El lago Chinchaycocha

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El LAGO

Chinchaycocha Colecci贸n - Literatura ecol贸gica

Jaime Quispe Palomino

1 Edici贸n Editora Imprenta R铆os S.A.C.

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El Lago Chinchaycocha

Edici贸n Editora Imprenta R铆os S.A.C.



El lago Chinchaycocha

Jaime Quispe Palomino


El Lago Chinchaycocha Jaime Quispe Palomino

Es una publicación de: © Jaime Quispe Palomino Dirección: Jr Bruno Terreros N° 1521 AA. HH. Justicia Paz y Vida - El Tambo - Huancayo

jaime-quispe@hotmail.con

Ilustración: Rosmery Quispe Anchiraico (Burbuja)

ISBN: 978-612-46013-7-8 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú: N° 2015-14637 Noviembre 2015, Primera edición

Tiraje: 1000 ejemplares

Editado e impreso en Editora Imprenta Ríos SAC Jr. Puno 144, Huancayo Editado e Impreso en Perú / Printed in Peru

Queda prohibida cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización del titular de la propiedad intelectual.


INTRODUCCIÓN

El Papa Francisco ha publicado una Encíclica sobre el cuidado de la casa común llamada “Laudato si” –Alabado seas– en la que convocó a la humanidad entera proteger el planeta tierra que es nuestra “hermana que clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella” (N° 2). Esta Encíclica, precisamente, es la voz representativa de la humanidad que en nuestros tiempos “vemos que la creación entera gime y sufre dolores de parto” (Rm 8,22) por las graves consecuencias que desencadena el cambio climático, a través de 7


fenómenos cada vez más conocidos entre nosotros y que desestabilizan gravemente la convivencia armónica del hombre con el medio ambiente. A raíz de esta crisis ecológica que estamos viviendo en el mundo entero se hace necesario rediseñar hábitos y comportamientos en la persona humana; por eso, propongo a los niños del mundo alimentar nuestra formación humana tomando conciencia ecológica y responsabilidad ambiental de la creación que Dios nos ha regalado. Para ello debemos estar convencidos, como el Papa Francisco nos dice, “de que todo cambio necesita motivaciones y un camino educativo” (N° 15). En efecto, este segundo fascículo coleccionable de Literatura Ecológica Infantil responde al llamado hecho por el Papa Francisco de impulsar la educación ambiental: “una buena educación escolar en la temprana edad coloca semillas que pueden producir efectos a lo largo de toda una vida” (N° 213). Invito a los niños a conocer en esta aventura fascinante el Lago más alto del mundo y el segundo más grande. Jaime Quispe Palomino.

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1.- DESCRIPCIÓN El Lago Chinchaycocha es conocido también como el “Lago de Junín”, “de los Reyes” o como el “Lago del gato andino”. Denominaciones que ha recibido a través de los siglos. Este lago se extiende territorialmente a lo largo de 53000 hectáreas, se encuentra ubicado a 4100 metros de altura sobre el nivel del mar, entre los departamentos de Junín y Cerro de Pasco, en la meseta de Bombón. Es el Lago más alto del mundo y el más rico en avifauna. Es el segundo Lago más grande del Perú en extensión, después del 9


Titicaca que está a 3812 m.s.n.m. entre las fronteras de Perú y Bolivia. El 7 de agosto de 1974, por Decreto Supremo Nº 075-74-AG, fue declarado Reserva Nacional; para la preservación de áreas más ricas en especies de fauna alto andina. El 20 de enero de 1997 fue declarada como Humedal de importancia nacional e internacional que conserva de manera integral el equilibrio ecológico, la diversidad biológica y belleza natural. En 1999 fue declarado en emergencia. Como resultado de esta declaratoria se conformó una comisión multisectorial descentralizada en base a Ley N° 27642; que, poco tiempo después, se convirtió en Comité de Gestión Ambiental Chinchaycocha por medio de Resolución Suprema N° 551-02PCM; ésta, a su vez, tuvo una última modificación por resolución suprema N° 09204-PCM. 10


En esta zona gélida alto andina agoniza un gigante llamado Lago Chinchaycocha y con él sus habitantes que según el anuario del lugar existen 150 aves registradas, 30 migratorias y 3 en grave peligro de extinción. Entre los tantos habitantes, se sostuvo una conversación entre la rana gigante del Lago llamada juana y el zambullidor amador, ambas en situación crítica de extinción.

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EL LAGO CHINCHAYCOCHA Esta narración describe la alarmante situación del Lago Chinchaycocha que está siendo contaminado por las empresas mineras, la constante desestabilización de su nivel que destruye el hábitat de aves y demás animales que viven en dicho lugar, la extinción de la rana gigante, el zambullidor y la gallinetita negra, especies endémicas y emblemáticas de la zona.

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2.- NARRACIÓN - Estoy preocupada –dijo la rana juana con voz asustada y a la vez alarmada. - ¿Por qué? –preguntó el zambullidor amador, sabiendo que también a él le afectaba. - Porque tenemos las horas de vida contadas y estamos condenadas a desaparecer –expresaba así la rana juana porque las aguas del Lago Chinchaycocha, los pantanos, bofedales y totorales estaban siendo contaminados por residuos tóxicos, provenientes de la actividad minera de su entorno. - Nosotros también corremos el mismo peligro –reafirmaba el zambullidor amador–. Porque además de la contaminación tóxica que se sedimenta en el Lago Chinchaycocha está la constante desestabilización del nivel de agua que ocasiona la 15




represa de la central hidroeléctrica vecina que arrasa con nuestros nidos y destruye la vida de nuestros frágiles huevos. En estas circunstancias, la rana gigante y el zambullidor fueron a pasear juntos por el borde del Lago Chinchaycocha y recorrer los diversos espacios que ésta tiene; pues era extensa. Durante la conversación expresaban su preocupación. - Hace tiempo que la alegría, la tranquilidad y la seguridad se han desvanecido de mi vida al saber que los zambullidores vamos a desaparecer –dijo el melancólico zambullidor amador. El zambullidor es una especie de ave endémica, es decir, única en su existencia, en todo el ámbito geográfico. Esta ave de nombre científico Podiceps taczanowskii solamente se puede encontrar en la Reserva Nacional del Lago Chinchaycocha. Poco tiempo hace que el zambullidor 18



fuera declarado patrimonio de la Región para su preservación; y, para evitar la inminente desaparición de esta especie, también fue declarado en estado de emergencia. El zambullidor, por ser una especie de inminente amenaza de desaparición, fue categorizado por el Estado peruano como especie en peligro crítico de extinción, bajo decreto supremo N° 034-04-AG. En el ámbito internacional, la unión mundial para la naturaleza le ha dado la categoría de especie críticamente amenazada. Ha sido incluido en el Apéndice I de la convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres como especie en peligro de extinción. El 20 de febrero del 2008 se publicó la ordenanza regional N° 077-08-GRJ/CR donde el zambullidor de Junín fue declarado ave regional; preocupados por la conser20



vación en el marco de estrategia regional de diversidad ecológica y creando un programa regional de protección y recuperación; vanos fueron los esfuerzos que no llegaron a prosperar. - ¡Cómo te puedes expresar de esa manera; pues tu presencia es motivo de alegría para los hombres! –replicó la rana, queriendo cambiar el ánimo del zambullidor amador y también la suya que estaba en la misma situación. Así como los zambullidores del Lago Chinchaycocha, también las ranas gigantes del Lago Chinchaycocha son especies endémicas y están en peligro de extinción. - Es que es inevitable vivir en medio de los pasivos ambientales tóxicos que día a día se instalan en nuestra casa y la van envenenando –dijo el zambullidor amador. - Ustedes tienen los ojos lindos de color escarlata que cautivan la mirada de las 22


demás aves, una capucha o antifaz elegantísima de color plateada que cubre su cabeza y porque no destacar la elegancia que tienen a la hora de trasladarse de un lugar a otro –dijo la rana juana, tratando de llenar de esperanza la vida del zambullidor. La fortaleza de la rana juana era admirable porque se resistía a morir del ahogo que ocasionaban las grandes bocanadas de desechos tóxicos que descargaban en el Lago Chinchaycocha. - Gracias por el elogio, pero, de elogios no se vive –expresó el zambullidor amador. - Lo que quiero es animar tu vida – decía la rana juana con la boca grande y la voz gruesa que tenía, sabiendo que también moriría. La croa de la rana juana hacía resonar su eco en el Lago Chinchaycocha y se sumergía en el agua teniendo que salir inmediatamente del ahogo porque no podía 23



resistir mucho tiempo debajo del agua que tenía sabor amargo a plomo, zinc y cobre. En seguida, se invirtió la conversación. - ¿Qué pasó? ¿Por qué sales agitada y desesperada del fondo del agua si tú eres una experta? –preguntó el zambullido amador. - Es que nuestra casa está contaminada –respondió la rana juana, poco disgustada. - ¿Tiene olor nauseabundo cierto? – preguntó el zambullidos amador. - ¡Sí! ¡Horrible! –dijo mascullando la rana juana. - Esa es mi preocupación que muchos hombres no entienden y creen que exagero –dijo el zambullidor amador, dando inicio a una conversación reflexiva. - En estos últimos tiempos se ha hecho difícil y casi imposible tener que sumergirme en el Lago Chinchaycocha, que nos acoge generosamente en su casa –dijo la entris25


tecida rana juana. - ¡Si, pues! –confirmó entristecido el zambullidor amador dando un suspiro suave y un silbido fino. Anteriormente los zambullidores se sumergían por debajo de las aguas y podían recorrer cientos de metros para conseguir su alimento; además, formaba parte de su esparcimiento instintivo y dejaba pasmados a los visitantes al ver la manera extravagante de sumergirse en el agua, las perfectas ondas concéntricas que formaba y llegar a fundirse con el Lago Chinchaycocha para después volver a salir sorpresivamente en otro lugar equidistante. Se llaman zambullidores porque se zambullen en el agua, porque tienen gran resistencia a permanecer debajo del agua, porque dejan marcados los surcos acuáticos que trazan en su recorrido y espectacularmente se aparecen a cientos de metros, 26


haciendo gala de su llegada; así disfrutaban, una y otra vez, al sumergir sus figuras esbeltas y sus cabezas elegantes sobre las aguas del generoso Lago Chinchaycocha. Actualmente, el zambullidor, la rana gigante y también la gallinetita negra encuentran dificultades para sumergirse en el agua, recorren distancias bastante limitadas; y se aferran a la vida ante la inminente contaminación del Lago Chinchaycocha y luchan dramáticamente por sobrevivir. - La contaminación está acabando con nuestra existencia –dijo entristecida la rana juana. - La contaminación sigue siendo un flagelo de rayo fulminante que pretende arrasar nuestras vidas en un solo instante –expresó solidariamente el zambullidor amador. - Tienes razón. Anteriormente miraba a ustedes, desde los totorales, que eran fe27


lices en el agua, realizaban sus piruetas, las constantes competencias de carrera en parejas, las agrupaciones en número de ocho o doce integrantes –recordó–. También nosotros gozábamos de los espectáculos que realizaban a cada momento –dijo la rana juana con voz entremezclada por la alegría y la tristeza de saber que se acortaba su existencia. - También ustedes hacen competencias en el agua –correspondió el zambullidor mirando tristemente a la rana que tenía los ojos desorbitados por la nostalgia y la preocupación transportada al mundo de los sueños por vivir un mundo mejor. - ¡Claro! Pero lo hacemos para refrescarnos, sin mucha elegancia y prosa como sí lo hacen ustedes –confirmó alborozada la rana juana, tratando, esta vez, de animar al afligido zambullidor amador. - La variedad y cantidad de peces en el 28



agua van desapareciendo y nuestro alimento se hace escaso –dijo el famélico zambullidor amador que se alimentaba solamente de peces como las challhuas y los bagres que por la contaminación del Lago Chinchaycocha también se unían a la cadena de especies en peligro de extinción. La rana, otra vez, se sumergía en el Lago Chinchaycocha, olvidando la contaminación; y desesperada sacaba la cabeza por el ahogo que le ocasionaban los residuos minerales tóxicos. Después de una dramática conversación hicieron un paréntesis para conocer más el Lago Chinchaycocha, casa que les acogía generosamente. Habían conversado bastante, habian recorrido bastante y se habían consolado bastante. - ¿Podrías explicarme el significado de Chinchaycocha? –preguntó la rana jua30


na que medía unos treinta centímetros que cuando estiraba las patas parecía ser más largo que el zambullidor. - Es un nombre ancestral que compone de dos palabras quechua: “chinchay” que refiere la parte norte de los cuatro puntos cardinales del Tahuantinsuyo y “cocha” que significa Lago –respondió el zambullidor amador; y continuó diciendo– llamado así, desde tiempos antiguos en comparación al Lago Titicaca que se encuentra al sur de nuestro país. - Y, ¿por qué le llamaban Lago de Los Reyes? –siguió preguntando la rana juana. - Se llamaba así porque en la época colonial la Provincia de Junín, lugar donde está ubicado el Lago, al igual que la capital Lima, recibían la misma denominación de ciudad de Los Reyes. Posteriormente, mantuvo esta denominación por ser una bóveda inmensa que guarda todavía la vida en 31


riquezas animales, piscícola, aves de maravillosos colores y atractivos paisajísticos – explicó el zambullidor amador. - Espero que con nosotros no desaparezcan las tradiciones y denominaciones ancestrales del Lago Chinchaycocha –dijo la rana juana, absorbida por la agonía que estaba viviendo, pero, también por la esperanza que había en su corazón. - Espero que los hombres tomen conciencia por el cuidado del medio ambiente porque están destruyendo el mundo –dijo el zambullidor, soñando despierto. - El generoso Lago Chinchaycocha tiene mucho que dar a la vida pero los hombres no saben apreciar –dijo la rana juana por la inminente desaparición de las especies que habitan en este lugar, especialmente las endémicas y emblemáticas. - El hombre es un ser que piensa y siente por el daño que ocasiona al medio 32


ambiente; por eso, el hombre que es parte del problema también tiene que ser parte de la solución –reflexionó el zambullidor amador. - ¡Lo mismo digo yo! –correspondió la rana juana, lanzándose por reiterada vez al Lago enturbiado por la contaminación minera que al probar el sabor amargo de los minerales, recordaba que no podía sumergirse dentro de ella. La rana juana vivía entristecida porque se sentía exiliada en su propia casa y no tenía libertad de expresar su propia naturaleza. - Quisiera volar para ir en busca de otros lagos donde habitar en paz y tranquilidad –soñaba el zambullidor amador con los ojos abiertos por querer ver y alcanzar la esperanza de un mundo mejor. Solamente era un sueño porque los zambullidores no pueden volar. De pronto, aparecieron sus amigos como la gallinetita 33


negra, la pata rana, el pato jerga, el lique lique, la becasina, el cara cara cordillerano, las parihuanas o flamencos, las gallinetitas, las gallaretas, los ojojos o pollas de agua gigante, los yanavicos o ibis andinos, el ganso andino o huallata o huachua, el pato sutro, el pato puna, la garza bueyera, la gaviota, el huaco, el zambullidor blanquillo y muchas otras especies de aves acuáticas más. Todas estas aves acuáticas se reunieron para consolar al zambullidor en su tristeza ya que el más afectado era éste junto con la rana gigante y la gallinetita negra. En sus conversaciones se llenaban de fuerza, se alentaban, se consolaban y hacían sus promesas de no dejarse seducir por la muerte y depositaban su confianza en aquellos hombres llamados los profetas de la conservación de la naturaleza que deberían ser los mismos habitantes de la zona y todo ser humano responsable del cuidado de la casa 34


común que es el planeta. Las lágrimas del zambullidor sentían caer de sus ojos de color escarlata, el antifaz que formaba sus plumas de color plateado sentían humedecerse por la tristeza y su pechos de color blanco se imponía con el noble anhelo de querer vivir en paz; sus alas querían volar sin ser capaces de hacerlo y estiraba el cuello tratando de demostrar fuerza y valentía; de la misma manera, la gallinetita negra se asomaba en silencio a lado del zambullidor amador para hacer notar con su presencia la preocupación de su propia extinción; mientras que las aguas manchadas, que golpeaban su cuerpo ligeramente, le hacían menear en el miedo y la tristeza; por arriba, el cielo gris-oscuro reflejaba la tristeza de todas éstas aves reunidas en el dolor de la extinción, como si el pregonero de la muerte se hubiera adelantado en el funeral; por su parte, el noble 35


y generoso Lago Chinchaycocha exhalaba profundamente su aliento de esperanza a través del viento fuerte y helado que resistía al flagelo del mal, la destrucción y la muerte. Todas las aves acuáticas, con sus danzas aéreas, rodeaban al nostálgico zambullidor para reanimar sus esperanzas. Trataban de animarse unos a otros a fin de que ninguno se sienta sólo, enfrentaban la tristeza con el cantico de la esperanza y el suspirar de la vida una algarabía. - Qué instantes de felicidad –expresaba tiernamente la rana juana, tratando de disfrutar el momento; aunque sabía que tenían que afrontar un duro porvenir. Querían formar parte del eslabón de una cadena fuerte donde la contaminación y la muerte no puedan separarlos. Se encontraban en un pantanal cubierto de totora, ichu, champa y otras plantas silvestres más, por supuesto alejados de 36



todo peligro. Desde el otro lado del pantano se podía observar a las aves que juntas llegaban a formar la figura de la unidad y hacían resonar la voz de esperanza. La contaminación del Lago quiso apagar la alegría de sus habitantes pero no lo lograron. El Chinchaycocha volvía a sonreír, aunque sea por algunos momentos, de ver a las aves unidas en el sueño de un futuro lleno de esperanza. - Quiero cambiar mi tristeza en alegría –dijo el zambullidor amador, ligeramente reanimado por la presencia de todas las aves acuáticas–. Quisiera que nuestra alegría se transforme en gozo y esperanza para la humanidad –lo decía con voz discursiva que le devolvía, poco a poco, su alegría. - Quisiera que me dejen hablar –interrumpió torpemente la rana juana al concentrado zambullidor y, también, a las aves 38


que estaban escuchando atentamente su discurso. La rana no podía controlar el freno de sus patas que, haciendo camino en medio de las aves, lanzaba al viento sus delicadas plumas. No podía controlar el timbre de su voz que, a pesar del esfuerzo que hacía para refinar su voz, tapaba los finos y sutiles silbidos de las aves. - Tranquila rana, puedes hablar –dijo el zambullidor para calmar la emoción que entorpecía a la rana. - Quisiera que mañana fuera diferente en el Lago Chinchaycocha para sumergir mis patas hasta sus profundidades –dijo la excéntrica rana juana–; y ustedes bucear en el agua limpia que anima el dulce despertar del claro día –acotaba la rana juana. - Quisiera que el mal uso de este hermoso Lago deje de ser un abuso y se haga buen uso por la defensa de la vida de quié39




nes habitamos en este lugar; para que siga siendo reserva natural y atractivo turístico a los visitantes –continuó diciendo el zambullidor que lanzaba sus palabras al viento como la semilla con la esperanza de llegar a transformarse en fermento de nueva vida. - Es cierto, es cierto, es cierto –repetía insistentemente la rana moviendo su cuerpo de arriba a abajo, mascullando su gran boca y haciendo girar sus ojos sobresaltados. Recordemos que las especies de ranas gigantes, que utilizaron los hombres como medicina para las afecciones pulmonares, reconstituyentes y otros, solamente existen en el Lago Chinchaycocha con el nombre científico de “Batrachophrynus machrostomus”. Similar especie existe también en el Lago Titicaca con el nombre científico de “Telmatobius culeus”. De allí la gran preocupación del irracional consumo humano y 42


la consiguiente desaparición de esta especie. - Quisiera que las personas, las empresas mineras y centrales hidroeléctricas –decía el zambullidor como un llamado a la conversión ecológica– tomen conciencia del cuidado de nuestro Lago y se preocupen más por la preservación, conservación, restauración y mejora de tantos espacios naturales que están siendo deteriorados. - Queremos vivir, es nuestro derecho –dijo la rana juana con seriedad y autoridad–; por lo tanto, les pedimos que respeten nuestro hábitat y a nosotros mismos –sentenció. - Queremos que el generoso Lago Chinchaycocha sea siempre un Lago productivo por poseer abundantes aves acuáticas, cuyes silvestres, gatos andinos, ranas, peces y todo lo que produce y alberga nuestro soberano –expresó su anhelo el zambullidor amador. 43



- Que la represa de agua para generar luz eléctrica en beneficio de la población no se justifique con la destrucción de nidos; tampoco inunde los totorales que generan peligro e inseguridad para sus habitantes –expresaba, en forma intercalada, la rana juana. - Que las aguas con residuos minerales que hacen desembocar las empresas mineras que, a su vez, dan ingresos exorbitantes de canon y regalías a nuestra economía no se justifique con el exterminio de vidas animales y vegetales –continuaba diciendo el zambullidor amador. Mientas tanto, las demás aves silbaban, se movías de un lado a otro, extendían sus alas y lanzaban sus suaves plumas en el aire. - Que los hombres, especialmente los lugareños, comerciantes y visitantes eviten el consumo exagerado de los frutos que ofre45


ce el generoso Lago Chinchaycocha –decía la rana juana defendiendo sus intereses y el de los demás animales; y continuo diciendo sabiamente– cuanto más se protege el hábitat, mayor posibilidad de perpetuar la vida abundante y, por lo tanto, mayor beneficio obtendrá el hombre. - Nuestra muerte y desaparición está convirtiéndose en voces que claman vida desde las profundidades de las aguas; los hombres reciben el eco y la transmiten como un mensaje de esperanza –decía muy inspirado el zambullidor. - Los hombres han polemizado nuestra existencia queriendo resucitar la muerte por medio de tinta pero han vuelto a morir en el papel –reflexionaba la rana juana. - Es hora de despertar la conciencia ecológica en el hombre, en las familias, en los jóvenes y niños –manifestaba su sentir el zambullidor amador–. Solamente así es46


tará segura la vida de todo cuanto existe en el mundo. El día se oscurecía mientras que los zorros andinos, los zorrillos y los gatos andinos salían de sus cuevas rocosas en busca de su presa; las vizcachas comenzaban a correr a sus escondites después de haber tenido el día soleado a su favor; los cuyes silvestres se perdían en medio de los totorales y otros huían a los cerros; así, los animales diurnos regresaban a descansar en los lugares designados por el soberano Lago Chinchaycocha y los nocturnos se preparaban para la jornada. El zambullidor amador, la gallinetita negra, las aves reunidas y la rana juana se abrazaron porque entendieron que la amistad y la unidad hacen la fuerza. También ellos se retiraron, cada uno, a su respectivo lugar porque la noche se hacía peligrosa y fría. 47



Desde aquél día el zambullidor amador, la rana juana, la gallinetita negra y demás habitantes del generoso Chinchaycocha fueron los emblemas para la recuperación, preservación y repoblación de las especies en riesgo de extinción. Si todos nos sentimos parte del problema, entonces, sintámonos parte de la solución. Que nada sea un poema, que nada quede en el tintero y nadie sea indiferente. Si el zambullidor amador, la rana juana y la gallinetita negra sueñan con un mundo mejor para nosotros, también nosotros soñemos con tener zambullidores, gallinetitas y ranas que puedan ser nuestro orgullo, encanto y alegría de vivir en un mundo mejor.

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Este libro se terminĂł de imprimir en el mes de noviembre de 2015 en los talleres de Editora Imprenta RĂ­os S.A.C. Huancayo 2015. PerĂş


La educación ambiental ha ido ampliando sus objetivos. Si al comienzo estaba muy centrada en la información científica y en la concientización y prevención de riesgos ambientales, ahora tiende a incluir una crítica de los «mitos» de la modernidad basados en la razón instrumental (individualismo, progreso indefinido, competencia, consumismo, mercado sin reglas) y también a recuperar los distintos niveles del equilibrio ecológico: el interno con uno mismo, el solidario con los demás, el natural con todos los seres vivos, el espiritual con Dios. La educación ambiental debería disponernos a dar ese salto hacia el Misterio, desde donde una ética ecológica adquiere su sentido más hondo. Por otra parte, hay educadores capaces de replantear los itinerarios pedagógicos de una ética ecológica, de manera que ayuden efectivamente a crecer en la solidaridad, la responsabilidad y el cuidado basado en la compasión (Papa Francisco, Alabado Sea, N° 210).


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