LOS ACONTECIMIENTOS HISTÓRICO-PEDAGÓGICOS DEL SIGLO XVIII Tendencias contemporáneas de la Educación
SARA BARRIOS RUBIO FRANCISCO DE LA FLOR GARCÍA-PATO MARÍA GÓMEZ ADEVA IRENE MORENO PAYO MARCOS DE LOS REYES CORCUERA
LOS ACONTECIMIENTOS HISTÓRICO-PEDAGÓGICOS DEL SIGLO XVIII Durante el siglo XVIII se sucedieron una serie de acontecimientos importantes en España, que afectaron tanto a nivel histórico, como a nivel pedagógico. Para ello, se realizará un resumen donde se mostrarán dichos acontecimientos así como sus características, causas y consecuencias. De igual forma dedicaremos un pequeño apartado a los ilustrados españoles y sus ideas educativas. En 1700, tras la muerte de los Habsburgos españoles, se inicia “La Guerra de Sucesión Española”, causando la división del imperio español y la implantación de un estilo de gobierno que restablece la autoridad real. Felipe V, nombrado rey del trono español, tiene a su hijo Carlos, el cual establece su trono durante 25 años en Nápoles, obteniendo la experiencia necesaria para su trono posterior en España. Durante su estancia en Nápoles, Carlos (futuro rey Carlos III) recibe influencia libresca de Montealegre y Tanucci, los cuales presentaban hostilidad ante los privilegios de la Iglesia y su excesivo poder, mostrado en el sur de Italia. Desde pequeño, fue influenciado por la idea de que la Iglesia no debía poseer todo el poder. Cuando Carlos accede al trono español, en 1756, es nombrado rey Carlos III, e impone una política conocida como Regalismo Borbónico (el rey posee todos los poderes, además de ser nombrado por la divinidad y elige a los miembros de la Iglesia). Es considerado un rey plenamente reformista desde el punto de vista social, político y económico, a pesar de seguir dentro de la monarquía absoluta. Entendía que el desarrollo del país se encontraba relacionado con su desarrollo cultural y educativo, por lo que llegó a reformar la docencia. Esto, además, beneficiaba a la monarquía, haciéndola competitiva en el marco internacional y mejorando la vida interna del país. Su educación le llevó a la creencia de que el deber del monarca era engrandecer la monarquía y mejorar la vida del pueblo. Hay que destacar que en esta etapa, los reformadores ilustrados destacaban por su anticlericalismo, caracterizado por criticar a la Iglesia al no creerla a la altura de su misión y defender el poder civil. Surgieron asociaciones que querían poner límites al poder del Papa, así como limitar las órdenes religiosas, en especial, a los Jesuitas debido a que eran considerados un obstáculo por encargarse de la educación de las altas clases, además de ejercer influencia en ellas. La Compañía de Jesús o Jesuitas, era una compañía que surge en un momento histórico de renovación espiritual. Aparece gracias a la iniciativa de Ignacio López de Loyola. En 1538, ya son conocidos, pero es en el año 1741 cuando Paulo III la institucionaliza, dotándola de un grado de modernidad que la diferencia del resto de órdenes, con carácter renacentista y caracterizado por su obediencia al Papa. Destaca en el campo de la educación, debido a poseer numerosos colegios y seminarios, además de monopolizar prácticamente la enseñanza secundaria. Tuvieron éxito debido a que impartían clases de materias universitarias, preparando a los alumnos para acceder a la universidad con mejor preparación. Los estudios que practicaban adquirieron mucho
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prestigio, por lo que el funcionamiento de los centros exigían muchos recursos, humanos y económicos. En 1766, se produce el motín de Esquilache. Hacía tiempo que había comenzado el inconformismo en la sociedad española, y se había dividió la nobleza en dos categorías. La imagen tradicional de este motín era una protesta del pueblo de Madrid contra un ministro extranjero que había reglamentado cambios en las capas y sombreros populares. El motivo fue debido al encarecimiento de los artículos de primera necesidad en un pueblo que vivía al límite de la subsistencia. Este motín dio lugar a que se produjeran más a lo largo de toda la geografía española, causando preocupación en el rey y sus ministros. En un primer momento, los cortesanos creyeron que se debía a un movimiento de la plebe. Empezaron a pensar que estaban ante una conspiración cuyos hilos habían sido manejados por gentes poderosas que buscaban una sublevación total para derrocar al sistema político. Bajo la influencia de Tanucci y otros, se fueron concretando las sospechas en la Compañía de Jesús. Las medidas tomadas tuvieron dos direcciones; una contra la masa de incontrolados, la otra contra los supuestos inductores, personas de “elevada esfera”, sospechando de los Jesuitas. Tras dicho motín, se creó el Consejo Extraordinario, que empezó a estudiar la posibilidad de expulsar a los Jesuitas. Este consejo, influenció de gran manera a Carlos III, sugiriendo que los causantes era el personal eclesiástico que influenció a la plebe, y echándoles la culpa a la Compañía de Jesús. Este Consejo, formado por gobernantes ilustrados, recelan de la ascendencia de los Jesuitas entre la clase política, a la que educa y confiesa, así como también de sus actitudes conservadoras, la dependencia directa de la Santa Sede y de su defensa de la intervención eclesiástica en política. Finalmente, le remitieron al Rey una carta en la que se argumentaba que la causa de los motines era de los Jesuitas, los cuales también difundían libros en contra de la monarquía, pidiendo sobre todo disposición para expulsarlos. Argumentan ideas como que eran incompatibles al reino, que contaban con armamento poniendo en peligro la vida del rey y su estado, acusados de defender la teoría del regicidio (asesinar al monarca), y defender el laxismo (comportamiento moral poco responsable y poco atento al valor de las normas morales) en sus Colegios y Universidades. Además de este Consejo, hay que destacar que los obispos no aceptaban las exenciones que gozaban los Jesuitas gracias al Papa, así como tampoco las órdenes religiosas se encontraban a gusto con ellos por la influencia que ejercían sobre la sociedad, debido a poseer el monopolio de la educación. Sus métodos de enseñanza también fueron quedándose obsoletos, generando una enemistad en todos los que intervinieron en la reforma universitaria. Desde el ámbito político, se producía también el choque de dos despotismos, el ministerial (regalista) y el de los Jesuitas, que defendían al Papa. Desde el punto de vista educativo, eran considerados culpables de la
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mala situación de la enseñanza, ya que habían monopolizado las enseñanzas del latín y gramáticas, así como las facultades de artes. Todas estas causas concluyen en que el 27 de febrero de 1767 se firma la Pragmática Sanción por el rey, declarando que se tomaba la decisión de expulsar a los Jesuitas por graves causas y queriendo mantener así el orden y la tranquilidad. La expulsión se llevó a cabo el 31 de marzo en Madrid y el 2 de abril en toda la península. Cerca de 5000 personas fueron expulsadas de la península y América, trasladados a Italia. La expulsión de los Jesuitas tuvo grandes consecuencias a nivel cultural, de educación. Se apoderaron de los bienes jesuitas, debido a considerarse grandes riquezas. Quisieron también borrar todo rastro que hubiese de su educación, haciendo incluso jurar a los profesores que desapareciera completamente esta Compañía, siendo desterrados los que lo incumplían. También suprimieron las Cátedras de la llamada escuela jesuítica, de las Facultades de Teología, lo que dio lugar a que se planteara cuáles debían ser las enseñanzas a que debían destinarse esas cátedras. Hay que destacar que no todo fue negativo de los Jesuitas, ya que protagonizaron algunos intentos de revitalizar la enseñanza del XVIII, con la creación de los Seminarios de Nobles, así como también intentaron mejorar las universidades. Todas estas consecuencias anteriormente citadas, y dejando el ámbito educativo desamparado, se decide llevar a cabo la Reforma Universitaria (1767). Dicha reforma universitaria, fue la primera medida encaminada a reformar los estudios del país. En las universidades hubo tres circunstancias, según Pérez Bayer, que habían llevado a esta a su ruina: establecer la alternativa de las cátedras, concentrar el estudio de la Teología en los problemas de la gracia, y por haber copado la enseñanza del latín y las humanidades. Dicha Reforma Universitaria es elaborada por Pablo de Olivade. Pablo de Olivade, fue un ilustrado Español, licenciado y doctorado en Teología, y que posteriormente se licenció en Derecho Civil. Entre 1757 y 1765 Olavide realizó tres largos viajes por Francia e Italia, que le dieron la oportunidad de conocer y relacionarse con las figuras más importantes de la Ilustración europea. Aprovechando las influencias ilustradas, Olavide vuele a reanudar su carrera en la administración. En todas estas reformas muestra su inquietud de formar hombres destinados a servir al Estado, muestra de la misma manera la exclusión que sufren la gente pobre, por lo que para él la educación no es accesible para todos, ya que sería malo para el estado que gente que debe dedicarse al campo aprendiese sobre las letras. Olavide apoyó y defendió las políticas reformistas de Campomanes y del Conde de Aranda, siendo ellos unas de sus principales influencias. Campomanes defendía la educación diferenciada y específica para cada grupo social. Además, esta, debía comenzar a tierna edad. En la educación este ilustrado
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distinguía dos partes: una moral y otra política. Sus ideas reformistas estaban empujadas, ya que veía a España sumida en un gran retraso, el cual se podía deber al abandono de las actividades agrícolas, por lo que sus ideas estaban orientadas a la perfección de la agricultura, ya que para él era la base del Estado. A Oliviade le ofrecieron el cargo de superintendente de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena en 1767 para dirigir el mayor proyecto de colonización agraria que se llevaría a cabo en el reinado de Carlos III. Hasta el año 1767 elaboró dos de los proyectos más importantes del reformismo ilustrado en España: el Plan de Estudios para la Universidad de Sevilla (1767) y el Informe sobre la Ley Agraria (1768). La actividad reformista y modernizadora de Pablo de Olavide provocó la oposición de los sectores conservadores de la Corte, los cuales trataron de provocar su caída mediante campañas difamatorias. A tal indignación se unieron importantes representantes del sector intelectual ilustrado de Europa como Voltaire y Diderot. Olavide desarrolló el Informe sobre la Reforma Universitaria, realizada a través del Plan de Estudios para la Universidad de Sevilla. Olavide llevó a cabo una gran obra reformadora en el ámbito de la enseñanza superior en 1767. Era el momento preciso para llevarla a cabo debido a las múltiples actitudes de inconformismo, quejas, rivalidades y pleitos dentro del Claustro Universitario de Sevilla. Debido a la expulsión de los Jesuitas, Olavide recibió la orden del Consejo de realizar un informe proponiendo cuál debía ser la dedicación que debía darse a los bienes. Por ello, Olavide aprovecha la ocasión para utilizar los bienes para la reforma educativa y presenta un Plan de reforma de la Universidad de Sevilla. Este Plan no destaca por ser original, sino por su influencia ilustrada al comienzo de las reformas. En dicho informe, se puede apreciar influencia directa francesa así como influencia de las ideas presentadas por reformistas como Feijoo. Feijoo fue uno de los primeros ilustrados españoles, cuyas ideas ayudaron al Plan de Estudios de Olavide (1768). Este autor planteó las siguientes ideas: introducir un método de estudio con libros de texto (anteriormente se hacía con escribas, perdiendo una gran cantidad de tiempo y logrando un menor adoctrinamiento), el estudio de los diferentes temas debería llevarse a cabo desde un punto de vista científico, abandonando la memorización y propiciando la comprensión (idea totalmente contemporánea), la necesidad de realizar una prueba de acceso a la universidad, ya que entraban personas que no reunían las condiciones necesarias. Además, propició que se construyeran facultades para las asignaturas científicas. La idea principal de dicha reforma universitaria es ponerse al nivel científico de los demás países europeos, ya que todos coincidían en que nos llevaban dos siglos de adelanto, tanto en descubrimientos como en progreso. El espíritu central de la reforma es un equilibrio entre autoridad y libertad. Esto quiere decir que la universidad debe de
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ser un organismo que acate las leyes que le conciernen, pero en el que la elección de sus miembros sea libre. Para lograr el progreso, se concluye que hay que eliminar los “espíritus” malignos, como por ejemplo el de “partido o de Escuelas” (refiriéndose a los colegiales y religiosos) en el que se han hecho unos Cuerpos tiranos de otros y han avasallado a las Universidades, reduciéndolas a esclavitud y eliminando la libertad. Otro de los “espíritus” malignos es el Escolasticismo. Se defiende que el espíritu escolástico es el destructor de los buenos estudios, el corruptor del gusto, y con él son incompatibles las verdaderas ciencias y el conocimiento del hombre. La Universidad se compondrá de los nombrados, que tendrán su gobierno y dirección; los catedráticos, que serán los maestros que enseñen; de los Doctores y demás graduados, y de los cursantes que serán los discípulos que estén aprendiendo. El Estado se convierte en gestor de la cultura nacional. Olavide establece que la Universidad debe ser una oficina pública, que instituye el gobierno para dar buenos estudios. En consecuencia, "la Universidad no debe abrirse para todos", sino sólo para aquellos que puedan pagarlo. Pero esta discriminación no se basaba en los talentos personales, sino en la renta familiar. No conviene al Estado que se dediquen los pobres a los estudios, sino que sigan la profesión de sus padres, (preocupación por el campo, la despoblación de las aldeas y el abandono de la agricultura). Lo explican así “no por esto pretendemos que sólo puedan estudiar los ricos. Nos contentaremos con que estudien aquellos que puedan pagar la moderada pensión que necesitan para subsistir durante sus cursos". En cuanto al sistema de estudios universitarios, se propuso que debe haber cinco Cursos o carreras diferentes: Física, Jurisprudencia, Medicina, Teología y Matemáticas. Toda esta reforma, mengua su poder en 1775-80 debido a que aumenta la campaña conservadora contra las nuevas ideas, que seguía en pie desde que aparecieron las ideas del Informe, implicando un freno de las ideas de la minoría ilustrada de España. Como consecuencia, se volvieron a establecer en todas las Universidades del reino la enseñanza de Santo Tomás, modificando los planes anteriores con ideología Ilustrada. Los ilustrados reformistas duraron diez años en intentar plantear sus ideales. Al principio parecía que su reforma iba a ser radical y definitiva, pero finalmente acabaron siendo un conjunto de ideas y medidas parciales y superficiales, que no alteraban la base filosófica conservadora de la educación española durante los últimos siglos. Sin embargo, la Universidad de Sevilla consiguió algo muy importante en su historia: la independencia temporal con respecto a la vida colegial escolástica y la instauración de nuevas bases administrativas y docentes.
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LOS ILUSTRADOS ESPAÑOLES.
Jovellanos: para él la educación es el resultado de una buena instrucción, además defiende que el fin de la instrucción ha de ser la perfección del hombre en orden a sí mismo, a la comunidad, a la naturaleza y a Dios. F. M. Sarmiento: fue uno de los más renovadores autores de la Ilustración. Cree que la primera enseñanza ocupará al niño hasta los 12 años (parentesco con las ideas ilustradas de Rousseau), considerando la edad de los 6 a los 12 años la edad de oro de la vida. Apoyaba que los maestros fueran mayores de 50 años y no algún joven sin experiencia, ya que, en su opinión, el maestro debe ser sabio, erudito, paciente y prudente. Conde de Cabarrus: realiza un proyecto más secularizado que Jovellanos y Campomanes en el que no pacta ni con la nobleza ni con la Iglesia, además crítica duramente a la enseñanza de esta última. No se preocupa por la formación de los maestros, porque piensa que si los métodos son buenos, cualquier hombre sensato y honrado puede desempeñar esa función. Cándido María Trigueros: pedagogo que defiende una enseñanza pública controlada por el rey, de modo que la educación será objeto de política. Establece que la educación debe empezar por las primeras letras y debe ser común para todo el territorio español. Algunas características de la educación que él propone son: uniformidad en la pronunciación, todo en castellano, igualdad en la ortografía, todos siguen las recomendaciones de la Real Academia, etc. Pascual Vallejo: quería instaurar nuevas formas y corregir aquello que él creía que estaba mal. Para ello tiene como modela las innovaciones que se estaban dando en países europeos. Cree que la enseñanza primaria se debe impartir durante la infancia y la adolescencia, recomendando para esta etapa los nuevos métodos de lectura y escritura que se conocen. Se preocupa por la educación física, medio para conservar la salud. Considera que la lengua castellana y el latín se deben enseñar a la vez, al igual que se debe enseñar la Doctrina Cristiana y la de Moral. Gregorio Mayans: para este autor la educación es la base de todas las reformas, por lo que es la base de todo progreso tanto del Estado como de la Iglesia. Este autor muestra en sus ideas para las Reformas universitarias, ideas reformistas en las que se muestra las ideas ilustradas como la perfección del ser humano, la búsqueda de la verdad y la ausencia de dogmas, por estas ideas personas que estaban vinculadas a la enseñanza se sintieron ofendidas , aunque sin consecuencias negativas. Al igual que Feijoo intentó mejorar la cultura intelectual, pero a diferencia de él, Mayans utilizó métodos de investigación y no de ensayo como hizo Feijoo, por lo que ambos compartían objetivos, pero el campo de actuación era diferente. León de Arroyal: en este autor a destaca una idea que hará que se cambie el sistema escolar español en el primer nivel, en cual se debe tener en cuenta la colectividad nacional. Este autor añade la importancia de la familia, ya que según él el padre debe atender su educación y crianza, ya que si no lo hace debe mandarlos a un colegio privado donde se le enseñe el oficio de mantenerse.
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Conde de Floridablanca: al igual que el anterior establece que si los padres no cumplen su papel debe retirárseles los hijos, establece, además, que los hijos cuyos padres no puedan costearse los colegios, él mismo lo pagará. El objetivo principal de este lustrado es la producción, de tal manera que pretende reconducir la nobleza y reconducir, también, las clases menos pudientes hacia la producción. Aunque estas nunca fueron llevadas a cabo. José Climent: este autor concede la importancia a la Iglesia y al Estado dando importancia la racional y cristiana en la educación de los jóvenes. Antonio Tavira: fue uno de los personajes más repetitivos de la ilustración, debido a su papel en las relaciones Estado- Iglesia. Destaca la mala formación de los maestros y su consecuencia directa que es que los niños salgan de la escuela sin formar. Fracisco de Armaña: fundador de tres escuelas gratuitas en Lugo, al mismo tiempo puso en marcha una campaña para la formación de los alumnos, ya que para él la ignorancia es la debilidad y causa de error de los seres humanos.
A modo de conclusión sobre el pensamiento de los ilustrados en materia de enseñanza, podemos decir que, una de las máximas aspiraciones es lograr una enseñanza nacional controlada y uniforme en cada uno de los distintos niveles, tanto en lo que se refiere a materias a impartir, como a la formación del profesorado, los métodos, libros y disciplina a utilizar.
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