“Latidos del olvido” Villarijo/Colaboraciones

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VILLARIJO

Colaboraciones

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Beats of Oblivion is an artistic project, aiming at creative use of abandoned places. It involves a collaboration of artists and thinkers, who contribute with their work, thoughts and ideas, and try to recover past and present realities. It implies all types of ephemeral interventions, whose ultimate premise is total and absolute respect for the spaces and environments where they are made. On-site creations made ​​in one place, with that place and for that place.

Latidos del olvido es un proyecto artístico, encaminado a “reutilizar” lugares abandonados o deteriororados, a causa del paso del tiempo y el olvido. Cuenta con la colaboración de artistas y pensadores que aportan sus intervenciones y reflexiones intentando rescatar realidades del pasado y del presente. Se trata de intervenciones efimeras de todo tipo (fotografía, pintura mural, escultura, proyecciones…) cuya máxima premisa es el respeto total y absoluto de los espacios y entornos donde son realizadas. Creaciones in situ, realizadas en un lugar, con ese lugar y para ese lugar. 3


Ephemeral and brief art, trying to be part of the memory of the land, enriches it in a delicate and surprising way. It aspires to leave a trace in the collective and individual memory and modify the perception of the place. The artists occupy those spaces temporarily, with no intention of grabbing them in a permanent way. The works full of life forced to succumb to the course of time, wind, rain…and left to transform until the very end of their existence. Traces of the past integrated into the landscape are part of the source of inspiration. Land, which has been temporarily liberated from any meaning, with the past and the future defined, is right now free for a while. Land, which offers the possibility to have different points of view without temporal space barriers let us work on it… the destruction of a building opens the way, the vegetation has grown over but there is a shortcut in the middle…here is a fence I cannot cross, but – there is a hole… . Maybe just in those space/time holes we will be able to find out a place that suits us..? Abandoned places with a great attraction.There is something worrying about those images, which tell us about the collapsed facades of the society, the ephemeral environment of the civilization and the relentless will of environment.

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Abandoning is a sign of death of time; however, the beauty makes itself stronger at the same moment that the time takes control over our days. It is therefore loneliness that may find great hidden treasures, which drive us to the pure sadness, hidden in the heart of the punished places by the memories that one day made them great in far past… “Beats of Oblivion” desires to come around those places in order to extract the beauty they had once saved. This is an open-project without any other purpose than to create art on the oblivion reflecting the present. It aims to be in a constant development, opening new ways and connections to drive it and generate new ideas. It does not aim at looking for a conclusion or a specific target, but it attempts to establish links between ‘the individual’ and ‘the collective’. The goal shall not be conditioned to any specific target, but to an amount of intentions, which will themselves define the shape and structure. We will update regularly on our works and texts at www.latidosdelolvido.com.


Arte efímero y fugaz, que intenta inscribirse en la memoria de un territorio, enriqueciéndolo de manera sutil y sorprendente. Pretende dejar huella en la memoria colectiva e individual y modificar la percepción del espacio arquitectónico sobre todo en su aspecto sensible, sin dejar marcas perennes. La relación de los artistas con los espacios es ambivalente ya que se basa en la toma de posesión, por un tiempo reducido, de un espacio que no le pertenece. Obras llenas de vida que son sometidas al paso del tiempo, el viento, la lluvia… que deciden transformarlo y darles fin. Huellas del pasado integradas en el paisaje forman parte de las fuentes de inspiración. Territorios que temporalmente se han liberado de significados, tienen un pasado y un futuro formalizado, pero que ahora son libres. Territorios que dan la oportunidad de tener diferentes puntos de vista sin límites temporales o espaciales y sobre todo permiten actuar… La destrucción de un edificio abre paso, las plantas han crecido pero hay un atajo en el medio… Aquí hay una valla y no se puede pasar, pero allí hay un agujero… Quizás solamente en estos agujeros espaciotemporales seamos capaces de encontrar el espacio a nuestra medida. Lugares abandonados que tienen un gran atractivo. Hay algo inquietante en estas imágenes que nos habla sobre el derrumbe

de las fachadas de la sociedad, la naturaleza efímera de la civilización y la voluntad implacable de la naturaleza. El abandono es un síntoma de fallecimiento en el tiempo, pero también la belleza se curte a medida que el mismo toma las riendas de nuestros días. Por ello en la soledad también se pueden hallar grandes tesoros ocultos que nos conducen hacia la tristeza más pura, oculta en el corazón de lugares castigados a manos de los recuerdos que un día los hicieron grandes en un pasado lejano... Latidos del olvido quiere acercarse a esos lugares para extraer de los mismos toda la belleza que albergan. Es un proyecto abierto sin otro fin más allá que el de crear arte en el olvido reflexionando en el presente. Pretende ser un proyecto en constante evolución, abriendo nuevos caminos y conexiones para la circulación y generación de nuevas ideas. No busca una conclusión ni una finalidad concreta, sino establecer vínculos entre el interior y el exterior, entre lo individual y lo colectivo. El objetivo no está condicionado por la obtención de resultados concretos, sino que es más bien una suma de intenciones que definirá en sí misma la forma y estructura. Periódicamente iremos publicando en nuestro blog (www. latidosdelolvido. com) las diferentes intervenciones y textos realizados.

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olaboraciones

Julián Alonso Silvano Andrés de la Morena Fco. José Francisco Carrera Eva Lavilla Borja Lucena Góngara Rubén Varillas

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293, 253, 223, 161…

…una cuenta que remonta el tiempo hasta comienzos del siglo XX y más aún. El Diccionario de Madoz hablaba de 32 vecinos, 32 fuegos encendidos en Villarijo hacia 1850. Alrededor de 130 almas acomodadas en bancos de madera junto al hogar, buscando el calor y el descanso en una existencia marcada por la dureza del entorno y el clima. Situado en las Tierras Altas de Soria, los adjetivos que describen esta comarca son desde siempre los mismos: dura, agreste, inaccesible, áspera… Están acabando los años 60 y Villarijo como tantos otros pueblos de la España interior se vacía. Las sierras grisáceas expulsan hombres y mujeres que empaquetan lo fundamental y se marchan. A comienzos de los 70 son los últimos de una larga cadena que empezó con el desarrollismo industrial y que termina con una errónea decisión política. El Estado por medio de ICONA repuebla la zona con pinos con la idea de impulsar la economía en una comarca que tuvo en la ganadería 8


trashumante su motor económico pero que ahora agoniza. La iniciativa no tendrá éxito y lejos de mantener la población del lugar será un factor más de abandono. Sus habitantes se perderán en los crecientes barrios obreros de Logroño, Bilbao o Pamplona. Mientras, el pueblo es agrupado a San Pedro Manrique y finalmente abandonado. Poco años antes, el anuncio cierto de su muerte había sido el cierre de la escuela. En el noreste de la provincia de Soria, en un extremo que es frontera con La Rioja, está Villarijo. El acceso no es fácil, nos espera una hora de camino desde Taniñe por la pista forestal que se abrió para la explotación de los pinos y que describe un vaivén fatigoso. Antes de llegar otros despoblados de sonoros nombres se convierten en paso obligado: Buimanco, Valdemoro, Armejún, Peñazcurña…, y es que esta es una de las zonas más despobladas de España. Villarijo, como todos ellos, es un contraste de paisajes. El entorno duro se dulcifica por acción del agua, el río Linares recorre el valle en el que el clima se hace más llevadero y crecen los frutales (ahora

asilvestrados), los cerezos, los melocotoneros, los ciruelos e incuso los olivos (el pueblo contaba con el único trujal de Soria). El Mediterráneo aparece como un exotismo en esta esquina perdida de Soria. El olvido, sin embargo no ha sido total porque aquellos que emigraron y sus hijos se han encargado de mantener su memoria. Así pues, la muerte definitiva e irrevocable no se había apoderado todavía de las ruinas del pueblo cuando decidimos intervenir; sólo se puede reanimar un cuerpo en el que resta un hálito de vida. Eva Lavilla

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Toda huida tiene un precio

Castilla sin batalla

No podré volver de mi dilatado exilio como si volviera de la nada. Lo siento, tierra mía, donde el tallo floreció hasta que se hizo carne de horizonte.

¿Quién dijo ay de los vencidos?

Recuerdo la claridad, los rincones de la culpa a los catorce años, pero no podré volver más que a visitar a los enfermos. Lo siento, tierra mía. Huí, mas la traición nunca llegará a la sangre. Ahí está la palabra, mano tierna, que dejará mi nombre por los caminos que tú ya sabes. El deseo será herida para siempre, la vuelta será refugio de la herida, carne de horizonte, cuando antaño, en aquellos días del trabajo, la cuna hizo llaga y los caminos de la reja y de la albarda me pusieron a resguardo del olvido, aunque no pueda volver de mi dilatado exilio como si volviera de la nada.

Hoy el ay es de los vencedores el ay vencedor que regresa a la patria destrozada y la casa del padre siempre dispuesta al prodigio está sin padre y sin casa porque el ay de hoy es de los vencedores. Batallas hoy de ay que vaciaron el tiempo y ya hoy hay ay dolor de tiempo en la casa vacía del padre. Horror y cólera del tiempo hoy hay ay sin memoria. Vae victis que vuelvan los guerreros que sólo queda hoy ay épica en el tedio y derrota en los pesares.

(Del libro Castilla, roca y verbo) Silvano Andrés de la Morena

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El libro del olvido I

El libro del olvido II

Te pido que florezcas,

Si cada paso da lugar a cada beso

que florezcas dulcemente

y cada beso se hace aire estallando en cada rostro,

y que nada ya te hiera, que nada rompa la belleza infinita que se aloja en tu esperanza y que con todo lo aprendido escribas para mí el libro cierto de la vida de la muerte y del olvido.

si cada roce de tus labios goza de la libertad del no nacido que abre los ojos para crear el mundo, si eso ocurre, amado mío, si eso acaso pudieraocurrir, todo por fin tendría sentido aunque me supiera perdido, asustado y herido de amor y de silencio, encontrado así en el olvido. Francisco José Francisco Carrera

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De pueblos y fantasmas

Hace ya siete años que la soriana Mercedes Álvarez nos regaló esa película llena de poesía, ese documental cargado de historias y de historia, que es El cielo gira. Una crónica del abandono y del paso del tiempo que, en su naturaleza simbólica, condensa la historia de nuestra tierra castellana, todo el tiempo vivido por sus habitantes y todas las horas que ya nunca serán. Resulta paradójico que una película tan viva como aquella (que llevaba toda una narración escondida detrás su andamiaje documental) nos esté hablando en realidad de una muerte lenta, la de nuestros pueblos y nuestros campos. Los campos de Castilla que, como sus gentes, se consumen en su propia despoblación y abandono. Más de una década después, el arte vuelve a adueñarse del mismo tema, de aquella nostalgia triste que contagiaba El cielo gira. La adversidad no desaparece por el simple hecho de apartar los ojos, las ruinas no despiertan solas de su silencio. Esa es la evidencia, 12

obstinada como las manijas de un reloj, que nos quiere recordar Latidos del olvido, la intervención artística que tres creadores sorianos (Javier Arribas Pérez, Diego Llorente Domínguez y Paye Vargas Soria) llevaron a cabo en Villarijo; otro de tantos pueblos olvidados en la región. “Latidos del Olvido pretende rescatar el murmullo ahogado de los pueblos abandonados de nuestra tierra de Soria. Para ello se ha elegido como primer espacio de actuación Villarijo, un despoblado de las Tierras Altas. En este escenario se han realizado numerosas intervenciones artísticas con un absoluto respeto hacia las ruinas”, señala la profesora de historia Eva Lavilla en el prólogo-presentación de la intervención. Así sucedió y así sigue sucediendo: Javier Arribas rescata/recrea sombras en las paredes mudas (“La sombra del tiempo”), Diego Llorente inventa escenarios que cuestionaran las decisiones del pasado (“Laboratorio urbano”) y Paye Vargas proyecta palabras de luz, textos fugaces que no dejaron más huella sobre los muros que el recuerdo de su presencia (“La belleza de la decadencia”).


Tres artistas, tres individuos de carne y hueso insuflándole vida a las sombras y a los espíritus de otro tiempo, creando entre escombros y vestigios del pasado,como aquellos viajeros románticos que creían descubrir la belleza entre las ruinas de civilizaciones decadentes. No me dirán ustedes que no es un proyecto valiente y sugerente. Cuánto les hubiera gustado a los habitantes de Villarejo que ya no son, que ya no estarán. Ustedes, al contrario que ellos, todavía tienen tiempo de pasearse por este blog para constatar que Soria y sus artistas aún están muy vivos. Rubén Varillas

“Calles deshabitadas por la lluvia I”

Aunque me veas no estoy aquí. Soy sólo un pálido holograma reflejo de lo que nunca he sido. Lo puedes comprobar. Tu mano me atraviesa como quien se sumerge en las aguas tranquilas de un estanque. Soy alguien que no existe, la proyección de un sueño que no puedes tocar. Cuando apagas la luz me desvanezco.

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“Calles deshabitadas por la lluvia II”

“Calles deshabitadas por la lluvia III”

Él convoca el silencio. Hay muerte en su mirada.

El fracaso es un río de aguas estancadas. Alguien te arrojó al agua, y más valiera que te hubieses ahogado lentamente, con mansa aceptación, sin resistencia.

Muerte en su mirada. Muerte. Por la a venida abajo un viento frío sopla. Un viento frío. Viento. Por la acera el vacío. Nadie en la calle. Nadie. Él convoca el silencio.

Te debates ahora sin saber con certeza lo que va a ser de ti en estos tiempos de niebla y desazón. Sólo ves sombras danzando a tus espaldas, mariposas de alambre en un cielo sin luz. Y quisieras llorar pero no puedes. No quieres aceptar ese silencio que se instala en tu pecho sin llamarlo. Te gustaría gritar, pero no sabes dónde se esconde el grito, su refugio secreto, el lugar de la sangre. La ciénaga te oculta y estás solo.

Julián Alonso

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Los hombres...

Los hombres construyen casas, levantan edificios, abren el espacio para plazas, para calles que transitar; hacen un mundo donde lo que había, simplemente, era la presencia indiferente del cosmos, de las piedras y los arbustos. Ese mundo está hecho para permanecer, para que exista algo duradero que escape a la hecatombe continua del tiempo y los procesos naturales, para fundar un lugar. Pero el mundo, para seguir siendo mundo y no meramente materia en devenir inacabable, necesita que quienes lo construyen y lo heredan se cuiden, a su vez, de conservarlo. Sin el cuidado de las cosas, se abate sobre ellas la amenaza de la desaparición, y regresan a ser momentos del metabolismo de la naturaleza, alimentos perecederos de los que el universo se nutre para seguir en movimiento. Entonces, la piedra que levantaba habitaciones vuelve a fundirse con el suelo; el adobe se derrite hasta ser, otra vez, barro; la plaza es de nuevo ganada por la vegetación que abole

el espacio en el que los hombres hablaban, se insultaban, comerciaban o reían. Cuando lo hecho para permanecer es abandonado, a los hombres sólo les queda ser operarios del proceso digestivo de la naturaleza. Cuando lo levantado para durar es descuidado, los hombres se quedan sin mundo, y sólo les queda la preocupación por sí mismos. Trabajan y consumen sin dejar nada persistente. Detrás, como resto de un pasado en el que todavía había cosas, han quedado las paredes, los escalones que llevaban al piso de arriba, las mecedoras, las colchas de punto y el quicio de las puertas; también las tejas, las persianas inútiles, las muñecas de trapo, el atizador del fuego, el marco de las ventanas. Lentamente van borrándose, diluyén, desvaneciéndose en una naturaleza que se inmiscuye por las grietas y las junturas y, algún día, lo devorará todo.Pero hoy, todavía, llevan adheridas las sombras de quienes las heredaron, las usaron y transmitieron, porque las cosas guardan el rastro de aquel que alguna vez cuidó de ellas. Borja Lucena Góngora,

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www.latidosdelolvido.com 17


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