En convivencia con Nuestra Casa Común
UN CUENTO PARA REFLEXIONAR Por Rocío Álvarez y Guadalupe Flecchia
En un principio exis an dos grandes comunidades: una de ellas obtenía alimentos de cualquier po con mucha facilidad mientras que la otra conseguía comida en malas condiciones o directamente no tenía acceso a ella. La comunidad más “privilegiada” no conocía las condiciones tan lamentables en las que vivía la comunidad más pobre, porque vivían casi aislados del mundo exterior y no veían lo que pasaba allí. Un día, un joven de la comunidad más privilegiada llamado Pedro, salió al bosque para
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tomar un poco de aire. Pedro estaba caminando muy tranquilamente cuando se encontró a una chica que, por su ropa y apariencia, parecía vivir en ese bosque. A él le pareció muy extraño que haya una chica buscando comida en la basura y no se resis ó a preguntarle: “Hola... soy Pedro. Y vos ¿cómo te llamas?” le preguntó. “Hola, soy Nina... ¿estás buscando algo?” respondió la joven muy confundida y con miedo.