ADVIENTO - Camino hacia la Navidad

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ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Jaime Quispe Palomino, Pbro.


ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

JAIME QUISPE PALOMINO, Pbro.


ADVIENTO -Camino hacia la NavidadAUTOR: Jaime Quispe Palomino. Pbro.

Jirón Bruno Terreros 1521 - El Tambo - Huancayo jaime-quispe@hotmail.com

Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú: Nº 2011-13630

Impresión: Editora Imprenta Ríos S.A.C. Jirón Puno 144 Huancayo Primera edición

Tiraje: 1000 ejemplares

Huancayo - 2011 - noviembre Perú


ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

Presentación Queridos hermanos y hermanas: El Adviento es un tiempo especial para la Iglesia, sacramento de comunión y participación. Es un tiempo que invita a reflexionar la vida de nuestros pueblos en aquél que vino a traernos vida en abundancia (Cf Jn 10,10). Desde este presupuesto bíblico, la Iglesia nos invita abrir toda nuestra vida a la venida del salvador de la humanidad. Es, a través del Adviento, que debemos preparar nuestra vida cristiana que tiene su origen y culmen en Dios por quien “estamos salvados, pero todo es esperanza” (Rm 8,24). Cristo mismo, al encarnarse y asumir nuestra condición humana, ha valorado la riqueza de la vida y respetado lo que ésta significa para la humanidad. Sin embargo, en nuestros tiempos, se ha relativizado la dimensión sagrada de la vida, sometiéndola a una constante amenaza por las guerras, el hambre, la enfermedad, el odio, el aborto y la contaminación (Cf. Documento de Aparecida, N° 467). Por eso, es sumamente importante, en este tiempo de Adviento, volver a reflexionar las fuentes de la vida que está en el Emmanuel, es decir, Dios con nosotros. En el Adviento, la Iglesia invita a entrar en el ritmo de preparación por el período de cuatro semanas. Es importante considerar todo este tiempo que nos invita a preparar nuestro corazón y nuestro hogar para recibir al niño Dios que viene a transmitirnos su ternura de hombre y su mensaje divino de salvación. Estas cuatro semanas nos deben hacer conscientes de lo que queremos celebrar. El Adviento es, en efecto, el camino previo de la celebración de la Navidad. Entonces, no se puede llegar a celebrar la Navidad sin haberse preparado durante el Adviento; porque corremos el riesgo de convertir este tiempo precioso de la venida del salvador en un tiempo destacado por el consumismo y el mercantilismo. En el Adviento tenemos que volver a empezar la aventura de la vida con Dios que viene a llenarnos de alegría, a unir nuestras familias, a 3


instaurar la paz en el mundo, a renovar su amor con la Iglesia y a seguir siendo el signo de salvación de la humanidad entera. Les invito a tener esta nueva experiencia con Dios; por cierto, fascinante y conmovedora porque Jesús “es el Hijo de Dios verdadero, el único salvador de la humanidad” (Documento de Aparecida, N° 22). Para recuperar el sentido cristiano del Adviento y Navidad les presento este libro que lleva por título: Adviento y como subtítulo: camino hacia la Navidad. Este libro es una propuesta sistemática del sentido y significado que tiene el tiempo de Adviento. Además, ayuda a prepararse a la celebración de la Navidad por medio de la novena, a promover la corona de Adviento en nuestros hogares y las devociones correspondientes a este tiempo. Agradezco la elaboración de este libro al Pbro. Jaime Quispe Palomino y aliento a todos los fieles laicos a promover esta propuesta litúrgica de vivir más intensamente el Tiempo de Adviento. Finalmente, quiero invocar la bendición del niño Jesús, “el rostro humano de Dios y el rostro divino del hombre” (Iglesia en América, N° 67 y Documento de Aparecida, 392) que viene a salvarnos y les animo a prolongar esta preparación hasta la segunda venida de nuestro salvador Jesucristo. A los 27 días del mes de noviembre, I semana del Tiempo de Aviento del año 2011. +Mons. Pedro Ricardo Barreto Jimeno S. J. Arzobispo Metropolitano de Huancayo.


INTRODUCCIÓN Queridos hermanos y hermanas “discípulos misioneros de Jesucristo del pesebre”. Adviento, tiempo de preparación. El Adviento es un tiempo de preparación interior y exterior del cristiano para esperar la venida de Jesucristo, el salvador de la humanidad. Este tiempo ha ido componiéndose litúrgicamente en la Iglesia a través de los siglos; pero debemos saber que la promesa de la venida del Señor en medio de su pueblo, latente en el antiguo Testamento con su promesa y patente en el nuevo Testamento con la realización, se convirtió en un camino de fe, esperanza y caridad. El camino emprendido por el pueblo de Israel fue prolongado desde la promesa hecha por Dios Padre con el envío de su Hijo para redimir la humanidad caída por el pecado hasta llegar el momento del nacimiento del niño Dios en un pueblito llamado Belén y desde aquél acontecimiento histórico, según la promesa del mismo Cristo, la Iglesia prolonga su preparación a la segunda y definitiva venida. Es por eso que la Iglesia, al asumir el tiempo de Adviento, cada año, invita a prepararse a la celebración histórica de la primera venida en la Navidad, pero, también nos invita a prolongar esta preparación a la última venida. La Iglesia, a la primera venida (Adviento histórico) y última venida (Adviento escatológico), coloca en el corazón del cristiano la venida intermedia que consiste en el sacramento de caridad cotidiana que nace de la oración que Cristo mismo nos ha enseñado: “Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo” (Cf. Mt 6,9-13), se desarrolla en la vida de cada día (Cf. Mt 25,35ss) y nos conduce a su gozo (Cf. 2Cor 5,14). Adviento, tiempo de alegría y esperanza. Ante las diversas circunstancias que atraviesa el mundo de hoy, la Iglesia está llamada a ser signo de alegría y esperanza con “la certeza que 5


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Cristo, el Dios de rostro humano, es nuestro verdadero y único salvador”1. Precisamente, el Adviento invita a preparar la llegada de aquél que vino y vendrá a salvarnos en la esperanza y compartir la alegría del corazón con todos nuestros hermanos discípulos misioneros del pesebre. La V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y de El Caribe pone énfasis en “la alegría que hemos recibido en el encuentro con Jesucristo, a quién reconocemos como el Hijo de Dios encarnado y redentor, deseamos que llegue a todos los hombres y mujeres heridos por las adversidades…porque la alegría del discípulo es antídoto frente al mundo atemorizado por el futuro y agobiado por la violencia y el odio”2. Asimismo, destaca la esperanza de la Iglesia con las siguientes palabras: “En el corazón y la vida de nuestros pueblos late un fuerte sentido de esperanza, no obstante las condiciones de vida que parecen ofuscar toda esperanza”3. El tiempo de Adviento, por tanto, es el camino emprendido por la Iglesia que nos lleva al encuentro con Jesucristo vivo en el pesebre. Ese encuentro tiene que ser colmado de alegría y esperanza que, a través de su nacimiento, trae vida abundante para la humanidad. Adviento, tiempo de reflexionar la vida. La liturgia del tiempo de Adviento, así como el tiempo de Pascua, invitan a ser discípulos misioneros de la vida abundante que Dios Padre prometió enviar al redentor que Dios engendró al Hijo por medio del Espíritu Santo en María, bajo la siguiente consigna: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). Es urgente que nuestros pueblos vuelvan a escuchar esta Buena Noticia en un mundo donde la vida del hombre está siendo amenazada por la guerra, la pobreza, el hambre, las enfermedades, la injusticia, el odio, la violencia, la eutanasia, el aborto, etc. Asimismo, el anhelo del nuevo cielo y nueva tierra (Cf. Ap 21,1) ante el deterioro de la creación por la contaminación del agua, el aire y la tierra y el consiguiente cambio climático que desestabiliza la ecología y el medio ambiente. El tiempo de Adviento que conduce a los cristianos al encuentro con Dios en el pesebre de la Vida es el momento propicio de alimentar, a través de la oración, nuestra vida con Dios que ha venido a darnos vida abundante. Este encuentro debe renovarse en la Iglesia con la Nueva Evangeli1

Documento de Aparecida, N° 22.

2

Ibidem, N° 32.

3

Ibidem, N° 536.

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zación que requiere del cristiano nuevos estilos de vida que promuevan “imágenes de comunidades cristianas capaces de articular con fuerza las obras fundamentales de la vida de fe: caridad, testimonio, anuncio, celebración, escucha y coparticipación” 4 Adviento, Palabra de Dios hecha carne. La exhortación Apostólica Post Sinodal “Verbum Domini” del Papa Benedicto XVI alienta a poner la Palabra de Dios en el centro de las meditaciones litúrgicas de la Iglesia a fin de “redescubrir cada vez más la urgencia y la belleza de anunciar la Palabra para que llegue el Reino de Dios, predicado por Cristo mismo”5. Por eso, este libro cita, de principio a fin, textos bíblicos que fundamentan la razón de nuestra espera en Dios. Cada tema estará sustentado por la Palabra de Dios, seguida por la reflexión del Magisterio de la Iglesia y la sistematización litúrgica. Quiero pedir paciencia al lector para detenerse, especialmente, en los textos bíblicos citados a fin de guardar todos estos tesoros en su corazón y meditarlas. No se trata de hacer una lectura rápida sino pausadamente al ritmo del tiempo de Adviento. No se trata de agotar la lectura del libro sino meditar convenientemente por capítulos. Este libro se puede leer, una y otra vez, durante el tiempo de Adviento hasta fortalecer nuestra vida de fe. Así como la Palabra estaba en el principio (Cf. Jn 1,1) y se encarnó al llegar la plenitud de los tiempos (Cf. Gál 4,4), así la Palabra de Dios tiene que encarnarse en nuestro corazón para la edificación de un mundo donde reine la vida, el amor y la paz; lo que pide concretamente el tiempo de Adviento. Las citas bíblicas y el contenido han sido tomadas de la Biblia Latinoamerica, por motivos pastorales. Adviento, camino hacia la Navidad. El tiempo de Adviento no puede subsistir por sí solo sino en función de la Navidad, que es la coronación de las cuatro semanas de preparación. Este libro está compuesto de tres partes. La primera parte contiene una propuesta sistemática del significado, historia, fundamento bíblico, 4

XIII Asamblea general Ordinaria: La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana, Lineamenta, 12 de febrero del 2011, N° 12.

5

Verbum Domini, Exhortación Apostólica Postsinodal sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia, N° 93.

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personajes, actitudes, palabras claves, símbolos, fiestas marianas, lecturas litúrgicas de la Palabra de Dios, correspondientes al tiempo de Adviento. La segunda parte está compuesta por la novena de Navidad que contiene, entre otras, textos bíblicos, meditaciones del Papa Benedicto XVI, cantos y oraciones. La tercera parte contienen oraciones para la bendición de la Corona de Adviento, Árbol de Navidad, Pesebre o Belén, entronización del niño Jesús en el pesebre, oración para la cena de Navidad y de las comidas navideñas. Agradesco el amor de mis padres y hermanos; la amistad y el apoyo de Edilberto Yanqui y esposa Elisa Vivar, Esther Quispe, Dula Flores, Flor de María Ordoñez, Avilia Sandoval, Aurelia Bustamante, Manuel Galarza, Carmen Arauco; que me animaron a publicar este libro. Les invito, a partir de este momento, caminar hacia la Navidad con la lectura de este libro que está lleno de esperanza en Jesucristo, vida abundante para la humanidad. Jaime Quispe Palomino, Pbro.


CONOCER EL ADVIENTO

PRIMERA PARTE:



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1.- Etimología e historia

La palabra “Adviento” proviene del latín “Adventus” que significa advenimiento, venida, llegada y espera. Términos familiarmente unidos para significar el acontecimiento de la primera (histórica) y la segunda (escatológica) venida de nuestro salvador Jesucristo al mundo. Esta palabra, lenguaje común del imperio romano, indicaba la venida de sus divinidades en medio del pueblo; lo que se celebraba como aniversario festivo. Analógicamente se aplicaba a la llegada triunfal del emperador en la ciudad. Con el apogeo del cristianismo fue acuñado por la Iglesia católica para indicar la vuelta gloriosa y definitiva del Señor. Más adelante, con la consolidación del cristianismo, significó la preparación de la venida del Señor Jesús, encarnandose en un niño, nacido de una mujer y hecho verdadero hombre. Con el transcurrir de los siglos, en el afán de sistematizar la liturgia dentro de la Iglesia católica, se estructuró como el camino de preparación a las celebraciones festivas de la Navidad y Epifanía6.

a.- El imperio romano (27 a.C. – 476 d.C.) El adviento, en el apogeo del imperio romano, estaba fijado por dos momentos imprescindibles como acabamos de mencionar en la etimo6

Cf. Aldazábal Larrañaga, José, Vocabulario básico de la Liturgia, Biblioteca litúrgica, Barcelona, 2002, p. 19-20.

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logía e historia: El humano que correspondía a la llegada del emperador y el divino que correspondía a la venida de los dioses a su templo.

El primero trataba del adviento del emperador con la preparación de adornos festivos, música apropiada al acontecimiento, danzas rituales, protocolos de bienvenida, homenajes de pleitesía, discursos alusivos, etc. Luego, a la hora de su llegada consistía, propiamente, la expresión de todo lo que se había preparado con anticipación; la explosión popular de niños, jóvenes y adultos al ver pasar a su emperador; la fiesta en el senado que postergaba sus disquisiciones legales; la música y marcha del poderoso ejército; las palabras del emperador que anunciaban días de fiesta, comida y diversión. El segundo momento consistía en la preparación de la venida de los dioses romanos que, de acuerdo a las creencias religiosas del imperio, ya cercana la fiesta de una determinada divinidad, los dioses regresaban a su templo para el culto respectivo. Entonces el pueblo preparaba ofrendas en sus altares que pudieran ser del agrado de sus dioses y llegar pronto en medio de su pueblo. “En efecto, adviento se deriva de adventus, voz que significaba entre los romanos ya la presencia anual de una divinidad que se suponía que volvía a su templo, ya el aniversario del advenimiento del emperador al trono”7. Por supuesto, la palabra adviento, acuñada por la Iglesia en los primeros siglos de la Iglesia, permanecerá con la etimología; pero, el sentido idólatra que se aplicaba en el imperio romano cambiará cualitativamente, siendo remplazado por la venida de Jesucristo, Hijo de Dios.

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Jean-Nesmy, Claude, Espiritualidad del año litúrgico, Biblioteca HERDER, 1965, p. 546.

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b.- El Concilio de Éfeso (431 d.C.) Este Concilio ecuménico llevado a cabo en la Iglesia de Oriente, presidido por el Patriarca de Alejandría, tuvo como proclamación final la unión hipostática de Jesucristo “verdadero Dios y verdadero hombre”; proclamando definitivamente que Jesucristo “no nació primeramente un hombre vulgar, de la santa virgen, y luego descendió sobre Él el Verbo; sino que, unido desde el seno materno, se dice que se sometió a nacimiento carnal, como quien hace suyo el nacimiento de la 8 propia carne” . Con motivo de aclarar este dogma, Jesucristo Dios y hombre verdadero, nacido de la virgen María, se promovieron los sermones de la Anunciación, como preparación a la celebración de la Navidad. Desde entonces los sermones de aclaración de la humanidad de Jesucristo se convirtieron en motivo de preparación para la celebración del nacimiento de nuestro salvador; posteriormente sería elaborado por la ciencia litúrgica como el tiempo de Adviento.

La Iglesia de Occidente, especialmente las que fueron influenciadas por la Iglesia de Oriente, también corroboraron en la formación del Adviento por medio de homilías y sermones. Tal es así que san Pedro Crisólogo (+450), Obispo y Doctor de la Iglesia, en uno de sus sermones, dijo: “El mismo que, sin nacer, había hecho al hombre del barro intacto tomó, al nacer, la naturaleza humana de un cuerpo también intacto; la mano que se dignó coger barro para plasmarnos también se dignó tomar carne humana para salvarnos. Por tanto, el hecho de que el Creador esté en su criatura, de que Dios esté en la carne, es un honor para la criatura, sin que ello signifique afrenta alguna para el Creador”9. Cabe resaltar que décadas anteriores a la proclamación del Concilio de Éfeso ya se venía difundiendo el Adviento como un tiempo de preparación. Es así que el Concilio regional de Zaragoza, influenciado por la Iglesia de Oriente10, en el canon N° 4, afirmaba que: “Durante veintiún días, a partir de las XVI calendas de enero (17 de diciembre), no está 8

Concilio de Éfeso, De la Encarnación I, De la Carta II de San Cirilo Alejandrino a Nestorio, leída y aprobada en la sesión I.

9

El misterio de la encarnación, De los sermones de san Pedro Crisólogo, Obispo y Doctor de la Iglesia.

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Llevado a cabo en Zaragoza (España), el año 380 d.C. Aquella oportunidad estuvieron reunidos diez obispos hispanos y dos galos.

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permitido a nadie ausentarse de la Iglesia..., sino que debe acudir a ella cotidianamente”11. Fueron, entonces, las Iglesias de España y Galia las que promovieron el Adviento como un tiempo de preparación previa a la celebración de la Epifanía.

c.- En la sistematización litúrgica Ha sido en el siglo V que la liturgia de la Iglesia comenzó a componerse de manera sistemática. La primera en ser considerada fue el “Tiempo de Pascua”; aunque tuvo que pasar varios siglos de reajustes numéricos para obtener la connotación actual. Lo mismo sucedió con el “Tiempo de Navidad” que requirió siglos de análisis y reflexión para componerse, definitivamente, por cuatro semanas de preparación; aunque fuera insertado tardíamente en el conjunto del “Año Litúrgico” de la Iglesia por tener que pasar un largo proceso de purificación y organización, respectivamente. La sistematización litúrgica, más adelante, tuvo que pasar de la estimación numérica a la fundamentación teológica, basada, por supuesto, en las Sagradas Escrituras. En este período de sistematización litúrgica, el Adviento ya tenía como referente la doble dimensión histórica y escatológica; aunque tuvo que pasar un buen tiempo, para la definición y universalización de las semanas litúrgicas. San Agustín, Padre y Doctor de la Iglesia, denominaba “Adventus Domini” a la fiesta que unía la Iglesia de Oriente y Occidente; aunque la Iglesia de Oriente celebraba la manifestación de Dios al mundo con la Epifanía o más conocida como la visita de los Reyes magos; y la Iglesia de Occidente celebraba la manifestación de Dios con el nacimiento del niño Dios en Belén12 .

11 12 13

d.- San Gregorio Magno (540-604) El segundo Sínodo de Macon13, en el canon 9, ordena a los clérigos H. Bruns, Canones Apostolorum et Conciliorum II, Berlín 1893, 13-14. Cf. Bellavista, Joan, El año litúrgico, Ediciones Paulinas, p.165. Sínodo realizado en la ciudad francesa de Macon el año 585.

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y a los fieles a que “ayunen tres días por semana: el lunes, el miércoles y el viernes, desde S. Martín (11 de noviembre) hasta Navidad, y que celebren en esos días el Oficio Divino como se hace en Cuaresma”14; lo que le habría dado un carácter penitencial y ascético muy familiarizado con la Cuaresma. Será la liturgia quien se encargará de distinguir el carácter ascético del Adviento, concediéndole las características propias de la alegría y esperanza, fundamentalmente. En el siglo VI, el Adviento estaba compuesto por seis semanas 15; a partir del 11 de noviembre hasta la celebración de la Navidad, establecido definitivamente el 25 de diciembre por la Iglesia de Occidente. Fue el pontificado de san Gregorio Magno, el teólogo de la Navidad, quien definió las cuatro semanas que actualmente se practica dentro de la liturgia de la Iglesia. Por otra parte; el Concilio de Tours 16 estableció doce días festivos a partir de la Navidad hasta la Epifanía. Esta orden fue establecida y universalizada hasta el día de hoy como el “Tiempo de Navidad” con la finalidad de prolongar la alegría del nacimiento de nuestro salvador. e.- En el Concilio Vaticano II (1962 – 1965)

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El Concilio Vaticano II, además de haberle puesto bases de una Iglesia renovada mediante el “aggiornamento”, ha marcado un hito muy importante en la reforma litúrgica de la Iglesia. La Constitución “Sacrosanctum Concilium” sobre la sagrada liturgia (Mansi, IX, 796 y 933).

15

El tiempo litúrgico del Adviento compartido en seis semanas fue establecido por el Sacramentario gelasiano. Cf. Cod. Vat. Reginense 316: Primer documento completo que atestigua las normas litúrgicas y la aplicación de la liturgia romana en la Galia precarolingia.

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Concilio regional convocado por Carlomagno en mayo de 813, en la ciudad francesa de Tours; también participaron autoridades religiosas de la ciudad alemana de Maguncia.

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declara que “la Liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza”17. Con este presupuesto esencial que marca el punto de partida de una liturgia renovada en la Iglesia universal pasamos a tratar ahora la importancia que tiene el tiempo de Adviento dentro del Año Litúrgico de la Iglesia. El Capítulo V, sobre el “Año Litúrgico”, expresa la integridad de todos los tiempos de la Iglesia; no puede celebrarse aisladamente pero si deben estar diferenciadas por sus características específicas a fin de que los fieles laicos perciban con los ojos, sientan con el corazón y conozcan el tiempo que se está viviendo. Sacrosanctum Concilium enfatiza el Año Litúrgico como “la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor”18 tal como anunciará el Adviento en su triple dimensión, que trataremos detalladamente en el siguiente punto.

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Sacrosanctum Concilium, N° 10.

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Ibidem, N° 102.

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2.- significado: Nuestra santa madre Iglesia, al insertar el Adviento en la literatura cristiana, le concedió a la liturgia la labor específica de determinar el sentido y significado que debía tener en la Iglesia Universal. Es así que, después de un período largo de reflexión bíblica y consulta magisterial, se dice que “la palabra Adviento, ‘venida’, nos habla de un principio, la llegada en la carne de nuestro Salvador, y de un final, la segunda venida del Señor para concluir la historia de la salvación y comenzar esa época definitiva, más allá de nuestra medida del tiempo, en que Dios será todo en todos. Entre estas dos venidas se desarrolla el tiempo de la Iglesia como un constante Adviento de Jesucristo por medio de la acción del Espírito Santo: Llega el Señor a sus fieles a través de su Palabra, se hace presente en su Iglesia para actuar en sus sacramentos, toca a nuestras puertas como hermano necesitado que invoca nuestra solidaridad”19. San Cirilo de Jerusalén (315-386), padre y doctor de la Iglesia, en una catequesis, anterior al ordenamiento litúrgico, decía que: “En la primera venida fue envuelto en pañales y recostado en un pesebre; en la segunda aparecerá vestido de luz. En la primera sufrió la cruz, pasando por encima de su ignominia; en la segunda vendrá lleno de poder y de gloria, rodeado de todos los ángeles”20.

El movimiento litúrgico que animaba el Concilio Vaticano II, ya contenía en su reflexión, la triple perspectiva de espera de nuestro salvador; ya que “estos tres sentidos del reino de Dios corresponden a la triple ‘venida’ del Señor, hacia la que nos orienta el adviento litúrgico”21 de la Iglesia. La Iglesia pide a los cristianos vivir cada año un tiempo especial para la reflexión y meditación de la venida de nuestro Señor Jesucristo; 19

Nuevo Misal del Vaticano II, Segunda edición, Propio del Tiempo de Adviento, p. 3.

20

Catequesis 15,1-3: PG 33,870-874.

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Jean-Nesmy, Claude, Espiritualidad del año litúrgico, p.515.

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el “Adviento es, por tanto, el tiempo que, partiendo del hecho ya ocurrido de la primera venida histórica de Cristo, orienta a la venida última y definitiva y a la venida sacramental en la liturgia de la Navidad; donde se actualiza, en el misterio, la venida histórica y se realiza, también mistéricamente, el anticipo de la última y definitiva venida”22. Desarrollaremos, a continuación, cada uno de estas dimensiones. a.- La venida escatológica del Señor. Este fue el primer significado que tuvo el Adviento en la Iglesia, a través de la historia. Consistía en la segunda y última venida de nuestro Señor Jesucristo denominado ésjatos; termino comúnmente utilizado en la cultura griega para indicar los acontecimientos que pasarán en el fin de los tiempos. Este plano de reflexión corresponde específicamente a la fe en Jesucristo “único salvador del mundo” (Cf. Jn 10,7-10) que anuncia su venida: “…Por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo; y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre. Y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin” 23.

Esta profesión de fe, expresada en el Credo como el juicio de vivos y muertos, anuncia claramente la segunda venida de Jesucristo; que desconocemos absolutamente la fecha y el lugar (Cf. Mc 13,35; Mt 24,42), solamente nos convoca a estar dispuestos y preparados para la llegada de aquél que vino y vendrá a salvarnos en la esperanza (Cf. Rm 8,24). Esta venida escatológica está basada en la venida histórica del Señor que le da sentido a la existencia de la Iglesia terrena y proyecta nuestra vida hacia la Iglesia celestial. En efecto, la Iglesia entendida como misterio de comunión y misión es “una llamada a la confianza y apertura que responde plenamente a la dignidad y responsabilidad de cada miembro del Pueblo de Dios”24 que conduce al “encuentro con Je22

Abad, José Antonio y Garrido, Manuel O.S.B., Iniciación a la liturgia de la Iglesia, Cuarta edición, 2007, p.728.

23

Credo Nicenoconstantinopolitano.

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Juan Pablo II, Exhortación Apostólica “Al Comienzo del nuevo milenio”, N° 45.

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sucristo vivo”25. Es aquí donde el tiempo de Adviento se presenta como “tiempo de esperanza” porque es el lugar adecuado para la reflexión de la promesa y el cumplimiento, la actualización de la encarnación y la proyección de la segunda venida, del hoy y del ayer, de la promesa y de la salvación, de la ternura y la esperanza. Es preciso aclarar con el Catecismo de la Iglesia Católica que “este advenimiento escatológico se puede cumplir en cualquier momento (cf. Mt 24,44; 1 Tes. 5,2), aunque tal acontecimiento y la prueba final que le ha de preceder estén ‘retenidos’ en las manos de Dios(Cf. 2 Tes. 2,312)”26. La Liturgia de las Horas, en el segundo himno de vísperas correspondiente al Tiempo de Adviento, reza de la siguiente manera: “¡Marana tha! ¡Ven, Señor Jesús! Yo soy la Raíz y el Hijo de David, la Estrella radiante de la mañana. El Espíritu y la Esposa dicen: «¡Ven, Señor!» Quien lo oiga, diga: «¡Ven, Señor!» Quien tenga sed, que venga; quien lo desee, que tome el don del agua de la vida. Sí, yo vengo pronto. ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!”

b.- La venida histórica del Señor. La venida histórica del Señor, celebración vigente actualmente, consiste en la primera venida del Hijo unigénito del Padre, Jesucristo nuestro Señor. “Cuando estaban en Belén, le llegó el día en que debía tener su hijo. Y dio a luz su primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en una pesebrera, porque no había lugar para ellos en la sala común” (Lc 2,6-7).

Este fue el segundo significado que adquirió el Adviento dentro de la formación litúrgica de la Iglesia; aunque, con el transcurrir de los siglos, seguiría enriqueciéndose el significado esencial y los elementos externos que influirán en la preparación de la venida del Jesucristo en la 25

Cf. Documento de Aparecida, Capítulo I, N° 8-11.

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Catecismo de la Iglesia Católica, N° 673.

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historia de la humanidad. El Adviento histórico, como un hito importante marcado en la historia de la humanidad, nos invita, en los albores del nuevo milenio, “a recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro”27 en aquél Dios que ha nacido para salvarnos en la esperanza. Se trata de actualizar el acontecimiento histórico del nacimiento de Jesucristo por medio de una preparación pertinente y eficaz. Ciertamente es una evocación histórica pero también es la celebración del gran misterio de nuestra salvación. En la meditación de la venida histórica del Señor se actualiza la presencia humana de Dios en medio de su pueblo: “Y el Verbo de Dios se hizo carne, y habitó entre nosotros: Hemos visto su Gloria, la que corresponde al Hijo Único cuando su Padre lo glorificaba. En él estaba la plenitud del amor y la fidelidad” (Jn 1,14).

La Liturgia de las Horas, en el primer himno de laudes correspondiente al Tiempo de Adviento, reza de la siguiente manera: “De luz nueva se viste la tierra, porque el Sol que del cielo ha venido en el seno feliz de la virgen de su carne se ha revestido. El amor hizo nuevas las cosas,

el Espíritu ha descendido y la sombra del que es poderoso en la Virgen su luz ha encendido. Ya la tierra reclama su fruto y de bodas se anuncia alegría, el Señor que en los cielos moraba se hizo carne en la virgen María. Gloria a Dios, el Señor poderoso, a su Hijo y Espíritu Santo, que en su gracia y su amor nos bendijo y a su reino nos ha destinado. Amén”.

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c.- La venida intermedia del Señor. Entre la venida escatológica del fin de los tiempos y la venida históAl comienzo del nuevo milenio, N° 1.

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rica de su nacimiento se encuentra la venida intermedia del Señor: “Aquél que tiene lugar en la Iglesia y en la vida cristiana, sobre todo por medio de los sacramentos. Es aquello que en la oración del Señor expresamos con la invocación: ‘Venga a nosotros tu reino’: realidad siempre en acto, de la cual nuestra vida exige estar aferrados a cada instante. ‘Cristo ayer, Cristo hoy y por los siglos’. El es el hoy eterno del mundo”28.

Esta venida intermedia del Señor, dada en el tiempo presente de nuestra Iglesia, está remarcada por la oración del cristiano que invoca en la Iglesia, en la familia y la sociedad la presencia de Dios en cada hombre: “Tuve hambre y ustedes me alimentaron; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Pasé como forastero y ustedes me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estaba enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver” (Mt 25,35-36). Esta invocación eclesial se convierte en sacramento de caridad cotidiana porque “la alegría del discípulo no es un sentimiento de bienestar egoísta sino una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita para anunciar la buena noticia del amor de Dios. Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obra es nuestro gozo” 29. Esta venida intermedia que enriquece nuestra vida de cada día debe intensificarse durante el tiempo de Adviento porque “es como un camino que conduce de la primera a la última. En la primera Cristo fue nuestra redención; en la última se manifestará como nuestra vida; en esta venida intermedia es nuestro descanso y nuestro consuelo. Pero, para que no pienses que estas cosas que decimos sobre la venida intermedia son invención nuestra, oye al mismo señor: El que me ama guardará mi palabra; mi Padre lo amará y vendremos a fijar en él nuestra morada”30. La Liturgia de las Horas, en el himno principal de laudes, correspondiente al Tiempo de Adviento, reza la necesidad del Adviento cotidiano: “Ven, Señor, no tardes, ven, Señor, que te esperamos; Ven, Señor, no tardes, ven pronto, Señor.

28

La oración de la mañana y de la tarde, Libreria Editrice Vaticana, 1975, Tiempo de Adviento

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Documento de Aparecida, N° 32.

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San Bernardo, Sermón 5 en el Adviento del Señor, 1-3: Opera omnia, Edición Cisterciense, 4, 1966, p. 188-190.

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Jaime Quispe Palomino, Pbro.

El mundo muere de frío, el alma perdió el calor, los hombres no son hermanos porque han matado al Amor.

Al mundo le falta vida y le falta corazón; le falta cielo en la tierra, si no lo riega tu amor.

Envuelto en noche sombría, gime el mundo de pavor; va en busca de una esperanza, buscando tu fe, Señor.

Rompa el cielo su silencio, baje el rocío a la flor, ven, Señor, no tardes tanto, ven, Señor. Amén”.

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3.- Fundamentación bíblica El Papa Benedicto XVI, en la Exhortación Apostólica Postsinodal “Verbum Domini”, sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia, expresa el deseo de acoger la Palabra de Dios con amor renovado y alegría constante “hasta el punto de llegar a ser, por el poder del Espíritu Santo, configurados con Cristo”31. “Al considerar la Iglesia como «casa de la Palabra», se ha de prestar atención ante todo a la sagrada liturgia. En efecto, este es el ámbito privilegiado en el que Dios nos habla en nuestra vida, habla hoy a su pueblo, que escucha y responde”32

Definitivamente, la liturgia del Adviento debe estar fundamentada en la Palabra de Dios que contiene todo el proceso salvífico de la humanidad. El antiguo Testamento anuncia, por medio de los profetas, la venida histórica de nuestro salvador Jesucristo, conocido en la liturgia de la Iglesia como el Adviento histórico. El nuevo Testamento será el testimonio veraz del acontecimiento histórico de la venida de nuestro salvador Jesucristo y, a la vez, impulsará la espera de la segunda venida, conocido en la liturgia de la Iglesia como el Adviento escatológico. A.- Antiguo Testamento El antiguo Testamento es por excelencia el conjunto de libros que anuncian la venida del redentor en medio de su pueblo para “recapitular todas las cosas en Cristo” (Ef 1,10); especialmente en los libros proféticos de Isaías, Jeremías, Ezequiel y Malaquías: 31

Verbum Domini, N° 50.

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Ibidem, N° 52.

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“Una voz clama: ‘Abran el camino a Yavé en el desierto. En la estepa tracen una senda para Dios, que todas las quebradas sean rellenadas y todos los cerros y lomas sean rebajados, que se aplanen las cuestas, y queden las colinas como un llano’. Porque aparecerá la gloria de Yavé, y todos la verán, porque Yavé ha hablado” (Is 40,3-5).

Esta promesa estuvo latente en el antiguo Testamento desde el momento que el pueblo de Israel rompió la alianza con Dios; abandonándose obstinadamente en la fabricación de ídolos tallados con manos humanas (Cf. Is 2,8), la falta de lealtad (Cf. Gn 9,1ss; 15,17ss; Ex 19,1ss; 2Sam 7,1ss) y la infidelidad al Dios verdadero (Cf. Jer 2,19). Este rompimiento constante de la alianza, dado a través de la historia, fue sucediendo como el eslabón de una cadena fuerte que hizo del hombre esclavo del pecado. Es a partir de este momento que Dios Padre promete al hombre la venida de un mesías liberador diciendo: “Porque yo, Yavé, tu Dios, te tomo de la mano y te digo: no temas, que yo vengo a ayudarte…Yo vengo en tu ayuda, dice Yavé, El Santo de Israel te va a liberar” (Is 41, 13-14). Desde entonces el pueblo de Israel esperaba al Mesías salvador; aún cuando desesperadamente “Sión decía: ‘Yavé me ha abandonado y el Señor se ha olvidado de mí’” (Is 49,14) Dios le respondía: “¿puede una mujer olvidarse del niño que cría, o dejar de querer al hijo de sus entrañas?” (Is 49,15) y le devuelve la seguridad y confianza en la espera del salvador hablándole con ternura al corazón: “Pues bien, aunque alguna lo olvidase, ¡Yo nunca me olvidaré de ti!” (Is 49,15). Fue así que Dios mantuvo viva su promesa de redención al acercarse, cada vez más, el cumplimiento de la profecía (Cf. Ez 12,23) para restablecer la alianza nueva y eterna, tal como lo recuerda: “Que hice contigo en los días de tu juventud” (Ez 16,60). Desde entonces se profetizará: “El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz: sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una gran luz” (Is 9,1). Esa gran luz que estaba latente en el antiguo Testamento cada vez más se hacía intensa para iluminar la oscuridad del pecado que le había atado al hombre en la iniquidad. 24


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“Una rama saldrá del tronco de Jesé, un brote surgirá de sus raíces. Sobre él reposará el Espíritu de Yavé, espíritu de sabiduría e inteligencia espíritu de prudencia y valentía, espíritu para conocer a Yavé y para respetarlo… No juzgará por las apariencias ni se decidirá por lo que se dice, sino que hará justicia a los débiles y defenderá el derecho de los pobres del país. Su palabra derribará al opresor, el soplo de sus labios matará al malvado. Tendrá como cinturón la justicia, y la lealtad será el ceñidor de sus caderas. El lobo habitará con el cordero, el puma se acostará junto al cabrito, el ternero comerá al lado del león y un niño chiquito los cuidará. La vaca y el oso pastarán en compañía y sus crías reposarán juntas, pues el león también comerá pasto, igual que el buey. El niño de pecho jugará sobre el nido de la víbora, y en la cueva de la culebra el pequeñuelo meterá su mano. No cometerán el mal, ni dañarán a su prójimo en todo mi Cerro santo, pues, como llenan las aguas el mar, se llenará la tierra del conocimiento de Yavé” (Is 11,1-9).

El antiguo Testamento, como Adviento bíblico, es un enriquecimiento valiosísimo para la mejor comprensión del Adviento litúrgico de nuestra santa madre Iglesia, en su triple dimensión. En la dimensión histórica, el Adviento, anuncia que “el Señor, pues, les dará esta señal: La joven está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel, es decir: Dios-con-nosotros” (Is 7,14). En la dimensión escatológica, el Adviento, asume la Palabra de Dios que anima al pueblo expectante bajo la siguiente promesa: “Las naciones sabrán que yo soy Yavé cuando, por medio de ustedes, aparezca ante sus ojos mi santidad. Los sacaré de las naciones, los reuniré de entre los pueblos y los traeré de vuelta a su tierra. Los rociaré con un agua pura y quedarán purificados; los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus inmundos ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo. Quitaré de su carne ese corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Pondré dentro de ustedes mi Espíritu y haré que caminen según mis mandamientos, que observen mis leyes y que las pongan en práctica” (Ez 36,23-27). En la dimensión intermedia se presenta “con un buen mensaje para los humildes, para sanar los corazones heridos, para anunciar a los desterrados su liberación, y a los presos su vuelta a la luz” (Is 61,1). Definitivamente; “el Antiguo Testamento, se dice, vivía en constante tensión hacia un futuro maravilloso, al que Dios mismo se había com25


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prometido formalmente y con frecuencia”33 su venida. B.- Nuevo Testamento En el nuevo Testamento se patentiza la promesa de Dios hecha a su pueblo, por medio de los profetas, desde la antigüedad. El nuevo Testamento enfatiza el Adviento histórico por medio de la genealogía y la anunciación de Jesús; y, del Adviento escatológico se encargarán los sinópticos, las cartas paulinas y el Apocalipsis de Juan. La genealogía del Evangelio de Mateo nos remite al origen de Jesucristo para encontrar el punto de partida de todo el proceso de salvación, la necesidad de una promesa hecha por Dios Padre en beneficio de la humanidad, las principales etapas de la historia y las circunstancias atravesadas, los personajes resaltantes de la fidelidad e infidelidad y la llegada del Hijo único del Padre. La anunciación destacará el cumplimiento de la promesa hecha por Dios y; la encarnación en el seno de la virgen María hecha realidad con la venida histórica de Jesucristo. Meditemos, a continuación, los diversos momentos del Adviento en el nuevo Testamento. a.- La genealogía El nuevo Testamento nos ofrece un pasaje bíblico que confirma la promesa de Dios Padre hecha realidad en la persona de su Hijo Jesucristo; que no era una promesa convertida en apuesta sino un hecho verídico, insertado plenamente en la historia de la humanidad y genealógicamente sustentada. “Libro de los orígenes de Jesucristo, hijo de David e hijo de Abrahán. Abrahán fue padre de Isaac, y éste de Jacob. Jacob fue padre de Judá y de sus hermanos. De la unión de Judá y de Tamar nacieron Farés y Zera. Farés fue padre de Esrón y Esrón de Aram. Aram fue padre de Aminadab, éste de Naasón y Naasón de Salmón. Salmón fue padre de Booz y Rahab su madre. Booz fue padre de Obed y Rut su madre. Obed fue padre de Jesé. Jesé fue padre del rey David. David fue padre de Salomón y su madre la que había sido la esposa de Urías.

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Jean-Nesmy, Claude, Espiritualidad del año litúrgico, p. 506

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Salomón fue padre de Roboam, que fue padre de Abías. Luego vienen los reyes Asá, Josafat, Joram, Ocías, Joatán, Ajaz, Ezequías, Manasés, Amón y Josías. Josías fue padre de Jeconías y de sus hermanos, en tiempos de la deportación a Babilonia. Después de la deportación a Babilonia, Jeconías fue padre de Salatiel y éste de Zorobabel. Zorobabel fue padre de Abiud, Abiud de Eliacim y Eliacim de Azor. Azor fue padre de Sadoc, Sadoc de Aquim y éste de Eliud. Eliud fue padre de Eleazar, Eleazar de Matán y éste de Jacob. Jacob fue padre de José, esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. De modo que fueron catorce las generaciones desde Abrahán a David; otras catorce desde David hasta la deportación a Babilonia, y catorce más desde esta deportación hasta el nacimiento de Cristo” (Mt 1,1-17).

No se trata, en efecto, de una repetición aburrida de nombres raros sino de la historia de salvación de nuestra vida y la vida de la Iglesia. En ellos se concentraba la semilla de esperanza, las gotas de gracia, la estrella de la mañana, la aurora del nuevo día, la espera del hombre y la venida del salvador. La genealogía de Jesús “es un caso único, admirable y estupendo, encontrar un pueblo que en su historia oficial no oculta los pecados de sus antepasados”34; y más bien las pone de manifiesto por merecer la ansiada redención. La genealogía, sin duda alguna, se resalta en el Adviento porque la promesa de liberación y salvación que Dios Padre hizo a su pueblo, de enviar un salvador, llegará a su culmen con el nacimiento del Emmanuel. b.- La anunciación El relato de la anunciación es otro de los textos bíblicos que sustenta el Adviento como el acontecimiento más cercano de la venida del salvador. Después de un largo período de promesa, “al llegar la plenitud de los tiempos” (Gál 4,4), irrumpe el acontecimiento que marcará el inicio de una nueva era de la civilización, con la venida de Cristo. La promesa de redención estaba llegando a su culminación con el anuncio del Arcángel Gabriel a la virgen María. De esta manera, el Adviento, que en la antigüedad era una luz que apenas estaba empezando a brillar en la historia del pueblo de Israel, ahora resplandece gozosamente. 34

Nguyen van Thuan, François-Xavier, Testigos de esperanza, p.19

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“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María. Llegó el ángel hasta ella y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.» María entonces dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?» Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible.» Dijo María: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho.» Después la dejó el ángel” (Lc 1,26-38).

Este precioso diálogo de la ternura del Dios altísimo con la ternura de una humilde mujer, hizo descender en la humanidad, por medio de la anunciación del Arcángel Gabriel, la buena noticia de salvación. El Adviento requiere un proceso gradual de preparación como lo demuestra la Palabra de Dios; partiendo de una promesa redentora, pasando todo un proceso histórico de vigilancia y haciéndose realidad mediante la anunciación. De esta manera, la liturgia de la Iglesia, asume la pedagogía divina para preparar en cada bautizado la venida del salvador que meditamos en este tiempo alegre y gozoso del Adviento. c.- La visitación Otro de los hechos bíblicos que ha impactado a la humanidad es la visita que hizo la virgen María, estando embarazada, a su prima santa Isabel. Las mismas Sagradas escrituras atestiguan este acontecimiento: 28


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“Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en alta voz: «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!»” (Lc 1,39-45).

Es impresionante meditar este acontecimiento que “muestra cómo la gracia de la Encarnación, después de haber inundado a María, lleva salvación y alegría a la casa de Isabel. El Salvador de los hombres, oculto en el seno de su Madre, derrama el Espíritu Santo, manifestándose ya desde el comienzo de su venida al mundo”35. A partir de este acontecimiento la virgen María se hizo, también, discípula misionera de Jesucristo para que nuestros pueblos, en Él, tengan la “plenitud de la Vida” que estaba llevando en su vientre. La V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y El Caribe enfatizó en la Virgen María el ejemplo de misión permanente al confirmar que “es ella quien brilla ante nuestros ojos como imagen acabada y fidelísima del seguimiento de Cristo” 36. Por tanto, la Visitación debe ser el fundamento de la misión permanente de la Iglesia y ocasión propicia para la renovación de nuestro testimonio de fe en aquel que ha nacido para salvarnos en la esperanza. d.- Los sinópticos

Recordemos que la genealogía de Jesús, la anunciación y la visitación sustentan firmemente el Adviento histórico de la primera venida. Ahora, voy hacer un salto cualitativo para seguir hablando, esta vez, del Adviento escatológico que trata de la segunda y última venida de nuestro Señor Jesucristo. Una de las características de los evangelios sinópticos consiste en transmitir fidedignamente las palabras pronunciadas por Cristo. Al hablar del Adviento escatológico afirma que:

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Juan Pablo II, Catequesis, 2 de octubre de 1996, L’Osservatore Romano, Edición semanal en lengua española del 4 de octubre de 1996

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Documento de aparecida, N° 270

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“Verán al Hijo del Hombre viniendo en medio de las nubes del cielo, con el Poder divino y la plenitud de la Gloria” (Mt 24,30; Cf. Mc 13,26 y Lc 21,27).

Este anuncio se encuentra, en los evangelios sinópticos, antes de la celebración de la última cena (pre pascual). Lo que significa que sus discípulos ya habían sido preparados para dicho acontecimiento que “en cuanto se refiere a ese Día y a esa hora, no lo sabe nadie, ni los ángeles de Dios, ni siquiera el Hijo, sino sólo el Padre” (Mt 24,36). Es por eso que el Adviento escatológico no tiene fecha determinada ni debemos estar preocupados de ello. La segunda venida del Señor, en el tiempo de Adviento, no consiste específicamente en una amenaza hecha por Dios a la humanidad sino que “mandará a sus ángeles, los cuales tocarán la trompeta y reunirán a los elegidos de los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del mundo” (Mt 24,31). Por supuesto que ante esta invitación “sucederá lo mismo que en los tiempos de Noé” (Mt 24,37), es decir, no todos estarán dispuestos de acogerlo hasta darse cuenta del gran beneficio que se obtiene en la escucha a Dios. Entonces; la incertidumbre que presenta el Evangelio, será el letargo que le impide al hombre contemplar la gloria de Dios. Es así que se cumple el proverbio bíblico: “Feliz el siervo a quien su Señor al venir encuentre tan bien ocupado” (Mt 24,46). Se trata de estar atentos y vigilantes, movidos por la oración y conmovidos por la acción, en todo momento. Es por eso que el Adviento escatológico intensifica, en el desarrollo del ciclo litúrgico, el regreso del novio a casa como en la “Parábola de las diez jóvenes” (Cf. Mt 25,1-13; Mc 13,35; Lc 13,25) y el regreso de su señor en la “Parábola de los talentos” (Cf. Mt 25,14-30; Mc 4,25;13,34; Lc 19,12). Después de la gloriosa Resurrección (post pascual), momentos antes de subir al cielo y sentarse a la derecha del Padre, conocida en la liturgia de la Iglesia como la Ascensión, Jesús condujo a sus Apóstoles hasta Betania para entregarles una consigna precisa: 30


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“Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos, en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado. Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo” (Mt 28,19-20). Este mandato misionero, fruto de la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, es tan específico que nos invita anunciar un Cristo vivo y Resucitado en el mundo entero mientras esperamos la segunda venida. Por eso, el tiempo de Adviento, en la dimensión escatológica, no pretende en el cristiano fomentar un psicosocial pesimista ni debe ser visto de esa manera. El tiempo de Adviento es fundamentalmente una propuesta llena de esperanza para la vida del cristiano, que debe esperar alegre y gozoso la segunda venida del salvador. En la venida escatológica, pre pascual (antes de la Última cena) y post pascual (después de la Resurrección), hay una invitación a mantener el cuerpo y el alma en una constante expectación para la segunda venida. Si Dios en la primera venida nos sorprendió encarnándose en el vientre de una humilde mujer, asumiendo nuestra humanidad desde su concepción, haciéndose un ciudadano de la humanidad; en la segunda venida, que es la última y definitiva, será más sorprendente donde “el sol se oscurecerá, la luna perderá su brillo, caerán las estrellas del cielo y el universo entero se conmoverá” (Mt 24,29). e.- Las cartas paulinas San Pablo inserta la teología bíblica en el Adviento de nuestra Iglesia con la siguiente exhortación: “Ustedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de despertar. Nuestra salvación está ahora más cerca que cuando llegamos a la fe” (Rm 13,11).

San Pablo, con estas palabras, llenaba de esperanza a las comunidades nacientes que rápidamente empezaban a fructificar en la comunión; y, para mantener firme el vínculo de unidad, fraternidad y solidaridad en el amor de Dios, se proyectaba a la reflexión escatológica del Adviento; invitándoles a esperar “la 31


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venida gloriosa de Cristo Jesús, nuestro Señor” (Cf. 1Cor 1,7-8; 1Tes 5,16-24; Fil 1,6). Debemos destacar que la teología paulina de la justificación está bien enriquecida por el Adviento escatológico; pero, debemos aclarar que el Adviento escatológico en san Pablo no es una tensión de amenaza y condenación sino de la alegre esperanza en el Señor (Cf. Fil 4,4-7; Rm 8,24). d.- El Apocalipsis El Apocalipsis es el último libro de la Biblia que describe la realidad de la Iglesia amenazada por las primeras persecuciones, por medio del género literario apocalíptico. Recordemos que el género literario apocalíptico, en el primer siglo de la cristianidad, estuvo de moda. Entonces; la realidad de la Iglesia se expresaba con visiones e imágenes fantásticas; por supuesto que cada una de éstas tenían que ser bien interpretadas para evitar el sentido terrorífico, prediccionista, futurista y catastrófica de la realidad de la Iglesia. El libro del Apocalipsis es un libro que llena de esperanza a la Iglesia perseguida; y tiene que seguir siendo el libro de la esperanza cristiana en un mundo donde abunda la injusticia, la violencia, la persecución, el odio, la venganza, el rencor, la muerte, etc. Entonces, en el libro del Apocalipsis se actualiza el Adviento escatológico para decir con esperanza: “Ven, Señor Jesús” (Ap 22,20).

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4.- Personajes

Es importante conocer, a través de la liturgia del Adviento, los personajes que han participado en el acontecimiento salvífico de la Iglesia para la preparación de la venida de nuestro salvador Jesucristo, que nació para devolvernos la esperanza. Los personajes deben ayudarnos a vivir más intensamente el Adviento como un tiempo propicio de reflexión por el gran valor que tuvo la primera venida de Jesús y a prepararnos para la segunda venida. Los personajes que trataré a continuación están citados en base al proceso histórico de salvación de la humanidad desde el anuncio profético del antiguo Testamento por parte de Isaías, atravesando la Buena Noticia de Dios encomendado al Arcángel Gabriel, irrumpiendo por la encarnación en el seno de la virgen María y prolongando la segunda venida. a.- Isaías

Isaías es el profeta que anuncia desde el antiguo Testamento la venida de nuestro salvador Jesucristo; por eso, es conocido por nuestra santa y madre Iglesia como el profeta de la esperanza. El profeta Isaías inauguró la venida del Emmanuel diciendo: “Pues bien, el Señor mismo les va a dar una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel” (Is 7,14) y desde aquél momento el pueblo de Israel aguardaba la promesa del Salvador. Continuaba diciendo de este Príncipe de la paz: “reposará sobre él el espíritu de Yavé: es33


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píritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yavé. Y se inspirará en el temor de Yavé” (Is 11,2). El aliento de esperanza estaba marcado por la siguiente promesa: “Yo vengo a reunir a todas las naciones y lenguas” (Is 66,18), abrir los ojos a los ciegos, abrir los oídos a los sordos, hacer saltar a los cojos, hacer hablar a los mudos, a esparcir el agua en el desierto (Cf 35,5-10). Isaías, en su misión profética, dedicó gran parte de sus exhortaciones al primer advenimiento del Emmanuel. Además, describió la restauración del mundo con la segunda venida del Mesías: “Maravilla de Consejero”, “Dios fuerte”, Príncipe de Paz” (Cf. Is 9,5). Isaías, como personaje del Adviento, invita a adoptar la actitud de discípulo misionero de la esperanza cristiana.

b.- El Arcángel Gabriel El Arcángel Gabriel, catalogado por la angelología como el embajador de Dios, fue el portador de la Buena Noticia que esperaba el pueblo de Israel. El acontecimiento del Adviento irrumpió cuando el Arcángel Gabriel, enviado por Dios, se presentó delante de la virgen María (Cf. Lc 1,26) y san José (Cf. Mt 1,20) para anunciarles la Buena Noticia de la encarnación del Hijo de Dios en el seno de la familia humana. La primera palabra que pronunció este mensajero fue: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1,28). Son las mismas palabras que tienen que resonar en nuestro corazón, siempre actualizadas, a la hora de empezar a vivir el tiempo de Adviento. Ante la turbación de la virgen María, el Arcángel le devolvió la tranquilidad y la llenó de esperanza con las siguientes palabras: “No temas, María, porque has hallado la gracia de Dios” (Lc 1,30). Después de haber saludado, el Arcángel Gabriel, transmitió el contenido de la Buena Noticia diciendo: “Vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo a quién pondrás por nombre Jesús” (Lc 1,31). Este es, entonces, el mensaje central del Adviento histórico. Por eso, por la misión encomendada directamente por Dios, el Arcángel Gabriel es uno de los personajes importantes de este tiempo litúrgico que anuncia el nacimiento histórico del salvador. 34


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San Gregorio Magno dijo que “a María le fue enviado Gabriel, cuyo nombre significa: ‘Fortaleza de Dios’, porque venía a anunciar a aquel que, a pesar de su apariencia humilde, había de reducir a los principados y Potestades. Era, pues, natural que aquel que es la fortaleza de Dios anunciara la venida del que es el Señor de los ejércitos y héroe en las batallas”37. Por lo tanto, el Arcángel Gabriel es la figura que representa contundentemente el anuncio gozoso del acontecimiento de redención de la humanidad que recordamos con alegría y esperanza, especialmen te en el tiempo de Adviento; es la fortaleza de Dios que debe permanecer en nuestros corazones, dispuestos para acoger la primera venida que celebramos en la Navidad y alegres para proyectarnos a la segunda venida. c.- La virgen María

La virgen María es la máxima expresión del Adviento porque llevó en su vientre, por nueve meses, el fruto bendito que redimirá la humanidad entera. Ella fue anunciada desde el antiguo Testamento como la mujer embarazada que tenía que dar a luz un hijo y ponerle por nombre Emmanuel (Cf. Is 7,14). San Bernardo, entre sus homilías célebres dedicadas a la virgen María, durante el Adviento, decía que “María no fue descubierta en el último momento, ni por casualidad, sino que fue elegida desde los orígenes, conocida de antemano por el Altísimo que se la preparó; los ángeles la guardaron, los patriarcas la anunciaron en figuras, los profetas la prometieron. Interroguen las Escrituras para comprobar lo que digo… Admiren la sorprendente concordancia que vincula entre si los acontecimientos milagrosos y las misteriosas palabras de los profetas. Es cosa inaudita, por ejemplo, que el único milagro sobrevenido en la virgen pudiera ser prefigurado por tantos hechos singulares y anunciado por tantos oráculos. En efecto, la inspiración de los profetas fue siempre la misma, y todos, pese a la diferencia de los estilos, de las figuras, de las épocas, previeron y predijeron lo mismo y en el mismo espíritu. Lo que para Moisés toma forma de zarza ardiente, para Aarón de vara

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Homilía sobre los Evangelios 34,8-9: PL 76, 1250-1251.

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florecida, para Gedeón de vellón cubierto de rocío, Salomón lo predijo con la imagen de mujer fuerte; Jeremías expresó esta misma profecía con la figura y a más clara de la mujer que lleva al hombre en sus seno; Isaías todavía fue más explícito, hablando de la Virgen y de Emmanuel, y Gabriel, en fin, nos designó a la Virgen misma saludándola”38. María es denominada, más aún en nuestros tiempos, como la “bendita entre todas las mujeres” (Cf. Lc 1,42) porque “es la flor que se abre sobre el tallo de Jesé”39 para no marchitarse jamás. En la liturgia del Adviento, la virgen María, es la excelente demostración de acogida del Emmanuel en nuestra vida. Fue ella la encargada de alumbrar el fruto bendito de su vientre en la ternura de un niño. En ella está representada la ternura de la humanidad que acoge al Dios del amor y la esperanza. Ella debe seguir siendo en la Iglesia modelo de acogida para la segunda venida de nuestro salvador Jesucristo. María es la máxima expresión del Adviento ya que ella es la Madre del salvador y Maestra que nos enseña acoger en nuestra vida, con amor y alegría, al salvador que viene en la Navidad; y lo hará definitivamente en su segunda venida. El Magisterio de la Iglesia sustentará esta predilección de “la virgen María, que al anuncio del ángel recibió al Verbo de Dios en su alma y en su cuerpo y dio la Vida al mundo, es reconocida y venerada como verdadera Madre de Dios y del Redentor”40. Predilección de la Iglesia que será ratificada por el Papa Pablo VI al afirmar que “los fieles, que viven con la liturgia el espíritu del Adviento, al considerar el inefable amor con que la Virgen María esperó al Hijo, se sentirán animados a tomarla como modelo y a prepararse ‘vigilantes en la oración y jubilosos en la alabanza’ para salir al encuentro del salvador que viene”41; el Papa Juan Pablo II que le llama “llena de gracia, porque la Encarnación del Verbo, la unión hipostática del Hijo de Dios con la naturaleza humana, se realiza y cumple precisamente en ella”42; y el Papa Benedicto XVI que invita a ir a la escuela “de María, Mujer del Adviento, a vivir nuestros gestos cotidianos con un espíritu nuevo, con el sentimiento de una espera profunda, que sólo la venida de Dios puede colmar”43. 38

San Bernardo, segunda homilía sobre el “missus est”, “Oeuvres mystiqes”, Edición du Seuil, 1953, p. 914-920.

39

Jean-Nesmy, Claude, Espiritualidad del año litúrgico, p. 530.

40

Lumen Gentium, N° 53.

41

Marialis Cultus, N° 4.

42

Redemptoris Mater, N° 9.

43

Angelus, 28 de noviembre del 2010.

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d.- Juan el Bautista Juan el Bautista es otro de los personajes bíblicos de quien Jesucristo, con afecto entrañable, en el inicio de vida de su vida pública, dijo que “no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista” (Mt 11,11). La Palabra de Dios se encargará de transmitirnos el misterio de su nacimiento como un hecho extraordinario para la humanidad (Cf. Lc 1,5-25). Este personaje se caracteriza, por la motivación que hizo al pueblo de Israel, en la acogida de nuestro Señor Jesucristo en el inicio de su vida pública; diciendo: “Preparen el camino del Señor” (Mt 1,3; Cf. Is 40,3).

Él fue quien preparó el camino del Señor en el inicio de su vida pública y fue aquél que preparó al pueblo de Israel para acogerlo con dicha y alegría; invitándoles a volver por el camino que Dios mismo ha de recorrer (Cf. Mt 3,11). Por supuesto que debe entenderse a Juan el Bautista como el profeta de la esperanza y no de la desventura. Por eso, el Adviento debe reflexionarse como un tiempo de grandes oportunidades para caminar por el camino de la esperanza cristiana que Juan el Bautista anunció, que Cristo recorrió, el hombre lo siguió y está invitado a seguir caminando tras sus huellas, a través de la historia de salvación de la humanidad. Juan el Bautista, último profeta del antiguo Testamento, fue el pregonero que, a la vez de clausurar el antiguo Testamento, dio apertura, con su anuncio profético, la nueva era del cristianismo. Este profeta, con su testimonio de vida austera, debe imprimir en la vida del cristiano una espiritualidad de preparación para la venida del salvador. Aquí debemos detenernos un momento para advertir, durante el tiempo de Adviento, la preparación del camino exterior e interior de la vida. La preparación exterior consiste en el allanamien37


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to de nuestra vida desviada por el consumismo y las posesiones materiales que preparan las celebraciones de la navidad y; la preparación interior sostenida por la oración, el recogimiento y, lo que Juan el Bautista nos invitará con su testimonio, a adoptar un estilo de vida remarcado por la austeridad. Es Juan el Bautista, en la liturgia de la Iglesia, quien anuncia el tiempo de Adviento como un tiempo de preparación. e.- San José Es impresionante conocer y meditar este personaje, especialmente en el tiempo de Adviento, con la presencia constante y silenciosa de José, esposo de la virgen María. Fue por la descendencia de José que se hizo realidad la promesa de un salvador, hecha a sus antepasados. Dios fijó su mirada en este hombre bueno, justo, paciente, humilde y servicial que aceptó la paternidad legal de Jesús. “Este fue el principio de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José; pero antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo. Su esposo, José, pensó despedirla, pero como era un hombre bueno, quiso actuar discretamente para no difamarla. Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios-con-nosotros. Cuando José se despertó, hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y tomó consigo a su esposa” (Mt 1,18-25).

En san José, esposo de la virgen María y padre adoptivo de Jesús, está impreso el estilo de vida de todo hombre que sabe escuchar pacientemente; dispuesto a recorrer, por medio de la meditación, las profundidades del alma; y la santidad de la familia y el trabajo. Gran ejem38


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plo de hombre para la humanidad; por eso, fue declarado por el Papa Pio IX como Patrono de la Iglesia Universal, El 8 de diciembre de 187044. Santa Teresa de Ávila exalta la eficacia de su intercesión en la oración de la siguiente manera: “No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer... Quisiera persuadir a todos para que fuesen devotos de este glorioso santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios; no he conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares servicios, que no la vea más aprovechada en la virtud porque aprovecha en gran manera a las almas que a él se encomiendan. Recuerdo que cada año en su día le pido una cosa, y siempre la veo cumplida: si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío”45. En el Adviento, san José nos invita a preparar el cuerpo y el alma, por medio del silencio, para escuchar a Dios en la oración y contemplarlo vivo en nuestro corazón.

44

Cf. Sacr. Rituum Congr., Decreta Authentica: “Quemadmodum Deus”: Volumen l, p. 283.

45

Teresa de Ávila, Libro de la vida, cap. 6, número 6 y 7.

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5.- Actitudes Para vivir mejor el tiempo de Adviento es necesario adoptar actitudes concretas que ayudan a esperar la venida de nuestro salvador Jesucristo. Entre las principales actitudes se encuentra la preparación que es fundamental, si lo es en todo tipo de ocasión, en el tiempo de Adviento con más razón; la esperanza que debe iluminar nuestro caminar, la oración que debe introducirnos en el misterio de salvación, la alegría que debe ser la sazón del corazón, la vida plena y abundante que Dios trajo con su nacimiento y nos invita a prolongar toda la vida. a.- La preparación.

El Adviento, en la voz del profeta Isaías y Juan el Bautista, nos invita a preparar el camino de nuestra vida interior y exterior para acoger al salvador (Cf. Is 40,3; Mt 1,3). Preparación es la acción que consiste en arreglar o disponer las cosas necesarias para la venida de Jesucristo; por supuesto que debe ser interior y exteriormente.

Preparación interior. Se trata de adoptar la actitud humilde y paciente de la virgen María que, después de haber recibido el anuncio del Arcángel Gabriel, se preparó interiormente para acoger al niño en su vientre: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra” (Lc 1,38). Desde entonces María se convirtió en “cooperadora de la salvación de los hombres”46 que, en el transcurso de los nueve meses de embarazo, iba preparándose interiormente para compartir con su hijo los latidos del corazón, el

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Lumen Gentium, N° 56

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alimento que unía lo humano con lo divino y el calor de amor que brotaba de sus entrañas al punto de compartir con los demás la alegría de su interior cuando dijo a su prima Isabel: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque se fijó en su humilde esclava” (Lc 46-47). “María es grande precisamente porque quiere enaltecer a Dios en lugar de a sí misma. Ella es humilde: no quiere ser sino la sierva del Señor (cf. Lc 1, 38. 48). Sabe que contribuye a la salvación del mundo, no con una obra suya, sino sólo poniéndose plenamente a disposición de la iniciativa de Dios. Es una mujer de esperanza: Sólo porque cree en las promesas de Dios y espera la salvación de Israel, el ángel puede presentarse a ella y llamarla al servicio total de estas promesas. Es una mujer de fe: « ¡Dichosa tú, que has creído! », le dice Isabel (Lc 1, 45). El Magníficat —un retrato de su alma, por decirlo así— está completamente tejido por los hilos tomados de la Sagrada Escritura, de la Palabra de Dios… María es, en fin, una mujer que ama. ¿Cómo podría ser de otro modo? Como creyente, que en la fe piensa con el pensamiento de Dios y quiere con la voluntad de Dios, no puede ser más que una mujer que ama. Lo intuimos en sus gestos silenciosos que nos narran los relatos evangélicos de la infancia”47. La Iglesia, Madre y Maestra, nos invita a preparar interiormente nuestra vida para acoger al salvador que trae abundantes bendiciones y tesoros de su reino. Durante el tiempo de Adviento, a ejemplo de la virgen María, debemos prepararnos interiormente para sentir la presencia de Dios en lo más íntimo de nuestro corazón. Preparación exterior. Quien pone la pauta en la preparación exterior es Juan el Bautista que llama insistentemente a preparar el camino del Señor que ya está en medio de su pueblo, según lo habían predicho por boca de los profetas (Cf. Lc 1,70) desde el antiguo Testamento: “está a punto de llegar el que es más fuerte que yo, a quien ni siquiera soy digno de desatarle la correa de sus sandalias” (Lc 3,16). La actitud humilde de Juan el Bautista es imprescindible para acoger a Dios en el camino de la vida haciendo que “el que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer que haga lo mismo; no cobren más de lo establecido; No abusen de la gente,

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Deus caritas est, N° 41.

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no hagan denuncias falsas y conténtense con su sueldo” (Lc 3,11.13-14). En la actualidad tenemos que preparar “caminos de vida verdadera y plena para todos”48; con el propósito de transmitir y acoger los bienes recibidos de Dios. “Entre ellos, están las comunidades indígenas y afroamericanas, que, en muchas ocasiones, no son tratadas con dignidad e igualdad de condiciones; muchas mujeres, que son excluidas en razón de su sexo, raza o situación socioeconómica; jóvenes, que reciben una educación de baja calidad y no tienen oportunidades de progresar en sus estudios ni de entrar en el mercado del trabajo para desarrollarse y constituir una familia; muchos pobres, desempleados, migrantes, desplazados, campesinos sin tierra, quienes buscan sobrevivir en la economía informal; niños y niñas sometidos a la prostitución infantil, ligada muchas veces al turismo sexual; también los niños víctimas del aborto. Millones de personas y familias viven en la miseria e incluso pasan hambre. Nos preocupan también quienes dependen de las drogas, las personas con capacidades diferentes, los portadores y víctima de enfermedades graves como la malaria, la tuberculosis y VIH -SIDA, que sufren de soledad y se ven excluidos de la convivencia familiar y social. No olvidamos tampoco a los secuestrados y a los que son víctimas de la violencia, del terrorismo, de conflictos armados y de la inseguridad ciudadana. También los ancianos, que además de sentirse excluidos del sistema productivo, se ven muchas veces rechazados por su familia como personas incómodas e inútiles. Nos duele, en fin, la situación inhumana en que vive la gran mayoría de los presos, que también necesitan de nuestra presencia solidaria y de nuestra ayuda fraterna”49. Camino de preparación para “que todas las quebradas sean rellenadas y todos los cerros y lomas sean rebajados; que se aplanen las cuestas y queden las colinas como un llano” (Is 40,4) para que el hombre camine al encuentro de Jesucristo vivo; que celebraremos su venida histórica en la Navidad y prolongaremos hacia la segunda venida.

b.- La esperanza. La virtud de la esperanza es, también, una actitud que ayuda a vivir mejor el tiempo de Adviento; ya que nos dispone a esperar confiadamente en Dios que vino a salvarnos en la esperanza (Cf. Rm 8,24). En efecto, “la virtud de la esperanza corresponde al anhelo de feli48

Documento de Aparecida, N° 13.

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Ibidem, N° 65.

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cidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre”50. Lo que nos hace capaces de esperar la felicidad que Dios trae en la Navidad y nos promete en su segunda venida. Se trata de una esperanza que no se acaba sino que se renueva cada día, especialmente en el tiempo de Adviento, en la vida personal, social y eclesial. El hombre, durante el Adviento, debe llenar su corazón de la esperanza que no defrauda (Cf. Rm 5,5) y revestirse “con el yelmo de la esperanza de salvación” (1 Ts 5,8) para que llenos de entusiasmo esperen al Seños que viene a salvarnos (Cf. 1 Tm 2,4). Por eso, cuando hablamos del Adviento, hablamos de la esperanza que debe entusiasmar la vida del cristiano que espera a Dios encarnado en el mundo donde reine la justicia, la fraternidad y la solidaridad. El Papa Benedicto XVI preguntó: ¿En qué consiste la esperanza que, en cuanto esperanza, es ‘redención’?. Entonces dijo que “la respuesta se da en el pasaje citado de la Carta a los Efesios [se refiere al capítulo 2 y versículo 2 cómo la comunidad de Éfeso, antes de su encuentro con Cristo, no tenía el mundo ‘ni esperanza ni Dios’]: antes del encuentro con Cristo, los Efesios estaban sin esperanza, porque estaban en el mundo «sin Dios». Llegar a conocer a Dios, al Dios verdadero, eso es lo que significa recibir esperanza. Para nosotros, que vivimos desde siempre con el concepto cristiano de Dios y nos hemos acostumbrado a él, el tener esperanza, que proviene del encuentro real con este Dios, resulta ya casi imperceptible…”51 . Por tanto, vivir en la esperanza, en el tiempo de Adviento, es esperan confiadamente en la llegada del salvador que viene a nuestro encuentro. Aquél que siente que ha perdido la esperanza en su vida es porque se ha alejando de Dios. El Adviento es, precisamente, el momento de volver a acercarse al Dios de la esperanza que con su alegría y su paz nos colma con sus bendiciones (Cf. Rm 15,13). François-Xavier Nguyen van Thuan (Hue, Vietnam, 17 de abril de 1928 - Roma, Italia, 16 de septiembre de 2002), en la predicación de los retiros espirituales del año 2000, al Papa Juan Pablo II y la Curia Roma50

Catecismo de la Iglesia Católica, N° 1818.

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Spe salvi, N° 3.

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na, daba testimonio de la esperanza con la siguiente oración:

“La línea recta está compuesta por millones de puntitos unidos entre sí. Mi vida también está integrada por millones de segundos y de minutos unidos entre sí. Dispongo perfectamente cada punto, y la línea será recta. Vivo con perfección cada minuto, y la vida será santa. El camino de la esperanza está enlosado de pequeños pasos de esperanza. La vida de esperanza está hecha de breves minutos de esperanza. Como tú, Jesús, que has hecho siempre lo que le agrada a tu Padre” 52.

c.- La oración. “La oración es la elevación del alma a Dios”53. Esta definición sencilla y sublime hecha por san Juan damasceno, Padre y Doctor de la Iglesia, es la puerta que invita a entrar en una experiencia inolvidable con Dios que nos espera con su amor maternal, preocupación paternal, cercanía fraternal y confianza amical. De tal manera que “el Dios de la paz, nos santifique plenamente, y que todo nuestro ser, el espíritu, el alma y el cuerpo, se conserven sin mancha hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Ts 5,23). El tiempo de Adviento nos invita a adoptar la actitud de oración para esperar con fe la venida del Salvador. En nuestros tiempos, la ciencia y la tecnología han hecho grandes aportes a la humanidad, al punto de lograr lo inimaginable; ante esta realidad, el hombre va prescindiendo, cada vez más, su vida de oración. Por tanto, el Adviento se convierte frenéticamente en un tiempo mercantilista y no de espera. Es necesario recuperar el verdadero sentido del adviento a través de la oración como la virgen María acogió con fe al fruto bendito de su vientre. La oración en el tiempo de Adviento es una invitación especial a levantar la voz del corazón hacia lo alto “porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones” (1 Pedro 3,12). Se

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Testigos de esperanza, p. 65.

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San Juan Damasceno, De la fe ortodoxa 3, 24.

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trata de poner en sus manos nuestra condición humana porque separados de él no podemos hacer nada (Cf. Juan 15,5). Entonces surge la inspiración en la oración para decir “¡ven, Señor, Jesús!” y seamos correspondidos por él que nos dice: “¡Sí, vengo pronto!” (Cf. Ap. 22,20). En el Adviento, a pesar de las circunstancias, debemos buscar espacios para la meditación; pues, recordemos que la meditación es una acción de la oración: “Ea, hombrecillo, deja un momento tus ocupaciones habituales; entra un instante en ti mismo, lejos del tumulto de tus pensamientos. Arroja fuera de ti las preocupaciones agobiantes; aparta de ti tus inquietudes trabajosas. Dedícate algún rato a Dios y descansa siquiera un momento en su presencia. Entra en el aposento de tu alma; excluye todo, excepto Dios y lo que puede ayudarte para buscarle; y así, cerradas todas las puertas, ve en pos de Él. Di, pues, alma mía, di a Dios: «Busco tu rostro; Señor, anhelo ver tu rostro»” 54.

Que el Adviento sea momento oportuno de esperar a Dios en oración confiada; que se acerca más a nuestra humanidad y nos acerca más al misterio de su divinidad. d.- La alegría. El Adviento, en estas circunstancias, se convierte en un ambiente prenavideño que destaca la alegría del corazón; la alegría de saber que el Señor está por llegar históricamente y la alegría de saber que su llegada no está acabada sino que se prolonga a la segunda venida. De allí que el Apóstol san Pablo conjuga la cercanía del Señor con la alegría del cristiano de la siguiente manera: “Estén siempre alegres en el Señor; se lo repito, estén alegres y den a todos muestras de un espíritu muy abierto. El Señor está cerca. No se inquieten por nada; antes bien, en toda ocasión presenten sus peticiones a Dios y junten la acción de gracias a la súplica” (Filipenses 4,4-6).

Esa alegría que precisará san Agustín en un acto de fe y de vida al decir “que el gozo en el Señor sea el triunfador, mientras se extingue el 54

San Anselmo, Capítulo 1; Opera omnia, Edición Schmitt, Seckau [Australia] 1938, 1, 97-100.

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gozo en el mundo. El gozo en el Señor siempre debe ir creciendo, mientras que el gozo en el mundo ha de ir disminuyendo hasta que se acabe. No afirmamos esto como si no debiéramos alegrarnos mientras estamos en este mundo, sino en el sentido de que debemos alegrarnos en el Señor también cuando estamos en este mundo”55. Esta alegría desbordó el corazón de la virgen María cuando el Arcángel Gabriel la saludó diciendo “alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1,28); cuando santa Isabel exclamó de alegría “bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre” (Lc 1,42); la que, a su vez, fue correspondida con el famoso Cántico del Magnificat: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque se fijó en su humilde esclava, y desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada” (Lc 1,46-48). La alegría que se movía como el viento, en diversas circunstancias del anuncio de la venida de nuestro salvador Jesucristo, tiene que prevaler en el tiempo de Adviento para que desde este acontecimiento siga en movimiento la Buena Noticia del nacimiento de nuestro salvador. Como discípulos misioneros de Jesucristo estamos llamados a testimoniar la alegría del Adviento con el salmista que va alegre a la casa del Señor (Cf. Salmo 122 [121]), ir también nosotros alegres al encuentro con Jesucristo vivo que volverá a nacer para devolvernos la alegría.

e.- La vida La vida es la actitud más concreta del Adviento. En el Adviento, Dios anuncia la vida, encarnándose en el vientre de la virgen María, y desde entonces la vida de nuestros pueblos adquieren significados en todos los aspectos de la vida: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10).

Desde el momento de la Encarnación, la vida de Dios se transformó en Buena Noticia para la humanidad; que había aguardado desde el antiguo Testamento y había llegado la hora de vivir en plenitud. Preciosa reflexión de vida hizo el 55

Sermón 171, 1-3.5.

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Papa Juan Pablo II, en momentos cruciales de la historia de la humanidad, al dirigir la mirada de la Iglesia hacia el pesebre y encontrarse con la ternura de Dios: “Quien acogió «la Vida» en nombre de todos y para bien de todos fue María, la Virgen Madre, la cual tiene por tanto una relación personal estrechísima con el Evangelio de la vida. El consentimiento de María en la Anunciación y su maternidad son el origen mismo del misterio de la vida que Cristo vino a dar a los hombres (cf. Jn 10, 10). A través de su acogida y cuidado solícito de la vida del Verbo hecho carne, la vida del hombre ha sido liberada de la condena de la muerte definitiva y eterna”56. Palabras que nos deben animar a vivir el tiempo de Adviento como un tiempo de gracia especial, reflejada en la vida de Dios. En el tiempo de Adviento, nuestras palabras de reflexión van dirigidas a aquellas personas que valoran la vida plena y abundante de los hombres de la tercera edad que, en el otoño de sus vidas, siguen siendo testigos del evangelio de vida; de aquellas mujeres que, a ejemplo de la virgen María, defienden la vida de sus hijos por nacer; de aquellos hombres que, a ejemplo de san José, trabajan por la paz y la justicia; de aquellos profesionales que, con vocación de servicio, respetan la vida del prójimo; de aquellos hombres que, cercanos y distantes de la Iglesia, defienden la vida abundante que viene de Dios. Juan Pablo II, en la Encíclica “Evangelium Vitae”, elevó una magistral plegaria por la vida que dice: Oh María, aurora del mundo nuevo, Madre de los vivientes, a Ti confiamos la causa de la vida: mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se impide nacer, de pobres a quienes se hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad. Haz que quienes creen en tu Hijo sepan anunciar con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida. Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo, la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia, para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, la civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria de Dios Creador y amante de la vida.

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Evangelium Vitae, N° 102.

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6.- Palabras claves del Adviento

Desde el principio se han mencionado algunas palabras que pudieran estar muy familiarizadas con nuestro lenguaje pero carentes de significado. Es por eso que en este apartado detallaremos alguna de las palabras claves que nos ayuden a vivir mejor el Adviento, camino hacia la Navidad. Las palabras claves que debe conocer todo cristiano, correspondiente al tiempo de Adviento, trataremos a continuación: Emmanuel, Marana tha, escatología, parusía y Angelus. a.- Emmanuel

El profeta Isaías, en el antiguo Testamento, anunciaba la venida de Dios a la tierra “para llevar buenas nuevas a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos, y a los ciegos que pronto van a ver, para despedir libres a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4,18-19). El acontecimiento de la venida de Dios a la humanidad estaba íntimamente unido al Emmanuel que significaba “Dios con nosotros”. Ya desde el antiguo Testamento esta palabra de esperanza latía en el corazón del pueblo de Israel que aguardaba el encuentro del tiempo con la eternidad, la unión de la divinidad con la humanidad, el paso de la esclavitud a la liberación, del pecado a la gracia. “El Señor, pues, les dará esta señal: La joven está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel, es decir: Dios-con-nosotros” (Is 7,14). Promesa ratificada por el Evangelio de Mateo en la conversación 48


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que sostuvo el Arcángel Gabriel con san José (Cf. Mt 1,20) para anunciar el embarazo de la virgen María. Este nombre de origen Judío, en el tiempo de Adviento, tiene gran relevancia porque actualiza la venida de Dios en medio de su pueblo. Es necesario tener presente al Emmanuel, es decir, “Dios con nosotros”, para que nuestros pueblos “tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). Aquí, una vez más, se encuentra el fundamento de la primera venida, más conocida como el Adviento histórico de la Iglesia. A la pregunta: “¿Cómo no se llamó su nombre Emmanuel, sino Jesucristo? Porque no dijo «le llamarás», sino le llamarán así le llamarán las gentes y así lo confirmarán los hechos. En realidad, aquí se pone nombre a un acontecimiento. Consiguientemente, le llamarán Emmanuel, no significa otra cosa sino que verán a Dios entre los hombres. Porque, si es cierto que Dios estuvo siempre entre los hombres, pero nunca tan claramente”57.

b.- Marana tha Esta palabra de origen arameo ha sido transliteralizado al griego con el significado “el Señor viene” o “¡ven, Señor!” Esta palabra ha sido citada literalmente en las Sagradas Escrituras una sola vez, en la primera carta del Apóstol san Pablo a los Corintios, capítulo 16, versículo 23, para indicar un saludo que está relacionado a la segunda venida del Señor o, litúrgicamente hablando, el adviento escatológico. Sin embargo, esta palabra, en el significado extenso, sigue citándose en san Pablo al decir que “el Señor está cerca” (Cf. Fil 4,5); en la epístola de Santiago al decir, también, que “la venida del Señor está cerca” (Stgo 5,8); el Apóstol Juan que decía que el Señor “viene acompañado de nubes” (Cf. Ap 1,7) y culminaba escribiendo este libro con la afirmación: “¡Ven, Señor, Jesús!” (Ap 22,20). “Marana tha” era una palabra utilizada en las primeras comunidades cristianas para indicar la “venida del Señor” en las reuniones, oraciones, persecuciones, dificultades, crisis, saludo a la asamblea reunida en nombre de Dios y otras circunstancias que necesitaban ser animadas por Dios. 57

Cf. San Juan Crisóstomo, I Homilías sobre san Mateo, 2, Biblioteca de Autores Cristianos; Pág. 86-101.

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En el transcurso de los siglos, la palabra “Marana tha” fue destacándose del uso inicial y fue trasladada a la ciencia litúrgica del Adviento; desde entonces indicaba la segunda venida del Señor, en el final de los tiempos. Esta “exclamación llena de confianza y esperanza: Maranatha”58 acompaña, durante el tiempo de Adviento, al encuentro de Jesucristo vivo.

c.- Escatología Esta palabra proviene del griego “ésjatos” (último) que significa tratado de las realidades últimas como la muerte, juicio final, infierno, gloria y cielo. Realidades asumidas formalmente por la Iglesia en el compendio de profesión de fe o Credo. Nuestra santa Madre Iglesia define la escatología, actualmente, como la “reflexión creyente sobre el futuro de la promesa, aguardado por la esperanza cristiana”59 lo que el Concilio Vaticano II confirmó que será “cuando llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas [cf. Hch 3, 21] y cuando, junto con el género humano, también la creación entera, que está íntimamente unida con el hombre y por él alcanza su fin, será perfectamente renovada en Cristo [cf. Ef 1, 10; Col 1,20; 2 P 3, 10-13]”60. La palabra escatología estaba íntimamente ligada con la otra palabra griega “parusía” (presencia) que significaba la presencia de Cristo en el acontecimiento final de la historia; es decir, en la segunda venida gloriosa. “Sepan que el Hijo del Hombre vendrá con la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según su conducta” (Mt 16,27). Por lo tanto, la Iglesia peregrina aquí en la tierra encuentra su índole escatológica en la Iglesia celestial “porque Cristo, levantado sobre la tierra, atrajo hacia sí a todos (cf. Jn 12, 32); habiendo resucitado de en-

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Catecismo de la Iglesia Católica, N° 45.

59

Ruiz de la Peña, Juan Luis, La otra dimensión –Escatología cristiana-, Ed. Eapsa, Madrid 1975, p. 2.

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Lumen Gentium, N° 4.

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tre los muertos (Rm 6, 9), envió sobre los discípulos a su Espíritu vivificador, y por El hizo a su Cuerpo, que es la Iglesia, sacramento universal de salvación; estando sentado a la derecha del Padre, actúa sin cesar en el mundo para conducir a los hombres a la Iglesia y, por medio de ella, unirlos a sí más estrechamente y para hacerlos partícipes de su vida gloriosa alimentándolos con su cuerpo y sangre”61; porque él mismo dijo: “Y después de ir y prepararles un lugar, volveré para tomarlos conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes” (Jn 14,3). d.- Angelus

El Angelus es una devoción mariana que toma su nombre de la primera palabra latina “Angelus Domini nuntiavit Mariae” que en español significa “el Ángel del Señor anunció a María”. Esta devoción mariana que fue inspirada y extraída textualmente del acontecimiento bíblico de la Anunciación, en el Evangelio de Lucas (Cf. 1,2638) y Juan (Cf 1,14), tuvo como promotores al Papa Urbano II en el siglo X, a san Buenaventura en el siglo XII, al Papa Juan XXII en el siglo XIII y otros más. Esta preciosa devoción que la Iglesia recomienda orar en la mañana, al medio día y al atardecer, reza el misterio de la encarnación de nuestro Señor Jesucristo en el seno de la virgen María. Así como el ángel saludó a la virgen María, así el cristiano está llamado a saludar a la virgen María, Madre de Dios y de la Iglesia, a través del Angelus; que nos invita “a presentar con humildad los interrogantes que conducen a la luz, para concluir siempre con la obediencia de la fe”62.

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Ibidem, N° 48.

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Rosarium Virginis Mariae, N° 14.

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Oración del Angelus P/. El ángel del Señor anunció a María. R/. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo. Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. P/. He aquí la esclava del Señor. R/. Hágase en mí según tu palabra. Dios te salve, María,… P/. Y el Verbo de Dios se hizo carne. R/. Y habitó entre nosotros. Dios te salve, María,… P/. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios. R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y graciasde Nuestro Señor Jesucristo. P/. Oremos: Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que los que hemos conocido, por el anuncio del ángel, la Encarnación de tu Hijo Nuestro Señor Jesucristo, seamos llevados, por los méritos de su Pasión y Cruz, a la Gloria de su Resurrección. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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7.- símbolos del Adviento La liturgia de la Iglesia se enriquece por medio de signos y símbolos que “según la pedagogía divina de la salvación, su significación tiene su raíz en la obra de la creación y en la cultura humana, se perfila en los acontecimientos de la Antigua Alianza y se revela en plenitud en la persona y la obra de Cristo”63. El tiempo de Adviento, además de los significados teológicos, bíblicos y litúrgicos, posee signos y símbolos pastorales que ayudan a vivir mejor este tiempo de preparación a la celebración de la Navidad. Los símbolos del Adviento, representación perceptible de la espera de nuestro salvador Jesucristo, enriquecen enormemente la vida del cristiano y conduce a la Iglesia entera al encuentro personal de lo divino y humano. Entre los principales símbolos se encuentran la tradicional corona de Adviento, el llamado cariñosamente arbolito de Navidad y el pesebre o llamado por otros como el Belén. a.- La corona de Adviento

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La corona de Adviento es un símbolo pedagógico que parte externamente de la sensibilidad, nos conduce interiormente por el camino de la esperanza, ilumina nuestra vida de fe y habilita el encuentro gozoso con nuestro Señor Jesucristo. El Directorio del año litúrgico dice que la corona de Advien-

Catecismo de la Iglesia Católica, N° 1145.

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to “es uno de los signos más expresivos para el tiempo de Adviento”64. Esta tradición cristiana, establecida en Alemania en el siglo XVI, aproximadamente, fue arraigándose rápidamente en nuestra Iglesia hasta llegar a ser el máximo símbolo del Adviento. La corona La forma circular de la corona, que no tiene principio ni final, simboliza la eternidad que le corresponde a Dios. En la corona se representa, también, el amor eterno de Dios por la humanidad y el infinito amor del hombre a Dios. “De lejos Yavé se le apareció: Con amor eterno te he amado, por eso prolongaré mi cariño hacia ti” (Jr 31,3).

Las ramas verdes El color verde, signo de la esperanza cristiana, simboliza la vida abundante que nos trae Jesús en su nacimiento (Cf. Jn 10,10). “Estamos salvados, pero todo es esperanza…Esperemos, pues, sin ver, y lo tendremos, si nos mantenemos firmes” (Rm 8,24-25).

La corona puede ser revestida con las ramas frescas del pino, ciprés o de otros arbustos; si esto parece difícil, puede ser revestido, también, con guirnaldas artificiales de color verde.

Los cirios o velas Estos cirios o velas que se van iluminando, gradualmente, a través de las cuatro semanas de Adviento representan el camino recorrido y el camino por recorrer, antes de llegar a la celebración de la Navidad. “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida” (Jn 8,12).

El primer cirio, que simboliza la primera semana, marca el inicio del Adviento; el segundo y tercer cirio, que simboliza la segunda y tercera semana, describen el camino recorrido; el cuarto cirio, que simbo64

Farnés Scherer, Pedro, Directorio del año litúrgico, N° 20.

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liza la cuarta y última semana, ilumina intensamente el camino cercano a la celebración festiva de la Navidad. Dentro de la corona de Adviento debe haber cuatro espacios habilitados para colocar los cirios o velas.

Color de los cirios o velas El color recomendado para vivir el tiempo de Adviento es el morado; aunque diferenciado litúrgicamente con el significado de Cuaresma. Es por eso que, en la corona de Adviento, vemos tres cirios de color morado y uno de color rosado. El color rosado, simboliza el anuncio gozoso o gaudete de la cercanía de la Navidad en la tercera semana. Sin embargo; hoy en día y en la mayoría de los lugares observamos que los cirios se comparten con los cuatro colores litúrgicos de la Iglesia; a saber, color morado, verde, blanco y rojo; éstos dos últimos son reemplazados, alternativamente, por el color amarillo y rosado. Estos colores variados contagian la alegría de la preparación para la venida del Salvador. Se comienza encendiendo el morado, que anuncia propiamente el inicio del Adviento; segundo, el verde, que invita a llenar nuestro corazón de esperanza en el Emmanuel; tercero, el rojo o rosado, que anuncia gozosamente la cercanía de la Navidad; cuarto, el blanco o amarillo, que simboliza la presencia inminente de Dios. Las cintas y los listones

Las cintas que deben armonizar con los colores de los cirios o velas son los matices que el tiempo de Adviento pide colocar para significar la preparación gozosa y festiva de la Navidad; aunque tengan que reflejar siempre la austeridad. Los listones o corbatillas de color rojo, que deben estar colocados cerca del cirio o vela, representan el amor inflamado en el corazón del cristiano y de la Iglesia que late, cada vez más intensamente, por el encuentro personal con Dios. 55


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Lugar de la corona En el templo, debe estar ubicado en la parte delantera del presbiterio o debajo del presbiterio para que los fieles puedan ver y saber que estamos viviendo un tiempo especial en la liturgia, sobre todo, en la vida de la Iglesia. En los hogares, también se debe preparar y ambientar un lugar especial para colocar la corona de Adviento. Es recomendable que se ubique en el oratorio de casa o sino en la parte central de la sala. La bendición de la corona Es necesario, antes de encender el primer cirio o vela, bendecir la corona de Adviento. En la Iglesia se puede bendecir inmediatamente después de la lectura del Evangelio y antes de la homilía, con un rito preparado anticipadamente por el sacerdote y el equipo de liturgia. En la familia, se puede elegir el momento propicio para bendecir la corona de Adviento; por supuesto, hacerlo con toda la familia a fin de recuperar el sentido cristiano del Adviento y la Navidad.

b.- El árbol Así como narra la historia de la corona de Adviento, también la costumbre de tener el arbolito nació en Alemania, en el siglo XVI; y desde allí se expandió por todo el continente europeo. Este árbol, que debe ambientarse en el transcurso del Adviento, recuerda el árbol del paraíso, cuyos frutos comieron Adán y Eva (Cf. Gn 2,9; 3,22). Precisamente, en el Adviento, este árbol se convierte en el símbolo de reconciliación de la humanidad caída antiguamente por el pecado y la nueva humanidad que será redimida por Cristo, el día de su nacimiento. El árbol que un día trajo la muerte a la humanidad, con el nacimiento de Cristo, engendrará el árbol de la Vida abundante que Cristo vino a traer. 56


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El árbol de Navidad, en el tiempo de Adviento, nos compromete a la misión de hacer fructificar el amor y la vida, la reconciliación y la esperanza, la fe y la alegría porque “la creación entera hasta ahora gime y siente dolores de parto” (Rm 8,22). En efecto, el fruto que volvió a producir excelentemente la creación fue Jesucristo, nacido de una mujer; desde entonces se restableció la relación de Dios con la creación e hizo que la tierra entera se convirtiera, otra vez, en paraíso. En el siglo VI, la liturgia bizantina rezaba el himno de Adviento de la siguiente manera: “Prepárate, Belén, canta un tropario de la vigilia de navidad, porque el Edén está abierto a todos. Apréstate Éfrata, porque en la gruta el árbol de vida ha florecido de la Virgen. Su seno se ha convertido en un paraíso espiritual en el que brota la planta divina. Si comemos de ella viviremos”65.

Este precioso himno exalta la importancia que tiene el árbol de Navidad para el Adviento. Cabe destacar el empeño de los fieles por adornar el árbol de Navidad, pero es más necesario hacer fructificar, nuestra vida en el árbol de la Vida, los dones y las virtudes de fe, esperanza y caridad. “No tiene, por tanto, nada de extraño que la liturgia del Adviento esté llena de invitaciones dirigidas a toda la creación para que celebre el advenimiento de nuestro Salvador”66. Esta visión paradisiaca del Adviento está íntimamente relacionada a la venida del Emmanuel, es decir, “Dios con nosotros”. Actualmente se matiza el árbol de navidad con los frutos que, normalmente, representan nuestras actitudes que preparan la Navidad; otros, añaden listones o corbatillas que, en este caso, expresan la alegría del corazón; otros, ponen la estrella en la parte superior como referente que nos conduce al encuentro con Dios; otros, las luces que simbolizan la alegría del cristiano por merecer la redención por el nacimiento de Jesucristo. c.- El pesebre o Belén Es el símbolo más tierno y querido por la Iglesia; espealmente, en el tiempo de Adviento y durante la Navidad. El nombre original fue establo o cueva, lugar donde habitaban y re-

65

Este texto se encuentra en la p. 697 del “Liturgicon” que contenía una serie de himnos y oraciones de la liturgia bizantina. En Espiritualidad del año litúrgico, Jean-Nesmy, Claude, p. 572.

66

Jean-Nesmy, Claude, Espiritualidad del año litúrgico, p.573.

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posaban los animales del campo. Con el transcurrir del tiempo adoptó un significado más sutil, romántico y solemne. Las Sagradas Escrituras dan testimonio de esta realidad: “Y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue” (Lc 2,7).

El pesebre se reflexiona en dos momentos; el primer momento en el Adviento y el segundo en la Navidad. Vamos a concentrarnos en la reflexión del primer momento. El pesebre en el Adviento significa la preparación interior y exterior de la vida cristiana. La preparación interior consiste en habilitar un espacio de nuestro corazón para que Jesús vuelva a nacer en nuestra vida. La preparación exterior, en cambio, es la habilitación de un espacio de la casa para acoger al Salvador como “familia discípula misionera de la redención”. Por eso se dice que el pesebre es la escuela donde se aprende y vive la ternura de Dios. El pesebre se tiene que preparar en familia para recuperar el sentido cristiano de la Navidad. Es por eso que la familia debe buscar el momento adecuado para preparar, con anticipación, el pesebre que tiene que ser la expresión de preparación durante el tiempo de Adviento; esto involucra al Papá, la Mamá, los hijos y demás miembros de la familia. La representación de los pesebres se remonta al 24 de diciembre de 1223 por san Francisco de Asís en una aldea italiana llamada Greccio; como el recuerdo más intenso de su viaje a Belén, lugar donde Dios se encarnó en la pobreza y humildad. La primera representación fue en vivo y, después, como recuerdo se erigió un monumento al nacimiento que fue extendiéndose a los hogares. 58


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8.- Las fiestas marianas de Adviento

Durante el Adviento se celebran tres fiestas de la virgen María que están ligados al acontecimiento de la venida de nuestro Salvador Jesucristo. La primera, proclama el dogma de la virgen María que fue preservada de toda mancha de pecado para concebir al Hijo de Dios; la segunda y la tercera, representan el embarazo de la virgen María. La primera es la festividad de la Inmaculada Concepción de María que se celebra el 8 de diciembre; la segunda es la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe que se celebra el 12 de diciembre y santa María de la O durante la novena. a.- Inmaculada Concepción El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pio IX proclamó el dogma de la “Inmaculada Concepción” de la virgen María. “...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles...”67.

A partir de esta proclamación, la Iglesia profesa y pone como paradigma a la Virgen María no solamente como aquella mujer que no cometió pecado alguno sino que, también, fue preservada de la herencia común del género humano que es el pecado original; estos privilegios fueron otorgados por Dios en virtud de la misión que Él mismo le había encomendado ser la Madre del Redentor. Aunque no se tenga un texto bíblico que hable explícitamente de la 67

Pío IX, Bula: Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854.

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Inmaculada Concepción de la Virgen María, el siguiente texto bíblico significará el triunfo de la nueva Eva sobre el mal; y para que pueda manifestarse Dios a la humanidad tenía que nacer de una mujer sin pecado alguno: “Establezco hostilidad entre ti y la mujer…ella te pisará la cabeza mientras acechas tú su talón” (Gn 3,15).

Por eso, en la festividad de la Inmaculada Concepción se celebra el triunfo de Dios sobre el mal. Desde este acontecimiento primigenio de la redención escribió una oración el Papa Juan Pablo II: Tú, que “aplastas la cabeza de la serpiente”, no permitas que cedamos. No permitas que nos dejemos vencer por el mal, sino que haz que nosotros mismos venzamos al mal con el bien. Oh, Tú, victoriosa en tu Inmaculada Concepción, victoriosa con la fuerza de Dios mismo, con la fuerza de la gracia. Mira que se inclina ante Ti Dios Padre Eterno. Mira que se inclina ante Ti el Hijo, de la mima naturaleza que el Padre, tu Hijo crucificado y resucitado. Mira que te abraza la potencia del Altísimo: el Espíritu Santo, el Fautor de la Santidad. La heredad del pecado es extraña a Ti Eres “llena de gracia”. Se abre en Ti el reino de Dios mismo. Se abre en Ti el nuevo porvenir del hombre, del hombre redimido, liberado del pecado. Que este porvenir penetre, como la luz del Adviento, las tinieblas que se extienden sobre la tierra, que caen sobre los corazones humanos y sobre las consciencias. ¡Oh Inmaculada! “Madre que nos conoces, permanece con tus hijos”. Amén.68

El Papa Benedicto XVI, animándonos a caminar el Adviento de la mano de la Virgen María dice que “la fiesta de la Inmaculada ilumina como un faro el período de Adviento, que es un tiempo de vigilante y confiada espera del Salvador. Mientras salimos al encuentro de Dios, que viene, miremos a María que «brilla como signo de esperanza segura y de 68

Solemnidad de la Inmaculada concepción, en la Plaza España, 8 de diciembre de 1984.

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consuelo para el pueblo de Dios en camino» [Lumen Gentium, N° 68]”69. Que el tiempo de Adviento nos haga reflexionar el triunfo del amor de Dios con su nacimiento. Que la Inmaculada Concepción de la virgen María nos ayude a vivir el Adviento en gracia y santidad para acoger, limpios de todo pecado, a aquél que ha nacido para liberarnos de todo pecado: Jesucristo, salvador del mundo. b.- Nuestra Señora de Guadalupe Esta fiesta se celebra el 12 de diciembre. Como Emperatriz de América el continente celebra la predilección de haberse identificado plenamente con el habitante del continente americano. La Virgen María, en sus apariciones, asumió las características faciales netamente autóctonas del habitante centro y sudamericano. Se apareció en el cerro de Tepeyac a un indio llamado Juan Diego para encomendarle la misión de anunciar a los hombres su presencia maternal y la presencia viva de su Hijo Jesucristo. Con sus apariciones, marcó inéditamente el sello de la evangelización del continente de América en la fe, esperanza y caridad. Desde el 12 de diciembre de 1531, fecha de su aparición, María quiso quedarse en el continente de América como estrella de la evangelización que sigue brillando con la luz de Dios y, al pedir la construcción de una casa de acogida para sus hijos que es el templo, demostró su amor y predilección por la humanidad, especialmente por aquellos que sufren: “La aparición de María al indio Juan Diego en la colina del Tepeyac, el año 1531, tuvo una repercusión decisiva para la evangelización. Este influjo va más allá de los confines de la nación mexicana, alcanzando todo el Continente. Y América, que históricamente ha sido y es crisol de pueblos, ha reconocido «en el rostro mestizo de la Virgen del Tepeyac, [...] en Santa María de Guadalupe, [...] un gran ejemplo de evangelización perfectamente inculturada». Por eso, no sólo en el Centro y en el Sur, sino también en el Norte del Continente, la Virgen de Guadalupe es venerada como Reina de toda América”.70

Su imagen plasmada en el ayate o tilma de san Juan Diego fue espectacular que, en tiempos difíciles de la conquista, atrajo la mirada de todos los habitantes del continente americano sobre ella, haciéndolos discípulos de Jesucristo y misioneros del reino de Dios basados en la 69

Mensaje: Llena de gracia, el nombre más bello de María, 8 de diciembre del 2006.

70

Iglesia en América, N° 11.

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justicia, la paz y la vida. En el tiempo de Adviento debemos concentrar nuestra mirada en el embarazo de la virgen María, presente bajo la advocación de Nuestra Señor de Guadalupe. Imagen que debe ayudarnos a reflexionar la preparación y espera del nacimiento del Hijo de Dios en un mundo que “gime y siente dolores de parto” (Rm 8,22). En este caso, nuestra señora de Guadalupe, debe ayudarnos a esperar la venida del Salvador por medio de la contemplación y la oración; así como ella se encuentra en la imagen: orando y evangelizando. Ella ha merecido, por el Magisterio pontificio, especial predilección; es así que el Papa Pio X la proclamó “Patrona de América Latina”, el Papa Pio XI como “Patrona del Continente Americano”, el Papa Pio XII como “La Emperatriz de las Américas”, El Papa Juan XXIII la llamó “Misionera Celeste del Nuevo Mundo”, el Papa Juan Pablo II, en la oración compuesta para la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para América, la consideró “Patrona de toda América y Estrella de la primera y de la nueva evangelización” y el Papa Benedicto XVI invocó la protección de Nuestra Señor de Guadalupe y de Aparecida, sobre el estado de misión permanente proclamado solemnemente en la V Conferencia General del Episcopado latinoamericano y del Caribe. Voy a dedicarle una oración a la estrella radiante de la nueva evangelización en el Continente de América y el mundo entero que ha inspirado a poetas, escritores, artistas, fieles laicos, sacerdotes, Obispos, etc: Salve, Virgen amorosa y generosa de la humanidad. Salve, portadora de la Buena Noticia: El Emmanuel. Salve, ejemplo de todas las mujeres embarazadas. Salve, estrella de la nueva evangelización del mundo. Salve, flor hermosa que nos atraes con tus aromas.

Dejaste tu trono en el cielo para pedir uno en la tierra. Hablaste nuestro idioma para expresarnos tu amor. Te hiciste morena para identificarte con nosotros. Con Juan Diego te decimos: Señora y Niña nuestra. Sabemos que estás aquí con nosotros. Ayúdanos a preparar el corazón para recibir al niño Dios. Bendice a las madres gestantes y el fruto de sus vientres. Prepáranos para hacer nacer la alegría en el nuevo día. Llena nuestra vida de esperanza por un mundo mejor. Ayúdanos a ser discípulos y misioneros de tu Hijo Jesucristo. 62


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A ti, que Dios Padre te hizo Madre de la humanidad. A ti, que Dios Hijo te consideró Madre verdadera. A ti, que Dios Espíritu Santo te cubrió con su paz y amor. A ti, estrella de la nueva evangelización en la Iglesia. A ti, nuestra humilde oración. Amén.

c.- Santa María de la O Esta devoción, a diferencia de las dos anteriores, viene asociada a un calificativo con fines pedagógicos antes que a una aparición o una proclamación de dogma. El nombre de Virgen de la O es debido a las siete estrofas del himno de vísperas que preceden las festividades de la Navidad; cada estrofa comienza diciendo “¡Oh”. Recordemos que estas expresiones, en nuestra santa y madre Iglesia, son signos de expectación y esperanza que han acompañado al pueblo de Israel a lo largo de toda su historia, han encarnado en su vientre la misma Esperanza, han acompañado a lo largo de toda la vida terrena de su Hijo Jesucristo y sigue acompañando a la Iglesia peregrina hacia la eternidad. Esta devoción iconográfica está basada en el texto apocalíptico que dice: “Una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Está embarazada y grita de dolor, porque le ha llegado la hora de dar a luz” (Ap 12,1-2). Esta fiesta, arraigada en España y Portugal de la edad media, se celebra cada 18 de diciembre con los nombres de nuestra señora de la Expectación, nuestra señora de la Esperanza o comúnmente celebrada en nuestra patria como santa María de la O. La oración de santa María de la O estaba compuesta por siete estrofas; cada estrofa se rezaba o cantaba por día, desde las vísperas del 18 hasta el 23 de diciembre. A continuación citaremos las estrofas: I Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ven y muéstranos el camino de la salvación.

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II Oh Adonai, Pastor de la Casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ven a librarnos con el poder de tu brazo. III Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ven a librarnos, no tardes más. IV Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir, ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte. V Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte. VI Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo, ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra. VII Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.

64


65

IV La Encarnación

III Alégrense, han llegado los tiempos mesiánicos.

II Juan El precursor

I Viene el Señor

domingo

Sobre El se posará el Espíritu del Señor.

Que los valles se levanten. Dios ha mandado abajarse a todos los montes elevados.

A

B

el evangelio

Tu casa durará por siempre…

…hasta el tiempo en que la madre dé a luz.

B

C

La virgen está en cinta y da a luz un hijo.

A

El anuncio a María: el Señor le dará el trono de David, su padre. La visitación.

Revelación del misterio manifestado ahora. Cuando entró en el mundo dijo: Aquí estoy.

…nacido de la estirpe de David.

Viene el que puede más que yo.

Estén siempre alegres…el Señor está cerca.

Regocíjate, Israel.

C

El anuncio a José: así se cumplió el oráculo.

En medio de ustedes hay uno que no conocen.

Estén siempre alegres… hasta la parusía de nuestro Señor.

Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren.

B

Los inválidos andan.

Tengan paciencia hasta la venida del Señor.

El desierto se regocijará…saltará el cojo.

Preparen el camino del Señor.

Preparen el camino del Señor.

Preparen el camino del Señor.

Estén atentos.

Estén atentos.

Estén atentos.

…hasta el día de Cristo Jesús.

Esperamos un cielo y una tierra nueva.

Cristo cumplió las promesas hechas.

…cuando Jesús nuestro Señor vuelva.

La noche está avanzada, el día se echa encima. …la manifestación de nuestro Señor.

el aPÓSTol

A

C

¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!

Suscitaré a David un vástago legítimo.

B

Hacia El confluirán los gentiles.

A

C

el ProFeTa

CiClo

Recordemos que el tiempo de Adviento está compuesto por cuatro semanas de preparación. Cada semana, especialmente el domingo, está remarcado por un tema que será el eje de la meditación para los días que continuarán. Veamos a continuación el esquema elaborado por la Editorial Desclée de Brouwer del nuevo Misal del Vaticano II, en su segunda edición.

9.- La liturgia del Adviento ADVIENTO -Camino hacia la NavidadJaime Quispe Palomino, Pbro.


a.- Las lecturas dominicales

A

Semana

66

Cf. Verbum Domini, N° 52.

Ibidem, N° 72.

Baruc 5,1-9 Salmo 125 Filipenses 1,4-6.8-11 Lucas 3,1-6

Jeremías 33,14-16 Salmo 24 1 Tesalonicenses 3,12-4,2 Lucas 21,25-28.34-36

73

Isaías 40,1-5.9-11 Salmo 84 2 Pedro 3,8-14 Marcos 1,18

Isaías 63,16b-17.19;64,2b-7 Salmo 79 1 Corintios 1,3-9 Marcos 13,33-37

72

Isaías 11,1-10 Salmo 71 Romanos 15,4-9 Mateo 3,1-12

Isaías 2,1-5 Salmo 121 Romanos 13,11-14 Mateo 24,37-44

Cf. Sacrosanctum Concilium, N° 35.

Segundo domingo

Primer domingo

71

(2013, 2016, 2019, 2022, 2025, 2028)

C

(2012, 2015, 2018, 2021, 2024, 2027)

B

(2011, 2014, 2017, 2020, 2023, 2026)

Ciclo

Sofonías 3,14-18ª Salmo [Is 12,2-3.4bcd.5-6] Filipenses 4,4-7 Lucas 3,10-18

Isaías 61,1-2a.10-11 Salmo [Lc1,46-50.53-54] 1 Tesalonic. 5,16-24 Juan 1,6-8.19-28

Isaías 35,1-6ª.10 Salmo 145 Santiago 5,7-10 Mateo 11,2-11

Tercer domingo

Miqueas 5,1-4ª Salmo 79 Hebreos 10,5-10 Lucas 1,39-45

2 Sam 7,1-5.8b-12.14a.16 Salmo 88 Romanos 16,25-27 Lucas 1,26-38

Isaías 7,10-14 Salmo 23 Romanos 1,1-7 Mateo 1,18-24

Cuarto domingo

“Expreso el vivo deseo que florezca una nueva etapa de mayor amor a la Sagrada Escritura por parte de todos los miembros del Pueblo de Dios”73.

Las lecturas dominicales se comparten en tres Ciclos (A, B y C) y se repiten cada tres años. He puesto debajo de cada Ciclo el año cronológico que corresponde meditar para facilitar el uso de la Palabra de Dios, de acuerdo a las recomendaciones del la Constitución sobre la sagrada liturgia llamada “Sacrosanctum concilium” 71 del Concilio Vaticano II y la Exhortación Apostólica Postsinodal “Verbum Domini”72 sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia, del Papa Benedicto XVI:

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Martes Is 11,1-10 Salmo 71 Lc 10,21-24 Is 40,1-11 Salmo 95 Mt 18,12-14 Sof 3,1-2.9-13 Salmo 33 Mt 21,28-32

Is 2,1-5 Salmo 121 Mt 8,5-11

Is 35,1-10 Salmo 84 Lc 5,17-26

Nm 24,2-7.15-17a Salmo 24 Mt 21,23-27

I Semana

II Semana

67

74

Misterii Paschalis, N° 42.

III Semana

Ciclo

Lunes

Día

Is 45,6b-8.18.21b-26 Salmo 84 Lc 7,19-23

Is 40,25-31 Salmo 102 Mt 11,28-30

Is 25,6-10ª Salmo 22 Mt 15,29-37

Miércoles

Is 54,1-10 Salmo 29 Lc 7,24-30

Is 41,13-20 Salmo 144 Mt 11,11-15

Is 26,1-6 Salmo 117 Mt 7,21.24-27

Jueves

Is 56,1-3ª.6-8 Salmo 66 Juan 5,33-36

Is 48,17-19 Salmo 1 Mt 11,16-19

Is 29,17-24 Salmo 26 Mt 9,27-31

Viernes

Se toman de las ferias de Adviento

Eclo 48,1-4.9-11 Salmo 79 Mt 17,10-13

Is 30,18-21.23-26 Salmo 146 Mt 9,35-10,1.6-8

Sábado

Las lecturas diarias son las mismas para los tres ciclos; es decir, se repiten cada año. Las tres primeras semanas siguen ordinariamente su reflexión; los últimos días de la tercera semana y la cuarta semana son asumidos como ferias de Adviento que preparan el tramo final de este tiempo de espera. Cabe especificar que “las ferias del 17 al 24 de diciembre inclusive tienen la finalidad de preparar más directamente la Navidad”74. Primera, segunda y tercera semana

b.- Las lecturas diarias

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Cuarta semana o Ferias de Adviento 17 de diciembre

18 de diciembre

19 de diciembre

20 de diciembre

Gn49,1-2.8-10 Salmo 71 Mt 1,1-17

Jr 23,5-8 Salmo 71 Mt 1,18-24

Jue 13,2-7.24-25ª Salmo 70 Lc 1,5-25

Is 7,10-14 Salmo 23 Lc 1,26-38

21 de diciembre

22 de diciembre

23 de diciembre

24 de diciembre (por la mañana)

Cant 2,8-14 Salmo 32 Lc 1,39-45

1 Sam 1,24-28 Sal [1Sam 2,1.4-8] Lc 1, 46-56

Mal 3,1-4.23-24 Salmo 24 Lc 1,57-66

Sam 7,1-5.8b-12.14ª Salmo 88 Lc 1,67-79

c.- Fiestas durante el Adviento Las fiestas durante el tiempo de Adviento están remarcadas por la enseñanza mariana porque “en Ella, la Iglesia admira y ensalza el fruto más espléndido de la Redención y la contempla gozosamente, como una purísima imagen de lo que ella misma, toda entera, ansía y espera ser” 75. Las dos fiestas principales son la de la Inmaculada Concepción de Santa María Virgen y Nuestra Señora de Guadalupe; Respecto al virgen de la O, es recomendable seguir la tradición de la Iglesia, rezando una estrofa cada día de la novena de Navidad. Fiesta

Lecturas

75

Inmaculada Concepción (8 de diciembre)

Nuestra Señora de Guadalupe (12 de diciembre)

Génesis 3,9-15.20 Salmo 97 Efesio 1,3-6.11-12 Lucas 1,26-38

Eclesiástico 24,23-31 Salmo 66 Gálatas 4,4-7 Lucas 1,39-48

Sacrosanctum concilium, N° 103.

68


LA NOVENA DE NAVIDAD

SEGUNDA PARTE:



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Primer día Dios nos llama a vivir el Adviento como un tiempo de esperanza

16 de Diciembre

1.- Saludo: La gracia y la paz de Cristo, Hijo de Dios y de la Virgen María, esté con todos ustedes. 2.- Meditación:

“Cada uno de nosotros, especialmente en este tiempo que nos prepara a la Navidad, puede preguntarse: ¿yo qué espero? En este momento de mi vida, ¿a qué tiende mi corazón? Y esta misma pregunta se puede formular a nivel de familia, de comunidad, de nación. ¿Qué es lo que esperamos juntos? ¿Qué une nuestras aspiraciones?, ¿qué tienen en común? En el tiempo anterior al nacimiento de Jesús, era muy fuerte en Israel la espera del Mesías, es decir, de un Consagrado, descendiente del rey David, que finalmente liberaría al pueblo de toda esclavitud moral y política e instauraría el reino de Dios. Pero nadie habría imaginado nunca que el Mesías pudiese nacer de una joven humilde como era María, prometida del justo José”. 76 3.- Canto:

Ven, ven Señor, no tardes

Ven, ven Señor, no tardes. Ven, ven que te esperamos. Ven, ven Señor, no tardes. Ven pronto Señor.

Envuelto en sombría noche, el mundo sin paz no ve, buscando va una esperanza, buscando, Señor, tu fe.

El mundo muere de frío, el alma perdió el calor, los hombres no son hermanos, el mundo no tiene amor.

Al mundo le falta vida, al mundo le falta luz, al mundo le falta cielo, al mundo le faltas Tú.

76

Benedicto XVI, Angelus, I Domingo de Adviento, 28 de noviembre del 2010.

71


ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

4.- Textos bíblicos: Is 56,1-3ª.6-8; Salmo 66 Jn 5,33-36 “Ustedes mandaron interrogar a Juan, y él dio testimonio de la verdad. Yo les recuerdo esto para bien de ustedes, para que se salven, porque personalmente yo no me hago recomendar por hombres. Juan era una antorcha que ardía e iluminaba, y ustedes por un tiempo se sintieron a gusto con su luz. Pero yo tengo un testimonio que vale más que el de Juan: son las obras que el Padre me encomendó realizar. Estas obras que yo hago hablan por mí y muestran que el Padre me ha enviado”. 5.- Comentario:

Juan el Bautista, la antorcha que ardía e iluminaba, es quien alumbra nuestro camino para recorrer esta novena que nos conduce al encuentro del Emmanuel – Dios con nosotros- a una nueva experiencia de nuestra humana debilidad con la divinidad. Es hora de responder nuestras inquietudes acerca del Adviento y hora de ir al encuentro con la verdad. Dios nos espera en el pesebre para revivir el acontecimiento de la Navidad. Como la Virgen María esperaba el día del parto, con fe y amor, nosotros también esperemos la venida del Señor con esperanza y alegría; para recuperar el sentido cristiano de la Navidad. 6.- Peticiones: a.- Ven, Señor Jesús, abre nuestra mente y nuestro corazón, para vivir el Adviento como tiempo de espera renovada.  Ven, Señor Jesús, te esperamos confiadamente. b.- Ven, Señor Jesús, bendice a la Iglesia extendida por el mundo entero para que sea casa de acogida para los pobres y necesitados.  Ven, Señor Jesús, te esperamos confiadamente.

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ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

c.- Ven Señor Jesús, bendice las familias con tu amor, serenidad y esperanza por un mundo mejor que tú nos traerás.  Ven, Señor Jesús, te esperamos confiadamente. 7.- Recomendación: Armar el árbolito de Navidad con toda la familia, para recuperar el sentido cristiano de la Navidad. Una vez que se haya armado el arbolito, colocar los frutos en el contorno y, luego, las luces que deberán ser encendidas. Se termina rezando el “Angelus”.

73


ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Segundo día

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

17 de

El Adviento a través de la historia sigue siendo una buena noticia

Diciembre

1.- Saludo: El Señor, que viene a salvar a su pueblo con la alegre esperanza de la redención, esté con todos ustedes. 2.- Meditación:

“La Iglesia tiene una “buena nueva” que anunciar: Dios nos da su tiempo. Nosotros tenemos siempre poco tiempo; especialmente para el Señor no sabemos, o a veces no queremos, encontrarlo. Pues bien, Dios tiene tiempo para nosotros... Sí, Dios nos da su tiempo, pues ha entrado en la historia con su palabra y con sus obras de salvación, para abrirla a lo eterno, para convertirla en historia de alianza. Desde esta perspectiva, el tiempo ya es en sí mismo un signo fundamental del amor de Dios: un don que el hombre puede valorar, como cualquier otra cosa, o por el contrario desaprovechar; captar su significado o descuidarlo con necia superficialidad”.77 3.- Canto: Levántate (Cesareo Gabarain)

Levántate que está llegando. El Señor viene ya. Levántate que está llegando. El Señor viene ya. Nos traerá su resplandor, nos traerá la luz, la paz.

77

Benedicto XVI, Angelus, I Domingo de Adviento, 30 de noviembre del 2008.

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ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

En el Señor confiaré, El nos dará la salvación. Al mismo Dios recibiré, en mi interior se sembrará. Lo prometió, lo cumplirá. El Dios de amor nos salvará.

4.- Textos bíblicos: Gn 49,2.8-10; Salmo 71 Mt 1,1-17

“Libro de los orígenes de Jesucristo, hijo de David e hijo de Abrahán. Abrahán fue padre de Isaac, y éste de Jacob. Jacob fue padre de Judá y de sus hermanos. De la unión de Judá y de Tamar nacieron Farés y Zera. Farés fue padre de Esrón y Esrón de Aram. Aram fue padre de Aminadab, éste de Naasón y Naasón de Salmón. Salmón fue padre de Booz y Rahab su madre. Booz fue padre de Obed y Rut su madre. Obed fue padre de Jesé. Jesé fue padre del rey David. David fue padre de Salomón y su madre la que había sido la esposa de Urías. Salomón fue padre de Roboam, que fue padre de Abías. Luego vienen los reyes Asá, Josafat, Joram, Ocías, Joatán, Ajaz, Ezequías, Manasés, Amón y Josías. Josías fue padre de Jeconías y de sus hermanos, en tiempos de la deportación a Babilonia. Después de la deportación a Babilonia, Jeconías fue padre de Salatiel y éste de Zorobabel. Zorobabel fue padre de Abiud, Abiud de Eliacim y Eliacim de Azor. Azor fue padre de Sadoc, Sadoc de Aquim y éste de Eliud. Eliud fue padre de Eleazar, Eleazar de Matán y éste de Jacob. Jacob fue padre de José, esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. De modo que fueron catorce las generaciones desde Abrahán a David; otras catorce desde David hasta la deportación a Babilonia, y catorce más desde esta deportación hasta el nacimiento de Cristo” 75


ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

5.- Comentario: La genealogía de Jesús nos transporta al pasado para demostrarnos que la venida de Jesús no fue ocasional sino parte de la historia de la salvación de la humanidad, prometida por Dios Padre desde la antigüedad. La genealogía nos muestra los antepasados de Jesús para demostrar la continuidad de la historia, necesitada de redención; y para descartar de nuestro pensamiento a un Dios caído del cielo, ajeno a nuestra humana debilidad. La genealogía debe ayudarnos a reflexionar, en el tiempo de Adviento, el momento en que Jesús asumió el rostro humano de Dios y transfiguró el rostro divino del hombre. Este reloj que nos lleva al pasado ahora nos marca la hora de vivir intensamente el tiempo especial del Adviento. 6.- Peticiones: a.- Ven, Señor Jesús, ayúdanos a vivir el tiempo de Adviento como un tiempo especial de gracia y fe.  Ven, Señor Jesús, y anima nuestra fe. b.- Ven, Señor Jesús, bendice las familias que se preparan a celebrar la Navidad, pero también bendice a aquellas familias que se han alejado de ti a causa de sus problemas.  Ven, Señor Jesús y anima nuestra fe. c.- Ven, Señor Jesús, ven a renovar nuestra Iglesia en el amor que tú nos enseñaste al asumir nuestra condición humana para redimirla.  Ven, Señor Jesús y anima nuestra fe. 7.- Sugerencia: Una vez que esté armado el arbolito de Navidad se deben terminar de colocar los adornos pendientes y, sobre todo, la estrella en la parte superior del arbolito. Terminar la entronización con la oración del “Angelus”. 76


ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Tercer día

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

18 de

Dios habla al corazón de su pueblo

Diciembre

1.- Saludo: El Señor, que dirige nuestros corazones para que amemos a Dios, esté con todos ustedes. 2.- Meditación:

“«Fortaleced vuestros corazones», dice la Escritura. ¿Cómo podemos hacerlo? ¿Cómo podemos fortalecer nuestros corazones, que ya de por sí son frágiles y que resultan todavía más inestables a causa de la cultura en la que estamos sumergidos? La ayuda no nos falta: es la Palabra de Dios. De hecho, mientras todo pasa y cambia, la Palabra del Señor no pasa. Si las vicisitudes de la vida hacen que nos sintamos perdidos y parece que se derrumba toda certeza, contamos con una brújula para encontrar la orientación, tenemos un ancla para no ir a la deriva. Y aquí se nos ofrece el modelo de los profetas, es decir, de esas personas a las que Dios ha llamado para que hablen en su nombre. El profeta encuentra su alegría y su fuerza en la Palabra del Señor y, mientras los hombres buscan a menudo la felicidad por caminos que resultan equivocados, él anuncia la verdadera esperanza, la que no falla porque tiene su fundamento en la fidelidad de Dios. Todo cristiano, en virtud del Bautismo, ha recibido la dignidad profética; y cada uno debe redescubrirla y alimentarla, escuchando asiduamente la Palabra divina. Que nos lo obtenga la Virgen María, a quien el Evangelio llama bienaventurada porque creyó en el cumplimiento de las palabras del Señor (cf.Lc 1, 45)”.78 3.- Canto: Un pueblo camina por el mundo

Un pueblo camina por el mundo gritando “ven Señor”. Un pueblo que busca en esta vida la gran liberación. 78

Benedicto XVI, Angelus, III Domingo de Adviento, 12 de diciembre del 2010.

77


ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

Los pobres siempre esperan el amanecer, de un día más justo y sin opresión, los pobres hemos puesto la esperanza en ti Libertador. Salvaste nuestra vida de la esclavitud, esclavo de la ley sirviendo en el temor, nosotros hemos puesto la esperanza en ti Dios del amor. El mundo por la guerra sangra sin razón, familias destrozadas buscan un hogar, el mundo tiene puesta la esperanza en ti Dios de la paz.

4.- Texto bíblico: 2 Sam 7,1-5.8b-12.14ª.16, Salmo 88, Rm 16,25-27 Lc 1,26-38 “Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María. Llegó el ángel hasta ella y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.» María entonces dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?» Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible.» Dijo María: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho.» Después la dejó el ángel”. 78


ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

5.- Comentario: Dios habla por medio del ángel Gabriel al corazón de su pueblo en la persona de la virgen María. Tenemos que ser oyentes de la Palabra de Dios como la virgen María. Dios habló directamente al corazón de la virgen María que no se resistió a tal designio sino que mostró su nimiedad ante misterio tan grande. Ella, después de un coloquio tenido con el ángel Gabriel, dijo: “Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho”; expresiones cargadas de profundidad y humildad que se debe adoptar durante el tiempo de Adviento que prepara la venida del Salvador. Pongámonos a la escucha de la Palabra de Dios que hoy Dios sigue hablando a su pueblo por medio de sus ministros. 6.- Peticiones. 1.- Ven, Señor Jesús, habla al corazón de tu pueblo y enséñales a vivir el Adviento como un tiempo de escucha y oración.  Ven, Señor Jesús, queremos escuchar tu voz. 2.- Ven, Señor Jesús, reaviva la alegría de preparar el Adviento en familia a ejemplo de la sagrada familia.  Ven, Señor Jesús, queremos escuchar tu voz. 3.- Ven, Señor Jesús, alegra este mundo que vive ocupado en la tristeza y desconcentrado en la superficialidad de la vida.  Ven, Señor Jesús, queremos escuchar tu voz.

7.- Recomendación: Este domingo se inicia la cuarta y última semana del tiempo de Adviento. Por lo tanto, se debe encender el cuarto cirio o vela de la “Corona de Adviento”. Al encender la “Corona de Adviento” deben estar los miembros de la familia y realizar una oración. Terminar rezando el “Angelus”.

79


ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Cuarto día

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

19 de

Lo que para el hombre es imposible, para Dios es posible

Diciembre

1.- Saludo: El Dios de la esperanza, que viene en medio de su pueblo para donar vida plena y abundantemente, esté con todos ustedes. 2.- Meditación:

“¿En qué consiste esta esperanza, tan grande y tan «fiable» que nos hace decir que en ella encontramos la «salvación»? Esencialmente, consiste en el conocimiento de Dios, en el descubrimiento de su corazón de Padre bueno y misericordioso. Jesús, con su muerte en la cruz y su resurrección, nos reveló su rostro, el rostro de un Dios con un amor tan grande que comunica una esperanza inquebrantable, que ni siquiera la muerte puede destruir, porque la vida de quien se pone en manos de este Padre se abre a la perspectiva de la bienaventuranza eterna79. “El mundo contemporáneo necesita sobre todo esperanza: la necesitan los pueblos en vías de desarrollo, pero también los económicamente desarrollados. Cada vez caemos más en la cuenta de que nos encontramos en una misma barca y debemos salvarnos todos juntos. Sobre todo al ver derrumbarse tantas falsas seguridades, nos damos cuenta de que necesitamos una esperanza fiable, y esta sólo se encuentra en Cristo, quien, como dice la Carta a los Hebreos, “es el mismo ayer, hoy y siempre” (Hb 13, 8). El Señor Jesús vino en el pasado, viene en el presente y vendrá en el futuro”80.

79

Benedicto XVI, Angelus, I Domingo de Adviento, 2 de diciembre del 2007.

80

Benedicto XVI, Angelus, I Domingo de Adviento, 29 de noviembre del 2009.

80


ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

3.- Canto:

Preparen Preparen Preparen Preparen

el el el el

Preparen el camino del Señor (Fernando Rodríguez)

camino camino camino camino

del del del del

Señor. Señor. Señor. Señor.

Juan proclama en el desierto, ya se oye su pregón. Cambien todos hoy sus vidas, ya que viene el Salvador.

Voz de Juan que clama fuerte, vengan a pedir perdón. Dejen todos sus pecados, y reciban al Señor. Renunciemos las envidias, odios, celos y rencor. Perdonemos al hermano, como Dios nos da el perdón.

Hay que construir el reino, de justicia, paz y amor. Construyendo un mundo nuevo, mientras vuelva el redentor.

4.- Texto bíblico: Jue 13,2-7.24-25ª; Salmo 70 Lc 1,5-25 “Siendo Herodes rey de Judea, vivía allí un sacerdote llamado Zacarías. Pertenecía al grupo sacerdotal de Abías, y su esposa, llamada Isabel, era también descendiente de una familia de sacerdotes. Ambos eran personas muy cumplidoras a los ojos de Dios y se esmeraban en practicar todos los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, pues Isabel no podía tener familia, y los dos eran ya de edad avanzada. Mientras Zacarías y los otros sacerdotes de su grupo estaban oficiando ante el Señor, le tocó a él en suerte, según las costumbres de los sacerdotes, entrar en el Santuario del Señor para ofrecer el incienso. Cuando llegó la hora del incienso, toda la gente estaba orando afuera, en los patios. En esto se le apareció un ángel del Señor, de pie, al lado derecho del altar del incienso. Zacarías se turbó al verlo y el temor se apoderó de él. Pero el ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu oración ha sido escucha81


ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

da. Tu esposa Isabel te dará un hijo y le pondrás por nombre Juan. Será para ti un gozo muy grande, y muchos más se alegrarán con su nacimiento, porque este hijo tuyo será un gran servidor del Señor. No beberá vino ni licor, y estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre. Por medio de él muchos hijos de Israel volverán al Señor, su Dios. El mismo abrirá el camino al Señor con el espíritu y el poder del profeta Elías, reconciliará a padres e hijos y llevará a los rebeldes a la sabiduría de los buenos. De este modo preparará al Señor un pueblo bien dispuesto.» Zacarías dijo al ángel: «¿Quién me lo puede asegurar? Yo ya soy viejo y mi esposa también.» El ángel contestó: «Yo soy Gabriel, el que tiene entrada al consejo de Dios, y he sido enviado para hablar contigo y comunicarte esta buena noticia. Mis palabras se cumplirán a su debido tiempo, pero tú, por no haber creído, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que todo esto ocurra.» El pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaban de que se demorase tanto en el Santuario. Cuando finalmente salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. Intentaba comunicarse por señas, pues permanecía mudo. Al terminar el tiempo de su servicio, Zacarías regresó a su casa, y poco después su esposa Isabel quedó embarazada. Durante cinco meses permaneció retirada, pensando: «¡Qué no ha hecho por mí el Señor! Es ahora cuando quiso liberarme de mi vergüenza.»”.

5.- Comentario: Así como Zacarías e Isabel, padres de Juan el Bautista, eran personas “muy cumplidoras a los ojos de Dios y se esmeraban en practicar todos los mandamientos y leyes del Señor” para acoger a su querido hijo; también las familias deben prepararse a celebrar la Navidad con el ejercicio de las prácticas concretas de la caridad. Este texto bíblico nos hace reflexionar las siguientes afirmaciones: “Lo que para el hombre es imposible, para Dios es posible”. Zacarías había dudado, desde los presupuestos humanos, el embarazo de su esposa Isabel porque ambos tenían edad avanzada. Pero Dios, por su infinita bondad, les concedió este gran milagro del nacimiento de Juan el Bautista. Dejemos, pues, las dudas e indiferencias que nos alejan de Dios y conduzcamos nuestra vida por el camino de la esperanza cristiana que nos ofrece la Navidad. 82


ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

6.- Peticiones: a.- Ven, Señor Jesús, infunde en el corazón de la Iglesia la esperanza de tenerte vivo y presente en las celebraciones de la Navidad.  Ven, Señor Jesús, tú eres nuestra esperanza. b.- Ven, Señor Jesús, reúne a las familias y llena en el corazón de cada uno de sus miembros la esperanza de tu nacimiento.  Ven, Señor, Jesús, tú eres nuestra esperanza. c.- Ven, Señor Jesús, ayuda a aquellos niños que sufren las consecuencias del hambre y el frío.  Ven, Señor Jesús, tú eres nuestra esperanza. 7.- Recomendación: Este día se debe preparar y ambientar el pesebre. Para recuperar el sentido cristiano de la Navidad en familia; se debe preparar con todos los miembros del hogar. Este día solamente se colocan los pastores y animalitos que adornan el contorno del pesebre. Terminar con la oración del “Angelus”.

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ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Quinto día

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

20 de

La alegría de la Navidad es para todos

Diciembre

1.- Saludo: El Señor, anunciado por mediación del ángel Gabriel, este con cada uno de ustedes. 2.- Meditación:

“La alegría que la liturgia suscita en el corazón de los cristianos no está reservada sólo a nosotros: es un anuncio profético destinado a toda la humanidad y de modo particular a los más pobres, en este caso a los más pobres en alegría. Pensemos en nuestros hermanos y hermanas que, especialmente en Oriente Próximo, en algunas zonas de África y en otras partes del mundo viven el drama de la guerra: ¿qué alegría pueden vivir? ¿Cómo será su Navidad? Pensemos en los numerosos enfermos y en las personas solas que, además de experimentar sufrimientos físicos, sufren también en el espíritu, porque a menudo se sienten abandonados: ¿cómo compartir con ellos la alegría sin faltarles al respeto en su sufrimiento? Pero pensemos también en quienes han perdido el sentido de la verdadera alegría, especialmente si son jóvenes, y la buscan en vano donde es imposible encontrarla: en la carrera exasperada hacia la autoafirmación y el éxito, en las falsas diversiones, en el consumismo, en los momentos de embriaguez, en los paraísos artificiales de la droga y de cualquier otra forma de alienación” 81.

81

Benedicto XVI, Angelus, III Domingo de Adviento, 17 de diciembre del 2006.

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ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

3.- Canto: Danos un corazón Danos un corazón grande para amar; danos un corazón fuerte para luchar, Hombres nuevos, creadores de la historia constructores de nueva humanidad. Hombres nuevos que viven la existencia como riesgo de un largo caminar. Hombres nuevos, luchando en esperanza caminantes, sedientos de verdad. Hombres nuevos, sin frenos ni cadenas, hombres libres que exigen libertad. Hombres nuevos, amando sin fronteras, por encima de razas y lugar. Hombres nuevos, al lado de los pobres, compartiendo con ellos techo y pan.

4.- Texto bíblico. Is 7,10-14; Salmo 23 Lc 1,26-38

“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María. Llegó el ángel hasta ella y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.» María entonces dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?» Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. Tam85


ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

bién tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible.» Dijo María: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho.» Después la dejó el ángel”. 5.- Comentario: Los ángeles, mensajeros de Dios Padre, tienen un rol importante en el tiempo de Adviento. Ellos nos ayudan a contemplar a Dios que asumió nuestra condición humana e hizo patente la “Buena Noticia” de salvación. La peculiaridad de este texto bíblico consiste en la manifestación del ángel Gabriel a la Virgen María. Es que María, sin haber tenido relaciones matrimoniales con José, había quedado embarazada por obra y gracia del Espíritu Santo. El ángel Gabriel aclaró sus dudas pacientemente a la virgen María y le hizo entrar plenamente en la comprensión del plan de la salvación que Dios había establecido para la humanidad; y lo hizo asumiendo nuestra humanidad con su nacimiento, muerte en cruz y gloriosa resurrección. 6.- Peticiones: a.- Ven, Señor Jesús, ayúdanos a vivir el Adviento como un tiempo de gozosa espera en ti que eres el Emmanuel.  Ven, Señor Jesús, muéstranos tú amor. b.- Ven, Señor Jesús, renueva en cada uno de los miembros de nuestra familia los dones que le has concedido generosamente.  Ven, Señor Jesús, muéstranos tú amor. c.- Ven, Señor Jesús, bendice a los niños huérfanos y mueve los corazones de tus fieles para compartir con generosidad esta Navidad.  Ven, Señor Jesús, muéstranos tu amor. 7.- Recomendación: Colocar los angelitos en la parte superior del pesebre, ligeramente distanciado para que no se conglomere el interior del pesebre. Terminar la entronización con la oración del “Angelus”.

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ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Sexto día

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

21 de

Discípulos misioneros de Jesucristo desde el corazón de María

Diciembre

1.- Saludo: El Dios de la esperanza, que con su alegría y su paz anunció la llegada del salvador, esté con ustedes. 2.- Meditación:

“La Virgen María, que no comunicó al mundo una idea, sino a Jesús mismo, el Verbo encarnado, es modelo incomparable de evangelización. Invoquémosla con confianza, para que la Iglesia anuncie también en nuestro tiempo a Cristo Salvador. Que cada cristiano y cada comunidad experimenten la alegría de compartir con los demás la buena nueva de que Dios “tanto amó al mundo que le entregó a su Hijo unigénito para que el mundo se salve por medio de él” (Jn 3, 16-17). Este es el auténtico sentido de la Navidad, que debemos siempre redescubrir y vivir intensamente”82. 3.- Canto: Llegó el momento.

Llego el momento de empezar, nuevos caminos a buscar, en medio de este pueblo nuestro, que busca su libertad. Sembraremos semillas de igualdad, lucharemos por la fraternidad. Y en este pueblo mío, tuyo y nuestro; nos encontraremos buscando la verdad. y volveremos como la mañana que a la noche aclara en su despertar.

82

Benedicto XVI, Angelus, IV Domingo de Adviento, 23 de diciembre del 2007.

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ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

Con fuego ardiente hay que alumbrar los corazones inflamar, de amor por esta tierra nuestra, que tenemos que guardar. De su seno mi pueblo nacerá, nuestros brazos con calor lo abrigarán. Un hombre nuevo va nacer, mi pueblo empieza a florecer, con nueva esperanza está creciendo con gritos fuertes va subiendo. A su paso el odio queda atrás y en sus ojos brilla la verdad.

4.- Texto bíblico: Cant 2,8-14; Salmo 32 Lc 1,39-45

“Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en alta voz: «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!»”

5.- Comentario: Siempre me ha resultado impresionante este pasaje bíblico porque María, enterada de ser la Madre del Salvador, resultó ser la misma y, contrariamente a los presupuestos humanos de nuestros tiempos, se hizo más humilde al punto de ponerse en camino que le llevó al encuentro de su prima Isabel. Además enseña que durante el tiempo de Adviento, la Virgen María ya se había hecho “discípula y misionera de su Hijo Jesucristo” en el 88


ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

embarazo; anunciando la venida del salvador por una mujer. Nosotros, también, al acercarse la Navidad, pongámonos en actitud misionera para anunciar a Jesucristo en la ternura de un niño.

6.- Peticiones: a.- Ven, Señor Jesús, al acercarse los últimos días del Adviento, inflama en nuestros corazones el deseo de celebrar tu nacimiento como Iglesia.  Ven, Señor Jesús, y danos tu salvación. b.- Ven, Señor Jesús, alienta nuestra familia a prepararse con empeño interior y exterior tu nacimiento.  Ven, Señor Jesús, y danos tu salvación. c.- Ven, Señor Jesús, bendice a todos los niños por nacer para que, alumbrados a este mundo, compartan su felicidad desde el primer día de su vida.  Ven, Señor Jesús, y danos tu salvación. 7.- Recomendación: Colocar los animalitos, sobre todo el burro y la vaca, en la parte posterior del pesebre. Estos animalitos representan el lugar donde nació el niño Dios. Terminar la entronización con la oración del “Angelus”.

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Séptimo día

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

22 de

Proclamar la Navidad con la alegría del corazón

Diciembre

1.- Saludo: El Dios de la fe, que proclama la grandeza de la Virgen María por haberla elegido como Madre, esté con ustedes. 2.- Meditación:

“En eso, queridos amigos, consiste la verdadera alegría: es sentir que un gran misterio, el misterio del amor de Dios, visita y colma nuestra existencia personal y comunitaria. Para alegrarnos, no sólo necesitamos cosas, sino también amor y verdad: necesitamos al Dios cercano que calienta nuestro corazón y responde a nuestros anhelos más profundos. Este Dios se ha manifestado en Jesús, nacido de la Virgen María. Por eso el Niño, que ponemos en el portal o en la cueva, es el centro de todo, es el corazón del mundo. Oremos para que toda persona, como la Virgen María, acoja como centro de su vida al Dios que se ha hecho Niño, fuente de la verdadera alegría”83. 3.- Canto: Por la gente Los que tienen y nunca se olvidan que a otros les falta, los que nunca usaron la fuerza sino la razón, los que dan una mano y ayudan a los que han caído, esa gente es feliz porque vive muy cerca de Dios. Aleluya, aleluya por esa gente que vive y que siente en su vida el amor (2). Los que ponen en todas las cosas amor y justicia, los que nunca sembraron el odio, tampoco el dolor, los que dan y no piensan jamás en una recompensa esa gente es feliz porque vive muy cerca de Dios. 83

Benedicto XVI, Angelus, III Domingo de Adviento, 13 de diciembre del 2009.

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Jaime Quispe Palomino, Pbro.

4.- Texto bíblico: 1 Sam 1,24-28; Salmo [1 Sam 2,1-8] Lc 1, 46-56 “María dijo entonces: Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque se fijó en su humilde esclava, y desde ahora todas las generaciones me dirán feliz. El Poderoso ha hecho grandes cosas por mí: ¡Santo es su Nombre! Muestra su misericordia siglo tras siglo a todos aquellos que viven en su presencia. Dio un golpe con todo su poder: deshizo a los soberbios y sus planes. Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos, y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su siervo, se acordó de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a sus descendientes para siempre. María se quedó unos tres meses con Isabel, y después volvió a su casa”. 5.- Comentario: “Proclama mi alma la grandeza del Señor”. Estas palabras tienen un contenido inmenso de alegría; lo que nos debe invitar a adoptar la actitud de preparación alegre y entusiasta de la venida de nuestro Salvador Jesucristo. Debemos tener muy presente esta actitud porque los días finales del Adviento son absorbidos por la preocupación, el activismo, el mercantilismo y la mera exterioridad. Este pasaje bíblico conocido como el “Magnificat”, también, es la expresión de sentimiento de la Virgen María por un mundo donde reine la justica, la paz y la vida, que viene a traernos Jesucristo, nuestro Salvador. Dios, al acercarse la Navidad, colme de “bienes a los hambrientos” para que a nadie le falte un panetón y un pan en su mesa. 6.- Peticiones: a.- Ven, Señor Jesús, alienta a tu Iglesia a esperar confiadamente en aquél que vino a salvarnos en la esperanza, que vuelve a alegrarnos esta Navidad y vendrá en el final de los tiempos. 91


ADVIENTO -Camino hacia la Navidad-

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

 Ven, Señor Jesús, queremos ver tu rostro. b.- Ven, Señor Jesús, bendice a los padres de familia para que, como san José, pongan sus dones y virtudes al servicio de la familia.  Ven, Señor Jesús, queremos ver tu rostro. c.- Ven, Señor Jesús, bendice a aquellos padres de familia que, por problemas y preocupaciones, se han alejado de Dios para abandonarse en el alcohol y el desorden.  Ven, Señor Jesús, queremos ver tu rostro. 7.- Recomendación: Colocar la imagen de san José a lado izquierdo del pesebre y orar unos instantes con la familia y los invitados. La imagen debe ser entronizada por el Papá. Terminar la entronización con la oración del “Angelus”.

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Octavo día

Jaime Quispe Palomino, Pbro.

23 de Diciembre

El Señor viene a quedarse con su pueblo

1.- Saludo: El Dios del amor, que en María se dignó asumir nuestra condición humana, esté con ustedes. 2.- Meditación:

“A pocos días ya de la fiesta de Navidad, se nos invita a dirigir la mirada al misterio inefable que María llevó durante nueve meses en su seno virginal: el misterio de Dios que se hace hombre. Este es el primer eje de la redención. El segundo es la muerte y resurrección de Jesús, y estos dos ejes inseparables manifiestan un único plan divino: salvar a la humanidad y su historia asumiéndolas hasta el fondo al hacerse plenamente cargo de todo el mal que las oprime. Este misterio de salvación, además de su dimensión histórica, tiene también una dimensión cósmica: Cristo es el sol de gracia que, con su luz, “transfigura y enciende el universo en espera”84. 3.- Canto:

Santa María de la Esperanza. Santa María de la esperanza Mantén el ritmo de nuestra espera Mantén el ritmo de nuestra espera. Nos diste al esperado de los tiempos, mil veces prometido en los profetas, y nosotros de nuevo deseamos que vuelva a repetirnos sus promesas.

84

Benedicto XVI, Angelus, IV Domingo de Adviento, 21 de diciembre del 2008.

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Brillaste como aurora del Gran Día, plantaba Dios su tienda en nuestro suelo, y nosotros soñamos con su vuelta, queremos la llegada de su Reino. Viviste con la cruz de la esperanza, tensando en el amor la larga espera, y nosotros buscamos con los hombres el nuevo amanecer de nuestra Tierra. Esperaste cuando todos vacilaban, el triunfo de Jesús sobre la muerte, y nosotros esperamos que su vida anime nuestro mundo para siempre.

4.- Texto bíblico: Mal 3,1-4.23-24; Salmo 24 Lc 1,57-66 “Cuando le llegó a Isabel su día, dio a luz un hijo, y sus vecinos y parientes se alegraron con ella al enterarse de la misericordia tan grande que el Señor le había mostrado. Al octavo día vinieron para cumplir con el niño el rito de la circuncisión, y querían ponerle por nombre Zacarías, por llamarse así su padre. Pero la madre dijo: «No, se llamará Juan.» Los otros dijeron: «Pero si no hay nadie en tu familia que se llame así.» Preguntaron por señas al padre cómo quería que lo llamasen. Zacarías pidió una tablilla y escribió: «Su nombre es Juan», por lo que todos se quedaron extrañados. En ese mismo instante se le soltó la lengua y comenzó a alabar a Dios. Un santo temor se apoderó del vecindario, y estos acontecimientos se comentaban en toda la región montañosa de Judea. La gente que lo oía quedaba pensativa y decía: «¿Qué va a ser este niño?» Porque comprendían que la mano del Señor estaba con él”. 5.- Comentario: Este texto bíblico anuncia el día de la venida de nuestro salvador Jesucristo que nacerá de una mujer. Quisiera concentrarme en el anuncio gozoso que toda la Iglesia debe escuchar y vivir la presencia inminente de Dios en medio de su pueblo. Definitivamente, el rol de los “discípulos y misioneros de Jesucristo” consiste en el anuncio gozoso de la llegada inminente de Dios en 94


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medio de su pueblo. Esta característica peculiar de la Iglesia, en tiempo de Adviento, debe ser el faro que conduzca a los cristianos al encuentro gozoso de la Navidad. Anunciemos, pues, a nuestros hermanos el motivo de la venida del Emmanuel – Dios con nosotros-.

6.- Peticiones: a.- Ven, Señor Jesús, concede a tu Iglesia la gracia de vivir el Adviento con alegría y esperanza.  Ven, Señor Jesús, ven a nuestro corazón. b.- Ven, Señor Jesús, bendice a las madres de familia que, a ejemplo de la Virgen María, dedican su vida al servicio de la familia.  Ven, Señor Jesús, ven a nuestro corazón. c.- Ven, Señor Jesús, bendice a las madres gestantes que son tentadas por el aborto; para que sean siempre ardorosas defensoras de la vida de los niños por nacer.  Ven, Señor Jesús, ven a nuestro corazón. 7.- Recomendación: Colocar la imagen de la virgen María a lado derecho del pesebre y orar unos instantes con la familia y los invitados. La imagen debe ser entronizada por la Mamá. Terminar la entronización con la oración del “Angelus”.

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24 de Noveno Diciembre día Vayamos alegres al corazón de Belén (por la mañana)

1.- Saludo: Jesucristo, a quién acogeremos esta noche santa de la Navidad con alegría y amor, esté con ustedes. 2.- Meditación:

“Me alegra saber que en vuestras familias se conserva la costumbre de montar el belén. Pero no basta repetir un gesto tradicional, aunque sea importante. Hay que tratar de vivir en la realidad de cada día lo que el belén representa, es decir, el amor de Cristo, su humildad, su pobreza. Es lo que hizo san Francisco en Greccio: representó en vivo la escena de la Natividad, para poderla contemplar y adorar, pero sobre todo para saber poner mejor en práctica el mensaje del Hijo de Dios, que por amor a nosotros se despojó de todo y se hizo niño pequeño. Contemplemos el belén: la Virgen y san José no parecen una familia muy afortunada; han tenido su primer hijo en medio de grandes dificultades; sin embargo, están llenos de profunda alegría, porque se aman, se ayudan y sobre todo están seguros de que en su historia está la obra Dios, que se ha hecho presente en el niño Jesús”85. 3.- Canto: Vamos, pastores, vamos Vamos, pastores, vamos, vamos a Belén. A ver en aquel niño la gloria del edén (2). La gloria del edén, la gloria del edén.

¡Oh, qué precioso Niño!, yo me muero por él; su boquita me encanta, sus ojitos también. El padre lo acaricia, la madre mira en él, y los dos, extasiados, contemplan a aquel ser, contemplan a aquel ser, sí... 85

Benedicto XVI, Angelus, III Domingo de Adviento, 13 de diciembre del 2009.

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Es tan lindo el chiquito, que nunca podrá ser que su belleza copien el lápiz y el pincel, pues el eterno Padre, con su inmenso poder, quiso que el Hijo fuera inmenso como Él, inmenso como Él, sí..

4.- Texto bíblico: 2 Sam 7,1-5.8b-12.14ª.16; Salmo 88 Lc 1,67-79 “Su padre, Zacarías, lleno del Espíritu Santo, empezó a recitar estos versos proféticos: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. Ahora sale triunfante nuestra salvación en la casa de David, su siervo, como lo había dicho desde tiempos antiguos por boca de sus santos profetas: que nos salvaría de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; que nos mostraría el amor que tiene a nuestros padres y cómo recuerda su santa alianza. Pues juró a nuestro padre Abraham que nos libraría de nuestros enemigos para que lo sirvamos sin temor, justos y santos, todos los días de nuestra vida. Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor para prepararle sus caminos, para decir a su pueblo lo que será su salvación. Pues van a recibir el perdón de sus pecados, obra de la misericordia de nuestro Dios, cuando venga de lo alto para visitarnos cual sol naciente, iluminando a los que viven en tinieblas, sentados en la sombra de la muerte, y guiar nuestros pasos por un sendero de paz”. 5.- Comentario: Este es el día de alegría del nacimiento de nuestro salvador; razón de nuestra preparación durante el tiempo de Adviento. Este día, la Iglesia Universal, se alegra de celebrar: Históricamente el nacimiento de nuestro salvador, espiritualmente la venida a nuestros corazones y escatológicamente la invocación de su segunda venida; que así como lo recordamos siempre sea también la segunda o definitiva venida. ¡Ven, Señor, de la historia, de la vida y la plenitud de los tiempos!

6.- Peticiones: a.- Ven, Señor Jesús, te hemos esperado alegres en oración y queremos que, al venir, alegres a tu Iglesia extendida por el mundo entero. 97


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 Ven, Señor Jesús, ven a nuestro Belén. b.- Ven, Señor Jesús, bendice los hogares que han ambientado tu venida y quédate en cada una de las familias.  Ven, Señor Jesús, ven a nuestro Belén. c.- Ven, Señor Jesús, bendice los pesebres internos y externos de las familias que han preparado con amor.  Ven, Señor Jesús, ven a nuestro Belén. 7.- Recomendación: Preparar la imagen del Niño Jesús y tener listo para entronizar la noche festiva de la Navidad. Hacerlo con piedad y amor. Terminar la preparación con la oración del “Angelus”.

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TERCERA PARTE: BENDICIONES



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1.- BENDICIóN DE LA COrONA DE ADVIENTO La Corona de Adviento es un signo que expresa la alegría y la esperanza del tiempo de preparación a la Navidad. En la corona de Adviento, luz que se acerca al corazón del hombre para sentir el calor divino y luz que anuncia la presencia viva de Dios en medio de su pueblo, se encuentra Jesucristo, luz y esperanza para la humanidad. Al encender, semana tras semana, los cuatro cirios muestran la ascensión gradual hacia la plenitud de la luz de Navidad. Cuanto más intensa se hace la luz más intensa se hace la presencia inminente de Dios. Recordemos que los colores de los cirios pueden variar: pero, los más sugerentes son los siguientes colores litúrgicos: Morado: Anuncia propiamente el inicio del tiempo de Adviento e invita a la preparación interior y exterior. Este cirio se enciende en la primera semana. Verde: Invita a llenar nuestros corazones de esperanza en Dios. Este cirio se enciende en la segunda semana. Rosado o rojo: Anuncia gozosamente la cercanía de la Navidad. Este cirio se enciende en la tercera semana. Blanco o amarillo: Representa la llegada inminente de Dios con su nacimiento. Este cirio se enciende en la cuarta semana. El color de la Corona de Adviento debe ser siempre verde. Es recomendable elaborar en forma natural, pero, también, puede ser artificial. Se puede colocar en la parte central de la sala o en otro espacio sugerente que invite a la preparación del corazón para la venida del Salvador. Para recuperar el sentido cristiano del Adviento es necesario bendecir e iluminar la corona con la familia. Cuando la corona se bendice en la Misa se omite la lectura del Evangelio de este libro porque se leerá el Evangelio dominical, correspondiente a la liturgia del día. 101


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PrIMEr DOMINGO DE ADVIENTO 1.- Saludo: P/. Nuestro auxilio es el nombre del Señor. R/. Que hizo el cielo y la tierra. 2.- Monición:

Hoy día, primera semana del tiempo de Adviento, empieza el nuevo año litúrgico en la Iglesia. Recordemos que Adviento significa la “venida” del Señor en medio de su pueblo. El primer Adviento fue la venida del Señor a la humanidad; naciendo de una mujer y en un pueblito llamado Belén. Hoy día, como discípulos y misioneros, la Iglesia nos invita a prolongar nuestra preparación a la segunda venida que será al final de los tiempos. Dispongamos nuestras mentes y nuestros corazones para celebrar la memoria histórica de la venida del Emmanuel –Dios cono nosotrospreparándonos, a partir de este momento, con fe, esperanza y caridad. 3.- Bendición de la Corona: Señor Dios que tu bendición descienda sobre nosotros al encender las velas de esta Corona. Que la corona y su luz sean un signo de la promesa del Señor que nos trae salvación. Que venga pronto y sin tardanza. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. R/. Amén. 4.- Encendido de la Corona: En la primera semana se enciende el cirio de color morado. La Corona de Adviento se bendice en presencia de toda la familia. Podría empezar encendiendo el Padre de familia, la siguiente semana la 102


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Madre, la tercera y la cuarta los hijos u otros integrantes de la familia.

Mientras se va encendiendo la Corona de Adviento se entona el canto: “Ven, Señor, no tardes. Luego, se continúa con la lectura del Evangelio.

5.- Canto: Ven, Señor Ven, ven Señor, no tardes. Ven, ven que te esperamos. Ven, ven Señor, no tardes. Ven pronto Señor. El mundo muere de frío, el alma perdió el calor, los hombres no son hermanos, el mundo no tiene amor.

6.- Texto bíblico: Lectura del Evangelio de Marcos 13,33-37 “Estén preparados y vigilando, porque no saben cuándo llegará ese momento. Cuando un hombre va al extranjero y deja su casa, entrega responsabilidades a sus sirvientes, cada cual recibe su tarea, y al portero le exige que esté vigilante. Lo mismo ustedes: estén vigilantes, porque no saben cuándo regresará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o de madrugada; no sea que llegue de repente y los encuentre dormidos. Lo que les digo a ustedes se lo digo a todos: Estén despiertos”. Palabra del Señor. R/. Gloria a ti, Señor.

7.- Reflexión: ¿Cómo voy a prepararme para vivir este período de espera del Señor? ¿Tengo algún plan concreto para prepararme a recibir la Navidad en familia? 8.- Oración en familia: En este momento se reza el Padre nuestro, Ave María y Gloria… Lo pueden hacer de forma compartida entre los miembros de la familia. 103


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9.- Oración final: La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces. Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. R/. Amén. 10.- Canción:

Demos gracias al Señor Demos gracias al Señor, demos gracias. Demos gracias al Señor. Demos gracias al Señor, demos gracias. Demos gracias al Señor.

11.- Despedida: El Señor nos bendiga y nos proteja en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. R/. Amén.

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sEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO 1.- Saludo: P/. Nuestro auxilio es el nombre del Señor. R/. Que hizo el cielo y la tierra. 2.- Monición:

Esta segunda semana del tiempo de Adviento nos disponemos a encender el segundo cirio que representa a Jesucristo, luz del mundo. La importancia de la luz en el tiempo de Adviento significa salir de las tinieblas del pecado y ponerse en camino para ir al encuentro con Dios. Cada vez que la luz se va acrecentando con el encendido del cirio significa que Cristo “luz del mundo” se va acercando a su Iglesia y va irradiando los corazones de sus fieles. Dejemos que la luz de Cristo irradie nuestra vida personal y familiar para que vuelva a encenderse el amor y la paz en nuestros corazones. 3.- Encendido de la Corona: En la segunda semana se enciende el cirio de color verde que invita a llenar nuestro corazón de esperanza en el Emmanuel. Mientras se enciende el cirio se entona el canto “Ven, Señor, no tardes”. 4.- Canto: Ven,Señor Ven, ven Señor, no tardes. Ven, ven que te esperamos. Ven, ven Señor, no tardes. Ven pronto Señor. Envuelto en sombría noche, el mundo sin paz no ve, buscando va una esperanza, buscando, Señor, tu fe. 105


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5.- Texto bíblico: Lectura del Evangelio de Marcos 1,1-8 “En el libro del profeta Isaías estaba escrito: «Ya estoy para enviar a mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Escuchen ese grito en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.» Es así como Juan el Bautista empezó a bautizar en el desierto. Allí predicaba bautismo y conversión, para alcanzar el perdón de los pecados. Toda la provincia de Judea y el pueblo de Jerusalén acudían a Juan para confesar sus pecados y ser bautizados por él en el río Jordán. Además de la piel que tenía colgada de la cintura, Juan no llevaba más que un manto hecho de pelo de camello. Su comida eran langostas y miel silvestre. Juan proclamaba este mensaje: «Detrás de mí viene uno con más poder que yo. Yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias, aunque fuera arrodillándome ante él.» Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará en el Espíritu Santo”. Palabra del Señor. R/. Gloria a ti, Señor. 6.- Reflexión: ¿Qué significa “Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”? ¿Estás llamado a preparar el camino del Señor?

7.- Oración en familia: Se reza el Padre nuestro, el Ave María y el Gloria… Recordemos que lo pueden hacer intercaladamente los miembros de la familia.

8.- Oración final: Concédenos, Dios todopoderoso y eterno, que ningún acto terreno impida nuestra solicitud en prepararnos a la avenida de tu hijo, sino que la enseñanza de tu Celestial sabiduría nos lleve a una íntima unión con Él, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. R/. Amén. 9.- Canción:

Demos gracias al Señor Demos gracias al Señor, demos gracias. Demos gracias al Señor. Demos gracias al Señor, demos gracias. Demos gracias al Señor. 106


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10.- Despedida: El Señor nos bendiga y nos proteja en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. R/. Amén.

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TErCEr DOMINGO DE ADVIENTO 1.- Saludo: P/. Nuestro auxilio es el nombre del Señor. R/. Que hizo el cielo y la tierra. 2.- Monición:

En esta tercera semana, la Iglesia anuncia gozosa la alegría de la cercanía de la Navidad o venida histórica de Jesús. Este acontecimiento de alegría debe brotar del interior del alma del cristiano para que, como discípulos misioneros de Jesucristo, den testimonio de la Alegría que tiene su origen y culmen en Dios. Este tercer cirio, correspondiente a la tercera semana de Adviento, significa el camino recorrido, pero sobre todo, significa la alegría del corazón para recibir al Salvador del mundo, Jesucristo Señor nuestro, que ya está por llegar. 3.- Encendido de la Corona: En la tercera semana del tiempo de Adviento se enciende el cirio de color rojo o rosado que anuncia gozosamente la cercanía de la Navidad. Mientras se enciende el cirio se entona el canto “Ven, Señor, no tardes”. 4.- Canto:

Ven, Señor Ven, ven Señor, no tardes. Ven, ven que te esperamos. Ven, ven Señor, no tardes. Ven pronto Señor.

Al mundo le falta vida, al mundo le falta luz, al mundo le falta cielo, al mundo le faltas Tú.

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5.- Texto bíblico: Lectura del Evangelio de Juan 1,6-8.19-28 “Vino un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino para dar testimonio, como testigo de la luz, para que todos creyeran por él. Aunque no fuera él la luz, le tocaba dar testimonio de la luz. Este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén para preguntarle: «¿Quién eres tú? » Juan lo declaró y no ocultó la verdad: «Yo no soy el Mesías.» Le preguntaron: «¿Quién eres, entonces? ¿Elías?» Contestó: «No lo soy.» Le dijeron: «¿Eres el Profeta?» Contestó: «No.» Entonces le dijeron: «¿Quién eres, enconces? Pues tenemos que llevar una respuesta a los que nos han enviado. ¿Qué dices de ti mismo?» Juan contestó: «Yo soy, como dijo el profeta Isaías, la voz que grita en el desierto: Enderecen el camino del Señor.» Los enviados eran del grupo de los fariseos, y le hicieron otra pregunta: «¿Por qué bautizas entonces, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?» Les contestó Juan: «Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno a quien ustedes no conocen, y aunque viene detrás de mí, yo no soy digno de soltarle la correa de su sandalia.» Esto sucedió en Betabará, al otro lado del río Jordán, donde Juan bautizaba”. Palabra del Señor. R/. Gloria a ti, Señor. 6.- Reflexión: ¿En qué consiste el anuncio gozoso de la Navidad? ¿Sabes a quien vas a celebrar esta Navidad? 7.- Oración en familia: Se reza el Padre nuestro, el Ave María y el Gloria… En las oraciones deben participar todos los miembros de la familia; inclusive, los invitados.

8.- Oración final: Señor que ves a tu pueblo esperando fielmente la festividad del nacimiento de tu Hijo, concédenos celebrar la obra tan grande de nuestra salvación, con solemnes cánticos de alabanza, y con una inmensa alegría. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina por los siglos de los siglos. R/. Amén. 109


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9.- Canción: Demos gracias al Señor Demos gracias al Señor, demos gracias. Demos gracias al Señor. Demos gracias al Señor, demos gracias. Demos gracias al Señor.

10.- Despedida: El Señor nos bendiga y nos proteja en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. R/. Amén.

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CUArTO DOMINGO DE ADVIENTO 1.- Saludo: P/. Nuestro auxilio es el nombre del Señor. R/. Que hizo el cielo y la tierra.

2.- Monición: Hoy día se enciende el cuarto y último cirio del tiempo de Adviento. Con el encendido de los cuatro cirios se cumple el tiempo de espera. Por lo tanto, nuestra actitud de espera se debe cambiar en actitud festiva para recibir al Salvador del mundo. En estas circunstancias debemos estar preparados para celebrar la Navidad con fe, esperanza y caridad. Encendamos, queridos hermanos, el cuarto cirio y con él la alegría de celebrar el nacimiento de nuestro salvador Jesucristo que celebraremos en la víspera del día 25 de diciembre. 3.- Encendido de la Corona: En la cuarta y última semana del tiempo de Adviento se enciende el cirio de color blanco o amarillo que simboliza la presencia inminente de Dios. Mientras se enciende el cirio se entona el canto “Ven, Señor, no tardes”. 4.- Canto:

Ven, Señor Ven, ven Señor, no tardes. Ven, ven que te esperamos. Ven, ven Señor, no tardes. Ven pronto Señor.

Envuelto en sombría noche, el mundo sin paz no ve, buscando va una esperanza, buscando, Señor, tu fe.

El mundo muere de frío, el alma perdió el calor, los hombres no son hermanos, el mundo no tiene amor.

Al mundo le falta vida, al mundo le falta luz, al mundo le falta cielo, al mundo le faltas Tú. 111


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5.- Texto bíblico: Lectura del Evangelio de Lucas 1,26-38 “Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María. Llegó el ángel hasta ella y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.» María entonces dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?» Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible.» Dijo María: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho.» Después la dejó el ángel”. Palabra del Señor. R/. Gloria a ti, Señor. 6.- Reflexión: ¿Has preparado el pesebre en tu hogar para celebrar esta Navidad? ¿Has preparado el pesebre en tu corazón? 7.- Oración en familia: Se reza el “Angelus”

8.- Oración final: Te rogamos Señor, que infundas en nuestras almas, Tu gracia, para que reconociendo y venerando la Encarnación de Jesucristo Tu Hijo, anunciada por el ángel a María, consigamos por su pasión y su cruz, llegar a la Gloría de su Resurrección, por Jesucristo Nuestro Señor, Tu Hijo, quién contigo vive y reina por los siglos de los siglos. R/. Amén. 112


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9.- Canción: Demos gracias al Señor Demos gracias al Señor, demos gracias. Demos gracias al Señor. Demos gracias al Señor, demos gracias. Demos gracias al Señor.

10.- Despedida: El Señor nos bendiga y nos proteja en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. R/. Amén.

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2.- BENDICIóN DEL ÁrBOL DE NAVIDAD

Es una costumbre colocar en los hogares cristianos un árbol adornado durante las fiestas de Navidad. Este árbol recuerda a los laicos “discípulos misioneros de Jesucristo” que en el principio el árbol separó al hombre de la gracia de Dios por medio del pecado (Gn 2,9-17) y ahora Jesucristo nace como el verdadero Árbol que da vida plena y abundante a la humanidad. El fruto por donde entró el pecado es el fruto restaurador que ahora se coloca en al árbol de Navidad. Por eso, los frutos deben configurarse con nuestra vida de gracia. Debemos ser capaces de dar frutos que nacen de la gracia de Dios y compartirlo con nuestros hermanos. Es importante iluminar este árbol de Navidad, que representa a Jesucristo “Luz del mundo”, que con su nacimiento nos conduce a Dios que habita en una luz inaccesible. Con la iluminación del árbol de la vida Dios alumbra nuestro camino de vida en la fe, esperanza y caridad. La estrella es el signo que acompaña, durante el tiempo de Adviento, al encuentro con el Emmanuel. Para recuperar el sentido cristiano del Adviento es necesario armar y adornar el árbol con la familia.

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1.- Saludo: P/. Nuestro auxilio es el nombre del Señor. R/. Que hizo el cielo y la tierra. 2.- Canto:

Viene con alegría. Vienen con alegría, Señor, cantando vienen con alegría, Señor, los que caminan por la vida, Señor, sembrando tu paz y amor (2). Vienen trayendo la esperanza a un mundo cargado de ansiedad, a un mundo que busca y que no alcanza caminos de amor y de amistad. Vienen trayendo entre sus manos, esfuerzos de hermanos por la paz, deseos de un mundo más humano que nace del bien y la verdad. Cuando el odio y la violencia aniden en nuestro corazón, el mundo sabrá que por herencia le aguardan la tristeza y el dolor

3.- Monición: En este tiempo de Adviento, camino hacia la celebración de la Navidad, estamos reunidos para bendecir el árbol de Navidad que hemos adornado con fe y esperanza. Queremos que este árbol nos recuerde a Jesucristo “vida abundante para todos el mundo”. Dispongámonos, pues, a bendecir este árbol de vida, coloquemos sobre ella los frutos que hemos dado durante el tiempo de Adviento, iluminemos el árbol para que alumbre esta casa y elevemos nuestras plegarias de amor a Dios. 115


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4.- Texto bíblico: Lectura del libro del Profeta Isaías 60,13 “A ti llegará lo mejor del Líbano, con el ciprés, el olmo y el alerce, para adornar mi Lugar Santo y honrar la Casa donde yo resido”. Palabra de Dios. R/. Te alabamos, Señor. 5.- Oración en familia: Se reza un Padre nuestro, tres Ave Marías y un Gloria…

6.- Oración: Bendito seas, Señor y Padre nuestro, que nos concedes recordar con fe en estos días de Navidad los misterios del nacimiento de Jesucristo. Concédenos, a quienes hemos adornado este árbol y lo hemos embellecido con luces, vivir también a la luz de los ejemplos de la vida santa de tu Hijo y ser enriquecidos con las virtudes que resplandecen en su santa infancia. Gloria a Él, por los siglos de los siglos. R/. Amén. 7.- Canción:

El burrito sabanero (Hugo Blanco) Con mi burrito sabanero voy camino de Belén. Con mi burrito sabanero voy camino de Belén. Si me ven, si me ven, voy camino de Belén. Si me ven, si me ven, voy camino de Belén.

Con mi cuatrico voy cantando y mi burrito va trotando. Con mi cuatrico voy cantando y mi burrito va trotando. Si me ven, si me ven, voy camino de Belén. Si me ven, si me ven, voy camino de Belén.

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El lucerito mañanero ilumina mi sendero. El lucerito mañanero ilumina mi sendero. Si me ven, si me ven, voy camino de Belén. Si me ven, si me ven, voy camino de Belén.

Tuqui, tuqui, tuquituqui. Tuqui, tuqui, tuqui, ta. Apúrate mi burrito que ya vamos a llegar Tuqui, tuqui, tuquituqui. Tuqui, tuqui, tuqui, ta. Apúrate mi burrito vamos a ver a Jesús

8.- Despedida: El Señor nos bendiga y nos proteja en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. R/. Amén.

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9.- El árbol de Navidad nos dice: Ríe Relájate Perdona Pide ayuda Haz un favor Delega tareas Expresa lo tuyo Rompe un hábito Haz una caminata Sal a correr Pinta un cuadro. Sonríe a tu hijo Permítete brillar. Mira fotos viejas Lee un buen libro. Canta en la ducha Escucha a un amigo. Acepta un cumplido Ayuda a un anciano. Cumple con tus promesas Termina un proyecto deseado Sé niño otra vez. Escucha la naturaleza Muestra tu felicidad. Escribe en tu diario Trátate como un amigo. Permítete equivocarte Haz un álbum familiar. Daté un baño prolongado Por hoy no te preocupes. Deja que alguien te ayude Mira una flor con atención. Pierde un poco de tiempo Apaga el televisor y habla. Escucha tu música preferida Aprende algo que siempre deseaste Llama a tus amigos por teléfono. Haz un pequeño cambio en tu vida Haz una lista de las cosas que haces bien. Ve a la biblioteca y escucha el silencio Cierra los ojos e imagina las olas de la playa. Haz sentir bienvenido a alguien Dile a las personas amadas cuánto las quieres Dale un nombre a una estrella Sabes que no estás solo Piensa en lo que tienes Hazte un regalo Planifica un viaje Respira profundo Cultiva el amor.

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3.- BENDICIóN DEL PEsEBrE O BELÉN

El pesebre, conocido también como “Belén” o “nacimiento”, es uno de los símbolos más clásicos del Adviento y la Navidad entre nosotros. Fue San Francisco de Asís el que, a principios del siglo XII, propagó esta iniciativa para ayudar a entender el misterio entrañable del nacimiento del Hijo de Dios. El pesebre presenta las figuras que según los evangelios rodearon el gozoso acontecimiento: Los animalitos, los pastores, los ángeles, María, José y, por supuesto, en niño Dios. Es un elemento pedagógico que nos ayuda a recordar cómo Dios se ha hecho uno de nuestra familia de una manera sencilla y profunda. Es el testimonio de la unión de Dios con su propia creación y la divinización de nuestra humana debilidad. El pesebre se debe preparar con anticipación, en un lugar apropiado y con toda la familia.

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1.- Saludo: P/. Nuestro auxilio es el nombre del Señor. R/. Que hizo el cielo y la tierra. 2.- Monición:

El pesebre o belén es el lugar donde nació Dios. Era exactamente en una cueva donde se guardaban los animales al anochecer. La historia bíblica relata que la Virgen María, al no encontrar una posada donde pasar la noche, tuvo que alojarse en un pesebre; el resultado fue el nacimiento del Redentor de la humanidad. El pesebre que está delante de nosotros ha sido preparado con toda la familia y nos sentimos orgullosos de poder acoger al niño Jesús esta Navidad Dispongámonos interiormente para acoger a Dios en el pesebre de nuestro corazón preparado con amor. 3.- Canción:

Noche de paz (Franz Gruber) Noche de paz, noche de amor; todo duerme en derredor, sólo velan mirando la faz, de su niño en angélica paz, José y María en Belén (2). Noche de paz, noche de amor; al divino salvador, que por nosotros nació en un portal, Himnos cantemos de amor celestial. ¡Gloria por siempre al Señor! (2). Noche de paz, noche de amor; en los campos al pastor, coros celestes vienen a anunciar, salud y gracia con nuevo cantar, a nuestro buen Redentor (2). 120


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Noche de paz, noche de amor; noche buena del Señor, ángeles cantan al Emmanuel, ¡Gloria en los cielos al Rey de Israel! Paz en la tierra y amor (2). Noche de paz, noche de amor; ha nacido el redentor, ya los pastores le vienen a ver, sus corazones le van a ofrecer. A su Dios salvador (2).

4.- Texto bíblico: Lectura del Evangelio de Lucas 2,4-7ª “José también, que estaba en Galilea, en la ciudad de Nazaret, subió a Judea, a la ciudad de David, llamada Belén, porque era descendiente de David; allí se inscribió con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras estaban en Belén, llegó para María el momento del parto, y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre”. Palabra del Señor. R/. Gloria a ti, Señor, Jesús. 5.- Bendición del pesebre: Esta bendición fue elaborada por el Papa Pablo VI “Oh Dios, Padre Santo, que has amado tanto a los hombres que les has enviado a tu Hijo Unigénito, nacido de ti antes de todos los siglos. Dígnate bendecir este belén que será la alegría de esta familia cristiana. Que estas imágenes del misterio de la encarnación sostengan la fe de los padres y los adultos, reaviven la esperanza de los niños y aumenten en todos el amor. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo amadísimo, que nos ha salvado con su muerte y su resurrección y que incesantemente ruega por nosotros delante de ti”. R/. Amén. 6.- Oración en familia: Se reza un Padre nuestro, tres Ave Marías y un Gloria… 121


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7.- Canción: Vamos, pastores, vamos (E. Ciria) Vamos, pastores, vamos; vamos a Belén a ver en aquél niño, la gloria del Edén, a ver en aquél niño, la gloria del Edén. (2) Oh, que precioso niño, yo me muero por él, sus ojitos me encantan, su boquita también, el Padre lo acaricia, la Madre mira en él, y los dos extasiados contemplan aquél ser (2). Un establo es su cuna, su casa es un portal, y sobre duras pajas, por nuestro amor está, allí duerme el niñito, cabe un mulo y un buey, y bien cobijadito, con un blanco pañal (2). Es tan lindo chiquito, que nunca podrá ser, que su belleza copien el lápiz y ni el pincel, pues el Eterno Padre con inmenso poder, hizo que el Hijo fuera inmenso como Él (2). Yo pobre pastorcillo al Niño le diré, no la buena ventura, eso no puede ser, le diré me perdone, lo mucho que pequé, y en la mansión eterna un ladito me dé (2).

8.- Despedida: El Señor nos bendiga y nos proteja en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. R/. Amén.

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4.- ENTrONIZACIóN DEL NIÑO JEsÚs EN EL PEsEBrE

“Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy». La Iglesia comienza la liturgia del Noche Santa con estas palabras del Salmo segundo. Ella sabe que estas palabras pertenecían originariamente al rito de la coronación de los reyes de Israel. El rey, que de por sí es un ser humano como los demás hombres, se convierte en «hijo de Dios» mediante la llamada y la toma de posesión de su cargo: es una especie de adopción por parte de Dios, un acto de decisión, por el que confiere a ese hombre una nueva existencia, lo atrae en su propio ser…En Él aparece la nueva realeza que Dios establece en el mundo. Este niño ha nacido realmente de Dios. Es la Palabra eterna de Dios, que une la humanidad y la divinidad”86.

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Benedicto XVI, Homilía de la Misa de Noche Buena, 24 de diciembre del 2010.

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1.- Saludo: P/. Nuestro auxilio es el nombre del Señor. R/. Que hizo el cielo y la tierra.

2.- Oración: Papá: Les anuncio una gran noticia, hoy en Belén de Judá les ha nacido el Salvador, el Mesías, el Redentor. En este momento se pone la imagen del Niño en el pesebre.

Mamá: En esta noche santa queremos encontrarte Señor, en medio de tanto afán y de tanto trajín. Queremos que tú habites en nuestro hogar.

Papá: Hemos venido a contemplarte. Hemos venido a adorarte. Hemos venido a alegrarte con toda la familia. Hijo(a): Quiero expresarte mi gratitud por haber asumido nuestra condición humana y haberla redimido. Hijo(a): Quiero expresarte mi alegría por tener la familia reunida esta noche santa de la Navidad.

Papá: Quiero alabarte por el amor de mi esposa y por la vida de mis hijos; que tu bendición permanezca siempre con nosotros.

Mamá: Te doy gracias, Señor, por mi esposo querido que siempre está a mi lado y te pido que siempre le derrames tu bendición.

Todos: derrama tu bendición sobre nuestra familia. Queremos que las alegrías de La Navidad permanezca en nuestros corazones y se prolongue todos los días de nuestra vida. Todo esto te lo pedimos a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Papá: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. 124


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Mamá: Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén. 3.- Canto:

Esta noche Jesús ha nacido Esta noche, Jesús ha nacido (2) Suenan los cánticos de la noche buena (2) Alma de mi canción, suba al cielo del Perú, para bañar de luz la Santa Noche de Dios. Vibra pura, cholito tu quena (2) Entre las músicas de la noche buena (2) En la Sierra cantamos alegres (2) A Jesús Niño, que está en el pesebre (2)

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5.- OrACIóN PArA LA CENA DE NAVIDAD

Los siete motivos de la bendición de la comida de noche buena son los siguientes: ¿Porqué? 1. Porque Dios nos concede la alegría de estar reunidos en familia... 2. Porque Dios está junto a nosotros en esta nueva Navidad... 3. Porque Dios renueva nuestros corazones y nos brindas su paz... 4. Porque Dios nos fortalece para que nuestra unidad sea indestructible... 5. Porque Dios nos anima y hace crecer nuestro amor y nuestra comprensión... 6. Porque Dios nos permite tener cerca de nuestro corazón a los amigos y familiares ausentes... 7. Porque Dios alimenta nuestra fe y la vida de cada día…

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Papá: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Todos: Amén.

Mamá: Bendice, Señor, nuestra comida. Bendice la fraternidad y la armonía que hay entre nosotros. Papá: Danos alegría, paz, salud, pan… durante toda nuestra vida.

Hijo(a): Danos fuerza y ternura para ser hombres y mujeres justos donde haya buenos días y muchas noches-buenas, como ésta y la que celebraremos con nuestras familias el 24 de diciembre.

Hijo(a): Queremos decirte una vez más, Señor, que creemos en ti desde nuestro corazón de niños, creemos en ti desde nuestra fe de adultos.

Todos: Actúa en medio de nosotros, hombres y mujeres en la Historia, para hacerla tu Reino; para que vivamos reconciliados en la bondad, el amor, la sensibilidad, la justicia… Signos reales de que nuestro corazón será el pesebre donde Tú vas a nacer una vez más. Amén. Mamá: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Papá: Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén. 127


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Villancico: Sopa le dieron al niño. Sopa le dieron al niño, no se la quiso comer, y como estaba tan dulce, se la comió San José. Vamos al portal, con su resplandor, que salga la luna llena y el hermoso sol, el que nos alumbra con su resplandor. Alegría, alegría, alegría, alegría, alegría y placer, está noche nace el Niño en el portal de Belén (2).

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6.- OrACIóN ANTEs DEL ALMUErZO NAVIDEÑO Padre santo, cuyo hijo al hacerse hombre realizó las palabras de los profetas Y fue el niño que se nos ha dado, El amor que nos ha nacido: Bendice esta comida y haz que, Al participar de ella, Imitemos la donación de tu Hijo, Nos entreguemos al servicio de nuestros hermanos y trabajemos para satisfacer sus necesidades espirituales y corporales. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Rezar un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria…

O también, se puede reemplazar esta oración con el “Angelus”.

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7.- OrACIóN DEsPUÉs DEL ALMUErZO NAVIDEÑO

Te damos gracias, Seños, Palabra eterna del Padre, que al venir al mundo anunciaste la alegría a la tierra: Tú que nos has saciado con los manjares de esta comida, alegra también nuestros corazones con la gracia de tu nacimiento y has que todos los hombres, hermanos nuestros, gocen con nosotros de los bienes temporales y descubran también los eternos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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BIBLIOGrAFÍA -

Abad, José Antonio y Garrido, Manuel O.S.B., Iniciación a la liturgia de la Iglesia, Cuarta edición, 2007. Aldazábal Larrañaga, José, Vocabulario básico de la Liturgia, Biblioteca litúrgica, Barcelona, 2002. Bellavista, Joan, El año litúrgico, Ediciones Paulinas. Benedicto XVI, Deus caritas est, Carta Encíclica sobre el amor cristiano, 25 de diciembre del 2005. Benedicto XVI, Spe salvi, Carta Encíclica sobre la esperanza cristiana, 30 de noviembre del 2007. Benedicto XVI, Exhortación Apostólica post sinodal Verbum Domini, sobre la Palabra de Dios en la vida y la misión de la Iglesia, 30 de setiembre del 2010. Benedicto XVI, Angelus, 17 de diciembre del 2006. Benedicto XVI, Angelus, 23 de diciembre del 2007. Benedicto XVI, Angelus, 30 de noviembre del 2008. Benedicto XVI, Angelus, 21 de diciembre del 2008. Benedicto XVI, Angelus, 29 de noviembre del 2009. Benedicto XVI, Angelus, 13 de diciembre del 2009. Benedicto XVI, Angelus, 28 de noviembre del 2010. Benedicto XVI, Angelus, 12 de diciembre del 2010. Biblia Latinoamericana, Ediciones Paulinas y Verbo Divino, 2008. Catecismo de la Iglesia Católica, 11 de octubre de 1992. Documento de Aparecida, V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y de El Caribe, Epiconsa y Paulinas, 2007. Farnés Scherer, Pedro, Directorio del año litúrgico, Editorial Regina, Barcelona, 1984. 131


- H. Bruns, Canones Apostolorum et Conciliorum II, Berlín 1893. - Jean-Nesmy, Claude, Espiritualidad del año litúrgico, Biblioteca HERDER, 1965. - Juan Pablo II, Redemptoris Mater, Carta Encíclica sobre la Bienaventurada Virgen María en la vida de la Iglesia peregrina, 25 de marzo de 1987. - Juan Pablo II, Evangelium Vitae, Carta Encíclica sobre el valor y el carácter inviolable de la vida humana, 25 de marzo de 1995. - Juan Pablo II, Catequesis, 2 de octubre de 1996, L’Osservatore Romano, Edición semanal en lengua española del 4 de octubre de 1996. - Juan Pablo II, Iglesia en América, Exhortación Apostpolica Post Sinodal sobre el encuentro con Jesucristo vivo, camino para la conversión, la comunión y la solidaridad en América, 22 de enero de 1999. - Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Al Comienzo del nuevo milenio, Carta Apostólica al concluir el gran jubileo del año 2000, 6 de enero del 2001. - Juan Pablo II, Rosarium Virginis Mariae, Carta Apostólica sobre el santo rosario, 16 de octubre del 2002. - La oración de la mañana y de la tarde, Libreria Editrice Vaticana, 1975. - Manual de liturgia I, Introducción a la celebración litúrgica, Consejo Episcopal Latinoamericano y El Caribe (CELAM), CELAM, Colombia, 2000. - Nguyen van Thuan, François-Xavier, Testigos de esperanza, Editorial Ciudad Nueva, 2001. - Nuevo Misal del Vaticano II, Segunda edición, Editorial Desclée de Brouwer y Ediciones Mensajero. - Pío IX, Bula: Ineffabilis Deus, Carta Apostólica sobre la Inmaculada Concepción, 8 de diciembre de 1854. - Pablo VI, Marialis Cultus, Exhortación Apostólica para la recta ordenación y desarrollo del culto a la santísima Virgen María, 2 de febrero de 1947. - Pablo VI, Misterii Paschalis, Carta Apostólica dada forma de “Motu Proprio” por la que se aprobaron las normas universales sobre el año litúrgico y el nuevo calendario romano general, del día 14 de febrero de 1969. 132


- Ruiz de la Peña, Juan Luis, La otra dimensión –Escatología cristiana-, Ed. Eapsa, Madrid 1975. - Sacr. Rituum Congr., Decreta Authentica: “Quemadmodum Deus”: Volumen l. - San Agustín, Sermón 171, 1-3.5. - San Anselmo, Capítulo 1; Opera omnia, Edición Schmitt, Seckau [Australia] 1938. - San Bernardo, Sermón 5 en el Adviento del Señor, 1-3: Opera omnia, Edición Cisterciense, 4, 1966. - San Bernardo, segunda homilía sobre el “missus est”, “Oeuvres mystiqes”, Edición du Seuil, 1953. - San Cirilo de Jerusalén, Catequesis 15,1-3: PG 33,870-874. - San Gregorio Magno, Homilía sobre los Evangelios 34,8-9: PL 76, 1250-1251. - San Juan Crisóstomo, I Homilías sobre san Mateo, 2, Biblioteca de Autores Cristianos. - San Pedro Crisólogo, El misterio de la encarnación, De los sermones de san Pedro Crisólogo. - Teresa de Ávila, Libro de la vida, cap. 6, número 6 y 7. - Vaticano II, Lumen gentium, Constitución Dogmática sobre la Iglesia. - Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, Constitución sobre la sagrada Liturgia.

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ÍNDICE Presentación............................................................................................. 3 Introducción............................................................................................. 5 Primera parte: Conocer el Adviento.......................................................... 9 1.- Etimología e historia.......................................................................... 11 a.- El Imperio Romano....................................................................... 11 b.- El Concilio de Éfeso...................................................................... 13 c.- En la sistematización litúrgica....................................................... 14 d.- San Gregorio Magno...................................................................... 14 e.- en el Concilio Vaticano II............................................................... 15 2.- Significado......................................................................................... 17 a.- La venida escatológica del Señor................................................... 18 b.- La venida histórica del Señor........................................................ 19 c.- La venida intermedia del Señor..................................................... 20 3.- Fundamento bíblico........................................................................... 23 A.- Antiguo Testamento...................................................................... 23 B.- Nuevo Testamento......................................................................... 26 a.- La Genealogía.......................................................................... 26 b.- La Anunciación........................................................................ 27 c.- La Visitación............................................................................ 28 d.- Los Sinópticos......................................................................... 29 e.- Las Cartas paulinas................................................................. 31 f.- El Apocalipsis........................................................................... 32 4.- Personajes......................................................................................... 33 a.- Isaías............................................................................................ 33 b.- El Arcángel Gabriel....................................................................... 34 c.- La Virgen María............................................................................ 35 d.- Juan el Bautista........................................................................... 37 e.- San José....................................................................................... 38 5.- Actitudes........................................................................................... 40 a.- La preparación.............................................................................. 40 - Preparación interior.................................................................... 40 - Preparación exterior.................................................................... 41 b.- La esperanza................................................................................ 42 c.- La oración..................................................................................... 44 d.- La alegría...................................................................................... 45 e.- La vida.......................................................................................... 46 6.- Palabras claves del Adviento.............................................................. 48 a.- Emmanuel.................................................................................... 48 b.- Marana tha................................................................................... 49


c.- Escatología................................................................................... 50 d.- Angelus........................................................................................ 51 Oración del Angelus...................................................................... 52 7.- Símbolos del Adviento........................................................................ 53 a.- La Corona de Adviento.................................................................. 53 b.- El Árbol........................................................................................ 56 c.- El Pesebre o Belén........................................................................ 57 8.- Las fiestas marianas de Adviento....................................................... 59 a.- Inmaculada Concepción................................................................ 59 b.- Nuestra Señora de Guadalupe...................................................... 61 c.- Santa María de la O...................................................................... 63 9.- La Liturgia del Adviento..................................................................... 65 a.- Las lecturas dominicales............................................................... 66 b.- Las lecturas diárias...................................................................... 67 c.- Fiestas durante el Adviento........................................................... 68 Segunda parte: La Novena de Navidad................................................... 69 Primer día: Dios nos llama a vivir el Adviento como un tiempo de esperanza........ 71 Segundo día: El Adviento a través de la historia sigue siendo una buena noticia..... 74 Tercer día: Dios habla al corazón de su pueblo.................................................... 77 Cuarto día: Lo que para el hombre es imposible, para Dios es posible................... 80 Quinto día: La alegría de la Navidad es para todos................................................ 84 Sexto día: Discípulos misioneros de Jesucristo desde el corazón de María.......... 87 Séptimo día: Proclamar la Navidad con alegría del corazón..................................... 90 Octavo día: El Señor viene a quedarse con su pueblo........................................... 93 Noveno día: Vayamos alegres al corazón de Belén................................................. 96 Tercera parte: Bendiciones.................................................................... 99 1.- Bendición de la Corona de Adviento................................................. 101 Primer Domingo de Adviento............................................................ 102 Segundo Domingo de Adviento......................................................... 105 Tercer Domingo de Adviento............................................................. 108 Cuarto Domingo de Adviento............................................................ 111 2.- Bendición del árbol de Navidad........................................................ 114 3.- Bendición del pesebre o Belén......................................................... 119 4.- Entronización del niño Jesús en el pesebre...................................... 123 5.- Oración para la Cena de Navidad..................................................... 126 6.- Oración antes del almuerzo navideño............................................... 129 7.- Oración después del almuerzo navideño.......................................... 130 Bibliografía........................................................................................... 131 Índice


ADVIENTO -Camino hacia la Navidad“Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10) Ante las diversas circunstancias que atraviesa el mundo de hoy, la Iglesia está llamada a ser signo de alegría y esperanza con “la certeza que Cristo, el Dios de rostro humano, es nuestro verdadero y único salvador” (Documento de Aparecida, N° 22) Precisamente, el Adviento invita a preparar la llegada de aquél que vino y vendrá a salvarnos en la esperanza y compartir la alegría del corazón con todos nuestros hermanos discípulos misioneros del pesebre. El tiempo de Adviento, por tanto, es el camino emprendido por la Iglesia que nos lleva al encuentro con Jesucristo vivo en el pesebre. Ese encuentro tiene que ser colmado de alegría y esperanza que, a través de su nacimiento, trae vida abundante para la humanidad. El tiempo de Adviento no puede subsistir por sí solo sino en función de la Navidad, que es la coronación de las cuatro semanas de preparación.


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