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Aumenta la violencia en adultos mayores durante el confinamiento
El aislamiento, la soledad que los induce a profundas depresiones e intentos de suicidio, ya se habían detectado como formas de violencia en contra del adulto mayor; sin embargo, el encierro obligado por la pandemia del coronavirus, propicia un escenario más agresivo en contra de esta población, alertan especialistas.
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Hasta el año pasado se estimaba que una de cada diez personas mayores era víctima de malos tratos en el mundo; en México, el porcentaje no es diferente. Para la OMS, esta radiografía es “…una violación de los derechos humanos e incluye el maltrato físico, sexual, psicológico o emocional; la violencia por razones económicas o materiales; el abandono; la negligencia; y el menoscabo grave de dignidad y la falta de respeto ”.
Hasta el 2018, la población de 65 años y más –es decir, la más susceptible de sufrir complicaciones graves una vez contraído el Covid-19– alcanzó 9.7 millones de personas de acuerdo con el Consejo Nacional de Población (CONAPO); es posible que a estas alturas ya alcance los 10 millones.
Solamente por la edad, este grupo poblacional es el de más alto riesgo al contagio del coronavirus; pero si agregamos que más de un tercio de las personas mayores viven con al menos dos enfermedades crónicas, el riesgo de muerte por Covid-19 se incrementa, es la reflexión.
Pero la violencia hacia las personas mayores es un problema que se conoce hace pocos años, debido a que se mantuvo en el ámbito privado y en muchas ocasiones enmascarado porque son los familiares más cercanos quienes la ejercen, señala el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM).
Por ello advirtió sobre las señales de posibles agresiones a este estrato de la población como, presentar confusión, insomnio, agitación, agresividad, pérdida de peso, moretones, cicatrices o quemaduras, higiene deficiente, desarrollo de úlceras, entre otros.
También señalan el aumento de la violencia que se genera a través de los medios de comunicación con las noticias alarmistas, que provocan temor, angustia, estrés y desconcierto entre esta población que las puede llevar a un estado de tensión máxima hasta llevarlas a altos grados depresivos y suicidios.
Por ejemplo, la exposición repetida a historias sobre las crisis económica y de salud, puede aumentar el miedo y aumentar el riesgo de suicidio; por ello, organismos internacionales de salud, como la OMS, piden a los profesionales de los medios de comunicación actuar con responsabilidad, con ética para evitar pánico en la población vulnerable.