JUDITH y ELEOFONTE Damsi Figueroa - Valeria Hernandez
Judith y Eleofonte POEMA: DAMSI FIGUEROA - ILUSTRACIONES: VALERIA HERNÁNDEZ
Este libro ha sido financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, Convocatoria 2012, y es resultado del trabajo desarrollado por el Seminario Taller de Producción Gráfica y Diseño Editorial, durante los meses de Abril a Septiembre del mismo año. Comité Editorial: Alexis Figueroa, HARI Rodríguez, Claudio Romo y Carlos Valle. Diseño de cubierta y libro: HARI Rodríguez. © Poema: Damsi Figueroa. © Ilustraciones: Valeria Hernández. © Ediciones Libros de Nébula, para su Colección Masa Sicotrónica. www.librosdenebula.cl ISBN: 978-956-9252-02-0 Esta edición de 200 ejemplares, fue impresa en papel Bond de 140 g por Editora e Imprenta Maval Ltda.
J
udith y Elefonte vio la luz pública como un libro de poesía en 1995, amparado en Ediciones Letra Nueva, proyecto editorial levantado a pulso por Marcos Cabal. Estamos en la ciudad de Concepción. Marco es un editor ya con sus años a cuestas. Damsi, es una joven, casi adolescente, que en este libro revela su don luminoso de poesía. Pasan los años. Y ahora de pronto, es Libros de Nébula, es decir nosotros, quienes proponen una nueva aventura: Poesía ilustrada, la unión de palabra y desenvolvimiento gráfico. Porque nos deslumbran las posibilidades de una antigua y a la vez nueva creación. Es la conjunción de dos artistas, con letras mayúsculas: Damsi en el texto y Valeria, en el compromiso visual. No se puede decir que esto sea nuevo. Chile mismo, como matriz de arte, alberga en su seno una vasta –y desconocida- capacidad creativa al respecto, en la que poetas y gráficos ya sea asumiendo el poeta el total del trabajo, ya sea auxiliado por la ilustración, se conjugan, desdibujan y nublan los confines del arte. Asimismo, en el
PRÓLOGO campo de poetas más ilustradores, acaso la referencia obligada sea el trabajo de Joseph Moncure March, cuyos textos –léase poemas- fueron “descubiertos” e ilustrados nada menos que por Art Spiegelman, mucho tiempo después. Pues bien, en este caso es Valeria Hernández, ilustradora, artista visual, quien recoge el texto de Damsi y aplicando un estilo en que resuena Aubrey Beardsley –el ilustrador de la “Salomé” de Wilde, su amigo-, lleva a cabo el trabajo de construir -en los medios gráficos- el poema. Ilustración viva, agresiva, seductora, en que aletea la presencia enigmática y amenazante de lo femenino con su dones de insinuante conquista, velada por los arquetipos –pájaros, mar, mariposas, cielo, espejos, reflejos- de una cultura incapaz de accederlos como no sea en términos de amenaza a la masculinidad. Es esta conjunción la que transforma el poema y lo abre, constituyéndose en una nueva obra, que aumenta e invoca una espiral de sentidos, en que gráfica y texto acrecientan los significantes, descubriendo un mundo nuevo de significación. Nada más se puede decir. Porque el resto es trabajo y gozo tuyo, lector. Alexis Figueroa Editor literario de Libros de Nébula.
I
La Dualidad
El Nacimiento
Eleofonte y Judith Amadores desesperanzados Imitadores de muertes sucesivas Paridos ambos en la cueva de FaetĂłn Ociosa necesidad de existir Ociosa necesidad de trascender Los cĂrculos fosforescentes del Sinmemoria
rĂo Macho cab
Eleofonte
CĂĄlid De
r
no besado
tado eter o desorien
s propios labio negro
s
y prestado
ยกAh y la hermosa virgen ocasional! Labia toda Labia entera Labia entreabierta como sombra extinta Danzante Fundadora del deseo sobre la Tierra
Reencarnaciรณn sagrada
De todas las carencias del mundo
Ella que no es lo que es Amarรก lo que amarรก por otros Hasta vencer a Eleofonte El espejo sutil de su pureza.
Si fuese Judith
Si fuese la judía Abriría las puertas de la ciudad de un soplo Soportaría la injuria del cautiverio Viuda y virgen sería a la vez Devoradora de ejércitos
Si fuese la judĂa Le bastarĂa ser hombre Para caminar erguida sobre sus muertos
Pero a la judĂa le bastĂł ser mujer
Para beber en exceso
Para comer en exceso
Y pasear por los sueĂąos desnudos de los asirios Inventiva solitaria Amamantadora universal RazĂłn del tiempo y de la historia Si fuese la judĂa
Levantaría con su belleza los templos caídos de la Tierra Cortaría la cabeza de Holofernes Para saltar a la luz desde su cueva
Pero es Judith la que espera Por el espejo encorvado de su destino
Nuestra Judith aĂşn no estĂĄ bendita Y envejece a la par De los cortejos de Eleofonte El tejedor de cantos opacos Como el aura de su propio cuero reseco.
Eleofonte sale en busca de la pureza para Judith
Veamos al seĂąor del delirio Compuesto para la batalla Ha expulsado a las estaciones de su epicentro
Y les ha ordenado naufragar En los ojos de los hombres Ha partido por la mitad las horas y los aĂąos
Los cabellos
Si
de to
do
su
cu
e
o rp
n
is pr
a ah
ado z n tre
Ha perfumado sus manos
DespĂdese sin mirar de la labia ciega
De la labia que llora
y que tampoco lo mira
Desordena los astros y luego los sigue Con el ojo en el vacĂo coge el horizonte Al galope el animal se hunde En el mundo de las tetas cortadas De espaldas a labia corre
Ve caer colores en los cuerpos de Natura Que son cuerpos de mujer En su dolor y en su belleza Eleofonte en el segundo fasto separa mandĂbulas y piernas
Surca la tierra de aguas pegajosas Se vuelve canto mondo verosĂmil necesario En el intento de sudar las fuerzas hasta rescatar de los nombres la pureza de la ciega.
II
Cantos de Eleofonte
Cortejo a la lavandera de FaetĂłn
PenĂŠtrale el aire verde Oscuro barroso Toda la tarde fregando Tragadora de espumas etĂŠreas Podrida la madera sobre la cabeza Cabeza de mujer como fruto omnisciente Ocaso de un cuerpo que pulula En el lavadero mohoso amoroso loco Donde el tiempo es la mancha En el muro la teja que resbala El polvo que le ama
adhiérese a su piel Para contraerle rítmicamente los poros Para volverse filtro permanente Entre mis uñas y su carne Secuela sólida Cigarra atemporal Lijadora de mi tinta experta Lengua clorada Llama de dedos olorosos ¡Ah pelleja mía¡ Tiéndete en la cuerda floja Hasta que mis rayos ultravioleta Te resequen hasta la entrepierna.
Mara
Me bastara con tu puro oleaje para atravesar este cielo Me bastara contemplar desde la orilla tu silencio pasajero de la angustia surcador de mis manos abiertas Si, me bastara con tu oleaje enmudecido devorador de soles y aguas devorador de perlas fosforescentes Me bastara con tu oleaje profundo ยกOh tus olas con su sal permitida! besadoras intermitentes del viento que atrapa.
Noctámbulo Con esta noche Volvería a las lágrimas En otro seno dibujadas Esperaría a la muerte Sentado en sus estrellas Envuelto en sus vientos oscuros Devoraría sus planetas prohibidos Profunda me seduce extendiendo lo invisible Con sus soles apagados Cerraría los ojos de los hombres para siempre Sería suyo en el secreto de la tierra Volaríale en el sueño Hasta tragar uno a uno sus lunares… …Si hasta Dios en el desespero de confundir tus cabezas penetra al azar el vacío negro de tus cientos de agujeros.
III
Muerte de Eleofonte
De regreso a la labia
Con las uñas torcidas Eleofonte se hunde Los ojos en el cráneo Para salvarse de la imagen Una cabeza de mujer azotándose contra el aire Imagen que se aplasta Alarga tuerce recoge y oscurece Finalmente en el eco enflautado del canto que desflora Las niñas han comenzado a huir del expansivo El pellejo se arrastra con su voz que colisiona En tanto cuerpo desnudo Eclipsado por el foco que en haces dibuja El perfil curvilíneo de los extremos del mundo Y es que han enmudecido a la bestia demasiados labios prestados Líquidos y salivas eruptadas por error Le han hecho confundir el camino de regreso A la niña ciega
Convéncese con la verdad rebuscada Como el trébol de cuatro hojas A seguir Cuando el sol tuerce los párpados Hipopotamizando en muecas resplandecientes Los labios A seguir Hasta reconocerse entre los bultos cansados
Arrojados en la boca de la cueva Con los pelos erizados se arrodilla ante la labia Con el alma erguida y la pureza Ă spera trenzada por miles de puĂąos delicados Ofrendar el ojo regocijado La vida.
El otro lado del espejo
La sed de piedra se ha vengado sobre la piel Un muerto extendido sobre la maĂąana Invierte las cenizas del destino La labia atraviesa ondulada el espejo Metamorfoseando sus sexos en cristal SimultĂĄneamente y sola Como si abriese una y otra vez las puertas repetidas de la muerte Las ondulaciones atraviesan lentamente el aire
Dibujando contorsiones animadas Musicales Hasta que del trance se libera la carne Para apoderarse de la bestia eternamente Judith comienza a inclinarse hacia la luz Regocijando en sus propias cuencas Los ojos muertos de Eleofonte Extendiendo la pureza de sus lenguas Sobre los cuerpos de Natura Que son cuerpos de mujer En su dolor y en su belleza.
E
ste libro reune en sus páginas ilustración y literatura. Se trata de la conjunción de dos
artes en un recipiente común. El resultado: un nuevo mundo, capaz de entregarnos un presente perdido, la visión interior. Judith y Eleofonte, el
primer poemario de Damsi Figueroa, es reeditado ahora por Libros de Nébula, enlazado con la imagen creativa de Valeria Hernández. Se trata de un dispositivo signado por la maravilla, en donde nuestro lector tendrá un campo propicio para aventurarse en los dones del arte y la creación.