Estimado don Guanella: A través de estas sencillas palabras queremos expresarte lo importante que ha sido para nosotros ser partícipes del carisma y espiritualidad guanelliana, especialmente en este momento tan difícil que nos está tocando vivir. Llevamos meses en los que el vincularnos con otros, se ha vuelto muy complicado, pero no imposible, sobre todo si se tiene presente lo que tú siempre nos enseñas: “la caridad es vínculo que une los corazones…”. Durante este tiempo nos hemos llenado de inquietudes, sobre todo al descubrir cómo la pandemia del COVID-19 ha agudizado las desigualdades sociales, la pobreza y la soledad, especialmente entre los ancianos, en donde se hace evidente la denominada “cultura del descarte”. Nos surge preguntarte padre Luis ¿Cómo viviste este vínculo de la Caridad en situaciones adversas? ¿Qué podríamos hacer hoy nosotros? ¿Cómo podríamos llevar la alegría y la esperanza del Evangelio? ¿Cómo ayudar a aquellos que son descartados, que se encuentran solos? Me acuerdo de aquella cena en Como en la que, durante el brindis, delante de un centenar de personas, nos dijiste: “Sed caritativos constantemente, no hablo de la caridad de bolsillo, les hablo de la caridad de persona que consiste en prestarse voluntariamente y con amor a las necesidades de los demás”. Y nos enSed caritativos viaste a todos a salir al encuentro y a hacer familia con aquellos constantemente. que “no tienen a nadie”.
Prestaros voluntariamente y con amor ante las necesidades de los demás.
Queremos seguir tu ejemplo, imitar tu ingenio y creatividad buscando vivir la Caridad con cada una de las personas que la Providencia va poniendo en nuestro camino, sabiendo que “no hay límites para la caridad, que nuestros límites son los del mundo”. Gracias, Guanella, por tu insistencia y tus ánimos para no dejarnos llevar por la indiferencia e invitarnos a que nos juguemos la vida por grandes ideales, porque como tú siempre dices; “un corazón cristiano que cree y que siente no puede pasar ante las indigencias del pobre sin auxiliarlo; en esto se conoce que uno es verdadero seguidor de Jesucristo, si tiene caridad por los pobres y los que sufren, en quienes está viva la imagen del Salvador” Don Guanella, sigue indicándonos el camino para poder vivir unidos en la Caridad, siendo fieles a los caminos que la Providencia vaya abriendo. Gracias por confiar en nosotros e impulsarnos a ir hacia adelante, apostando siempre por el sueño de Dios Padre, por el sueño de ser una familia unida, en la que nadie se quede atrás.
¡En todo Caridad!
Del Evangelio según San Lucas 10, 25-37 En esto se levantó un maestro de la ley y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?». 26Él le dijo: «¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?». 27Él respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo». 28Él le dijo: «Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida». 29Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?». 30Respondió Jesús diciendo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. 31Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. 32Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó a donde estaba él y, al verlo, se compadeció, 34y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”. 36 ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?». 37Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Jesús le dijo: «Anda y haz tú lo mismo».
1. BUSCA SILENCIO Te proponemos esta canción para orar: “Cosas de locos” - Alberto y Emilia Arija 2. MEDITACIÓN Con mucha alegría y “de puntillas” te invito a entrar en este pasaje evangélico dejándote “sorprender” porque la Palabra de Dios es SIEMPRE NUEVA y, aunque esta parábola es muy conocida seguramente el Señor quiere decirte algo NUEVO. Estos versículos revelan el rostro del Padre y su nombre es MISERICORDIA. Y aunque quizá no lo hayas pensado nunca, es importante saber que el fruto de la conversión no es tu perfección, sino Su Misericordia. No te eludas creyendo que te puedes salvar tú sólo, tú con tus méritos, tú con tus logros, tú con…. Este evangelio te invita a conjugar la “voz pasiva” de muchos verbos para que, Otro te recoja, Otro te limpie, Otro te sane, Otro te ame, ¡¡¡Otro te salve!!! La esencia del pecado, que nos roba la serenidad, es creer que tu solito/a puedes con todo, que todo depende de ti, de tus capacidades, de tu coherencia, de tus obras, … y así logramos quitar a Dios de nuestra vida, porque en el fondo no le necesitamos.
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Te invito a empezar este camino de purificación, rindiéndote a la misericordia del Señor, abandonándote a su amor, entregándote al Único que puede sacarte del sepulcro. ¡¡Ojalá puedas experimentar la dulzura de su misericordia!! Jesús cuenta esta parábola para que sepas cómo Él te ama. • • •
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Te ama cuando bajas de Jerusalén a Jericó, es decir, a la profundidad del infierno. Te ama cuando te dejan medio muerto, cuando no eres ni un cadáver ni una persona viva. Te ama cuando pasa de largo un sacerdote, porque representa la ley y el culto, que no podrán nunca regalarte la salvación. Menos mal que no se paró porque no hubiera servido de nada. En la muerte, la ley no nos salva, sólo nos acusa. Te ama cuando un levita da un rodeo y pasa de largo, porque la liturgia de los levitas no tenía ninguna relación con la vida de las personas. Ese tipo de culto te separa de los demás, te lleva a la frustración y no te salva la vida. Te ama cuando el samaritano se detiene porque es el único que puede darte la vida, porque la única cosa necesaria cuando estás a punto de morir es el AMOR. Te ama y te lleva a la posada, a la Iglesia: lugar donde todos tienen cabida. Te ama y se preocupa de dar dos denarios al posadero, todo lo que puede servirte para dos días (un denario era el salario de un día de trabajo de un obrero) porque al tercer día VOLVERÁ, será el día de la RESURRECCIÓN, de la VIDA NUEVA. Cristo mantiene su Palabra y demuestra que la muerte no acabará venciendo, sino que será vencida. De esta experiencia, del sentirse perdonado y amado profundamente, nace la fe, TU FE.
Para terminar, te invito a hacerte esta pregunta: Y a mí ¿Quién me quiere? Sor Sara Sánchez, hsmp 3. ORACIÓN
Padre, enséñanos y ayúdanos a ser buenos seguidores de tu Hijo, a ser un buen samaritano, que el dolor ajeno no puede ignorar. Como un buen hermano que tiende su mano al que está sufriendo en soledad. Que seamos portadores de amor, pues lo que hacemos por los pequeños, aunque perdamos a veces el sueño lo hacemos contigo Señor. Gracias por salir a nuestro encuentro y darnos tu aliento para continuar la misión. Amén
La situación actual de la pandemia ha puesto a prueba, en numerosas ocasiones, la fe y la caridad. En mi país, Argentina, actualmente nos encontramos en el momento más álgido de la pandemia. El sistema de salud se encuentra saturado, las cifras de muertos se han incrementado a una gran velocidad y son numerosas las personas sumidas en la pobreza. Esta realidad, como cristiana católica, me interpela acerca de cómo puedo vivir todo esto desde la fe y la caridad. Pensemos en la situación, el estado pide que nos resguardemos en nuestras casas. Sin embargo, vemos como las necesidades son cada vez mayores. Cientos de familias que antes trabajaban como autónomos o en trabajos de gran inestabilidad, actualmente, se encuentran en desempleo y sin poder acceder a los recursos básicos como la alimentación, productos de higiene y, además, el frío está golpeando fuertemente a estas familias. Muchas de ellas se han visto obligadas a dejar de pagar el alquiler, pasando a vivir en una situación de más precariedad. Ante esta realidad, ¿qué podemos hacer? ¿Debemos permanecer ajenos a esta situación? ¿Cómo podemos seguir siendo caritativos y cumplir a la vez las normas establecidas para evitar la propagación del COVID19? Creo que para hacer un buen discernimiento y ver cuál sería el mejor modo de actuar, las preguntas que más nos pueden ayudar son; ¿qué haría Jesús en mi lugar? ¿Cómo actuaría Don Guanella? La respuesta a estas preguntas, no pretenden ser una invitación a romper las normas, sino a pensar y buscar formas creativas que eviten aislarnos de los demás y prestar una ayuda a sus necesidades.
“Lo que hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo” (Mt 25, 40) Noelia Aparicio (La Rioja, Argentina) 4
Caridad. Una palabra tan corta, pero que si profundizamos en ella se convierte en tema no solo de estudio o reflexión, sino de aprendizaje y de práctica. No podemos olvidar que la caridad, sin duda alguna, fue la virtud y mayor riqueza espiritual que siempre caracterizó a Don Guanella. Desde muy pequeño empezó a manifestar su preferencia por los más pobres. Su hermana Catalina y él jugaban a mezclar el agua y la tierra en los orificios de las rocas, en forma de olla, y se decían con gran sencillez: “cuando seamos adultos, haremos sopa para los pobres”. Este deseo por ayudar a los más necesitados fue lo que marcó su vocación que se concretará en todo un programa de vida: “no podemos detenernos mientras que haya pobres que socorrer”. Para él, sus predilectos siempre fueron los pobres, huérfanos, ancianos, enfermos y los por él llamados con ternura “buenos hijos”. Cuanto más necesitados eran material y espiritualmente, más queridos eran en su corazón y más desbordante eran sus demostraciones de afecto y estima. Por ello, como jóvenes, estamos invitados a tener un corazón que cree y siente y, al ejemplo de San Luis Guanella, ser verdaderos seguidores de Jesús, practicando la caridad frente a los necesitados y aqueNo podemos detenernos, llos que sufren.
mientras haya pobres que socorrer. Estamos llamados a vivir la caridad con los que sufren y a hacer familia con ellos.
Como jóvenes tenemos la vitalidad para poder hacer diversas obras de caridad. Una buena manera de ponernos en marcha y ver si estamos viviendo en esta dinámica de servicio, sería preguntarnos al finalizar la jornada: ¿qué hice hoy por los demás? Y algo mucho más importante, ¿cuánto amor puse en lo que hice? Recuerda que lo esencial no es cuantas cosas hagas por los demás, sino el amor que colocas en las acciones que realizas. La fe siempre debe ir de la mano de la caridad, sin amor no hay fe. Sólo se cree si se ama al prójimo. No olvidemos mantener siempre la presencia viva y latente de San Luis Guanella y que, a ejemplo suyo, tengamos la sabiduría y la caridad necesaria para continuar el camino abierto por Jesús y podamos seguir creciendo en la fe y en el servicio a los demás. Confiando siempre en la Providencia paternal de Dios y teniendo como modelo de entrega nuestra Madre la Virgen María, Madre de la Divina Providencia.
KEYWORD: CARIDAD Impulso interior para hacer el bien y caminar por la vía de la solidaridad, la verdad, la justicia y el amor. La caridad es una acción concreta, hecha con cariño, hacía la otra persona. Es donde podemos vaciarnos de nosotros mismos, para ir al encuentro del hermano más necesitado y llenarnos, con ellos, de un amor sin medida.
Esta canción nos recuerda, en especial en el contexto actual en el que estamos viviendo, que lo que nos une como jóvenes guanellianos son los deseos que tenemos de cambiar el mundo, sosteniéndonos y buscando hacer siempre el bien. Estamos en un tiempo en donde exigimos a las autoridades que hagan una correcta gestión del sistema sanitario y de los recursos. Sin embargo, tenemos que tomar conciencia sobre nuestro comportamiento individual porque ello afecta a todo lo que está pasando ahora. Para poder construir una sociedad más justa e inclusiva y que toda esta situación de la pandemia se resuelva lo antes posible, los jóvenes estamos llamados a cambiar y ser más responsables con nuestros actos. Hay una parte de la canción que dice: “si quiero un cielo nuevo, empiezo por mí”, tenemos que ser los protagonistas de ese cambio e invitar a los demás a sumarse. Movimiento Juvenil Guaneliano: “Cambiar el mundo” - Alejandro Lerner.
Dirección: Javier Fesser Guión: David Marqués, Javier Fesser Año: 2018 País: España Ver tráiler (haz click) ¿Por qué ver “Campeones”?: En la ficción, la aventura de un equipo de baloncesto, un tanto anárquico, formado por personas con discapacidad intelectual y guiados por un entrenador lleno de prejuicios. Una apuesta arriesgada la de esta cinta que superaba al último estreno de Spielberg, y que desmonta mitos y prejuicios sobre la discapacidad intelectual, subrayando la dignidad y el gran valor humano de estas personas. Sin sensiblerías y con veracidad. Aquellos jugadores conquistaron el corazón del entrenador y su vida se transformó gracias a aquel equipo solidario. Como decía su director, Javier Fesser: “La película ‘Campeones’ demuestra que todos tenemos limitaciones y enormes capacidades”. Más allá de los campeones de la élite y del sistema, podemos y debemos llegar a descubrir a los verdaderos campeones en nuestra sociedad. Son ellas y ellos, que tienen que hacer un esfuerzo mayor. Son sus familias. Y son los que no cuentan, las personas ´normales´, los enfermos, los niños desfavorecidos, la mujer en una sociedad desigual, los ancianos, los jóvenes, los padres y las madres de familia, los jubilados, que reclaman lo que es justo, los desempleados que luchan con denuedo, los que emigran porque no tienen nada que perder y un futuro por ganar, los que trabajan por un mundo posible más inclusivo, justo y humano, a pie de calle y en donde haga falta. 6
Cuando Jesús tenía sólo dos años, Herodes (que había escuchado que venía un recién nacido Rey de los judíos) les persiguió y Jesús junto a sus padres (María y José) tuvieron que huir en medio de la noche y refugiarse en Egipto. Su historia no está muy distanciada de la situación de miles de niños y niñas de Oriente Medio, Asia o América Latina, que tienen que huir dejando atrás las situaciones de violencia. Hoy el mundo se enfrenta a una gran crisis. En estos momentos hay más desplazados que en cualquier otro momento de la historia. Más de 22 millones de personas en el mundo se encuentran desplazadas porque en sus países de origen su vida corre peligro. La mochila de vida que traen consigo las personas refugiadas es muy pesada, ya que dejan atrás situaciones de violencia, por las cuales no pueden volver a sus países, y lo que genera mayor dolor y frustración por sus procesos migratorios.
En nuestras manos está aliviar esa mochila tan pesada y conseguir que sanen sus heridas. Unas heridas que de no ser tratadas a tiempo pueden producir hematomas o infecciones. La palabra de Dios debe ser nuestra guía, y no basarnos en miedos o sentimientos negativos.
``Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis.” (Mt 25, 35)
DonGuaBOOK: “Fratelli Tutti” , Papa Francisco, 2020 El pasado 3 de octubre el Papa Francisco firmó en Asís su tercera encíclica. El Pontífice busca responder, entre otras cosas, la pregunta del maestro de la ley en la Parábola del Buen Samaritano, ¿quién es mi prójimo? A lo largo del documento se nos hace una constante invitación a trabajar por construir una cultura del encuentro, de la fraternidad, guiada por el principio de la caridad y de la misericordia. Ya que “todos tenemos algo de herido, algo de salteador, algo de los que pasan de largo y algo de buen samaritano” (FT 69) y todos somos hermanos. En el link encontrarás el texto completo, ¡qué no la lean por ti! http://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papafrancesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html
Nací el 3 de mayo de 1991, en Londres, y fui bautizado el 18 de mayo. Unos meses más tarde me trasladé con mi familia a Milán. Desde pequeño mostraba un gran interés por todo lo relacionado con Dios. Mis padres, que no eran muy practicantes, poco a poco, se fueron acercando a la fe. Me acuerdo del día en que llegué a casa de la escuela, tenía siete años, y pedí a mis padres que me inscribieran a las catequesis para hacer la Primera Comunión. Tras hablarlo con el párroco, viendo que tenía muchas ganas de poder recibir a Jesús en la Eucaristía, solicitaron al arzobispado un permiso especial y me concedieron hacer la Comunión unos años antes de lo estipulado. En cuanto a mi tiempo libre, como a cualquier joven, me encantaba la informática y jugar al fútbol y a los videojuegos con mis amigos. Otro de mis hobbies era irme al campo con mi familia. Todas estas actividades, junto con el asistir todos los días a Misa, me ayudaban a ir descubriendo la presencia de Dios en lo cotidiano. La Eucaristía y la adoración al Santísimo Sacramento eran para mí la gran fuerza de mi día a día y es que: “somos más afortunados que los Apóstoles que vivieron con Jesús hace 2.000 años, porque para encontrarnos con Él basta con entrar a la Iglesia.” Como cualquier adolescente también cometía mis errores, pero encontraba siempre un gran consuelo en la confesión, además; “igual que para viajar en globo hay que descargar peso, también el alma para elevarse al Cielo necesita quitarse de encima esos pequeños pesos.” Desde que me encontré con Jesús veía imposible permanecer callado ante tan gran noticia y siempre que un amigo me pedía consejo, le recordaba que: “la felicidad es dirigir la mirada hacia Dios. La conversión no es otra cosa que desviar la mirada desde lo bajo hacia lo alto: basta un simple movimiento de los ojos.” Por otra parte, la fe y el ejemplo de san Francisco de Asís me llevaron a entablar amistad y a ayudar a todos aquellos de mi ciudad que se encontraban sin techo y sin los recursos básicos. Cuando tenía 15 años, en 2006, tras hacerme un control médico, me diagnosticaron leucemia. En un principio me asuste, pero rápidamente me vino a la mente que hemos nacido para el Cielo y que la Vida siempre tiene la última palabra. Así que decidí ofrecer al Padre mis sufrimientos por el Papa, por la Iglesia y por poder ir directo al Paraíso.
El 12 de octubre de 2006 nuestro amigo Carlo Acutis partió a la casa del Padre. Ahora desde el Cielo, junto a Jesús, intercede por nosotros y en especial por los jóvenes para que vivamos siempre la revolución de la Caridad, que nace del encuentro con Cristo. El papa Francisco aprobó que le declarasen beato el 10 de octubre de 2020, en Asís, la ciudad de san Francisco y santa Clara, sus grandes ejemplos. 8
Mi nombre es Ramón. Soy seminarista de tercer curso del seminario diocesano de Toledo. Durante el periodo de cuarentena, mientras estaba encerrado en casa con mi familia, observaba todas las situaciones tan difíciles que comenzaban a emerger en mi ciudad. Se me planteaba un gran dilema, marcado por la indecisión. ¿Qué podía hacer para ayudar sin que ello supusiera un riesgo de contagio para mi familia? Al fin, en las últimas fases del confinamiento, encontré la respuesta. Solicité al párroco unirme a los voluntarios de Cáritas para preparar bolsas de comida para la gente más necesitada. Esta experiencia fue muy enriquecedora. Ha sido una oportunidad para poder conocer, de primera mano, las distintas realidades y tomar conciencia de como la pandemia ha afectado, en especial, a las personas más vulnerables. Aunque, yo tampoco era invulnerable y perfectamente podría haberme visto más afectado. Esta situación me ha enseñado que estamos llamados a ser conscientes de nuestra responsabilidad de amar al prójimo, de vivir ese amor que nos lleva siempre a salir de nosotros mismos.
Hola, mi nombre es Jorge Enrique Álvarez Gutiérrez, acabo de cumplir 17 años. Formo parte de la comunidad juvenil de la parroquia Santa Lucía (Bucaramanga, Colombia) y soy miembro del grupo guanelliano Gualdera. Se preguntarán cómo llegué a esta parroquia. Bueno, pues todo inició cuando tenía 6 años y mi madre decidió apuntarme al grupo de infancia misionera. Durante esa época me acerqué a la figura de san Luis Guanella, en ese momento no conocía muy bien su historia, pero sí lo sabía dibujar a la perfección. Cuando cumplí 10 años inicié la catequesis de preparación a la Primera Comunión y más tarde, en 2018, me confirmé. En ese año, por cosas del destino, terminé en una reunión organizada por el padre Raúl, guanelliano, en la que discutían las finanzas del colegio de la parroquia. Después de finalizar aquella providencial reunión, el padre me invitó a ir al grupo juvenil guanelliano. Decidí asistir a una de ellas, aunque no estaba muy convencido. Pero quién lo diría, los encuentros del grupo juvenil me encantaron. Así que continué asistiendo, hasta que un viernes fui y no había nadie. En 2019, volví a recibir una llamada del padre Raúl, quien me invitaba a participar de nuevo en el grupo, junto con otros compañeros de la confirmación. Recordando los inicios en el grupo, decidí volver. Ese mismo año, organizamos una pascua juvenil tras la que me incorporé al equipo de coordinadores y animadores. Volviendo la vista atrás, sólo me cabe dar gracias por todas las experiencias vividas.
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