En América Latina y el Caribe, se han reportado más de 11 millones de
casos de coronavirus1 y hoy, más de siete meses después de que el
primer caso afectara a Brasil, el COVID-19 ha privado al 97 por ciento
de los estudiantes de la región de continuar con su educación habitual.2 El
cierre prolongado de las escuelas ha significado que aproximadamente 137
millones de niños y niñas continúen sin recibir educación presencial.3 Para
cada niño, niña y adolescente, esta pérdida tiene graves implicaciones para
su futuro y cada día que pasa con las escuelas cerradas se va dando forma
a una catástrofe generacional, que tendrá profundas consecuencias para la
sociedad en su conjunto.