En Tenochtitlán (México) se rendía tributo a una semilla muy pequeña, pero de enorme potencial alimenticio: el huautli. Las prácticas locales lo mantuvieron y hoy en día, conocida como amaranto o alegría, es uno de los granos americanos más valiosos desde el punto de vista nutricional. Más de 500 años después los hombres seguimos rindiendo tributo a las semillas.