado. Nosotros tenemos comida, ropa, agua, y no sabemos ver que en un futuro quizás, no podamos tenermás de estos recursos o bien, los usamos como si fueseneternos ysinsaberquegentecomovos se las rebusca para sobrevivir” respondió Pedro muy confundido y decepcionado.

“Estamos luchando hace mucho empo porque las autoridades de tu comunidad nos escuchen y nos puedan brindar comida. La ulizan como un negocio yno como un derecho al quedebenteneraccesotodas las personas, sin importar su posición económica. Venden alimentos nosustentables, arruinandoel planeta yles hacen mal alos consumidores al no ingerir comida de calidad y saludable. Tampoco nos dejan praccarlaagroecología, que seríaunade las únicas maneras deasegurarunaalimentación sana y de calidad, y que también nos daría más oportunidades detrabajoal menos” dijo ella.

“Guau, nuncahabíapensado en esto, no sabía que vivían de esta manera... Prometo ayudarte en cuanto pueda, pero ahora está anocheciendo y me tengo que ir” respondió Pedro.

“Gracias, creí que nunca ibas entenderme... nos vemos pronto”dijo Nina. a Pedro comenzó a caminar muy pensavo e impactado por todo lo que había oído, se imaginaba todo el pesar de esa pobre gente y le daba escalofríos. Siguió pensando y pensando hasta que se le ocurrió una increíble idea. Cuando llegó a su casa les contó a sus padres todo lo que le había pasado ese día y lo que él tenía pensado. Sus padres lo entendieron y lo apoyaron, comenzando juntos un proyecto de “Todos porla soberaníaalimentaria”.

Su objevo era convencer a las autoridades de que el camino más justo y correcto en cuanto a la alimentación sería el que permita el acceso al alimento en formas justas e igualitarias entre todos. Pedro comenzó a moverse y difundir este mensaje generando que, poco a poco, más personas se sumen a su causa y así llegar a la máxima autoridad y hacerlos entrar en razón.

Finalmente, después de un largo empo de manifestaciones y luchas, se declaró la soberanía alimentaria de los pueblos y todos consiguieron igualdad de condiciones, por lo que las comunidades se unificaron, formando una única comunidad, sin disnción en el consumo de alimentos.

Cuento: adaptación arsca y fantasiosa de la soberanía alimentaria actual.

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