SAYENCO JUNIO 2010

Page 1


WEÑAGKVN EPE AFCHI KVYEN TRVRI

Kiñe kelv lelfvn mvley miñche wenu mu taiñ nag antvpeetew Feyti weñagkvn afchi Kvyen trvri alofnieetew fvrfvrmawvn mew Ti pu pvllv witrankontupeetew pegelelenew ta tromv pvllv reke wifkvlelu wenu mew Kamapu pu tromv Pu mawizantu, feyfey pimekeenew rupay eymi pvle ka feyti afpuel zugu tami pichikonagen chi vl Pvrvmgen mu, kiñe kiñeke wezanmalvy enew petu ti tromv afkom punpuwvla Narpatuay ñi pewma mu ti pu ayin -piwvn Welu amuley ñi trekan, weñagkvlelu am iñche Kimlu am iñche tami wilvfvn tami ayikan iñche mu chogkvlerpuay Pichiketu llemay.

Elikura Chihuailaf.

LA NOSTALGIA ES LA LUNA MENGUANTE

Hay un campo rojo sobre el cielo que nos atardece La nostalgia es la Luna menguante alumbrada desde la llovizna Los espíritus que me visitan me señalan nubes como almas trazadas en el cielo Nubes lejanas Las montañas, me están diciendo pasaron a tu lado y en el eco los cantos de tu infancia De pronto, una a una, comienzan a palidecer en mí las nubes hasta borrarse Descenderán de sus sueños las amadas -me digo Pero continúo mi camino porque siento pena Al comprender que también el brillo de tu amor a mí se irá apagando Poco a poco.



TROZO El mar ya no es una raya verduzca en el horizonte. Es una franja oblicua que cae del cielo fría y movediza, un pedazo de otras aguas grandes. En el cielo, errabunda, no es desorden. Se desmadeja. Tira de más de un hilo, hilachas rosadas. La que está cerca de la orilla es vieja lleva tiempo, de maleza, yodo, herrumbre. La de atrás es blanca, protegida. Entre una y otra, un túnel que huele a orín y a excrementos, un perro guardián que languidece.

PEDAZO Describe la tormenta como animal, acecha, amenaza, luego pasa, amordazada, anudada, prieta. Hay un montón de carbón que tapa la entrada. Pone cuidado en lavarse, esquiva ese olor a carne pequeña, esa leve náusea. La música no emociona, pero apacigua, sosiega. La oigo muy lejos, se le va encogiendo la voz. Ahí, entre el recuerdo de lo negro en la entrada y los yerbajos, la herida sigue profunda, la tierra mojada secándose, removida. La niebla sofoca el ruido llega fría a los pulmones. Duele aún, aunque alivia. El cerco abierto se adelgaza roto, se bifurca.


CACHO Piensa que necesita un desierto, arremolinada, bajo un árbol sin hojas. Los toca con suavidad mueve el cuello como un caballo que se acomoda el freno de la boca, sin mirarlos, con la mejilla, quiere morderlos, pasarlos por las encías. Tal vez un llano donde el cielo caiga pesado; o tal vez sólo sean las ganas de salir del enramado de vías que acaban en sumideros o cimas de las que cae o se atasca como en sueños forzados. Tríptico inédito de Eli Tolaretxipi



MENSAJE Solo en esta botella naufraga mi mensaje. Necesita de ti, que con tus ojos Me escuches, me adivines y me sientas. Solo en esta botella, en que he ahogado mis sentimientos; No en el mar en que naufraga, Ni en la tinta en que se mancha. En esta botella aventurera, remando de quién sabe dónde, misteriosa, que en su interior mis sueños ha de guardar. ¿Sabes por qué mi voz es para ti? En mi mensaje está tu corazón. El papel que despliegas son tus alas. Mi voz se alza, una vez despegando la batalla. Mis alas se extienden Y dejan salir a la poeta de un golpe. Taller Sayenco.



Y heme aquí sentada Escribiendo Escuchando el murmullo de las hojas La risa templada del viento Tratando de ver lo que sólo aquí se encuentra En esta banca Bajo este árbol Quizás sea verdad Que en este lugar no existan palabras No porque no puedan, claro está Sino porque se han disuelto en el agua En la tierra y en las nubes Se han tornado invisibles Ausentes para el ojo Que en este bello cielo sólo ve el cielo mismo Pero siguen aquí Resonando, vibrando Salvajes como en sus inicios Puedo recordarlo, el día en que preguntaste “Dónde están tus palabras” Y quizás no estaban Quizás se habían vuelto hojas marchitas al viento Habían volado lejos Buscando quien sabe qué y quién sabe dónde Tal vez están ahora conmigo Bajo este mismo árbol Y puede que sean aquellas Que descansan sobre el agua fresca Aquellas que ya no se pronuncian Y es verdad, este es un sitio extraño Un sitio ausente Uno de esos que sólo duran minutos o incluso segundos Uno de esos que sólo te das cuenta que se han ido Cuando los ves despedirse Serenos Entre las ruedas de un auto O la conciencia del tiempo


Paulina Contreras


A GABRIELA MISTRAL Tú, que más fracasos de amor percibiste, Que nunca te sentiste linda como mujer, Que aun no siendo madre, amaste tanto, Que sentiste el dolor de la muerte, y viste cómo el engaño de un ser amado arruinaba tu corazón, aún creíste en la vida y tras creer una esperanza en el camino te esperaría, alcanzaste todo, el Premio Nobel de Literatura, escuchaste cómo todos te ovacionaron, los mismos que te despreciaban. Te fuiste pero regresaste, Tus poemas son frutos de la vida, Tu fuerte fue el amor al prójimo, El adiestrar al vulgar. Entregaste amor En ese papel En el que tinta derramaste. Viste un futuro de vida en otra mujer, En un niño estaba tu poesía, En el cantar de un pájaro estaba tu risa. Quizás nunca te lo dijeron, quizás nunca te lo insinuaron, pero en este poema yo agradezco a la mujer que con su rotunda personalidad llegó a ser reconocida mundialmente. Si tu vida me fuesen a quitar Más no lo soportaría, porque tu cuerpo y alma son Chile, solidarios y profundos, y tus huellas dejan una enseñanza. Y ese abrazo tan distanciado Con que nos despedimos entonces de ti Fue sólo un accidente,


Y ahora veo claro que no hace falta un milagro ni un adi贸s para esa inesperada reconciliaci贸n. Angeline Milk


BRINDIS Sabiendo que existes tú, ¿cómo podría conformarme con menos?

PARA QUÉ NOS VAMOS A ENGAÑAR Sólo hay una cualidad que convierte a cualquier mujer en más digna de ser amada que tú: que esté loquita perdida por mí, la pobrecilla.

TODO SIRVE (para el convento – decía el fraile y se llevaba a una monja)

Un amigo viene a ser todo un chollo. Una amiga puede ser media vida. Una amante es casi la muerte. ¡Y a veces tengo unas ganas de morir...!

NUNCA SOMOS BASTANTE Eres sensible, eres inteligente y eres hermosa y además sabes que alguien te quiere. Y todavía te encaras con la vida, la miras a sus ojos y exclamas sin reserva: –"No te conozco". Pues aún así, créeme, yo te comprendo.


Miguelรกngel Zorrilla


Miguelรกngel Zorrilla.


Si de mi mano estéril germinaran caricias o cadenas, si de mi boca inválida -pobre labio sin nombre, crisálida de olvido, velo de niebla-, si de esta boca herida, surgieran una vez paloma, vena o llanto, y de mi mano -garra de angustia, puño destituidorenacieran esquejes sin espina... que sea por tu nombre.

Venezia Lesseps



ELICURA CHIHUAILAF He writes blue lines His hands echo the forests His feet are walking roots

ELICURA CHIHUAILAF Traza líneas azules En sus manos Reverberan los bosques Y sus pies son raíces que caminan



CRUJIR DE OTOÑO Cruje el oro de otoño entre un pesar de pasos; la carcoma perfora túneles profundos en la corteza de los álamos. La tarde, con el hombre y con la sombra, camina en un tornar despacio, desde páramos enjutos hasta el soto del río donde aún sangran los árboles tatuados. Ha de haber una ruta secreta directa al corazón, allí, por donde el corazón se aleja. Pero una llaga no curada, siempre herida, desnuda y desarmada, quema en el corazón que apenas late. Queda un rumor de búsqueda cuando cesa la brisa; gime el otoño y el corazón se queja con el llanto imposible de una perenne diástole. Octavio Fernández.



PASEANDO Aferrada a la mano del recuerdo, sin resentimientos, me paseo por el corazón de tu calle mitad querencia, mitad extravío. El pasado gemebundo, casquivano y esquivo, sin compasión, penetra hasta el último confín de la porfiada memoria. Lucy Sepúlveda.



EL CESTO DE LOS CORAZONES ¡Cuánto silencio! El viento no trae palabras. ¿Hará falta el soplido de otro tren para traerlas? Por eso estoy en la estación, esperando, con una rosa en los labios, dibujando una nube de humo con mi cigarro. Sé de viejos trenes que pasaron, todavía recuerdo su traqueteo. Cuando recuerdo su traqueteo mi corazón también traquetea y se aleja en un vagón. Sale de mí, se va. ¡Cuántos corazones! Ahora, de nuevo, en ese hueco rojo y caliente lleno de vacío, está creciendo otro corazón. Como en tus vacíos. Ya verás cómo crece para la próxima estación. Pero esta vez hay que quererlo mucho para que no se aleje.


Txaro Sierra. Mayo 2002.


AFGANISTÁN No fue casualidad la que movió al viajero a recorrer las rutas de la seda y a atravesar sus valles, sus montañas y estepas, caminos polvorientos y altos desfiladeros, dormitando despierto a la intemperie o en cuevas extraviadas huyendo del envite de la muerte. Son harto conocidas las razones. Alejandro también surcó estas tierras al frente de sus tropas resuelto a la conquista de este mundo oriental y abandonado siempre por sus dioses. Y quizás aún perduren las antiguas recetas de olvidados doctores o acaso las doctrinas del viejo Zoroastro, tal vez en lo profundo del desierto, en las salas ocultas de templos enterrados o en las sombras disueltas por el viento. O en los altos lugares de Ghorid, en la “terra incognita” que esconde la metrópoli, la perdida Firozkuh de la Montaña Púrpura que ya nadie conoce. Y es que hoy igual que ayer, algo han venido a hacer estos viajeros, se nota en sus miradas. Cuesta reconocerlo pero es cierto: No cumplen los acuerdos, ostentan sus costumbres, se adueñan de las gentes desperdigando miedo y destrucción. La guerra y sus tormentas algo han roto, desorientado pueblos que han dejado su huella por todos los paisajes de esta tierra arrasada


que un día fue llamada Yaghistán, de esta tierra rebelde de espíritu insumiso, de nuevo sorprendida por el dolor sin tregua que propagó su llanto milenario.

El enemigo es fuerte, desprecia las heridas de los pueblos vencidos y odia su lengua bárbara “la lengua que ha de hablarse en los infiernos” pensaron, aunque en ella escribieran para expresar su amor y sus poemas. Nuristanís, hazaras, tayikos, turcomanos, uzbekos o pashtunes, todos son denostados por fríos generales nativos o foráneos que trazan los designios de un orden superior. Cruel ha sido la historia mas cierto es su decurso desgraciado. El humo casi roza los límites del cielo, los condenados viven mirando hacia lo alto, las calles se desprenden de perfumes y hedores, del odio y la metralla cotidianos. Mas algo hay más allá, provincias fronterizas pobladas por idólatras de dioses ignorados, altivos descendientes de antiguos invasores, erosionadas ruinas, lejanas cordilleras de insólita belleza, caminos ancestrales de más nobles viajeros, la paz de atardeceres sin memoria, la neblina imposible que envuelve las llanuras vibrando en solitario despertar. Y no este tenso ambiente, esta amarga mirada del soldado que apunta con su rifle mientras grita su miedo en una sucia calle de Kabul de noche ante las puertas del infierno.


Juliรกn Borao


La pregunta del zorro Sentado en el húmedo pasto se encontraba un zorro con la mirada perdida hacia sus alturas. Una curiosa águila que pasaba por esos lados lo ve y posándose en una rama le pregunta, “¿en que piensas tanto?”; este tímidamente le dice “amiga águila, ¿por qué poesía?”, ella sorprendida por la pregunta, despega en vuelo y entre vuelta y vuelta le responde, “porque cada día acaricio al viento con mis plumas y cada tarde me dirijo al sobrecogedor sol como la luz volviendo a su hogar, para luego caer como relámpago a tierra y satisfacer mi cuerpo volviendo a emprender el vuelo y surcando los cielos, disfrutando del sobreacogedor atardecer con los árboles y flores silvestres que me brindan su amistosa compañía”. El zorro con mirada confusa hace una reverencia y sigue su camino, ya cansado se detiene a las orillas de un lago para refrescar a sorbos su cuerpo delgado y acalorado, viendo su reflejo se vuelve a inquietar y a viva voz pregunta “¿Por qué poesía?”, de un brinco se aleja al ver como saltando vívidamente frente a sus narices, un colorido pececito le saluda y dice “yo puedo responder a tu pregunta” el zorro intrigado le escucha “es poesía, porque cada día gozo jugueteando y danzando entre piedras y corales y cada noche me asombro viendo las estrellas emerger del agua para viajar al cielo, porque el universo en que me desenvuelvo me cobija, me protege y entre mis amigos y hermanos compartimos juntos penas y alegrías”. El zorro emprende confundido nuevamente su viaje despidiéndose cordialmente del pequeño pececito. Ya cerca del atardecer, la inquietud nuevamente lo comienza a atosigar, mientras que con la mirada perdida en las densas copas de los árboles se vuelve a preguntar. Absorto en la profundidad de sus pensamientos cada vez más difusos, más confusos, apenas se logra percatar del pequeño pitido que resuena en respuesta a su inquetud, en la pequeña hoja de un arbusto cercano una simpática hormiga lo llama y le dice, “¡yo sé la respuesta! ¡Yo sé la respuesta!” acomodándose en la hoja como quien se sienta a leerle a un pequeño una historia, dice “es poesía, porque cada día disfruto viendo el glorioso mundo que me rodea, lleno de misterios y aventuras, sellando la puesta de sol con la dulce sonrisa de mi reina madre, agradecida por los dulces manjares que le ofrecemos cada día”; sin entender las palabras de la diminuta hormiga, el zorro se despide y se aleja. Caída la noche se tiende en un prado cercano, con la esperanza de descansar su agobiada mente, cosa que no parecía posible ni con el frágil canto de cuna de los grillos o el enviciador aroma de las rosas salvajes. Pasadas las horas y ya sin esperanzas de conciliar el tan anhelado sueño se decide a dar un paseo


por las cercanías, un fuerte aullido lo despabila y unos ojos amarillos como la miel lo hacen temblar, frente a él un feroz lobo se encontraba mirando la luna, patas grandes de fuertes garras y un pelaje tosco y brillante adornaban su macizo y fuerte cuerpo, de reojo miro al zorro y le preguntó “¿Qué haces tan campante en mis terrenos?”; este con mirada temerosa responde, “una pregunta me aqueja y no me deja dormir, así que con el fin de aclarar mi mente salí de paseo entre estos bellos paisajes” el lobo con aires de sabiduría le dice “¿y cual sería la pregunta que tanto te inquieta?” “pues yo me pregunto, ¿porque poesía?”, la severa mirada del animal se tornó sutilmente cariñosa y un cálido silencio los rodeó derritiendo la tensión del momento “pues es poesía, porque cada noche le declaro mi amor a la luna y le oro por que cuide a mi familia, porque hablo al viento cada día y disfruto en las tardes del tibio sol que acaricia mis sentidos, porque ahora te veo y me pareces curioso, es por eso que la vida es poesía, porque vivir es sentir y el sentir es poesía, la más bella y pura poesía, una prueba firme de nuestra existencia”, el zorro le agradece y se marcha al fin con la mente tranquila y muy contento, pues se da cuenta por primera vez que en su corazón un poeta le susurra versos y letras tirándole flores a su paso ya sean verdes o marchitas, este le acompaña de invierno a verano y de lunes a domingo. Paulina Contreras.



COMPAÑERA DE VIAJE Hay veces que te sueño compañera de viaje... Y en la tiniebla turbia que empapa mis regresos mientras el motor canta su mantra interminable, mis ojos se desvían al asiento vacío y, como si estuvieras, te explico este paisaje. Las aguas de la ría reverberan oscuras y te muestro las luces que flanquean el valle y la noche se traga los faros asombrados de vuelta hacia la casa donde no espera nadie. Y las palabras fluyen como si tú me oyeras entornando los ojos en un silencio amable; tiñen de calma limpia la soledad hallada y exorcizan el grito desgarrado del aire. Quien habla solo espera... quizá no espera nada mas sabe que los hados se ponen de su parte; y cuando el soliloquio desborda los sentidos elijo tu figura si quiero hablar con alguien. Hay viajes que te sueño tras ese parabrisas (tan cercana y ausente como estuviera un ángel) al roce de una mano perdida que abandona por sólo unos segundos la presión del volante. Y amo la maravilla de saber que estás viva y adoro la esperanza de volver a encontrarte. Las distancias porfían en decir lo contrario mas la vida nos hizo compañeros de viaje. Por eso ya te sueño, para que no te extrañe.

Miguelángel Zorrilla.



A la caída de la tarde, tendido el día, nos mira el pájaro desde ese cordel del tiempo que llega hasta la noche. Septiembre 2001

¿Amo poco? Amo todo. como una tonta. Octubre 2001

EN LA ANTIPRISA Miro la tarde como a una tarde encontrada. Atrás queda la mañana y sus tareas, las conversaciones, los actos, los gestos. Estoy en el descenso del día, cuando las palabras, todas las palabras van cayendo del regazo de las horas al recuerdo y se alumbra el espacio que queda en mi memoria. Para este espacio, para este ahora de esta tarde estoy aquí con mi silencio junto a mí,


feliz. Mayo 2003 Txaro Sierra


Negaci贸n He decidido que tengo el poder de ordenar a mi antojo los fragmentos rotos de mi historia. Los que nadie sabe - y callo Los que son secretos (miento). Porque tengo el derecho y la obligaci贸n de apartar el dolor e inventar la dicha. Cristales rotos. Crisantemos. Cuchicheos. Cucarachas. Nunca hab茅is existido.

Elisa Berna Mart铆nez



cรณmo te desando, amor? cรณmo deshilvano tu nudo? la noche tiene una huella larga y cierta de pies longevos como un nombre. cercenan el espacio que cabe entre mi cuerpo y el tuyo la palabra y la piedra dรณnde estarรก ese pliegue exacto que diga tu cintura y que no me espante? oh, amor, suelta la noche a pastar sus silencios a alongar sus voces para que nunca mรกs te encuentre.

Cristina Cambareri



ACERCA DE L

L se amontona, se columpia, y al final se duerme. Con el sueño, se columpia, se amontona, y no quiere despertar. Si os fijáis le sucede como a los nenúfares, el cielo es demasiado bello como para perder el hilo que nos ata a su mirada de ensueño. L ha arrancado todas las hojas del calendario menos la de la “L” para salvar su personalidad destructora. Y si la luna parece huir acosada por los fantasmas del desamor; o, si creyendo que todo es inmutable, intangible y de repente resulta que no era para tanto y que casi es fiesta: es L. L es usted y usted y usted y una suma de individuos e individuas que se detienen como usted en el semáforo. Bríndele una palabra, por favor.

A veces L siente el impulso de volverse río caudaloso. Los peces nadarían en su espalda y, tras recorrer sus meandros como una lengua de plata, entraría en el mar.

L se aleja silbando algo gris y doméstico, mientras se apagan las aceras a la noche.


La Galleta del Norte


Sentimiento muerto No puedes expresar tus sentimientos Finges estar bien mientras te mueres por dentro No sabes lo que sientes Pero tus lágrimas caen por tu rostro. Preguntas por qué te sucede esto, Por qué esta sensación Esta mezcla de sentimientos rotos, no entiendes Por qué salen lágrimas de tus ojos Tu vida ya no tiene sentido, es como una Canción sin melodía, un poema sin motivo, Un te amo sin ser oído, como un Abrazo sin ser recibido. Hoy hay un sentimiento muerto Sentimientos que nunca quisiste sentir Un dolor que no es dolor Gracias a esto cada día te sientes peor. Silencio pides, pero el nudo Permanece en tus pensamientos, Esas palabras que nunca se dijeron, Que se guardaron en tu corazón. Quieres volar y no regresar Sabes que eso jamás podrá pasar, ¿por qué esto? Ya nada tiene sentido, Ni esas lágrimas que llegan sin ser llamadas. Cosas sin sentido, Pero así es tu vida, Dolor sin dolor, cansancio sin motivo, Preguntas que nunca tendrán respuestas.

Bárbara Mora.



Panguipulli En la noche por venir todavía cantan pájaros, en el silencio naciente, por tormentas arrullados. Qué corazón en penumbra desnudo tiende sus brazos, alas calmas, almas blancas de desaforados astros. Qué músicas se perciben allá, entre innúmeros cantos, de las alas que, apresadas, alientan saltos amargos. Qué soledad por venir, qué lluvia de meses claros, qué arrepentido dormir sin saber romper los lazos. Hosanna, cielo de abril, la lluvia habla de sargazos. El lago de Panguipulli sabe de qué estoy hablando. Abdón Corral Contreras



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.