NĂşmero XIX - Enero 2016
INDICE DE CONTENIDOS
La Opinión
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ARTÍCULO
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Luis Pedrajas
El mantenimiento de las orquídeas miniatura. Pequeñas joyas Daniel Rojas Sánchez
ARTÍCULO
El apasionante mundo de las libélulas y los caballitos de agua
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Pablo C. Rodríguez
REPORTAJE
Thylacinus cynocephalus, historia natural, filogenia, teorías de su extinción, posible existencia y futura resurrección
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Roberto Gonella
ARTÍCULO
El Regajal y su riqueza lepidopterológica
67
José Antonio Gómez
ARTÍCULO
Nephila inaurata madagascariensis, cuaderno de cuidados y mantenimiento en cautividad
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Oscar López Hernández
Imagen de portada: Thylacinus cynocephalus, cortesía de Mafalda Paiva Fundación y Dirección: Roberto Gonella Maquetación: Pedro Durán Contreras
www.jangala-magazine.com
La revista no se responsabiliza de las opiniones vertidas por los autores ni de posible plagio por parte de éstos, así como del uso indebido de las fotografias incluidas en la revista.
La Opinión
Por Luis Pedrajas Pulido Biólogo. Especialista en Herpetologia Director conservador del Centro de Rescate de Anfibios y Reptiles de Alcalá la Real. Jaén Esta carta de opinión va dirigida a todos nosotros, a todos los que nos han llamado lo-
cos, locos desde nuestra mas tierna infancia, enfermos que perdemos toda noción del tiempo observando cualquier criatura animal o vegetal que descubrimos a nuestro alrededor. Cuando desde el equipo de dirección de esta revista me proponen redactar esta carta de opinión, además de ser un gran orgullo, me pesa una importante responsabilidad, ya que la revista Jangala es una de las pocas y valientes publicaciones dedicadas tanto al estudio, como la conservación, como el mantenimiento y cría en cautividad de especies sin necesidad de autojustificación ni caer en tópicos pseudoconservacionistas actuales. Lo primero que se me viene a la cabeza a la hora de escribir es la propia pregunta ¿sobre que escribir? ¿Quien lo va a leer? ¿de que me gustaría que hablaran si lo leyera yo?. Se que todos los que devoramos estas revistas somos “apasionados” de todo lo que tenga que ver con la fauna y/o flora y por eso quiero dedicarlo a nosotros mismos, a valorar el esfuerzo, la dedicación y el entusiasmo que realizáis desde entornos particulares para avanzar en el conocimiento. Esta pasión por los seres vivos nos une, conectando a personas muy distintas, gente que de otra forma parecería no tener nada en común, personas de edades dispares, lugares lejanos, niveles de formación distintos, y que, aunque somos tan diferentes, en cuanto nos juntamos en algún evento, charlas, conferencias, reuniones, acabamos pasando horas hablando de “bichos”, sus comportamientos, donde vimos tal especie o tal otra, perdiendo toda noción de tiempo, donde estamos e incluso con quién estamos. Todos hemos vivido esa sensación de estar inmerso en conversaciones interesantísimas durante horas, conversaciones que cuando son escuchadas por personas ajenas a esta pasión, estas personas acaban diciéndonos que estamos locos o enfermos por los animales. Y si, es posible que estemos enfermos, enfermos desde que nacimos, enfermos de conocer todas las especies, enfermos de verlos, observarlos, de leer y leer su comportamiento, de buscarlos por el campo, en definitiva, enfermos de naturaleza y vida. En nuestro círculo de amistades y familiares, a cada uno de nosotros, nos tratan como al fricky de los animales, si ven algo nos preguntan que tipo de animal es este u otro y nosotros hacemos lo que sea para identificarlo, llegamos a estar horas hasta que damos con la clave. A todos nos cuentan historias de que alguien vio un animal en no se donde y cosas así, pero nos encanta. También habréis oído la pregunta ¿cual es tu animal o planta favorito? Y entonces, muchos, no sabemos que decir porque nos gusta todo, todo ser vivo que tengamos delante, nos emocionamos tanto con un halcón peregrino como con una araña saltadora, nos en4
tusiasma el mejor artículo recopilatorio en castellano que se incluye de este número de la revista sobre el tilacino o lobo/tigre marsupial, pero igualmente nos leemos el genial artículo de condiciones y parámetros para el mantenimiento de mantis del numero anterior de la revista. Nuestra mente es una esponja con cualquier tema relacionado. Esta es la pasión que he querido valorar en esta carta de opinión, esta pasión de cada uno de vosotros, pasión que no se puede forzar y es impagable, nadie puede dedicar tanto tiempo, esfuerzo y concentración a no ser que sea un verdadero enfermo por la naturaleza, la conservación y la investigación. Esta pasión es la que hace que se obtengan resultados en los lugares mas imprevistos, particulares que consiguen logros que no han conseguido ningún centro de investigación, personas particulares que invierten todo su tiempo libre (y bastantes recursos) en desarrollar todo un nuevo sistema de incubación específico para una especie o en cerrar un ciclo para propiciar la reproducción de otra especie, gente cuyos conocimientos valen mucho mas que dinero y que revista Jangala agrupa y apoya en cada uno de sus artículos. Es un orgullo leer los resultados de cada uno de vosotros porque soy capaz de imaginar la dedicación que hay detras de artículos tan trabajados, no puedo decir nada mas que ojalá sigamos igual de locos y enfermos por la vida, porque que sería de nosotros sin esta enfermedad. Disfrutad de la lectura.
El mantenimiento de las orquídeas miniatura. Pequeñas joyas Daniel Rojas Sánchez
Introducción
N
o es fácil dar algunos conocimientos sobre este tipo tan extenso de orquídeas. Se conocen cientos de especies y cada año algunas docenas de especies nuevas son encontradas en países dónde las orquídeas han sido buscadas desde hace cientos de años.
Foto 1
Estas pequeñas joyas se distribuyen mayoritariamente por los trópicos de nuestro planeta, desde el gran Amazonas hasta las selvas de Indonesia. Estas plantas pueden ser encontradas desde el nivel del mar hasta altitudes de 4000 metros, en las montañas de los Andes. La mayor densidad de orquídeas enanas pueden encontrarse en Ecuador, dónde hay cientos de géneros descubiertos.
Mantenimiento Luz Foto 2
Muchas especies crecen en bosques nublados, las cuales son un importante indicador de dónde prosperan, creciendo y desarrollándose normalmenteen zonas sombrías. Algunas especies tienen hojas de color purpura por el envés, como las begonias, y es debido a que crecen excepcionalmente en zonas con sombras. (foto 1, envés de Pleurothallis grobyii var. Enana) Estas plantas deben ser puestas en la zona baja de nuestro invernadero, debajo de otras plantas o en una zona sombría. Si alguna de ellas tiene hojas suculentas debería ser cultivadas
Foto 3
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ligeramente con algo más de luz (foto 2, raíces aéreas Bulbophyllum modestum). Hay especies que deben crecer en zonas iluminadas, pero solo puedes saber esto si conoces el entorno exacto de dónde se encuentra la especie en estado silvestre. Muchas especies son plantas que crecen en las montañas.
mismas.
Truco Para saber si nuestras orquídeas reciben demasiada luz sólo tendremos que fijarnos en la coloración de sus hojas, si éstas tornan a un color rojizo por la superficie es que está recibiendo demasiada luz y pueden quemarse, si su color es más oscuro que el de origen es que les falta luz.
Ventilación No menos importante que la correcta temperatura o la luz es la renovación del aire fresco. Ya sea en la montaña o en el interior de la selva habrá siempre una ligera brisa que renovará el aire, proporcionando a las raíces y hojas aire nuevo, evitando la aparición de podredumbre y hongos o bacterias que podrían atacar a las plantas. Debemos recrear este clima tanto cómo nos sea posible en nuestro invernadero.
Podemos encontrar desde casi los 30 grados a nivel del mar hasta por debajo de los 10 grados en altitudes extremas cómo en los Andes peruanos. Por ello debemos conocer bien que especies adquirimos y mantenemos. Generalizando diría que una buena temperatura media para mantener a las orquídeas serían los 20 grados. La temperatura es el gran problema para mantener a las orquídeas, ya que en Europa, y especialmente en el centro de los países suelen alcanzarse altas temperaturas en verano que superan los
Truco
Esto significa que cuándo crecen en una ladera soleada deben obtener mucha luz y calor durante el día, pero de noche deben experimentar una caída significativa de las temperaturas, así que deben enfriarse tanto como sea posible. Las especies que se encuentren en laderas sombrías deberían ser mantenidas frescas y siempre sombreadas.
Para poder proporcionar un aire renovado a nuestras orquídeas podemos simplemente abrir las ventanas donde las mantengamos, ya sea en casa o en el invernadero durante un rato, o si quieres simplificar el trabajo y ser más constante, podemos disponer un pequeño ventilador sin orientarlo directamente y conectado a un temporizador para que cada cierto tiempo se encienda y proporcione aire nuevo. Recuerda que cuándo introduces o sacas aire también estás disminuyendo humedad por evaporación, así que es conveniente que humedezcas las orquídeas para que no se resequen en exceso.
Temperatura Como he comentado anteriormente, estas pequeñas joyas se encuentran en altitudes muy variables, y por ello la temperatura en las que crecen no son las 8
30 grados con facilidad, pero no hay de qué preocuparse, pues las plantas sobrevivirán a las olas de calor tanto como la humedad se mantenga alta, debiendo evitar el sol directo y mantenerlas frescas y renovando el aire durante
la noche.
Agua
Foto 4
Respecto al agua, debemos recordar que estas orquídeas son en su totalidad epífitas, y esto quiere decir de que no necesitan sustrato para crecer, y que normalmente se desarrollan en troncos, lianas, paredes de roca y otros elementos que se encuentran en sus orígenes (foto 3, enraizado Bulbophyllum macroblepharis). Así el agua que obtienen viene directamente de la lluvia que precipita y de la humedad constante que se genera, mojando la zona en dónde están arraigadas. Sabiendo esto se recomienda encarecidamente que el agua que proporcionemos sea agua débil en minerales, que no contenga nada de cal, pudiendo ser agua embotellada, agua obtenida por osmosis inversa o agua de lluvia.
Foto 5
Personalmente mantengo mis orquídeas con agua de lluvia, la cual recolecto con canaletas en los tejados que terminan directamente en depósitos, así me aseguro de tener agua de primera calidad disponible durante todo el año. Si te gusta ésta opción de recoger agua de lluvia debes saber que es necesario asegurarte antes de que el agua que recojas no tenga polución del medio ambiente cercano a grandes ciudades o a fábricas, y que una vez almacenada deberás filtrar al menos por una rejilla de 50 micrones, así evitamos sustancias indeseadas.
Humedad La humedad es vital para la Foto 6
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supervivencia de nuestras orquídeas, de no ser así se secarían en cuestión de horas, muriendo finalmente. (foto 4, raíz sana Pleurothallis grobyii var. Enana) La altitud juega un papel muy importante en el caso de la humedad, pues a mayor altitud mayor es el porcentaje de humedad al estar las nubes y la lluvia más presente. Por norma general la humedad relativa mínima en que pueden mantenerse sería no menor del 70%, pero si mantenemos distintas especies, con diferentes orígenes, lo mejor es mantener un porcentaje de 80% al 85%. A modo orientativo convendría disponer en la zona un higrómetro para que pudiéramos hacer una medición aproximada de la humedad relativa.
Truco
Para saber si les falta humedad tan sólo tendremos que mirar las raíces o las hojas; ambas tendrán un aspecto arrugado y q con un simple tacto. Si tienen exceso de nos fijaremos en que las hojas se tornan de color oscuro y se caen solas. Las raíc mentarán los mismos síntomas.
Alimentación En cuanto a la alimentación, las orquídeas en general no suelen ser exigentes, ya que al ser epífitas, el poco alimento que obtienen es a través de la lluvia y la humedad del medio ambiente. Si queremos aportarles nutrientes, estos deberán ser algunos específicos para orquídeas, que encontraremos en los centros especializados de jardinería. También podemos utilizar abo-
no para plantas de interior, pero reducir la dosis del fabricante a un 70%. Menos es más. Yo particularmente no utilizo abono ni suplemento alguno en mis orquídeas, pues el agua de lluvia que recojo ya incluye nutrientes que se van acumulando en la precipitación y en las canaletas dónde la recolecto (polvillo, hojas descompuestas…etc). No estaría demás aportar algún complejo a base de potasio en el momento de la floración, siempre con cuidado de no excederse en las dosis, para no quemar la planta.
Emplazamiento Recordemos de nuevo que nuestras orquídeas enanas son epífitas, no necesitan sustrato.
Lo más importante para poder darle soporte y que enraícen, es saber qué tipo de elementos debemos darles, y para ello sólo tenemos que fijarnos quebradizo en el medio en el que viven. e humedad Podemos utilizar macetas y amarillas o rellenarlas con cortezas de ces experipino, musgo de esfagno, piedras porosas, bolas de arcilla, hojarasca…incluso hasta trozos de esponja. (foto 5, corteza de pino) (foto 6, musgo de esfagno).
sentamos la planta, tapamos las raíces con un poco de musgo de esfagno y atamos todo con hilo de coser o de pesca. Hay que ser cuidadoso con las raíces, pues suelen ser finas y frágiles. Cuándo tengamos la planta lista debemos fijarnos que drene muy bien el agua, que no se quede encharcada, pues de ser así las raíces se asfixiarán y finalmente se pudrirá la planta.
Conclusión Sean cuales sean las especies de nuestras orquídeas enanas y el modo en que les demos soporte cabría decir según mi experiencia, que muchas veces pecamos de exceso con estas plantas, regándolas en demasía o alimentándolas más de lo que necesitan, y es que resultan ser más duras de lo que creemos, siendo mejor esperar a que resequen un poco antes de que se humedezcan, o no pasar tanto tiempo vigilándolas, deja que la naturaleza siga su curso y cuándo menos te lo esperes te recompensará con esas pequeñas joyas que son sus flores. Menos es más.
En mi caso cuándo utilizo macetas hago una mezcla de 2/1/1 en corteza de pino, musgo de esfagno y otro elemento como hojarasca, palitos, perlita… Si de lo contrario quieres mantenerlas cómo en la naturaleza, podemos utilizar trozos de corcho, madera o xaxim, pre-
Flor de Pleurothallis costaricensis
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EL APASIONANTE MUNDO DE LAS LIBÉL CABALLITOS DE AGUA (ODONAT
Autor de texto y fotografías: Pab
Introducción
D
entro del apasionante mundo de los insectos, hay un grupo que destaca sobre el resto por su belleza, espectacularidad, forma y ciclo vital. Son los Odonatos. Los dividimos en dos grandes grupos: los Zigópteros o Caballitos de Agua (pequeños, gráciles y de alas iguales) y los Anisópteros o Libélulas Verdaderas (grandes, de poderoso vuelo y alas desiguales). Por belleza ya que, a excepción de las mariposas y ciertos coleópteros, tanto
sus vistosos colores como sus increíbles alas no tienen parangón entre los insectos; su espectacularidad en el vuelo y la perfección en su manera de alimentarse; su forma perfecta para el desarrollo acuático y aéreo además de una forma de procreación única y su doble “vida”: acuática en una primera y larga fase y aérea en una segunda para prolongar la especie. Su anatomía casi perfecta, su gracilidad en los desplazamientos, su versatilidad climática, su cópula, su mito entre nuestros ancestros... todo hace de los 13
Odonatos un grupo de insectos único. Vayamos a verlo...
Anatomía Como todos los insectos, el cuerpo de los Odonatos podemos dividirlo en cabeza, tórax y abdomen.
• Cabeza Destacan dos inmensos ojos, los más perfectos de todos los insectos; puede albergar hasta
Orthetrum brunneum, ejemplar macho
Parte central del cuerpo de la libélula que alberga los dos pares de alas y los seis pares de patas. Las manchas que posee ayudan a la identificación de ciertas especies: banda antehumeral y suturas humeral, interpleural y metapleural.
• Abdomen Contiene los principales órganos del insecto y en particular sus órganos sexuales: dos en el macho y uno en las hembras. Posee diez segmentos con especial importancia el 2º para identificación de los Coenagrion y el 10º, donde se sitúan los cercoides.
Alas
LULAS Y LOS TOS)
blo C. Rodríguez. www.libellulasman.com 30.000 omatidios cada uno. Su visión es muy cercana a lo que nuestros ojos son capaces de apreciar.
Las alas están atravesadas por venas que les confieren una espectacular y hermosa forma de vidriera. Una “almohadilla” en el ápice de las alas llamada pterostigma es característica de los Odonatos (excepto en Calopteryx que está ausente o es vestigial) que ayuda a la estabilización durante el vuelo. Las cuatro alas de los Odonatos se
mueven independientemente; eso les confiere una forma de vuelo única: pueden desplazarse hacia delante y hacia atrás, hacia la derecha y la izquierda, para arriba y para abajo, en diagonal, en picado, cernirse... y alcanzar una velocidad de hasta 30 km/h.
Cópula Tal vez sea lo más espectacular de este grupo de insectos. Los machos poseen dos órganos sexuales: el primario, donde se encuentran los espermatozoos y el secundario, que es donde se produce la cópula. El macho genera su esperma en el órgano sexual primario situado en los segmentos abdominales 8 y 9 y repliega su abdomen para depositar ese esperma en su genitalia secundaria ubicada en el segmento 2. Con los cercoides, el macho “capturará” a la hembra por su cuello (entre la cabeza y el pronoto), en una posición que denominamos “tándem” y esta se replegará para acoplar su vagina al “pene” (genitalia secundaria) del macho. Cuando se produce la primera cópula, el macho efectúa una técnica de “limpieza” con una especie de espátula que elimina los posibles restos de esperma de otros machos que
Dos antenas muy pequeñas que no poseen una función práctica y casi atrofiadas. Tres ocelos con función de sensibilidad ante la luz. Unas poderosas mandíbulas multicompuestas: clípeo (ante y postclípeo), labro y mandíbula.
• Tórax
Aeshna affinis
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, ejemplar mac
ho
Calopteryx virgo, ejemplar macho
hubieran podido copular con esa hembra anteriormente. La postura que los Zigópteros adoptan en la cópula es la forma de corazón que los humanos usamos para representar el amor. Hay cópulas que duran escasos segundos y otras varias horas. Hay una excepción de una especie que no necesita machos para generar huevos fértiles (partenogénesis): la especie Ischnura hastata y solo en Azores: únicamente existen hembras.
Puesta Una vez realizada la cópula, la hembra depositará los hue-
vos fecundados cerca del agua (Sympetrum flaveolum), dentro del fondo (Cordulegaster boltonii), en la superficie del agua (Sympetrum), dentro del agua (Erytrhomma lindenii), sobre las plantas o dentro de ellas (Lestes). Asimismo y dependiendo de especies, el macho puede estar presente (en la posición de tándem o vigilante para impedir aproximarse a su hembra otros machos) o ausente. Pueden ponerlos de uno en uno (Sympetrum) o muchos a la vez.
Ninfa Es la fase acuática de los Odonatos. Más duradera que la 16
fase de imago, puede extenderse dede unos pocos meses a varios años (siete como máximo). Poseen una boca extensible (llegando a medir en algunas especies la longitud de su cuerpo) denominada “máscara” y que se dispara en décimas de segundos para capturar las presas. Se producen varios crecimientos con muda de la cápsula exterior (exoesqueleto) y el último se lleva a cabo en seco; de la ninfa, sale el imago que necesita tiempo, sol, viento y alimentarse para adquirir la plena madurez. Este periodo puede llevarse a cabo en unas pocas horas o en varios días. La cápsula ninfática que se deja como último crecimiento se denomina “exuvia” y sirve para
Platycnemis latipes, ejemplar macho
identificación de especies y conteo de ejemplares.
Hábitat Son insectos asociados al agua puesto que la mayor parte de su vida se desarrolla en ella. Por tanto, las búsquedas pueden restringirse prácticamente a cursos de agua o aguas estancadas. Dependiendo de unas u otras podremos hallar ciertas especies comunes y otras exclusivas de esos medios. A pesar de esta absoluta dependencia del medio acuático, la madurez de casi todas las especies se realiza lejos de las zonas acuosas y, así, encontraremos ejemplares en zonas secas, bosques, llanuras, etc. Además hay ciertas especies que son migradoras y que pueden hallarse prácticamente en cualquier lugar.
des o cobrizos. Las hembras poseen un “estilete” para perforar las plantas acuáticas donde colocan sus huevos.
• Familia Lestidae Son los Lestes, Caballitos de porte grande y colores verdes metálicos, a excepción de Sympecma fusca que es totalmente marrón y que es la única especie ibérica que hiberna como imago.
• Familia Coenagrionidae Varios Géneros habitan en la Larva de Sym
petrum
ZYGOPTERA • Familia Calopterygidae Los Calopteryx son Caballitos asociados a aguas corrientes, de gran tamaño y de colores metálicos azules oscuros, ver-
ar macho
illimus, ejempl
Gomphus sim
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Enallagma cyathigerum, en plena cópula
Península: • Ischnura: de color negro y azul celeste, son pequeños Caballitos de aspecto muy parecido. Entre dos especies cohabitantes (I. graellsii e I. elegans) se produce alta frecuencia de hibridación; las formas inmaduras de las hembras de estas dos especies son muy variables en colores (verde, azul claro, violeta, naranja...). Hay una forma naranja-dorada de ciertas hembras inmaduras de I. pumilio bastante abundante (f. aurantiaca). • Coenagrion: de color azul celeste y negro, su distinción se realiza por la figura
representada en el segundo segmento abdominal (S2). Género que ocupa todos los pisos bioclimáticos de la Península (C. hastulatum solo en Pirineos). • Enallagma: con un único representante (E. cyathigerum) es posiblemente el Caballito ibérico más abundante.
blanco, azul claro o naranja pálido cuya principal característica es que poseen las tibias de sus patas posteriores aplanadas.
ANISOPTERA • Familia Aeshnidae
• Erythromma: Caballitos de ojos rojos (a excepción de E. lindenii que los tiene azules). • Ceriagrion y Pyrrhosoma: Caballitos de color rojo.
• Familia Platycnemidae Caballitos delicados de colores 18
Anax imperator, detalle del ojo
Ischnura pumilio, ejemplar hembra
Ischnura pumilio, ejemplar macho
Lestes barbarus
Sympetrum fonscolombii, ejemplar macho
Libélulas de gran porte y potencia en el vuelo, es un grupo muy heterogéneo en color, tamaño, comportamiento y hábitat, aunque suelen estar siempre asociadas a aguas remansadas. Comprende los Géneros Aeshna, Anax, Brachytron y Boyeria.
• Familia Gomphidae Libélulas de tamaño medio y color amarillo o verdoso (ocre en el caso de Onychogomphus costae), con manchas negras; habitantes en aguas corrientes (excepto G. pulchellus que coloniza cursos lentos y aguas estancadas). Su principal característica estriba en la forma de los cercoides de los machos que son muy coriáceos y ganchudos y en que los ojos están separados uno de otro.
• Fam i l i a Cordulegastridae Los Géneros Cordulegaster y Macromia son negros con pequeñas manchas amarillas y Cordulia, Somatochlora y Oxygastra son de color verde metálico.
• Familia Libellulidae Extensa Familia que comprende los Géneros: • Libellula: de gran dimorfis-
mo sexual, son libélulas de abdomen ensanchado y vistosos colores: azul celeste, anaranjado, marrón. • Orthetrum: machos de color azul y hembras pardas. • Leucorrhimia: rojo bermellón y negro. • Sympetrum: machos de color rojo más o menos intenso según especies y madurez y hembras amarillo apagado.
• Diplacodes: pequeñas y negras. • Selysiothemis: la más pequeña de las libélulas ibéricas, de color negruzco. • Zygonix: de gran porte y cuerpo negro con amplias máculas amarillas.
Consideraciones finales
Son las libélulas unos insectos que ni pican, ni muerden ni son venenosos. Controladores de plagas de otros insectos voladores y, por tanto, muy beneficiosos para el hombre. Veneradas como seres mitológicos y extraordinarios en otras culturas (Japón), aquí se han relacionado con conjuros y brujas hasta darles cierto nombre peyorativo que intentamos desterrar: hemos cambiado su acepción de Caballitos del Diablo por un nombre más específico como es Caballitos de Agua. Su protección está Pyrrhosoma nymphula, ejemplar macho íntimamente relacionada a la protección y la salurojas... de un rojo vivo. bridad del medio acuático, tanto de aguas corrientes (ríos, afluen• Trithemis: de color grosella tes, riachuelos y ríos de montael macho y la hembra pardo ña) como a estancadas (lagos, amarillento. lagunas, pantanos y charcas). • Crocothemis: completamente
• Brachythemis: alas con amplias manchas negras. 22
Thylacinus cynocephalus Historia natural, filogenia, teorías de su extinción, posible existencia y futura resurrección
Por Carlos Roberto Gonella Gómez A Carla, por su inestimable amor y pasión demostrada en todo mi trabajo.
Una breve introducción al Tilacino “Hace un siglo o más, al lobo marsupial, lobo de Tasmania o tilacino se le cazaba de forma implacable. En la actualidad las expediciones científicas recorren el territorio con la esperanza de encontrar por lo menos uno con vida.”…”En otros tiempos, al parecer, el lobo marsupial fue muy numeroso en todo el continente australiano; se han encontrado dientes y fragmentos de hueso en diversas cuevas de Australia. Actualmente, sólo sobrevive en las regiones más salvajes de la parte occidental de Tasmania. A principios de este siglo se creyó que había desaparecido totalmente, pero durante los últimos veinticinco años se ha dejado ver alguna que otra vez, y se sabe con certeza que vive en el Parque Nacional de Cradle Mountain.”
A
sí comienza el texto de la página dedicada al lobo marsupial de “Enciclopedia de la Vida Animal” en su edición de 1979.
El tigre de Tasmania (Harris, 1808) o lobo marsupial, conocido como tilacino, del griego Thylakos (bolsillo), era o es un marsupial carnívoro nocturno perteneciente a la familia Thylacinidae, elementos que poblaron Nueva Guinea, Australia y la isla de Tasmania en la era cuaternaria. De todos los miembros del género Thylacinus, solamente uno logró llegar hasta nuestra época moderna, Thylacinus cynocephalus, apareciendo este último en el periodo holoceno. El Tilacino se extinguió por causas naturales del continente australiano entre 2000 y 3000 años antes de la llegada de los primeros colonos anglosajones, sin embargo sobrevivió aislado en la isla de Tasmania, siendo sus poblaciones relativamente sanas y abundantes hacia el año 1800. El lobo marsupial ocupaba la cúspide de la cadena alimenticia, al igual que el lobo en Europa (o el tigre en Eurasia), es con el primero con quien no tiene filogenéticamente nada que ver, al tratarse estos de mamíferos placentarios y no un marsupial como el tilacino, la evolución jugó un papel muy curioso en este animal, dotándolo de las mismas características que los depredadores del viejo continente, fenómeno que se viene a denominar evolución convergente. Se piensa que el animal fue desplazado de su hábitat natural debido a la introducción de perros, zorros y ganado, a la consecuente destrucción y fragmentación de su hábitat, y acabó sus días de un modo cruel e injusto, considerado como una amenaza para el ganado y los animales de corral a la llegada de los colonos anglosajones en el siglo XIX. El animal, antes común en todo el territorio de la isla de Tasmania, fue relegado a zonas cada vez más aisladas, además la introducción del modo de vida inglés, convirtió en “campiña” y zonas de pastoreo a los territorios antes habitados por el lobo marsupial, que tuvo cada vez más dificultades para encontrar alimento, o que quizás entendió que las aves de corral eran una fuente de proteínas mucho más fácil de obtener que sus presas naturales. Los ataques de perros asilvestrados al ganado doméstico fueron considerados como obra del tilacino, que fue demonizado hasta convertirse en pieza de recompensa para escopeteros y granjeros, que lo cazaron hasta su desaparición en libertad en 1930, cuando el último tilacino libre fue tiroteado hasta la muerte cerca de una granja. El gobierno de Tasmania había ofrecido recompensas de 1 libra por cada adulto abatido y 10 chelines por cada cría, 2816 tilacinos fueron presentados muertos para el cobro de la recompensa, siendo desconocidos los datos de los que murieron abatidos sin cobrarse esta. El último ejemplar vivo en cautividad murió en el zoo de Hobart en 1936, tres meses antes y dado el declive de sus poblaciones, el gobierno de Tasmania ya lo había catalogado como especie protegida, pasó de pagar por su cabeza a protegerlo, una jugada negligente y torpe que llegó demasiado tarde para una espléndida especie que no pudo aguantar el embite humano. Se consumó así la tragedia de un magnífico animal, fruto de la evolución más especializada y que no tuvo la oportunidad, como otros marsupiales carnívoros, de sobrevivir hasta nuestros días. Este artículo no solo nos llevará a través de su historia, sino que además tratará de explicar una serie de avistamientos y teorías acerca de la posible existencia aun de la especie en las zonas remotas de Tasmania o en algunas partes de Australia, a donde se asegura haberlo visto, además de repasar 26
el trabajo del profesor Michael Archer que trabaja en la reconstrucción del genoma del tilacino y su posible clonación en un futuro no muy lejano.
¿Qué es, cuando vivió… y donde? La familia Thylacinidae apareció en la tierra hacia principios del período Mioceno, hace unos 23 millones de años, se trata de un género (Thylacinus) de mamíferos marsupiales y depredadores, que tenían desde el tamaño de un conejo hasta el de un lobo adulto, todos los miembros acabaron extinguiéndose, excepto Thylacinus cynocephalus, que sobrevivió hasta 1936, momento en el que se recogió el último documento gráfico considerado como fidedigno de su existencia, en el zoológico de Hobart en Tasmania, desde ese momento todos los datos recopilados de posibles avistamientos, siempre han sido eso, posibles y con resultados poco fiables en la mayoría de las ocasiones y en otras cuanto menos dudosos, hecho que sigue sin demostrar a los ojos más escépticos que siga aun existiendo el animal.
Ilustración de Mafalda Paiva
Thylacinus cynocephalus aparece en Oceanía por primera vez hace 4 millones de años, las especies de la familia Thylacinidae datan del comienzo del período Mioceno. Se han podido catalogar por los registros 27
fósiles al menos 7 especies diferentes de tilacinos, al noroeste de Queensland en el Lawn Hill National Park. La más antigua de ellas es Nimbacinus dicksoni, con 23 millones de años de antigüedad y de un tamaño mucho más pequeño que sus parientes más modernos. Thylacinus potens fue la especie más grande, con un tamaño parecido a un lobo moderno, sobrevivió hasta el Mioceno superior, hace aproximadamente entre 6 y 5,5 millones de años. A finales del Pleistoceno, hace unos 12000 años y comienzos del Holoceno, hace unos 3000 años, Thylacinus cynocephalus se distribuía por gran parte de Australia continental, Tasmania y Nueva Guinea. El tilacino pertenece al grupo basal en el árbol filogenético de Dasyuromorphia, que engloba al gato marsupial (Dasyurus maculatus) y al diablo de Tasmania (Sarcophilus harrisii), su pariente más cercano. No obstante, en un reciente estudio y trabajo publicado en enero de 2009 en la revista científica Genome Research, acerca del genoma mitocondrial del lobo marsupial, este estaría emparentado más con el numbat, Myrmecobius fasciatus, que con los anteriormente citados. Morfológicamente el tilacino era parecido a un perro, solo que con aspectos inconfundibles de marsupial, Diferencias en el cráneo de un Tylacino y un lobo, el primero con 4 incisivos a cada lado del maxilar, el lobo solamente posee tres. Ilustración de Mafalda Paiva
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Diferencias en el cráneo de un Tylacino y un lobo, el primero con 4 incisivos a cada lado del maxilar, el lobo solamente posee tres. Ilustración de Mafalda Paiva
como la cola rígida a modo de balancín y el marsupio de las hembras o el saco escrotal de los machos. Las medidas de un tilacino adulto variaban entre 100 y 180 cm, incluyendo una cola de 50 a 65 cm. El animal 30
más grande jamás registrado medía 290 cm desde la cola al hocico. Los adultos tenían una altura de 60 centímetros y solían pesar de 20 a 30 Kg de peso. Existía un ligero dimorfismo sexual entre los machos y las hembras, siendo los primeros ligeramente más grandes que estas. La hembra poseía un marsupio abierto hacia el extremo distal (cola), con 4 mamas en su interior, los machos poseían un saco escrotal, elemento inconfundible de los marsupiales australianos. Las mandíbulas tenían unas profusas inserciones musculares, aun así estudios recientes (Boness 2011) demuestran la gran especialización de Thylacinus cynocephalus para alimentarse, depredando sobre presas pequeñas, como aves, pequeños marsupiales del tamaño de un roedor, bandicuts, opossums, etc. Sus patas delanteras poseían un codo más parecido al de un felino como el gato, permitiéndole realizar algunas torsiones, como la pronación y supinación, lo que presumiblemente le otorgaría la capacidad de trepar a un árbol (Figueiredo & Janis 2011), siendo un corredor torpe, al contrario que los lobos del viejo continente. Por el contrario a la creencia de que cazaba grandes presas como canguros y ovejas, ha perdido fuerza, este hecho además pudo contribuir aun más a su extinción al disminuir sus presas naturales, por otra parte, poseía un ángulo de apertura maxilar inusual en los mamíferos conocidos. En el interior de la boca poseían 46 piezas dentales. Como diferencia básica con los cánidos de otros continentes, el tilacino poseía 4 incisivos a cada lado en el maxilar, a diferencia de los perros o el lobo, que tienen tres. Las zarpas de Thylacinus cynocephalus no eran retráctiles, tenía cinco dedos en las patas delanteras y cuatro en las traseras, con los talones levantados al igual que los lobos euroasiáticos. Las almohadillas de las patas eran muy grandes y pronunciadas, lo que hace que sus huellas sean totalmente diferentes a la de perros y zorros, elemento que propició en algunos casos de avistamientos datar su más que posible presencia. Sus poblaciones sufrieron además un descenso considerable provocado por una epidemia fechada entre 1911 y 1925, que fue reduciendo sus poblaciones en estado silvestre y en cautividad. Esta enfermedad provocaba daños renales y sobre todo grandes calvas en su pelaje, dándole el aspecto de un animal tiñoso, además de producirle úlceras sangrantes. Este dato recogido por Paddle en 2012 conduce a la idea de algunos avistamientos de posibles tilacinos en un estado deplorable de salud y que se asemejaban a perros sarnosos.
El taxón Lázaro. Especies redescubiertas en este siglo Es más que probable que haya especies animales consideradas extintas en nuestro planeta y que reaparezcan en un momento determinado para estupor de la comunidad científica, el hecho de dejar de avistar durante un prolongado período de tiempo, a veces hasta 100 años, a una especie animal en su medio natural la convierte en más que una posible extinción a ojos de la ciencia, no obstante y en este punto nos queremos centrar en este fenómeno tan particular, hay taxones que por razones aún desconocidas, han permanecido ocultas en pequeñas zonas inaccesibles o aisladas en sus rangos geográficos y son encontradas de nuevo accidentalmente, a este fenómeno se le denomina taxón Lázaro. Esta casuística proporciona a la ciencia datos antes no contrastados de este curioso fenómeno, que puede ser perfectamente extrapolable a la desaparición de Thylacinus cynocephalus. Algunos ejemplos del taxón Lázaro que podemos encontrar en la actualidad son los que a continuación se detallan.
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El celacanto (Latimeria chalumnae). Se creía extinto desde el período cretácico, hasta que fue descubierto por primera vez en 1938, pescado accidentalmente en la costa oriental de Sudáfrica y posteriormente en 1952, 1987 y 1998, en el archipiélago de las Célebes. Estuvo escondido para la ciencia desde el período cretácico, desde hace 65 millones de años nada menos. El lagarto gigante de La Isla de la Palma y el Hierro, Gallotia simonyi reapareció, tras considerarse extinto desde hacía 500 años, hecho que provocó las diferencias de la comunidad científica al no coincidir en catalogar como verídico el hallazgo a través de unas fotografías. El Paiño de Nueva Zelanda (Oceanites maorianus). Se dio por extinguida en 1850, hasta que una serie de avistamientos en 2003 confirmaron de nuevo su existencia, nada más que 153 años más tarde del último avistamiento. En 2008 reapareció, tras 100 años de ausencia el tiburón dentiliso de punta negra (Carcharhinus leiodon), la especie apareció accidentalmente en un mercado de Kuwait. En Australia, el Potoroo de Gilbert (Potoroos gilbertii), que se creía extinto desde 1870 y fue descubierto de nuevo en 1994, 124 años más tarde. Recientemente tuvimos constancia de un hecho sin igual, al reaparecer la especie de Martín pescador bigotudo de Papúa Nueva Guinea, (Actenoides bougainvillei), tras 50 años sin ser visto y haber sido considerado además como especie extinguida para la ciencia. Lo curioso es que el animal fue inmediatamente sacrificado para conservar su cuerpo y ser estudiado por quienes aseguran, en el equipo del especialista Cristopher Filardi, que existe una colonia de cientos de ejemplares en Papúa Nueva Guinea, un hecho que provocó las iras de organizaciones conservacionistas de todo el mundo. En definitivas cuentas y retomando el asunto que nos ocupa en este artículo ¿Existe la posibilidad de que en los remotos e inexplorados bosques de Tasmania o Papúa Nueva Guinea siga habitando una reducida (o quizás no tan reducida) y localizada colonia del tilacino? Los hechos contrastados hasta la fecha nos dirían desde luego que no, que el tigre de Tasmania está tristemente desaparecido para siempre de la faz de la Tierra y oficialmente extinguido, pero a tenor de los hallazgos enumerados anteriormente con otras especies, es más sensato decir que no existe, hasta que se demuestre lo contrario y eso abre una minúscula puerta a la posible existencia o reaparición del animal. No obstante de los cientos de casos de avistamientos recopilados, algunos de los cuales detallaremos más adelante en este trabajo, hay al menos una decena de ellos con posibilidad de tratarse realmente del animal en cuestión.
Evolución convergente Los cánidos han ocupado la cúspide de la cadena trófica en la mayoría de los continentes, así por ejemplo, el lobo se convirtió en Eurasia y América del Norte en la máquina perfecta de cazar, ocupando el nicho de los grandes felinos en Africa y Sudamérica. Cientos de miles de años de evolución convirtieron a estos mamíferos placentarios en lo que hoy día son, super depredadores. Mientras esta evolución seguía su curso, en un remoto rincón del planeta otro grupo de mamíferos evolucionaron de forma muy diferente, al gestar y amamantar a su prole en el interior de una bolsa en la zona pélvica, denominada marsupio, esta forma de gestación les proporcionó el nombre por el que son conocidos en la actualidad, los marsupiales. La naturaleza fue selectiva, como siempre y colocó a los marsupiales en el orden establecido en el resto del mundo para que cada uno ocupara su papel en la cadena alimenticia, así por ejemplo los canguros pasaron a ser los ciervos, los uombats los mapaches de América, y los tilacinos ocuparon el lugar que en otros lugares ostentaban los felinos o el lobo, alzándose el lobo marsupial en la cúspide de esta cadena y depredando sobre el resto de especies en su área de distribución.
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Las características morfológicas del lobo marsupial no son desde luego fruto del azar, el animal posee características de un canguro, cola larga y pesada, utilizada como contrapeso y balancín del resto del cuerpo, ya que el animal podía erguirse sobre sus cuartos traseros momentáneamente, pero el resto del cuerpo era básicamente el de un cánido del viejo mundo, mandíbulas prominentes, hocico largo y puntiagudo, orejas similares a las del lobo y una serie de factores que lo llevaron a ser, en lo que denominamos evolución convergente, el lobo marsupial. Dos organismos vivos, el lobo por un lado y el tilacino por otro, que situados en entornos de las mismas características y ante factores externos similares, los hacen converger en patrones de diseño curiosamente análogos.
Especies descubiertas por primera vez para la ciencia en la época moderna Si por el contrario lo que buscamos son nuevos taxones para la ciencia la lista podría ser interminable, ser motivo más que suficiente para dedicarle un solo artículo a ese apartado. ¿Cómo podemos asegurar que el tigre de Tasmania ha desaparecido para siempre de la Tierra si cada día se descubren nuevas especies? Esta simple reflexión nos hace pensar que si dados los adelantos técnicos de los que dispone hoy día el hombre cada día aparecen nuevos taxones antes desconocidos, es más que probable que aquellas especies que se creen desaparecidas puedan no estarlo del todo, o simplemente estar escondidas en lugares remotos o esperando ser redescubiertas. En este sentido ya ni siquiera estamos hablando del descubrimiento de nuevos taxones de artrópodos, o anfibios, que gracias a su tamaño o hábitos podrían haber estado ahí siempre, pasando desapercibidos para el ojo humano, hablamos de descubrir en Sudamérica, concretamente en las selvas de Brasil y Colombia, lugares del planeta teóricamente bien estudiados y explorados, maltratados por la guerrilla, el narcotráfico o el furtivismo de especies, a un tapir de casi un metro y medio y más de 100 kilogramos de peso y hacerlo además en el año 2013, tras ignorar durante décadas gran parte de la comunidad científica los testimonios de lugareños que aseguraban haberlo visto. Este es el descubrimiento del primer tapir desde 1865, el primero del orden de los perisodáctilos hallado en más de 100 años de historia, según se asegura en Journal of mammalogy. “Este hallazgo muestra lo mucho que aún desconocemos de la naturaleza y evidencia que nuestros recuentos de las especies existentes son menores de lo que deberían”, explica a Materia Fabrício Santos, de la Universidad Federal de Minas Gerais y coautor del descubrimiento. Ahora pensemos por un momento en la extensión del territorio de Papúa Nueva Guinea o de la zona boscosa occidental de Tasmania, totalmente inexplorada y hagamos autocrítica científica de nuevo, ¿Estamos totalmente convencidos de que Thylacinus cynocephalus no puede seguir vivo y oculto en esos bosques recónditos?
¿Especies extinguidas o especies esquivas y raras de avistar? Tal y como se viene tratando en este trabajo, el hecho de dejar de avistar a una determinada especie en estado silvestre viene siendo sinónimo de su extinción, de hecho la IUCN lo cataloga como extinto tras 50 años sin ser avistado o tener una prueba fidedigna gráfica del animal, como ocurre con el tilacino, en este sentido el organismo CITES es más cauto y actualmente Thylacinus cynocephalus está considerado posiblemente extinto, no obstante por los hechos demostrados de otras especies animales que han sido, o bien descubiertas por primera vez, o bien han reaparecido tras largos períodos de ausencia, debemos marcar una diferencia bien clara entre ser difícil de avistar o no existir más. Con un área de distribución amplísima, que ocupaba Nueva Guinea, gran parte de Australia y Tasmania, el lobo marsupial podría bien estar aun presente en pequeñas y aisladas colonias en territorios muy distantes a asentamientos humanos, a donde ha podido perfectamente pasar inadvertido, a excepción de los encuentros 35
esporádicos con humanos y haber perdurado hasta nuestros días. El hecho de que sus restos o cadáveres no hayan sido localizados en Tasmania por las expediciones organizadas en su busca, responden a la naturaleza de otro depredador marsupial que habita precisamente en esos territorios, el diablo de Tasmania (Sarcophylus harrisii), quien tiene la costumbre de devorar, engullir y digerir los cadáveres encontrados por completo, hasta los huesos, siendo imposible dejar rastro de los animales que mueren por causas naturales.
Criptozoología La criptozoología es la pseudociencia que estudia a los animales denominados como ocultos. Así por ejemplo esta rama de la zoología trata sobre el yeti, la leyenda del monstruo del Lago Ness o las historias del Mokele mbembe, un dinosaurio saurópodo que según las tribus nativas del Río Congo habita en aquellos bosques. En estos trabajos se ha llegado a incluir al tigre de Tasmania, otorgándole el mismo tratamiento que a los ejemplos citados anteriormente. Evidentemente a mi entender se trata de un error de base catalogar a un animal del que existen pruebas gráficas como fotografías y videos, como criptozoología. El hecho de comparar la posibilidad de encontrar un yeti en las nieves perpetuas del Himalaya, con la remota, pero ciertamente factible opción de que el lobo marsupial siga haciendo sombra en la tierra, es cuanto menos una temeridad. Aun existiendo una ínfima posibilidad de que el tilacino reapareciera algún día, tan ínfima como un grano de arena en una vasta playa, esta sería del tamaño de una galaxia comparada con la de encontrar un yeti en el Himalaya.
Avistamientos de posibles Tylacinos. ¿Es posible que aun siga vivo? Existen cientos de testimonios de poca credibilidad entorno al avistamiento de lobos marsupiales, facilitados por lugareños, personas con nulos conocimientos de zoología, que podrían prestarse a confundir al lobo marsupial con un simple perro asilvestrado, esto envuelve aun más al fenómeno tilacino en un halo de incredulidad y ausencia de rigor científico, en cambio, un grupo de investigadores y naturalistas británicos miembros de The Centre for fortean zoology asegura que no existe ninguna duda de la existencia del animal, e incluso se han recogido muestras de heces que han sido preservadas en alcohol para su estudio genético posterior. Richard Freeman el director de este centro y organizador de la búsqueda ha recopilado además algunos testimonios en concreto, que según sus valoraciones no dejan lugar a dudas de que el tilacino aun merodea por los lugares más inexplorados de los bosques de Tasmania, dejándose ver de forma esporádica aunque intermitente. Existe además una serie de testimonios que alcanzan más peso científico por el hecho de ser facilitados por miembros de preservación de los parques nacionales, como el de un guarda forestal que asegura vio a un lobo marsupial a plena luz del día en 2011, y que no tiene duda alguna de que el animal avistado, con el lomo rayado y su forma de andar un tanto fatigosa, parecida a una vaca, era un lobo marsupial. Se nos plantea en este caso una simple pregunta ¿Qué puede ganar una persona mintiendo acerca de este asunto, si además no posee ninguna prueba gráfica del avistamiento con la que negociar una recompensa económica? ¿No debería tener mucho más que perder realizando falsas valoraciones de un posible avistamiento un guarda forestal? Desde luego el motivo económico no es el motor de estos testimonios de avistamientos.
Una cronología de los avistamientos La mayoría de avistamientos accidentales de lobos marsupiales se han producido desde vehículos en marcha, montando en bicicleta, durante pocos segundos o un minuto, y siempre en animales que se dejan observar de un modo esquivo o cruzando un camino o carretera. Muchos de estos avistamientos se han producido de noche, pero otros testimonios han sido recogidos de personas que lo han observado a pocos 36
metros de distancia y a plena luz del día, por lo que las descripciones no dejan lugar a duda y el único motivo para pensar que no se trate de tilacinos es el fraude. Durante estos encuentros fugaces ninguna persona llevaba cámaras consigo para al menos aportar una prueba fidedigna de lo que habían visto. En algunos casos de encuentros, estas personas, que desconocían la existencia del animal llegaron a pensar que se trataba de un híbrido de perro con otra especie, lo que viene a afianzar la teoría de la falta de credibilidad de este tipo de avistamientos, aunque de nuevo se plantea la incógnita ¿qué tiene esta gente que ganar mintiendo de esta forma acerca de algo que desconocen? Evidentemente no todos los testigos de avistamientos son personas ajenas al mundo de la zoología y en otros casos, los testimonios cobran mucha más fuerza porque son aportados por personas con conocimientos contrastados de lo que es un perro, un canguro o un lobo marsupial. Cientos de posibles avistamientos han sido recogidos, algunas posibles fotografías del animal, pero ninguna prueba fidedigna de su existencia. “Los informes que se han recogido parecen describir la supervivencia de un pequeño número de estos animales en el desierto agreste de la Whian Whian, Nightcap y la Cordillera de la frontera. La teoría es que en los últimos años, la población ha aumentado y ahora están siendo observados en las reservas naturales de la costa. Al igual que el roble de Whian Whian, el pino de Wollemi y otras especies supuestamente extintas, existe la posibilidad de que lo más maravilloso de Australia haya regresado. Algunos investigadores han pasado años buscando localidades donde se ha informado y se han colocado cámaras automáticas que recojan cualquier cosa que se mueva”. …”Así es como Ray Harvey fue capaz de tomar la foto tentadora al principio de este artículo a las 8.05 de la mañana del día 22 de mayo de 2012. ¿Podría ser esta la primera fotografía de una especie en peligro de extinción que se supone se había extinguido? Se ha recogido el informe ocasional de un animal acostado sobre el lado de la carretera, víctima de un impacto de un vehículo. Estos especímenes, si se encuentran, se deben recoger para el servicio nacional de parques para su posterior identificación”.
Fotografía en color del lomo de un posible tilacino. Realizada por Ray Harvey en 2012. Cortesía. www.garyopit.com
Así es como la Australian Rare Fauna Research Association ha recopilado 3800 posibles avistamientos 38
desde 1936, el Mistery Animal Research Centre of Australia, había registrado 138 avistamientos hasta 1998 y el Ministerio de Conservación y Gestión de la Tierra obtuvo 65 en Australia Occidental en el mismo período. Los investigadores Buck y Joan Emburg de Tasmania han informado de 360 avistamientos en la isla y 269 en el continente desde 1936. Esta cifra ha sido calculada a raíz de diferentes fuentes y la mayoría de ellas pertenecen al sur de Victoria. Muchos de estos avistamientos, como ya hemos comentado, quedan automáticamente desmentidos, por su falta de rigor y fundamento, aun así, una gran parte de ellos han generado mucho interés. Entre ellos el avistamiento que se produjo por Hans Naarding, un investigador del Tasmanian Parks and Wildlife Service, quien el 10 de marzo de 1982 observó por la noche, durante tres minutos, a lo que él catalogó como un lobo marsupial sin lugar a dudas, en un lugar cerca de Arthur River, al noroeste del estado, hecho que se consumó en una búsqueda financiada por el gobierno. El director del Tasmanian Parks and Wildlife Service Peter Murrell llegó a asegurar que se trataba del mejor avistamiento en toda la historia de servicio y lo catalogó como “irrefutable y concluyente” de la existencia del tilacino. Quizás uno de los documentos más impactantes fue la grabación de Gary y Liz Doyle, de un posible tilacino corriendo de forma torpe y fugaz en 1973, grabación que ha sido estudiada posteriormente y analizada sin aportar datos concluyentes de que es en cuestión el animal recogido en la misma, con aspecto de perro pero con rasgos característicos del lobo marsupial, como son la extremadamente larga cola, la forma torpe de correr y en algunos fotogramas las bandas rayadas en la parte posterior de la grupa. En enero de 1995 un oficial de los Parks and Wildlife aseguró haber visto un lobo marsupial de madrugada en la región al nordeste de Pyengana en Tasmania. La posterior búsqueda no arrojó ningún dato concluyente. En 1997 en las cercanías del Monte Carstenz en Papúa Occidental, los misioneros y habitantes aseguraron 39
haber observado a lobos marsupiales, al parecer los lugareños ya los conocían desde hacía muchos años pero nunca se había hecho ningún informe oficial. Los siguientes relatos están traducidos directamente de la descripción de quién los vivió: “1997 , 4 am, Uki . Peter describió su avistamiento de 1997 en la carretera de Murwillumbah a Uki cerca de la intersección de Mount Warning a las 4 am cuando observó lo que al principio pensó era un zorro en el lado de la carretera. De inmediato notó que tenía una forma trabajosa de andar, arrastrando las patas como si le costara trabajo desplazarse y pensé que tenía una cadera dislocada, que había observado en un perro herido previamente. Confía en alcanzar con facilidad al animal debido a su discapacidad, pero se sorprendió de que cuando se dio cuenta del enfoque de su coche salió corriendo a lo largo del borde de la carretera con una velocidad increíble. Aceleró hasta él y observó que su lomo, grupa y la cola estaba cubierta con bandas oscuras. Estaba seguro de que definitivamente no era un zorro o un perro, el hocico no era como el de un zorro y que tenía las orejas redondeadas distintivas. El animal se escabulló en la vegetación adyacente a la carretera”. La siguiente descripción de un posible avistamiento es el claro ejemplo de descartarlo por el simple hecho de producirse ante personas normales sin una base científica. “1999, Carretera Federal, Graham y Rosalinda tuvieron un avistamiento de cerca de un extraño animal cuando conducían entre Whian Road y Bates Road, cerca de la antigua Dip cuando los faros lo iluminaron. Con el tamaño de un perro, tenía una gran cabeza distintiva, pelaje marrón y una cola parecida a la de un canguro, como rígida. Tenía rayas muy evidentes a través de la parte posterior y la base de la cola que se mezclaban con la piel marrón, de manera que las rayas no eran tan visibles desde lejos. Tenía una manera muy inusual de caminar, bastante diferente a la de un perro. Pensaron que sólo podía tratarse de un tigre de Tasmania y llamaron por teléfono el servicio nacional de parques para reportar el avistamiento, a donde les contestaron, provocando su enfado, que no podían haber visto un animal así, ya que se ha extinguido. Su hija también lo vio un año más tarde y describió el mismo animal. Un amigo, Eric les dijo que el mismo tipo de animal cruzó la carretera en frente de su coche cerca de Wooyung y aunque frenó enérgicamente no pudo evitar atropellarlo, pero cuando se acercó, el animal huyó sin daños”. “15 de enero 2003, 9.30 am, la Ruta de la carretera, Billinudgel. El cartero Peter, condujo hasta un animal de aspecto extraño que estaba de pie sobre un banco de tierra en la sección sur de la Ruta de la carretera, más allá de Billinudgel. Era tan alto como un perro de tamaño mediano, parecido a un galgo cruzado con un canguro. Estaba cubierto con un pelaje marrón corto, excepto por la grupa y la cola, que era de piel desnuda con pelos esparcidos uniformemente a través de ella. Era completamente indiferente a la presencia de su coche y él muy de cerca lo examinó durante 5 minutos antes de que se alejase. Peter había estado involucrado en las carreras de galgos desde hacía muchos años, por lo que fue positivo de que el animal no era ni un perro o un zorro y parecía un marsupial carnívoro”. “Noviembre de 2005, Coorabell, 21:00 Samantha vio una criatura con el pelaje del color parecido al de un león y con las patas traseras como un canguro saltar en la vegetación en el monte Coorabell - Carretera Federal, en la granja de la familia Woolnough. Ella declaró: “Yo soy un artista y pinto animales nativos y la forma de caminar de este animal quería decir que era un marsupial, no un perro o un gato. El color de su pelaje era dorado, de 60 cm de altura y con orejas redondeadas. Fue el movimiento de su pelvis y su timidez y la forma en que dejó caer la cabeza y empujó la pelvis y se metió entre los arbustos la que me alertó sobre el hecho de que se trataba de un animal “diferente” a cualquiera de los que había visto antes. Me miró directamente antes de alejarse. Algo no encajaba. Suelo pintar tilacinos con bastante frecuencia, el año pasado tuvimos una exposición en Fletcher St Byron Bay con un dibujo de un lobo marsupial en una roca con la palabra “Imagine” escrita. Así que muchas personas, locales y otras, llegaron a describir sus avistamientos. Uno de los más significativos fue el de Maureen de Byron, de la oficina de correos, cuyo marido había avistado uno. Incluso llegó con el dibujo que él había hecho después de ver a la criatura. Otro testimonio fue el de una mujer llamada Gail que trabajaba en el preescolar de Durrumbul y que había visto uno merodeando debajo del edificio de preescolar caminando como a saltos durante un breve espacio de tiempo.” 40
Como este tipo de relatos de avistamientos se recogen cientos por toda Australia, sobre todo en la parte de Victoria y en Tasmania, aunque se reparten por otras partes del territorio nacional, estos relatos pueden leerse por internet en páginas que recogen, de un modo más científico en algunos casos y de una forma más sensacionalista en otras ocasiones, los testimonios de quienes aseguran haber tenido encuentros con animales parecidos a un lobo marsupial, al menos descritos negativamente como perros o zorros y que en otros casos no concuerdan con perros, dingos o zorros, y en ocasiones con descripciones tan exactas de Thylacinus cynocephalus que no dejarían lugar a dudas de que efectivamente se tratase del animal. Somos conscientes de que muchos de estos relatos son fruto de la ignorancia, la fugacidad de los encuentros, la ausencia de luz al producirse de noche, la mala fe incluso de algunas personas que mientan por afán de protagonismo, pero tenemos nuestras dudas de que realmente todos los testimonios recopilados lleguen a ser considerados como falsos o poco creíbles, como los de oficiales del departamento de parques y vida silvestre. En abril de 1986, Kevin Cameron, tomó una serie de cinco fotografías de un presunto tigre de Tasmania. Las cinco fotografías, una de las cuales ha sido cedida amablemente para la confección del artículo, muestran la grupa y cuartos traseros de un supuesto tilacino, con la cola erecta, en posición típica de este marsupial, y con el resto del cuerpo escondido en un tronco. Tras los consiguientes análisis científicos, las fotos fueron descartadas por varias razones, la primera de ellas, porque en el intervalo de tiempo en que fueron realizadas, un tilacino habría huído, o al menos eso se argumenta, además se trata de tomas realizadas desde diversos ángulos, lo cual para un animal vivo y del carácter del tilacino hubiera resultado bastante complejo. Además la coloración de su pelaje, no coincide con el patrón de animales conservados en museos ni con los recogidos en documentos fotográficos de animales vivos. La fotografía de Kevin Cameron, realizada en 1985. Cortesía de Chris Rehberg. www.wherelightmeetsdark.com
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Se comentó que era un montaje, de un animal disecado o muerto con anterioridad, colocado de forma estratégica para la secuencia de fotos, o de un animal similar al tilacino pero sin ser este, pero en cualquier caso los documentos prácticamente fueron desmentidos. Aun así, pese a la controversia que generó este avistamiento, hubo quien categóricamente lo confirmó como auténtico. “…The photographs are genuine. Dr Ronald Strahan, formerly director of the Taronga Park Zoo in Sydney and now at the Australian Museum, has also seen the pictures. He agrees with me that they are authentic and could be nothing other than a thylacine.” Hay algunas historias de avistamientos que reúnen mayor relevancia y tienen mayor peso que otras, tal es el caso de la descrita a continuación. En febrero de 2005 un turista alemán tomó las fotograías de lo que asegura es un lobo marsupial, las fotos de la parte trasera del animal se determinaron como no concluyentes, el avistamiento se produjo en el Parque Nacional Cradle Mountain Lake St. Clair. Estas fotografías tardaron 14 meses en ser publicadas y finalmente no fueron determinantes para asegurar la existencia del lobo marsupial. El experto en vida salvaje Nick Mooney dijo que aunque la imagen era “ muy parecido a un lobo marsupial “, la fotografía se necesita para ser autenticada antes de tomar cualquier acción. El turista alemán finalmente rehusó facilitar las copias de estas fotografías a las autoridades. Posteriormente, en 2005 se han recogido grabaciones de posibles tilacinos, en cualquier caso estos archivos tampoco arrojan una evidencia de peso como para catalogar a la especie como viva en la actualidad. Este avistamiento es uno de los más descriptivos de la emoción del momento que sintió un guarda forestal al observar un tilacino en 1995. Así se narró la noticia. “Un nuevo avistamiento coloca de nuevo al cazador de tigres en el negocio, Por James Woodford, escritor medioambiental. 30 de enero de, de 1995. “Charlie Beasley dice que está al 150 por ciento seguro de lo que vio a través de sus prismáticos durante el crepúsculo del miércoles pasado mientras estaba observando aves en un desierto de Tasmania.” “Lo que vi durante dos minutos era aproximadamente de la mitad del tamaño de un perro pastor alemán adulto, tenía rayas sobre su cuerpo desde la mitad hacia abajo, y su cola se curvaba como un canguro” “…olfateó el suelo, levantó la cabeza y corrió hacia el monte, era de un color rudimentario como el de un dingo, ese color feo de arena que se pareciese como que necesitase un baño.” Sólo las palabras tigre de Tasmania (thylacine) son suficientes como para enviar al mundo un mensaje emocionado, ahora el mundo tiene un creyente más. “Ahora creo en los tigres de Tasmania”, dijo Beasley, un guarda a tiempo parcial en la Tasmanian Parks and Wildlife Service. Su avistamiento, hacia el interior de St. Helens en el noreste del Estado, llegó en el último momento. El Gobierno de Tasmania había decidido poner fin a toda la financiación de la investigación “Tasmanian Tiger” ese año, que se había mantenido en alrededor de 1,000 dolares australianos al año durante la última década.” ¿Piensan nuestros lectores que todos los avistamientos descritos son fruto de la manipulación, la estafa o el hecho de confundir al tilacino con perros? ¿Puede tener credibilidad el testimonio de un guarda forestal acostumbrado a observar fauna salvaje? 42
A continuación y para todos nuestros lectores de habla anglosajona reproducimos el artículo completo que Gary Opit escribió para el libro “The Tasmanian Tiger: Extinct or extant?” In the following lines we reproduce the article that Gary Opit wrote about the possible existance of Thylacinus cynocephalus, according to the sightings and evidences recorded all over Australia in the last years and included in the book. “The Tasmanian tiger: Extinct or extant?”.
Evidence for the continuing survival of the thylacine (Thylacinus cynocephalus)
Gary Opit.
The thylacine (Thylacinus cynocephalus) was the largest living marsupial carnivore at the time of European settlement of Australia and is generally believed that it existed only in Tasmania where it was hunted to extinction because it was a sheep killer, the last captive thylacine dying in 1936. There has long been a general belief that the thylacine must be extinct because of a lack of recent domestic animal killings attributable to it. However, recent scientific studies of thylacine jaws have proven that the animals did not hunt sheep, kangaroos, wallabies, emus and wombats as had been believed, simply because it was a dogsized predator. Its jaws were so weak that it would have been restricted to hunting much smaller prey, according to researchers from the University of New South Wales. “It probably wouldn’t have been able to tackle such a large animal, like a sheep,” said doctoral student Marie Attard, lead author of the paper published in the Journal of Zoology. Using a thylacine skull and advanced computer modelling techniques, the research team simulated its hunting actions, such as biting, tearing and pulling. They then determined areas of stress in the skull, using the same software as engineers testing for weak spots in structures, and compared this to the skulls of a Tasmanian devil and a spotted-tail quoll. “The thylacine had a much higher level of stress in the skull,” said Ms Attard. “It pretty much lit up with high levels of stress.” The stresses on the skull from the simulations of biting struggling prey enabled the researchers to predict the likely body size of the thylacine’s prey. In spite of the thylacine’s 30 kilogram body mass and carnivorous diet, its weak jaws limited it to small, agile prey, such as possums and bandicoots. “The thylacine’s inability to take large prey would have had serious implications for its survival, as this would have driven it into a specialised niche. On top of that, its teeth reveal that it was a hyper-carnivore and poorly adapted to eating bone, invertebrates or plants” (Boness 2011). The first part of this statement seems poorly thought out. Large herbivores, such as kangaroos, wallabies and wombats are much less common then small animals such as, pademelons, bettongs, bandicoots, possums and bush rats. The thylacine was adapted to hunt the most common animals in its habitat and it would be less specialised that a predator hunting large prey species, such as the extinct marsupial lion. The latest quantitative skeletal analysis undertaken by Borja Figueiredo and Christine Janis of Brown University on Rhode Island, USA, the results of which were published in Biology Letters, showed that unlike wolves and dogs that have their forepaws ‘locked in’ for running, thylacines have highly flexible, manipulative forearms, with an elbow allowing for both pronation and supination of the forearm. This would indicate that it is not a pursuit predator, the animal would be more catlike and that it may also have the ability to climb trees (Figueiredo and Janis 2011). This is an important discovery and helps to explain the existence of the Queensland marsupial cat, described in detail in zoological books during the 20th century (Le Souef et al 1925, Troughton 1965). This animal was distinctively striped and was observed on several occasions to climb short distances up leaning trees. Now that we know that the thylacine has highly flexible, manipulative forearms, it is further evidence that this species has 43
previously been recorded living in tropical forests in northern Australia. Detailed studies of historical documents provide no evidence of attacks on domestic animals, that the species was rarely encountered and that the Tasmanian population was decimated by disease (Paddle 2000, 2012). Paddle studied the detailed records of the Tasmanian Government and the various sheep farming companies and found that the species rarely ever preyed on domestic stock and was only occasionally observed or captured. He states; “Notwithstanding popular perceptions, by 1883 concern is common in scientific circles about the future of the species, its rarity and the difficulty of obtaining specimens, alive or dead. ... for the first eighty years of settlement to 1883, I have found only six original, published accounts based on ‘eye-witness’ observation that detail specific incidents in which thylacines preyed upon sheep” (Paddle, 2000). These few attacks were on new born lambs. Eric Guiler, respected authority and author of several articles and books on thylacines also states that “The tables of stock increases from Woolnorth from 1830-34 give no losses due to thylacines nor do they pass comment on this topic although they record all sorts of other calamities” (Guiler, 1985, p.95). Paddle conclusively shows that it was an epidemic disease that devastated thylacine numbers both in the wild and in captivity. In his article ‘The thylacine’s last straw: epidemic disease in a recent mammalian extinction’ in the journal Australian Zoologist he states; “The disease was episodic, recurring every two to four months (until full recovery or death), with no evidence of seasonal variation. As well as the thylacine, the disease also affected the Tasmanian devil, native cat (eastern quoll) and native tiger (spotted-tailed quoll). Its initial appearance, at present, appears to have occurred in northeastern Tasmania, around St Helens, in1896…. The over-all effect of the disease in the wild, post 1896 was an increased rate of dead specimens presented for public and private bounties. In zoological gardens, between 1896 and 1936, adult captive longevity was reduced by 43%, juvenile captive longevity was reduced by 69%, with no sex difference apparent in these captive mortality effects. …Professional autopsied comment (from zoological garden veterinarians) included the external appearance of “lesions”; and internal presence of “kidney disease”. … The initial expression of the disease in thylacines, from 1896 to 1910, saw massive, clumped, significant hair loss, with exposed skin consisting of deep-seated, actively-bleeding lesions. …This was a period of high mortality. …The mid-period expression of the disease, from 1911 to 1925, saw it largely expressed as minor, spotted hair loss, with bleeding active on the exposed skin, accompanied by reduced levels of mortality. The late-period expression of the disease, from 1926 to 1936, saw at a minimum, poor coat and condition, with widespread, but not clumped, loss of hair, and no overt sign of bleeding, to at a maximum, a return of the significant, large scale hair loss and bleeding typical of the initial expression. There was also a return to the earlier high levels of mortality…” (Paddle 2012). In an uncertain world, people crave certainty. It is this that has elevated the thylacine from an obscure animal in a remote location into a species that can make headlines around the world. How can an animal that is definitely extinct continue to be seen by large numbers of people? The answer to this question is simply a lack research and the common human tendency to jump to conclusions and to “shoot the messenger”. Almost everything that we thought we know about the thylacine now appears to be wrong, including the belief that it is extinct. The thylacine is believed to have gone extinct on mainland Australia around 3000 years ago and this is generally believed to have occurred due to competition from the introduction of the dingo dog around that time. However, Robert Paddle, respected authority on the thylacine and author of The Last Tasmanian Tiger, does not agree with this assumption and states “There is little evidence that the European introduction of dogs 45
into Tasmania was a direct factor in the thylacine’s extinction” (Paddle 2000). Consequently he believes that competition with dogs is unlikely to have exterminated it across an entire continent. No living specimens were ever obtained on mainland Australia where it is known from fossil bones retrieved from localities across the continent and from New Guinea. However, a near-perfect carcass was recovered in 1966 by Western Australian Museum scientists from a cave, now known as Thylacine Hole, on Mundrabilla station near the Western Australian border with South Australia and it is now on exhibition in the Western Australian Museum. This was not a dehydrated carcass, the skin and hair is largely intact with the characteristic dark bars clearly visible, the tongue and left eyeball recognizable and a musty odour of decomposition was noticeable. It looks like a recently dried-out carcass after the maggots had left but before the hide and fur-eating invertebrates had begun to feed. Dry tissues from under the carcass were carbon14 dated at the University of Sydney and an age of 4,500 years was obtained. However, Athol Douglas, a scientific staff member for 40 years at the Western Australian Museum and who eventually became the Senior Experimental Officer, believed that the carbon14 date is inaccurate because of contamination by the ground-water which had saturated the carcass. He states; “During my 1986 visit to the cave, I found a dingo carcass; it was hairless, dry and odorless, and its skin was like parchment. The thylacine carcass had been – and is – in a far superior state of preservation than this dingo carcass, yet the dingo carcass could not have been in the cave for more than twenty years, as the Western Australian Museum party had removed all specimens and bones in 1966. …The (thylacine) carcass may have been only months old at the time it was found. This carcass represents strong evidence of the existence of the thylacine in very recent times. It is also significant that recent sighting reports have come from Mundrabilla Station and the surrounding area” (Douglas 1990). Rounsevell and Smith in their paper ‘Recent alleged sightings of the thylacine (Marsupialia, Thylacinidae) in Tasmania in Carnivorous Marsupials state “There has been a marked increase in the frequency of alleged Thylacine sightings since 1930. Some features of 104 sightings reported since 1970 are presented…the frequency of alleged sightings in the past decade provides a basis for cautious optimism, and is the justification for continued attempts to rediscover the animal” (Rounsevell and Smith 1982). Robert Paddle appears to believe that the thylacine is definitely extinct and when writing about his concerns regarding current scientific literature on the thylacine, states, “…a readiness amongst some recent authors to accept post-extinction ‘sightings’ and their associated accounts of the species’ behaviour at face value as valid scientific data. I do not consider it to be a myopic retreat into naïve inductionism to demand a body before accepting any post-1936 account of the species” (Paddle 2000). However, in the Sydney Morning Herald 02/03/2005, under the headline ‘Genuine thylacine spotters earn their stripes,’ the writers Deborah Smith and Richard Macey state “Robert Paddle, author of The Last Tasmanian Tiger, said up to 4000 sightings of the stripey animals have been made on the mainland or in Tasmania since they were declared extinct in 1937. ….Some of the thousands of sightings was also made by “malicious people who deliberately fake photographs”. But it was important not to dismiss all sightings as rubbish, he said. “I have spoken to about five or six people (who believe they have seen a Tasmanian tiger) and have been impressed by their knowledge of the local environment and the flora and fauna” (Smith and Macey 2005). Professor Michael Archer has undertaken and stimulated essential investigations into the possibility of genetic cloning of the thylacine. However, he is so positive that the species is extinct that he compared the pattern of thylacine sightings to flying saucer sightings, based on a comparison made by Ralph Molnar of the Queensland Museum in 1984. Both, he writes, are primarily concerned with observations of unexplainable phenomena over brief periods of time associated with poor visibility and few observers (Archer 1997, Molnar 1984). Molnar and Archer appear to be saying that, when humans are alone and observe something unusual with poor visibility during a brief period of time, it invariably resolves itself into either a flying saucer or a thylacine. Archer describes how originally he open-mindedly followed up reports of thylacines on the mainland while 46
working for the Western Australian and Queensland museums until he observed a small black and white pig cross the road in front of him and thought at first that it looked very much like a Tasmanian devil. From this experience he developed the idea that people who saw Tasmanian tigers were also suffering from a similar delusion that he himself suffered upon seeing a small pig. However, almost anyone else, beyond a zoologist, would not have an image of a Tasmanian devil in their mind as they drove around on the mainland. Anyone else observing the same small black and white animal would have most likely thought that they must have been viewing a dog or a cat or a small pig or goat. Until the recent publicity of the dreadful mouth cancer disease affecting the devil’s survival, most people regarded the Tasmanian devil as an animated character in Bugs Bunny cartoons. Almost everyone that I have ever spoken to on the mainland were unclear as to exactly what a Tasmanian devil and a Tasmanian tiger actually looked like and which one was which, if they were not the same animal. Unlike zoologists, the majority of the population has almost no interest in either animal or anything else not closely related to their well being. Almost everybody that reported thylacine-like sightings to me over many years had little or no knowledge of thylacines. The thylacine was known to have a very powerful sense of smell and it has been reported that captive individuals on farms in Tasmania in the 1800s became restless twenty minutes before the humans could detect the approach of visitors. Tom Billett, a farmer and fur trapper from north-western Tasmania informed Col Bailey that he saw thylacines when he was young and how extremely shy and cunning they were. He last saw a thylacine when he snared one in the early 1950s, which escaped when he was trying to force it into a chaff bag. “Next day I went back to the fence and found a large piece of fur caught up in the wire. My mate sent the fur off to Hobart and they reckoned it came from a Tassie tiger. By crikey they were cunning devils. They could smell a man from miles away, and my best two hunting dogs would run like hell when there was a tiger about, they were too cunning an animal to show themselves willingly” (Bailey 2001). They lived successfully with humans for something like 50,000 years and it is to be expected that they developed the ability to avoid humans. Because it preys on common small mammals, can detect dogs and humans at great distances, actively avoids them and rarely vocalizes, it is very rarely detected and consequently is generally believed to be extinct. Physical remains are an essential part of zoology and our understanding of our biodiversity is based on specimens stored in research establishments such as museums. However, reported observations of different species make up a vast quantity of data. For many species, physical evidence may only become available infrequently. By looking at the patterns in the data we can attempt to establish a consensus of what is real and what is not. There are two methods of interpreting these reported observations. The first method is to deny these sightings and claim that all these observations come from hallucinations because there is no back-up evidence of a physical body. It implies that thousands of everyday people from all walks of life regularly have such profound hallucinations while driving their cars, trucks and buses, often with everyone in agreement, that they are compelled to inform the authorities. These reports are so disturbing, a rare animal had been seen, that all levels of authority deny the possibility and describe hallucinations. Yet this conclusion finds no parallels in the safety of the thousands of drivers. Untold trillions of kilometers are driven by millions of people in every imaginable situation and there are almost no accidents due to hallucinations. Apparently, these hallucinations only occur if a striped animal is observed. The reaction from the authorities is fear-based and implies that humans don’t know absolutely everything. How can anything exist that we don’t know anything about? Consequently, all messengers must be shot. People have a vast array of cultural entities stored within their minds that have come from a variety of sources, be they books or films or traditions. Everything from goblins and ogres to hobbits, unicorns and fairies inhabit the forests of the mind with dragons and witches on broomsticks flying through the air. But no human 47
ever seems to observe and report on any of these manifestations. The only things people usually encounter are animals. Most can be instantly identified and some cannot. Of the two methods of interpreting these reported observations, the second method is to accept these reported observations and to examine them to see if there are correlations with known facts about the thylacine. Ongoing sighting reports provide evidence that the thylacine has survived as viable populations in many parts of its original range in diverse habitats from arid lands to rainforest, particularly on the mainland where it has been reputedly encountered repeatedly in temperate, subtropical and tropical climatic zones. This is to be expected from a family that evolved in Australia and this last species of Thylacinidae has had a long history as a predator across the continent. Ongoing sighting reports, if we believe them, provide evidence that the thylacine, particularly on the mainland, has a range of fur colours and degree of fur length, as perhaps would be expected for a species that is liable to have had isolated populations in different habitats and climate zones over millions of years. The reports contain information that both short-furred and long-furred populations occur. The range of fur colours includes the most common sightings of animals with short light brown fur with dark brown stripes across the back. However, thylacines have been observed on many occasions to have light brown stripes that merge with the background light brown fur so that no stripes are visible. Conversely, the species has been observed to have a dark colour phase in which the entire animal is covered in very dark brown fur and consequently no stripes are again visible. The long-furred animals are covered in thicker fur. A detailed description of an animal shot in south-east Queensland by Carl Lentz was long ago published and ignored. The forehead and face is a light bronze colour. It has 5 bright orange rings of very short hair around its eyes which are purplish-brown in colour. It has a short thick coat of light pale blue-grey and white stripes running downwards with bright, marble-sized orange to yellow spots along the flanks. Above this short thick coat from the back of the head covering the body it has a dark thin coat of black hairs and this makes it appear to be a brindled colour when seen from a distance. Its tail also has the same white and blue-grey rings, each 20 mm wide, beneath the same outer covering of long black hair (Lentz 1967, Hall et al 1988). The long-furred animals always have a thickly furred tail, usually with distinct rings visible. However, like the short-furred thylacines, the fur colour can have the same range with the body covered in a light brown fur with dark stripes, dark brown fur with dark stripes or light brown fur with light brown stripes that blend with the background fur colour. Ongoing sighting reports also provide evidence that the mainland and New Guinea populations were decimated by a distemper-like disease that spread from the introduction of the domestic Asian dog four thousand years ago. Competition with wild dogs and the episodic activities of the disease continues to keep thylacines at minimal numbers. With the introduction of dogs to Tasmania the disease decimated the Tasmanian population. Because of their ability to travel long distances quietly hunting small prey across large foraging territories and their ancient genetic diversity, they are able to survive with minimal numbers of individuals very thinly spread across the countryside. This is the only reasonable explanation for the many sighting reports but complete lack of physical evidence. In the Autumn 1991edition of the Australian Natural History magazine my question to the Australian Museum was published seeking an explanation as to why a one and a half metre long striped carnivorous marsupial, previously described in detail, had now disappeared from the popular scientific Australian mammal books (Opit, 1991). Descriptions of its morphology, behaviour, habitat and occurrence in northern Australia cover three and a half pages in The Wild Animals of Australasia, published in 1925 and written by Australian Museum zoologist Ellis Troughton, Harry Burrell and A.S. Le Souef, curator of Taronga Zoological Park. Australian museum zoologist Tim Flannery replied to my question stating “The reference to the ‘striped marsupial cat’ is not a mistake, but a case where modern science has caught up with an old mystery. The 49
records of large cat-like animals in the Atherton Tablelands region go back to the 1870s before the region’s two tree kangaroo species were identified. It now seems likely that the more reliable older accounts refer to treekangaroos, which are unusual looking animals if you have not seen them before.” Neither tree kangaroo species is striped, they look and act like kangaroos, though with longer tails and more solid bodies and stouter limbs. Not at all tiger-like in any way. Apparently, this is how “modern science has caught up with an old mystery,” a lack of interest, no real research into the subject and the jumping to conclusions, the very antithesis of science. The same animal was described in Troughton’s subsequent book Furred Animals of Australia, up until the 8th edition, covering one and a half pages, between descriptions of the Tasmanian devil and the thylacine. It states “the striping of the mystery mammal, if accurately reported, would naturally suggest that a few isolated survivors of the pouched “tiger” or thylacine of Tasmania may have lingered on in northern rainforests” (Troughton 1965). Ellis Troughton was curator of mammals at the Australian Museum for 39 years up until 1958. In The Wild Animals of Australasia the mystery mammal’s habitat is stated to be within the Ranges of Cape York Peninsula, North Queensland and that its description from field observations includes “hair short, rather coarse. General colour fawn or grey, with broad black stripes on flanks, not meeting over back. Head like that of a cat; nose more produced. Ears sharp, pricked. Tail well haired, inclined to be tufted at end. Feet large; claws long, sharp. Total length about five feet (1524 mm); height at shoulders eighteen inches (457.2 mm). There exists in North Australia a large striped animal... Though seen on several occasions, we have not yet had a specimen in any of our museums. This animal is rare, or, to be more correct, it lives in country that man seldom penetrates, and when he does so he creates such a noise in getting through the tangled undergrowth that any wary animal takes off. Its stronghold appears to be the rough rocky country on top of the ranges, country usually covered with heavy forest, and inhabited chiefly by tree kangaroos and rock wallabies. The animal is well known to the aborigines, and has been met with several times by white men. North-eastern Queensland was not the only place that a large striped carnivorous marsupial was being recorded. We are indebted to Carl Lentz for the most detailed description and Aboriginal name ‘Punchum” of this mystery mammal. He shot one of these animals on Tallai hill behind Mudgerabah, in the Gold Coast hinterland in 1894 in south-east Queensland. Carl Lentz writes: “It was as big as an Alsatian (German shepherd) dog. We tied its legs together with tough vines and stuck a long pole through them, by which we carried it home about half a mile (.8 km). It was heavy. I intended to take it to Nerang 10 miles (16 km) away by pack horse the next day and send it by train to the Brisbane Museum but owing to heavy rains all night causing the creek to flood we couldn’t make the journey to Nerang so we measured it and skinned it instead. From the tip of the nose to the end of its long thick black tail it measured 6 feet (1828 mm), height of shoulder 25 inches (635 mm), around the chest 23 inches (584 mm). It was long in the body and strongly built on the forequarters, but more slightly built around the waist and hindquarters. It had 2 extra long sharp fang teeth, one and five eighth inches long (35 mm) besides the 4 ordinary incisor teeth. It was a magnificent, male, specimen. After this, I heard of a similar experience, which happened to Gilston’s first pioneer, Mr. William Duncan who related his story to me of how he shot one in 1850. There are a few at large yet in remote places and they are the greatest of sneaks and night prowlers. I have seen one of the beasts since on a wallaby track at night near a road. I was able to make him out very clearly when he passed through the beam of light from the car’s headlight that made his eyes glow. But when we searched for him, together with some friends, a little while later, all we could find were his tracks, the size of very big dog tracks” (Lentz 1967, 1984). In the spring of 1969 I was fortunate enough to observe the animal. My sighting of this carnivorous mammal tallied almost exactly with the animal shot by Lentz. The location was the Brisbane - Gold Coast Highway, 50
between Brisbane and Beenleigh, a single lane each way through rural cattle grazing land and moist open forest instead of the urban sprawl that has since replaced it. At about 11 pm, as I travelled south through long stretches of darkened forest with very little other traffic, what appeared to me to be a large carnivorous marsupial crossed the road directly in front of my vehicle. At no time did it look at my vehicle or increase its speed as it crossed the road. I saw its head protrude from the vegetation in front of the car and watched it walk onto the bitumen. It stood approximately 60-cm at the shoulders, had a body length of about 75-cm and a tail of the same length. The snout protruded from a large head with a powerfully built body covered in brindled thick fur. The fore and hind legs were about the same size, the rump and hind legs appeared reasonably powerful and what was distinctly noticeable was a marsupial-like waddling gait that particularly caught my attention. It reminded me of the gait of a brush-tailed possum only this animal was very much larger. It had a long straight thickly furred tail with 7 bands across it and the tail did not wag from side to side as it walked across the road. This very distinctive banded tail was the last I saw of the animal as it disappeared into thick vegetation on the western side of the road. I drew a picture of the animal which appears below.
I am as interested in the thylacine as I am interested in all of our animals and plants and for decades have undertaken fauna and flora surveys, taught students and for 16 years have had a live-to-air wildlife segment on ABC North Coast NSW Local Radio in which I have to immediately identify all fauna species from listener’s enquiries. For the last decade these have been weekly broadcasts and I keep a record of all enquiries and reports by the public of what they have seen. I treat all of their enquiries about all of their sightings equally. There has never been any difference in their descriptions or emotions whether they relate information describing easily identifiable fauna or difficult to identify fauna. People just want to know what they have seen. All of these people, usually rural dwellers and workers, were familiar with their local wildlife and particularly of their domestic animals. When they saw an animal that they could not identify it was because it did not resemble a dog, a cat or a fox. Their explanation for the existence of the strange animal before their eyes was not that it must have been a Tasmanian tiger or devil, animals that they were generally ignorant about because they do not live in Tasmania. They believed that it was simply a native animal that they were unfamiliar with, or an animal that someone had artificially created by breeding a dog with a kangaroo or wallaby. However, some people were aware of the Tasmanian tiger and were very surprised to observe an animal that resembled it, as everyone believed that it lived only in the island state and is very rare or extinct. I have now collected 64 sightings of thylacine-like animals in north-eastern NSW. The first, I was very much 51
surprised to receive, was on Tuesday 18 November 1997 and immediately other listeners began to phone the radio station to report their own sighting of a thylacine-like animal. Since that time I have received many more reports of these animals and the following reports show that these sightings are not made by single eye witnesses, who have observe something unusual, with poor visibility, during a brief period of time. In 1970 schoolteacher Mark was working on a banana farm at Crabbes Creek in north-eastern NSW during the school holidays and as they descended from a forested ridge top at the end of the day, the owner’s German Sheppard dog began growling at something sheltering within an old, partly collapsed banana-packing shed overgrown with vines. The dog rushed in to attack the animal & Mark, the farm owner and several other workers were surprised to see the dog backing out of the shed with an animal almost as large covered with brown stripes across its back and a thick, stiff, kangaroo-like tail. The strange animal had huge jaws that opened to an extent, greater than the dog, and it gave forth with a bizarre coughing grunt-like sound unlike anything that they had heard before. The farm owner yelled out “It’s a monster, we will have to kill it” and picking up a stone, threw it at the strange animal. The stone missed its mark and the animal, looking up, saw the people and ran at great speed up the slope with a very unusual gait. The dog and the people chased the animal into a large hollow log where it crouched to stare at them. The owner remarked that they would have to kill the animal as he would not allow a monster to live on the farm. Then they all descended back through the bananas to head for home. The next day the farm owner brought up his rifle but the animal was gone and they never saw it again. On 18th November, 1997, 9 a.m. at North Tumbulgum near Hogan’s Rainforest Nature Reserve near the NSW / Qld border, Jan and two other family members observed on their property a striped dog-like animal with a head almost like a kangaroo and stripes continuing onto the long stiff tail. They had previously observed it on two earlier separate occasions and enquiring of the neighbours, were told that all three families on adjoining properties had observed the animal going back at least ten years but had never bothered to report it. They phoned and spoke about their experience on my Wildlife Talkback programme. In 1988 at Cawongla near Kyogle on the roadside at night, Len saw a thylacine-like animal showing distinct dark brown banding on the rump, hips, and legs and along the tail. The tail was thickly furred which reminded him of a photo of a numbat. The bands were about 2 cm wide & about 6 cm apart. The front paw was lifted up near the snout. The snout & the tail were held straight & the round ears were cocked up. In 1989 on Terania Creek Road at The Channon, Peter saw a thylacine-like animal showing distinct dark brown banding across the body running across the road at night in front of his car. The tail was thickly furred. Following this animal were 3 smaller identical animals. This is one of only two report of a mother and it’s young that I have received. In 1999 at Federal, Graham and Rosalind had a close view of a strange animal when driving between Whian Road and Bates Road near the old Dip when the headlights illuminated it. The size of a dog, it had a big distinctive head, brown fur and a stiff kangaroo-like tail. It had very obvious stripes across the back and the base of the tail which blended in with the brown fur so that the stripes would not be so visible from further away. It had a very unusual manner of walking quite unlike a dog. In 2003 at Upper Main Arm, bush regenerator Mark had a close observation of a thylacine-like animal at midday and observed its striped back and stiff tail as it stood near the roadside. Being an expert on wildlife identification he was positive that it was a thylacine. It gave a strange coughing bark-like call and bounded away. On 15th January 2003 at 9.30 am, Mailman Peter drove right up to a strange looking animal standing on an earth bank on the southern section of Stock Route Road, just behind Billinudgel. As tall as a medium-sized dog, it looked something like a whippet crossed with a kangaroo. It was covered with a fine short brown fur except for the rump and tail, which was bare skinned with individual hairs scattered evenly across it. It was completely unconcerned by the presence of his car and he closely examined it for 5 minutes before it walked off. Peter had 52
been involved in greyhound racing for many years and so was positive that the animal was neither a dog nor a fox and appeared to be a carnivorous marsupial. This report is important because it is one of only two that I have received that describes the animal suffering from the disease described by Paddle 2012 and this individual had significant hair loss. I received the following photograph of an unusual animal in an email in 2006 from Adam who was working on the new freeway crossing Stock Route Road at Billinudgel. “I’m working on the Brunswick Heads Bypass. One of the engineers here has seen this animal a few times and has managed to get a photo of it. He’s actually seen it climbing a tree. You can’t see in the photo but he says it’s got stripes across its rump. Regards, Adam”. On Monday 16th January 2006 at 3.30 am near Mullumbimby, Michael Stubbs and Fabiola Oliver observed a strange animal coming towards them along the eastern side of the road. Michael drew the animal after their sighting and it is featured above. He is highly skilled in the identification of fauna and flora. Fabiola was driving and so Michael was able to examine the animal closely from only 2 metres away and observed that it was 60 to 70 cm high and 1.3m long, the length of the body quite long when compared to its height. It had a very long thin tail that drooped down then lifted up towards the end. It had a large head with golden eyes and widely separated rounded ears. It was covered with short golden-fawn fur with black shadowy marks on the fur tips across the rump like vague bands. Michael noticed that it had a distinct waddle of the back
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legs as it walked and he watched it turn away from him and saw that it had a white band at the end of the tail with a black tip. It then ran off under a barb wire fence to disappear into the regrowth vegetation. On Thursday 8th February 2006, between 5.30 and 6.00 am, at Mullumbimby, 23 year old Shanti heard a commotion outside the house as if a dog was fighting with their cats. She went outside to investigate and rushed inside to tell that she saw a ‘mutant’ dog. It was light golden coloured with rounded ears, a long pointy tail, and stripes on its back. It was making a strange guttural yapping noise as it tried to attack the cats and it chased one of them across the neighbour’s garden. She then saw it run as fast as it could down the street towards the cane fields. She said that its gait was awkward looking, and looked like it was loping because its front legs were shorter than its back legs, and it looked quite ungainly as it ran. Her mother, the other children and the neighbour heard the strange noise, but did not go out to investigate. She did not know about thylacines before the sighting. She was able to definitely identify it from pictures that she found on the internet. On 15th February 2006 at Hastings Point, Rose described a strange dog-like animal that she saw while driving to work in the morning. It was grey with dark grey mottling on its rump like bands, it had distinctive large round ears and was quite unlike a dog or fox. In December 2006 at 9.30 a.m. she again saw the same animal with three young cubs chasing and playing together on the road. On 11th April 2006 at 12.30 a.m. on Shara Boulevard at North Ocean Shores, Ron was driving west towards the highway and saw what looked like a thylacine as it walked along the northern side of the road. He stopped the car and turned off the motor and watched it from 2 metres away in the high beam of the headlights as it stared at him. It was about 1 metre high and 2 and half metres long with high haunches at the back of the body. It had a long thin pointed tail, which pointed down, almost the length of the body. Its eyes appeared sloping backwards, the ears were tall and rounded and it had a long neck. It had very fluid movements & its body was covered in short hair of a light fawn colour. It had 10 to 12 very pale stripes across the rear portion of the body with slightly wider stripes on the back & narrower stripes on the rump. After looking at the car’s headlights, it
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suddenly ran off into the bush. On 3rd February 2007 on Jones Road at Yelgun; just after dark, Gary Opit watched, for about 5 minutes, an unidentifiable carnivorous marsupial that measured approximately 1.75 m in length and about .75 m in height standing in the middle of the road, adjacent the Billinudgel Nature Reserve. It was very dark brown in colour, its back was distinctly hunched and it was stationary. It was illuminated by the headlights of my car approximately 20 m in front of me. I noticed that the fore and hind legs were of the same size and decided that this was, from its distinctive body shape, a carnivorous marsupial. It continued to sniff the dirt road unconcerned by the presence of my vehicle. After 5 minutes I drove slowly towards it and at about 10 m in front of my car it suddenly pushed with its hind legs and with great power it ran off the road into the vegetation on all four legs. I observed this same dark individual a second time on 30/12/07, it ran across the track right in front of me at dusk and I found the same animal resting in vegetation a couple of hundred metres east days after and it again swiftly disappeared. In late 2007 at New Brighton, Don was driving a bus with 8 passengers between 2 and 3am when they all observed a large unusual thylacine-like carnivore eating a small animal on the road, probably a bandicoot struck by an earlier vehicle. It was greyhound in size, covered in a dirty golden-brown short fur with no distinct stripes and a long tail that sloped down to the ground and back up again. Its head was not dog-like; it had a short muzzle with pointy ears, a proud stance and kangaroo-like hips. It was observed from head on and it loped off, almost kangaroo-like with a very unusual movement. Don was thinking to himself that it looked like a thylacine without stripes & then he heard all his passengers begin asking each other what it was & wondering whether it was a Tasmanian tiger. On January 2008 Andrew and his wife were on holidays from Victoria, staying at an apartment off Cemetery Road in Byron Bay. On a bike ride to the beach they had a good look at what both thought may have been a Tasmanian tiger “as ridiculous as that sounds,” he said to me. “It had sandy coloured fur, a stubby muzzle and a long tail. It had the gait of a dog and it certainly wasn’t a dog or feral cat. It had stripes that were not bold. My wife works at the Werribee zoo in Melbourne and it certainly wasn’t like any of the cats they have there. We then mentioned it in passing to the bus driver on the way back to the airport and he said there had been some sightings of thylacine-like animals in the area over the years that he had heard of. On Sunday 22nd June 2008 at 3.00 p.m. at Mooball, Scott Green, editor of the Weekly News, while out riding his bicycle along Wooyung Road towards Mooball, approaching the old railway bridge, spotted what he believes was a thylacine. It emerged from the vegetation 70m ahead, running across the road, travelling north and then stopped to watch his approach. Standing on the road, it stayed for about 40 seconds until Scott was within 40 m of it. It then ran into the vegetation. He described it as having a head and body about 1 m long with a longish pointed tail about 60cm long. It looked like a stretched-out greyhound, 30% longer in the body than a dog. The back and the hind legs looked more like a cat, its tan-coloured thick fur had an orange tinge in the sunlight and it had dark stripes across its back. Kim Falconer wrote to me and reported an interesting encounter that she had on 30th December 2008 at 6:15 am adjacent bushland of Arakwal National Park near Broken Head Road, Byron Bay, saying “I heard a loud sound like a cross between a guttural possum noise and a large dog retching. I ran outside to find my cat facing off with a dog-like creature 4 times its size. I’ve been a vet nurse for 20 years. It was not a dog. I was 2-3 metres from it for several minutes. It weighed about 18 kg, had fawn-coloured short dense fur and smelled of musk, like a mild possum odour. The animal’s face was like a dingo/dog/wolf but with rounder ears. The body language of this animal was not canine and the eyes were very keen, watching in a way domestic dogs do not. It walked, trotted and loped. It was not afraid of me but backed away whenever I approached closer than 2-3 metres. She had a springy rocking56
horse gait, moving quickly then holding very still, lifting her head. She didn’t take her eyes off of me. She seemed extremely curious, cautious, but with no familiar dog body language. The coat was like a newly-sheared sheep in look, short, uniform length, fawn to light brown, and very dense, not laying flat like a dog, cat or horse coat. No stripes but a hint of black on legs and ears, white muzzle, like you might see on an elderly dog, black nose. She was in good condition, no ribs showing. The impression was healthy and lean. Her neck was long and the entire body was lithe, it was long in the flank. The tail was the least dog-like feature, very stiff like a broom handle, thick at the base, with short fur, and it didn’t act like a dog’s tail. It didn’t taper, or wag. It was the vocalization that really threw me. It was not a dog sound she made, nothing like it. More like a retching possum and it was surprisingly loud. The hocks were pronounced and low, it rocked back on them when it loped away. I looked for prints and I found fresh faeces and have frozen a sample. I have rung and reported this to my local veterinarian. It was an extraordinary experience, being so close to this animal. There’s no doubt in my mind it was a thylacine, one without stripes and I have since read that Tassie tigers were reported without stripes in the 1900s and apparently they have up to a 40km range which they trek each month. Finally an observation on 18th September 2011 at 8pm by zoologist Mary Gardner on the way to the Cape Byron lighthouse. “Just as we drove up the one way road a creature darted across the road. I have not seen one like this before. It was neither dog, nor dingo, nor wolf, and certainly not a fox. It had full ears, a hard erect, rather round body, high in the shoulders, tall lean thin legs, looked like it could jump, long thin hard-looking tail and the faintest glimpse of darker stripes around the body. The reports that I have collected appear to describe the survival of a small number of these animals in the rugged wilderness of the Nightcap and the Border Ranges. The theory is that with the removal of dingoes and wild dogs over the years, the relict thylacine population has increased and now they are being observed in the coastal nature reserves. Like the Whian Whian Oak, the Wollemi Pine and other supposedly extinct species, there is a possibility that a most wonderful Australian has returned. Some researchers have spent years searching localities where it has been reported and have set up automatic cameras that photograph anything that moves past. That is how Ray Harvey was able to take the tantalizing photo at the beginning of this article at 8.05 am on the 22nd May 2012. Could this be the first photograph of an endangered species that is supposed to be extinct? In conclusion, we can tell when an animal is extinct; there are no more sighting reports of it. We can be sure that the Tasmanian emu is extinct, no-one ever reports seeing one. There are no reports coming in of all the other unique animals that European activity has exterminated. No reports of eastern hare wallabies, toolache wallabies, no reports of paradise parrots, no reports of any of the giant marsupials that went extinct before European settlement. We will know when the thylacine has really gone extinct; there will be no further reports of it either.
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La clonación del Tilacino El profesor Michael Archer, de la Universidad de Western Australia, es el director del proyecto para la clonación del genoma del tigre de Tasmania. Para Archer, la obligación moral que tenemos de rescatar al lobo marsupial de la extinción se debe al factor básico y determinante de que somos los humanos y no otro factor, los que hemos provocado su extinción. El profesor Michael Archer Este hecho y el que el hábitat del tilacino siga existiendo tal cual era hace 70 años hacen que la teoría de traer de vuelta a la especie se convierta en un hecho con fundamentos científicos de peso, ya que una vez lograda su clonación podría, según Archer, ser liberado y volver a poblar los mismos bosques. En una jarra de cristal se preserva un ejemplar hembra de 6 meses de edad en alcohol desde 1866. El hecho de haber extraído ADN de este ejemplar, bastante contaminado e incompleto por cierto, hizo al equipo de Archer trabajar para lograr al menos obtener una secuencia completa, hecho que cobró mucha más relevancia, cuando en 1997 se clonó a la oveja Dolly. A partir de ese momento, con las nuevas técnicas de laboratorio la clonación y el posible regreso del tigre de Tasmania se han convertido, según Archer en algo que tarde o temprano llegará. Pequeñas porciones de corazón, hígado y músculos se extrajeron del animal conservado, fue entonces cuando la cuenta atrás para la extracción del código genético comenzó. Clonación del tilacino. Detalle de la inoculación del gen del lobo marsupial en una célula viva para su reación posterior.
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Una vez que el ADN dañado e incompleto es completado y reparado, se inocula esta carga genética en el interior de un óvulo de una especie afín, un diablo de Tasmania o un numbat, para su posterior incubación. Mientras que en otros museos del mundo ha habido proyectos de clonación de especies extintas, es en el museo australiano a donde realmente se ha conseguido extraer y reparar ADN de calidad de un animal extinto. Hay mucho trabajo realizado en este sentido, aunque el propio Archer asegura que aun queda mucho trabajo por realizar, quizás otros 10 o 15 años para poder clonar al tigre de Tasmania. Expertos están en desacuerdo con la idea de Archer, que encuentran sin sentido y rozando el ridículo científico. Grupos religiosos han acusado a Archer de querer jugar a ser Dios, a lo que Archer respondió: “Fueron los que exterminaron al tigre de Tasmania los que realmente jugaron a ser Dios”. Otros investigadores aseguran que el trabajo de Archer es una verdadera farsa, pero cuando son preguntados por Jangala Magazine para que aporten datos concretos de sus experiencias y posibles avistamientos, así como sus pruebas de peso de la existencia del animal se limitan a decir …”…it is still out there”. El proyecto Lázaro es la idea del profesor Archer y su equipo de poder devolver a la vida a especies extintas en un pasado reciente. No se trata de traer de vuelta a un dinosaurio, es poder dar de nuevo la oportunidad a un animal como el tilacino extinguido por la fuerza bruta y la ignorancia, un animal que de haber sido descubierto en otra época quizás hubiera gozado de una mínima posibilidad, pero no desde luego a principios del siglo 19, a donde las colonias británicas de ultramar se entendían con todo lo que no cuadraba con su estilo de vida a tiros. El proyecto Lázaro pretende clonar a especies extinguidas, a raíz de recuperar su genoma e injertarlo en células de un animal emparentado. Hace simplemente 10 años estas ideas cuanto menos eran descabelladas, hoy día existe la tecnología suficiente, como de hecho ya ha sucedido, para que el equipo del profesor Mike Archer haya logrado extraer ADN intacto de lobo marsupial, el primer gran paso para traer de vuelta a la especie. De hecho Archer argumenta que el hecho de poder traer de vuelta a estas malogradas especies será mucho más rápido de lo que se piensa y el planteamiento o la duda será ¿que traemos primero de vuelta? A continuación nuestros lectores interesados en el tema de la clonación y del proyecto Lazarus y la clonación del tilacino, podrán leer lo que nos hace llegar el profesor Mike Archer acerca del proyecto Lazarus.
The Lazarus and Thylacine DeExtinction Projects The TED talk I gave and those of others contributing to the TEDx DeExtinction event held on 15 March 2013 in Washington DC can be accessed either there (http://www.ted.com/tedx/events/7650) or at (http://www.ted. com/talks/michael_archer_how_we_ll_resurrect_the_gastric_brooding_frog_the_tasmanian_tiger.html), the latter being a slightly different version subsequently posted on the TED talks website. A newspaper story by Nicky Phillips that appearedin the Sydney Morning Herald on 15 March, 2013 (p. 1), is available online: http://www.smh.com.au/environment/animals/extinct-frog-hops-back-into-the-gene-pool20130315-2g68x.html.Another by Lisa Clauson that explores a range of issues related to the Lazarus Project appeared in various media on 22 June, 2013: http://www.smh.com.au/national/waking-the-dead-201306172ocz4.html. Qantas Magazine also did a short feature article on the Lazarus Project:http://travelinsider.qantas. com.au/bright_ideas_scientist_mike_archer_explores_de-extinction.htm?alt_cam=au:qf:edm:july13:ti:pod3: 60
ht. A documentary about the Lazarus Project is in preparation by Visionquest Pty Ltd but has not yet been released. There is an earlier Discovery Channel documentary about the Thylacine Project: http://www.youtube. com/watch?v=S3gNW7LbO0M. For what it’s worth, you can hear a debate between me and the Executive Editor of Scientific American about the merits of deExtinction occurred on the Canadian Broadcasting Corporation (http://www.cbc.ca/toothandclaw/popupaudio.html?clipIds=2401773888). More recently (November, 2013), Time Magazine announced that the Lazarus Project was one of world’s 25 best ‘inventions’ for 2013 (http:// phys.org/news/2013-11-lazarus-frog-resurrection.html) and one of the five featured online (http://techland. time.com/2013/11/14/the-25-best-inventions-of-the-year-2013/). The Australian Science Media Centre has also listed the Lazarus Project as one the top 10 science stories for 2013 (http://www.smc.org.au/2013/12/topten-science-stories-2013/#frog). Revive & Restore was the main organizer of the TEDxDeExtinction event in Washington, DC on March 15th. If you are looking at the field of deExtinction more generally, and where it is headed, then Revive’s cofounders Stewart Brand or Ryan Phelan are important spokespeople for the overall concept of deExtinction. A 17 May, 2013, summary by David Biello of all of the talks given at this event can be seen at http://longnow.org/ revive/tedxdeextinction/tedxdeextinction-2013/. Also, the National Geographic Society (NGS) devoted the cover story of their April 2013 edition to deExtinction, so you can find all kinds of content about this subject on their website by clicking here, http:// www.nationalgeographic.com/deextinction. They have been involved to date with all of the meetings of scientists around the world focusing on deExtinction research projects. We haven’t yet published on our Lazarus Project because we were keeping the research quiet until we discovered just how far we could get. The Revive & Restore organisation (part of the Long Now Foundation) and the National Geographic Society enticed many of us working on deExtinction projects around the world to come out from our ‘closets’ so to speak, to meet in October 2012 and mid March 2013, to talk with each other about our goals, aspirations and challenges. This has led to new multi-institutional collaborations that should accelerate progress on projects currently underway. It certainly has with our Lazarus Project via new links with Advanced Cell Technology in Boston. If you know anyone who can help support this research, we’d of course be delighted to hear from them. The Lazarus Project is only possible because of the Lazarus Fund that’s been established in the University of New South Wales in Sydney. Dick Smith and Gary Johnston (CEO of Jaycar) have been extremely helpful in providing the core funding that’s enabled the Lazarus Project to achieve what we’ve managed so far. But of course there’s still more to be done so further donations are going to be important if we’re to have any hope of achieving the ultimate goal—the Gastric-brooding Frog hopping glad to be back in the world again.We are in discussions about revitalizing the Thylacine Project, picking up from where it was ‘parked’ (the DNA library created) in 2003. It’s probable that if we’re successful in bringing back Gastric-brooding Frogs, it may be necessary to splice in a gene for resistance to this fungus prior to release of populations back into the wild. The gene demonstrating resistance in frog populations around the world is currently the subject of research (e.g., http://www.pnas.org/ content/108/40/16705.short). In the meantime it’s great to know that bright folk all around the world are as excited as we are about the possibilities of bringing extinct species back into the world, particularly those that are gone because of something we humans did—or should have done but didn’t. If we broke it, I strongly believe that we should try to fix it, if we can. DeExtinction represents a new, potentially very important conservation tool to optimise biodiversity in the world for all the reasons we know this is important. It’s not an alternative or a threat to more conventional conservation programs, and it could be very important in terms of developing techniques to secure currently endangered species by cross-species cloning (e.g., by using common species to build up the numbers of their 61
endangered relatives) as well as by bringing back potentially keystone species whose absence threatens the stability of the ecosystems of which they were once a part. Removal of wolves from Yellowstone National Park, for example, resulted in severe downstream environmental damage which was only reversed when wolves were returned. We need every kind of effective arrow in the conservationist’s quiver we can getto stop the current acceleratingslippage into the world’s 6th mass extinction event. DeExtinction research has the potential to produce one of the most important compatible arrows of this kind. Cheers, Mike
Foto del embrión de ratón con las partes azuladas tras la reacción del gen de tilacino. Cortesía de los profesores Andrew Pask y Marylin Renfree.
Además del trabajo del profesor Archer y de su equipo en el proyecto Lazarus, un grupo de científicos comandado por Andrew Pask de la Universidad de Melbourne logró aislar en 2008 un gen de lobo marsupial e inyectarlo en un embrión de ratón, consiguiendo revivirlo y que este reaccionara en el desarrollo de los tejidos del embrión, devolviéndolo a la vida así tras más de un siglo latente. El profesor Andrew Pask también nos ha enviado material de apoyo para la realización del presente trabajo.
«Tras haber constatado que se trataba del ADN de un tilacino, lo hemos implantado en embriones de ratones», señaló Pask. «El ADN resucitó, entrando en función en el desarrollo del cartílago del ratón, que formará más tarde los huesos», explicó. «Es la primera vez que el ADN de una especie extinguida se utiliza para provocar una reacción funcional en otro organismo viviente», declaró el jefe del equipo científico, Andrew Pask, de la universidad de Melbourne.
Permisos y agradecimientos Para la realización de este artículo se ha solicitado previamente la colaboración de eminencias en la materia tratada como los Profesores Michael Archer, Marylin Renfree o Andrew Pask, quienes nos envíaron estas agradables cartas de respuesta a nuestra solicitud de material, así como material original de primera mano: Dear Roberto, Thanks for your email and best wishes with the article! I am in the middle of working with students who are urgently trying to finish theses and coauthors pushing me to finish joint research papers so I’m afraid I’m pretty much overloaded with things to do, despite your project sounding like a very good one. I’ve attached a summary of our work with the Thylacine and Gastric-brooding Frog. More continues to happen and the nuclear DNA sequence is being actively researched by Andrew Pask in the University of Melbourne. The mitochondrial DNA has already been published by Stephen Schuster in Penn State University, so it’s all moving forward. We continue to work on the Gastric-brooding Frog focused on how to get our embryos to continue to develop into tadpoles— not easy but we’re not giving up!
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You should also consult the International Thylacine Database run by Stephen Sleightholme. His website is: http://www.naturalworlds.org/thylacine/mrp/itsd/itsd_1.htm. Try also The Thylacine Museum Site: http:// www.naturalworlds.org/thylacine/index.htm; both have lots of interesting material to work with. Hope this helps, Cheers, Mike Prof. Michael Archer Evolution of Earth & Life Systems Research Group School of Biological, Earth & Environmental Sciences UNSW Australia (University of New South Wales) Sydney, NSW 2052, AUSTRALIA Igualmente queremos extender nuestro agradecimiento a la profesora Marilyn Renfree de la Universidad de Melbourne por los permisos para la utilización de la fotografía del embrión de ratón interactuando con el gen del tilacino y por el envío de información que ha resultado crucial para la confección del trabajo. Además queremos también hacer una mención especial de agradecimiento al profesor Andrew Pask de la Universidad de Melbourne quién nos envío esta carta junto con la fotografía original del embrión de ratón con el gen inoculado que mostramos a nuestros lectores. Hello Roberto, Yes that is fine -I have attached the picture here. We have been sequencing the thylacine genome. We wanted to go beyond the state of just looking at the genome itself and actually assess the function of thylacine DNA sequences. To this end we created the the first resurrection of extinct gene function in a living animal by putting the gene into a mouse. The promoter we chose drives skeletal development and you can se the blue staining in
the embryo shows the gene expression in the mouse skeleton. Using this technology we can examine how genes from extinct animals worked and differ from those in extant species. Hope that helps – let me know if you would like more information! It would be great to copy of the final article if I could, Thanks Andrew Andrew Pask Associate Professor and Reader ARC Future Fellow and R@MAP fellow Genetics, Genomics and Development. School of BioSciences, The University of Melbourne, Victoria, 3010 Para la documentación gráfica del artículo (imágenes), se solicitaron fotografías originales a diversas páginas de internet sobre la materia tratada, a donde se recopilan documentos fotográficos que pueden resultar de gran valor y comprensión por parte de nuestros lectores a la hora de analizar el tema que se está tratando y el asunto de los posibles avistamientos, al respecto recibimos respuestas tan sugerentes como la detallada a continuación, del propietario de la web www.garyopit.com a donde una fotografía bastante “sugestiva” de un posible tilacino nos llamó mucho la atención, igualmente nos envía su artículo publicado en el libro Tasmanian tiger. Extinct or extant que hemos creído oportuno incluir en el trabajo para todos nuestros lectores de habla inglesa, el artículo se reproduce íntegro en inglés: “Dear Roberto, Yes you may use parts of my text and the photograph taken by Ray Harvey to enrich your work about thylacines. It is worth nothing that the photograph was taken automatically in south-east Queensland & that it is not really possible to judge whether the head of the animal in the photo is to the right or the left. As is well known, the bands / stripes are confined to the hindquarters of the thylacine & the colours & stripes of the animal in the photo closely match old photos of the thylacine, so the head of the animal in the photograph is likely to be on the right hand side. The right hand side of the photograph is more blurred than the left hand side where the focus in clear enough to show the stripes. That appears to show that more movement of the animal was taking place on the right hand side of the photograph so there is the possibility that this helps to show that the head was on the right hand side of the photograph. Some people think that the head is on the left hand side beyond the photograph & that the stripes are on the shoulder & neck which is an unusual place for the stripes to be placed. I think it likely that the photo is the best proof we have that the thylacine survives. Please mention my website at garyopit.com & also my Australian Cryptozoology Facebook page & I am about to begin a History of Australian Cryptozoology blog page very shortly & have begun it as posts on the Australian Cryptozoology Facebook page. Kind regards, Gary Opit.” Una mención especial de agradecimiento a la excelente ilustradora de naturaleza y colaboradora Mafalda Paiva, quien gustosamente accedió tras nuestra petición, a la confección de los estupendos dibujos que ilustran este trabajo y que son originales para él mismo, lo que de paso le otorga al trabajo una calidad excelente.
Conclusiones finales Desde la más temprana edad, en que en mis manos cayó una de mis primeras enciclopedias de vida natural titulada “Enciclopedia de la Vida Animal”, de la editorial Bruguera y pude leer las escasas dos páginas dedicadas al lobo marsupial fue tal mi fascinación por el animal que siempre quise escribir algo 65
sobre él, no solamente acerca de su etología o morfología y filogenia, si no llevar más allá el trabajo que nunca encontré a mi disposición en lengua castellana, recopilar en un mismo trabajo aspectos tan relevantes acerca de este animal como son los posibles avistamientos, teorías acerca de su existencia y posibles causas de su desaparición, documentos gráficos y fotografías y poder completarlo con la excepcional aportación del trabajo de personas como el profesor Mike Archer, lo que ha supuesto un honor y un logro para esta revista, solo confío y espero que el trabajo este a la altura de lo que nuestros lectores demandan, que sea capaz de aportar algo nuevo a la información que todos nosotros podemos tener acerca de este fabuloso animal y porque no, pueda servir de referente en el futuro para personas que busquen información al respecto. En cualquier caso, el artículo ha sido elaborado con todo el cariño del mundo, tratando de cuidar cada detalle incluído en él mismo para hacerlo veraz y con rigor científico, lo cual a veces no resulta del todo fácil, dada la naturaleza del tema tratado.
Referencias externas. Bibliografía y enlaces http://www.theguardian.com/world/2013/nov/11/zoologists-on-the-hunt-for-tasmanian-tiger-declareno-doubt-species-still-alive. http://garyopit.com/thylacine-sightings/ https://es.wiki2.org/wiki/Thylacinus_cynocephalus http://www.abc.net.au/local/stories/2008/02/26/2172927.html https://web.archive.org/web/20060324043202/http://www.smh.com.au/news/Tassie-Tiger/New-bushsighting-puts-tiger-hunter-back-in-business/2002/09/25/1032734216943.html http://m.smh.com.au/national/waking-the-dead-20130616-2ocz4.html http://www.wherelightmeetsdark.com/ Opit, Gary: “The Tasmanian Tiger: Extinct or Extant?” edited by Rebecca Lang & published by Strange Nation Publishing; Chapter 7 ‘Evidence for the continuing survival of the thylacine’. Enciclopedia de la Vida Animal, Editorial Bruguera, Tomo 10.Edición española. Doctor Juan Pablo Martínez Rica. Colaborador científico del Centro Pirenaico de Biología Experimental del C.S.I.C. Segunda edición española. 1979.
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Satyrium spp
El Regajal
y su riqueza lepidopterol贸gica Por Jos茅 Antonio G贸mez. (Aranjuez) MADRID
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l regajal, perteneciente al municipio de Aranjuez, se encuentra situado al sur de la comunidad de Madrid y es rico en una amplia variedad de lepidópteros por su clima y tipo de vegetación. Aquí las especies son únicas por su tamaño, al ser más pequeñas de lo habitual, debido a un clima seco y con terrenos yesosos, lo que hace que sus plantas nutricias sean de un tamaño más reducido y escasas debido al estrés hídrico.
con ella y la primera vez que la pude ver fue algo fantástico, poder observar algo único y tan bonito, pudiendo seguir su ciclo y localizar a sus orugas. Aunque tengo el reto pendiente de intentar la próxima temporada fotografiar su apareamiento. Otras de las especies que fue grato poder descubrir y fotografiar, por ser muy escasas fueron Zegris eupheme y Euchloe belemia , ya que solo he podido avistar a varios individuos en varias temporadas completas. Euchloe belemia es muy difícil de identificar en vuelo ya que se trata de una especie muy parecida a otras de la familia Pieridae.
Cabe señalar que muchas especies, antes muy abundantes, son actualmente muy escasas o se encuentran prácticamente extintas y que su conservación sea de vital importancia por este hecho. Hace unos años se construyó un centro de conservación de mariposas dentro de la reserva de El Regajal, que con los recortes de la crisis económica acabó cerrándose.
Pontia daplidice
Cabe señalar que gran parte de la reserva es privada y otra parte es de explotación pública, donde hace años se construyó un polígono en medio de la misma, lo que supuso un duro revés a las especies que viven en ella, unas cuantas aun sobreviven a su deterioro, no obstante gracias al abandono que sufre la reserva, algunas especies viven en zonas poco visitadas por viandantes, como he podido comprobar, especies que se enumeran y se presentan en una serie de fotografías en este artículo.
Lampides boeticus
Una de las especies más importantes de la reserva es la Zerynthia rumina mínima (Ssp. castiliana), única en el regajal (Aranjuez) y en la Península Ibérica y que se trata de una especie muy escasa y localizada, se alimenta de Aristolochia pistolochia, una planta también muy escasa y muy pequeña en tamaño. Esta especie me costó más de dos años dar 68
Esperemos que en un futuro no muy lejano se pueda conservar una zona tan rica y valiosa de especies de lepidópteros, con un replantado de plantas nutricias, para que algunas especies vuelvan a volar por el Regajal y nuestros hijos y amantes de las mariposas puedan disfrutarlo en un futuro.
Polyonmatus icarus
Polyonmatus albicans
Zerintia rumina
Esfinge colibrĂ
Papilio machaon
Tomares ballus
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Vanessa atalanta
Colias crocea
Colias alfacarensis
Zygaena sarpedon
Pieris brassicae
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Issoria lathonia
Eucholoe belemia
Zegris eupheme
Vanessa cardui
Polyonmatus thersites
Iphiclides podalirius
Glaucopsyche alexis
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Aricia cramera
C-album
Papilio machaon
Polygonia c-album
Pararge aegeria
Lasiommata megera
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Nephila Inaurata Madagascariensis Cuaderno de cuidados y mantenimiento en cautividad
Por Oscar López Hernández de EXOTICSWILD®
Ejemplar hembra adulta
Los datos contenidos en este artículo han sido estrictamente tomados bajo mi experiencia y observaciones personales.
N
ephila inaurata madagascariensis (Vinson, 1.863), Fam. Nephilidae, pertenece al género de arañas Araneomorfas y es originaria de Sudáfrica y Las Islas
Seychelles. Estas arañas construyen una gran tela de un tamaño que oscila entre un metro y dos metros cuadrados de amplitud, de una resistencia y propiedades asombrosas. Los últimos estudios de la Seda, demuestran que es cinco veces más fuerte que el acero por su unidad de peso, más fuerte que el Kevlar, es más flexible que el nylon, y conserva 77
sus propiedades a temperaturas que oscilan los – 40º C hasta los 220º C. Las hembras adultas tienen un tamaño entre los 10 y 15 cm y su periodo de vida oscila entre los 9 y los 11 meses, mientras que los machos significativamente más pequeños solo alcanzan de 1 a 3 cm y viven de 3 a 5 meses.Esta diferencia en su longevidad fue el mayor incon-
veniente que encontré a la hora de reproducir esta araña, ya que normalmente al comprar ejemplares suelen ser hermanos de la misma puesta y los machos fallecen antes de que las hembras lleguen a su estado adulto.
Crías alimentandose de Drosophila
Yo empecé comprando 30 pequeñines a un criador europeo, compre tantas para intentar asegurar la diversidad de sexo y el índice de bajas juveniles, que según había leído era muy alto. Estuvieron juntas unos días, hasta que decidí separarlas individualmente para poder controlar con exactitud sus capturas y sus mudas, las cuales fui anotando en cada recipiente. Para facilitarles un apoyo a la hora de tejer sus telas, hice unos aros con trocitos de cables y coloqué unas servilletas de papel de cocina mojadas en el fondo de los vasos para conseguir una humedad alta. Su alimentación durante las primeras semanas fue muy laboriosa y dedicada, añadía mosquitas de la fruta o micro cucas a diario en cada tela, asegurándome de que la Nephila aceptaba su alimento. Solo anotaba las fechas en las que capturaban y aceptaban su alimento, siendo casi a diario, excepto cuando están próximas a la muda que dejan de comer unos días antes. Las mudas se producen cada 8 o 15 días dependiendo de la alimentación de cada ejemplar. Con cada muda que realizaban, incrementaba el tamaño de sus presas, aceptando tamaños superiores a su cuerpo. Para minimizar la diferencia entre la longevidad de machos y hembras, decidí mantener a las
Detalle de una cría deborando una cucaracha pequeña
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hembras a una temperatura entre los 25º y 28º, mientras que los machos permanecieron en una habitación más fresca, intentando ralentizar todo lo posible su crecimiento. El dimorfismo sexual es muy acentuado en la especie, debido a su tamaño y en el desarrollo de unas cápsulas en los pedipalpos de los machos, en los que alberga el esperma. Los machos son de color marrón o negro y en su estado adulto no construyen red, viven en los hilos periféricos de las telas de las hembras. A las pocas semanas de mantenimiento fueron sustituidos los recipientes por otros más grandes y con más altura, ya que las Nephila necesitan quedarse colgadas para realizar la muda. Este momento es el más delicado para nuestras arañas y por el que se producen la mayor parte de las bajas.
Desde pequeñas es fácil diferenciar el sexo debido a la diferencia de tamaño de los ejemplares. Sobre estas líneas, ejemplar macho, debajo, ejemplar hembra, mucho más alargado
A los cuatro meses y con ocho mudas en las hembras, seleccioné a mis dos mejores ejemplares y las instalé en un terrario de 90x60x45 centímetros. Pensé que sería algo justo para dos hembras, pero colocando unas lianas de forma un poco estratégica, conseguí que se acomodaran lo mejor posible. Las Nephila son muy cuidadosas con su red, normalmente justo antes de amanecer deshacen casi por completo su tela, solo dejan los mástiles principales en los que vuelven a montar todo el entresijo de hilos dorados, o reparan los paños que hayan podido sufrir daños por las capturas diarias. A los pocos días y una vez que las hembras habían consolidado 80
Recipientes para el mantenimiento de ejemplares de pequeño tamaño
sus telas, añadí al terrario desesperadamente mis dos últimos machos de un total de cinco. Los otros tres fueron falleciendo en semanas anteriores. No tenía muy claro en qué momento iba
Ejemplar recien mudado
a presentar a los pretendientes, sentía algo de temor por la reacción de las hembras. Pero viendo venir el final de mis dos últimos machos, decidí que merecía la pena correr el riesgo y los añadí cuidadosamente en la red de cada hembra. Las hembras aceptaron la presencia sin reacción aparente. Estas arañas toleran la presencia de varios machos que conviven con ella parasitando de las víctimas que descuida la hembra. Transcurrieron unos días en los que los machos deambulaban a sus anchas por los hilos adyacentes a las redes principales, hasta que llegó el día. Una mañana al despertarme, vi que una de las hembras estaba terminando de mudar la piel y un machote que no perdía detalle desde las alturas, fue desplazán81
dose poco a poco hasta el centro de la red donde se encontraba la hembra que había terminado su muda. Se colocó muy despacio bajo esta y realizo una cópula que duró unos pocos minutos. La otra hembra también fue fecundada por el otro macho una semana más tarde. A partir de ese momento, las hembras fueron alimentadas con generosidad, tres grillos adultos diarios para cada una. Engordaron rápidamente y 21 días después, la primera de las hembras hizo una puesta en el techo del terrario. Depositó una masa de huevos color rosa que envolvió cuidadosamente con su tela y se alejó volviendo a su sitio de caza. En total, realizaron tres puestas cada hembra, las cuales retiré del terrario para un mejor control de la humedad.
Las hembras vuelven a tejer la telaraña todas las mañanas
Con el paso de los días, los huevos fueron adquiriendo una capa blanquecina en el exterior que se desprendía poco a poco. La espera se me hacía eterna, hasta que 28 días después, empezaron a distinguirse las primeras arañitas de color rosa moviéndose entre el amasijo de huevos. Permanecieron todas juntas en el interior de la bolsa unos días más, hasta que fueron aventurándose a salir por los hilos exteriores y empezaron a colonizar todo el perímetro de la ramita. En ese momento hice el traspaso, busqué una buena rama y con mucha paciencia fui sacando una a una todas las arañitas. Aún es pronto para alimentarlas, solo después de su primera muda empiezan a cazar, comenzando así un nuevo ciclo en estos carismáticos y fantásticos animales.
Mi conclusión es que esta araña es excepcional para mantener en cautividad. Se pretende con este trabajo haber causado una grata impresión de una de las arañas verdaderas más antiguas del planeta.
Su buen carácter y poca agresividad hace que tenga un fácil manejo, aunque en una ocasión vi como una mordía uno de los palitos que uso para manejarlas mejor. Siempre existe el riesgo si la estresamos demasiado al manipularla. Recientemente he
Detalle de la cópula, véase la diferencia de tamaño del macho y la hembra adultos
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adquirido dos nuevas especies, Nephila turneri y Nephila senegalensis, ara帽as que tienen unos colores negros y amarillos alucinantes y con las que pretendo aumentar mi colecci贸n y mantenerlas con 茅xito.
Puesta de huevos
Eclosi贸n
JANGALA MAGAZINE, 9 a帽os de divulgaci贸n naturalista
Hasta el pr贸ximo n煤mero!!