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Antes y después de la pandemia de COVID-19

eguir la evolución de la pandemia del coronavirus (COVID19), ha sido pasmoso. Poco a poco el mapa del mundo se ha ido tornando rojo, hasta quedar, en menos de cuatro semaS nas, cubierto en su totalidad como indicador de que en este contexto global “ya nadie se salva del contagio”. La explicación en el aspecto sanitario es que los virus son capaces de mutar, de evolucionar y de convertirse en serias amenazas a la salud humana.

Durante las últimas dos décadas, se temió que la mutación del virus de la Gripe Aviar pudiera desatar una pandemia letal si el virus sufría cambios y pasara de ser contagiado de animales a humanos a ser contagiado de humano a humano a una velocidad exponencial e imparable.

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No obstante, los gobiernos cayeron en una zona de confort y bajaron la guardia esperando que la cosa se mantuviera sin cambio y curiosamente, fue en Asia donde saltó la liebre y dio inicio la pandemia del COVID 19.

En el antes tenemos que aprender las enseñanzas de la realidad y dejar de pensar que “a nosotros no nos pasará”. Ya no podemos desestimar el peso de la información que los científicos ponen

Los analistas de la actual pandemia aseguran que los gobiernos del mundo perdieron los últimos 20 años en preparar un plan preventivo y de ataque efectivo a un riesgo de contagio global como el COVID-19.

Ya no podemos seguir echando a la basura las lecciones de la historia y estar más preocupados porque un asteroide choque contra nuestro planeta que por alguna nueva enfermedad emergente, a ras de tierra.

Hacia adelante, en el futuro inmediato, mientras no se tenga una vacuna disponible y confiable (los científicos calculan que puede ser entre uno y tres años) no podremos mantener el relajado estilo de vida acostumbrado y esto nos obligará a extremar en lo posible las medidas de higiene para prevenir el riesgo de nuevos contagios.

La tecnología nos está facilitando las cosas y ahora muchas cuestiones presenciales como ciertas actividades podrán realizarse a distancia, abriendo nuevos esquemas laborales y nuevas reglas en términos legales y contractuales.

Los viajes también se verán afectados, pues ahora las aduanas más férreas serán las sanitarias y la bioseguridad se hará excesiva en aviones, aeropuertos, fronteras, carreteras y servicios de transporte en general. Gracias al desdén de la ciencia y la tecnología, pusimos al mundo contra la pared dañando el único entorno de que disponemos. Es posible que a partir de mañana las reglas cambien y asumamos que la depredación, la indiferencia y el egoísmo no pueden seguir siendo la base de nuestra forma de vida.

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