etapa V | nĂşmero 116
Revista de la Fed. Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas etapa V | número 119 | abril 2014
Presidente José María Segovia Salvador
Vicepresidente primero Jerónimo Roldán Pardo / Peña Flamenca Torres Macarena
Vicepresidente segundo Juan Antonio Aguilar Gómez / Peña Flamenca La Siguiriya
Secretaria Concepción Prieto Falcón / Tertulia F. Cantes al Aire
Tesorero Antonio Calle Martín / Peña Flamenca de Marchena
Director de sevilla flamenca Eduardo Javier Pastor Rodríguez
Director adjunto Pablo José Parrilla González
Colaboradores en este número Salvador Arjona José Manuel López Gutiérrez Alejandro Medina José González Reina Jerónimo Roldán Andrés Calamaro Juan José Téllez Salvador Arjona Antonio Rodríguez Ledesma Isaac Albino Torres Jiménez
Fotografías en este número Archivo Agenda Atalaya Archivo Bienal de Sevilla Archivo Federación Provincial de Sevilla Antonio Calle Studio Beni Fidel Meneses
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editorial
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El último día del año se nos paró a todos el corazón. El corazón del flamenco hondo, del flamenco que hace honores a los que nos dejaron este arte entre las manos y el flamenco que hechiza y enamora a los que en breve tendrán que llevarlo entre sus labios. El último día del año murió la persona, Juan Moneo Lara, del Barrio de San Miguel de Jerez de la Frontera. A él fue al que enterramos bajo unas gotas de agua caprichosas el día 1 de enero en el cementerio de Nuestra Señora de la Merced entre su gente, entre su familia y sus amigos. Ninguna corbata de políticos correctos. Ningún figureo de figuritas. Nada de eso. Sólo los suyos y él. El hombre, con toda su historia a las espaldas. López Lozano escribió que Juan Belmonte —un genio también incomprendido a veces— acabó entre soledades. Nosotros tenemos que afirmar que Juan Moneo, el hombre, murió rodeado de los suyos, de su mujer y su hijo, escuchando el rumor del río grande cuando se hace a la mar. Al artista, al Torta, no habrá quién pueda enterrarlo. Al duende de la pureza no habrá quien pueda nunca callarlo. A su compás arrollador, a su genialidad, no habrá quien pueda jamás de los jamases echarle tierra a los lomos. Ahora, muchos serán del Torta. Nosotros, la revista SEVILLA FLAMENCA, siempre lo fuimos.
Paco de LucĂa, de Antonio RodrĂguez Ledesma (detalle) / antonioledesma.com
Juan Moneo El Torta / FotografĂa de Fidel Meneses.
sumario
119 > opinión [p. 06] La poesía en el flamenco Jerónimo Roldán > crónicas [p. 10] Gala Homenaje a los Mayores 2013 Homenaje a Juan Antonio Aguilar en La Roda de Andalucía XV Concurso Andaluz de Jóvenes Flamencos
pág. 14
> publicaciones [p. 13]
investigación
Amasando el cante. Paco Morillo Morisca. La Yiya > investigación [p. 14] Un fandango recuperado de la extinción: el fandango de Herrera. Sus similitudes con el zángano de Puente Genil (II) Salvador Arjona Díaz > monográfico El Torta [p. 16]
opinión pág. 06
monográfico
pág. 16
Juan Moneo El Torta en Sevilla Flamenca Redacción El Torta Juan Andrés Calamaro En mi despedida a Juan José González Reina Mi mal no tiene cura Isaac Albino Torres El Torta y la Plazuela, de nuevo a casa Alejandro Medina > páginas centrales [p. 26] Paco de Lucía. Collage
discos pág. 13
crónicas pág. 10
pág. centrales pág. 26
discos pág. 13
Antonio Rodríguez Ledesma
opinión Desde mi razón
La poesía en el flamenco Por Jerónimo Roldán
Ha muerto Félix Grande, un maestro de la pluma flamenca, un poeta y literato que ha llenado un importante espacio del flamenco, y que, con su muerte, ha dejado un vacío enorme en la prosa y la poesía flamenca. En homenaje a este pilar del flamenco escrito, vayan estas pobres palabras. (Artículo publicado en la revista Arco Flamenco nº 18 de la Peña Flamenca Torres Macarena) La motivación de este artículo viene precedida por la triste noticia de la muerte del poeta granadino Manuel Benítez Carrasco a los 77 años de edad en su ciudad natal y tras una larga enfermedad. Poeta autor de innumerables letras flamencas y entre otros muchos poemarios, autor del titulado El poeta y el flamenco. Sus obras tenían una gran raigambre andaluza, en particular con respecto a la lírica flamenca. Benítez Carrasco residió veintisiete años en México y nueve años en Argentina, países donde gozaba de una enorme popularidad. Tras su regreso a España fue nombrado Hijo adoptivo de la ciudad de Granada, y posteriormente llego a estrenar un espectáculo basado en El poeta y el flamenco donde él declamaba sus propias poesías. Por este trabajo recibió excelentes críticas. Descanse en paz tan insigne flamenco. Y desde estas tristes noticias paso a desarrollar este artículo apoyándome en el Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco cuyos autores son José Blas Vega y Manuel Ríos Ruiz y editado por Cinterco. En él, deseo expresar mis cortos conocimientos de la poesía flamenca. Más que conocimientos diría yo que son
sensaciones, que por regla general tenemos casi todos los aficionados a este arte. No en vano muchos de los aficionados llevan dentro de sí un potencial poético. En nuestro más íntimo pensamiento siempre bulle el deseo de escribir nuestros sentimientos en verso. De ahí que exista en nuestro arte tantas coplas que describen con realismo los sentimientos en general de la vida de nuestro pueblo, porque las dos modalidades de coplas, la anónima y las de autores conocidos, se nutren de la misma fuente, lo popular, que es de donde emerge toda la poesía flamenca. Partiendo de la base que la letra del flamenco en sí es pura poesía popular que surge cantada en la época del Romanticismo, y que para corroborar esto solo tenemos que conocer que el principal recopilador de coplas populares fue Fernán Caballero, y que este fue seguido en una misma línea por Augusto Ferrán (18361880), quien comandó una corriente a partir de 1861 —en plena época del romanticismo— de crear poesía basándose en dichas coplas, siguiendo una moda impuesta en Europa por los germanos.
"En nuestro más íntimo pensamiento de aficionado flamenco, siempre bulle el deseo de escribir nuestros sentimientos en verso" Sevilla Flamenca | etapa V | número 119 | pág. 6
"Ferrán usa por primera vez el tono y la métrica del cante jondo" Moda que secundaron muchos de los más importantes nombres de la poesía, o mejor de la lírica —pues es el tono que predomina— de nuestra nación. Ferrán es autor de dos libros que fueron fundamentales en establecer la copla popular dentro de la poesía, La Soledad y, algún tiempo más tarde, La Pereza. A juicio de los eruditos fueron un precedente importante para el decisivo poeta sevillano del Romanticismo, Gustavo Adolfo Bécquer. Este escribió un artículo a la primera de estas obras donde demostraba la relación evidente de las coplas con las raíces del flamenco, y determina que esa poesía breve y seca sería la del porvenir. Ferrán usa por primera vez el tono y la métrica del cante jondo —soleares, seguiriyas— e incluso el vocabulario flamenco. Como ejemplo esta copla que ha resistido el paso del tiempo y que hoy día aún se escucha: Cien años después de muerto / y de gusanos comido / a gritos dirán mis huesos / lo mucho que te he querido, y esta otra que también hoy se canta, que dice: Voy como si fuera preso / detrás camina mi sombra / delante mis pensamientos. Son dos letras de las obras relacionadas anteriormente, y parece ser que es la primera vez que lo flamenco era tratado con acierto por un poeta culto. Adquirió tanta fuerza esta forma de poesía en la copla que el mismísimo Bécquer llegó a decir que si algún día escuchaba unos de sus versos cantados por el pueblo acompañado por los tonos de la guitarra, estaría cumplida toda su ambición de gloria. Con el final del siglo XIX aparece la corriente modernista que es contradictoria a la poesía del Romanticismo, destacando
"Bécquer demostró la evidente relación de las coplas con las raíces del flamenco"
"a la cabeza del antiflamenquismo radical estuvo el literato Eugenio Noel"
"El Poema del Cante jondo de F. G. Lorca es la primera obra que tiene por base el flamenco"
la generación del 98 donde hubo literatos que encarnaron un antiflamenquismo radical, estando a la cabeza y bien visible Eugenio Noel. A pesar de esta tendencia y aún dentro de ellas existían excepciones que en su obra le dedican glosas bellísimas como esta de Miguel de Unamuno:
Antonio Machado, tan escueto y tan conciso, también se acercó con varias de sus obras, y entre ellas su Cante Hondo, donde expresa un sentido e íntimo simbolismo del amor y de la muerte; su hermano Manuel Machado siendo un poeta modernista se integra plenamente en la
Dentro de la Generación del 27 y como bastión principal del acercamiento a la poesía flamenca, cómo no, tenemos a Federico García Lorca, quien tras su introducción en el flamenco debido al concurso mítico de 1922 en Granada, escribe su obra titulada Poema del Cante jondo. De
Con tu cante jondo, gitano, tienes que arrasar la Alhambra, no le hacen falta a la zambra palacios hechos de mano.
filosofía flamenca. No se puede olvidar a su progenitor Demófilo, que fue un gran recopilador de letras flamencas. De Manuel son estas dos bellas letras que han pasado a ser tan populares:
esta obra se puede decir que es la primera que tiene por base el flamenco, en ella recrea el perfil de artistas inolvidables como Juan Breva, Silverio, La Petenera, La Lola... y crea un particular lenguaje flamenco dentro de lo onírico y lo mágico que amplía los límites de lo jondo. Como ejemplo tenemos la visión de la guitarra a la que definió como «Polifemo de Oro». A partir de él toda la generación de poetas del 27 (casi todos andaluces), siguieron su camino, y entre un largo etcétera tenemos al moronense Fernando Villalón, o José Mª Pemán, que en su obra Soledad dice:
Que basta una fresca cueva a la vera del camino, tienes el cante por sino que a tus penitas abreva.
Tu calle ya no es tu calle, que es una calle cualquiera, camino de cualquier parte.
Tienes el sol por hogar, tienes el cielo por techo, tienes la tierra por lecho, por linde tienes la mar.
A todos nos han cantado en una noche de juerga coplas que nos han matado.
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Tres renglones nada mas / tres arroyos de agua amarga / que van a dar a la mar. Así como Joaquín Romero Murube, tiempo después a Rafael Alberti con su repiqueteo sobre la bailarina, la bailaora, y aunque nos parezca raro debido a su estilo de poesía, el premio Nobel andaluz Vicente Aleixandre con su poema de María La Gorda; incluso a Gerardo Diego, que decía que era jándalo —que significa montañés enamorado de la Bética—, se le debe una bella definición de la guitarra: «La guitarra es un pozo que tiene viento en vez de agua». Y Jorge Guillén, al que se le debe algunas hermosas soleares. Y así un largo rosario de poetas andaluces y no andaluces, como Tomas Borrás, con su libro Palmas Flamencas, que describe la atmósfera de un café cantante, y una Elegía del cantaor, lamento por D. Antonio Chacón; Eloy Martí con la muerte del Fillo ó Manuel Pérez Celdrán y su elegía de Manuel Torre. También Anselmo González Climent y José Carlos de Luna hicieron semblanza de cantaores famosos. Con un estilo peculiar neopopulista y dentro de la copla folklórica más que del flamenco está Rafael de León con su Romance de la Petenera. Un poeta sevillano Rafael Montesinos, recoge la herencia de
"sin equivocarnos, la copla flamenca es una forma de poesía que ha generado, a través de un siglo y medio, la mayor producción de obras poéticas de nuestra literatura" Manuel Machado y en un tono fatalista escribe: Que nadie se llame a engaño. Todo el que vive por dentro, por dentro se va matando. Más recientemente tenemos al cordobés Ricardo Molina con su poema Debla, y a todos y cada unos de los poetas andaluces que de una forma u otra se acercan con sus poemas a describir el mundo flamenco. Por tanto, podemos decir sin temor a equivocarnos que la copla fla-
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menca es una forma de poesía que ha generado a través de un siglo y medio la mayor producción de obras poéticas de nuestra literatura, y es un estilo poético donde se intenta con palabras generalmente bellas describir estados de ánimo que encajan generalmente dentro de lo que conocemos por Romanticismo, o sea un campus reducido a las cosas más substanciales y profundas que diferencian y dan identidad a el ser humano: el amor, la vida, la muerte, el desengaño, el odio, la familia, el sexo, el dinero, etc. Todo ello acompañado de una música sacada del sentimiento, tonal pero con claras referencias orientales, desgarradora, dolorosa, o alegre, una música creada a propósito para dar sentidos a las más bellas poesías que seguramente tiene la lengua castellana, poesías cantadas con los gritos de dolor más profundos, con los quejíos que te buscan el tuétano de los sentidos, con melismas que hacen que las palabras penetren en tus recuerdos buscando los más tristes o los más confidenciales, y con pellizcos de gracia que te hacen elevarte de felicidad y que provocan optimismo a tu espíritu. Este conjunto de sensaciones descritas en tonos intensos hacen que el flamenco se considere una música del alma, con un al-
tísimo nivel en contenido poético en sus letras. Dicho nivel no le viene exclusivamente por las plumas insignes que crearon muchas de ellas, sino que a mi juicio, las letras populares anónimas tamizadas por el tiempo son, sin lugar a dudas, las de más alto contenido humano y más fuerza expresiva. Aquí tienen algunas para que ustedes juzguen:
EL CARBONERILLO
MANOLO FREGENAL
¡Dios mío! cómo cantaba ese hombre roto y muerto. Manuel Vega era su nombre, tan grande es su sentimiento, que escalofríos de muerte te daban na más de verlo.
Es su cante de la sierra, fuente clara y clavellina. Cómo serían sus fandangos, que cuando canta Manolo hasta el aire olía a encina.
¿Por qué le pegas tu a mi pare? Si mi pare es un pobre viejo que no se mete con nadie.
¿Carbonero, de qué era tu dolor? Si no tenía porqué serlo, porque los Dioses te dieron una voz y un sentimiento que to los demás te envidian, que to los demás queremos.
Desgraciaíto de aquel que come pan de mano ajena. Siempre mirando a la cara, si la ponen mala o buena. Dicen que duermes sola ¡Miente como hay Dios! Porque de noche con el pensamiento dormimos juntos los dos. Acuérdate cuando entonces bajabas descalza a verme, y ahora ya no me conoces. Y así, un inmenso y maravilloso caudal de poesía que nuestro pueblo ha sido capaz de elaborar para que sus trovadores la canten, y el mundo entero —como ya lo está haciendo— la admiren. Pero no quiero terminar este artículo sin demostrar algo que dije al principio de él. Casi todos los aficionados al flamenco somos potencialmente poetas, y como dicen que para muestra basta un botón, pidiéndoles perdón de antemano les voy a dar a conocer unos versos de los que se llevaron de presentación a la Peña Flamenca de Huelva en nuestra reciente visita, y cuyo autor es este modestísimo aficionado a poeta que les escribe. Estos versos se hicieron para la presentación de los fandangos y dicen así:
Tus fandangos dolorosos que levantan el sentimiento, hacen llorar las columnas de tu Alamea, y ¡un momento! que la mare de tu alma sale a escuchar tus lamentos. -----------------------MANUEL VALLEJO Puro compás, puro nervio, voz de acero penetrante, voz de tonos muy añejos, voz tremenda y afilante, como la voz de Vallejo. ¿Don Manuel, cómo está usted? Se está tomando el café, en su amada Maravilla, ¡pues con respeto y cariño, a sus pies esta Sevilla! Vallejo ¡qué grande has sío! que hasta los gitanos viejos como Pastora y Tomás, te tenían por igual en compás y en poderío.
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Cante limpio, y valiente, con un final sin igual, cante que deja en el aire, un aroma de romero y juncias de Fregenal. Manuel vecino y amigo de tu barrio macareno, cántanos como tú sabes, cántanos dulces fandangos que los flamencos gocemos. --------------------------ANTONIO EL SEVILLANO Antonio ¡qué elegancia! Qué porte, qué señorío. Sevillano era su nombre, sevillano su apellío, sevillano lo es usted por to los cinco sentíos. Sevillano y es verdad, porque no se pué cantar con tanto garbo y salero si no se ha nacío en Sevilla, lo mejor del mundo entero. Y sus fandangos sinceros, con un corte singular, hacen que los corazones se inunde de sentimientos y encuentren felicidad.
crónic@s VI Gala Flamenca de Mayores 2013 Redacción La Sala Joaquín Turina de Sevilla llenó todo el aforo el pasado 4 de diciembre de 2013 para celebrar esta VI edición. Vivir para el arte. Nunca mejor dicho y mejor expresión para lo que cada año sucede cuando esta gala se hace pensando en los que han vivido solo para este bendito arte. Y un año más, éxito total. La iniciativa que un día Manuel Guerrero Cabrera —a quien desde aquí felicitamos— puso en marcha para que nuestros mayores tuviesen un espacio dentro de la programación de actividades de la Federación, va camino de convertirse en algo más que una brillante idea. Teniendo muy en cuenta las circunstancias actuales y el escaso reconocimiento que tienen estos artistas cuando llegan a una cierta edad, la iniciativa no puede generar más que todo tipo de alabanzas y elogios. Y so-
bre todo porque se hace con cariño, y en unas fechas que invitan a muchas cosas. Con la guitarra por seguiriyas del maestro Paco del Gastor comenzó la gala. Y no pudo hacerlo de mejor manera. Sobriedad, gitanería y sabiduría en las cuerdas de Paco. Continuó con Paco García, Paco Almadén, que cantó por serranas y granaínas de forma inconmensurable acompañado por Marcos Serrato. A continuación, Rafael Heredia, Tito Camarón, acompañado de Gastor de Paco, nos cantó a todos por seguiriyas gitanas y tarantos , dejando paso a Luis Arenilla El Lavadora y Pedro Moya, aires de Torres Macarena, quienes junto con la colaboración de Natalia Marín nos recordaron los sones macarenos a golpe de nudillos como si en la calle Torrijiano nos encon-
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trásemos. Hubo vídeo hecho en la Peña Torres Macarena donde estos dos aficionados dejan patente su arte particular. Cerró la gala el más joven, José María Cáceres, cuya intervención nos lanzó un mensaje muy claro: una generación se va y otra viene. El flamenco no va a morir nunca. Completaron la gala el toque de Manuel de Palma y la presentación del escritor y periodista Antonio Ortega. A la finalización del acto se entregó el número 118 de Sevilla Flamenca, después de unas palabras por parte de la dirección de la revista sevillana. Agradecemos al Área de Cultura e Identidad de la Excma. Diputación de Sevilla por entender el valor de esta gala y su patrocinio así como a la Fundación Cajasol por cedernos tan hermoso espacio escénico.
crónic@s Homenaje a Juan A. Aguilar en La Roda de Andalucía Redacción La Peña Flamenca Los Cabales de La Roda de Andalucía homenajeó el pasado 19 de enero de 2014 a Juan Antonio Aguilar Gómez, actual Vicepresidente 2º de la Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas y Delegado de zona. En un ambiente de peñas, pese al frío reinante, la localidad de La Roda de Andalucía y la Peña Flamenca Los Caba-
les, organizaron un merecido homenaje a Juan Antonio Aguilar en la sede de esta peña flamenca. Colaboraron en el Homenaje María José García Melgar, Ángel Verdugo, Manuel El Cotorro, Laura Vital y Nano de Jerez, en el cante. En el toque estuvieron Eduardo Rebollar y Paco Llamas.
Presentó el acto Manuel Zamora y glosó al homenajeado Pablo Parrilla. Un acto que viene, una vez más, a hacer justicia en pro de personas que, como Juan Antonio Aguilar, son bienhechores de este arte y recorren miles de kilómetros en favor del flamenco de base, es decir, del flamenco en nuestras peñas flamencas. Enhorabuena.
publicaciones
Paco Morillo. Amasando el cante > La Droguería Music (2014)
La Yiya. Morisca > La Droguería Music (2014)
Presentado en el teatro de la Villa del Conocimiento y las Artes de Mairena del Alcor el pasado 3 de enero de 2014, Amasando el cante es el primer trabajo discográfico del cantaor Paco Morillo (Mairena, 1974). Este panadero de profesión -lo que se evoca en el título del álbum- ganó en 2008 el Premio Antonio Mairena del XLVII Concurso Nacional de Cante Jondo de su ciudad natal, pero hasta ahora no se había propuesto salir adelante en el flamenco.
Seguro que los tiempos que corren no son los más idóneos para este lanzamiento discográfico, pero la voz y el rasgo de La Yiya (Ana María Ramírez Limones. La Puebla de Cazalla, 1983) no podían permanecer por mucho más tiempo en el ostracismo de la música flamenca. La sinceridad de su cante, su autenticidad a espuertas y el peso específico del repertorio que maneja, han facilitado esta empresa y han abierto los sentidos de cuantos ya la conocen y siguen.
Morillo -que es nieto del gran saetero local Antonio Trozo, ya fallecido-, ha dado el paso para autoeditarse esta grabación, contado con su paisano Modesto Medina para gran parte de las letras (muy relacionadas con la historia de la Villa), y con Manuel Bohórquez (crítico de El Correo de Andalucía) en bulerías y soleares. Todo, con las guitarras del maestro Antonio Carrión (en seis de los ocho cortes del disco) y de Niño Elías.
Debutó con 8 años en El Rubio (Sevilla) pero no se profesionalizó hasta comienzos de 1999, cuando José Menese la apadrinó en el Teatro Carlos III de San Lorenzo de El Escorial. Después, Ana Ramírez fue becada por la Fundación Cristina Heeren para seguir las lecciones de Naranjito de Triana, Manuel Soler, José de la Tomasa y Calixto Sánchez. Entre 2003 y 2005 puso voz a la Yerma de Cristina Hoyos, viajando por todo el mundo como única cantaora de la compañía. Hasta que marchó a Vigo para emprender un proyecto de familia que no prosperó. Volvió a La Puebla en 2008, cambió su nombre artístico por el de La Yiya —por su abuelo El Yiyi— y retomó su carrera presentándose a diferentes concursos por Andalucía y Extremadura en los que obtuvo un sinfín de primeros premios de diversa importancia.
El disco se ha grabado en los estudios de La Droguería Music, de Écija (Sevilla), y ofrece además unas seguiriyas dedicadas a la muerte de Antonio Mairena, unos tientos que abren el disco con la introducción poética del aficionado local Antonio Reyes Peña, una tanda de fandangos, unas malagueñas dedicadas al impacto que produjo en su familia el repentino fallecimiento de su tío Alfonso cuando él era un crío, y el Romance del Castillo de Luna. Con un éxito de ventas bastante importante para los tiempos que corren, Paco ya ha sido reclamado por periodistas como Manuel Curao para su programa Portal Flamenco, o como José María Velázquez Gaztelu para Nuestro Flamenco, de Radio Nacional. Así, casi seis años después de la hazaña conseguida en el prestigioso Concurso de Mairena, Morillo salta al ruedo flamenco posicionándose como una de las voces más interesantes de su localidad, donde la llama del Maestro de los Alcores sigue tan viva como hace años.
Morisca (gentilicio de los nacidos en La Puebla de Cazalla) principia con nuestra cantaora en el precipicio del cante por tonás de Triana y —ya con la guitarra de Antonio García (Écija, 1980)—, muestra su cédula de habitabilidad incorpórea con las soleares de Alcalá, rompe moldes con su interpretación de las músicas por seguiriyas, abordando la malagueña de la Trini más solemne que recordamos. Con todo, esta solemnidad va a saltar por los aires con la ruptura orquestal del abandolao, las alegrías con piano y los tangos y bulerías de autor que demanda el otro público del flamenco. El punto y final de Morisca es una nana a voz pelá que nos devuelve a las tonás de inicio; momento en el que también podremos enjuiciar los textos que Manuel Velázquez ha diseñado para La Yiya, mirando de reojo el legado de Francisco Moreno Galván.
investigación Un fandango recuperado de la extinción: el fandango de Herrera
Similitudes con el zángano de Puente Genil (II) Salvador Arjona Díaz
La investigación debe seguir Esta investigación tiene aún camino por recorrer al observarse que la melodía cantada por P. de la Timotea es exactamente igual (excepto en melismas y adornos del cuarto tercio) a la melodía de la primera grabación del fandango de Huelva-Alosno, grabada aún al modo corrido por Antonio Pozo, El Mochuelo (casa Pathé, 1915, reeditada por El Correo de Andalucía en 2001). Hay que remarcar aquí que nos estamos refiriendo a la ejecución corrida originaria del fandango de Huelva, y no al modo actual de hacerlo (toque al modo de Huelva), que surgió una vez iniciado el siglo XX. Como explicación a esta igualdad entre melodías distantes geográficamente, podríamos citar que Arrebola y algún otro autor participa de la teoría de la exportación de modos musicales desde Andalucía oriental a la sierra de Huelva a través de moriscos deportados (13). También se podría explicar en relación a la profusa dispersión de alosneros comerciantes por diversas comarcas andaluzas ocurrida hace muchas décadas. ¿Cabría como otra posibilidad la existencia a final del XIX de una misma melodía supracomarcal, extendida por ambas provincias?...Es otra posibilidad… Pero no es sensato enunciar ninguna hipótesis, pues el tema requiere una adecuada investigación. No obstante, hay dos aspectos bien claros: 1) Hay referencias bibliográficas que demuestran la existencia del fandango de
Herrera en el final del siglo XIX (cita de Fernando el de Triana).
onubenses condicione las premisas y resultados de cualquier estudio venidero.
2) No se ha pierde la línea de transmisión desde entonces a ahora: Carlillos lo canta entre mitad y final del XIX, periodo en que nace Carmen la Timotea, guitarrista profesional, que lo canta en fiestas, y cuyo hijo lo hereda, lo aflamenca y canta hasta 1972 en que se grabó. Además hay que tener presente el rasgo más destacado por todos cuantos conocieron a Pedro Gómez Moreno: su formalidad e integridad como persona. Por ello debe tener para nosotros la máxima credibilidad su afirmación de que el cante que él llamaba Fandango de Herrera es el que ya cantaba su madre con esa denominación a finales del XIX.
Por último, comentar que el fandango de Pérez de Guzmán (de ejecución corrida) es una variante personal del originario, corrido, de Huelva-Alosno tal como demostró Francisco Zambrano Vázquez en la biografía de este cantaor (14). La estructura de ambos es la misma, y la diferencia principal es que Pérez de Guzmán hace más valiente su versión, al meter una marcada subida de tono en la última sílaba de los tercios 1, 3 y 5. Ahora bien, el fandango de Huelva tal como lo ejecutaba El Mochuelo, no existe hoy día, pero permanece actualmente la versión personal que hizo José Pérez de Guzmán, que por la propiedad transitiva, tiene mucho parecido al de Herrera. De este juego de similitudes se deriva que quien escucha por primera vez esa única grabación rescatada del fandango de Herrera suele exclamar «¡ese fandango no es un fandango distinto, es el mismo de Pérez de Guzmán!». Es comprensible dicha reacción, pero esperamos que la información aquí aportada aclare este aspecto.
Frente a estos datos, no tenemos datos sobre el fandango de Huelva-Alosno anteriores a la primera grabación de El Mochuelo (que es de 1915 y por tanto posterior a Carmen de la Timotea y Carlillos). Con todo lo anterior no queremos aventurar que la similitud musical entre el fandango de Herrera-Puente Genil y Huelva-Alosno (repetimos, en su versión original avandolá) tenga por explicación que este cante fuese exportado de esa parte del contacto Sevilla-Córdoba hacia la provincia de Huelva, pero por los datos expuestos, esa hipótesis sería más sólida que la contraria. En definitiva, hay que seguir investigando, evitando que la descomunal popularidad e importancia que actualmente tienen los fandangos
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Para complicar más aún las cosas, José Pérez de Guzmán pasó temporadas viviendo y cantando en su hacienda Parchilena, cortijo cercano a Herrera, que fue lugar de veladas flamencas. Si uno es estudioso del flamenco y es de la zona, y ve la similitud de ambos fandangos, se ve tentado de decir dos y dos son cuatro, esto es, afirmar que Pérez de Guz-
Fosforito
José Pérez de Guzmán
El Mochuelo
mán sacó su fandango de escucharlo en la zona cuando pasaba temporadas en Parchilena. Esa fue mi primera tentación, pero luego leí al biógrafo de José Pérez de Guzmán donde se demuestra que éste simplemente varió el primitivo fandango de Huelva-Alosno.
vez en décadas se volvió a escuchar este fandango gracias a la interpretación del cantaor herrereño aficionado José Ramón Jiménez, a quien hay que agradecer que haya decidido hacerse con este cante como primer paso en su recuperación. Un paso decisivo en su revitalización sería que algún cantaor profesional se anime a incluirlo en su próximo disco, lo que supondría la primera grabación profesional de este fandango. No todos los días se tiene el privilegio de colaborar en la recuperación de un palo de flamenco en peligro de desaparición ¿verdad?
Hacha, higo y higuera, y así cantaban Carlillos y Pedro la Timotea este fandango de Herrera.
La recuperación debe continuar La única grabación de fandango de Herrera conocida hasta la fecha forma parte del disco CD recopilatorio de los cantes de Pedro de la Timotea que ha editado el Ayuntamiento de Herrera y que he tenido el placer de dirigir. Como el resto de los cantes hallados, es una grabación casera, realizada cuando el cantaor tenía sobre 70 años. Como fue grabado sin acompañamiento de guitarra, como los otros cantes, y dada la importancia de este cante dentro del CD, se ha decidido editarlo con sonido de guitarra superpuesto. Se presentó el pasado mes de mayo de 2012 en la Casa de la Cultura de Herrera (8), donde por primera
Como colofón, una propuesta personal de letra para fandango de Herrera, para ese cantaor profesional que se anime a grabarlo. Está inspirada en un dicho tradicional, entrañable entre los herrereños, que hace alusión al modo local, descarado, de aspirar las haches al hablar, haciéndolas casi jotas. Hacha, higo y higuera, así se habla en mi pueblo.
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Notas y citas: (1) El folclorista Juan Navarro Suárez lleva años realizando una interesante tarea de recuperación de fandangos bailables, y muchos de los videos disponibles son resultado de su trabajo. La información proporcionada personalmente por este especialista ha sido muy importante para el tema tratado en este artículo. (2) No debe considerarse el uso de la «v» como una incorrección ortográfifbca en el término avandolao, pues procede de vandola (guitarra española barroca de pequeño tamaño). (3) La primera grabación de fandango de Huelva-Alosno, realizada por Antonio Pozo El Mochuelo, es un testimonio irrefutable de ese modo primario, avan-
dolao, de hacer estos cantes. El único fandango de Huelva que permanece al modo corrido es el de Pérez de Guzmán. (4) Este cantaor, Carlillo o Carlillos, no es la primera vez que aparece como figura flamenca relevante en esta zona de contacto Córdoba-Sevilla. El investigador herrereño Francisco Jurado le ha identificado como Carlos Granado Baena, nacido en Herrera en 1843. Existe aún alguna descendencia indirecta en el pueblo. (5) A modo de ejemplos, en esas fechas hubo en Herrera una logia masónica exclusivamente femenina (cosa absolutamente inusual), además de otras variadas asociaciones culturales, y fue la primera localidad de la provincia donde se proyectó el cinematógrafo. (Comunicación personal de Francisco Jurado, historiador local). (6) Comunicación personal de Pedro de la Timotea a Manolo Carmona López. (7) Manolo Carmona López y Antonio Mendoza Ucedo. Manolo Carmona es familiar de Pedro, y le acompañó como lazarillo en numerosas ocasiones, cuando el cantaor ya tenía una cierta edad.
Pedro de la Timotea
(8) Los aficionados interesados pueden ponerse en contacto con la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Herrera, o con el Instituto Andaluz del Flamenco de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, que ha colaborado en la edición. (9) La falta de análisis musicológico en las aseveraciones de este tratado tradicional de flamencología es ampliamente referido, entre otros, por Antonio y David Hurtado (La Llave de la Música Flamenca. Signatura Ediciones, Sevilla 2009). (10) Estrictamente hablando, zángano es un tipo de baile entre dos hombres y una mujer, y en ocasiones entre dos mujeres y un hombre. Existen bailes de zánganos en otras localidades de Andalucía oriental. En Puente Genil el cante ha recibido el nombre de zángano por extensión del baile. (11) RODRÍGUEZ COSANO, RICARDO: Sevilla Flamenca (nº 94 enero-febrero 1994). (12) Pedro Lavado y Fosforito, de jóvenes, escucharon muchas veces cantar a Pedro el de Herrera, a quien iban a buscar a su
casa en un taxi desde Puente Genil, para organizar reuniones flamencas. Estaba clara la intención de escucharle, y probablemente de aprender de él, muy veterano en el cante en comparación con ellos por aquellas fechas. Por todo esto, cabe plantearse incluso si el escuchar a Pedro de la Timotea interpretar el fandango herrereño pudo influir en que decidiesen incluir dicho cante (zángano para ellos), en sus grabaciones futuras. (13) ARREBOLA SÁNCHEZ, A: Los verdiales en el flamenco. Su proyección musical. GRUPO EDITORIAL 33, S.L. Málaga, 2005. (14) ZAMBRANO VÁZQUEZ, FRANCISCO: Don José Pérez de Guzmán y su fandango. Diputación Provincial de Badajoz. Badajoz, 2008. En esta publicación el autor descarta de un modo riguroso las antiguas y extendidas teorías que atribuían a El Cojo de Málaga o a Manuel Torre la autoría de este fandango. (15) El Instituto Andaluz de Flamenco ha colaborado en la edición de este disco.
monográfico Juan Moneo
El Torta (1952 - 2013) Porque para poder describir la manera en la que El Torta ha cantado hay que meter mucho el oído y tener la boquita cerrada, que con el de la plazuela nos pasa como con los dos de ayer, que no hay quién acierte una quiniela. Después de resoplar mil veces, de mirar para todos lados como si no supiera dónde estaba, Juan Moneo cantó por bulerías por soleá, que por algo es jerezano hasta los tuétanos, con una fuerza que a los profanos nos parece imposible. Cinco letras en un cante. La primera buena. Bien. La segunda un poco mejor. Y en la tercera… Ay, amigo, ahí se cimbrearon los cimientos del teatro decano de Sevilla. Publicado en Sevilla Flamenca 114 (diciembre 2010) El Torta sólo puede salir del ruedo del flamenco o aclamado por la masa o ignorado. O a hombros por la puerta de los elegidos o vapuleado por la imperfección natural de los duendes… Nada importa demasiado. Ni lo uno ni lo otro. Lo único que al tortista le atañe es sentirse único cuando la mano es buena y el misterio centenario del flamenco se revela claro y profundo en la voz de uno de los cantaores más geniales de la historia. Publicado en Sevilla Flamenca 117 (diciembre 2012)
juan moneo El Torta Juan Andrés Calamaro / Fotografías_ calamaro.com y Fidel Meneses
Me van a faltar adjetivos, y vocabulario genérico, para explicar lo que anoche ocurrió con vuestro servidor. Hace años que veníamos preparando, provocando y esperando, la noche de anoche. Juan Moneo El Torta es, muy probablemente, el más grande de los cantores de Jerez, el mas expresivo, el más bohemio, el más entregado, el más desgarrador, el más puro… de entre toda la cárcel del canto… El sentimiento genuino que duele como dolores. Todos los palos, los bluseros, los difíciles… el cante de Jerez de la Frontera. El cante de las familias mas negras del blues gitano, del flamenquísimo. No pude comer en todo el día, y llegué primero que nadie al Clamores, que es donde nos hicimos carne y uña con Niño Josele y Diego Cigala… con Jerry González de padrino de alternativa. Y anoche con el Torta Juan, como lo veníamos palpitando y preparando con mi querido compadre Alberto, que es bien compadrito del Torta, desde hace muchos años. Porque Alberto es un señalado por la música, para cuidarnos a los músicos, para reunirnos, para no dejarnos solos, para ser vínculo y el mejor amigo.
Todos aquí saben que Juan es la máxima autoridad del cante y el feeling. Que es el que más se entrega, que se rompe y desgarra en el escenario. Que es a vida o muerte cuando el que canta es Juan Moneo El Torta. Entonces estábamos los cuatro en el camarín del Clamores, forrado de programas, de firmas, de rostros de Jazz y el Flamenco. Con Alberto y el sobrino de Juan, Juan Manuel, que le dio el toque (guitarra) y le sacó cante a chorros. A su tío. Aquello no podía ser más, ni más bonito. Para cualquiera sensible a la partitura sel sentimiento, para un musiquero o un cantor, quedarse en fila cero escuchando —y mirando— a Juan cantar, es un terremoto divino de inspiracion y verdad. Mucho más que cantar. Cantar con las manos, con el pecho, con los dolores del cuerpo y el alma. El Torta Juan me dedicó sus cantes, literalmente y con nombre y apellido; y después dijo informalmente unas palabras sobre las farmacias, las pastillas y los dolores, la analgesia… Yo pensé que habíamos llegado ya al cielo. Qué parecidos somos los cantantes, aunque todos
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cantamos distinto. Será que estamos cantando siempre lo mismo todos. Yo le devolvería el gesto regalándole mi pañuelo. El de las calaveras. Ese es el Torta Juan, mi compadre y el compadre de mi compadre. Hicimos buenísima onda con Juan Moneo, y nos prometimos cantar y grabar juntos. A veces salgo a buscar el arte de verdad, y no siempre cuelga en las paredes de un museo, ni se puede leer en un libro, ni escuchar grabado… Porque, lógicamente, también se puede. Anoche fue midnight en Paris… Los verdaderos fantasmas parisinos somos nosotros y estábamos los que teníamos que estar. Se vino el mundo abajo. Se vino el mundo arriba. Escuchando quebrarse el alma del cante. Una palabra que me gusta mucho es TERREMOTO… Tiene mucha erre, es muy flamenca, es torera, parece japonés…
Escrito el 30 marzo, 2012. Fotografía: Juan Moneo y Andrés Calamaro en Clamores, Madrid, 29 de marzo de 2012.
En mi despedida a Juan José González Reina
Querido amigo Juan: No podía imaginar a finales de los años ochenta, cuando nos conocimos, aunque había seguido tu carrera desde el principio, que hoy estuviera escribiendo sobre tu discografía y, mucho menos, llorar tu muerte tan temprana. Dejaste en mí, igual que en todas las personas que te conocieron, la huella de una persona que era todo corazón, actuando y conduciéndote, en muchas ocasiones, como un niño, por estímulos primarios e inocentes. Ciertamente, fueron muchos los momentos en que esos impulsos te llevaron a padecer grandísimos sufrimientos. Es la filosofía de una vida sencilla aunque, paradójicamente, en constante ebullición, sin concebir la maldad y considerando que el interés material sólo debiera ser entendido como medio y nunca como fin. Y así en más de una ocasión me hizo comentarios como este: «….no sé cómo por falta de pago se puede privar a nadie de algo tan sagrado y elemental como es el agua; yo he visto por esa sierra de Madrid, el agua pura que Dios nos regala, corriendo en forma de torrentes, como un bien que nos pertenece a todos». Y proseguía diciendo: «verás, Pepe, cómo algún día, hasta nos cobran por recibir esos rayos de luz que nos envía el sol». Siempre me quedará el recuerdo de una velada maravillosa junto a ti, en compañía de tus hermanos Manuel y Luis en casa de unos amigos comunes, disfrutando de unos cantes a nudillos, hablando de flamenco y recordando a muchos artistas jerezanos. Todo esto ocurrió tras una actuación en Sevilla, en la que se
nos mostró la fragua del Tío Juane con sus hijos, y en la que tú, con las manos en el fuelle, avivabas el fuego eterno de tus cantes por martinetes. A su término, con la gracia y el arte que le caracterizaban, nos relataba como el Tío Juane estuvo tan pendiente del cante y el trabajo de forjar una herradura, como de él, diciéndole continuamente, «sobrino no le des al fuelle con tanta fuerza que me vas a meter fuego en la camisa». Después declinaste la invitación que te hacía Manuel Morao a tomar una copa que había preparado la organización para los artistas que habían intervenido, argumentando que con ellos compartías el día a día mientras que a nosotros nos veías en muy pocas ocasiones. No permitió dejarnos solos. Siendo uno de los cantaores de mayor carisma y proyección de los últimos treinta años, hemos sido testigos de muchos momentos en su vida profesional, en los cuales se sucedían las luces y las sombras, haciéndonos cargo del sufrimiento que debe suponer para un artista tener que bajar drásticamente su alto caché económico, o tener que exponer su arte en locales poco apropiados, después de haber actuado en los más exquisitos escenarios. También hay que decir que estas circunstancias no restaron ni un ápice a su dimensión artística; pues siempre fue elogiada por la afición, crítica y, sobre todo, muchos artistas de su generación. También hay que decir que tanto su vida personal como profesional ha sido comparada con la de aquel majareta o acabarreuniones, como se llamó al genio jerezano, Manuel Torre.
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Su cante, puro y cristalino como el agua de los Albarizones, rezuma el aroma de esas soleras centenarias que habitan en las catedrales jerezanas del vino. Sonido de cascos de caballos y aleteo de gallos de pelea. Su eco hunde las raíces en las profundas voces de legendarios cantaores jerezanos como Tío Luis el de la Juliana, Tío Perico Cantoral, Tío Vicente Macarrón o Tío Luis El Cautivo. También supo captar el espíritu y las formas de otros muchos cantaores foráneos, como fue el caso de Juan Talega, Antonio Mairena o Caracol. Por sus dotes de comunicación, siempre prefirió el contacto directo con el aficionado logrando intensos momentos de inspiración e improvisación en reuniones, peñas y festivales, así como en tabernas flamencas, salas de fiestas y, cómo no, en grandes auditorios abarrotados por fervientes masas de incondicionales aficionados rendidos a su arte. Nunca maquilló su estado anímico, razón por la cual su cante unas veces sonaba a repique de campanas, en un día de gloria, y otras a réquiem de Mozart. Jamás dejó indiferente al auditorio. Su discografía oficial no es muy extensa, pero sí tiene la intensidad suficiente para poner de relieve, meridianamente claro, su gran conocimiento del más puro y rancio cante, condición indispensable, para posteriormente renovar e innovar, convirtiéndose en todo un modelo o referente de los nuevos aires festeros. Dominó una amplísima gama de estilos y fue dueño de un compás que no está al alcance de todos los mortales. Poniendo siempre su garganta y corazón al límite de sus po-
el torta sibilidades como lo hiciera en todo momento con su vida. Su jondura, su temple y su pellizco lo acreditaron como un prestigioso intérprete del cante por soleá; y así lo demostró, a muy temprana edad, obteniendo el primer premio de ese cante en el Concurso de Mairena del Alcor en el año 1972. Cultiva y llega a dar personalidad a muchas variantes autóctonas y anónimas que su tierra aporta a este estilo, así como de otros maestros jerezanos como Merced la Serneta, Frijones, Carapiera, Juan Ramírez, Juanito Mojama o Tío Pacote, entre otros. Con la misma veteranía abordó las creaciones que de este cante hicieron maestros del entorno más cercano a Jerez, tal es el caso de Enrique el Mellizo, La Mazzantini, Juaniquí o El Chozas. De igual forma lo hizo también con los estilos de Marchena, Utrera, Alcalá de Guadaíra y Triana, interpretando cantes de La Jilica, Rosario la del Colorao, Joaquín el de la Paula, Agustín Talega, La Roezna, La Andonda, El Machango, Noriega, El Quino, etc. Justa medida y compás nos muestra en su bulería por soleá, aproximándonos de forma fidedigna a los grandes maestros, tanto jerezanos como de otros centros cantaores, tales como El Tati, Juanichi, El Gloria, La Pompi, Tomás Pavón, La Moreno o Tío Borrico. Sus cantes por tonás y seguiriyas lograron penetrar y hacer sentir en el alma los pesares, desdichas y tragedias que la vida nos puede deparar. Luce un amplio conocimiento de la seguiriya, abordando muy diferentes estilos creados por antiguos maestros jerezanos como Manuel Molina, Paco la
Luz, Joaquín Lacherna, Loco Mateo, Tío José de Paula, Manuel Torre, o más recientemente las influencias de cantaores emblemáticos como El Sernita, Manuel Sordera, Los Agujetas, Fernando Terremoto o su propio hermano, Manuel Moneo. Sublime en los cantes festeros, poniendo de manifiesto lo que Jerez significa en estos palos, haciendo un recorrido por el flamenquísimo y torero barrio de Santiago y, sobre todo, por esa Plazuela, perteneciente al barrio de San Miguel que tantos cantaores ha dado para gloria del flamenco, cuna de su familia, los Moneo, descendientes de la dinastía Pacote. En su voz, y bajo el prisma de su genial estética, lucen de forma renovada y esplendorosa, los cantes de Mojama, La Paquera, los Agujeta, El Chalao y su abuelo Pacote. Por ser almas gemelas, tiene para su compañero y amigo Luis de la Pica sus mejores recuerdos y elogios. En suma, supo transmitir la esencia de estos dos auténticos bastiones que soportan el pasado y el presente de la gitanería flamenca de esa tierra. Mostró un gran dominio de los cantes gaditanos, especialmente, las cantiñas. Sus alegrías fueron siempre éxito rotundo. En el cante por malagueñas fue seguidor de la escuela gaditana de Enrique El Mellizo, y de su tierra, a través de El Torre, Chacón y Cepero. Tientos y, sobre todo, tangos de veinticuatro quilates. Tangos–rumbas, absolutamente nuevos y repletos de magia, junto al más puro compás gitano. En muchos de estos cantes también se puede observar el poso que dejan en él cantaores de la talla de Aurelio Sellé, Antonio Mairena, Pastora Pavón o Camarón. En otras muchas ocasiones lo vi acercarSevilla Flamenca | etapa V | número 119 | pág. 21
se, en sus formas, a Triana y Granada, a las cuales adoraba. Cante de oro y brillantes son sus registros por fandangos. En ellos, a través de las rendijas de su personalidad se asoman auténticas celebridades de este palo, como Manuel Torre, El Gloria, José Cepero, Manolo Caracol, o Antonio de la Calzá. Su sentido taranto sigue la estética de El Torre, el cantaor más afín a su personalidad y forma de entender este arte. Grabó también una bambera muy flamenca, y de una enorme personalidad y factura. Finalizo con una mención especial, de justo y obligado cumplimiento, para Manuel Moreno Junquera, Moraíto de Jerez, su eterno guitarrista, compañero y mejor amigo. El que más le acompañó, tanto en su discografía como en sus actuaciones personales. Genio del compás y responsable de ese soniquete, de esa música, que envolvía y creaba la atmósfera que necesitaba Juan para desarrollar su cante a gusto. Posteriormente, le han acompañado una auténtica legión de guitarristas de la más prestigiosa escuela jerezana, empezando por el insigne Parrilla de Jerez y siguiendo con una interminable lista de tocaores curtidos en miles de batallas flamencas como el gran Periquín Jero, Antonio Jero, Diego del Morao, Domingo Rubichi, Paco Lara, Miguel Salado, Jesús Agarrado, Juan Manuel Moneo, Manuel Lozano o Manuel Parrilla. Préstame, querido Juan, ese gitano pañuelo de lunares que tantas veces lució tu cuello para secar las lágrimas que asoman a mis ojos al concluir este recuerdo.
juan moneo Mi mal no tiene cura Isaac Albino Torres / Fotografía_ Fidel Meneses
El cuerpo se me cortó al recibir la negra noticia de su dulce —e inesperada— muerte. Aquella mañana de diciembre, rematando ya un viejo año, yo —sin ser gitano ni haber nacido en Jerez, sin tener conocimientos amplios de flamenco pero sí con afición a este arte tan difícil— empecé a echar ya de menos a Juan Moneo, apellido señero de la Plazuela, gitano, jerezano y cantaor íntegro y único. A solas conmigo mismo, escuchando sus cantes, intenté aquella tarde de luto describir las sensaciones que en mí producía el cante de Juan cuando lo soltaba —libre y salvaje— en las tablas de un escenario. Formas las suyas que hacían hundir mi alma en la butaca y llenarme de sensaciones con la obra de arte efímera que El Torta dejaba en el aire, ante mí. De su seguirilla, presajiaba un cante ancestral en su tiritiri… cargado de dolor y lucha como fue su vida, que te hacía retorcer al mismo tiempo que él se arrebujaba en su silla de enea. La primera vez que veo a Juan es en la película Flamenco, del oscense Car-
los Saura, con una forma de cantar por bulerías distinta a todo lo que había escuchado antes, con una musicalidad endemoniada, con un sello único que le acompañara —a él y a nosotros— para los restos. Nos decía Juan una noche tras un recital en La Puebla de Cazalla que la luz había que pagarla de una vez, del tirón, como se compra un coche o una bicicleta… Nos decía —con los ojos llenos de ilusión y el corazón esperanzado— que en la puerta del colegio, cuando iba a recoger a su hijo, le preguntaban si era su nieto… Mientras, en el entre tanto, yo le cantiñeaba mu bajito letras de Luis de la Pica y él me las remataba con gracia y entusiasmo. A Juan había que verlo y escucharlo en vivo, con la única frontera del aire que nos separaba de él. Su voz, su cabeza, su cuerpo, estaban totalmente sincronizados y formaban un uno indisoluble. Su cante a gañafones, a cañonazos (de combustible) te removía el estómago y te ponía el corazón acelerado en dos letras
por fandangos que, seguramente, será lo más parecido a aquel majareta mítico y genial al que llamaban Manuel Torre. La soleá por bulerías que pusiera al Teatro Lope de Vega bocabajo en una Bienal de Flamenco, sus tientos de doble filo y lloro y lloro y lloro por ti vida mía... Mascando y arrojando arte a borbotones. Desgraciadamente para nosotros —tristes mortales— artistas tan íntegros y honestos, tan de verdad, nacen pocos. Su cante, a veces agotado por un todo, pero nunca resignado a la no entrega, al pasotismo. «¿Cómo lo hago? ¿Unos cantes y un descansito?». No, Juan. Suelta lo que traigas dentro, no te lo lleves, aquí estamos para lo que nos quieras dar. Todos sabíamos que era él y no había ojana, más allá de que fuera o no fuera su noche. Desde que era anunciado en los carteles nos tenía ganados. Todos los que conocimos a Juan, somos conscientes de que no encontraremos nada igual. Ni parecido siquiera. Gracias, maestro, por hacernos partícipes de alguna manera de tu vida y de tu obra.
juan moneo El Torta y La Plazuela, de nuevo a casa Alejandro Medina / Fotografía_ Fidel Meneses
La tradición es un lugar al que siempre podemos volver. En flamenco personalizamos los lugares atribuyéndoles cantes, como si estos fueran sujetos con identidad: «se ha acordado de Lebrija», «eso es Santiago». El Torta era de la Plazuela, de la familia Moneo, y por tanto portador genético de una estética flamenca. Es algo que se nota en su cante, más en sus primeros años que en los últimos. Es lógico: el cantaor reproduce el modelo aprendido hasta que lo moldea con su personalidad, enriqueciéndolo. Ese es, al menos, el esquema ideal. Primero los pilares, luego la inventiva. Pocos artistas han recorrido esta progresión con la genialidad de El Torta.
y vertiginoso, impreciso. A menudo puede resultar seco, desapacible. No casualmente Manuel Agujetas ostenta el cetro de estas formas. Agujetas y su hermano mayor Manuel Moneo serán para siempre los ídolos inamovibles de Juan… «Camarón aparte», apostillaba siempre. Más arriba en la genealogía cantaora de Juan, hallaremos a un plazuelero imborrable pero a menudo desapercibido: Juanito Mojama. Por soleá y seguiriya, es patente la querencia de El Torta por las formas de este gitano. Las tremendas facultades cantaoras de Juan le permitían adueñarse de ese repertorio con inmejorable resultado. Su poderosa voz, su metal vibrante, la
En sus discos y recitales, Juan combina felizmente el acervo cantaor de su Jerez natal con la plasmación de su inquieta personalidad. La singularidad de su barrio y la de su propia familia le acomodan dentro del flamenco tradicional sin esfuerzo. El Torta es desde el primer momento un intérprete dotado de naturalidad, aún para acometer los cantes más duros. Pero ese clasicismo no debe entenderse como conservadurismo. El cante de la Plazuela no renuncia nunca al salvajismo, y Juan fue el último cantaor que reconoció que el cante está por encima de uno mismo, que no se puede confiar en su fiabilidad. Esta premisa es la antítesis de la actual frigidez técnica.
desinhibida velocidad de su compás… provocan en el aficionado el latigazo de la emoción, tan esquivo, tan anhelado. Hay una fluidez en su cante que alivia la característica rigidez de la Plazuela. A esas cualidades se añadirán luego su malditismo y el poderoso mensaje de sus letras. Es precisamente en su faceta creadora donde El Torta ha alcanzado mayor celebridad. Naturalmente esos cantes (sobre todo por bulería) se alejan del aire plazuelero, pero atienden a otras ricas tradiciones. Es inevitable la comparación con Camarón. Más que mimetismo (Juan no fue nunca camaronero en las formas) descubrimos asumido en el Torta el reto de la época que protagonizó el de la Isla. Su renovado sentido musical y lírico, más fresco, rejuvenecedor, pero tremendamente poderoso y exigente. No obstante, la más nítida influencia en esa línea es Luis de la Pica, genio creador del Jerez de los ochenta y noventa. Juan recoge el guante de esa poesía delicada y sencilla, llena de símbolos agridulces. El Torta elimina la ternura del Pica y añade temperatura, desgarro, dolor en definitiva. En esa labor le ayuda y traiciona la inestabilidad de su arte, motivada por su desgraciada leyenda personal, su quebrada salud, sus imprevisibles estados de ánimo. Ese Torta tormentoso es el más seguido en sus últimos años, el que había llegado más lejos en su aventura cantaora. El mismo que siempre guardó en la memoria, como la llave de un hogar, el cante de su barrio, al que siempre podía volver en las desérticas noches del cante sin inspiración, de nuevo a casa.
Y es que en el barrio de San Miguel perdura la sombra oscura de Manuel Torre, por eso destacamos siempre la negritud del carisma plazuelero. Es un cante arriesgado, que no conoce alivio. Visceral Sevilla Flamenca | etapa V | número 119 | pág. 24
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Ilustraci贸n de Antonio Rodr铆guez Ledesma para la portada de Sevilla Flamenca 113 (septiembre 2010) / antonioledesma.com
Ave Algeciras Juan José Tellez / Fotografía_ César Comino
Hubo un tiempo –tampoco hace tanto— en que esta ciudad desembocaba en el barrio de La Bajadilla: un caserío sobre cañada real, a cuya falda corría el río de La Miel, cuyas crecidas anegaban calles y chabolas. Quiero imaginar que, en aquel entonces, Francisco Sánchez Gómes, al que la fama conoció luego como Paco de Lucía, bajaría desde la calle San Francisco hasta el antiguo acueducto medio desmoronado. Allí, por donde aún sonaba el eco de Corruco, Rafael El Tuerto y el Niño de las Botellas, se detendría a contemplar, junto a Las Vegas y a dos pasos del cine Alegría, como el río arrastraba enseres y ramas hasta su desembocadura en los muelles. Les hablo de una época en la que Algeciras no había decidido aún enterrar a aquel cauce como también a buena parte de su memoria, bajo un sepulcro de cemento y de dinero. Y quiero imaginar, en aquel momento, a aquel joven larguirucho al que los suyos llamaban Mambrú, contemplando el espectáculo de sus aguas que venían del Cobre y que olían a mosquitos y a miseria. Sus ojos, tan sensibles como sus dedos, se
detendrían a mirar la hoja de un árbol arrastrada por la corriente. Así se sentía Paco, según me ha dicho su hijo Curro que repetía mucho. Como la hoja de un árbol que el río arrastra a su antojo. Sin brújula ni mapa o un destino escrito en las rayas de la mano. Como tú, como yo, como la piedra pequeña de León Felipe. El río de la vida llevó a Francisco Sánchez Gómes a todas las esquinas del mundo y a todos los confines de la música. Fue a partir de que adoptase el nombre de su madre, Luzía, la chica de Montegordo en Portugal, a la vera de Castro Marín, que había llegado a la convulsa Algeciras de los años 30 para trabajar humildemente y conocer a un huérfano llamado Antonio, el poeta y el maestro, con quien tuvo cinco hijos: María, la mayor, Ramón, su segundo maestro, Antonio y José que les sobreviven, y él mismo. Quizá Paco hizo suyo el nombre de su madre porque necesitaba una patria a la que regresar. Hoy lo hace, él, que siempre fue un payo canastero. Gracias a ello, siguió
siendo durante media vida el niño que deslumbró al Teatro Villamarta de Jerez junto a su hermano Pepe, que también se llamaría de Lucía, cuando dejaron de ser los chiquitos de Algeciras. El adolescente que descubriera el lago de Chicago helado bajo la nieve y el hombre hecho y derecho que se sumergiera en las aguas del Caribe, claras como el corazón de los inocentes. El que llenaría el Budokan, pero se dejaría caer por el rincón flamenco de Nanas en el Golden Gay de Tokyo, para oír nuestro eco andaluz en un emocionante espejo de ojos rasgados. El hermano de sangre de Camarón de la isla, con quien cabalgó como un forajido por las praderas de la libertad y del instinto. El que seguía jugando al fútbol en las playas o en las paradas del autobús de cualquier gira. Un Rey Midas que convertía en flamenco todo lo que tocase, ya fuera el jazz, Manuel de Falla, Albéniz o Rodrigo, el pop o las canciones, la copla de Quintero, León, Quiroga y de su vieja amiga Marifé, cuya muerte sin pompa lloró no hace mucho. El que asombraría el mundo y desconcertaría a
sus paisanos. El que fue capaz de componer, de interpretar y de grabar algunas de las mayores obras maestras de los últimos cincuenta años, con el dolor y el sacrificio de aquellos que descubren que en el pecado del arte llevan, en el fondo, la penitencia del alma. El que fabricaba compadres virtuosos o risueños, célebres o anónimos; pero creía en la familia, porque confiaba tal vez en esa rara herencia de la genética que llegó hasta los dedos de sus sobrinos José Mari o Antonio. El que amó sin bridas y el que tuvo cinco hijos pero permitió que, en el que iba a ser su penúltimo disco de estudio, se colase la voz de Antonia, entonces una cría, como un probable mensaje privado en una botella de náufrago: el recado íntimo de que la vida sigue y afortunadamente quedan muchas otras hojas flotando sobre los ríos del mundo. A Paco, le preguntaban de tarde en tarde por sus opiniones políticas. Quizá lo hacían aquellos que desconocen que quien busca la belleza, en el fondo, está
buscando la justicia. En ese sentido, él era un revolucionario conservador, como le ha definido su cómplice Jorge Pardo. Respetaba la tradición pero la desobedecía, como precisó su amigo y su confidente Félix Grande, con quien tanto quiso hasta que la muerte también vino a reclamarlo. A Paco, de tarde en tarde, le preguntaban si era religioso. ¿Cómo no iba a serlo? Su religión era Isla Verde, Al-yazirat Al-Hadra, cuyo nombre llevó una vez en una gorra que su compadre Victoriano Mera le regaló para que la paseara por los escenarios de su era, desde Sidney a Moscú. El declamó, como un mantra, los nombres de esta ciudad entre dos aguas a través de los títulos de sus composiciones, desde el Cobre a la Plaza Alta, entre olor a naranjas del Tesorillo, eso sí, y la selva inabarcable de La Almoraima. Su mejor padrenuestro llevaba desde la calle San Francisco, donde dio clases su amigo Paco Martín, hasta el cuarto de los cabales de José Luis Lara o la arena del Rin-
concillo donde compartir el recuerdo de Reyes Benitez, la arena y la cerveza con Pepe Rebolo, con la risa fugitiva de Luis El Gordo, con los hermanos Quirós, con la familia Herrera o con la familia Marín. Probablemente todos y cada uno de los días de su vida, en la intimidad del amor y del odio a la ciudad universal de la que formaba parte, rezaba un Ave Algeciras, como quien quisiera volver como un hijo pródigo a sumergirse de nuevo entre los brazos minerales de su madre. Esa primera y esa última voluntad vamos a cumplir ahora. Probablemente, los creyentes que hoy nos acompañan entonarán en público o en silencio, una oración por la suerte que siga su antigua hoja más allá del río de la vida. Sin embargo, yo les pido también que susurren una oración por su otro yo, por su severa dueña de madera, por la herramienta de la que supo extraer la mejor música que debiera amansar a todas las fieras. Viva Paco, pero recen, recen todo lo que sepan, por el alma en pena de la guitarra.
estos dulcificarán los cantes de Sevilla y Cádiz. Después de la experiencia camaronera, colabora de nuevo con Fosforito en dos LP´s (Belter 22.360 y 22.362) y participa junto a Niño Ricardo en De Sevilla a Cádiz (Columbia C-7002) de El Lebrijano; otra joven promesa con ansias de experimentar con el que abre una tercera vía de apertura que se cerrará pronto. Tras un curioso EP con Los de Doñana (RCA Víctor 3-21.099) junto a Isidro Sanlúcar (padre e hijo), Paco de Lucía comienza el año 1970 con una serie de producciones de cante que sí que van a marcar un antes y un después en el modo
estético de acompañar. Primero hace A Triana (RCA LSP 10416) con Naranjito de Triana, en el que trabaja con una estética del cante totalmente opuesta a El Lebrijano con la colaboración especial de Paco de Lucía (Polydor 23 85 006), quizá el disco más completo de los de este año. Todo con una solvencia y frescura apabullantes. Abunda en terrenos conocidos grabando de nuevo con Fosforito (Philips 71 23 046) y con Camarón Cada vez que nos miramos (Philips 63 28 004), igualmente con un éxito incuestionable. Por otro lado, no hay que perder de vista el resto de producciones de esta cosecha: un LP con Juan Cantero (Fontana 64 29 014), el iconoclasta Flamenco Románti-
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co de Enrique Montoya (Discophon SC2067) y varios EP´s con Juan el de la Vara (Hispavox HH 16-748), con el después humorista Manolo de Vega (EMI, Regal J016-20.323 y J016-20.577) y el titulado Villancicos Flamencos (Belter 52.375) de Fosforito. En todos, ya está presente el típico contratiempo sobre el acento del décimo tiempo de las soleares (y otros cantes de ese ámbito), que da a los remates un carácter muy peculiar inmediatamente asimilado por casi todos los guitarristas. Del mismo modo, sigue utilizando las falsetas de sus dos primeros discos de concierto y de El duende flamenco, que saldrá en 1972.
La edición de la obra antológica en cuatro LP´s de Fosforito marcará el curso del año 1971 pero, llegados a este punto, convendría llamar la atención sobre el sonido de los discos del periodo que comienza con la nueva década. Porque es precisamente Paco de Lucía quien pone todo de su parte por hacer un mejor empleo de las posibilidades de los estudios de grabación, llevando el uso de la reverb —el quitamiedos de los flamencos— a unos extremos justos, siempre con la intención de emular el espacio sonoro idóneo para el cante flamenco. Esto, que terminó yéndosele de las manos a mediados de los ochenta por un uso excesivo, hará que la aspereza propia del cante sea
más agradable a los oídos poco acostumbrados. Volviendo a 1971, Paco intervendrá en un EP de saetas del propio Fosforito (Belter 52.384), en el LP de Camarón Son tus ojos dos tus estrellas (Philips 63 28 021), en el LP Sevilla de fiesta (Tip 2456002) de Los de Andalucía, y en un doble disco del Niño de Barbate (Tip 2456016 y 17) —junto a Ramón— que se nos antoja imprescindible. Mientras, en la parcela solista, presenta El mundo del flamenco (Philips 63 28 025) y Recital de guitarra (Philips 63 28 036). Finalmente, para el segundo semestre de 1971 se editan los
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cuatro volúmenes de la Seleccion Antológica del Cante Flamenco (Belter 75.012, 75.013, 75.014 y 75.015) que suponen también una selección antológica del toque que Paco proponía para el fin del siglo. Una obra, junto a otras aquí enumeradas, a la que nadie ha sabido hincarle el diente del análisis musical a pesar de su interés superlativo. En lo sucesivo, Paco seguirá desarrollando este moderno y novedoso paradigma de acompañamiento al cante; pero serán sus miles de discípulos quienes lo popularicen en mayor medida puesto que, a partir de 1972, su carrera como concertista ocupara casi todo su tiempo vital.
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de lucía ra figura. Fue su hermano Ramón —por entonces guitarrista de cabecera de Juanito Valderrama y La Niña de la Puebla en Belter— quien le buscó acomodo en el entorno de ambos. Con Dolores Jiménez registró para Belter dieciséis números, editados —como era costumbre debido al bajo nivel adquisitivo— en cuatro EP´s (Belter 51.091, 51.095, 51.099 y 51.115). También grabó un EP con Pepe Soto (Belter 51.097), tres con Adelfa Soto (Belter 51.113, 51.114 y 51.119) y dos con Lolita Valderrama (Belter 51.096 y 51.100), de desigual interés y en algunos casos más cercanos a la canción ligera que al cante. Paco cierra el intenso año 1964 con su primera colaboración para El Sevillano: ocho números repartidos en dos EP´s (Philips 436 270 PE y 436 271 PE). En estas primeras grabaciones de acompañamiento, se nota aún en su toque el predominio de la estética ricardista. No obstante, el descubrimiento de Sabicas hace acto de presencia en la composición de falsetas, el único terreno en el que — de momento— puede exponer todo su potencial. Y es que sus discos de concierto —aún en compañía de Modrego— eran aún el resultado de la adaptación de repertorios tradicionales con objetivos contundentemente comerciales y recaudatorios. Es lo que Philips pretende con los LP´s 12 canciones de Federico García Lorca (Philips 843 118 PY) y 12 éxitos para dos guitarras flamencas (Philips 843 120 PY) publicados en la primavera de 1965, año en que sólo grabará tres EP´s de cante junto a Juan de Loma en Hispavox (HH 16-500, 16-501 y 16-502). Antes de girar de nuevo con José Greco en mayo de 1966, comienza un proyecto discográfico a su hermano Ramón de
Algeciras en el sello Polydor (que aún no pertenecía a Philips). Se trata de la grabación de cinco EP´s a El Chato de la Isla (Polydor 334 FEP), Carmen Moreno (Polydor 340 FEP), Gaspar de Utrera (Polydor 341 FEP), Sordera (Polydor 342 FEP) y Pepe de Algeciras (Polydor 343 FEP). Mientras gira por el mundo con José Greco, Juanito Valderrama y Dolores Abril presentan el film Gitana, cuya banda sonora fue publicada por Belter (22.033) a finales de ese año. Es la única vez que acompaña en estudio al maestro de Torredelcampo. Con la invitación de Bambino para intervenir en una de sus grabaciones (Columbia SCGE 81300) inicia 1967, el año de su lanzamiento definitivo como solista con La fabulosa guitarra de Paco de Lucía (Philips 843 139-PY): un disco en el que Niño Ricardo, Sabicas y Mario Escudero vienen de la mano para abrir nuevos horizontes técnicos, armónicos y melódicos que, andando el tiempo, incumbirán también a su modo de afrontar el acompañamiento al cante. Sin embargo, tanto en los LP´s Canciones andaluzas para dos guitarras (Philips 843 140 PY) y Dos guitarras flamencas en América Latina (Philips 843 172 PY) —impuestos por la discográfica— como en los 24 cortes de fandangos que grabará junto a El Sevillano (seis EP´s: Philips 436 895 PE, 436 896 PE, 436 897 PE, 438 112 PE, 438 113 PE y 438 114 PE); como en el anexo a la Misa Flamenca y sus fuentes de inspiración (Philips 843 179 PY) acompañando a Domingo Torres, Eusebio Gilabert y Pepe de Lucía, se muestra discreto y complaciente en la ejecución. Anecdótica resulta, igualmente, su primera incursión jazzística junto a Pedro
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Iturralde (Hispavox HH 11-128) o, ya en 1968, las colaboraciones con Rocío Jurado (Columbia SCGE 81338 y SCGE 81340) y Bambino (Columbia, SCGE 81351), o los directos de las giras Festival Flamenco Gitano (Philips 843 977 PY, 844 331 PY y 844 400 PY), en los que aparece en números solistas o acompañando a artistas como Diego Pantoja. Puede decirse que Paco no había encontrado todavía un cantaor con las posibilidades de sumarse a su línea de ejecución. Sucede entonces que se coloca en el punto de mira de Fosforito, con quien —a mediados de 1968— hace su mejor grabación como acompañante hasta ese momento: tres EP´s de cuatro cantes cada uno (Belter 52.190, 52.193 y 52.195) en los que anuncia que tiene algo nuevo entre manos. Vuelve a concluir el año con otra colaboración jazzística junto Pedro Iturralde (Hispavox HH 11-151), inicia el siguiente —1969— con los LP´s Fantasía flamenca (Philips 843 198 PY) y las tradicionales imposiciones de la discográfica 12 hits para 2 guitarras flamencas (Philips 58 65 025 PY) e Hispanoamérica (Philips 58 43 199 PY); para presentar Al verte las flores lloran, su primera producción para Camarón de la Isla (Philips 58 65 026): un disco que supone una nueva posibilidad estética para el acompañamiento al cante. Esto es, enérgico carácter rítmico, toque por medio (para bulerías, tientos, seguiriyas, bulerías por solea y fandangos), tono de granaína para los tangos, uso de los hoy típicos acordes de paso, inclusión de algunas falsetas de sus discos en solitario... Además, a partir de este momento, ambos van a iniciar una evolución del cante andaluz hacía las armonías levantinas, impregnando de jondura los estilos mineros mientras
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paco El Paco de Lucía que yo venero Discografía de acompañamiento al cante (periodo 1961 - 1971) José Manuel López Gutiérrez (musicólogo y productor)
Decía Gila que lo mejor, si se puede evitar, es no morirse. No obstante, si eres un personaje público fallecer en España es también un calvario para los anónimos que se quedan. Resulta insufrible el tratamiento que los medios de comunicación de masas dan a este tipo de noticias en el intento de llegar más lejos que la competencia, por el repetitivo y frívolo martilleo de imprecisiones e inexactitudes que las redacciones de estos medios fijan peligrosamente para la historia. Así ha sido con la tristísima pérdida de Paco de Lucía, instaurándose desde el momento del óbito opiniones como que la rumba Entre dos aguas era su obra cumbre… o que los discos con Camarón significaron un antes y un después en el acompañamiento al cante; como si esa estética de acompañamiento hubiese surgido de la nada. Recibido el encargo de esta revista para abundar en la realidad de la discografía menos tenida en cuenta de Paco de Lucía; desde la óptica del cante, me centraré en la etapa que va desde 1961 a 1971: desde la aparición de las primeras
grabaciones con su hermano Pepe al momento previo a convertirse en un atractivo comercial para el público mundial. Al respecto, ha quedado demostrado que fue 1961 el año del lanzamiento de los tres EP´s que Hispavox editó a Los Chiquitos de Algeciras (HH-16205, HH16206 y HH-16207). Es decir, antes de que ganaran en el concurso de Jerez de 1962. Tras aquel éxito, Hispavox se vio obligada a relanzar en LP el debut de Los Chiquitos al tiempo que, en noviembre de 1963, publicó otro LP en torno a la participación de Pepe y Paco en la gira que emprenden con José Greco ese mismo año, (Hispavox HHS-10.221); disco del que nadie ha hablado. En aquella primera experiencia con Greco, Paco hizo amistad con el guitarrista Ricardo Modrego Vigaray. Junto a él comenzó el año 64, trabajando a dúo en el Teatro Marquina de Madrid y preparando algunas producciones para Philips. Lo primero que publicaron fue el LP Dos guitarras flamencas en stereo (Philips 843 105 PY), de muy buenos resultados. Eso dio pie a una nueva producción en
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torno a varios artistas de los tablaos de Madrid, dosificada en varios EP´s: Niña de Brenes (Philips 430 992 PE) y El Camborio (Philips 430 993 PE); y en el LP Juerga Flamenca (Philips 843 109 PY), con Álvaro de la Isla, Pepa de Utrera y El Tupé. Fue entonces que Philips propuso a nuestro protagonista su primera aventura en solitario: un EP titulado La guitarra de Paco de Lucía (Philips 430 996 PE) donde ya aparece una parte importante de las características de su toque. Como anécdota, Paco graba para este sello con Rocío Dúrcal un EP titulado Rocío, canta flamenco (Philips 430 957 PE). Los ecos del Concurso de Jerez seguían surtiendo efecto porque Jarrito, ganador de aquella edición, no olvidó la pericia de Paco y lo reclamó para una producción de dieciséis cantes que se editaron en cuatro EP´s (Columbia SCGE 80925, 80926, 80.928 y 80.929), en los que el peso principal del acompañamiento lo llevó Juan Habichuela. No obstante, a pesar de su juventud, el modo de acompañar de Paco ya brillaba con la luz suficiente como para encandilar a una prime
monográfico Paco
de Lucía
(1947 - 2014)
Algunos agoreros se empeñan en recitarnos un día sí y otro también que el flamenco se está perdiendo, que ya no hay figuras como las hubo antaño. Y a fuerza de repetírnoslo llegamos casi a creérnoslo. Y en Córdoba la llana nos encontramos de sopetón con la figura más importante de la historia del flamenco, con el dueño de las entrañas de lo hondo. Paco de Lucía. Irrepetible. El flamenco elevado a música culta y popular a un tiempo. Todo lo que hubo y la mayor parte de lo que aún está por venir. Pieza fundamental de lo que entendemos por flamenco. Un tocaor que trasciende las seis cuerdas para convertirse en el mariscal de campo de lo que tenemos entre las manos. Publicado en Sevilla Flamenca 113 (septiembre 2010)
Y ayer lo tuvimos delante. Vaya si lo tuvimos. En el patio de butacas nos chorreaba la felicidad por la barba cuando lo vimos aparecer por entre las bambalinas. Se sentó y miró al frente con el respeto en los ojos y la sencillez en el corazón. Fue emocionante ver cómo le temblaban las manos acariciando la minera, interminable, austera y enjundiosa. Ayer se buscaba en cada falseta, en cada remate del tercio. Y bulerías. Y tangos. Y La Barrosa, elegante y pura, con todos sus silencios —donde antes de él sólo existían gritos— y con sus notas. Y a Volar por bulerías. Y a rumbear con la facilidad y la brillantez que sólo queda al alcance de tan pocos. Todo música. Todo formas únicas y originales. Sevilla Flamenca | etapa V | número 119 | pág. 36
Publicado en Sevilla Flamenca 114 (diciembre 2010)
actualidad X Circuito Flamenco Entre Naranjos y Olivos. Dedicado a Curro Mairena Redacción
El mairenismo no es solo una forma de interpretar el flamenco, es toda una teoría genealógica del cante y una concepción geográfica de su ámbito. En la figura insigne de Antonio Cruz García, Antonio Mairena (Mairena del Alcor, Sevilla, 1909 - Sevilla, 1983) se conjugan dos vertientes igualmente sobresalientes: la de cantaor fuera de serie y la de ideólogo activista con grandes dotes para la promoción. Fruto de ello, en los años sesenta y setenta florece, al calor de Antonio, una manera de interpretar el cante grave y solemne, en el cual el marchamo gitanoandaluz cobra especial valor. Dentro de estos parámetros, la labor de Antonio Mairena sirvió también, no se puede olvidar, para dignificar una profesión que empezó a ser más lucrativa. En los festivales flamencos veraniegos de Andalucía, los artistas pudieron ver aumentada su categoría como músicos y, en conse-
cuencia, alcanzar la debida remuneración económica por su participación en ellos. Pero, es más, Antonio Mairena quiso construir, con sus hermanos Curro y Manuel, su propia casa cantaora —la Casa de los Mairena— para transmitir a las generaciones posteriores toda la sabiduría flamenca de la que era portador y mero transmisor. Francisco Cruz García, Curro Mairena, siempre salvaguardó el legado mairenista. Su estampa —afable, humilde y de gitano puro— siempre será recordada por la afición como la de uno de los
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cantaores que mejor supieron continuar los ecos de Manuel Torre, el artista a quien más admiró y que conoció de niño en su propia casa, como a Joaquín el de la Paula, El Gloria o Juan Talega. Así pues, honores en este año 2014 para un hombre puro y siempre recordado por la afición gracias a su eco inconfundible. En este circuito que comenzará el próximo 3 de mayo por las peñas flamencas de Sevilla y provincia, participarán artistas de la talla de José Valencia, Jesús Méndez, Antonio Reyes, Pedro Cintas o Manuel Castulo, entre otros participantes, y plumas de la talla de Manuel Martín Martín, Alberto García Reyes, José Cenizo, Pedro Madroñal, Pablo Parrilla o Eduardo Pastor. Un año más, hay que agradecer la colaboración que presta la Excma. Diputación de Sevilla para que este circuito —un clásico, ya— vea la luz en primavera.
XXIV Semana Cultural de Actividades Flamencas
de Paradas
Homenaje Antonio Carrión Pablo Parrilla González / Fotografías_ Studio Beni
Cuando se acercan los veinticinco años de existencia de nuestra Semana Cultural de Actividades Flamencas, nos hacemos preguntas de todo tipo. Cierto es que a la velocidad que vivimos, ni siquiera da tiempo suficiente de responderlas. Superados los escollos iniciales, este evento se ha consolidado año tras año. Ha adquirido prestigio, dosis de madurez y experiencia. Y ha ido ganando con el tiempo en calidad y solvencia. Gracias a una serie de personas comprometidas podemos hacerlo año tras año. Gracias a una serie de personas que, desinteresadamente, velan por la semana como si se tratase de algo suyo. Gracias a una serie de personas la Semana camina hacia su XXV aniversario. Habrá que celebrarlo. Pero todavía no es tiempo de celebraciones. Antes de que llegue esa conmemoración, hay que continuar el camino trazado. Y en esta XXIV edición, acordamos homenajear a un joven pero ya consagrado artista del toque: Antonio Carrión Jiménez, Antonio Carrión. Sabia elección la de Antonio Carrión. A la condición artística de Antonio Carrión no podemos ponerle un pero. Y a la condición humana, menos aún. Y si añadimos su amor hacia nuestro pueblo, la elección no puede ser mejor. Nuestra semana ha visto a Antonio Carrión crecer como artista y como profesional. Como profesional, uno de los mejores que han pasado por nuestro escenario. Lo hemos comprobado a lo largo de estos años de Semana Cultu-
ral. El destino lo hizo guitarrista pese a su conocida inclinación al cante. Él es un tocaor de acompañamiento. Él sigue la estela de los tocaores de acompañamiento clásicos. Él sigue la estela de aquellos que son fieles escuderos de los cantaores. Y siguiendo la estela de Melchor de Marchena, Niño Ricardo, Manolo de Huelva y Paco de Lucía. Pero todos sabemos que muere con el toque de Melchor y Enrique de Melchor, referencias inexcusables para él. Como también sabemos que ha sido —y es— el tocaor preferido de dos de las grandes figuras del cante del último tercio del siglo pasado: Antonio Núñez Chocolate y su compadre José Menese. ¿Qué hubiera sido de ellos sin el toque sincero y justo de Antonio Carrión? No concebimos a estos dos cantaores sin la figura artística de Antonio Carrión al lado de ellos. A la antigua usanza. Pero la grandeza de Antonio Carrión no está en ser el tocaor preferido de las grandes figuras. Su grandeza está en ser el tocaor de todos los artistas flamencos. No nos equivoquemos. Antonio Carrión es uno de los más grandes profesionales de este arte. Ha acompañado a artistas de todo tipo. Su condición artística se lo permite. Y su condición humana le avala. Ahí radica su grandeza. Una vez más, tenemos la suerte de homenajear en nuestra Semana a un gran artista. A un hombre que es un apasionado de lo que hace. A un hombre que está entregado al arte flamenco. A una guitarra cantaora de verdad. A la verdad del toque.
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Pepe Marchena Se edita su
obra completa Redacción
Se ha conseguido. Después de ver editada la obra de Antonio Mairena, Manuel Torre, La Niña de los Peines, y Manuel Vallejo, ahora le llega el turno a José Tejada Martín, Pepe Marchena (Marchena, 1903 - Sevilla, 1976). Según nos adelantaba recientemente el Presidente de la Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas, D. José María Segovia Salvador, la obra verá la luz el próximo mes de septiembre. Será una edición nominal y numerada de 700 ejemplares realizada por la compañía discográfica sevillana Fonotrón —que ya ha realizado trabajos discográficos importantes como el de Manuel Vallejo en 2011— en la que los aficionados van a tener la oportunidad de escuchar al maestro Pepe Marchena en toda su dimensión. La obra discográfica constará de 17 CDs y lleva un libreto realizado por el prestigioso crítico flamenco Manuel Martín Martín, quien ya realizase un magnífico trabajo en 1996 titulado El Niño de Marchena. Primeras grabaciones. Desde esta columna felicitamos a la Federación por tan importante logro.
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actualidad José María Segovia,
reelegido por las peñas
flamencas de Sevilla Redacción
En la sede de la Peña Cultural Flamenca El Laurel de la localidad de Lora del Río, Sevilla, el domingo 2 de febrero de 2014 y con la asistencia de 34 entidades federadas cuyos representantes entregaron firmadas las correspondientes acreditaciones, se celebró la Asamblea General Ordinaria del año 2014, y posteriormente se celebró Asamblea General Extraordinaria de la Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas. La Asamblea comenzó a las 12 horas del mediodía y se desarrolló de la siguiente forma: En primer lugar se guardó un minuto de silencio por los artistas fallecidos en 2013. A continuación se entregó un pack de material recopilado por la Federación a todas las peñas flamencas presentes (almanaque 2014, DVD Concurso Andaluz de Jóvenes Flamencos 2013, Gala de mayores 2013 y el último número de la revista Sevilla Flamenca). A continuación comenzó la Asamblea tomando la palabra el Vicepresidente 1º D. Jerónimo Roldán Pardo. Agradeció a las peñas su presencia, y disculpó al presidente D. José María Segovia Salvador, ausente por motivos de salud. A continuación, se procedió a dar comienzo de los puntos del orden del día que eran los siguientes:
1º Lectura y aprobación si procede del acta de la Asamblea anterior. 2º Examen y aprobación si procede del Estado de Cuentas del ejercicio anterior. 3º Lectura de la memoria de actividades y aprobación, si procediere, de la gestión de la Junta Directiva durante 2013. 4º Ruegos y preguntas. Una vez concluida la Asamblea General Ordinaria, tuvo lugar la Asamblea General Extraordinaria. Se procedió a la elección de la Junta Directiva. El Secretario pidió disolver la mesa de la Junta actual para proceder a nombrar una nueva mesa electoral. Solo se presentó una candidatura, la encabezada por D. José María Segovia Salvador. Los representantes opinaron que entonces este señor quedaba constituido como Presidente por unanimidad de todos los presentes. El Vicepresidente 1º D. Jerónimo Roldán tomó la palabra en representación del Presidente electo D. José María Segovia y agradeció la confianza depositada en su persona. El Secretario leyó la candidatura presentada por el presidente y los demás miembros de la Junta Directiva, con las aceptaciones firmadas y selladas por las respectivas presidencias de las peñas que representan, autorizándoles.
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Presidente José María Segovia Salvador Asoc. Cultural Flamenca de Marchena
Vice Presidente 1º Jerónimo Roldán Pardo Peña Flamenca Torres Macarena (Sevilla)
Vice Presidente 2º Juan Antonio Aguilar Peña Flamenca La Siguiriya (Osuna)
Secretaria Concepción Prieto Falcón Tertulia Flamenca Cantes al Aire (Sevilla)
Tesorero Antonio Calle Martín Asoc. Cultural Flamenca de Marchena
Coordinador / Vocal Delegado de Zona Manuel Guerrero Cabrera Tertulia C. Flamenca El Pozo de las Penas
Adjunto al Presidente / Vocal Rafael Rivero Hinojo Peña Flamenca Cerro del Águila
Vocal Delegado de Zona José Miguel Acal Fernández Peña Flam. Amigos de la Guitarra
Presidente Mª Isabel Lebrero Benítez Peña Flamenca La Fragua
Presidente Antonio Benítez Blanco Tertulia Flam. Joaquín Moreno
actualidad La policía clausura
la Peña Flamenca Torres Macarena Jerónimo Roldán / Fotografía_ Marta Carvajal
por Medio Ambiente en esta aciaga noche del 16 de febrero de 2014 que quedará como una de las más negras de la historia del flamenco en nuestra ciudad. Si levantaran la cabeza tantos y tantos flamencos orgullosos de una peña emblemática como esta, seguro que no lo creerían. Una entidad que fue bautizada por Antonio Mairena. Que fue cuna de la Federación de Peñas y después parió a la propia Confederación Andaluza que lleva con orgullo la Medalla de Andalucía. Una entidad que le dio a Sevilla la Bienal
del Flamenco que tanto renombre le da a esta nuestra ciudad, ha sido aniquilada por el empecinamiento de unos vecinos que solo llevan cuatro días viviendo en el barrio.
grandes espacios donde podemos lucirnos. Que penosamente ni el pueblo, ni sus dirigentes tienen la menor sensibilidad para con él, puesto que no cuidan su base.
Han clausurado un centro de cultura flamenca con más de 38 años de existencia, que ha mostrado nuestro arte a miles y miles de visitantes foráneos. Que ha servido para rodar películas, que ha sido motivo de reportajes de la BBC, de la TV alemana, francesa, japonesa y de casi todas las televisiones de los países amigos del flamenco. Que actualmente tiene tres talleres del Distrito Macarena dando cursos de flamenco, y que en ellas se han formado cientos de flamencos de todo tipo.
Desde nuestra indignación como un colectivo que ha sido humillado por un grupo de personas, recabamos la ayuda de todos los flamencos de corazón para que esta ignominia no sigua hacia adelante. Por muchas razones que les atienda, un grupo de personas no pueden derribar un acervo cultural de tanto valor.
Esta es la verdad de un arte que poseemos de forma milagrosa, pero que desgraciadamente solo lo queremos en los Sevilla Flamenca | etapa V | número 119 | pág. 44
Los flamencos somos gente de paz, pero no podemos soportar semejante atropello. ¿Cómo se puede justificar actos de este tipo ante la UNESCO que nos ha declarado Patrimonio de la Humanidad, y que entre sus exigencias para declararnos, está la protección de este bien por las Administraciones solicitantes?
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in memoriam Félix Grande Texto_ wikipedia.com / Fotografía_ culturamas.es
Félix Grande Lara (Mérida, Badajoz, 4 de febrero de 1937 - Madrid, 30 de enero de 2014) poeta, flamencólogo y crítico español, considerado uno de los grandes renovadores de la poesía española de los años sesenta. Hijo de republicanos —su madre trabajó en un hospital durante la guerra civil mientras su padre combatía en el frente— nació en Mérida, Badajoz, pero vivió su infancia y juventud —desde los dos hasta los 20 años— en Tomelloso (Ciudad Real), donde su abuelo era cabrero. Era guitarrista flamenco cuando, según contó él mismo, decidió cambiar ese instrumento por la literatura, que en su pluma posee mucha relación con la música. En Tomelloso fue jornalero y descubrió el amor. En 1957 se muda a Madrid, donde «sigue empleado en menesteres alejados del ejercicio profesional de la literatura hasta que en 1961 comenzó a trabajar como redactor en Cuadernos Hispanoamericanos», revista de la que fue director (1983-1996; a la caída del Gobierno socialista fue destituido y pleiteó para ser restituido a su cargo, lo que consiguió). Dirigió asimismo la revista de arte Galería (1989) y la colección El Puente Literario (editorial Edhasa (1969-1971).
Comenzó su carrera literaria con la poesía y obtuvo su primer premio, el Adonáis en 1963, por Las piedras, «libro de talante existencial en el que explora el tema de la soledad». Dos años después, en 1965, ganaría su primer galardón de narrativa, el Premio Eugenio d'Ors por su novela corta Las calles. Desde entonces no cesó de escribir y de recibir distinciones. Su obra evolucionó desde la inspiración machadiana y el compromiso social del poemario Las piedras hasta una reflexión sobre el lenguaje y el erotismo. Logró el premio Nacional de Poesía en 1978 por Las rubáiyatas de Horacio Martín, en que se inventa un heterónimo inspirado en el Abel Martín de Machado y en el Ricardo Reis horaciano de Fernando Pessoa. Como narrador, destacan sus obras Por ejemplo, doscientos (1968), Parábolas (1975), Lugar siniestro este mundo, caballeros (1980), Fábula (1991), Decepción (1994), El marido de Alicia (1995), Sobre el amor y la separación (1996) y La balada del abuelo palancas (2003). Aficionado a la música, letrista y guitarrista él mismo, como flamencólogo escribió García Lorca y el flamenco (1992), Agenda flamenca (1987), Memoria del
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flamenco (1995), que obtuvo el premio nacional de Flamencología, y Paco de Lucía y Camarón de la Isla (2000). Es miembro de número de la Cátedra de Flamencología y estudios folclóricos. Félix Grande señalaba que los poetas que le marcaron fueron Antonio Machado, Luis Rosales —de quien fue discípulo y amigo y del que había prologado y seleccionado los poemas de la antología Porque la muerte no interrumpe nada—, y César Vallejo, entre otros. Después de Las rubáiyatas de Horacio Martín no había vuelto a escribir poesía, pero ese silencio de más de 30 años terminó en 2010, cuando incorporó su nuevo poema La cabellera de la Shoá en la antología Biografía y a fines del año siguiente salió Libro de familia. Estaba casado con la poeta Francisca Aguirre (como él Premio Nacional de Poesía) con la que tuvo una hija, la también poeta, Guadalupe Grande. Falleció el 30 de enero de 2014 en Madrid. Sus restos mortales reposan en el cementerio de Tomelloso.
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Sevilla Flamenca | etapa V | número 119 | pág. 48 Paco de Lucía / Archivo Bienal de Sevilla
sumario
119 > in memoriam [p. 06] Félix Grande > actualidad [p. 07] La policía clausura la Peña Flamenca Torres Macarena Jerónimo Roldán José Mª Segovia Salvador, reelegido por las peñas flamencas de Sevilla Redacción
pág. 06
Se edita la obra completa de Pepe Marchena Redacción
in memoriam
XXIV Semana Cultural de Actividades Flamencas de Paradas. Homenaje a Antonio Carrión Pablo Parrilla González X Circuito Entre Naranjos y Olivos, dedicado a Curro Mairena Redacción
actualidad pág. 08
actualidad pág. 12
> monográfico Paco de Lucía [p. 17] Paco de Lucía en Sevilla Flamenca Redacción El Paco de Lucía que yo venero: discografía de acompañamiento al cante (periodo 1961 - 1971) José Manuel López Gutiérrez Ave Algeciras Juan José Téllez > páginas centrales [p. 26] Paco de Lucía. Collage Antonio Rodríguez Ledesma
actualidad pág. 14
monográfico pág. 17
centrales pág. 26
monográfico pág. 18
Revista de la Fed. Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas etapa V | número 119 | abril 2014
Presidente José María Segovia Salvador
Vicepresidente primero Jerónimo Roldán Pardo / Peña Flamenca Torres Macarena
Vicepresidente segundo
editorial
119
El flamenco es hoy en día una música mundialmente conocida y lo que es más importante: mundialmente respetada. Yclo es gracias a artistas que lo han dado todo por nuestro arte, que lo han dignificado hasta cotas insospechadas hace cosa de medio siglo. Y estos artistas —grandes, únicos, enormes— han aguantado a la perfección el paso del tiempo, el paso de las modas y de lo que se lleva y se vende.
Juan Antonio Aguilar Gómez / Peña Flamenca La Siguiriya
Secretaria Concepción Prieto Falcón / Tertulia F. Cantes al Aire
Tesorero Antonio Calle Martín / Peña Flamenca de Marchena
Director de sevilla flamenca Eduardo Javier Pastor Rodríguez
Director adjunto Pablo José Parrilla González
Gracias a artistas como Paco de Lucía —un flamenco universal y quizás aún desconocido en ciertos matices— la historia del flamenco es lo que es. Y lo que es más. Gracias a artistas como Paco el flamenco podrá llegar más allá de lo que imaginemos traspasando fronteras y ensanchando lo hondo. También se nos fue Paco. En su exilio intencionado —en su paraíso de palmeras y playas— encontró la muerte y hasta nuestra tierra, a su Algeciras del alma, se vino para descansar por la eternidad. Los flamencos del terruño debemos estarle agradecidos por ello. Los flamencos de buena voluntad deberíamos agradecer a Paco lo mucho que hizo por nuestro arte. Cada noche tendríamos que rezarle un Paco nuestro, que están en los cielos…
Colaboradores en este número Salvador Arjona José Manuel López Gutiérrez Alejandro Medina José González Reina Jerónimo Roldán Andrés Calamaro Juan José Téllez Salvador Arjona Antonio Rodríguez Ledesma Isaac Albino Torres Jiménez
Fotografías en este número Archivo Agenda Atalaya Archivo Bienal de Sevilla Archivo Federación Provincial de Sevilla Antonio Calle Studio Beni Fidel Meneses
Edita Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas Dante 1, Sala 26 :: 41006 :: Sevilla www.sevillafederacionflamenca.es
Diseño y maquetación Agenda Atalaya 955 853 014 :: 645 254 261 www.agenda-atalaya.com
Imprime
Dimograf, S.L. P.E. Alcalá X. c/ Tres, Nave 16 41500 :: Alcalá de Guadaíra :: Sevilla 954 251 000
Distribuye
Mailing Andalucía, S.A. www.mailingandalucia.es
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