ARTÍCULO INTERNACIA: Sahel, un olvidado paraje en manos del terrorismo

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SAHEL: UN OLVIDADO PARAJE EN MANOS DEL TERRORISMO

ARTÍCULO ACADÉMICO Andre Visurraga Rodil andre.visurraga@pucp.edu.pe

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I. Introducción Uno de los temas más preocupantes en el continente africano es el continuo aumento del terrorismo. El pueblo africano es azotado por organizaciones terroristas que toman el control de diversas regiones del continente. La Secretaria Adjunta de Asuntos Políticos y de Consolidación de la Paz, Rosemary DiCarlo, declaró que sigue creciendo el terrorismo y el extremismo violento (ONU, 2020). Frente a ello, se han desplegado respuestas por parte de los países, así como la intervención de potencias extranjeras. Sin embargo, Estrade et al (2020) menciona que las actividades terroristas se intensifican y crean inestabilidad en la región pese a los esfuerzos realizados. En este sentido, para combatir de una forma más eficiente la ola terrorista en África, el Consejo de Seguridad ha identificado tres regiones críticas: la cuenca del lago Chad, el Cuerno de África y el Sahel (ONU, 2020). Esta última, es una zona complicada para vivir tranquilamente, pero el lugar adecuado para la proliferación del terrorismo. Pues presenta características insostenibles tales como la pobreza extrema, conflictos étnicos, corrupción, debilidad estatal, cambio climático, disputas religiosas, etc. (EOM, 2019). Debido a la multiplicidad de problemas, el Sahel, un área geográfica cruza las fronteras de más de 10 países diferentes entre ellos, es una región que no puede ignorarse. Por estos motivos, fuerzas militares y civiles de la ONU, UE, Francia y aliados nacionales y regionales han cooperado para mantener la paz y seguridad de este turbulento territorio (DSN, 2021). El presente artículo busca entender la progresiva propagación del terrorismo en el Sahel. Para ello, primero se ofrecerán algunos antecedentes históricos sobre los países de dicha región. Luego, se describirán las acciones tomadas por el G5 del Sahel contra el terrorismo, respuesta multilateral de cinco países: Mauritania, Malí, ________

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Burkina Faso, Níger, Chad. Enseguida, se indicará el rol de Francia en la zona y sus principales intereses. A continuación, se identificarán tres posibles factores sobre el aumento del terrorismo: expansión del yihadismo, crisis alimentaria y ausencia estatal en ciertas zonas. Finalmente, se brindarán algunas reflexiones finales sobre la situación futura del Sahel. II. Antecedentes históricos del territorio del Sahel Para comprender las causas de la presencia del terrorismo en el Sahel, es necesario evocar primero ciertos acontecimientos de forma sucinta, ya que estos influyeron en la creciente imagen de la región como una zona atractiva para los terroristas. Así como en la mayoría del continente africano, los países del Sahel son ex colonias europeas. No solo heredaron un modelo institucional que no representaba a las diversas comunidades africanas, sino también una delimitación territorial autoritaria. Como consecuencia, Fuente Cobo, analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), sostiene que surgieron “Estados muy débiles, cuyas fronteras no coinciden con la naturaleza de poblaciones que se asientan dentro de esos estados" (Pichel, 2018). El legado colonial ha dejado Estados con fronteras porosas, puesto que los pueblos del Sahel no se ven reflejados en los territorios delimitados por los colonizadores europeos. En esta línea, la rebelión del grupo étnico tuareg en el 2012 es fundamental. Los tuaregs son una población nómada que se encuentra dividida en varios Estados, por lo que rechazan las actuales fronteras existentes (Pichel, 2018). Hubo muchos movimientos independentistas, pero en enero del 2012, los tuaregs se levantaron en armas, reclamando al gobierno maliense el control del norte del país (de mayoría musulmana y tuareg). Este conflicto fue aprovechado por grupos __________________


radicales que se aliaron con independentistas tuaregs. A raíz de ello, conflictos similares aumentaron en Mali, Níger y Burkina Faso, convirtiéndose en una zona sangrienta, un “semillero terrorista infestado por elementos armados” (Bendhaou, 2021). Según Naranjo (2021), nadie imaginaba que, ocho años después, la violencia continuaría en la región, cobrándose casi 13 mil vidas durante dicho periodo. De la misma forma, la guerra de Libia en el norte africano ha afectado aún más el Sahel. Es cierto que países europeos, especialmente Francia, intervinieron para derrocar a Gadafi; sin embargo, solo pudieron controlar ciertas zonas del territorio libio, dejando un gran margen de acción para pugnas entre grupos rebeldes, radicales, militares en lo que resta del país. Ante la inestabilidad política de Libia, Fuente Cobo señala que “se ha abierto un agujero muy importante que es Libia, un país que no controla nadie” (Pichel, 2018). La escasa seguridad y desarrollo que poseían los Estados del Sahel fue devastada con la caída de Gadafi en octubre del 2011. Libia se había convertido en un país benefactor para los países sahelianos, manteniendo la cooperación y estabilidad en la región (García & Hernández, 2020). Ante el caos institucional, Pichel (2018) indica que los problemas libios se trasladaron hacia el sur, produciéndose un “importante movimiento de mercenarios y armas, alimentando a los grupos yihadistas que operan en esa región”. Los acontecimientos mencionados anteriormente se suman a los problemas estructurales que posee la región del Sahel. Entre ellos está la corrupción de los Estados que alimenta rutas de tráfico ilegal de drogas, personas, armas sin ninguna intervención; conflictos étnicos de muchos años antes de la creación de los Estados; la desigualdad que se muestra en la calidad de vida de las personas de una zona y otra en el Sahel. Adicionalmente, hay una preocupación por las repercusiones del cambio climático en el ______

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Sahel, por ejemplo, el área del lago Chad continúa desertificándose (Pichel, 2018). Solo viendo los antecedentes podríamos constatar que la región tiene el potencial para convertirse en una “zona segura” para grupos terroristas.

III. Países involucrados (G5 Sahel) En el marco de la cooperación intergubernamental, una de las principales respuestas frente a la creciente presencia del terrorismo en la región es el G5 Sahel, compuesto por cinco países: Burkina Faso, Chad, Mali, Mauritania y Níger (países del Sahel Occidental). Frente a los acontecimientos suscitados en la región, el 16 de febrero del 2014 nace este grupo regional bajo el impulso de la presidencia mauritana en la Unión Africana en ese año. Los países plantearon como fin “luchar contra la inseguridad a la vez que llevar a cabo acciones de desarrollo para acabar con el aislamiento de la zona” (Ministerio de Europa y Asuntos Exteriores, 2020). De esta manera, el 2 de julio de 2017, en Bamako, se oficializa la creación de la Fuerza Conjunta G5 Sahel (FC-G5S), una fuerza militar transfronteriza que busca acabar con cualquier amenaza a la seguridad de los países miembros, haciendo énfasis en la lucha contra el terrorismo en el Sahel (Ministerio de Europa y Asuntos Exteriores, 2020). Cabe resaltar que estos esfuerzos del G5S tomaron como referencia la experiencia de la Fuerza Conjunta Chad-Sudán (FMTS), otra respuesta de estos dos países contra los grupos extremistas, en este caso, en la parte oriental del Sahel, estableciendo dicha fuerza para gestionar su frontera en común (Antil, 2018). En este sentido, la FC-G5S contaría con aproximadamente 5 mil soldados provenientes de los cinco países del G5S, siendo financiada por la UE y Estados Unidos para frenar redes de tráfico y migración ilegal y combatir el yihadismo (Pichel, 2018).


No obstante, el financiamiento de esta iniciativa es precisamente el principal obstáculo de la continuidad de la FC-G5S. Tanto la UE y Estados Unidos contemplan que a la larga los países miembros del G5S financien ellos mismos sus actividades, ya que no pueden garantizar una permanente inyección de capital. Por este motivo, existen irregulares ayudas para combatir el terrorismo. Es más, Bendhaou (2021) resalta el incumplimiento de compromisos financieros con la FC-G5S por parte de Francia, uno de los principales interesados en lo que sucede en el Sahel. Siguiendo esta línea, los Estados miembros del G5 Sahel no poseen las capacidades suficientes para financiarse ellos mismos. Son países muy inestables y con índices de desarrollo humano deplorables, dependiendo muchas veces de la ayuda extranjera para su desarrollo como país. Por eso, normalmente es un espacio de influencia que se disputan actores regionales y mundiales. Desde su creación, el G5S fue observado con recelo por parte de Argelia porque consideraba que Francia intentaba que el territorio de los cinco países del G5S sea su propia zona de influencia (Baudais et al, 2021). Debido a estas pugnas geopolíticas y a la falta de capacidades de los países del G5S, esta coordinación multilateral no logra cumplir con los

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cuatro pilares de su estructura: defensa y seguridad, resiliencia, gobernanza e infraestructura, siendo estos tres últimos los pilares con mayor cantidad de proyectos retrasados (Antil, 2018). Como consecuencia, desde el 2017, el creciente número de ataques terroristas en el Sahel Occidental lo han convertido en uno de los lugares más afectados por el terrorismo yihadista en el mundo, especialmente la zona de LiptakoGourma (la triple frontera entre Burkina Faso, Níger y Mali) y la cuenca del Lago Chad (DSN, 2021). De este modo, las acciones del G5S han sido paulatinas, enfatizando el despliegue de tropas militares para erradicar el yihadismo encarnado en las filiales en el Sahel de Al Qaeda y el Estado Islámico y otros grupos afines (Barra, 2021). Ante ello, Antil (2018) comenta que el G5 Sahel debe tener como objetivos evitar la diseminación de sus tropas transfronterizas, mantener un apoyo a la lucha contra Boko Haram en la cuenca del lago Chad, y reducir el impacto de la caída del régimen libio en la seguridad del Sahel. IV. Rol de Francia Sin lugar a dudas un actor trascendental en la lucha contra el terrorismo en el Sahel es Francia _____________________________


Esto se ve reflejado en el apoyo que ofrece principalmente a los países francófonos y ex colonias francesas como lo son los miembros del G5S. Como antiguo colonizador, el país galo desea mantener esa parte del Sahel como su tradicional zona de influencia. Para ello, Le Gouriellec (2015) indica que Paris utiliza la lucha contra el terrorismo para reafirmar sus intereses diplomáticos, estratégicos y energéticos en la región, ganándose así la aprobación constante de los “ex súbditos” de su antiguo régimen colonial. En este sentido, el autor reconoce que Francia juega un rol de “regulador de crisis” en relación con la seguridad en los países del G5S. De esta forma, resguarda las riquezas en la zona como petróleo, oro y uranio (recursos explotados por Francia); así como la vida de sus ciudadanos que residen en los países sahelianos. Asimismo, Paris ha optado por liderar o actuar solo en la mayoría de iniciativas destinadas hacia el Sahel, resaltando su ímpetu por mantener su esfera de influencia (Baudais et al, 2021). Desde su perspectiva, El Ministerio de Europa y Asuntos Exteriores de Francia (2020) tiene claro los desafíos que enfrentan los países del G5S (la amenaza terrorista, cambio climático, crecimiento demográfico, delincuencia organizada, etc.), expresando simultáneamente una respuesta “política, militar, y de fomento del desarrollo”. En efecto, hay dos operaciones militares francesas importantes en el Sahel. Primero, a petición de un gobierno de Mali asustado por la rebelión de los tuaregs en 2012 y la incursión de los grupos terroristas en el norte de la región, Paris lanzó la Operación Serval en el 2013, con el fin de apoyar a las fuerzas africanas y malíes para hacer retroceder a los grupos extremistas y evitar que lleguen a Bamako, capital de Mali (Ministerio de Europa y Asuntos Exteriores, 2020). Segundo, debido al moderado éxito francés, se ____

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planteó una nueva fase de la lucha contra el terrorismo, repitiendo la estrategia militar de la Operación Serval. Es así como nace la Operación Barkhane en el 2014, una misión que tenía como objetivo combatir cualquier amenaza a la seguridad del Sahel, desplegando más de 5 mil soldados franceses a lo largo de los territorios de los Estados del G5S (DSN, 2021). Además, esta última operación militar liderada por Francia se mantiene vigente y se suma a la respuesta de la FC-G5S. La siguiente imagen muestra las actividades de las fuerzas militares francesas en territorio del G5 Sahel. A pesar de los esfuerzos militares, Paris sabe que es muy riesgoso “empantanarse en una guerra que nadie sabe definir con exactitud qué representaría una victoria” (El País, 2021). En otras palabras, el gobierno francés reconoce que mantener el Sahel como esfera de influencia puede costarle caro, ya que la lucha contra el terrorismo necesita un financiamiento brutal que no puede darse el lujo de ofrecer. Esto se agrava más si nos acordamos que los Estados del G5S, por ejemplo, no poseen las capacidades para defenderse solos de los grupos terroristas, por lo que la “retirada precipitada” de las FF.AA. francesas podría dejar un vacío de seguridad. Por ese motivo, el actual presidente francés Emmanuel Macron busca reforzar del papel de las fuerzas militares del G5S en la región (El País, 2021). Tal como lo explica Doukhan (2021), la estrategia francesa ahora se concentra en dos ejes: “1) aumento del uso de planeadores y vehículos aéreos no tripulados, junto con el uso de fuerzas especiales y ataques aéreos dirigidos; 2) 'Sahélisation' a los ejércitos estatales locales (que recibirán apoyo para entrenamiento y equipamiento)”. En pocas palabras, Francia trata de reducir sus soldados en combate contra el terrorismo, promoviendo la autonomía del G5S para resolver sus problemas. Además, esta nueva estrategia del gobierno francés también contempla que no basta con _____

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eliminar al líder de una organización terrorista, ya que uno nuevo puede emerger como el nuevo mesías (Doukhan, 2021). La respuesta del gobierno francés a nivel político y de desarrollo ha comenzado a ser imprescindible para garantizar la seguridad en el Sahel. Un ejemplo de ello son las declaraciones del ministro de Europa y Asuntos Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, en la cumbre del 2020 entre Francia y los Estados del G5S. Le Drian mencionó que “tras la reacción militar, ya era hora de poner en la mesa la reacción diplomática, política y de desarrollo” (Barra, 2021). Así, se podría dar una respuesta a la crisis humanitaria que sufren las poblaciones de la región. V. ¿Por qué se extiende el terrorismo en el Sahel? Habiendo revisado los acontecimientos importantes que marcaron la región del Sahel y las respuestas tanto del G5S como de Francia, se pueden percibir ciertos factores que explicarían la fácil expansión del terrorismo del Sahel. Por lo tanto, se plantean tres causas de la presencia terrorista en la región: i) la expansión del yihadismo; ii) la crisis alimentaria; y iii) una ausencia estatal en algunas zonas. Cabe destacar que estos motivos son una aproximación hacia un problema mucho más complejo como lo es el terrorismo en el Sahel. Expansión de yihadismo Cuando se habla del yihadismo, se le relaciona con una interpretación radical del islam que defiende el uso de la violencia extrema con objetivos religiosos. Aunque Pichel (2018) menciona que muchos analistas creen que no existirá un movimiento masivo de yihadistas de países como Siria e Irak hacia el Sahel, igual hay preocupación en torno al escenario que presentan los países del G5S principalmente. Profundizando en el tema, la mayoría de las poblaciones de los cinco países profesa el islam, __


lo cual, aunque no suene evidente, podría entablar una entrada para que los yihadistas conecten con las personas del Sahel. Los Informes Internacionales sobre Libertad Religiosa del Departamento de Estado de Estados Unidos nos dan un acercamiento a la demografía religiosa que hay en estos países. En Burkina Faso, según el censo del 2006 en dicho país, el 61% de la población es musulmana, además de que la mayoría de musulmanes viven en las regiones fronterizas del norte, este y oeste del país, practicando sus creencias religiosas particularmente en las zonas rurales; en el caso de Chad, un censo del 2014-2015 estima que hay un 52.1% de musulmanes, ubicándose principalmente en el norte y con una población significativa también en el sur; para Mali, el Ministerio de Asuntos Exteriores de dicho país indica que hay aproximadamente 95% de personas que profesan el islam, con mayoría sunita; en Mauritania, según el gobierno, los musulmanes constituyen el 99% de la población, siendo extranjeros casi todos los no musulmanes; por último, Níger es también un país mayoritariamente musulmán, según el Ministerio del Interior, más del 98% de la población practica el islam (Departamento de Estado, 2020). Los datos presentados muestran que la gran parte de la población de los países del G5S posee un nivel de exposición grande ante discursos ______

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religiosos que tratan de disfrazar su visión radical sobre el islam para ganar reclutas. Esto quiere decir que los yihadistas usarán la religión para “empatizar” con las personas, dándoles una salida a los problemas que posee el Sahel. A pesar de que los yihadistas poseen una “visión rigorista, excluyente y violenta del islam” (muy distinta a la tradicional interpretación del islam en la región), han logrado adoctrinar especialmente jóvenes africanos, obteniendo la aceptación de ciertas poblaciones locales (aunque muchas veces por medio de las armas) (DSN, 2021). Para que el discurso radical de los yihadistas siga siendo efectivo, el Sahel ofrece diversos problemas que pueden acompañar al tema religioso. Al respecto, Sambe (2019) advierte que estos grupos terroristas están aprovechando la inestabilidad de la región para alimentar y agravar conflictos intercomunitarios por temas étnicos, limítrofes, culturales, etc., radicalizando cada vez más a las poblaciones. En esta línea, Antil (2018) señala que la dimensión religiosa se combina con la necesidad de “ganarte la vida, proteger tu comunidad, participar en el establecimiento de otro tipo de gobierno (menos corrupto, menos sujeto a los dictados occidentales)”; es decir, los yihadistas buscan aflorar los sentimientos de impotencia de las personas frente a la situación crítica que afronta el Sahel.


En definitiva, el discurso religioso no es lo único en la estrategia yihadista en el Sahel. La visión occidental aún sigue asociando yihadismo con religión, cuando existen otros aspectos como la exacerbación de conflictos entre comunidades que han utilizado los grupos terroristas para ganar terreno en la región (Sambe, 2019). De esta manera, las tensiones también se pueden volver en contra de los mismos Estados sahelianos, calificándolos de ineficientes. De León y Rodríguez (2020) mencionan que los yihadistas ganan legitimidad y apoyo de la población local evidenciando un enemigo en común: “el Estado y sus cómplices”. Como se observa, el pensamiento yihadista ha calado fuertemente en una región donde los problemas estructurales son inmensos, facilitando el aumento de los grupos terroristas en el Sahel. En la siguiente imagen se muestran los diferentes grupos yihadistas que han logrado su expansión en el territorio del G5S. Crisis alimentaria Entre los posibles factores para entender la creciente ola terrorista en el Sahel se encuentra la crisis alimentaria. Es verdad que existen serios problemas como la pobreza extrema, cambio climático, etc., pero por nada se le llama a esta región “el cinturón del hambre” (Pichel, 2018). Es importante considerar este factor, ya que la seguridad también significa garantizar el acceso al alimento para la población. Hay que recordar las condiciones ecoclimáticas y geográficas de la zona. Se considera al Sahel como una de las regiones más afectadas por la desertificación; y cada vez se hace más difícil para los agricultores mantener espacios de tierra cultivable y encontrar pastos para su ganado (Sidibé, 2021). La vida en territorio saheliano se ha convertido en un tema de supervivencia. A esto se suma la explosión demográfica que experimenta la región. Antil (2018) menciona que la población saheliana era de aproximadamente __

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14 millones en 1950, casi 61 millones en el 2010, y las proyecciones indican que podrían aumentar hasta 117 millones para el 2030 y cerca de los 200 millones para 2050. Actualmente, la escasez de tierras de cultivo (y vegetación evidentemente) hace insostenible la vida para la mayoría de habitantes del Sahel, esto se agravaría con un posible crecimiento de la población, generando una inseguridad alimentaria en la región más de la que existe ahora. En este sentido, este panorama es propicio para organizaciones terroristas que buscan dominar el territorio del Sahel. Intensifican los conflictos intercomunitarios trayendo a escena la escasez de alimentos. Para ello, buscan revivir tensiones de muchos años en la región entre agricultores y pastores por el agua, tierra cultivable, espacios de vegetación; así como fomentar disputas entre los que venden alimentos y los que compran (De León & Rodríguez, 2020). Entonces, mientras la lucha por los recursos se hace más presente en las poblaciones del Sahel, los grupos terroristas continúan difundiendo un discurso por la igualdad de acceso a los alimentos a toda costa (usar las armas si es necesario). Esto conlleva, por ejemplo, a grupos yihadistas como Boko Haram a realizar asesinatos a ciertos trabajadores agrícolas en Nigeria durante la temporada de cosecha de arroz con el fin de generar zozobra en los habitantes sahelianos sobre la cadena de suministro de alimentos (Le Monde, 2020). De esta manera, las organizaciones terroristas pueden adueñarse de recursos o rutas indispensables para el acceso a los alimentos, dejando a muchos pueblos del Sahel a su merced. Como vemos, la inseguridad alimentaria ha servido para los intereses de los grupos terroristas en el Sahel. Según analistas de la Red de Prevención de Crisis Alimentarias (RPCA), las zonas de conflicto y violencia en la región casualmente son los principales lugares ______


donde hay inseguridad alimentaria, lugares como la triple frontera entre Burkina Faso, Mali y Níger (Chambraud, 2021). Asimismo, dichos analistas estiman que la crisis de alimentos podría afectar a 2,9 millones en Burkina Faso; 2,3 millones en Níger; Chad con 1,8 millones; y Mali con 1,3 millones (Chambraud, 2021). La siguiente imagen demuestra cómo se vuelve más crítica la situación alimentaria en las zonas donde se encuentran las organizaciones terroristas. Entre marzo y mayo de 2021, muchas zonas de Mauritania y Níger se encontraban en la fase 1 (mínimo) y 2 (bajo presión) de la escala de inseguridad alimentaria; mientras que, en partes de Mali, Burkina Faso y Chad la situación alimentaria registraba la fase 3 (crisis). Ahora, entre junio y agosto de 2021, la mayoría del territorio de los Estados de Mauritania, Mali, Níger y Chad se encontraría en la fase 2 (bajo presión) y 3 (crisis); mientras que en la frontera norte de Burkina Faso (la triple frontera), la inseguridad alimentaria podría elevarse a la fase 4 (urgencia). Cabe resaltar que estos son países miembros del G5 Sahel. En resumen, grupos terroristas se han visto beneficiados de la crisis alimentaria que azota el Sahel para poder expandirse por la región. Como resultado, de acuerdo con Traoré, responsable del Comité Interestatal Permanente para el Control de la Sequía en el Sahel, indica que se ha visto a muchas personas desplazadas de dichas zonas de conflicto, generando millones de refugiados en países aledaños (Le Monde, 2020). Además, proyectos como la “Gran Muralla Verde” a lo largo del Sahel podrían combatir la inseguridad alimentaria, mas aún falta mucho por recorrer (Sidibé, 2021).

identificar limitaciones para enfrentar al terrorismo en cada uno de los países, diferenciándose en la mayor o menor efectividad de sus estrategias de seguridad (Antil, 2018). Siguiendo esta línea, el Sahel ofrece el escenario idóneo para una “tormenta perfecta, con Estados nacionales que no controlan sus territorios, abusan de sus fuerzas y tienen fronteras porosas” (Gardner, 2020). Los grupos terroristas aprovechan la debilidad de las instituciones de los Estados sahelianos para esparcir su control por la región, y así, tratar de adjudicarse capacidades que no cumplen los gobiernos del lugar (DSN, 2021). Por eso, los grupos yihadistas tienen mucha facilidad para ejercer violencia, ya que los gobiernos nacionales son incapaces de garantizar la seguridad de todos sus ciudadanos (Naranjo, 2021). Esto se muestra con claridad en la triple frontera entre Mali, Níger y Burkina Faso, donde los grupos terroristas reemplazan al Estado, y tienen una escasa oposición; es decir, los terroristas imponen la ley y nadie puede cuestionarla. Profundizando en el tema, De León y Rodríguez (2020) evidencian que los funcionarios opositores huyen o son asesinados si se oponen al control de los grupos terroristas. Además, los autores observan que dichos grupos no necesariamente proporcionan todos los servicios estatales como la educación, regulación económica, justicia, seguridad, acceso a alimentos, etc., sino adecúan los servicios a sus necesidades (o los eliminan) y no a las de los habitantes sahelianos; en otras palabras, servicios públicos como la educación desaparecen y a cambio los terroristas solo se dedican a secuestrar nuevos reclutas y adoctrinarlos.

Ausencia estatal Como último punto, las acciones (o no acciones) del Estado repercuten en el destino de los territorios sahelianos. Enfocándonos en los países miembros del G5 Sahel, se pueden _________

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Definitivamente, la falta de presencia estatal viene acompañado de la débil capacidad estatal de los gobiernos sahelianos. Si nos enfocamos en los países miembros del G5S, se constata las deficiencias de Níger, Mauritania, Mali, Chad y


y Burkina Faso para hacer frente a problemas que afrontan sus territorios. Según el Instituto de Estudios de Seguridad (ISS por sus siglas en inglés), más del 40% de la población del G5S vive en extrema pobreza; por encima del 30% no tiene agua potable; cerca del 80% no posee un buen servicio de saneamiento; y el 78% de la población de los cinco países no posee electricidad. Adicionalmente, los habitantes de los países del G5S se vuelven cada vez más vulnerables a un “shock climático” (Naranjo, 2019), lo cual tampoco pueden prevenir los gobiernos debido a sus escasas capacidades. Es preciso señalar que las zonas rurales son las más afectadas por dicho vacío estatal, puesto que la protección estatal y el fomento del desarrollo de dichas zonas por parte de los gobiernos sahelianos han sido mínimas. Gilles Yabi, coordinador del thinthank africano Wathi, sostiene que el centro del problema sobre el terrorismo es que las infraestructuras estatales de países como los del G5S solo se desarrollaron en las capitales y ciertas ciudades claves (Naranjo, 2021). Esto refleja el masivo desplazamiento de gente hacia las grandes ciudades, con el fin de escapar de aquellos territorios controlados por las organizaciones terroristas. Por ende, el Estado no actúa de la misma manera en todo su territorio, generándose desigualdades que pueden beneficiar a los grupos terroristas. La ausencia estatal no se resuelve únicamente con esfuerzos militares, ya que es un alivio momentáneo a la urgencia de seguridad que exigen las poblaciones del Sahel (Sambe, 2019). A raíz de ello, Naranjo (2019) sugiere que los esfuerzos de los Estados deben concentrarse también en “mejorar las condiciones de vida de una población tradicionalmente abandonada a su suerte”. IV. Reflexiones finales La presencia del terrorismo en el Sahel ha generado incertidumbre tanto nivel regional ______

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como internacional debido a su rápido crecimiento en la región. Para entender este fenómeno se pueden desglosar tres posibles causas: la expansión del yihadismo, ligada al eficiente uso, por parte de los grupos terroristas, de un discurso que exacerba la dimensión religiosa, los conflictos intercomunitarios, y una visión antiestatal; la crisis alimentaria, empleada por los terroristas como un instrumento para generar incertidumbre en la población sobre el acceso a los alimentos, obstruyendo aún más la situación alimentaria de la región; y la ausencia estatal, aprovechada por las organizaciones terroristas para reemplazar al Estado en las zonas, especialmente rurales, donde su débil capacidad estatal le impide mantener una presencia fuerte, adecuando los servicios ofrecidos a la población en torno a sus intereses radicales. Asimismo, es necesario comprender las diferentes interpretaciones en torno a la respuesta que debería darse a la situación del Sahel. La intervención militar, sea extranjera o regional, se ha convertido en la fórmula para enfrentar al terrorismo; sin embargo, se debe ser prudente con la militarización para garantizar seguridad, ya que existen experiencias pasadas como Afganistán e Irak que no terminaron bien. Debido a que los problemas estructurales de los países del Sahel (en el caso del artículo los países del G5S) son grandes obstáculos que nutren la facilidad con la que los grupos terroristas invaden la región, las respuestas deben tener en cuenta el fortalecimiento de las instituciones estatales y el fomento del desarrollo económico, social y político en las zonas más olvidadas de los países del G5S. Para frenar dicho auge terrorista en el Sahel (y que no se expanda a sus alrededores), se debe pensar en acciones a mediano y largo plazo, porque las acciones a corto plazo son un gusto pasajero que solo evidencian la inseguridad de la región.

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