Comentario de texto: La abdicación de Amadeo I <<Conozco que me engañó mi buen deseo. Dos años largos ha que ciño la Corona de España, y la España vive en constante lucha, viendo cada día más lejana la era de paz y de ventura, que tan ardientemente anhelo. Si fuesen extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados, tan valientes como sufridos, sería el primero en combatirlos; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la Nación son españoles, todos invocan el dulce nombre de la patria, todos pelean y se agitan por su bien; y entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinión pública, es imposible atinar cuál es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para tamaños males. Lo he buscado ávidamente dentro de la ley, y no lo he hallado. Fuera de la ley no ha de buscarlo quien ha prometido observarla.>> Palacio de Madrid, 10 de febrero de 1873 CLASIFICACIÓN Estamos ante un fragmento de un texto narrativo de naturaleza histórico-circunstancial, de gran importancia para la historia de España pues marca el inicio de una nueva etapa republicana; y de carácter político, ya que a través de este escrito Amadeo I presenta su decisión de abandonar la corona española. Es una fuente histórica directa y primaria, y un documento público y oficial que va dirigido a aquellos miembros que componen las Cortes, órgano del poder legislativo y representante de la soberanía nacional. La renuncia de Amadeo de Saboya tuvo lugar durante el sexenio democrático (1868-1874), el periodo de la historia que abarca desde la derrocación de Isabel II del trono hasta la I República, que derivó de la oposición de Amadeo a seguir en el trono español. El documento está redactado por el mismo Amadeo de Saboya, conocido como «el Rey Caballero» o «el Electo», reinó en España desde el 2 de enero de 1871 hasta el 11 de febrero de 1873. Hijo de Víctor Manuel II de Italia y María Adelaida de Austria, fue elegido por Prim y votado con una amplia mayoría en las Cortes españolas y sustituyó a Serrano, que había sido regente durante el periodo de búsqueda de un nuevo rey. ANÁLISIS DEL TEXTO La idea fundamental del texto es la de exponer la división que existía entre los partidos liberales a finales del siglo XIX. Él mismo dice que “España vive en constante lucha”, es decir, que las distintas facciones liberales del país están más preocupadas por luchar entre ellas que por gobernar un Estado que remolca graves problemas. Esto deriva en las ideas secundarias que expone el texto: la debilidad del sistema liberal y la debilidad de la institución monárquica. Amadeo I llega a España con intención de construir un sistema liberal al estilo del resto de monarquías liberales europeas, no obstante se encuentra con un país muy atrasado y lejano de sus intenciones. Además de el descalabro de la monarquía causado por todos los problemas del reinado de Isabel II. CONTEXTO HISTÓRICO Tras la huida de Isabel a Francia por el triunfo de la Gloriosa gracias la derrota de las tropas isabelinas en la batalla del puente de Alcolea, se entrega el poder a una Junta Superior Revolucionaria que encargaba a Serrano la creación de un Gobierno Provisional. La constitución de 1869, aprobada el 2 de junio, establecía la soberanía nacional de base popular. Con Serrano como regente, va a surgir la necesidad de buscar a un nuevo rey, que no fuera de la dinastía de los Borbones. El general Prim insistió en la candidatura de Amadeo de Saboya, aunque la propuesta se presentó en un contexto interno y externo un tanto convulso: desaparición del Segundo Imperio Francés, la oposición de los republicanos y los que apoyaban al Duque de Montpensier, a quien apoyaba la Unión Liberal. Prim agilizó la candidatura, la presentó a las cortes, donde se voto con un claro triunfo. Amadeo I fue elegido rey por el empeño del general Prim. El mismo día en que el nuevo monarca desembarcó en Cartagena, Prim falleció en Madrid víctima de un atentado efectuado tres días antes. Amadeo entró en Madrid y juró la Constitución. Pronto sufrió el menosprecio de los altos mandos militares y de la aristocracia. Encargó la formación de gobierno a Serrano. Uno de los principales problemas políticos fue la división interna en los partidos que apoyaban a Amadeo, unionistas y progresistas. Esta división era reflejo del personalismo. Dentro del progresismo había dos tendencias: una más conservadora, liderada por Sagasta, y otra más reformista, dirigida por Ruiz Zorrilla. Ambas facciones se enfrentaron y la ruptura de los progresistas se confirmó en las elecciones de abril de 1872. Sagasta presidió el gobierno y buscó alianzas, pero usó el fraude electoral. Por otro lado, existía una gran agitación sociopolítica derivada de la difusión de los principios de la I Internacional. Parte de las clases populares se alejaron definitivamente del régimen librela, apostando por una revolución obrera.
El desprestigio del gobierno obligó a Amadeo a sustituir a Sagasta y poner en su lugar a Serrano. Firmó el convenio con los carlistas. Le sustituyó Zorrilla, que presidió el último gobierno de Amadeo. A toda esta inestabilidad contribuyó la oposición de los republicanos federales. En estas circunstancias se produjo otra rebelión carlista y la guerra de Cuba. El carlismo adquirió impulso durante el sexenio. La tercera guerra carlista se inició en abril de 1872 con levantamientos en Barcelona, Valencia, Gerona, el Maestrazgo y las provincias vascas. Todos los levantamientos fracasaron. Se reanudaron a finales de 1872 y la guerra se generalizó: don Carlos entró en España y ocupó las provincias vascas. En el norte se creó un Estado alternativo, integrado por las provincias vascas y Navarra, que llegó a legislar en cuestiones de enseñanza, orden público o economía. Amadeo I, el 10 de febrero de 1873, renunció a la corona. Al día siguiente el Congreso y el Senado, en sesión conjunta, asumieron los poderes y proclamaron la república.
Amaia Otero