Escalas del Español - Los Viajes de Ramón Menéndez Pidal

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Nota personal, 1955

Viajar por viajar, por el gusto de ver ciudades y paisajes, no es para mí. El Eclesiastés no dijo para mí aquello de que «no se harta el ojo de ver». Mis ojos no tienen esa codicia, porque las cosas vistas no me dejan recuerdo duradero […]. No concibo el viaje por pura curiosidad, aunque sí con un objeto muy preciso.

Ramón Menéndez Pidal (La Coruña, 1869 - Madrid, 1968) decía que «viajar por viajar, por el gusto de ver ciudades y paisajes» no era para él. Entendía el viaje como una forma más de hacer ciencia. Sus primeros viajes fueron andando o a caballo recorriendo la Península en busca de los orígenes de la lengua y la literatura. Luego vinieron los viajes al extranjero, en barco, tren y ya en los últimos años en avión, que le ofrecían una posibilidad más de formarse, de descubrir lo que se estaba haciendo en otras partes del mundo y de dar a conocer fuera de España sus trabajos. Gracias a sus viajes se relacionó con colegas de otros países, conoció de cerca los temas en los que trabajaban y las instalaciones en las que desarrollaban sus investigaciones. Pero también fueron los viajes los que le permitieron crear una red de especialistas interesados en la lengua y la literatura españolas a lo largo de todo el mundo, que resultó de gran importancia para su difusión. La exposición Las escalas del español. Los viajes de Ramón Menéndez Pidal detalla las travesías del filólogo e historiador gallego a lo largo de sus casi cien años de vida y la repercusión que tuvieron para la filología española y la difusión de nuestra cultura.

Nota personal, 1955

Organizan

Colabora

ESCALAS DEL ESPAÑOL LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL

Para viajes al extranjero ya necesito que el impulso venga de fuera de mí: una petición de conferencias, el encargo sobre los límites entre Ecuador y el Perú, u otra cosa así, de las que me hicieron recorrer la Europa y la América varias veces, y en definitiva siempre después de viajar agradezco el beneficio espiritual que el viaje reporta por lo cual si no me gusta viajar me gusta haber viajado.

ESCALAS DEL ESPAÑOL

Difícil será que al acercarse a un idioma extranjero […] no se tropiece acá y allá con cuestiones inesperadas que remuevan y aviven el pensamiento y hagan vislumbrar alguna parte del contenido espiritual de ese mismo idioma. El papel más importante del profesor consiste precisamente en dar ocasión y motivo a esas sugestiones que más puedan servir para conocer los rasgos característicos del pueblo en que dicho idioma se hable. Inauguración del Curso de Vacaciones para Extranjeros de 1924

Los viajes de Ramón Menéndez Pidal



Escalas del español Los viajes de Ramón Menéndez Pidal



Escalas del español

Los viajes de Ramón Menéndez Pidal

Edición de Mario Pedrazuela Fuentes y Sara Catalán

Exposición junio - septiembre 2019

Organizan

Colabora



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Agradecimientos

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Presentación

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El español, Cervantes y Ramón Menéndez Pidal

Luis García Montero Director del Instituto Cervantes

Jon Juaristi Catedrático de Literatura Española. Universidad de Alcalá Director del Instituto Cervantes (2001-2004)

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Ramón Menéndez Pidal. Un perfil biográfico

Diego Catalán Catedrático de Literatura Medieval Presidente de la Fundación Ramón Menéndez Pidal hasta 2008

La internacionalización de la figura y la obra de Menéndez Pidal Jesús Antonio Cid Presidente de la Fundación Ramón Menéndez Pidal

46

Menéndez Pidal, presidente de honor de la Asociación Internacional de Hispanistas

Aurora Egido Secretaria de la Real Academia Española Presidenta de honor de la Asociación Internacional de Hispanistas

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Ramón Menéndez Pidal y la difusión del español

Mario Pedrazuela Fuentes Centro de Estudios de la RAE. Nuevo Diccionario Histórico del Español

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Selección de obras expuestas


Agradecimientos La realización de una exposición y su catálogo es trabajo de muchas personas e instituciones. Escalas del español. Los viajes de Ramón Menéndez Pidal se ha llevado a cabo gracias a la colaboración entre el Instituto Cervantes y la Fundación Ramón Menéndez Pidal. Aunque gran parte del material expuesto procede de esta última, también han cedido objetos y documentos el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, la Biblioteca Tomás Navarro Tomás (CCHS-CSIC), la Residencia de Estudiantes, La Filmoteca - Institut Valencià de Cultura y la Biblioteca del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación. Junto a las instituciones, un grupo de profesionales han hecho posible este catálogo y esta exposición; entre ellos, los equipos del Instituto Cervantes y de la Fundación Ramón Menéndez Pidal, con el apoyo incondicional de la Fundación Ramón Areces. Por último, nada de esto sería posible sin el gusto y el trabajo de Javier Lerín y Mariana Laín.

> Ramón Menéndez Pidal en su primer viaje a América, paseando por las calles de Quito, 1905. 8 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


MARIO PEDRAZUELA • 9


Presentación

Luis García Montero Director del Instituto Cervantes

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E

l trabajo del filólogo es como el de Sísifo, siempre sometido a constante revisión. Pocos son los filólogos cuyo nombre sobrevive unas cuantas generaciones; tan imprescindible es su trabajo como a menudo ingrato su destino póstumo. La obra de Ramón Menéndez Pidal, padre en muchos aspectos de la filología hispánica, no es inmune a la revisión de sus seguidores o sus detractores; en buena medida, no podía ser de otro modo, dado que su labor compiladora de nuestra literatura medieval o del Romancero se asemeja a veces más a la del creador; difícil separar su nombre, por ejemplo, del Cantar de mio Cid o del Romancero tal y como los leemos hoy.Y sin embargo, su nombre resiste incólume los avatares de la posteridad, y aquí estamos celebrando de nuevo su empresa pionera y su afán de conocimiento. Ramón Menéndez Pidal, en tantas cosas primus inter pares y también señalador de caminos, fue quizás el primero en darse cuenta de lo imprescindible que era la comunicación entre los hispanistas de los diferentes puntos del globo, así como de la necesidad de que la difusión de nuestro idioma y su cultura se hiciera de una forma coherente y enhebrada en torno a un discurso. Fundamental es en ese sentido su papel en la creación de la Asociación Internacional de Hispanistas. El andarín Menéndez Pidal recorrió primero España para dar cuenta de las manifestaciones de su literatura y después el mundo para darlas a conocer. De algún modo, puede decirse que Ramón Menéndez Pidal fue el primero en soñar lo que hoy es el Instituto Cervantes. Nadie que se dedique al estudio y difusión del castellano es inmune a su guía y presencia tutelar. Esta exposición que ahora presentamos en colaboración con la Fundación Ramón Menéndez Pidal es más que un homenaje y más que un reconocimiento. Es la afirmación de que aún sigue viva la obra del gran filólogo y late todavía su ejemplo. Seguro que alguna noche, cuando se apaguen las luces, aparecerá una sombra para observar las vitrinas. Se mesará las barbas y pensará, contemplando un detalle: esto yo lo hubiera hecho de otro modo, pero no dirá nada; y se irá con la sonrisa satisfecha de quien ve cumplido su destino y satisfecho su apetito de saber, que es el apetito de las almas nobles. LUIS GARCÍA MONTERO • 11


El español, Cervantes y Ramón Menéndez Pidal

Jon Juaristi Catedrático de Literatura Española. Universidad de Alcalá Director del Instituto Cervantes (2001-2004)

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L

a importancia de Ramón Menéndez Pidal para el ámbito de la lengua española es difícilmente exagerable. No sólo fue el reconocido fundador de la primera escuela filológica de esta lengua, a la que dotó de una biografía, es decir, de una Historia de la Lengua y de una Gramática Histórica. Impidió además su fragmentación en la época del ascenso de los nacionalismos excluyentes, y consiguió así prestigiarla y convertirla en uno de los grandes instrumentos de relación internacional antes incluso del advenimiento de la globalización. Si hoy la enseñanza del español para extranjeros constituye el principal activo de la economía de los países hispánicos en el campo de la cultura, a Ramón Menéndez Pidal se le debe, y no deja de ser una injusticia que la principal agencia pública para la promoción de dicha enseñanza y de la difusión de la producción cultural en lengua española lleve el nombre de Cervantes y no el suyo. Con ser verdad que el Quijote llegó a ser la obra literaria más difundida de nuestra lengua, no es menos cierto que todavía hoy es leída en multitud de lenguas diferentes. Por motivos comprensibles, el Quijote no invita a aprender español para disfrutar de su lectura, que puede hacerse en chino mandarín, en el improbable vascuence de Pedro Berrondo o en el quechua de Demetrio Tupac Yupanqui, aunque sea legítimo sospechar que sus potenciales lectores en estas dos últimas lenguas, disfrutarían más con el original español que con sus tan bienintencionadas como superfluas traducciones. Menéndez Pidal hizo más, mucho más que Cervantes por la consolidación del español como lengua planetaria, y no por la vía del imperialismo. Liberal y nacionalista, pero respetuoso de las identidades nacionales (y lingüísticas) de las repúblicas hermanas de América, jamás se le ocurrió emplear expresiones como aquella de «para Imperio, el de la lengua española», tan cara a Unamuno. Al contrario que este, recorrió los espacios trasatlánticos que el español compartía con las lenguas amerindias. Subió a los Andes y conoció las ciudades del orbe indiano, pero, sobre todo, se familiarizó con las variedades criollas orales de la lengua común. Y esa experiencia, como la de haber escuchado miles de versiones romancísticas, lo convirtió en algo que JON JUARISTI • 13


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< En los páramos de las estribaciones del Chimborazo donde pasaría «una tarde impresionante y una noche friísima» que le transportaron a un mundo de belleza ecuatoriana desconocida, 1905.

Unamuno quiso pero no pudo ser: una suerte de encarnación hegeliana del espíritu de la lengua, lo que dicho así queda un tanto pomposo y hasta cursi, pero, insisto, no es en absoluto exagerado. Si a alguien cabe compararlo en este aspecto, no es a Unamuno, sino a Cervantes, llevándole de ventaja que, al contrario que este, puso el pie en América (Cervantes no logró hacerlo, lo que nos deparó el Quijote y, lo que no suele añadirse al tópico, el Persiles, que es el sueño de un deseo ultramarino incumplido y proyectado sobre una navegación europea de cabotaje). Ramón Menéndez Pidal acumuló más experiencia de la lengua que Cervantes. No la sublimó, como este, en imperecederas y universales obras de ficción, pero la invirtió en algo tan valioso al menos como estas: en la construcción de una gran lengua koinética para el mundo del siglo venidero. Para el mundo de nuestro tiempo.

JON JUARISTI • 15


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Luis Menéndez Pidal, retrato de Ramón Menéndez Pidal, 1919, óleo sobre lienzo, 69,5 x 60 cm. Luis Menéndez Pidal, retrato de María Goyri, ca. 1919-1920, óleo sobre lienzo, 71 x 58 cm. DIEGO CATALÁN • 17


Ramón Menéndez Pidal Un perfil biográfico

Diego Catalán Catedrático de Literatura Medieval Presidente de la Fundación Ramón Menéndez Pidal hasta 2008

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R

amón Menéndez Pidal nació el 13 de marzo de 1869 en La Coruña de padres asturianos. Comenzó el bachillerato en Albacete y estudió en Madrid. Como hijo menor de una madre prontamente viuda, creció vinculado, afectiva e intelectualmente, a algunos de sus hermanos mayores más próximos en edad. Juan le influyó en sus aficiones literarias e históricas y le marcó camino en algunos campos. Ramón guardaría de por vida recuerdos nostálgicos de su mocedad en los altos del puerto de Pajares; pero pronto hizo de Madrid (y de la sierra de Guadarrama en sus dos vertientes) su centro intelectual y sentimental. Su casamiento en Madrid con María Goyri (1900), una mujer vasca, hija de madre soltera, con una educación entonces rara (fue la primera mujer en España que empezó y acabó una carrera universitaria asistiendo, entre hombres, de una forma regular a las aulas), constituyó el primer paso importante en la redefinición personal de Ramón, quien había hecho su entrada en los círculos intelectuales de Madrid como vástago de la rama pobre de un poderoso clan político-intelectual muy conservador (los Pidal). Aunque ya para entonces tenía claro el campo al que había de dedicar su labor, fue con el apoyo de María como Ramón logró alejarse de la vida pública no profesional y tomar distancias respecto a su círculo familiar. Otro factor que contribuyó a afirmar su estilo intelectual fue su aproximación a los «institucionistas», quienes se definían como apolíticos, pero que representaban un grupo ideológico reformista fuertemente cohesionado y muy activo. La pareja Menéndez Pidal-Goyri compartía con los pedagogos de la Institución Libre de Enseñanza gustos y objetivos: un concepto laico de la sociedad, una novedosa pasión por la naturaleza virgen de España a la vez como ámbito personal de solaz y como «solar» del «hombre español» al que atribuían la formación de los caracteres primordiales de la colectividad hispana, y una creencia de que el esencial «popularismo» de la historia y cultura de esa colectividad no debía confundirse con el «casticismo» oficial y superficial que venía impidiendo la integración de España en el mundo moderno de las naciones científicamente desarrolladas, y, en fin, una fe en la posibilidad DIEGO CATALÁN • 19


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Visita de Ramón Menéndez Pidal a la Escuela Normal de Rosario, en Santa Fe, 1914.

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proyecto. Cuando en los años 30 dirigía, desde el Centro de Estudios Históricos (creado por la Junta para Ampliación de Estudios), un prestigioso grupo de investigación, aún aspiraba a realizar esa historia total según, con irónica nostalgia, recuerda, tras la debacle de la Guerra Civil, uno de los más representativos miembros del grupo, Américo Castro: Le han fascinado, y con razón, las grandezas del pasado, y ha concebido su

propia obra en escala inconmensurable. Para un hombre de su salud férrea…

parecía posible alzar babélicamente la historia de la lengua, de la épica, de la ci-

vilización española en general, la de la literatura… Todos éramos españoles, y pensábamos que las cosas se hacen o no se hacen. Tot o res.

En los años diez y veinte, y comienzos de los treinta del siglo XX, Menéndez Pidal, desde la Junta para Ampliación de Estudios y desde la Real Academia Española, fue una de las personas que influyeron más decisivamente en la reformulación de la aportación hispana a la historia y a la cultura universales y asimismo en la nueva conciencia que los españoles tienen acerca de su herencia histórica, a la vez que introducía en las investigaciones y enseñanzas de los diversos campos de las humanidades unas exigencias científicas hasta entonces desconocidas en España. Su impacto fue mayor debido a una cualidad (rara en medios culturales españoles) que él poseía: la de ser capaz de levantar y dirigir centros de investigación donde tuvieran cabida «maestros» en ciernes que, mediante el desarrollo libre de sus capacidades, realizaran una obra propia, haciendo las «cosas» (a que Américo Castro se refiere) que había que hacer. Durante los veintidós años que van desde 1914 (en que fundó la Revista de Filología Española) al comienzo de la Guerra Civil, en 1936, fue cuando Ramón Menéndez Pidal produjo, en sucesión, obras en los campos de la literatura juglaresca («Elena y María. Disputa del clérigo y del caballero», 1914), de la poesía oral («Poesía popular y romancero», 1914-15; «La primitiva poesía lírica española», 1919-1920; «Sobre geografía folclórica», 1920; 24 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Ramón Menéndez Pidal en su despacho del Centro de Estudios Históricos (CEH), 1920.

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< A la izquierda Diego Catalán, autor de este texto, junto a su abuelo Ramón, con Jerusalén al fondo, 1964.

surgieran algunos intentos de utilizar su capacidad de dirigir actividades de carácter colaborativo (creando en dos ocasiones un «Seminario» bajo su dirección), los intentos fueron fallidos (ya que la institucionalización económica de esos seminarios no llegó a hacerse) y, en términos nacionales, no se produciría jamás esa vuelta de las aguas al cauce que los treinta años anteriores parecían haber definido en la vida cultural y política. Respecto a sus planes personales, una longevidad activa hasta cumplidos los 95 años, hizo posible que, en los treinta últimos años que vivió después del fin de la Guerra Civil, siguiera dando a las prensas, uno tras otro, libros de ambiciosa construcción científica e ideológica (Los españoles en la Historia, 1947; El Imperio hispánico y los cinco reinos, 1950; Romancero hispánico, 1953; La chanson de Roland, 1959; El Padre Las Casas, 1963). Hay que notar, no obstante, que el deseo de no quedar marginado (ni nacional ni internacionalmente), le llevó a dispersarse en sus actividades investigadoras, dejando, a la postre, inconclusas las obras de mayor aliento, las que venía elaborando desde más tiempo atrás (su Historia de la lengua española, su Historia de la épica medieval, la publicación integral del Romancero). Esa inquietud por hacerse presente en el mundo intelectual de la posguerra es también responsable de que sus libros tardíos denoten en su arquitectura y en su estilo, el prurito de montar la defensa de su ideario, sea en los campos científicos de su especialidad, sea en lo tocante a la concepción de España como nación histórica, apartándose así, en cierta medida, de la metodología de raíces positivistas y de la mesura expositiva que habían sido sus principios esenciales en la elaboración de los libros producidos en su juventud y en su madurez.

* Artículo inédito de Diego Catalán (1928-2008), nieto de Ramón Menéndez Pidal y continuador de su obra filológica. DIEGO CATALÁN • 29


La internacionalización de la figura y la obra de Menéndez Pidal Jesús Antonio Cid Presidente de la Fundación Ramón Menéndez Pidal

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enéndez Pidal y su escuela lograron prestigiar e internacionalizar el conocimiento y la difusión de la lengua y la cultura españolas como nunca se había hecho antes, y con un éxito del que en buena parte todavía hoy somos beneficiarios, y hasta rentistas. Se da, sin embargo, la paradoja de que la proyección de la obra del propio Pidal, fuera de España, no es ni de lejos equiparable ni correlativa a la de los estudios hispánicos, que él tanto contribuyó a popularizar. Como señalaba Diego Catalán: Es preciso reconocer que el impacto pidalino en la historia universal de las

ciencias humanas no corresponde, ni con mucho, a la importancia teórica y a

la originalidad de sus contribuciones a pesar de la actualidad que hoy podamos

descubrir en sus teorías («El modelo de investigación pidalino cara al mañana», 1979).

Las razones de haber alcanzado ese menor impacto que el merecido las ve el mismo Diego Catalán, en parte, en el hecho de que Menéndez Pidal escribía en español. Ya se sabe que «la lengua es compañera del imperio», y «el español no es precisamente una de las grandes lenguas en que las ciencias modernas se expresan». Súmese a ello «la auto-suficiencia de la ciencia centro-europea y norteamericana, para quienes el “tercer mundo” —al cual seguían adscribiendo a España— solo pesaba gracias a su exotismo». Por último, «el nacionalismo noventayochista de Menéndez Pidal le llevaría a europeizar la investigación filológica española, pero siempre dentro de un programa de renovación nacional cuyo fundamento objetivo era llegar a una más profunda y auténtica comprensión de la peculiar tradición española, no el trascenderla». Cabría sostener que, en más de un sentido, la obra de Menéndez Pidal sí trascendió a los condicionantes de la tradición española, y que, por ejemplo, tanto cuando aborda la épica románica en general, como la poesía juglaresca, la difusión de la balada oral europea, o la noción del estado latente JESÚS ANTONIO CID • 31


En el Centro de Estudios Históricos, junto a Tomás Navarro, Homero Serís, Américo Castro y Pedro Salinas.

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en los cambios lingüísticos, sus teorías y hallazgos no tienen valor exclusivamente en clave hispánica. La insuficiente internacionalización de la figura y la obra de Pidal tuvo sin duda mucho que ver con la mala imagen internacional de España a partir de 1940 y con que, en efecto, el español, pese a su importancia demográfica, y por su difusión espacial y como lengua de cultura, gozaba de una baja estima como lengua de la comunicación y el intercambio científico. Los discípulos, amigos y admiradores de Pidal intentaron paliar ese déficit de imagen y presencia internacional por dos vías: fomentando traducciones de sus trabajos a otros idiomas y promoviendo su candidatura a premios que implicaban un destacado reconocimiento, básicamente el Premio Nobel y el Premio Feltrinelli, entre otros. Las traducciones de obras de Menéndez Pidal a otras lenguas habían sido escasas ya antes de la Guerra Civil. Se limitaban a L’Épopée Castillane, de 1909 (que, por otra parte, fue la primera edición absoluta de la obra, anterior a la versión española), y las traducciones inglesa (1934) y alemana (1936-1937) de La España del Cid. Súmense las traducciones de dos artículos, «Quelques caractères de la littérature espagnole», Revue Internationale de l’Enseignement, en 1916, y «Das Fortleben des Kudrungedichtes», Jahrbuch für Volksliedforschung, en 1936. Tampoco abundaron las traducciones, lógicamente, en la posguerra; aparecieron solo versiones de algunos contados artículos publicados en revistas de escasa difusión (1945, 1946); o, por excepción, algunos trabajos más notables traducidos por el interés personal de dos grandes figuras de las letras europeas, amigos de Menéndez Pidal: Karl Vossler, «Der Ehrbegriff im spanische Schriftum der Blütezeit» (1942), y Benedetto Croce, Poesia araba e poesia europea (1949). No es muy de extrañar la parquedad en las versiones a otras lenguas, dada la índole muy especializada de la gran mayoría de la obra de Menéndez Pidal. Los hispanistas y romanistas no precisaban, obviamente, de traducciones. Con solo algunas excepciones, don Ramón no había concebido sus escritos para un público general. Los españoles en la Historia JESÚS ANTONIO CID • 33


es la más notoria excepción: entre 1950 y 1955 se tradujo a cuatro lenguas, inglés, alemán, italiano y sueco, y hubo tres iniciativas distintas para una traducción francesa. La importancia de las traducciones, específicamente al francés, de cara al otro gran objetivo, el Premio Nobel, fue señalada por uno de los promotores de su candidatura, Aurelio Viñas, en 1952: El interés que tiene la traducción francesa es que, a pesar de su descenso

como lengua internacional hablada y como lengua de cultura superior, conserva

siempre su valor como lengua de traducción en los países germánicos, escan-

dinavos, anglosajones, eslavos, y es claro que, en las letras, la consagración última

de un autor se logra por el idioma francés. Las virtudes y defectos de la lengua

misma ayudan a esta difusión universal. Hay, pues, que pasar por el filtro francés

(Carta, París, 24-V-1952, Archivo epistolar, FRMP).

De estas traducciones la que mayor eco tuvo es, sin duda, la inglesa, debida a Walter Starkie. Según el traductor: Estoy verdaderamente encantado con [Los españoles en la Historia], y tengo

para mí que es la cosa más significativa que se ha escrito, augurándole mucha

resonancia en el mundo inglés (Carta, Madrid, 8-VII-1947; Archivo epistolar, FRMP).

Lo más singular de la traducción de Starkie es, acaso, la inclusión de un largo «Prefatory Essay», de más de cien páginas, sobre la persona y la obra de Menéndez Pidal, que constituye en rigor la primera monografía amplia sobre el filólogo español. En cuanto al Premio Nobel, debe recordarse que la candidatura de Menéndez Pidal fue presentada en dos periodos distintos, separados por casi veinte años, en 1931 y en 1949-1956, y que en al menos tres ocasiones, en 1931, en 1952 y en 1955, estuvo muy cerca de conseguirlo. Ello es tanto más destacable en las convocatorias de 1952 y 1955, por la mala imagen 34 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Traducción al inglés de Los españoles en la Historia, primer intento exitoso de internacionalizar la obra de Ramón Menéndez Pidal, 1950.

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Traducciones al sueco y al alemán de Los españoles en la Historia.

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exterior de España, por la avanzada edad de Menéndez Pidal, y por el criterio crecientemente contrario a otorgar el premio a quienes no fueran escritores de creación pura, poetas y narradores, pese a los precedentes de Mommsen, Eucken, Bergson, Russell y Churchill. Las campañas a favor del Premio Nobel para Menéndez Pidal, tanto en 1931 como las de 1948-1956, fueron, a pesar de su fracaso, productivas. Además de contribuir a internacionalizar su figura, esas campañas obligaron a plantear cuáles eran en realidad los méritos más relevantes de don Ramón, como estudioso y como escritor; y a precisar cuáles eran sus aportaciones más significativas a la cultura española y europea. Por lo pronto, la campaña a favor del premio hizo que los romanistas de toda Europa tomaran partido. Uno de ellos, Leo Spitzer, declaró ya en 1930, para defender su candidatura: «Verdaderamente, Menéndez Pidal es el primer filólogo de Europa». Américo Castro informaba a Pidal, en abril de 1952, de que se había apresurado a enviar una carta a la Academia Sueca. «La he escrito —dice— en el mejor inglés a mi alcance». Este es su texto: Svenska Akademien Comité Nobel

Stockholm, Sweden Gentlemen: In my opinion Ramón Menéndez Pidal is one of the greatest scholars and

one of the best writers of present-day Europe. His historical works have chan-

ged the whole aspect of Spanish history, have made it possible to know histo-

rically what the Spanish language is, and have contributed, at the same time, many important ideas for a better understanding of Romance literature in general. He has blended in a harmonious way the exactness of scientific philolo-

gical methods and the artistic sensibility of a lover of literature. His pages on 38 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Carta confidencial de Joaquín Ruiz-Giménez a Ramón Menéndez Pidal comunicándole las votaciones del Premio Nobel, 1955.

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En Roma, en la Accademia Nazionale dei Lincei, el presidente de la República italiana felicita a Ramón Menéndez Pidal por la concesión del Premio Feltrinelli, 1952.

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the Romancero, Epic Poetry, Cervantes, Spanish drama, and popular poetry will remain as an outstanding expression of modern literary awareness of the trea-

sures of the past. Before him the Spanish 11th century was no more than an

historical date; now, thanks to him, it has become a vivid panorama filled with

dramatic historical passion and literary brilliance. Faithfully yours, Américo Castro

Emory L. Ford Professor of Spanish

Princeton University

En una larga carta colectiva, dirigida también a la Academia Sueca, de los catedráticos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, en la que hemos de ver la mano de Dámaso Alonso y Rafael Lapesa, se enfatizaban, junto a otros méritos, la trascendencia de la obra de Menéndez Pidal fuera del ámbito estrictamente hispánico y el valor literario y estilístico de su prosa: Don Ramón Menéndez Pidal, además de ser el más alto representante que

hoy tienen las letras españolas, es figura de autoridad y renombre universalmente reconocidos. Las numerosas distinciones de que ha sido objeto por

parte de prestigiosas entidades culturales de todo el mundo responden preci-

samente al hecho de que Menéndez Pidal, tomando como base la historia, la

literatura y la lengua españolas, ha proyectado luz sobre problemas que atañen

a la humanidad toda en sus más nobles aspectos. Nadie como él ha penetrado

en la esencia y evolución de la poesía tradicional; si los españoles le debemos

el conocimiento de una epopeya medieval apenas entrevista antes, la teoría e historia de la literatura épica europea han recibido de él una interpretación

cuya solidez se manifiesta con creciente evidencia […].

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Ramón Menéndez Pidal trabajando en casa de Luís Filipe Lindley Cintra en Lisboa, 1957.

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Este sabio, exigente y preciso en su labor científica, profundo conocedor del

obrar y sentir de los pueblos, es además un escritor admirable: la severa belleza

de su estilo sabe adornarse con rasgos de fina sensibilidad y frecuentes atrevi-

mientos expresivos que son otros tantos hallazgos.

Por todo ello los universitarios españoles veríamos con viva satisfacción que

el más universal de nuestros actuales hombres de letras recibiese, con el Premio

Nobel de Literatura, el galardón que entendemos merece por la dedicación

de su larga vida y su ingente obra a los más nobles ideales de la Humanidad

(14-I-1956).

Otro aspecto de la obra de Pidal que se quiso esgrimir ante la Academia Sueca fue su importancia para la moderna literatura española, y para la concepción de la literatura en lengua española como una patria real, por encima de divisiones nacionales o políticas. Es lo que hace, por ejemplo, Juan Marichal: I would like to call your attention to two aspects of his great contribution to

the literature of the Spanish language which perhaps have not be emphasized

by other scholars.

First, I submit that without Don Ramón’s presence and action in Spanish let-

ters the great achievements of Spanish poetry in the 20th century would have

been practically impossible. This Golden half-century of Spanish poetry has its

vital roots in a single literary fact: the awareness of a poetical tradition in the

Spanish epic and ballads. And this consciousness, its Modern re-birth and its

extensive power, is due mainly to Don Ramón.The poets like García Lorca and

his group —comparable only to the greatest of the Spanish language—, found, thanks to the work of Menéndez Pidal, that tradition which other poets, in other countries, had to discover in darkness and solitude.

Second, I believe that Don Ramón has made all of us, men of the Spanish-

speaking world, aware of that tradition in another way: making us sense that

our spiritual allegiance to the literature of the Spanish language should be far JESÚS ANTONIO CID • 43


Menéndez Pidal, presidente de honor de la Asociación Internacional de Hispanistas

Aurora Egido Secretaria de la Real Academia Española Presidenta de honor de la Asociación Internacional de Hispanistas

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C

uando en 2006 se publicaron en CD-ROM las Actas I-X de la Asociación Internacional de Hispanistas (AIH) con la colaboración del Instituto Cervantes, no podía sino congratularme del final de una empresa largamente gestada, que ponía al alcance de todos las plenarias y ponencias de los diez primeros congresos1. El volumen arrancaba con el celebrado en Oxford, del 6 al 11 de septiembre de 1962 y al que asistió Ramón Menéndez Pidal, piedra fundacional de la AIH; una institución que ha seguido su andadura a lo largo del tiempo, celebrando otros congresos trienales en distintos lugares del mundo. El XX tendrá lugar en Jerusalén durante los días 7 a 12 de julio de 2019, organizado en la Universidad Hebrea por el Departamento de Estudios Españoles y Latinoamericanos con el apoyo de otras universidades e instituciones académicas de Israel. En este caso, el evento coincidirá con una circunstancia especial, vinculada al estudio del judeoespañol y a la diáspora sefardí y morisca, propiciando un nuevo diálogo entre culturas que hubiera sido del agrado del primer presidente de honor de la AIH, Ramón Menéndez Pidal. No es mi intención trazar la historia de dicha Asociación, sino recalar, siquiera brevemente, en la importancia que tuvo, en su fundación, Ramón Menéndez Pidal, del que ahora celebramos un bienio en su memoria. En ese primer congreso oxoniense, el ya nonagenario filólogo se comportó, según dicen las crónicas, con aires tan juveniles como los de los discípulos que le acompañaron. Huelga decir que su figura, ya consolidada internacionalmente, tenía un doble significado, al tratarse de un español que admitió 1 Actas de los Congresos de la Asociación Internacional de Hispanistas1-X, ed. de Aurora Egido y César Antonio Molina, Madrid, Instituto Cervantes, 2006, ya en la página web de ambas instituciones junto a otras posteriores. El proceso se inició en mi etapa de presidenta de la AIH, contando con la dirección del anterior director del Instituto Cervantes Jon Juaristi, a quien deseo expresar desde aquí mi agradecimiento, así como a Trevor Dadson, merced a cuyas pesquisas se pudo reeditar el primer volumen, publicado en Oxford en 1964. Una breve aproximación al tema fue nuestro breve discurso «Menéndez Pidal, hispanista», con motivo de la celebración, en la RAE, del bienio pidalino, ahora en un vídeo ubicado en la página web de la Academia. Los textos de todas las intervenciones han aparecido ya en el Boletín de Información Lingüística de la Real Academia Española y aparecerán próximamente en un volumen conmemorativo publicado por la Fundación Ramón Menéndez Pidal. A él se han dedicado y dedicarán diversos trabajos en los cuadernos del Boletín de la Real Academia Española (2018-2019) con motivo de los 150 años de su nacimiento en 1869 y de los 50 de su muerte en 1968.

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que el congreso se celebrara, por razones políticas, fuera de España.Y ello pese a que el Gobierno español de entonces hubiera propiciado todo tipo de apoyos económicos y logísticos, caso de que hubiera tenido lugar dentro de nuestras fronteras. Cabe recordar que la Asociación Internacional de Hispanistas tiene como objetivo promover el estudio y la enseñanza de las lenguas y las literaturas hispánicas. Su presidencia, tras la honorífica de Ramón Menéndez Pidal, fue ocupada por filólogos tan señeros como Dámaso Alonso, Marcel Bataillon, Ángel Rosenblat, Edward M. Wilson, Rafael Lapesa y Ana María Barrenechea, por no hablar de la nómina configurada por quienes ocuparon las distintas juntas directivas. Volviendo atrás en el tiempo, no fue casual que quienes promovieron en 1957, desde la Asociación de Hispanistas de Gran Bretaña e Irlanda (AHGBI), la creación de una asociación con carácter internacional, se fijaran en Ramón Menéndez Pidal a la hora de organizar el primer congreso. Sobre todo, si tenemos en cuenta lo que este había supuesto en el nuevo rumbo de la filología española a lo largo del siglo XX. Ni que decir tiene que, dada la edad avanzada de don Ramón, fue Dámaso Alonso quien lo sustituyó seguidamente en el mismo congreso como presidente. A este se debió la presidencia del congreso de Nimega y la documentación en torno la AIH, guardada en la correspondencia contenida en el legado que lleva su nombre en la Real Academia Española2. Al prologar el volumen de las Actas del Primer Congreso Internacional de Hispanistas de la AIH, celebrado en Oxford, sus editores confesaban que les había sido imposible, por razones económicas, publicar todas las comunicaciones (más de 60) limitándose a una selección de 40, además de las diez plenarias, sometiendo, —unas y otras— salvo la de María Rosa Lida, 2 «Papeles y correspondencia de Dámaso Alonso y la AIH. 1965-1974», RAE ADA I-4-29. Parte de dicha documentación fue analizada por Mariano de la Campa, «Los primeros congresos de la AIH según la correspondencia conservada en el Fondo Documental Dámaso Alonso de la Real Academia Española», Memoria de la Asociación Internacional de Hispanistas, 1962-2003, Boletín de la AIH (Anejo I), 2004, pp. 39-53. De la Campa señaló la escasez de congresos internacionales en esas fechas, más allá de los de lingüística románica, o los específicos sobre la lengua española.

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Ramón Menéndez Pidal posa con diversas personalidades (entre ellas, el arzobispo de Westminster, el canciller británico y el presidente de los Estados Unidos) con motivo del acto de nombramiento de doctor honoris causa, 1922.

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< Ramón Menéndez Pidal con Lisboa al fondo, 1957.

que falleció poco después del congreso, a un proceso de abreviación3. Entre las plenarias, figuraba, en primer lugar, la de Ramón Menéndez Pidal, «Observaciones sobre las biografías de Fray Bartolomé de las Casas». Este comenzó su disertación recordando cómo ya había estado en Oxford cuando en 1922 había recibido el título de doctor honoris causa, al que correspondió entonces con una disertación sobre «Poesía popular y poesía tradicional en la literatura española», a la zaga de las teorías de Adam Müller y Edmund Burke4. Menéndez Pidal se felicitaba, cuarenta años después, por una iniciativa no exenta de complicaciones, eludiendo, por supuesto, la referencia a las razones políticas por las que el congreso se había celebrado fuera de España. Su voluntad de restituir a su país una parcela que consideró había sido tergiversada se plasmó en la susodicha ponencia sobre Bartolomé de las Casas, el historiador de Indias, al que presentaba como un hombre de acción cuyos biógrafos habían dibujado desde perspectivas muy diversas. Menéndez Pidal, pese a las dificultades que ello representaba, deseó situarlo en el contexto de una fama llena de aristas que había ido variando con el decurso del tiempo, ofreciendo no pocas contradicciones. Para él, Las Casas «no era un hombre de raciocinio, sino de pasión ciega»5. Su ponencia debió de suscitar una polémica evidente, según confirmó Alan Deyermond al recordar, en el Boletín de la AIH 8/01 (2002), aquel congreso en la Universidad de Oxford, en el que se volcó a la hora de organizarlo. Este medievalista británico señaló además lo acertadas que fueron las decisiones tomadas entonces para el futuro de la AIH6.

3 Ed. de Frank Pierce y Cyril A. Jones, Oxford, The Dolphin Book, 1964. El volumen se publicó gracias al patrocinio de la UNESCO. 4

Estudios sobre el Romancero, Obras completas XI, Madrid: Espasa-Calpe, 1973, pp. 325-378.

Menéndez Pidal remitía a un ensayo suyo de 1957, cuyas ideas seguiría años más tarde, calificando a fray Bartolomé negativamente, como alguien que había falseado «involuntaria e irracionalmente los datos de la realidad».

5

6 Alan

Deyermond lo afirmó a la hora de analizar el trienio 1992-95 en Memoria de la AIH, p. 56.Y véase Elías Rivers, «Recuerdos personales de la fundación», Boletín de la Asociación Internacional de Hispanistas 8/01, 2002, pp. 19-20. Rivers fue el primer secretario de la AIH y se refería a que la llegada a Oxford de Menéndez Pidal, con los alumnos y los alumnos de sus alumnos, en 1962, fue todo un hito tras la cerrazón de la España franquista. En Oxford, «la gente mayor recordaba con nostalgia su aprendizaje en las aulas de la República Española». AURORA EGIDO • 51


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Ejemplar del libro El Padre Las Casas, publicado en 1963. Anotaciones y firma de Menéndez Pidal.

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Antonio Castro Leal, en un artículo sobre ese primer congreso, recordaba cómo se reunieron en Oxford unos trescientos hispanistas de Europa, América y Asia, tratando de definir lo que la AIH debía significar en el panorama filológico, eligiendo finalmente la mesa directiva compuesta por Ramón Menéndez Pidal, presidente de honor; Dámaso Alonso, presidente: vicepresidentes Marcel Bataillon y el mismo Antonio Castro; secretario general, Elías L. Rivers, y tesorero, Nigel Glendinning7. El acto inaugural oxoniense influyó no solo en la historia de la Asociación Internacional de Hispanistas, sino en el concepto de los vocablos hispanismo e hispanista. El Boletín de la AIH/10 (2003), dedicado al «Hispanismo en el mundo», recogió un artículo de Juan Gutiérrez Cuadrado que creemos fundamental, titulado «Hispanolimpio. Coloreemos el origen de hispanismo e hispanista». Su autor analizaba con detalle, en un contexto nuevo, la magia de unas palabras como las citadas que reunían a un sinfín de personas y departamentos dedicados al estudio de la lengua y de la cultura en español. Y no podía por menos dejar de recordar en él los trabajos en los que Frank Pierce, Agustín Redondo y Lía Schwartz habían trazado la historia de la AIH, así como el contenido de unos estatutos que habían sido refrendados a lo largo del tiempo por un gran número de hispanistas repartidos por toda la geografía. En este sentido, no resulta baladí su observación respecto a lo que supuso, desde 1898, la apertura marcada por la Real Academia Española y las academias americanas (constituidas hasta el presente por la Asociación de Academias de la Lengua Española, ASALE), reflexionando también sobre cuánto representaron, durante la etapa franquista, términos como el de hispanidad. Según Gutiérrez Cuadrado, el Diccionario de la lengua española de la Academia (2002) definió hispanista como «Persona que profesa el 7 Antonio

Castro Leal, «El Primer Congreso Internacional de Hispanistas (Oxford, septiembre de 1962)», Sobretiro de la Memoria del Colegio Nacional, V, 1, México, 1962. He consultado el ejemplar de la biblioteca de la RAE, dedicado por su autor a Dámaso Alonso. Según Castro, Menéndez Pidal, «un viejo de noventa años, respetado y admirado internacionalmente, se puso a hablar de otro viejo […], denunciando su posición frente a Las Casas y destruyendo punto por punto sus argumentos. Parece que Castro y Menéndez Pidal discutieron sobre ese tema y sobre la figura de Hernán Cortés en un jardincillo de Exeter College. Castro destacó en su artículo las ponencias del congreso sobre Rubén Darío y José Enrique Rodó, haciendo hincapié en la necesidad de atender a la literatura hispanoamericana.

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En 1955, Ramón Menéndez Pidal fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Palermo. En la foto aparece junto a Martín de Riquer, Ettore Li Gotti y Ruggero M. Ruggieri.

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< En Venecia, junto a Angelo Monteverdi, en el II Congreso de la Société Rencesvals, celebrado en 1961.

estudio de lenguas, literaturas o culturas hispánicas, o está versado en ellas», mientras que hispanismo, además de significar «Giro o modo de hablar propio y privativo de la lengua española», recogía, en la acepción 4.ª, la de ser «afición al estudio de lenguas o literaturas o cultura hispánicas», lo que, por cierto, ha seguido manteniendo la edición 23.ª, mientras que hispanista se ha simplificado en «Especialista en la lengua y la cultura hispánicas», restringiendo su significado a un ámbito científico especializado que antes se mantenía en el de las inclinaciones o atracciones personales8. Es curioso al respecto que el Corpus Diacrónico del Español (CORDE) remita a la primera documentación del término hispanista basándose en los Ensayos de crítica filosófica (Madrid, Rivadeneyra, 1892), donde Marcelino Menéndez Pelayo lo había empleado refiriéndose a su querido amigo Morel-Fatio. No olvidemos el papel que el sabio y polímata santanderino representó en el panorama del hispanismo internacional, con cuyos representantes mantuvo una rica correspondencia9. Bastará recordar la que cruzó con los hispanistas franceses y con los norteamericanos10. Gutiérrez Cuadrado añadía, en su mencionado estudio, que fue precisamente su discípulo Menéndez Pidal quien consolidaría la bifurcación de la inicial sinonimia entre hispanofilia e hispanista, señalando que su apertura a América y a Europa fue sin duda decisiva, lo que mostraba, a nuestro juicio, como decía el axioma clásico, que los nombres son consecuencia de las cosas, aunque también suceda a la inversa. No querría sin embargo detenerme en dichos vocablos ni en otros, como hispanófilo, a veces cargados de ambigüedad, sino volver al acto inauJuan Antonio Frago, «Hispanismo e hispanista», Mapa del hispanismo, coordinado por Aurora Egido, Madrid, Boletín de la Fundación Federico García Lorca, 2003, añadió sustanciosas observaciones al respecto, indicando que hispanismo es una voz surgida en el siglo XIX, que se ha ido consolidando en su doble vertiente lingüística y literaria.

8

9 Véase, como

muestra, la correspondencia recogida por Ángel Raimundo Fernández y González, Hispanistas norteamericanos en la vida de Menéndez Pelayo, Santander, ALDUS, 1966, p. 7, donde este habla de la riqueza y desinterés de tantos hombres doctos de otros países «que escriben con amor e inteligencia sobre cosas españolas», siendo a su vez maestro y amigo de muchos de ellos.

Ib. Y véase Pablo Beltrán de Heredia, «Correspondencia de hispanistas franceses con Menéndez Pelayo», Revista de la Universidad de Madrid, tomo II, Madrid, 1942, pp. 141-167.

10

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En la Academia das Ciências de Lisboa, 1943.

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Ramón Menéndez Pidal con Moisés Attias e Isaac Levy durante el viaje a Israel, 1964.

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Hermanos, los que estáis en lejanía

tras las aguas inmensas, los cercanos

de mi España natal, todos hermanos

porque habláis esta lengua que es la mía:

yo digo «amor», yo digo «madre mía»,

y atravesando mares, sierras, llanos,

—¡oh, gozo!— con sonidos castellanos

os llega un dulce efluvio de poesía.

Yo exclamo «amigo», y en el Nuevo Mundo

«amigo» dice el eco, desde donde

cruza todo el Pacífico, y aún suena.

Yo digo «Dios», y hay un clamor profundo;

y «Dios», en español, todo responde,

y «Dios», sólo «Dios», «Dios» el mundo llena.

Gracias a la labor de Ramón Menéndez Pidal y a la de tantos hispanistas, el hispanismo aparece como una conjunción de fuerzas centrífugas y centrípetas, que van —en un viaje de ida y vuelta— de los países de habla hispana hacia los que la tuvieron o tienen como lengua de vocación y elección, dando a la «I» de Internacional el valor extensivo e intensivo que la lengua, la literatura y la cultura en español han ido alcanzando a través de los siglos. En ese panorama global, no debemos olvidar la mirada constante de Menéndez Pidal hacia América, patente en la admiración que tenía por algunos de sus grandes maestros, como Andrés Bello15. Esa lección de universalidad de la lengua española tuvo en su obra un pilar fundacional y representativo a la hora de competir con otras lenguas y literaturas en el marco de una filología abierta a los estudios comparativos, que se enriquece día a día en diálogo con ellas16. Francisco Javier Pérez, «Menéndez Pidal y su evolución crítica sobre los estudios cidianos de Andrés Bello», Boletín de la Real Academia Española (BRAE), CCCXVIII, julio-diciembre de 2018, pp. 543-572.

15

Menéndez Pidal merece ser destacado entre quienes practicaron desde muy tempranamente la filología y la literatura comparadas, estando siempre al día de cuanto se publicaba en Francia, Alemania y otros lugares de Europa y América,

16

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Recordando la inmensa labor desempeñada por él y por sus discípulos a lo largo de más de un siglo, me remitiré a lo dicho hace algunos años en Mapa del hispanismo: «No existen ínsulas lingüísticas ni literarias, sino un riquísimo entramado de voces, palabras y relaciones humanas… en el que todos los caminos se cruzan haciéndose lenguas»17.

según José Portolés, Ib., p. 600. Y véase José Ignacio Pérez Pascual, Ramón Menéndez Pidal. Ciencia y pasión, Valladolid: Junta de Castilla y León, 1998.

17 Aurora Egido, Proemio a Mapa del hispanismo, p. 37, publicado al abrigo del XV Congreso de la AIH, celebrado en el Tecnológico de Monterrey, en 2004.

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Ramón Menéndez Pidal y la difusión del español

Mario Pedrazuela Fuentes Centro de Estudios de la RAE. Nuevo Diccionario Histórico del Español

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D

esde sus años de formación, Ramón Menéndez Pidal era consciente de la importancia que tenía el contacto científico con el extranjero. Entendía el viaje como una forma más de hacer ciencia. Sus primeros viajes fueron andando o a caballo, recorriendo la Península en busca de los orígenes de la lengua y la literatura. Luego vinieron los viajes al extranjero que le ofrecían una posibilidad más de formarse, de descubrir lo que se estaba haciendo en otras partes del mundo, y de dar a conocer en otros lugares sus trabajos. Gracias a sus viajes se relacionó con colegas de otros países, conoció de cerca los temas en los que trabajaban y las instalaciones en las que desarrollaban sus investigaciones. Pero también fueron los viajes los que le permitieron crear una red de especialistas interesados en la lengua y la literatura españolas a lo largo de todo el mundo que resultó de gran importancia para su difusión. Esta red de contactos e intereses comunes permitió que la metodología científica utilizada en el Centro de Estudios Históricos se trasladara a otras partes del mundo y que muchos de sus colaboradores llegaran a centros educativos y de investigación para difundir el estudio de la lengua y la cultura españolas. De gran relevancia para la difusión del español fue el viaje que realizó con su esposa María Goyri en 1909 a la costa este de los Estados Unidos. Invitado por Charles Carroll Marden, profesor de la Johns Hopkins University, de Baltimore. Allí Pidal ofreció siete conferencias en el sexto curso de The Percy Turnbull Memorial Lectures On Poetry que organizaba aquella universidad. El curso, que fue en francés, llevaba el título genérico de «L’Épopée Castillane à travers la Littérature Espagnole». Aprovechando el viaje, otras universidades estadounidenses invitaron al filólogo español para que impartiera conferencias en ellas: Filadelfia, Harvard, Cornell, Míchigan, Chicago y Columbia de Nueva York. También visitaron distintos colleges femeninos para conocer de cerca cómo era su funcionamiento, algo que interesaba mucho a María Goyri. Estuvieron en el Bryn Mawr College, en Baltimore, en Smith College, Harvard, Wellesley College y Barnard College, en Nueva York. MARIO PEDRAZUELA • 65


Notas manuscritas de Ramón Menéndez Pidal con los lugares que visitó durante el viaje a los Estados Unidos en 1909.

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Mapa de las Islas Británicas con las rutas internacionales de barcos, dibujado por María Goyri.

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En aquellos primeros años del siglo veinte, a pesar de que las relaciones entre España y los Estados Unidos eran muy tirantes debido a la reciente guerra de Cuba, en el país americano surgió un gran interés por la cultura, la literatura y la arquitectura españolas, en lo que algunos han llamado «Spanish Craze». No era nuevo este interés por nuestro país, ya en el siglo XIX fueron varios los profesores y escritores que publicaban obras sobre nuestra literatura o que viajaban a la Península; hemos de recordar a Washington Irving, William H. Prescott, George Ticknor, Henry Wadsworth Longfellow o James Russell Lowell. En este ambiente de interés por lo español, Archer M. Huntington funda en 1904 la Hispanic Society of America, el gran centro en Nueva York dedicado a la cultura hispánica. En los Estados Unidos, Menéndez Pidal entró en contacto directo con muchos profesores interesados por los temas hispánicos con los que mantenía una relación por correspondencia. En cada una de esas universidades que visitó, coincidió con un colega que se dedicaba al estudio de algún tema sobre la literatura española: en Johns Hopkins, estaba Carroll Marden, que había editado el Poema de Fernán González; Hugo Rennet, que había trabajado sobre los poetas del siglo XV y Lope de Vega, era profesor en Filadelfia; en Harvard, Jeremiah D. M. Ford, que había realizado trabajos sobre la pronunciación del castellano; Everett Olmestd, editor de Bécquer, enseñaba en Cornell; Charles Philip Wagner, en Míchigan, con sus trabajos sobre El caballero de Cifar; Pietsch, en Chicago y John D. Fitzgerald, que había estudiado a Berceo, era catedrático en Illinois. Estos contactos resultaron fundamentales después para el envío de profesores de español a las universidades estadounidenses y la creación de departamentos de estudios hispánicos en muchas de ellas. También lo fue la creación, en 1917, de la American Association of Teachers of Spanish, dirigida por Lawrence A. Wilkins, que defendía los intereses de los profesores de español en centros educativos de los Estados Unidos. El estallido de la Primera Guerra Mundial supuso un impulso fundamental para el crecimiento del español en los Estados Unidos, ya que la 68 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Estudiantes de los cursos de vacaciones para extranjeros organizados por el Centro de Estudios Histรณricos.

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En el Centro de Estudios Históricos con Américo Castro,Tomás Navarro, Pedro Salinas y Claudio Sánchez Albornoz, 1926.

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situación de dominio que tenía el estudio de la lengua y la cultura alemana y francesa, debido a su implicación tan directa en la guerra, empieza a decaer. Además, durante estos años de contienda, los negocios estadounidenses con Europa se vieron muy mermados, al tiempo que se despertó un interés comercial con los países hispanoamericanos. De esta forma, España, que, como Estados Unidos, se mantenía neutral en la guerra europea, se convirtió en un aliado fundamental para que el país del norte de América pudiera incrementar sus relaciones comerciales con los otros países del mismo continente. En esa década de 1910 muchos profesores y estudiantes interesados en nuestra lengua y literatura venían a España para perfeccionar sus estudios. Ante el interés que había surgido no sólo en los Estados Unidos, sino también en otros países, por la lengua y la cultura españolas, la Junta para Ampliación de Estudios hizo el encargo al Centro de Estudios Históricos de crear unos cursos de verano para estudiantes extranjeros. Como director del Centro de Estudios Históricos, Ramón Menéndez Pidal se encargó de la dirección y la organización. El primero se celebró en 1912. Su estructura consistía en un curso general formado por tres series de conferencias sobre lengua, fonética y literatura españolas; trabajos prácticos de pronunciación, vocabulario y sintaxis, y una serie de conferencias sueltas sobre historia de España, geografía, arte y otros aspectos de la cultura española. Además se ofrecían unos cursos especiales compuestos de diez lecciones cada uno sobre literatura, vida española, entonación, música popular y español comercial. Por último, había lo que llamaban curso elemental que consistía en unas lecciones prácticas y elementales de gramática y composición. Se completaban los estudios con excursiones a Toledo, El Escorial, Ávila y Segovia, Aranjuez y visitas al Museo del Prado, al de Arte Moderno, al Arqueológico, de Artillería y al Palacio Real. Desde 1912 hasta 1935, por los cursos de vacaciones para extranjeros pasaron un total de 1744 alumnos, de 30 países diferentes, de los cuales, más de la mitad, 1227, eran de los Estados Unidos; a gran distancia le seguía MARIO PEDRAZUELA • 71


Inglaterra con 193, y Francia y Alemania con 92 y 58 respectivamente. En estos cursos enseñaron escritores, como Miguel de Unamuno, Ortega y Gasset, María de Maeztu, Luis de Zulueta, Ramón Pérez de Ayala, Jacinto Benavente, Eduardo Gómez de Baquero, Enrique Díez Canedo, Ernesto Giménez Caballero; profesores, como Ramón Menéndez Pidal, Tomás Navarro Tomás, Américo Castro, Rafael Altamira, Francisco Rodríguez Marín, Antonio G. Solalinde, Pedro Sainz Rodríguez, Amado Alonso, Dámaso Alonso, Pedro Salinas, José Fernández Montesinos, Jorge Guillén; y críticos de arte, como Manuel B. Cossío, Manuel Gómez Moreno, Elías Tormo, Ramón Mélida o Francisco J. Sánchez Cantón. Además de los de verano, existían otros que llamaban trimestrales que se daban a lo largo del año. Tenían un contenido más específico, dedicado al estudio de temas lingüísticos y literarios. Se impartían en la sede del Centro de Estudios Históricos y sus profesores solían ser colaboradores de Ramón Menéndez Pidal en la sección de Filología. Se trataba de unos cursos generales, que constaban de una serie de diez conferencias sobre fonética española, lengua española y aspectos esenciales de la literatura española. También había clases prácticas de pronunciación, conversación, comentario de textos y transcripción fonética. Por último, se ofrecían unas enseñanzas especiales que abordaban temas como análisis prácticos de la entonación y versificación españolas, español comercial, música popular española, entre otros. A los alumnos que superaban los cursos se les otorgaba un diploma de suficiencia, que les permitía después dedicarse a la enseñanza del español. Esta es la razón por la que muchos de los primeros profesores de español que fueron a enseñarlo por instituciones educativas de diferentes partes del mundo salían del Centro de Estudios Históricos. Hispanistas de distintas universidades escribían a Menéndez Pidal pidiéndole un lector o profesor de español para sus departamentos de lenguas romances o de estudios hispánicos. Pidal enviaba, entre aquellos jóvenes que se habían formado en los cursos por él dirigidos, a los que mejor podían cumplir la labor. Por su parte, los estudiantes estadounidenses que 72 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Américo Castro,Tomás Navarro y Antonio G. Solalinde, profesores de los cursos de verano, en los jardines de la Residencia de Estudiantes (Biblioteca Tomás Navarro Tomás, CCHS-CSIC).

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Cours de Vacances pour Étrangers, [dix-neuvième année]. Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1930. (Residencia de Estudiantes, Madrid).

74 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


sos, conferencias, congresos, y difundir las obras de autores españoles y publicaciones periódicas. Para lograr estos objetivos, la Junta estableció escuelas y clases de español en países como Francia, Portugal, Andorra, Marruecos o Argelia. Fomentó el envío de profesores y lectores a universidades de todo el mundo y colaboró con esas universidades en la creación de cátedras de español. Fundó centros dedicados al estudio del español en otros países, como el Instituto de Segunda Enseñanza en Lisboa, el Colegio Español en París, y se hizo cargo de la Academia de Bellas Artes en Roma. También envió bibliotecas a diferentes países hispanoamericanos. Durante estos años de funcionamiento de la Junta de Relaciones Culturales la difusión de la lengua y la cultura españolas en el extranjero creció de forma exponencial. El Gobierno republicano fue consciente de la importancia que tenían la cultura y la ciencia para ofrecer una imagen de España como país moderno, avanzado, poseedor de una cultura con grandes aportaciones a la universal y una lengua compartida por muchos millones de personas. De todas formas, el dinero que se destinaba a esta función era escaso si se compara con el de otros países, pues no llegaba al millón de pesetas lo que dedicaba el Estado español, mientras que el francés invertía más de 17 millones, Alemania más de 22 e Italia superaba los 34. A pesar de ello, Ramón Menéndez Pidal, convencido como estaba de la riqueza que suponía el contacto cultural y científico con otros países dedicó gran parte de su trabajo a la difusión de la lengua, la literatura y la cultura españolas por el mundo. Pidal era conocedor del potencial que nuestra lengua y literatura tenían en el extranjero como vehículo de unión entre distintos pueblos con una lengua común, pero también de la relevancia de la literatura española en la cultura universal, de ahí que se dedicara a su estudio con tanto afán y a difundirla por todo el mundo.

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Mapa de la difusión del español

Centros de difusión de la cultura española en el extranjero Profesores y lectores de español en distintas universidades del mundo (1910-1935)

FRIBURGO

FRÁNCFORT

MIDDLEBURY COLLEGE

GRONINGA

HAMBURGO SMITH COLLEGE COPENHAGUE GOTEMBURGO

UPPSALA

VASSAR COLLEGE LEEDS

ESTOCOLMO WEST POINT

COLUMBIA

OXFORD

BERLÍN

BARNARD COLLEGE VARSOVIA LONDRES CONNECTICUT COLLEGE PRAGA SAINT CATHERINE’S COLLEGE

1932 Colegio de España en París

CHICAGO

COLLEGE OF ST. THERESA

BONN

BRNO MÚNICH

PARÍS ESTRASBURGO

WELLESLEY COLLEGE

BUCAREST

WISCONSIN-MADISON SOFÍA

TOULOUSE HUNTER COLLEGE

BERKELEY

JOHNS HOPKINS

TRINITY COLLEGE STANFORD

PRINCETON NEW JERSEY STATE TEACHERS COLLEGE

UNIVERSITY OF FLORIDA

1920 Instituto de las Españas 1927 Institución de Cultura Hispánica en los Estados Unidos (Nueva York)

MONTCLAIR NEW JERSEY

JENA

1933 Instituto Español de Lisboa Hermenegildo Giner de los Ríos

BELGRADO

GÉNOVA SARAJEVO ROMA

BRYN MAWR COLLEGE NÁPOLES

SOUTHERN CALIFORNIA

1911 Escuela Española en Roma de Historia y Arqueología

1925 Instituto Hispano Mexicano (Ciudad de México)

1926 Institución Hispano-Cubana de Cultura (La Habana)

1928 Asociación de Cultura Hispano-Dominicana (Santo Domingo)

1928 Departamento de Estudios Hispánicos (Universidad de Ríos Piedras San José de Puerto Rico) 1929 Institución de Cultura Hispánica en Puerto Rico (San José)

1914 Institución de Cultura Española (Buenos Aires) 1923 Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires (Buenos Aires)

1918 Institución de Cultura Española (Montevideo)

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EL CAIRO


Barnard College - Concepción Lazárraga Berkeley - Erasmo Buceta

Bryn Mawr - María Luisa Cañomeras, Manuela González Alvargonzález, Loreto Tapia Robson

Bucarest - Indalecio Gil Reglero, Miguel Pizarro

Connecticut College - César Barja Carral

Estocolmo - J. Herráiz

Hunter College - Dámaso Alonso

Johns Hopkins - Erasmo Buceta, José Robles Middlebury College - Samuel Gili Gaya, Margarita de Mayo

Montclair New Jersey - María Luisa García Dorado

New Jersey State Teachers College Aurora García Salazar, Luis López Escoriaza

Princeton - Augusto Centeno TOKIO

OSAKA

Bonn - Julio M. Santa Olalla

Brno - Francisco Javier Fariña

Chicago - Antonio Heras Zamorano

Columbia - Federico de Onís, Ángel del Río

MARBURGO

Belgrado - Emilio Morteiro, José Suárez

Berlín - Cesáreo Fernández, Ramón García Díaz

Saint Catherine’s College - Cándida Cadenas

Smith College - Milagros Alda, Elisa Bernis, Joaquín Casalduero, Dolores Ibarra, Enriqueta Martí, Juana Moreno de Sosa, María Antonia Sanjurjo Arranz, Carmen Castilla, Elvira Gancedo

Southern California - César Barja Carral, Antonio Heras

St. Theresa - Nieves González Barrio

Stanford - Felipe Morales Setién

Trinity College - Herminia Rodríguez Martínez

University of Florida - Ángel Pascual Canut

Vassar College - Carmen Ibáñez Gallardo, Margarita de Mayo

Wellesley College - Carmen Guerra San Martín, Lucinda Moles

West Point - Ramón Jaén, Marcelo Ramos Bascán

Wisconsin, Madison - Joaquín Ortega Durán, Antonio G. Solalinde

Copenhague - Carlos Bratil

Estrasburgo - N. Pérez Andreu

Fráncfort - Carlos Clavería

Friburgo - Eduardo Lloréns , Nicolás Martín Alonso

Génova - Ramón Borrás, Fernando Puig Gil

Gotemburgo - Ramón Iglesia, Carlos Oroz

Groninga - José F. Pastor

Hamburgo - José F. Montesinos, Elisa Llorente

Jena - Ricardo Gómez Ortega

Leeds - Pedro Penzol

Londres - Luis Baeza, José R. Pastor, Antonio R. Pastor

Marburgo - Vicente Lloréns

Múnich - Augusto Olea

Nápoles - Luis González

Oxford - Dámaso Alonso, Enrique Moreno

París - Aurelio Viñas

Praga - Ginés Ganga

Roma - Francisco Broch

Sarajevo - Kalmi Baruch

Sofía - José Álvarez Prida, Antonio Rodríguez San Pedro

Toulouse - Marcial Bedate, Ricardo Hayet

Uppsala - J. Herráiz

Varsovia - Amadeo Pons y Martínez El Cairo - José Suárez Lorenzo Osaka - José Luis Álvarez, Miguel Pizarro Tokio - José Muñoz

MAPA DE LA DIFUSIÓN DEL ESPAÑOL • 79


Selecciรณn de obras expuestas


S AJE I V LOS

El presidente de Ecuador, general Galo Plaza, invita a Ramón Menéndez Pidal a presenciar la revista militar, 1905.

SELECCIÓN DE OBRAS / LOS VIAJES • 81


82 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Billete de barco del viaje realizado por Ramón Menéndez Pidal en 1904-05 a América. Partió desde El Havre y tres semanas después llegó a Nueva York. Las banderas indican la posición del buque al mediodía.

SELECCIÓN DE OBRAS / LOS VIAJES • 83


Tarjeta enviada por Ramón Menéndez Pidal desde Ecuador a su hija Jimena, a la que llama Lucerito, con la foto de los plenipotenciarios de Perú y Ecuador encargados con él de resolver el conflicto fronterizo entre los dos países.

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Ramón Menéndez Pidal ascendiendo al Pichincha en Ecuador, 1905.

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86 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


En 1905 Menéndez Pidal viajó a Ecuador y Perú enviado por el rey Alfonso XIII para mediar en el conflicto fronterizo entre ambos países. Después continuó viaje por Chile y Argentina. En la foto, junto a los representantes ecuatorianos y peruanos.

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Postales del viaje a Ecuador y Perú, 1905.

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Diario escrito por Ramón Menéndez Pidal durante el viaje a Ecuador y Perú, 1905.

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Doble página anterior: Plano de Nueva York, 1905

92 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Publicación de las conferencias dadas en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore en 1909 con el título de L’Épopée Castillane.

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María Goyri en las calles de París antes de partir hacia los Estados Unidos, 1909.

94 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Carta de María Goyri a su madre, Amalia, desde Baltimore, marzo de 1909.

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96 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


En su viaje a Argentina y Chile en 1914, Menéndez Pidal estuvo acompañado por estas curiosas fotografías de su esposa María y su hija Jimena.

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98 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Ramón Menéndez Pidal en Buenos Aires en 1914, donde viajó para inaugurar la Institución de Cultura Española.

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100 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Ramón Menéndez Pidal visita la Escuela para Maquinistas y Dibujantes Mecánicos durante el viaje a Argentina, 1914.

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102 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Cartas de Rafael Altamira en las que le indica la relación de intelectuales que les acompañan al viaje a Francia durante la Primera Guerra Mundial, 1916.

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Durante la Primera Guerra Mundial, Menéndez Pidal visitó el campo de batalla de Verdún, 1916.

104 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Libro hecho por María Goyri con los recortes de prensa que recogían la visita de Ramón Menéndez Pidal y Américo Castro a Poitiers, 1921.

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Borrador de carta a Alfredo Cavaliere, secretario del Congreso de la Société Rencesvals, expresando las dudas de Menéndez Pidal sobre su asistencia al mismo.

106 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Billetes de tren y reservas de hoteles del viaje de Ramón Menéndez Pidal a Alemania, 1928.

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En Hamburgo, con Fritz Krüger, 1928.

108 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


En 1937, durante el exilio, sentado en el Malecón de La Habana con José María Chacón.

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110 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Ramón Menéndez Pidal participa en una reunión de la Dirección de Cultura de La Habana, 1937.

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Conferencia de Ramón Menéndez Pidal titulada «Idea imperial de Carlos V» dada en La Habana en 1937 y un año después en la Casa de Italia en Nueva York.

112 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Viñeta publicada en un periódico de La Habana durante la estancia de Ramón Menéndez Pidal, 1937.

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114 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


< Ramón Menéndez Pidal en Columbia University, 1937.

Horario de las clases de Ramón Menéndez Pidal durante el año que estuvo en Columbia University como Visiting Professor.

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Carta de apoyo a Ramón Menéndez Pidal enviada por Amado Alonso y firmada por los alumnos y colaboradores del Instituto de Filología de Buenos Aires, 1938.

116 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


En el exilio parisino, Ramón Menéndez Pidal habla con Gregorio Marañón y Azorín, 1939.

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Carta de Menéndez Pidal aceptando el nombramiento como doctor honoris causa por la Universidad de Palermo, pocos días después del fallecimiento de su esposa María Goyri, 1954.

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SELECCIÓN DE OBRAS / LOS VIAJES • 119


Los godos y el origen de la epopeya española (con una nota manuscrita), presentado en Spoleto en abril de 1955 en el Centro Italiano di Studi sull’Alto Medievo.

120 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Portugal fue un destino habitual de Ramón Menéndez Pidal. Allí participó en distintos congresos y actos en Lisboa y Oporto.

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La prensa de la época se hizo eco del viaje de Menéndez Pidal a Israel en 1964 con 95 años.

122 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


RO ENT EL C DE S DIO U T S S E RICO Ó T HIS

Ramón Menéndez Pidal acompañado de alguno de sus colaboradores en el Centro de Estudios Históricos. De izquierda a derecha, Tomás Navarro, Amado Alonso, Homero Serís, Felipe Morales Setién y Américo Castro.

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Tomás Navarro Tomás, profesor de los cursos de vacaciones para extranjeros, en los jardines de la Residencia de Estudiantes (Biblioteca Tomás Navarro Tomás, CCHS-CSIC).

124 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Un grupo de alumnos de Menéndez Pidal en una de las aulas del Centro de Estudios Históricos, entre los que se identifica a Rafael Lapesa (al lado de don Ramón) y a la que sería su esposa, Pilar Lago.

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El profesor Carroll Marden visita el Centro de Estudios Históricos. En la foto, además de Menéndez Pidal, también se identifica a José Castillejo, Américo Castro, Amado Alonso y Homero Serís, 1928.

126 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Ramón Menéndez Pidal en su despacho del Centro de Estudios Históricos (Biblioteca Tomás Navarro Tomás, CCHS-CSIC).

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128 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Estudiantes y colaboradores del Centro de Estudios Históricos en la biblioteca (Biblioteca Tomás Navarro Tomás, CCHS-CSIC).

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130 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Laboratorio de Fonética del CEH, dirigido por Tomás Navarro Tomás (sentado) (Biblioteca Tomás Navarro Tomás, CCHS-CSIC).

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132 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Aparatos del Laboratorio de Fonética del CEH. De izquierda a derecha: gramófono cerrado y abierto, grabador de discos y fonógrafo Edison (Centro de Ciencias Humanas y Sociales CSIC).

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N IÓ S FU L L DI DE O Ñ PA ES

134 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Acto de inauguración del Curso de Vacaciones para Extranjeros de 1926 presidido por el ministro de Instrucción Pública, Eduardo Callejo, acompañado del rector de la Universidad Central, Rodríguez Carracido, el hispanista Alfred Coester, profesor de la Universidad de Stanford, y Ramón Menéndez Pidal como director (Residencia de Estudiantes, Madrid).

SELECCIÓN DE OBRAS / DIFUSIÓN DEL ESPAÑOL • 135


Curso de Vacaciones para Extranjeros. Calendario del curso, [año decimoctavo]. Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1929. (Residencia de Estudiantes, Madrid).

Curso de Vacaciones para Extranjeros, [año vigesimoprimero]. Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1932. (Residencia de Estudiantes, Madrid).

136 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Dámaso Alonso pronunciando una conferencia en la Residencia de Estudiantes durante uno de los cursos de vacaciones para extranjeros. A su lado, sentado, se encuentra Tomás Navarro Tomás. (La Esfera, Residencia de Estudiantes, Madrid).

SELECCIÓN DE OBRAS / DIFUSIÓN DEL ESPAÑOL • 137


Alumnos y profesores de los cursos de vacaciones para extranjeros en la Residencia de Estudiantes. (Residencia de Estudiantes, Madrid).

138 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Alumnos y profesores de los cursos de vacaciones para extranjeros en la Residencia de Estudiantes. Sentados en primer plano: Américo Castro, Tomás Navarro y Antonio G. Solalinde (Residencia de Estudiantes, Madrid).

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140 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Alumnos y profesores de los cursos de vacaciones para extranjeros vestidos para la representación del Don Juan Tenorio de Zorrilla.

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142 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Alumnos y profesores de los cursos de vacaciones para extranjeros representando el Don Juan Tenorio de Zorrilla.

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Despacho de Menéndez Pidal en su casa de Madrid (ahora sede de la Fundación Ramón Menéndez Pidal), tal como se conserva actualmente.

144 • ESCALAS DEL ESPAÑOL. LOS VIAJES DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL



INSTITUTO CERVANTES

Director Luis García Montero

Secretaria General Carmen Noguero Galilea

Director de Gabinete José María Martínez Alonso

Director de Cultura Martín López-Vega

Subdirectora de Cultura Raquel Caleya Caña

FUNDACIÓN RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL Presidente Jesús Antonio Cid Martínez

Directora del Archivo Pedagógico Sara Catalán Biblioteca y archivos Marta García Muñoz

GABINETE BIBLIOGRÁFICO

Organizan Instituto Cervantes Fundación Ramón Menéndez Pidal

Colabora Fundación Ramón Areces

Comisarios Mario Pedrazuela Fuentes Sara Catalán

Coordinación de comisariado Mariana Laín

Jefe del Departamento de Actividades Culturales del Instituto Cervantes Ernesto Pérez Zúñiga

Coordinación Luz Bejarano Coca Alicia Arabel Duerto (becaria) Asunción González Pérez

Administración José Javier de la Fuente Sanz José Luis Molina-Prados Iniesta Yolanda Moñino Rodríguez Javier Sanz Moreno

Coordinación en Madrid Concepción Fernández Domínguez Robin Quiroga Pérez Laura Antolínez Parrado (becaria)

Documentación y difusión Sylvia López Rodríguez Diego Suárez Tamayo (becario) Diseño expositivo Javier Lerín Mariana Laín

Transporte y montaje expositivo Artec

Audiovisuales La Filmoteca - Institut Valencià de Cultura Miguel Pérez-Urría / Javier Lerín Gráfica Digital Imagen

Seguro Aon, Gil y Carvajal


CATÁLOGO

Editan Instituto Cervantes Fundación Ramón Menéndez Pidal

Edición de Mario Pedrazuela Fuentes Sara Catalán

Textos Jon Juaristi Linacero Diego Catalán Menéndez Pidal Jesús Antonio Cid Martínez Aurora Egido Martínez Mario Pedrazuela Fuentes

Asesoramiento lingüístico Pilar Rodríguez Collell

Agradecimientos Santiago Barrachina Asensio Inmaculada Trull Ortiz Rosa María Astudillo Rodríguez Pilar Martínez Olmo Encarnación Pueyo Pérez María Victoria Dávila Iturriaga Jesús Arbesú Villacorta Alicia Gómez Navarro Alfredo Valverde Lavado Eril de Giles Inglemon-Sudberg Florencio Lasaga Carlos Martínez Echevarría Raimundo Pérez-Hernández y Torra

Diseño gráfico Javier Lerín Mariana Laín

Tratamiento fotográfico David López Espada - Espacio Raw Fotomecánica e impresión Palgraphic

Foto de cubierta: Ramón Menéndez Pidal en Barajas a la vuelta de su viaje a Lisboa, 1957.

© De los textos: sus autores © De las imágenes: sus autores

Todos los libros, imágenes y documentos expuestos o reproducidos han sido cedidos amablemente por: Fundación Ramón Menéndez Pidal La Filmoteca - Institut Valencià de Cultura Residencia de Estudiantes, Madrid Biblioteca Tomás Navarro Tomás (CCHS-CSIC) Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC Biblioteca del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación

ISBN: 978-84-92632-94-7 Depósito legal: M-16270-2019 NIPO: 110-19-032-2 Al amparo de la legislación vigente sobre propiedad intelectual y con apercibimiento de las sanciones previstas en la misma, salvo autorización por escrito de los titulares de los derechos, queda rigurosamente prohibida la reproducción total o parcial por cualquier procedimiento o tecnología, aun citando su procedencia.



Este catálogo se terminó de imprimir en Madrid el 20 de mayo de 2019, año del 150 aniversario del nacimiento de Ramón Menéndez Pidal





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