Sembrando Esperanza 5

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Podemos vivir únicamente con el pensamiento o con el corazón. Vivir con el pensamiento nos ha permitido crear, ingeniar, inventar y con el paso del tiempo crear un sistema de vida que nos aleja de las cosas importantes. En cambio, las personas que viven también con el corazón, lo hacen sintiendo; por eso nace el compartir, el actuar, porque se siente la necesidad del otro. Este año, al comenzar la primera edición de Sembrando Esperanza, se planteó la necesidad de buscar ejemplos de economía solidaria, unión, cooperación, en donde no exista la competencia; ejemplos de trueque. Encontrarlos, nos pareció complicado, dudamos si en realidad podríamos tenerlos para la última edición. Nuestro corazón se llena de esperanza, pues no solo logramos encontrarlos, también los vivimos y damos fe de que existen más. A lo largo del país hay varios lugares en donde el compartir no es una alternativa, sino un dominante; como nos dijo don Santiago López, alfarero de Chordeleg en la provincia de Azuay, «lo más importante es que todos quedemos contentos». Lo necesario para vivir lo tenemos, las personas que lo entienden cuidan bien de ello y lo comparten, el objetivo del resto de cosas solo es quitarnos nuestro tiempo y volvernos egoístas. Dejar un hijo con una buena profesión, jamás será mejor legado que dejar una tierra limpia y productiva. Finalizamos esta edición con más esperanza aún, pues han sido las mismas personas, las encargadas de darnos valiosas lecciones de vida, el cooperativismo vive en el corazón de los pueblos y Sembrando Esperanza seguirá tratando de compartir estos ejemplos con usted, estimado lector.

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Presentación: Nacimos en 1996 por decisión de 120 pauteños afectados por el desastre de la Josefina, en donde primó la solidaridad, la cooperación, pero sobre todo la confianza. Uno de los proyectos de los pauteños fue la Cooperativa de Ahorro y Crédito, llamada Jardín Azuayo. A decir de Hernán Rodas, socio fundador y ex presidente de Jardín Azuayo, “las crisis son una oportunidad, para unirnos, para crecer”, y es ahí donde empieza nuestra institución a invertir en la esperanza de los pueblos y comunidades, en busca de mejorar la calidad de vida. Cada día buscamos espacios para difundir nuestro quehacer, pero también investigamos experiencias que comulguen con nuestros valores, principios y filosofía. Es por eso que nuestra revista “Sembrando Esperanza” recoge experiencias vivas de economía solidaria de diferentes regiones del país, dignos de ser difundidos, compartidos y replicados. Hoy presentamos la 15ª edición de la revista, que tiene ejemplos de economía solidaria en los que predomina la igualdad y el bienestar común sobre el dinero, como el trueque. También compartimos temas de fiestas populares en donde los habitantes de las comunidades se unen para conservar tradiciones y compartir momentos alegres. Estimado lector, le invitamos a constatar que otra forma de economía es posible.


CONTENIDO

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Pág. 12

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Primeros socios

Fiestas populares

Economía solidaria

Pág. 60

Pág. 62

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Participación

Nuestros Servicios

Nuestras Oficinas

Conozca la historia de los primeros socios en las oficinas de Paute, Pasaje, Oña, Manú y Méndez.

Jardín Azuayo tiene un gobierno elejido por sus socios. Elección de Delegados Locales 2017

Ritual Jahuay .................. 14 Balsa Manteña ................ 22 Caminata a la Virgen de El Cisne ...................... 28 La chicha de Jora .......... 32 Aniversario Jardín Azuayo en Suscal .......... 38

Web Transaccional .... 64 Crédito ... 66 Tarjeta de débito ..... 68

Intercambio de semillas .................... 44 Trueque Cañar ...................................... 48 Banco del tiempo Loja ....................... 52 Intercambio de saberes ancestrales, Casa Raíz ......................... 56 Tawasap, Palora. Agua fresca, aire limpio y tierra fértil ....... 58

Mapa de nuestras oficinas

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LA COOPERATIVA ES FUERTE, CON UN SÓLIDO RECORD FINANCIERO FINACNIERO


Porque la transparencia es la base de la confianza.

BALANCE GENERAL NUESTROS NÚMEROS

Diciembre 2017

$ en millones

$765,80

$663,03

$639,16 $552,71 DICIEMBRE 2016

DICIEMBRE 2017 DICIEMBRE 2016

DICIEMBRE 2017

$86,45 DICIEMBRE 2016

TOTAL ACTIVOS

TOTAL PASIVOS

DICIEMBRE 2016 Morosidad Número de colaboradores Número de socios Número de oficinas Número de créditos vigentes

$102,77 DICIEMBRE 2017

TOTAL PATRIMONIO

DICIEMBRE 2017

3,29 %

3,09 %

631

729

370 508

407 279

44

46

86 187

93 877

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primeros socios Gabriel Cáseres socio desde 1996

Don Gabriel Cáseres tenía 52 años cuando enfrentó el desastre de la Josefina, en esa época ya había instalado su carpintería que estaba, y sigue ubicada, cerca del centro del cantón Paute. «Me tocó levantar toda la maquinaria que estaba en la parte baja, porque los técnicos ya nos dijeron que todo se inundaría, me quedé de manos paradas porque los trabajadores y mi familia evacuamos». Pero allí, en medio de la tragedia, surgió una esperanza, «la idea era formar una precooperativa, para ayudarnos entre todos. Estábamos liderados por el padre Hernán Rodas» recuerda. De esa manera nació Jardín Azuayo: con el impulso y las ganas de ayudarse mutuamente; un grupo de pauteños decidió poner un poco de dinero para apoyar a la gente que había sido perjudicada por el desastre natural. – ¿Qué se siente ser uno de los primeros socios de la Cooperativa? Eso es lo que digo yo, recordar siempre que la Cooperativa nació aquí, nosotros somos los fundadores. Además vimos cómo la Cooperativa iba creciendo siempre con más socios. Yo soy el primero pero recuerdo también a otros, como el señor Darío Vélez, que fue otro de los primeros socios, también Francisco Rodas y muchos otros más. «Comparado con otras instituciones Jardín Azuayo es la mejor para nuestro cantón».

PAUTE


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primeros socios

PASAJE Manuel Cuenca

«Yo empecé como socio de Jardín Azuayo en Santa Isabel en 1999, pero en cuanto se abrió la Cooperativa aquí en Pasaje me vine y me hice socio, recuerdo que eso sería por el año 2004. De la Cooperativa sabía que fue creada por un sacerdote y yo ya tenía un vínculo. Yo veo que la Cooperativa es productiva, participativa, beneficiosa. Personalmente he hecho créditos que son buenos. A la gente le diría que Jardín Azuayo apoya al desarrollo de la gente y que confíen».

OÑA

Efraín Pintado «Esta fue la primera Cooperativa de Oña. Yo soy socio desde que llegó acá. Antes la oficina quedaba en la casa parroquial. Allí he hecho créditos porque a mí el Municipio me paga a través de la Cooperativa, entonces ahí me descuentan del rol. Yo les diría a otras personas que esta Cooperativa nos ha colaborado, nos ha apoyado, no solo a mi sino a muchísimas personas. Acá han venido algunas cooperativas pero luego han cerrado, esta es la de mayor confianza».


MANÚ Manuel Serapio Armijos Tituana

«Me hice socio de la cooperativa porque la enfermera del IESS, me recomendó que allí podría cobrar el seguro. Para mí, Jardín Azuayo, es una Cooperativa beneficiosa y muy buena; con gente educada que brinda una excelente atención. Además, me gusta leer la revista; puesto que, estoy enterado de las novedades y primeros socios, como yo, de otras provincias».

MÉNDEZ Rosario Benavides Cárdenas

«Soy socia de la cooperativa desde que se fundó en Méndez. Junto a otros vecinos, tuvimos la visita del señor Gerente de Paute; y, después de varias reuniones con el alcalde, decidí unirme a Jardín Azuayo. Les hago la cordial invitación para ser socios, porque Jardín Azuayo, es una cooperativa solvente que ayuda a la producción y emprendimientos».

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FIESTAS POPULARES

La unión de los pueblos es el resultado de una cultura que, a través del tiempo, se ha afianzado en la identidad de sus habitantes. Las fiestas populares de Jima, Cañar, Loja y Manabí constituyen un ritual de agradecimiento, por un lado, a la madre tierra y las cosechas, y por otro, a las muestras de solidaridad y el afán de perpetuar las tradiciones de los pueblos.

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FIESTAS FIESTAS POPULARES POPULARES

Quilloac - Cañar.

Ritual Jahuay

DE CUANDO SE ES AGRADECIDO POR LA COSECHA... «

Cumplían con la celebración del Jahuay, que en su lengua significa arriba, en señal de aliento para aquellos que se afanan en la tarea de recolectar lo sembrado. Vestidos como lo hacían sus ancestros, uno con la flauta y el otro con el tambor, conducían la columna de danzantes, quienes al son del Baile de mi sombrero subían hasta llegar a lo alto de la montaña, donde les esperaba el dorado trigo, listo para su traslado. Y es que era tiempo de complacencia por la abundante cosecha que les otorgaba la Pachamama.


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FIESTAS POPULARES

Cantores y acarreadores, hacían el recorrido en cuadrillas de ocho hombres, turnándose para llevar la carga de la gramínea, que había sido cortada por la fina hoz de las mujeres, distribuidas siguiendo la veta (camino) del sembrío. Ese panorama lo vivieron los miembros de la Cooperativa Quilloac, en el cantón Cañar. Cumplían con la celebración del Jahuay, que en su lengua significa «arriba», en señal de aliento para aquellos que se afanan en la tarea de recolectar lo sembrado. «Nosotros tomamos como base de nuestra vida a la agricultura como lo hacían nuestros mayores. En minga hacemos este ritual de agradecimiento por lo recibido», comentó entusiasmado, Antonio Guamán, presidente de la institución, que alberga a 84 socios con sus respectivas familias. El personaje montado en el caballo ejerce de patrón, que antes «era el que obligaba a trabajar con látigo en mano», como recordó, Vicenta Falcón, quien pasa de los 80 años de edad, teniendo en su memoria imágenes de su niñez con el verdadero Jahuay. Con ayuda de un traductor, rememoraba en un incipiente castellano, mezclado con su lengua autóctona y decía, «ellos pegaban, pero adrede, porque igual nosotros recogíamos el granito cantando felices para nuestra comida».


Socios de la cooperativa Quilloac, del cantón Cañar, celebraron esta tradición colonial, conservando lo agradable del trabajo, en la recolección del trigo...

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FIESTAS POPULARES

En la actualidad, solo se conserva lo agradable del trabajo, ya no hay el azote, sino el vaso con dulce chicha y de vez en cuando el gloriado (agua de remedios con aguardiente), en una fiesta que también tiene su pausa para la comida. La pampa mesa estaba servida, pues mientras unos se ocupaban de la cosecha, otros habían hecho su parte en la cocina. Una res entera, cuya carne sirvió para el caldo, plato principal que luego fue acompañado de papas, mote, oca, choclo y habas; con trozos de pollo, fue el menú para recuperar fuerzas. La faena continuó con el mismo ímpetu, solo que ahora se sumaron las chaladoras, mujeres que recolectaron el trigo que quedó en el suelo. Es que nada se debe desperdiciar, así la chala (espigas sobrantes recogidas) sería llevada a los hogares en forma de ramos, para consumo de las familias. Las sombras de la noche hicieron su aparición y fue momento de finalizar la jornada, entregando la cruz de ramas de trigo a los patrones y luego, bailando junto a la parva (montón grande de lo cosechado que debe secarse para llevar a trillar), donde los parveros han hecho su trabajo de apilado. Entre ellos, uno de los más ancianos, era Luis Quinde, quien con pala de madera en mano arreglaba el montículo en forma de círculo, al tiempo que decía «el Jahuay terminó, agradecidos vamos a descansar».


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La pampa mesa estaba servida, pues mientras unos se ocupaban de la cosecha, otros habĂ­an hecho su parte en la cocina. Una res entera, cuya carne sirviĂł para el caldo, plato principal que luego fue acompaĂąado de papas, mote, oca, choclo y habas.

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FIESTAS POPULARES

Balsa manteña La comunidad que desentierra su historia y celebra la resistencia cada 12 de octubre.

MANABÍ

PUERTO LÓPEZ

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Agua Blanca Es una comunidad ancestral ubicada en la provincia de Manabí, en el cantón Puerto López. Ellos conmemoran, cada 12 de octubre, la resistencia a la conquista española del pueblo que son herederos: los manteños. Desde hace 26 años, le recuerdan al mundo que a pesar de la desaparición de ciertos pueblos, hay otros que siguen vivos: «a pesar de todo, este pueblo no ha muerto, seguimos nosotros» dice Paúl Martínez, uno de los comuneros y guía del lugar. Por eso, los comuneros han encontrado diversas formas de hacer viva su cultura, por ejemplo: el Festival de la balsa manteña, que podría considerarse el evento unificador de sus tradiciones y símbolos. «Para muchos es la celebración de una fiesta común, para nosotros los manteños, que llevamos sangre de esta cultura, de estos guerreros, hoy día es la masacre que vivió América. Por eso, esta tradición y costumbre presenta lo que se perdió en muchos pueblos y que nosotros queremos volver a contar», comenta Paúl, quien desde temprano llegó a la cancha central con su cara pintada y un traje construido a base de hoja de plátano, indumentaria propia de la cultura manteña.

Los descendientes de la última cultura precolombina costeña, el pueblo que celebra con orgullo su ascendencia indígena, pero sobre todo, la comunidad que dedica su vida a proteger su historia; a seguir desenterrando su pasado para traerlo al presente y honrarlo.


FIESTAS POPULARES

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La balsa representa los viajes de los manteños por las costas del Abya Yala (hoy América) para intercambiar productos y dotar a los lugares de conchas spondylus, consideradas piezas para el llamado de la lluvia. Los rituales le hacen honor al maíz rojo, amarillo, negro y blanco, considerado sangre de los pueblos y el principal ingrediente de la chicha que sirven durante la ceremonia. El lugar no tiene una orilla con salida al mar, tampoco un río que cruce sus senderos, pero allí, entre caminos de tierra se levantó desde el año 800 hasta 1531 d. C., la capital política, económica y cultural más importante de la cultura manteña: el señorío de Salangome. Para Raúl Ventura, presidente de la comuna, su apuesta es «seguir el proceso de nuestros

antepasados, recuperar la cultura tradicional arqueológica, no queremos que se pierdan las costumbres, nosotros seguimos la ancestralidad, lo que nuestros ancestros les dejaron a nuestros abuelos». Otra de las formas, imposible de abarcar en una sola celebración, es la conservación y preservación de su historia: «somos excavadores, porque la verdadera historia del Ecuador sigue bajo tierra», es la frase que podría resumir el espíritu de este pueblo. Todos, las 300 personas, 75 familias que viven en la zona, dedican su vida al turismo comunitario, principal fuente de ingreso; protegen las miles de piezas arqueológicas custodiadas en su Museo y conservan sus áreas naturales. Agua Blanca es uno de los pocos lugares del país en donde

es la propia comunidad, por autogestión, quien conserva y preserva su patrimonio. Para ellos vivir en un área protegida no es fácil, pero cada día están más comprometidos a cuidar lo encontrado y a seguir buscando su historia, que aún puede escribirse y contarse.


FIESTAS POPULARES

«Entre caminos tierrosos se levantó, desde el año 800 hasta 1531 d. C., la capital política, económica y cultural más importante de la cultura manteña». 27



FIESTAS POPULARES

Manuel Loja junto a sus primos y amigos, descansan alrededor de una fogata cerca del cantón Oña; él toma la batuta en servir para todos una agüita para el frío, pues la seguridad del grupo radica en ayudarse unos con otros; intercambiando alimentos, medicamentos y zapatos. «Aquí se ve la unión, compartir lo que se lleva y no abandonarse en el camino» comenta Manuel. Son tres días los que caminan algunos devotos, emprendiendo su viaje en la madrugada del 1 de septiembre, en la vía principal Cuenca-Loja para venerar a la Virgen de El Cisne. Las bajas o altas temperaturas no son impedimentos para realizar el viaje, para ello, se han equipado de ropaje abrigado y algunas mudadas más. Todo con el fin de agradecer por los milagros realizados o solicitar uno. La romería es el nombre de esta actividad que lleva cuatro siglos de práctica, donde la imagen recorre los alrededores de su santuario, ubicado en la parroquia El Cisne. Este hecho se ha establecido como una tradición heredada para los caminantes y el paso de los años ha evidenciado las muestras de solidaridad entre ellos. Algunos creyentes como María Lucero, Bertha Ayavaca y Geovanny Quizphe han prometido este año alimentar a los fieles en la carretera. Esta es la primera vez que deciden hacerlo pues la experiencia de las caminatas anteriores les ha ayudado a comprender las necesidades de estos. Sin embargo, su felicidad está

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completa cuando extienden a los peregrinos «una colita y un pan» y ellos a cambio les regalan unas afables gracias. En cambio, Carmen Beltrán de 70 años recibe a los caminantes en su casa −ubicada en Saraguro − desde hace 30 años. Cuando era joven también participaba de la peregrinación. Hoy, gracias a la habilidad de sus manos continúa con la tradición, brindando a los huéspedes masajes relajantes para los tendones. «Estoy dispuesta a servir a los peregrinos, yo los trato con cariño y amor», cuenta. Después de varios kilómetros recorridos por los creyentes, las fiestas de la Virgen de El Cisne los espera; siendo las noches del 7 y 8 de septiembre, cuando los cuencanos hacen bailar a los lojanos en medio de castillos y pirotecnia. Los fieles se concentran en la plaza central para admirar este espectáculo como una recompensa de su fe. Vicente Barros, prioste principal, comenta

que cada dos meses se reúne con los integrantes del comité organizador (40 personas) en la ciudad de Cuenca para planificar estos eventos. Las fiestas de la Virgen de El Cisne y las tradiciones que conllevan son la muestra fiel de que la cultura popular sobrevive, todavía, en la memoria colectiva. En ellas, se evidencian las muestras de altruismo convertidas en una práctica cotidiana.


«Aquí se ve la unión, compartir lo que se lleva y no abandonarse en el camino». Manuel Loja (izquierda)

«Las fiestas de la Virgen de El Cisne los espera; siendo las noches del 7 y 8 de septiembre, cuando los cuencanos hacen bailar a los lojanos en medio de castillos y pirotecnia».

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FIESTAS POPULARES

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FIESTAS POPULARES

LA FIESTA DE LA CHICHA Jima - Azuay

Todas las comunidades saben que Jima está de fiesta y el ambiente de celebración se siente desde la entrada principal de la parroquia. Su gente se apresura a finiquitar los últimos detalles del encuentro y cada persona que se une, no le falta una copita de chicha junto al «buenas días» de los jimeños. Para ellos «tomar un poco de chicha es como tomar un vaso de agua después de trabajar» dice María Rosalía Zhunio, representante de la comunidad San Isidro; mientras acomoda un par de vasos sobre la mesa, y espera en una esquina de la plaza central a propios y extraños para brindarles un poco de chicha. Ella ha preparado varios litros de esta bebida porque el fin de este festival es compartirla con todos. Cada año Doña María participa del encuentro; la receta la conoce desde que era muy pequeña, cuando ayudaba a su madre. Todo empieza meses atrás con el cultivo del maíz, luego junto a su familia o comunidad se reúnen para moler, tostar y cocinar la jora. Le agregan panela y otras especias de dulce, pero, el toque secreto para María radica en

colocar la mezcla en una tinaja para su fermentación. La chicha de jora es la bebida principal de los carnavales, matrimonios; de las fiestas populares, de las cosechas y reuniones familiares. Los orígenes de este festival tienen una anécdota en particular gracias a don Efrén Zhunio, quién hace 27 años, buscó la forma de revivir esta tradición y después de haber leído algunos libros de cultura de su padre, decidió organizar el I Encuentro Cultural de la Chicha de Jora. Para ello, salió a la plaza central vestido con el traje tradicional, elaborado completamente a lana y la gente al verlo se unió a la iniciativa en aquel momento. Desde entonces, las comunidades participan en el encuentro con la vestimenta de fiesta más antigua, la elección de la Sara Ñusta y por supuesto las danzas. Los grupos se reúnen y buscan las galas entre sus familiares y ancestros; para los hombres el poncho y para las mujeres la chalina, siendo estas prendas totalmente de lana o fibra natural donde predominen los tintes naturales. La tradicional tinaja son las flores que la Sara Ñusta lleva en brazos durante la fiesta; en ella

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se guardan los sabores, colores y olores que distinguen a cada poblado. «Somos campesinos y lo que intentamos es rescatar y mantener esta tradición», comenta Agustín Morocho y junto a su comunidad Amigos del Sur, visten las prendas de sus antecesores. Sin lugar a dudas, estas vestimentas son el complemento perfecto de las danzas y comparsas. Las polleras se mueven al compás del San Juanito y la música folclórica. Las pequeñas obras de teatro narran las anécdotas matrimoniales y familiares de las pasadas generaciones

en torno a la chicha de jora. En los alrededores, niños, jóvenes y adultos disfrutan de un vasito de chicha mientras observan las presentaciones y algunas logran una que otra sonrisa. El festival más grande del Azuay es la excusa perfecta para reunir todos los años a los jimeños que viven en la ciudad y sus entornos, por un vasito de esta deliciosa bebida junto a sus seres queridos. Como diría doña María: «en la ciudad es la cerveza y la cola, en los pueblos es la chicha».


FIESTAS POPULARES

«En la ciudad es la cerveza y la cola, en los pueblos es la chicha». Rosalía Zhunio

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21 AÑOS DE VIDA

Jardín Azuayo, Suscal

Jardín Azuayo celebra su 21 aniversario, en un encuentro cultural y solidario enfocado en la mashcarina suscaleña. Hace 21 años, un desastre fue el motivo para impulsar la transformación social, económica y financiera de la sociedad ecuatoriana. El proyecto de la Cooperativa Jardín Azuayo, desde el principio, supo ocupar su lugar: dar respuesta a las necesidades de las comunidades y pueblos; fortalecer los sistemas económicos alternativos; apoyar la productividad rural y, sobre todo, crear vínculos sociales por encima del capital. La semilla ha dado frutos, la cosecha es abundante y por tanto la responsabilidad es cada vez mayor. Para Henry Quezada, colaborador de la Cooperativa, «son 21 años de madurez institucional para demostrar cuánto hemos aprendido y, que estamos preparados, comprometidos, con espíritu y ganas de enfrentar lo que requiera la institución». El aniversario no es cualquier fiesta, es un encuentro de cooperativistas, un intercambio de cultura que, como cada cumpleaños, lleva el color y sabor de una de las oficinas, escogida en el orden según como se hayan aperturado. Por eso, la oficina del cantón Suscal, provincia de Cañar, que cumplió también 13 años, fue la encargada de la organización; sus colaboradores y empleados de forma entusiasta recibieron a socios, empleados, emprendedores y sociedad en general que llegaron desde las distintas regiones del Ecuador, al Coliseo Municipal Manolito Sarmiento. Los que llegaron temprano recibieron el amanecer suscaleño con


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chiviles, envuelto de maíz con queso en hoja de güicundo, y cafecito pasado, comida emblemática del lugar. Todos los símbolos se juntaron para hacerle honor a la cultura de la solidaridad y el cooperativismo, a través de la mashcarina suscaleña, «nuestros antepasados hacían la mashcarina, un intercambio entre gente del pueblo con la del campo; se intercambiaba pan, trago o fideo por granos», dijo Verónica Barrera, coordinadora y encargada de la oficina de Suscal. Esta práctica ancestral se tomó como iniciativa para realizar varios intercambios. El primero, la Feria de Emprendimientos Jardín Azuayo 2017 que tuvo por objetivo «contribuir al acercamiento entre socios de la cooperativa y, además, impulsar las ideas innovadoras que permitan su desarrollo económico autónomo», dijo Carlos Verdugo, presidente de la oficina. Se reunieron 30 emprendimientos de las distintas oficinas de la Cooperativa: la Sierra, se hizo presente con artesanías en todas sus variedades; la Costa con platos típicos del mar y la Amazonía con tragos extraídos de sus plantas más fuertes. Luego, para continuar con la fiesta, se ofreció un almuerzo bautizado como Yanushca suscaleña, una mezcla de granos de haba, melloco, oca, papa y para acompañar, queso. Todo propio del cantón. Además, el plato se combinó con hornado y ají. Al entrar la tarde, ya con la barriga llena y el corazón contento, se representó una mashcarina tradicional: los personajes llegaron a la finca, hicieron un cambia mano, tomaron una fuercita, cosecharon maíz, desojaron sus granos y prepararon la materia prima para las guaguas de chivil. Asimismo, entre las oficinas de Jardín Azuayo, se intercambiaron artesanías y gastronomía. La intención principal fue experimentar por cuenta propia el sentido ancestral del pueblo suscaleño. Al final, se levantaron los emprendimientos, se acomodaron las mesas y las sillas; llegó el momento de bailar al ritmo de las voces populares invitadas, la banda de pueblo, el sonido del suelo retumbando por el zapateo de gente alegre. La noche se cerró con el mismo entusiasmo de cuando inició, fotos grupales, risas, brincos y cantos, la comunidad de Jardín Azuayo homenajeó su labor y solidificó su compromiso. El anochecer suscaleño se mezcló con los fuegos artificiales que, entre chiflidos, despidieron y agradecieron la hospitalidad del cantón.


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ECONOMÍA SOLIDARIA


Los sistemas de vida basados en la economía popular y solidaria son la mejor prueba de que la filosofía sobre «vivir bien» no radica en la acumulación y el dinero, sino, en el reparto justo, el intercambio y el bien común. Por eso, en esta edición presentamos ejemplos como el intercambio de semillas, frutos y tiempo. 43



ECONOMÍA SOLIDARIA

Cuenca - Azuay

INTERCAMBIO DE SEMILLAS para cuidar la tradición

Los alimentos que llegan a nuestras mesas, sobre todo en el austro, provienen de tierras agrícolas tradicionales cuidadas con las manos de nuestros agricultores. El maíz, papa, camote, fréjol, cebada, haba, quinua, mellocos… son custodiados por hombres y mujeres, quienes día tras día protegen, siembran, cosechan y transportan a la ciudad la materia prima para elaborar los principales platillos con los que nos alimentamos. Ellos saben que la tierra antes de ofrecer buenos frutos debe prepararse, pero sobre todo, que sin semillas no es posible continuar alimentándonos. Por esta razón, el pasado 21 de septiembre, 15 organizaciones agroecológicas de Azuay, Cañar y Morona Santiago se dieron cita en el Mercado Nueve de Octubre de Cuenca, para recrear una tradición milenaria: el conocimiento, protección, cuidado y rescate de la semilla a través de su intercambio.

La celebración se llama Killa Raymi (fiesta de la luna) y el objetivo principal fue recuperar el sentido de lo agrícola en lo ancestral. «Nosotros estamos aquí para intercambiar nuestras semillas nativas, esas que hoy en día se están perdiendo ¿por qué? Porque hoy usan las máquinas y olvidan las tradiciones, nosotros para ser agroecólogos labramos con yunta y pensamos en esas cosas que comíamos en nuestros pueblos cuando éramos niños» dice Félix Matailo, agricultor de Ludo que esa mañana puso a disposición semillas de quinua, oca, chochos, mellocos y maíz. «Nosotros no queremos olvidar lo de los antepasados, ni perder las semillas antiguas». Y con ese principio es que en esta fiesta los agricultores cambiaron sus semillas. Por ejemplo, Blanca Cornejo, de la asociación de Agricultores de Quingeo, explicó su razón para el trueque: «Estamos aquí como

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ECONOMÍA SOLIDARIA


agroecológicos de nuestro campo, vinimos a cambiar el fréjol, haba, cebada, todo tipo de grano y de verdura que vendemos en los mercados. Hoy cambiamos un maíz zhima (de mote) con otro maíz más duro que es de Paccha. No sé quién era, pero ya uno ve el maíz distinto y cambia».

maíz cuzco (maíz negro de Perú). Nos interesa mucho porque nosotros les dimos la semilla de maíz negro de nuestros ancestros. También con Santa Isabel cambiamos maíz negro, ha habido mucho interés por eso, porque dicen que el maíz negro es para ayudar en la salud de los jóvenes», dijo Encalada.

La feria estuvo cargada de compromisos entre comunidades, por lo que las semillas no fueron lo único que se intercambió, también cultura y conocimiento. Por eso la Asociación Agrícola Pilcomarca, integrada por productores de 70 familias de Cojitambo, cambió sus semillas con las asociaciones de productores de El Valle, Santa Isabel y Sayausí, acordando, además, una agenda de visitas. «Luego de cambiar hacemos un acuerdo, que se hace dando la mano, de que nos van a ir a visitar para ver qué es lo que sembramos de ellos, y nosotros les visitaremos a ver cómo les fue a ellos con nuestra semilla», contó Pedro Encalada, uno de los integrantes de la Asociación de Pilcomarca.

Para Encalada el intercambio es valioso y por eso evitaron la venta de las semillas y se mantuvieron en el trueque. «Lo que nosotros hacemos es explicar el valor de Cojitambo. A veces nos dicen que les vendamos y nosotros decimos no, venga y dígame que tiene de bueno usted para poder cambiar: maíz más negro, más rojo, más blanco... lo que tenga».

«Estamos sorprendidos porque encontramos semillas en El Valle que han adaptado la semilla de

En medio de este intercambio, taitas y mamas de esta misma zona hacían rituales a la Killa: una chacana hecha en base a granos era el centro de convocatoria para hacer cánticos y danzas. Era la forma de hacer una ofrenda para la fecundidad, una analogía con el poder de procrear, un culto a lo femenino, un agradecimiento a la mama luna o mama Killa, en definitiva, una fiesta para la semilla, para la vida.

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ECONOMÍA SOLIDARIA

En Junducucho, unos prefieren la diversificación en productos, mientras que otros son específicos en lo escogido. Lo que importa en realidad es que todos ganen, al quedar satisfechos con lo que llevan.

CAÑAR El trueque como

alternativa de comercio 49


ECONOMÍA SOLIDARIA


Aunque su economía depende de la venta, al por menor, de frutas y hortalizas cultivadas en su huerta, esta vez Maruja Palaguachi, se animó por el intercambio de productos. Sabía que no obtendría dinero, pero que igual sacaría ganancia al llevar a su casa alimentos o animales a cambio de lo que tenía. «Nosotros vivimos de sembrar, en nuestra tierrita se cultiva de todo», comentaba mientras ayudaba a su nieta, Lía Sánchez, quien con apenas seis años de edad, ya mostraba soltura para el negocio, pues era quien recorría los otros puestos para realizar su canje. Maruja y Lía fueron con otros miembros de su familia hasta el sector de Junducucho, comunidad de Quilloac, en el cantón Cañar, dejando por esta vez su mercado regular en la feria del cantón Suscal. Ambas, junto a otras 100 personas, participaron del trueque, organizado por el Consejo de Gobierno del lugar. Papas, granos tiernos, yuca, plátano, guarapo (jugo de caña de azúcar), fresas, aves, ocas, se contaban entre la mercancía para desarrollar la actividad, durante una mañana entre llovizna y sol, en medio de las montañas y teniendo como escenario una cancha de cemento, al son de la música popular andina que retumbaba por los altoparlantes. Pero si algo se apetecía eran cuyes, por eso María, terminó su trabajo en pocos minutos, pues trajo cinco de los 20 que tiene en su casa. «Yo doy cuy y llevo gallina, habas, papas y lo que más pueda. En verdad que esta idea es buena», dijo refiriéndose a la iniciativa del trueque, manifestación de comercio ancestral, que

los pueblos indígenas de la provincia del Cañar intentan reinstalar. Estas historias se revelaron en el tercer encuentro y se espera un cuarto en la comuna de Javín. Con la misma tónica, donde unos prefieren la diversificación en productos, mientras que otros son específicos en lo escogido para hacer el trueque. Lo que importa en realidad es que todos ganen, al quedar satisfechos con lo que llevan. «Por ahora lo hemos hecho en Junducucho, pero buscamos que esto se expanda y se realice como una verdadera alternativa de comercio», expresó al respecto, Washington Guamán, quien como líder de la organización hizo hincapié en que las decisiones de cómo y cuándo realizar la fiesta del intercambio se las toma en asamblea de los comuneros.

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ECONOMÍA SOLIDARIA


Banco del tiempo de Loja una economía alternativa al dinero Imagine un mundo donde el dinero no es el medio principal para adquirir algo; un lugar sin jerarquías económicas, donde todo vale por tiempo. El escenario puede traducirse así: usted tiene una hora de tiempo para compartir un servicio; alguien más, dispone de la misma hora para ofrecerle algo que necesita. ¿Qué hacen? intercambian sus habilidades. La moneda de cambio es el tiempo y, en esta lógica, cada hora, cualquiera que sea el servicio que se preste, vale lo mismo. El Banco del Tiempo de Loja es una iniciativa de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), la cátedra Unesco y la sociedad civil. La propuesta no se parece en nada a un banco tradicional: no tiene empleados, no ocupa dinero, al contrario, cuestiona los sistemas basados en la moneda y más bien vuelca su mirada hacia el intercambio o trueque, metodología de vida propia de la cosmovisión andina del país, en donde la gente se suma voluntariamente. «El sistema siempre funciona de manera vertical: alguien siempre está arriba y alguien abajo. Con el Banco del Tiempo, todos valemos por tiempo. Todos lo tenemos de la misma manera, entonces nos volvemos horizontales. En la misma lógica todo el mundo tiene algo que ofrecer: yo puedo darte una hora de poesía y tú a cambio puedes darme una de guitarra. Intercambiamos, tú aprendes, yo aprendo y está saldado», dice Pablo Ruiz, coordinador del proyecto y docente de la UTPL.

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ECONOMÍA SOLIDARIA


El proyecto se ha aplicado en dos aspectos: la primera parte, una aplicación virtual que funciona como un sistema de intercambio de servicios. El usuario puede crear una oferta y también una demanda, en la plataforma se puede contabilizar cuánto tiempo has dado y cuánto te han dado a ti. La segunda parte, es la escuela popular y comunitaria «Tobías Espinoza», ubicada en la comunidad de Chinguilanchi, Loja. Este es un espacio en donde jóvenes, profesionales y civiles, pueden donar su tiempo para impartir actividades que potencien el aprendizaje de niños y niñas de la comunidad. ¿Cómo se efectúa el intercambio? Los niños reciben clases durante tres horas todos los sábados, y luego dan una hora de su tiempo para visitar a los adultos mayores del ancianato de la ciudad. «Comenzamos con la idea y decidimos establecer la escuela comunitaria. Si bien es cierto, el mundo se maneja con el dinero, nosotros creemos que no necesariamente debe ser así, podemos aprender algo sin necesidad de pagar por eso», comenta Abigail Tello, 19 años, coordinadora académica de la escuela y estudiante de derecho. Esta iniciativa está integrada por estudiantes universitarios, jóvenes voluntarios y, también, por Psicolik, un equipo de profesionales en psicología integral que se encargan de evaluar y direccionar el aprendizaje de los niños. El proyecto está abierto para ser replicado en cualquier lugar del país, todos quienes deseen puede empezar a hacer sus ofertas en la plataforma virtual bancodeltiempoloja.org o mediante la cuenta de Facebook. La escuela apuesta por el valor del tiempo, pero, sobre todo, por la consolidación de un sistema de solidaridad desde lo micro a lo macro, de abajo hacia arriba, en donde es la sociedad civil la que se organiza y es capaz de atender sus necesidades sin que el dinero lo impida.

«La propuesta no se parece en nada a un banco tradicional: no tiene empleados, no ocupa dinero, al contrario, cuestiona los sistemas basados en la moneda y más bien vuelca su mirada hacia el intercambio, o trueque, metodología de vida propia de la cosmovisión andina del país, en donde la gente se suma voluntariamente».

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Los saberes ancestrales, otro ejemplo de intercambio, Casa Raíz Como el inicio de un cuento pintoresco, en Casa Raíz, Mariana Hidalgo empieza a compartir con los turistas sus saberes ancestrales de una forma peculiar, hablando de ellas como si fueran sus hijas sin olvidar estas palabras: «el amor es como una plantita, hay que cultivarla para que dé el fruto necesario».

Casa Raíz

Mariana Hidalgo

Uno de los atractivos de esta casa es el jardín de Mariana y en el encontramos cerca de 150 plantas, desde la fragante lavanda hasta la dulce stevia, pero su favorita es el café. Su amor por la flora nació hace cinco años como una terapia para mantener su estado de salud. En el 2016 comenzó a intercambiar sus saberes ancestrales con los demás maestros, generando entre ellos una comunidad cooperativa, donde el trueque es el protagonista. Jairo Calupiña, coordinador de Casa Raíz, mira a este centro cultural vivencial como la oportunidad para conservar los saberes ancestrales y con ellos trascender la vida de las personas sabias de la comunidad. Para ello, ha convocado a más de veinte maestros del saber, en su


mayoría adultos mayores, entre artistas, artesanos, gestores culturales y más, quienes cada sábado acuden a Tumbaco para compartir e intercambiar sus habilidades y productos. «Es aquí donde nosotros encontramos que la solución no está en comprar las cosas; la solución está en nuestras manos y en nuestra gente, en conocernos a nosotros mismos y valorar lo que nos enseñaron nuestros padres», comenta Jairo. Jenny Gonzáles, diseñadora de modas, elabora prendas modernas con bordados artesanales en vestidos, blusas, monederos y zapatos. Sus diseños se basan en los páramos andinos y en flores poco convencionales. En cambio, Janeth Andaluz es experta culinaria, habilidad que heredó de su abuelita. Ella produce aderezos a base de tomates cherry y mangos para acompañar las comidas. El trueque entre ellas funciona de la siguiente forma: Jenny ofrece una de sus prendas a Janeth a cambio de sus aderezos vy lo intercambian por la cantidad necesaria. Janeth no sabe de costura y Jenny de cocina, entonces también comparten sus conocimientos.

Por otro lado, las bebidas de poder Upiushana de Marina Guamán junto al café de Mariana Hidalgo, generan sabores innovadores ,totalmente libre de conservantes y colorantes, gracias al trueque. Marina ayuda en el cultivo y cuidado del grano de café en el jardín de Mariana y ella a cambio, le proporciona sus cosechas para sus refrescos.

Los lentes fabricados con cáscara de naranja es una terapia propuesta por Verónica Cerón y también participa en el intercambio. Esta idea ayuda a regenerar el metabolismo de la córnea, puesto que funciona como una gimnasia ocular que estimula los movimientos del ojo. Liliana Donoso diseña sombreros con la técnica del fieltro de lana amasado de alpaca y oveja. Ella accede a esta terapia ocular a cambio de elaborar sombreros llamativos para las hijas de Verónica. Y a su vez, se ha fusionado con Manuel Paucar, quien realiza con crin de caballo las tiras y otras decoraciones para sus bolsos.

Toda persona que se une a esta comunidad no puede dejar de intercambiar porque adopta esta práctica para su vida cotidiana. DATOS: – Centro Cultural Vivencial “Casa Raíz” está ubicado en las calles Guayaquil y Esmeraldas (lote 7) en la parroquia Tumbaco perteneciente a la ciudad de Quito. – Otras habilidades como el tejido, el dibujo artístico, la elaboración de juguetes de madera y más se encuentran en Casa Raíz. – Los visitantes pueden solicitar un trueque de hasta el 50 % en el hospedaje. – Para acceder al paquete de turismo comunitario, deberá contactarse con Jairo Calupiña, coordinador de Casa Raíz, al número telefónico (+593) 0997710151.

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TAWASAP, PALORA agua fresca, aire limpio y tierra fértil

Me siento pequeño ante la imponente selva, escucho el sonido de muchos animales, puedo tocar cientos de plantas, jamás he visto el color verde de esta manera, el aire es tan limpio; entiendo que soy muy afortunado, estoy en un paraíso. Escucho a Tzamarenda, un shuar de palabras simples, pero trascendentes, él es la lengua de sus antepasados y el encargado de cuidar este territorio. Decir que en Tawasap puedes ver un ejemplo de turismo comunitario es poco, aunque sus proyectos son amplios, su filosofía es concreta «apoyarnos para que las personas que escuchen un mensaje paz, de solidaridad, de formar una idea colectiva de cooperación mutua sin condiciones, ¿por qué? Porque estamos viviendo, porque estamos disfrutando de nuestro medio. El principal objetivo es proteger el agua, cuidar el oxígeno y proteger la tierra en donde están los productos para esta generación y todas las que vienen», me cuenta Tzamarenda. La comunidad pertenece al cantón Palora, parroquia 16 de Agosto, está compuesta por 49 socios y 29 niños; está asentada en una reserva de 359 hectáreas. En esta comunidad se sigue conservando de manera potencial la identidad y cultura con la esencia de hacer las cosas con voluntad, amor y cariño. Comprometido con su tierra y convencido completamente del estilo de vida que desea, Tzamarenda junto a los habitantes han desarrollado un programa para el cuidado de la selva que tiene dos ejes: descontaminación, es decir, la limpieza de todo elemento que contamine la selva; y reforestación, un proyecto que lo han replicado en 18 comunidades más con el objetivo de sembrar, hasta el año 2020, 2 millones de plantas. «En el programa turístico cultural estamos mostrando todo lo que nosotros humildemente tenemos: música, danza, artesanías, gastronomía, para que el extranjero pueda disfrutar. Se realizan actividades de carácter cultural, ambiental y sobre todo principios y valores humanos». Cuando llegan los turistas a la comunidad lo primero que se hace es recibirlos con un saludo tradicional shuar, se les brinda la chicha o la comida, luego los turistas visitan el vivero forestal donde se enseña el proyecto emblemático de descontaminación y reforestación, se les muestra las especies y todo el proceso de reforestación. El recorrido los lleva a la montaña sagrada en donde se hace un acto ceremonial con tabaco y baño de plantas, luego son llevados al jardín botánico a conocer los árboles gigantes, donde hay alrededor de 1500 plantas medicinales. El recorrido finaliza en las cascadas en donde se realizan actos ceremoniales.


COMUNIDAD TAWASAP, CANTÓN PALORA

Desprender

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El 16 de diciembre del mismo año se llevó a cabo la Asamblea General de Representantes, en la que se eligió a los miembros del Consejo de Administración y Consejo de Vigilancia. Miembros del Consejo de Vigilancia: Paúl Buestán, Fanny Jimenez, Judith Molina, César Tigre, Verónica Espinoza. Presidente: César Tigre Miembros del Consejo de Administración: Alex Cabrera, Jorge Espinoza, Diana Nieves, Lucas Achig, Jaime Montenegro, Miguel Sarmiento, Gerardo Alvarado. Presidente del Consejo y de COAC Jardín Azuayo: Jaime Montenegro.

Voto electrónico en Sígsig

Voto presencial en Chordeleg

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NUESTROS SERVICIOS


La confianza se resume en calidad, cercanĂ­a y un buen servicio.

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WEB TRANSACCIONAL CON NUESTRAS HERRAMIENTAS VIRTUALES

AHORRE

TIEMPO Y RECURSOS EN • SALDOS Y MOVIMIENTOS • CRÉDITOS • TRANSFERENCIAS ELECTRÓNICAS

• ENTRE CUENTAS DE LA COOPERATIVA • A CUENTAS DE AHORRO ALCANCÍA • A OTRAS INSTITUCIONES FINANCIERAS

• RECARGAS ELECTRÓNICAS (Movi, Claro, CNT) • CONSULTA DE RECARGAS • BLOQUEO DE TARJETA DE DÉBITO

• CAMBIO CLAVE Y PERFIL JAWeb • CAMBIO CLAVE CAJERO • PAGO DE TARJETAS


NUESTROS SERVICIOS

PATRICIO COCA

GERENTE DE LA COOPERATIVA DE TRANSPORTES SAN AGUSTÍN

«El servicio JaWeb, funciona de maravilla» Es transportista, es gerente de la Cooperativa de Transporte San Agustín con base en Chanduy-Santa Elena, es un visionario, es socio de la Cooperativa Jardín Azuayo desde hace aproximadamente dos años, y en ella, es un fiel usuario del servicio JaWeb. Se trata de Patricio Coca Solís.

darle facilidades al socio, por eso decidimos hacerlo en Jardín Azuayo usando el servicio JaWeb, oiga, funciona de maravilla, perfectamente», cuenta Patricio, con la alegría propia de quien ha ayudado a mejorar una parte de la vida de otras personas.

Cuando Patricio Coca se enfrentó a la responsabilidad de sacar adelante a la cooperativa de trasporte que dirige, entre las primeras cosas que cambió fue la forma pago que tenían sus compañeros y socios de la cooperativa de transporte.

Patricio nos cuenta que los socios de San Agustín, ya tienen sus cuentas en Jardín Azuayo, y que aquí tienen la posibilidad de hacer varios trámites como ahorros programados, renovar las unidades de transporte con un crédito o incluso pensar en una jubilación, porque todos esos servicios son fáciles en la Cooperativa.

«Yo hice que el dinero de los pasajes no quede en el bus (de manera diaria) sino que se quede en la oficina de San Agustín, al final del día ese dinero se pone en una cuenta de ahorros de todos nosotros que está de Jardín Azuayo (y se paga quincenalmente)», explica Patricio. «Antes hacíamos por cheques (cada quincena) y eso era un problema, porque hasta que el socio retire el dinero era una pasadera de tiempo en los bancos, y la cuestión es

Según Patricio hay varias empresas y cooperativas de transporte que también aplicaron este sistema de pago por quincena, pero que quizá no sepan de las facilidades de Jardín Azuayo para hacer trámites de manera rápida, sencilla y segura. Patricio comparte su historia y la de la Cooperativa de Transporte San Agustín, para que sea una evidencia de agilidad y cooperativismo.

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CRÉDITO VIENE DE LA PALABRA CREER ES OTORGAR CONFIANZA A OTRA PERSONA. TIPOS DE CRÉDITO EN JARDÍN AZUAYO

crédito ordinario Se necesita un ahorro previo equivalente al 3,33 % del monto a solicitar LA TASA DE INTERÉS ES DEL 12,77% ANUAL El plazo máximo de pago es de 7 años

crédito sin ahorro No requiere ahorro previo LA TASA DE INTERÉS ES DEL 15 % ANUAL El plazo máximo de pago es de 7 años

crédito emergente Para salud, educación o calamidad comprobada LA TASA DE INTERÉS ES DEL 11,22 % ANUAL Hasta $2000 con un plazo de 24 meses


CRÉDITO «Jardín Azuayo nos ha dado facilidades para poder depositar dinero y sobre todo acceder a créditos. Yo soy artesano y desde ese ámbito siempre he recibido soporte; Jardín Azuayo ha fomentado capacitaciones y sobre todo, a través de los créditos, han fortalecido nuestro cantón. Es un eje económico que se mueve bastante a través de las parroquias.

DIEGO MARÍN

PRESIDENTE DE LOS ARTESANOS DE CHORDELEG

Nosotros, los artesanos, necesitamos dinero para la materia prima y la Cooperativa es un apoyo fundamental, desde cualquier monto, dependiendo la necesidad. Es una ventaja, además, cuando vengo a pagar el crédito y los servicios básicos. La gente es amable y el personal capacitado en la atención a las personas. Ahí he encontrado a gente linda».

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Sin filas

Aprovecha tu tiempo Tarjeta de dĂŠbito, pĂ­dela en nuestra oficinas


SUSCAL LUCÍA VIVAR

SECRETARIA DEL REGISTRO DE LA PROPIEDAD DE SUSCAL

TARJETA DE DÉBITO «Me asocié en el 2010, hace dos años me ofrecieron el servicio de la tarjeta de débito, para mí ha sido de gran ayuda porque por el trabajo no puedo ir siempre a la Cooperativa a sacar dinero; en una necesidad voy al cajero. Yo utilizo exclusivamente la tarjeta para retiros, con eso pago mis estudios, alimentación, vestuario, etc. Recomiendo más que todo a los que trabajan porque en horas de oficina no es posible acercarse a una entidad bancaria. Además hay cajeros en todas partes, yo uso cualquier cajero en El Tambo, Cañar, Azogues. Les invito a todos a utilizar los servicios de la Cooperativa».

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Esta revista se realizó gracias a la ayuda de los colaboradores de Jardín Azuayo, agradecemos a las oficinas que gentilmente nos abrieron sus puertas y acercaron a los socios. Comité Editorial: Richard Yunga, Henry Quezada, Juan Carlos Urgilés, Nelly Molina Departamento de Comunicación: Santiago Mejía, Juan Diego Romero, Geovanny Villalva, Cristian Crespo, Jimmy Clavón, Elizabeth Caguas E-mail: comunicacion@jardinazuayo.fin.ec / Telf.: +593 72 83 3255 ext.: 1116 Producción: Mentor e ilustraciones: Hernán Rodas Fotografía: Robert Puglla, Juan Diego Toledo, Mateo Vásquez Video: José Cardoso Textos: La Máquina de Escribir – Johana Pacheco Diagramación: Cristian Jaramillo Corrección ortográfica: Marcia Peña Impresión: Monsalve Moreno CIA. LTDA. COOPERATIVA DE AHORRO Y CRÉDITO JARDÍN AZUAYO Dir.: Benigno Malo 9-75 y Gran Colombia www.jardinazuayo.fin.ec

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