Generalmente Dios pronuncia el nombre de aquél a quien llama (Ex 3,4, Jer 1,1; Am 7,8) o le da un nombre cargado de contenido.
."EXODO
.CAP. 3:4
Cuando el Señor vio que él se apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la zarza, diciendo: "¡Moisés, Moisés!". "Aquí estoy", respondió él
.
JEREMIAS 1: 1 Las palabras de Jeremías hijo de Hilquías, uno de los sacerdotes que estaban en Anatot, en la tierra de Benjamín
AMOS 7:8 Entonces Yahve me dijo: “¿Qué ves, Amós?”. De modo que dije: “Una plomada”. Y Yahve pasó a decir: “Aquí voy a colocar una plomada en medio de mi pueblo Israel. Ya no volveré a excusarlo
Cada llamamiento a Dios va dirigido a lo más hondo de la persona y modifica radicalmente su existencia. Responder positivamente a Dios… trae consecuencias… te cambia la vida… se abre otro horizonte… te da nuevas e insospechadas posibilidades… te exige una coherencia personal más fuerte y un contacto con Dios más estrecho. Muchos catequistas reconocen que hacer catequesis “les cambia la vida”: al preparar sus encuentros, sienten que “hacen fresco” el mensaje de Jesús, al proponer a otros.
Los momentos de oración y la participación en la vida de la comunidad cristiana como celebraciones, servicio de caridad, reflexión sobre las respuestas que hay que dar y los retos que la comunidad tiene, son espacios en los que el catequista respalda lo que dice con su vida; se constituye así en TESTIGO. El catequista, discípulo de Jesús mira la historia humana y participa de ella, no sólo con la razón, sino con la fe.
El creyente, que ha recibido la fe de otro, debe transmitirla a otro; es esencial que la catequesis se apoye en el testimonio de la comunidad eclesial. La transmisión de la fe, es un proceso recíproco en el que no sólo los catequizandos son iniciados a una vida de fe, sino que es la comunidad entera quien madura en su fe. La misión, la tarea del catequista es acompañar en el despertar y crecimiento de la fe. El catequista ayuda a los que Dios ha puesto en sus manos a encontrar su vocación dentro de la Iglesia. La fe que el catequista transmite es una fe encarnada en la vida, una fe que hace viva la conducta del creyente. No son sólo las palabras las que catequizan es toda la persona y la vida del catequista la que debe acercar a los catequizados a Dios.