AUTO DE NAVIDAD DEL COLEGIO «ESTUDIO» originariamente ordenado y compuesto por
Jimena Menéndez-Pidal con música seleccionada y compuesta originariamente por
Magdalena Rodríguez Mata
ADANAE
EDITA ADANAE Asociación de Antiguos Alumnos de «Estudio»
Diseño y maquetación Alvaro Alvarado y Javier Lerín Fotografías Archivo ADANAE (AD), AHFE, Alvaro Alvarado (AA), José Manuel Cajigas (JMC), Mónica Porres (MP), Gonzalo de la Serna (GS), y profesores de «Estudio» (PE) Transcripción de las partituras Carmina Gobernado Impresión Izquierdo, S.A.
Depósito Legal: M-55583-08 © de esta edición: ADANAE 2008 C/ Jimena Menéndez Pidal 11 28023 Madrid adanae@adanae.com www.adanae.com © de la compilación originaria de textos: herederos de Jimena Menéndez-Pidal © de las músicas originarias: herederos de Magdalena Rodríguez Mata © de las fotografías: sus autores © de los textos de los apéndices: sus autores o herederos (citados en cada texto)
Esta obra, basada en las representaciones teatrales del Auto de Navidad que cada año se celebran en el colegio “Estudio”, ha sido creada por la iniciativa y bajo la coordinación de ADANAE. Responde a la finalidad de facilitar en el ámbito escolar los ensayos del Auto de Navidad y su seguimiento por profesores, alumnos, antiguos alumnos y padres. Su distribución se realizará exclusivamente por ADANAE, únicamente en el ámbito privado del colegio “Estudio”, y sin ánimo de obtener beneficio económico alguno. Queda prohibida cualquier reproducción, total o parcial, o transformación de la obra fuera de los ámbitos y fines mencionados. Reservados todos los derechos.
De los antiguos alumnos a los profesores del Colegio, en reconocimiento por su labor.
PRESENTACIÓN José Manuel Cajigas
La Asociación de Antiguos Alumnos de “Estudio” (ADANAE) ha dedicado en los últimos años un notable esfuerzo, tiempo e ilusión para llegar a editar esta nueva obra del Auto de Navidad. Para ADANAE supone una satisfacción enorme haber culminado el proyecto y presentar este magnífico libro, para disfrute y uso de antiguos alumnos, profesores, alumnos y padres de alumnos. Habíamos observado la necesidad acuciante de emprender esta tarea, por la escasez de ejemplares existentes de anteriores ediciones, incluso en el propio Colegio. Muchos antiguos alumnos nos lo han pedido con insistencia. Además, los cambios introducidos con el tiempo en la obra aconsejaban también una actualización para adaptar el libro a la realidad. El Auto del colegio “Estudio” es una obra viva que cada año evoluciona, cambia, se transforma y se hace nueva, manteniendo al mismo tiempo su esencia y su estructura tradicional. En términos generales es una obra que conserva una identidad muy marcada desde las representaciones iniciales de los años cuarenta del siglo XX; pero también es verdad que en cada representación nace una nueva obra, con nuevos actores, con distintos matices. Ahora recogemos la versión más adaptada a la realidad presente, con la finalidad de ser práctica y útil, de contribuir a facilitar al Colegio la preparación y ensayo del Auto. Esta versión es muy diferente del último libro que se editó sobre el Auto pues, además de recoger nuevos textos, se han incluido fotografías y apéndices de gran interés para la cabal comprensión de la obra en su conjunto. ADANAE ha llevado adelante esta iniciativa con el deseo de que el resultado suponga una alegría y una satisfacción para el CoP R E S E N TA C I Ó N
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legio y los antiguos alumnos; con este objetivo hemos impulsado, coordinado, revisado y ordenado la labor de muchos colaboradores. ADANAE quiere agradecer expresamente su interés y aportación a todas las personas que han contribuido a esta edición. La familia Catalán Menéndez Pidal, el Colegio y su dirección, muchos profesores, el Archivo Histórico de la Fundación Estudio y numerosos antiguos alumnos han participado en esta gran obra colectiva, aportando ideas, textos, su propia imagen, partituras, diseño gráfico, dibujos y fotografías. El Auto de Navidad es una representación esencial en la vida del Colegio “Estudio”, que todos los antiguos alumnos recuerdan. En cierta forma es un trasunto del propio Colegio, institución de todos, creada y conservada entre todos –profesores, padres y alumnos– y que, como un organismo vivo, se nutre de lo que entre todos somos capaces de darle. Colegio y Auto de Navidad son iguales en este sentido, nuestro patrimonio común, nuestro bagaje, emociones y sentimientos, recuerdos de la infancia y de la adolescencia. A esto se refería en ocasiones Jimena Menéndez-Pidal, ilustrándolo con una referencia al romance del Conde Arnaldos; sobre la negativa del marinero al Conde Arnaldos (“yo no digo mi canción/ sino a quien conmigo va”) comenta Jimena, “el marinero no se niega a enseñársela por avaricia de secreto poseído, sino porque aquellas palabras serían hueras si no viniesen de lo hondo de un vivir compartido”. Precisamente la dedicación de Jimena y de su padre don Ramón a la recuperación del romancero, labor continuada por su hijo Diego y por su nieta Débora, es uno de los antecedentes del Auto. La representación del Auto supone para muchos niños y sus familias un momento de gran ilusión. La tensión dramática se desborda… (…) «Que el alma que os ama a Dios enamora» (…) «Que Amor me ha de matar y por él vengo a la Tierra» (…) «¡Arriba los corazones!» (…) «Bendice Niño esta luz por ti ya santificada» (…) «Del sequedal hará manantial de agua, 10
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Pondrá ríos en la soledad» (…) …y algunos padres y abuelos no pueden evitar alguna lágrima en esos momentos finales cuando se encienden las velas. Poder contribuir a esa ilusión, a ese reconocimiento dramático de la fuerza del Amor, es para nosotros un orgullo. Hemos procurado llevar a cabo una edición cuidada, bien ilustrada, y con atención a todos aquellos aspectos que puedan ser útiles en los ensayos. Ha sido una garantía y una suerte para esta edición el haber contado con la colaboración de personas que han dedicado muchas horas al Auto y que lo conocen muy bien; ellas han volcado su conocimiento y su cariño en los apéndices. Estos apéndices tratan temas diversos, tales como música, bailes y coreografía, textos literarios, trajes o la pequeña historia de esta gran obra, que une a profesores, padres, alumnos y antiguos alumnos cada Navidad. Esperamos que todos disfruten con esta edición y con las representaciones del Auto de años venideros, a las que confiamos que este libro sirva de alguna ayuda. Cada año, en esas fechas en las que expresamos buenos deseos para todos los que nos rodean, se volverá a representar el Auto de Navidad, y con él surgirán en algunos, hondas emociones, en muchos otros, un profundo sentimiento religioso, y en todos, una sensación de agradecimiento por ser testigos de un acto lleno de belleza y espiritualidad.
José Manuel Cajigas Presidente de ADANAE Noviembre 2008
P R E S E N TA C I Ó N
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EL ‘AUTO’: LEGADO Y TRADICIÓN
Ante una nueva edición –tan largamente esperada– del Auto, de nuestro Auto de Navidad, ¿qué podemos decir? Sin lugar a dudas, que se trata de un legado y de una tradición. Un legado valiosísimo que se encuentra detallado con amplitud en estas páginas. Compuesto por una exquisita antología de textos de extraordinario valor literario; una esmerada selección y recopilación de una herencia musical olvidada; un diseño de escenografía de raíz histórica y original al mismo tiempo; un vestuario rescatado del ámbito popular y la iconografía artística; una pautada coreografía respetuosa con lo rural y lo culto. En definitiva, una obra de notable valor teatral. También es el Auto una tradición que las fundadoras, de manera muy personal y activa, se empeñaron en mantener a lo largo de muchos años de representaciones. La dedicación y entrega que pusieron en cada ensayo, el mimo con el que corrigieron, añadieron o enmendaron cada escena, movimiento, entonación, repinte o gesto, constituyen un patrimonio que recordamos y deseamos preservar. El Auto es, sí, legado y tradición, pero no podemos olvidar que es, ante todo, una función escolar. Una actividad que forma parte del quehacer diario de la vida del Colegio durante una época del año, con la que queremos mostrar ciertas destrezas, habilidades y conocimientos adquiridos en la que entran en escena más de ochocientas personas, aproximadamente la mitad de los alumnos. Una tarea colectiva muy laboriosa a la que se entregan todos los que forman parte de “Estudio”, desde el personal de mantenimiento o limpieza que monta un escenario o quita el polvo a una silla, las secreP R E S E N TA C I Ó N
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tarias que se ocupan de las entradas, los empleados de la cocina que atienden la cafetería, las costureras que hilvanan una cinta o planchan un pañuelo hasta, por supuesto, todo el equipo de profesores. Tanto aquellos que enseñan a decir unos textos y pautar unos movimientos, a entonar bien unas canciones o medir con precisión unos pasos de baile, como aquellos otros que permanecen en sus clases con la tarea docente, mantienen el orden en un pasillo, vigilan una puerta, ordenan la circulación o visten y peinan a los actores. Y, por encima de todo, la labor entusiasta de los alumnos: la de los que aparecen en el escenario y participan en el coro, o la otra, menos visible, de los hafices que acomodan al público, la de los traspuntes, los que mueven un foco o llevan y traen recados. Un sinfín de tareas, grandes y menudas, que no aparecen en los textos, partituras, acotaciones escénicas y fotografías que se muestran en este libro. El Auto de Navidad es tradición y legado, pero es, además, una obra colectiva nueva e inédita de cada curso escolar. Si la mantenemos así es porque consideramos todavía vigentes los valores educativos que le otorgaron sus creadoras en los lejanos años cuarenta.
Comité Pedagógico de “Estudio”
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GUÍA DEL ‘AUTO DE NAVIDAD’ Escrita por Jimena Menéndez-Pidal
La denominación de Auto a una composición dramática se aplica cuando ésta es de breves dimensiones y tiene por asunto un tema religioso. El material de nuestro Auto de Navidad está entresacado de las obras de los mejores clásicos españoles. Despierta fervoroso interés el ver cómo esos grandes escritores reaccionaban sencilla y emocionadamente en consideración a la Navidad. Fray Luis de Granada, el Arcipreste de Hita, Garcilaso, Gómez Manrique, Góngora, al lado de Valdivielso, Úbeda, Jerena..., con su pensamiento puesto en el Dios Niño, nos proporcionan las expresiones más exquisitas de alegría, duelo, fe, esperanza, amor hacia Él. A nosotros nos ha correspondido el papel de engarzar estos tesoros clásicos, procurando una línea dramática. Esta línea parte del sobrecogedor juicio del Antiguo Testamento, transformándose en alentadora esperanza de Amor y Redención: A través del Profeta que nos habla de la profundidad del Misterio, del Ángel que desentraña la Profecía, de los Magos de Oriente queriendo descifrar por sí mismos el significado de la Señal, llegamos al punto de tener ante nosotros ese Misterio convertido en realidad palpable, Humana: Ahí está el Niño, ahí está la Madre tendiendo los pañales en el romero florido. Todo rebosa ternura bien fácil de entender para los pastores. Pasado el acto reverencial de la adoración, estas gentes sencillas aceptan tan de lleno la Divinidad hecha hombre, que no dudan en mostrar su alegría con el mismo bullicio de sus fiestas, en ritmo cada vez más profano. Todas las ofrendas hechas de corazón agradan al Señor. Y si no, díganlo los juglares que, como el músico de la Cantiga de Alfonso X, recibieron G U Í A D E L ‘ A U T O D E N AV I D A D ’
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AHFE
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el don de la candela bendita por voluntad de Nuestra Señora, conmovida ante la candorosa entrega de aquellas almas confiadas. Las almas pequeñuelas podrán festejar el Natal con esta sencillez, sin más profundidades; pero los cortesanos que en hábito de pastores llegan hasta allí tienen que saber algo más, y el Pastor Divino algo les revela, poniéndonos de nuevo en tensión mística: ¿qué es ese Amor que nos reclama...? Tras su marcha, cuando los Sabios de Oriente quieren ver más allá de aquel Pesebre, también se les habla de Amor, de un Amor dispuesto al sacrificio, por el que Dios está ahí entre todos ellos, por el que Dios ha venido a la Tierra. Saltando fuera del tiempo viene en este momento a hacerse presente toda la Promesa salvadora; así, los Atributos de la Pasión ofrecidos a ese Niño, que es el Redentor, no nos sumen en visión acusadora y cruenta, sino en suave gozo de Pascua y en luz de Resurrección, que subrayan los Ángeles con sus cantos. Y la expresión precisa para todo este variado sentir nos la han brindado nuestros clásicos en forma insuperable. A esta lírica maravillosa está asociado otro elemento de tanta o más emoción: la música. La mayoría de estas músicas tienen de avasallador el haberse mantenido desde “aquella dichosa edad” como cosa viva; es el rico tesoro que la tradición ha cuidado de guardar y que sólo se revela a los iniciados que saben vibrar al unísono. Así como los textos literarios legados en forma escrita tienen una garantía de haber sido transmitidos en toda su pureza, las músicas que aún viven conservadas por transmisión oral pueden verse amenazadas de bastardía cuando hoy pretenden fijarlas en escritura gentes cultas viciadas por prejuicios de escuela. Ahí tiene que manifestarse la sensibilidad de la persona que al arrancarlas de la tradición no las marchite y sea capaz de transcribirlas conservando toda la vitalidad con que han llegado hasta nosotros. Y esto aquí está conseguido. J. M. P. Este texto figuraba como presentación en el libro del Auto de Navidad que publicó la editorial Aguilar en el año 1971.
G U Í A D E L ‘ A U T O D E N AV I D A D ’
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ZAC
Sobre la tierra se alza el Monte Sión, en el que David plantó la tienda donde custodiar el Arca de la Alianza. Alianza en que Dios se había manifestado a los hombres dándoles las leyes santas con que caminar sin desvío. En ese camino aparece después el Cordero Místico que con inocencia y mansedumbre se ofrece en sacrificio a la Humanidad toda para que no pierda el camino de Dios, y, peregrina, sepa cuál es su meta en ese caminar: “el poder contemplar a Cristo en majestad y tener cabida a su lado, en el Reino del Padre.” Este es el mensaje proclamado por esos cuatro Evangelistas que adoran el Pantocrátor. 18
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VILLANCICOS
D É J AT E C A E R , PA S C U A L
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DÉJATE CAER, PASCUAL
Déjate caer, Pascual, en viendo al Niño de flores, llora, ríe y dile amores, que es Niño y Dios celestial. E, e-e-e, e-e-e, eleison, tan, taran-tan, tan, tan. Platillos, caracoles, tambores y zumbar. Loco me vuelvo por vos, hoy, mi Niño, el seso pierdo porque no puede ser cuerdo el que no es loco por Dios. E, e-e-e, e-e-e, eleison, tan, taran-tan, tan, tan. Platillos, caracoles, tambores y zumbar.
VILLANCICOS
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ESTE NIÑO DIOS, ANTÓN
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ESTE NIÑO DIOS, ANTÓN
Este Niño Dios, Antón, que en Belén tiembla y suspira, con unos ojuelos mira que penetra el corazón. Que no voy sola, que amor me lleva; con la luz de sus ojuelos el Portal todo alborea. Que no voy sola, que amor me lleva. Pastorcico enamorado, enhorabuena vengáis, pues tal alborada dais de gloria a vuestro ganado. Que no voy sola, que amor me lleva; con la luz de sus ojuelos el Portal todo alborea. Que no voy sola, que amor me lleva.
VILLANCICOS
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AUTO DE NAVIDAD
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I. PREFACIO
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LA PROFECÍA Sobre aquellas palabras de Ezequiel: «et peperci nomini sancto meo»
Ante la escena, sale, por la derecha, una figura que simboliza el Tetramorfos. Vestida de amplia túnica con las cuatro alas de los serafines; su cabeza al frente presenta una faz humana, por su lado derecho un rostro de león, al izquierdo uno de toro, y coronándola una cabeza de águila.
E L PROFETA habla como en visión obsesionante, con movimientos pausados y amplios.
Y vino a mí la palabra del Señor diciendo: –Hijo de hombre, pon tu rostro contra el muro y profetiza y dirás: Esto dice el Señor Dios: «He aquí, yo hablé en mi celo y en mi furor a las gentes de Israel. Y derramé mi indignación sobre ellos por la sangre que derramaron sobre la tierra, la que contaminaron con sus ídolos, profanando mi santo nombre.» Pausa.
Con expresión más alentadora.
–Pero ahora di a la casa de Israel: Esto dice el Señor Dios: «Derramaré sobre vosotros agua pura, y os purificaréis de todas vuestras inmundicias. Y os daré un corazón nuevo, y pondré un espíritu nuevo en medio de vosotros. Quitaré el corazón de piedra de vuestra carne y pondré mi espíritu en medio de vosotros y haré que andéis en mis preceptos y que guardéis y hagáis mis juicios.» Pausa.
P R E FA C I O
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–Mas tú, hijo de hombre, profetiza ahora: El Señor Dios dice: «Mas ahora os digo, montes de Israel, brotad vuestros pimpollos y dad vuestro fruto a Israel, mi pueblo.»
Su tono es de promesa salvadora.
Pausa en éxtasis. El profeta ve realizada la promesa.
He aquí que veo brotar un tallo de la raíz de Jessé y de él naciendo está esta flor, que es el hijo de David, el fuerte y el manso. Sobre él reposará el espíritu de Elohim, el Señor, y este espíritu será de sabiduría y de entendimiento, de consejo y de fortaleza, de ciencia y de piedad. Pausa.
Y poetiza el momento.
La noche envuelta en silencio y las cosas suspensas, aguardando el punto de la dichosa hora… Pausa.
El sol, la luna y las estrellas diferente luz han dado… Pausa.
Ojos hace el cielo todas sus estrellas, por mirar con ellas a Dios en el suelo. Se va por donde entró.
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LA SEÑAL PROFETIZADA (Auto de los Reyes Magos)
El signo - Los doctos estrelleros descubren la señal
(Al margen de la escena van surgiendo los Magos en lo alto de sus torres, observando el firmamento con sus instrumentos de astrología.)
G ASPAR observando la estrella.
¡Dios criador! ¡Cuál maraviella! Non sé cuál es aquesta estrella. Agora primas la he veída, poco tiempo ha que es nacida. ¡Nacido es el Criador que es de las gentes Señor!
Duda.
Non es verdad, non sé qué digo, todo esto non vale un figo. Otra noche me lo cataré, si es verdad, bien lo sabré.
Convencimiento.
Bien es verdad lo que yo digo, en todo, en todo lo porfío. Non puede ser otra señal, aquesto es, y non es ál: nacido es Dios por ver de fembra en aquest mes de decembre. Allá iré do fuere, adorarlo he, por Dios de todos lo tendré. Desciende.
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B ALTASAR Después de reflexionar y mirar varias veces con su catalejo.
Esta estrella non sé dónd viene, quién la trae o quién la tiene. ¿Por qué es aquesta señal? en míos días non vi atal. Ciertas, nacido es en Tierra aquel que, en pace y en guerra, Señor habrá de ser de Oriente, de todos, hasta en Occidente.
Duda.
Por tres noches me lo veré y más de vero lo sabré. ¿En todo, en todo es nacido? Non sé si algo he veído.
Convencimiento.
Iré, lo adoraré y pregaré, y rogaré. Desciende.
M ELCHOR después de observar con su astrolabio.
Duda.
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¡Val, Criador! ¿Atal facienda fue nuncuas por alguien fallada o en escritura trubada? Tal estrella non es en cielo; d’esto soy yo buen estrellero: Bien lo veo, sines escarnio, que un homne es nacido de carne que es Señor de todo el mondo, así como el cielo es redondo. De todas gentes Señor será y todo el sieglo juzgará. ¿Es? ¿Non es? Cuido que verdad es. Ver lo he otra vegada, si es verdad o si es nada. A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
MP
P R E FA C I O
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Afirmación.
¡Nacido es el Criador de todas las gentes Mayor! Bien lo veo que es verdad. Iré allá, por caridad. (Dialogan los dos Magos desde sus torres.)
B ALTASAR
Dios vos salve, señor. ¿Sodes vos estrellero? Decidme la verdad, de vos saberla quiero. ¿Vedes tal maraviella? ¡Nacida es una estrella!
M ELCHOR
Nacido es el Criador que de las gentes es Señor. Iré, lo adoraré. Desciende.
B ALTASAR
Yo otrosí rogar le he.
GS
Desciende.
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(Han bajado los Magos de sus observatorios y se encuentran en el camino emprendido.)
G ASPAR
M ELCHOR B ALTASAR
Señores, ¿a cuál tierra? ¿Dó queredes andar? ¿Queredes ir conmigo al Criador rogar? ¿Habédeslo veído? Yo lo voy a adorar. Nos imos otrosí, si’l podremos fallar. Andemos tras la estrella, veremos el lugar. Continúan su camino.
G ASPAR M ELCHOR
G ASPAR B ALTASAR T ODOS
¿Cuómo podremos probar si es homne mortal o si es rey de tierra? ¿O si celestial? ¿Queredes bien saber cuómo lo sabremos? Oro, mirra e incenso a él ofreceremos: si fuere rey de tierra, el oro querrá; si fuere homne mortal, la mirra tomará; si rey celestïal, estos dos dejará, tomará el incenso que’l pertenecerá.
PE
Se van.
P R E FA C I O
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DECLARACIÓN AL HOMBRE (Según Fray Luis de Granada)
De nuevo ante la escena se deja ver un
Á NGEL
–¡Venid a ver al hijo de Dios! No en el seno del Padre, sino en los brazos de la Madre. No tronando y relampagueando en los cielos, sino llorando y temblando de frío en el establo. Este es el día de la alegría secreta de su corazón, cuando, llorando exteriormente como niño, se alegraba interiormente por nuestro remedio como Redentor. Llegó aquella hora tan deseada de todas las gentes, tan esperada en todos los siglos, tan prometida en todos los tiempos, tan cantada y celebrada en todas las escrituras divinas. Llegó aquella hora de la cual pendía la salud del mundo. Era la medianoche más clara que el mediodía. ¡Oh venerable misterio, más para sentir que para decir! No para explicarse con palabras, sino para adorarse con admiración y silencio… EL ÁNGEL se retira a un lado, y da la entrada a los ÁNGELES.
(Se ilumina la escena que representa el establo sombrío y solo. En él aparece arrinconado el pesebre; y en desarmonía otros elementos de color pobre. Luego lo embellecerán los Ángeles.)
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GS
Á NGEL
Dios quiere bajar a la desnudez de la tierra, pero todas las jerarquías angélicas acuden a hacer de la tierra cielo. P R E FA C I O
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MP
II. EL CIELO EN LA TIERRA
E N E L P O R TA L I C O
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TOCAN A MAITINES Este Niño es Dios
(Rompen el silencio del portal tres parejas de Ángeles. Llevan palmas los cuatro mayores; los pequeños, candelas encendidas. Entran al son de este villancico y, en tarea rítmica, ordenan el portal y lo adornan con las palmas y las velas. Uno de ellos coloca –apagado– el Cirio Pascual en la Tierra.)
Á NGELES
En el portalico tocan a maitines. Ya los cielos la tierra de galas visten;
PE
cantando.
EL CIELO EN LA TIERRA
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Los angelitos pequeños salen al encuentro de la Virgen y San José.
¡y los seises del cielo los laudes dicen! A la medianoche tocan a maitines.
(Entran por la izquierda San José y la Virgen con el Niño en los brazos. Caminan lentamente al margen de la escena, durante todo el siguiente parlamento.)
Caminad, Esposa, Virgen singular, que los gallos cantan, cerca está el lugar.
GS
S AN J OSÉ
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Caminad, Señora, bien de todo bien, que antes de una hora somos en Bellén, e allá, muy bien podréis reposar. Que los gallos cantan cerca está el lugar. (Avanzan San José y la Virgen hacia el pesebre. El Ángel narrador, a lo largo de la representación, ayudará a interpretar la acción y a seguirla.)
Á NGEL N ARRADOR
Ya que era venido el tiempo en que de nacer había, entrados son al portal que al Dios Niño albergaría. Ved a María que llega, en sus brazos le traía; al cual, la agraciada Madre en el pesebre ponía. Así lo hace.
(Los Ángeles se van arrodillando a su paso, y levantándose de nuevo una vez que les rebasa la Virgen. María deposita al Niño en el heno y se arrodilla ante él; con ella los Ángeles.)
EL CIELO EN LA TIERRA
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ADORACIÓN QUE MARÍA HACE A SU HIJO (Gómez Manrique)
Adórote, Rey del Cielo, verdadero Dios e hombre, adoro tu santo nombre, mi salvación e consuelo; adórote Fijo e Padre a quien sin dolor parí, porque quesiste de mí facer, de sierva, tu madre. Bien podré decir aquí aquel salmo glorïoso que dixe, fijo precioso, cuando yo te concebí:
Y E ˆS AV H A E L
V IRGEN
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AA
Se suma, como fondo, música del canto hebreo «Yeˆsav Hael».
Que mi ánima engrandece a ti, mi solo señor, y en ti, mi salvador, mi espíritu florece.
(Queda compuesta la escena de la Sagrada Familia: la Virgen sentada a par del pesebre, San José en pie, detrás. Los Ángeles se levantan. Síguese la salutación de las cortes celestiales.)
S ERAFÍN 1º T ODOS Q UERUBÍN 1º
T ODOS
Venga norabuena la Paloma bella. Norabuena venga. Norabuena vengáis al mundo, Niño de perlas, que sin vuestra vista no hay hora buena. Norabuena vengáis al mundo, Niño de perlas. EL CIELO EN LA TIERRA
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ADORACIÓN DE LOS ESTADOS (F. de Ocaña y Fray Arcángel de Alarcón)
Á NGEL N ARRADOR Aquí los Ángeles, en orden armonioso, se dan unos a otros el beso de paz.
Acércanse a rendirle pleitesía.
Arrodíllanse.
La noche de Navidad, que ya el alba se acercaba, los ejércitos del cielo grande fiesta celebraban. Cantado habían canciones con orden nueva y lozana, y como de amores arden, cada cual se señalaba. Se acercan los serafines que más de su amor se abrasan, con hermosura increíble, que verlos enamoraba; las rodillas por el suelo, de esta manera le hablan: –Bien vengáis, Rey de la Gloria, buena sea vuestra llegada, pues venís a poner fuego y abrasar de amor las almas.
S ERAFINES
Retroceden.
Á NGEL N ARRADOR
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Tras ellos, los querubines, en traje y beldad que agrada, llegan a adorar al Niño que con gracia les miraba. Dícenle:
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GS
Q UERUBINES humillándose ante el pesebre.
–¡Luz infinita a quien cielo y tierra alaba!, os adoramos, Señor. Y os damos inmensas gracias, que por vuestro nacimiento será la tierra alumbrada. Retroceden.
Á NGEL N ARRADOR Los angelitos se han acercado rápidos a la cabecera del pesebre; adoran en silencio.
Los angelitos pequeños ¡qué gozosos le miraban! Miraban la luz divina que todo el Niño irradiaba… Y todas las jerarquías saludan la Virgen Santa. Lo hacen.
Van retirándose al fondo.
Ella les mira graciosa, al pesebre recostada, como que les agradece fiesta tan regocijada. EL CIELO EN LA TIERRA
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GS
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A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
Avanza.
S AN J OSÉ
El Santo varón, de gozo su faz en lágrimas baña, y vuelto a la Virgen pura de esta manera le habla: –Esposa y Señora mía, gran gozo siente mi alma en esta dichosa noche, que a toda luz aventaja, pues hoy han visto mis ojos lo que tanto deseaban: a Dios, infinita gloria, vestido de carne humana. Se retira, sentándose a par de la Virgen.
EL CIELO EN LA TIERRA
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LOS ARCÁNGELES RINDEN HONORES (Gómez Manrique)
B ATA L L A I M P E R I A L ( F R A G M E N T O S )
(Al son de la Batalla Imperial de Cabanilles, entran solemnemente los Arcángeles.)
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A RCÁNGELES
Gloria al Dios soberano que reina sobre los cielos; e paz al linaje humano.
B ATA L L A I M P E R I A L ( C O N T. )
(Desfilan sucesivamente ante la Virgen rindiéndole honores cada cual.)
S AN G ABRIEL
B ATA L L A I M P E R I A L ( C O N T. )
Arrodillándose a la entrada.
¡Dios te salve!, glorïosa de los maytines estrella; después de madre, doncella, e antes que fija, esposa. Yo soy venido, Señora, tu leal embajador, para ser tu servidor en aquesta santa hora.
EL CIELO EN LA TIERRA
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Yo Micael, que vencí las huestes lucifernales, con los coros celestiales que son en torno de mí, por mandato de Dios Padre vengo a tener compañía a ti, beata María, de tan santo Niño Madre.
PE
B ATA L L A I M P E R I A L ( C O N T. )
S AN M IGUEL
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S AN R AFAEL
Yo, el ángel Rafael, capitán de estas cuadrillas, dejando las altas sillas vengo, a ser tu doncel e por facerte placeres, pues tan bien los meresciste. ¡Oh María, Mater Cristi, bendicha entre las mujeres!
B ATA L L A I M P E R I A L ( C O N T. )
(Se retiran los Arcángeles, otra vez al son de la Batalla Imperial, y quedan custodiando los ángulos del portal.)
EL CIELO EN LA TIERRA
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PE
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NANA (Lope de Vega)
No lloréis, mis ojos; Niño Dios, callad, que si llora el cielo, ¿quién podrá cantar? Los Ángeles bellos cantan, que les dais a los cielos gloria y a la tierra paz.
C ORO
«¡Gloria in excelsis Deo! ¡Gloria! Et in terra pax hominibus bonae voluntatis.»
¡GLORIA IN EXCELSIS DEO!
V IRGEN
de los Ángeles.
EL CIELO EN LA TIERRA
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V IRGEN
Dirigiéndose a los Ángeles.
Niño de mis ojos, ea, no haya más, que si llora el cielo, ¿quién podrá cantar? Pues andáis en las palmas, Ángeles santos, que se duerme mi Niño, ¡tened los ramos!
P U E S A N D Á I S E N L A S PA L M A S
(Danza, suavísima, de los Ángeles ante el Niño, acariciándole el sueño. Llevan en sus manos las palmas con que adornaron el portal. Al ritmo del canto de la Virgen.)
56
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
P U E S A N D Á I S … ( C O N T. )
Pues andáis en las palmas Ángeles santos, que se duerme mi Niño, ¡tened los ramos! Palmas de Belén que mueven airados los furiosos vientos que suenan tanto, no le hagáis ruido, ¡corred más paso! Que se duerme mi Niño, ¡tened los ramos! (La Virgen pide que cese el juego de los Ángeles.)
V IRGEN
El Niño divino que está cansado de llorar en la tierra, por su descanso, sosegar quiere un poco del tierno llanto. Que se duerme mi Niño, tened los ramos.
(Los Ángeles dan fin a la danza y dejan de nuevo las palmas como adorno. Ellos pasan a un último término, a modo de decoración de la escena.)
EL CIELO EN LA TIERRA
57
GS
III. HUMANIZACIĂ“N Pobremente en un portal
L A V I R G E N L AVA P A Ñ A L E S
60
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
LA VIRGEN LAVA PAÑALES (Pueblo de Ledesma)
(El Niño dormido, la Virgen recoge el cestillo que le entrega San José y avanza hacia el frente de la escena.)
Á NGEL N ARRADOR describe la acción.
L OS Á NGELES todos, cantan, mientras la Virgen y los angelitos siguen la acción con mímica simbólica.
La Virgen, Madre humana de Dios hombre, sale a lavar al regato de un prado verde y florido. Los Ángeles se humanizan, le aligeran su trabajo: van y vienen, llevan los cestos cantando: La Virgen lava pañales y los tiende en un romero; los pajaritos cantaban y el agua se iba riendo. Pajarito que cantas en el espino, canta repicadito, que te oye el Niño.
(Vuelve la Virgen para colocarse junto al pesebre mientras se canta esta segunda copla.)
L OS Á NGELES
El Niño Dios se ha perdido en el mundo y no aparece. A la orillita del río estará cogiendo peces.
HUMANIZACIÓN
61
Los angelitos se retiran, saltarines.
Pajarito que cantas en el espino, canta repicadito, que te oye el Niño.
GS
(Aquí aparece, en alto, uno de los serafines, que dirigiéndose al público comienza la Denunciación del Ángel a los pastores.)
62
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
PE
HUMANIZACIÓN
63
DENUNCIACIÓN (A la manera de Juan del Encina)
Pastores, ¡no hayáis temor!, que os anuncio un gran pracer. Sabed que quiso nascer esta noche el Salvador, Redemptor, en la cibdad de David. Todos, todos le servid, que es Cristo nuestro Señor. E doi-os esta señal en que le conosceréis: un Niño envuelto hallaréis pobremente, so un portal; e aun es tal que en un pesebre está puesto. E conosceréis en esto a aquel gran Rey celestial.
Á NGEL DENUNCIADOR
Vuelve a su puesto.
(De entre el público, en diferentes puntos, surgen, según empiezan a hablar, las tres figuras de pastores.)
E L PRIMER PASTOR
E L SEGUNDO
64
Dime tú, hermano, di si oíste alguna cosa o si viste lo que vi. Una gran voz me asemeja de un ángel relucïente que sonó en mi oreja.
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
GS
E L TERCERO
Mis oídos han oído en Belén ser esta noche nuestro Salvador nacido; por ende, dejar debemos nuestros ganados, e ir por ver si lo fallaremos.
HUMANIZACIÓN
65
GS
IV. DIOS ENTRE LOS PASTORES De qué maneras el hombre se abre al Dios Niño
L O S PA S T O R E S Y PA S T O R A S
68
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
ADORACIÓN
(Se rompe la suave tranquilidad del Portal y los hombres van a gozar de la visión divina.) Pregón del
PASTOR JUGLAR
Se arrodilla sucesivamente ante el Niño y ante la Virgen.
¡Venga con el día el alegría! ¡Venga con el alba el Sol que nos salva! ¡Vengan los pastores, vengan norabuena a adorar al Sol y a la blanca Estrella!
(Se escucha la llegada de los pastores que vienen cantando.)
PASTORES Dentro.
Los pastores y pastoras vienen por el monte abajo, caminan para Belén, llevan muy buenos regalos. Al pasar por el molino preguntan dónde está el Niño. Les responde el molinero: sigan por ese camino.
(Irrumpen, con alegre algarabía, al ritmo de esta sencilla y reiterante canción. La figura del pastor juglar se suma a la escena con los pastores.)
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
69
Siempre andar, siempre más andar. Tranlalá, laralá, lalala. Siempre andar, siempre más andar, ¡qué contentos y alegres van!
S O Y U N A P O B R E G I TA N A / S I B E L L A E S L A R O S A
(Terminan la canción arrodillándose ante el pesebre y quedan en adoración muda. Una pastora se destaca, bailando, para hacer su ofrenda y canta.)
70
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
PASTORA
–Soy una pobre gitana que vengo de Egipto a aquí y al niño Jesús le traigo un gallo ki-ki-ri-kí. Ofrece y se va a un lado de la escena al son del estribillo.
C ORO
¡Si bella es la Rosa, el ramo lo es más! el Lirio que nace también lo será, ¡Si bella es la Rosa, el ramo lo es más!
(Durante el estribillo van haciendo ofrenda muda algunos pastores, que después se irán distribuyendo, en grupos, a ambos lados de la escena.)
U N PASTOR Ofrece cantando.
–Yo soy un pobre pasiego que viene de la montaña y al Niño Jesús le traigo una cesta de castañas.
PE
Se retira a un lado de la escena después de hacer su ofrenda.
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
71
JMC
¡Si bella es la Rosa, etc.
C ORO
–Pececitos para el Niño, esto sí que es algo bueno: vivitos y coleando viene todo el cesto lleno.
P ESCADORES
Ofrecen y se retiran.
¡Si bella es la Rosa, etc.
C ORO PASTORCITO pequeñín que canta.
–Todos le traen un regalo, yo no tengo qué ofrecerle… Le daré mi capuchita porque se tape si llueve. Se la da.
C ORO
¡Si bella es la Rosa, etc.
(Repite el coro el estribillo durante la adoración del resto de los pastores, hasta que sólo quedan los seis olleros, quienes, según van ofreciendo, se irán colocando en los puestos donde han de bailar.) 72
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
BAILE DE LOS OLLEROS
–Yo le daré este puchero cocidito en nuestro alfar.
O LLERO
–Yo éste le tengo de dar, soy ollero.
2º O LLERO
–Yo esta olla le daré con que le empapizaré.
GS
O LLERA
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
73
2ª O LLERA
–Yo a mía fe ésta darle quiero.
3 er O LLERO
–¡Vengan pucheros a pares!
3ª O LLERA
–Yo ésta, con manteca e miel para untar los paladares.
(A continuación hacen el baile burlesco de El Niño hace pucheros.)
C ORO acompañando al baile.
El Niño hace pucheros ¡chipiripitán pirulaina! hace pucheros, y le quita la venta, ¡chipiripitán pirulaina! a los olleros. Tra lá, lara lá ¡chipitán pirulaina! El Niño hace pucheros, y le quita la venta, ¡chipiripitán pirulaina! a los olleros. Andad paso y quedito, ¡chipiripitán pirulaina! paso y quedito, que el Niño tiene sueño, ¡chipiripitán pirulaina! ya está dormido. Tra lá, lara lá ¡chipitán pirulaina! Andad paso y quedito, que el Niño tiene sueño, ¡chipiripitán pirulaina! ya está dormido. Adoran y se retiran.
74
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
EL NIÑO HACE PUCHEROS
(Una pastorcita, al retirarse de adorar encuentra a un rústico que viene, llevando de la mano a su niña, y que muy rudamente le interroga.)
R ÚSTICO
Pastorcica, tú que vienes donde mi Señora está, di, ¿qué nuevas hay allá? D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
75
PASTORCICA
Hay maravillas que ver que perturban el sentido; dígoos que Dios es nacido esta noche de mujer. Vi cantar y vi tañer donde la Virgen está. ¡Y estas nuevas hay allá! Hay tantos de musicorios que es para maravillar; tanto tañer y cantar que parecen desposorios, y llena de relumbrorios aquella casilla está. ¡Y estas nuevas hay allá!
R ÚSTICO
Pastorcica, por tu vida, llévesme pronto al portal. Ella les conduce.
76
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
EL ACEITUNERO Y DANZA (Granada y Pueblo de Ledesma)
A C E I T U N E R O Q U E VA S
(Avanza cantando un grupo formado por el aceitunero, que lleva un gran ramo de olivo del que penden cintas de colores, a las cuales van cogidas doce pastoras.)
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
77
Aceitunero que vas vareando los olivos, ¿me das una aceitunita para que juegue mi Niño? ¡Gloria! Y a su bendita Madre ¡Victoria! ¡Gloria al Rey de los Cielos, Gloria!
G RUPO del aceitunero cantando.
JMC
Se arrodillan.
(Las pastorcitas se van levantando para declamar los versos que traen aprendidos.)
U NA PASTORCITA
78
Portalico divino, cuán bien pareces con el Niño chiquito, bonito, que nos ofreces.
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
En tu cuadra bella yace el claro Sol, que con su arrebol da gran luz en ella.
U NA PASTORA MÁS
Con tan clara Estrella cielo pareces.
T ODAS
¡Con el Niño chiquito, bonito, que nos ofreces!
ZAGALEJOS DEL MONTE, VENID
O TRA PASTORA
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
79
AA
(Se disponen las doce pastoras para el baile de trenzado de cintas, al son de este villancico.)
Z AGALAS del aceitunero dan comienzo al trenzado.
Figuras de danza.
Destrenzado.
80
Zagalejos del monte, venid, pequeñuelos y ancianos, llegad, a adorar al Mesías nacido, en Belén, en Belén de Judá. Yo me dejo la saya sin cinta, y las flores quito al sombrerito; cuando sea Jesús pastorcito en el suyo las ha de llevar. ¡Gloria, gloria a Jesús y María!, ¡gloria, gloria a San José también! Démonos todos la enhorabuena, démonos todos el parabién.
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
(Terminado el baile, el aceitunero se dirige a sus compañeros de grupo enardeciéndoles.)
E L ACEITUNERO
Zagalejos, cantad alegres, que nos da el invierno un abril, a medianoche dos Albas, y en una Flor, flores mil.
(Se marcha el grupo cantando con la misma música que entró.)
G RUPO del aceitunero cantando.
Pastor que vas con tus cabras andando por los caminos, ¿me dejas una cabrita para que juegue mi Niño? ¡Gloria! Y a su bendita Madre ¡Victoria! ¡Gloria al Rey de los Cielos, Gloria!
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
81
MP
82
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
CANCIÓN DE LA MAÑANA DE NAVIDAD CON PALOTEO (Granada)
M A Ñ A N A D E N AV I D A D
(Solemnemente, unos zagalones ofrecen, ante el Pesebre, el mejor de sus cantos en honor del Mesías.)
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
83
AA
84
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
C ORO cantándole al Niño.
Mañana de Navidad, al tiempo que alboreaba, gran fiesta hacen los pastores por Belén y su comarca. Al son de rabeles, zampoñas y gaitas, con gran galanía, donaires y gracia. Revolviendo sus cayados, haciendo bailes y gracias, el pastor que a Dios ha visto, ¡oh, qué bien se señalaba! Al son de rabeles, zampoñas y gaitas, con gran galanía, donaires y gracia.
(La canción sirve de ritmo al baile de paloteo que, valiéndose de sus cayadas, hacen estos mismos pastores. Al darle fin, los danzantes, entrelazando sus bastones, forman una plataforma en la que se sube uno de ellos para, desde el alto, lanzar un requiebro al Pastor Divino.)
G AÑÁN del paleo.
¡Pastorcico nuevo, dulce Niño Dios, no sois vos, vida mía, para labrador!
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
85
ZAGAL, ¿DÓNDE ESTÁ MI BIEN? (Gómez Tejada)
(Retirados los zagales, entra en escena una pareja de pastorcillos chiquitines, despistados. Se constituye en ángel de su guarda el serafín denunciador, y avanza hacia ellos.)
Á NGEL
Hola, pastorcillos, decid, ¿qué buscáis? ¡Mirad que sois chicos, a perder os vais!
(Los conduce, de la mano, al portal, los empina porque besen al Niño en el pesebre, dejándolos después en el suelo ante Él. Allí la pareja de pastorcicos hace un baile rítmico mientras dialoga.)
Z AGALA Z AGAL bailando.
Z AGALA bailando.
Z AGAL bailando.
Z AGALA
L OS DOS
–Zagal, ¿dónde está mi bien? En Jesús, María y José. –¿Y dónde está mi alegría? En Jesús, José y María. –¿De dónde viene mi luz? De María, José y Jesús. –¿Qué nuevo prodigio es? –Igual no se ha visto alguno: tres Soles parecen uno, un Sol y parecen tres. Jesús, María y José.
bailando.
86
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
MP GS
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
87
RUEDA DE ‘EL PELLICO’ (Adaptación de E. M. Torner)
(Animadas las pastoras ante el éxito de estos zagalillos, organizan con sus pastorcicos pequeñines el baile de El Pellico, en que varios Bartolos y Menguillas siguen rítmicamente la acción de este cantar.)
T ODOS
MP
los pastores.
Hagamos un pellico al Niño Dios, hagamos un pellico al Niño Dios.
88
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
MP
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
89
HAGAMOS UN PELLICO
90
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
H A G A M O S U N P E L L I C O ( C O N T. )
B ARTOLOS M ENGAS T ODOS B ARTOLOS M ENGAS T ODOS
–Cóselo, tú, Menga, mientras toco yo. –Toca el pandero, Bartolo, mientras coso yo. Hagamos un pellico al Niño, Niño Dios. –Cose bien, Menga, que es para Dios. –Toca, Bartolo, toca mejor. Hagamos un pellico al Niño Dios, hagamos un pellico al Niño Dios, que nace cordero y vive pastor; que vive pastorcico y muere de amor. Hagamos un pellico al Niño, Niño Dios.
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
91
GS
92
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
BAILE DE TRES
(Ahora son mozos y mozas los que, trascendidos por el Agua Viva que descubrió Jesús a la Samaritana, hacen de esta canción ofrenda divina, en un baile de tres.)
Borbollitos hace el Agua, madre, de este Niño que es Fuente de Vida. Alegre, madre, corría el Arroyuelo amador; cubierto de espuma y flor, Agua Viva parecía.
GS
Borbollitos siente el alma, madre, cuando estoy arrimada a su orilla.
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
93
BORBOLLITOS HACE EL AGUA, MADRE
94
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
B O R B O L L I T O S H A C E E L A G U A , M A D R E ( C O N T. )
Niño que por darme vida en Agua os derramáis, Agua con la que apagáis tanta sed que en mí se ardía. Borbollitos, borbollitos ¡ay, madre! siente el alma. Borbollitos siente el alma, madre, cuando estoy arrimada a su orilla. No tengáis miedo, mi madre, si en su amor quedo prendida; no tengáis miedo, mi madre, que es prisión de maravilla. Borbollitos hace el Agua, madre. D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
95
JUEGO DE LAS NARANJICAS A LO DIVINO (Adaptación de E. M. Torner)
(Terminado el baile de tres, entran un pastor y una pastora con su ofrenda de naranjas, mientras se canta.)
Naranjicas doradas coge la niña, y el amor de sus ojos perlas prendía.
MP
Se arrodillan un momento ante el pesebre.
96
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
NARANJICAS DORADAS
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
97
(Luego, hacen los dos, ante el Niño, el Juego de las Naranjicas.) Tirándoselas el uno al otro rítmicamente.
Arrojóme las naranjicas con los ramos del blanco azahar, arrojómelas y arrojéselas, y volviómelas a arrojar.
(Después del juego, depositan su ofrenda y se apartan glosando a lo divino la canción.)
Miradicas divinas las de este Niño, en amor de sus ojos quedo prendido. (Se van haciendo el comentario rítmico de la tonada que sigue.)
Arrojóme el Niño Divino miradicas de dulce mirar. ¡Arrojómelas y arrojéselas, toda el alma prendida va!
98
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
PE
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
99
Y TE ESTOY LLAMANDO REINA
100
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
OFRENDA DE LA ROSCA (Cáceres)
(Al son de las castañuelas, entran seis pastoras con su ofrenda de pan.)
Y te estoy llamando Reina... A tu portal voy entrando y te estoy llamando Reina, para coronarte traigo rosas, lirios y azucenas. (Dos pastoras entregan la rosca en el portal y las seis se disponen para realizar un baile.)
Rosas, lirios y azucenas, a tu portal voy entrando. –En el portalico hay una arboleda con ramos de flores que a la cuna llegan, y en cada ramito hay una azucena, la flor de María venga enhorabuena. Vuestra puerta rondar quiero... Quiero rondar vuestra puerta, vuestra puerta rondar quiero, D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
101
AD
a la gala de María, la morenica del Cielo. La morenica del Cielo, quiero rondar vuestra puerta. –En el portalico… Que entre las ramas y flores… Que entre las flores y ramas, que entre las ramas y flores, María, al niño Manuel, le estaba diciendo amores. Le estaba diciendo amores entre las flores y ramas. –En el portalico… 102
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
Redentor de Cielo y tierra… A tu portal he venido, redentor de Cielo y tierra, para entregarte traigo bandurrias y castañuelas. Bandurrias y castañuelas, a tu portal he venido. –En el portalico…
MP
(Se marchan dejando paso a los campanilleros.)
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
103
CAMPANILLEROS (Extremadura)
¿ T Ú T E S A B E S L A S N U E VA S , M I G U E L ?
(Irrumpen los campanilleros, que con el tintineo de sus cascabeles provocan alegre algarabía. Adoran, y bailan un paleo al son de este villancico.)
104
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
¿ T Ú T E S A B E S … ( C O N T. )
C ORO FEMENINO
–¿Tú te sabes las nuevas, Miguel, que hay por la villa? ¡que nació un Doncel de una pura Virgen pastorcilla! De tal maravilla ¿qué dices, Miguel?
C ORO MASCULINO
–Vámonos, Carilla, a holgar con Él. Corre, vamos Carilla a Belén a aquella Casilla por ver nuestro bien. D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
105
GS GS
106
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
C ORO FEMENINO
–Hoy, acá en nuestro suelo, veremos la Estrella que ha nacido un Sol de ella.
D OBLE CORO
–Más amor ni vimos ni está escrito, Doncel tan chiquito, tan lleno de amor. Se marchan con el mismo ritmo que entraron.
MIRA POR DÓ VIENE GILA / AQUÍ LE TRAIGO A ESTE NIÑO
(Rezagada, llega una viejecilla a hacer su ofrenda, cantando.)
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
107
PE
C ORO
–Mira por dó viene Gila, vela que ya va llegando con su mantellina negra y su vara de avellano. –Y al don golondrón, renque, renque, renqueando, y al pipirigallo, al portalico llegó.
L A VIEJA
–Aquí le traigo a este Niño pañalitos y mantillas, porque le faje su Madre, porque le faje y le vista.
108
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
T ODOS
L A VIEJA
– Y al don golondrón, y a la Palomita bella y a la gala de ella ¡Madre de nuestro Señor!
Se santigua rítmicamente.
(La vieja no quiere que por ella se interrumpan las alegrías, y anima con nuevo canto a todos los pastores.)
–Bailen, bailen los pastores, rabadanes, zagalillos; bailad todos, compañeros, para hacer fiestas al Niño.
B A I L E N , B A I L E N L O S PA S T O R E S
V IEJA
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
109
ZARABANDA PASTORIL
YO QUIERO SER EL PRIMERO
(Se destaca un mozo cantando y bailando en busca de pareja.)
M OZO cantando.
C ORO
110
–Yo quiero ser el primero; baila conmigo, zagala; ¡que retumben los panderos, castañetas y sonajas!
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
A SALUDAR LA ZAGALA
T ODOS LOS MOZOS Y MOZAS CANTAN se asocian al baile numerosas parejas en plena zarabanda.
A saludar la Zagala tantos zagales vinieron, y bailaron y tañeron, ¡pero Antón llevó la gala! Rióse el niño, tocó Lorente su caramillo, cantó la gente. Bailó Antona la vida bona. ¡Todo a la gala de la zagala!
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
111
Pastores, de mil maneras, le van a besar las manos: Juan y Mingo y sus hermanos, y Pablos, el de las eras. Rióse el Niño…
PE
Trajo un salterio Pascual y un caramillo Lorente, una bandurria Clemente y una flauta Foncarral. Y en el Portal tocó Lorente…
112
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA (desde una cantiga de Alfonso X)
Aquí veréis de cómo los hombres no sabemos qué sea caridad
JUGLARES
(Mientras despejan las parejas del baile avanza un grupo de juglares: dos hombres y un niño al son saltarín de un caramillo.)
Deteniendo el caminar.
J UGLAR MÚSICO J UGLAR PADRE J UGLAR NIÑO
–Yo le diré mil cantares, con la churumbela, nuevos. –Yo le haré todos mis juegos. –Y yo, de saltos mortales dos, tres pares. Siguen su marcha.
M ÚSICO
–Gasajémonos con Él. D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
113
PADRE al hijo.
–Todo lo hemos de hacer bien, no se diga de juglares. Van con su música hasta el Portal.
(Durante la adoración de los juglares algunos pastores cruzan la escena comentando, entre curiosos y escandalizados, la llegada de los juglares.)
PASTOR A PASTOR B L A VIEJA
–¿Será juglar cazurro? –¡O algún escarnidor! –No es dino que aparezcan ante el Dios Redentor.
(Los juglares se levantan de adorar, llenos de optimismo.)
PADRE Alegre, a la Virgen.
–Martinejo soy, Señora, ¡si yo os pudiera servir! Duda.
Mas… mis pobres maestrías ¿son dinas de hacerse aquí? Confiado de nuevo.
Las haría de buen grado por el Niño divertir. Pide venia.
Si vos consentís, Señora, bien le quisiera servir. (Hace un par de juegos de manos ayudado por el niño y acompañado por la música reiterante de la churumbela. Tras ello, rompe en alegría el juglar niño.)
J UGLAR NIÑO
–El ruiseñor es buen juglar y a su son quiero saltar. Hace una pirueta.
¡Ay Dios, si yo supiera al Niño dar solaz! 114
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
JUGLARES FOLÍA
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
115
JUGLARES
(Hacen padre e hijo una serie de volatines, rebosando ingenua satisfacción de su arte, al son de la churumbela, con una deliciosa melodía. La incomprensión de los pastores se manifiesta airada.)
116
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
JMC
M UJERES D Y E Avanzando indignadas.
–No es esto hermoso ni apuesto para honrar a tal señor. Hacia el juglar, pero pasando de largo.
PADRE Con humildad.
PASTOR B
–Pues Él me ha de perdonar: le ofrezco cuanto yo sé, que no sé cosa mejor. –Afuera, afuera con él, que éste es juglar pecador. El juglar hace gesto a la Virgen: ¡ya veis, señora! La Virgen indica algo al serafín. Lentamente, uno de los Ángeles toma una de las candelas que alumbran el Portal y avanza hacia el juglar interrumpiendo la repulsa de los pastores.
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
117
MP
118
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
PASTOR A Al público.
–¿Y qué juglar no lo es? Criados del diablo son, como él están condenados, no merecen redención. El pastor ve que el Ángel da la candela al juglar y cae de rodillas.
M UJER E Interrumpiendo al pastor.
–Callá, boca justiciera y mirá…
(El juglar ofrece la candela a la Virgen, la besa, se la entrega al hijo mientras se retiran, haciéndosela besar.) Música con que entraron. Caen de rodillas todos los que han formado la escena. El pastor reacciona reflexionando:
PASTOR A
–Perdonad, señor, que toda manera es buena para bien servir a Dios.
(Se marcha, con algunos otros pastores, tras el juglar.)
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
119
ROMANCE DE LOS PASTORES CORTESANOS (Ledesma)
A BELÉN CAMINA
(Idos los juglares, tres parejas de damas y cortesanos disfrazados con ricos trajes de pastores, cayaditas engalanadas, cestillos con flores…, en ademanes delicados de cansado caminar, entran en escena al ritmo del siguiente romance:
120
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
GS
A Belén camina la Virgen María, y a San José lleva en su compañía. Amantes tan finos no son de olvidar. Antes de las doce, a Belén llegar. A Belén llegaron y piden posada para una Señora que viene cansada. Para esa Señora posada no dan. D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
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Antes de las doce a Belén llegar. (Se arrodillan a la entrada del portal. Se oye la voz de un pastor rústico que, extrañado, interroga.)
R ÚSTICO PASTOR JUGLAR M UJER con cierta intención.
PASTOR JUGLAR
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–¿Quiénes son esos que llegan? ¿Quién les trajo por acá? –Son cortesanos que quieren también al Niño adorar. –Abandonan de Cupido, pues es traidor, la llamada, que el amor de Dios, divino, al enemigo aventaja. –Sabiendo que Dios prefiere de los pobres la humildad, en hábito de pastores se han querido presentar.
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
GS
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
123
¿QUIÉN TE HA ENGALANADO, NIÑO?
124
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
FINEZAS DE AMOR DE LOS CORTESANOS
D AMAS cantan. Se preparan para un baile cortesano.
–¿Quién te ha engalanado, Niño, ¡ven conmigo!, con hojitas de trébol? ¡Ay amor!
C ORO MASCULINO
En un cesto de avellano me las ofreció un pastor. ¡Qué don!
C ORO FEMENINO
–¿Qué te trajo entre las hojas, ¡ven conmigo!, las hojitas de trébol? ¡Ay amor!
C ORO MASCULINO
Entre esas hojitas verdes traía el pastor su amor. ¡Qué don!
T ODO EL CORO
Amores de pastorcillos son hojitas de trébol. ¡Qué don! Valen tanto como el oro y relumbran más que el sol. ¡Qué don, qué don, don, don! Se van, con el ritmo.
D I O S E N T R E L O S PA S T O R E S
125
MP
V. REY DE REYES
GS
128
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
ADORACIÓN DE LOS REYES (Tratada por Garci Fernández de Jerena, Arcipreste de Hita, Valdivielso, Úbeda, etc.)
(Se escucha la pavana La bataille, de Tielman Susato (1500-1561). Vuelve a destacarse la figura del pastor juglar en primer término.)
PASTOR JUGLAR
Empiezan a entrar, acompañados de pajes, que traen las ofrendas reales.
Atabales tocan en Belén, ¡amor! Trompeticas suenan, alégrame el son. Vienen Baltasar, Gaspar y Melchor, preguntando alegres por el Dios de amor. Todos traen presentes de rico valor: oro, incienso y mirra, al Rey, Hombre y Dios. ¡Atabales tocan en Belén, amor!
(Síguese la salutación que hacen los reyes a la Virgen.)
M ELCHOR
Virgen, flor de espina, siempre te serví, santa cosa e dina, ruega a Dios por mí.
REY DE REYES
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G ASPAR
Eres sin dudanza muy perfeta e santa, la tu homillanza en el mundo non ha tanta; meu corazón se levanta bendiciendo a ti.
B ALTASAR
Quiero seguir a ti, Flor de las flores, siempre decir e cantar tus loores, non me partir de te servir. ¡Mejor de las mejores!
Á NGEL NARRADOR
Y se postraron reyes de la tierra ante el Rey de los cielos.
(Adoración que los Magos hacen al Niño sagrado.)
M ELCHOR
Vean-os mis ojos, dulce Jesús bueno; vean-os mis ojos y muérame luego.
G ASPAR
Al Niño Sagrado que es mi Salvador, cada vez que le miro me parece mejor. Los ojos del suelo lo humano verán; viendo a Dios del cielo, los del alma van.
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A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
Venga con el día el alegría, venido ha el Albore, ¡el Redentore! ¿Quién podrá no amaros, Niño Dios, agora? Que el alma que os ama a Dios enamora.
PE
B ALTASAR
REY DE REYES
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MP
132
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
EL PAJE (Aleccionado por D. Luis de Góngora)
(Un paje de la comitiva de los Magos rompe la solemnidad regia sin poder contener su emoción poética, recordando a don Luis de Góngora.)
PAJE
Le ofrece un clavel al Niño.
Caído se le ha un Clavel hoy a la Aurora del seno. ¡Qué glorioso que está el heno porque ha caído sobre él! Cuando el silencio tenía todas las cosas del suelo, y coronada de hielo reinaba la noche fría, en medio la monarquía de tinieblas tan cruel caído se le ha un Clavel.
REY DE REYES
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MP
VI. REDENTOR
MP
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A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
EL HOMBRE PENETRA EN EL MISTERIO (Úbeda)
(Cuando tiene a todos en torno de sí, Dios se deja oír para expresar en términos humanos la magnitud de su Amor.)
Á NGEL NARRADOR
Oíd el diálogo divino entre Dios y el hombre, en que se revela la inmensa misericordia del Redentor.
B ALTASAR
Niño Dios, ¿quién os da guerra? ¿Quién os hace así llorar?
V OZ DIVINA
Amores me han de matar, por ellos vengo a la tierra.
que se escucha en lo alto.
G ASPAR
Si venís preso de amor, ¿cómo estáis, mi Dios, llorando?
V OZ DIVINA
Estoime considerando las ansias del pecador.
M ELCHOR
Muy gran misterio se encierra, mi Dios, en vuestro llorar.
V OZ DIVINA
Sí, que Amor me ha de matar y por él vengo a la tierra.
REDENTOR
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Á NGEL NARRADOR
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Los hombres que podían conocerle: pobres pastores, reyes lejanos, ofrecen al recién nacido humildes o ricos dones terrenales; el Cielo le presenta otras donas, las dolorosas donas de la Redención.
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
DONAS DE LOS ARCÁNGELES (Gómez Manrique)
(Ofrenda de los atributos de la Pasión que los Arcángeles hacen al Niño Redentor. Después de cada ofrecimiento los atributos serán entregados a los distintos Ángeles, quienes quedan mostrándolos, al fondo de la escena, como estampa simbólica.)
S AN R AFAEL avanza hacia el centro de la escena, con el Cáliz entre sus manos.
¡Oh santo Niño, nacido para humana redención! Este Cáliz dolorido, de la tu cruda pasión, es necesario que beba tu sagrada majestad, por salvar la humanidad que fue perdida por Eva. Entrega el Cáliz a un Ángel.
S AN G ABRIEL avanza llevando la columna.
E será en este Astelo tu cuerpo glorificado, ¡poderoso Rey del Cielo! con fuertes sogas atado. Entrega al angelito el Astelo.
S AN M IGUEL avanza con las disciplinas y la corona.
E con Azotes bien crudos romperán los tus costados los sayones muy sañudos, por lavar tantos pecados…
REDENTOR
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E después de tu persona ferida con deceplinas, te pornán esta Corona de dolorosas espinas. Entrega cada atributo a un Ángel.
S AN M IGUEL
Con estos Clavos, Señor, te clavarán pies e manos; grande pasarás dolor por los míseros humanos. Hace entrega al Ángel.
S AN R AFAEL
Con esta Lanza tan cruda foradarán tu costado; e será claro, sin duda, lo que fue profetizado. Recoge el otro angelito la Lanza.
PAVA N A C O N S U G L O S A
(Los Arcángeles se reúnen en el centro, mostrando la Cruz que, en lo alto, dos Ángeles levantan ante ellos lentamente, solemnizado este alzar de la Cruz por la Pavana de A. Cabezón, que se va apagando para dejar oír a los Arcángeles.)
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A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
GS
L OS TRES A RCÁNGELES de pie.
En aquesta santa Cruz el tu cuerpo se porná; a la hora no habrá luz y el templo caerá. Caen de hinojos los tres.
(Reyes y pastores se arrodillan contritos. Pero una suave melancolía se empieza a sentir.)
V IRGEN
Ángeles del cielo, venid dar consuelo a este mozuelo Jesús, tan bonito.
(Los Ángeles avanzan, apenas, del fondo, acudiendo en acto de consolación.)
S ERAFINES y querubines
Callad vos, Señor, Niño Redentor, que vuestro dolor durará poquito.
(Los Arcángeles se dirigen al gran Cirio y lo encienden. Todos se levantan a la luz de Pascua. Mientras, los Ángeles de arriba han entrelazado en la Cruz el Sudario.)
REDENTOR
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AA
VII. ALELUYA
AA
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A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
NUESTRA LUZ Resurrección: Luz sembrada en el camino
(Los Arcángeles presentan al Niño el Cirio Pascual.)
1 er A RCÁNGEL llevándole el Cirio.
Bendice, Niño, esta luz por ti ya santificada. 2º Arcángel toma, de entre las ofrendas, la del incienso.
3 er A RCÁNGEL marcando la cruz en el Cirio con los granos de incienso.
2º A RCÁNGEL
Gracias, Señor, a ti ✠ que sacaste a los hombres de las tinieblas ✠ a tu luz admirable ✠ e hiciste a todos los hombres ✠ pueblo de Dios ✠ ¡Arriba los corazones! y da candela, encendida en el Cirio, al Pastor 1º, mientras:
L OS Á NGELES DE ARRIBA
2º A RCÁNGEL
Aleluya, Aleluya… Decid a las naciones todas que el Señor ha resucitado. ¡El Señor ha resucitado!
al dar candela al Pastor.
PASTOR 1º
¡Aleluya!
al recibir la candela.
A L E L U YA
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El angelito del Astelo se ha adelantado llevando cestillo con candelas, hacia el 2º Arcángel, el cual las reparte a un Mago, a una pareja de cortesanos, a la Gitana… y éstos, a su vez, irán dando candela a los otros personajes, siempre con el diálogo iniciado al entregar la primera candela. Mientras:
Á NGELES DE ARRIBA van proclamando.
–Cantad canción nueva toda la tierra. –Yavé ha hecho notoria su salud.
¡ A L E L U YA !
(E inician el canto de alabanza, al que se unen todos, mientras van encendiendo unos en otros sus candelas en las que la promesa se hace luz.)
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A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
MP
¡Aleluya!… ~ Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas. ¡Aleluya!… ~ Del sequedal hará manantial de agua, pondrá ríos en la soledad. ¡Aleluya!… ~ Y su palabra será luz sembrada en el camino. ¡Aleluya!… ~ Este es el día que hizo Yavé, gocémonos y alegrémonos en Él. Amén. ¡Aleluya!…
A L E L U YA
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¡GLORIA!
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A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
CANTO DE ESPERANZA Confortación: En esperanza de ser testimonio de paz, el hombre glorifica a su Creador
Gloria, Gloria in excelsis Deo ¡Gloria! ¡Gloria! Et in terra Pax hominibus bonae voluntatis ¡Gloria! ¡Gloria! ¡Gloria! ¡Gloria! ¡Gloria! in excelsis Deo.
MP
T ODOS
A L E L U YA
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APÉNDICES
KURT SCHINDLER KURT SCHINDLER
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A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
JIMENA MENÉNDEZ-PIDAL ANTE LA CREACIÓN DEL ‘AUTO DE NAVIDAD’ Elena Gallego Valcarce
Las magníficas fotografías de Jimena Menéndez-Pidal, realizadas por Kurt Schindler el 21 de agosto de 1932 en Arenas de Cabrales, simbolizan el camino que recorrió con una seguridad y una precisión admirables para adquirir la suma de destrezas y conocimientos que convirtió a Jimena en la creadora del Auto de Navidad. Con ese saber ver que aprendió de sus maestros de la Institución Libre de Enseñanza, Francisco Giner de los Ríos y Manuel B. Cossío, observa el Baile a lo llano de Ruiloba, con la atención concentrada y reflexiva que siempre la caracterizó. Detrás de ella la figura de su padre, el filólogo Ramón Menéndez Pidal, al que acompañó para contemplar los bailes romancísticos del norte de España. A su alrededor los niños, atentos espectadores de aquel insólito encuentro entre sabios folkloristas y sencillas gentes del pueblo. Aquel día Eduardo Martínez Torner grabó nuevas variantes de melodías de romances. Las fotografías se conservan en la Hispanic Society. Aquel viaje fue una manifestación más de la ingente tarea realizada para recoger romances de la tradición oral y estudiar el folklore popular, que se venía realizando por estudiosos de la generación del 98 y del Centro de Estudios Históricos, dirigido por Ramón Menéndez Pidal. Desde los primeros veraneos infantiles en la Cartuja de El Paular, Jimena observó a sus padres recoger afanosamente romances. A lo largo de muchos años los acompañó en aquella gesta intelectual por los pueblos de España. Se familiarizó con las canciones populares y el significado de las variantes en sus versos. Observó las técnicas de trabajo de campo de los investigadores y las practicó, convirtiéndose ella misma en recolectora en muy diversas ocasiones. Asistió a la grabación de material folklórico musical en los más recónditos pueblos, a su minuciosa clasificación y al estudio posteJIMENA MENÉNDEZ-PIDAL ANTE LA CREACIÓN DEL ‘AUTO…’
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rior hecho a partir de discos de aluminio. Presenció el estreno de nuevos aparatos de grabación y de transcripción directa de discos gramofónicos, inventos que llegaban de Nueva York a la Sección de Folklore del Centro de Estudios Históricos y que fueron enriqueciendo el Archivo de la Palabra, dirigido por Tomás Navarro Tomás. Lo hizo junto a los mejores folkloristas. Contempló los bailes populares en su propio ambiente, siguiendo el peregrinaje artístico de sus padres para coleccionar datos sobre canciones y bailes populares que incorporaron a su Romancero. Aprendió a distinguir y valorar la rica variedad de los trajes regionales. Más tarde vertió en el Auto de Navidad aquel caudal de conocimiento de los tesoros que guardaba celosamente la tradición popular. La excelente cartografía que elaboró sobre las áreas de difusión del romance de El conde Niño y las cuidadas fichas escritas con su apretada y rigurosa caligrafía desde 1923 nos traen la imagen de una Jimena que ahondó en la evolución de los versos de nuestra mejor literatura, en el estudio comparativo con obras literarias de otras culturas y de otros tiempos. Participó activamente en la creación de ese tesoro que es el Archivo del Romancero. Y más tarde, ofreció su colaboración para recoger romances durante sus cortos viajes a Aragón acompañada de Miguel Catalán. Trabajó afanosamente en la incorporación del Romancero a las escuelas, una empresa educativa que tenemos que atribuir a la familia Menéndez Pidal y que se materializó en la publicación en 1928 de Flor Nueva de Romances Viejos de Ramón Menéndez Pidal, dedicada a Jimena, y en la aparición en 1933 del tomo XXV de la Biblioteca Literaria del Estudiante dedicado al Romancero, preparado por Gonzalo Menéndez Pidal. Se puede afirmar que esa incorporación se hizo realidad en las escuelas de la II República. Otros hechos que confluyeron con los anteriores fueron definitivos para el posterior nacimiento del Auto. Jimena fue profesora en el Instituto-Escuela y en el verano de 1932 fue nombrada directora de la Sección de Párvulos. El Instituto-Escuela convirtió el teatro en un recurso educativo de primer orden y ella fue una de sus principales impulsoras. En 1931 Jimena puso en escena La pájara pinta con alumnos de Primaria. Rafael Alberti creó el texto popular facticio para esta representación y participó en el montaje de diversas escenificaciones. No olvidemos que María Teresa León, mujer de Alberti, era una Goyri, prima de Jimena, y asi154
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
AHFE
dua visitante de su casa en Chamartín de la Rosa. Fue aquella una obra exquisita sobre un texto de sorprendente modernidad que la vinculó con la generación del 27, de la que fue estrictamente coetánea. En 1932 preparó la escenificación de Una boda en tiempos de Lope de Vega para los alumnos de Primaria. Desde hacía tiempo María Goyri, su madre, estudiaba concienzudamente la obra de Lope y publicaba excelentes trabajos en diferentes revistas de filología. Jimena recibió de ella el conocimiento profundo de este poeta y tuvo la destreza de introducirlo de modo original en el mundo escolar. Allí debemos buscar los orígenes de la escenificación de una boda castellana en la fiesta de Fin de Curso de “Estudio” casi dos décadas después. En 1933 dirigió la escenificación del romance de El conde Sol con alumnos de Primaria. En esta ocasión fue Ramón Menéndez Pidal el que alumbró el texto facticio, cuando en su Flor Nueva de Romances Viejos reunió versos procedentes de muy distintas comarcas de la tradición peninsular. Se representó en el Campo del Moro ante el Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, y en el Teatro Español durante la Fiesta del Libro. Arturo Ruiz Castillo diseñó los decorados y escenas, en los que un buen observador puede encontrar aspectos posteriormente presentes en el Auto de Navidad. JIMENA MENÉNDEZ-PIDAL ANTE LA CREACIÓN DEL ‘AUTO…’
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AHFE
Durante los años de la II República Jimena trabajó en estrecha colaboración con aquellos que mientras tanto impulsaron La Barraca, las Misiones Pedagógicas, la Masa Coral de Madrid y, en suma, la difusión de nuestra mejor tradición literaria, teatral, musical y artística. Y ello íntimamente unido a miembros de la Generación del 27. Tuvieron que presentarse los acontecimientos dramáticos de la guerra civil para que Jimena, inmersa en la soledad y el frío de las Navidades de la Segovia de 1937 y 1938, dedicada a la misión de educar a Diego Catalán, su hijo, y a otros niños amigos, se decidiese a reunir todo aquel tesoro cultural y darle forma teatral, sin adivinar entonces que con ello creaba una de las piezas más exquisitas de la educación de los futuros alumnos de un colegio “Estudio” que aún estaba lejos de adivinar. En su centenario se expresó así Diego Catalán, refiriéndose a aquellos tiempos difíciles: …aprovechó el pretexto de algunas celebraciones sacras para, con la participación de algunos niños vecinos o de conocidos, montar la representación de la Égloga de las grandes lluvias, de Juan 156
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
del Encina, primero, y luego de un auto de Navidad que habría de tener, tiempo después, muchas reposiciones. Así nació el Auto de Navidad de Jimena Menéndez Pidal, confluencia gozosa que ella supo aunar magistralmente de muy distintos impulsos culturales, artísticos, intelectuales y pedagógicos cuyos artífices fueron figuras notables de la generación del 98, de la generación del 27 y de los pedagogos que reunieron a su alrededor el Instituto-Escuela y la Junta para Ampliación de Estudios. Jimena Menéndez-Pidal puso en escena el Auto de Navidad por vez primera con alumnos de “Estudio” en las Navidades de 1940, en el que fue Auditorium del Instituto-Escuela. Dirigió una nueva representación en 1943 en el Teatro María Guerrero, con un sencillo decorado. En 1950, cuando “Estudio” pasó a ocupar parte del edificio del Instituto Internacional, pareció acomodarse a un espacio propio en el Paraninfo. Se representó con un decorado provisional que precedió al actual, inspirado en la tradición mozárabe y creado en 1951. Desde entonces se ha representado anualmente esta dramatización de fragmentos selectos que Jimena entresacó de los mejores clásicos españoles y que acompaña la música seleccionada por Magdalena Rodríguez Mata. Elena Gallego Valcarce Antigua alumna. Promoción 1970 Profesora de “Estudio” y Directora del AHFE
JIMENA MENÉNDEZ-PIDAL ANTE LA CREACIÓN DEL ‘AUTO…’
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AUTO DE LOS REYES MAGOS, BIBLIOTECA NACIONAL (MADRID)
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A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
LAS FUENTES LITERARIAS DEL ‘AUTO DE NAVIDAD’ Pedro Álvarez de Miranda
El Auto de Navidad, escribió Jimena Menéndez-Pidal al frente de su primera edición: «es más que nada la dramatización de trozos selectos entresacados de las obras de los mejores clásicos españoles». Así es, desde luego, pero también es mucho más que eso: es el resultado de una extraordinaria conjunción de textos, música, bailes, vestidos y decorados. Aquí he de referirme tan sólo al primer ingrediente de ese conjunto, los textos; es decir, a la dimensión literaria del Auto de Navidad. Para ello sirve de ayuda, más que aquella primera edición, de 1944, la segunda, publicada en 1971, que no sólo recoge una versión más extensa (pues el Auto fue creciendo con el tiempo, desde sus primeras representaciones de Segovia en 1937 y de Madrid en 1940 y 1943), sino que además incluye en sus preliminares unas sucintas indicaciones, que reproducimos al final de este capítulo, en que la señorita Jimena ofrece algunas pistas sobre la procedencia de los textos. El Auto, desde la palabra misma, auto, se remonta a la tradición del teatro medieval español, pero ocurre que en realidad se nos han conservado poquísimos testimonios textuales de ese teatro. Tenemos una auténtica reliquia, que es el Auto de los Reyes Magos, de finales del siglo XII, y de ahí hay que saltar a la Representación del Nacimiento de Nuestro Señor, de Gómez Manrique, que es del siglo XV. Pues bien, ambos textos fueron, naturalmente, aprovechados para el Auto de Navidad. Ahora bien, del Auto de los Reyes Magos sólo se nos ha conservado el principio, pues el manuscrito se interrumpe bruscamente tras los 147 primeros versos. De lo conservado se incluye en nuestro Auto de Navidad todo el arranque: cada uno de los tres reyes descubre la estrella, interpreta –no sin dubitaciones– su sentido y, por fin, decide seguirla; los tres se encuentran en el camino y acuerdan ir juntos a adorar al Niño. L A S F U E N T E S L I T E R A R I A S D E L ‘ A U T O D E N AV I D A D ’
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La Representación del Nacimiento de Nuestro Señor de Gómez Manrique está casi íntegramente aprovechada en el Auto. A ella pertenecen, sobre todo, las dos escenas de los Arcángeles: la salutación que hacen a la Virgen, al principio, y las donas de la Pasión, al final. Pero también proceden de esta pieza: • La adoración de la Virgen al Niño: «Adórote, Rey del Cielo». • La reacción de los pastores ante el anuncio del Ángel («Dime tú, hermano, di / si oíste alguna cosa»). • Y lo que sigue a la presentación de las donas; las palabras de la Virgen: «Ángeles del cielo / venid, dad consuelo», y lo que dicen los Ángeles: «Callad vos, Señor», etc. Todavía hay una tercera obra teatral que se utiliza en el Auto. Es una pieza de Juan del Encina, ya muy de finales del XV, una Égloga ... representada en la noche de Navidad y conocida como Égloga de las grandes lluvias. Pero es poco lo que de ella se ha tomado. La obra, en su mayor parte, nos presenta un diálogo entre cuatro pastores, que están hablando, entre otras cosas, de una serie de tormentas que se han sucedido; repentinamente, se les aparece un Ángel y les dice: «Pastores, no hayáis temor / que os anuncio un gran placer». Curiosamente, en la Representación de Gómez Manrique había también una “denunciación” del Ángel a los pastores, pero mucho menos lograda que la de Encina, que es bellísima. Jimena eligió, con muy buen criterio, la de Encina, pero para la reacción de los pastores vuelve, como ya sabemos, al texto de la Representación de Gómez Manrique («Dime tú hermano, di / si oíste alguna cosa»). Henos ya aquí, pues, ante una de las características más significativas del Auto de Navidad, que es un auténtico puzzle de textos, un centón lleno de costuras y remiendos, pero hecho con tal habilidad que esas costuras no se notan en absoluto, y el conjunto da una gran sensación de unidad. Veremos más ejemplos de esto mismo. Aparte de la anunciación, procede de la Égloga de Encina el comienzo del episodio de los juglares. Pero si leemos el texto original nos encontramos con otra de las características del Auto que conviene destacar: la de que los textos, cuando era necesario, han sufrido modificaciones y adaptaciones hechas con entera libertad. Veamos lo que dicen en un determinado momento los pastores de Encina (y, a la derecha, las modificaciones que introduce el Auto, cuando las hay): 160
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
–Yo le diré mil cantares, con la churumbela, nuevos. –Yo le daré muchos huevos. –Y yo, de las mis cuchares, dos, tres pares. –¡Gasajémonos con él! –Darle yo manteca y miel para untar los paladares.
Auto: –Yo le haré todos mis juegos. Auto: –Y yo, de saltos mortales, dos, tres pares. Auto: –Yo ésta, con manteca y miel, para untar los paladares. (Pero en los Olleros.)
Antes de abandonar éstas que podemos llamar las principales fuentes dramáticas del Auto, quería referirme a algo que sin duda bastantes profesores y ex-alumnos de “Estudio” recordarán. Hubo un año, sólo uno, en que el Auto de Navidad no se representó como tal. Fue en 1969, precisamente el año en que por primera vez estábamos ya todos en Valdemarín, es decir, no quedaba ningún curso en el Instituto Internacional de Miguel Ángel. Entonces, en vez de representarse el Auto se hizo, a título experimental, y en el gimnasio del nuevo colegio, una representación que se concibió como una especie de homenaje a las “fuentes” del Auto. Y se representaron esas tres piezas que acabamos de indicar, es decir: • Todo lo que se conserva del Auto de los Reyes Magos, esto es, no sólo lo que tanto conocemos, sino otra escena que viene a continuación –y que se interrumpe repentinamente– en la que los Reyes se entrevistan con Herodes y este consulta con sus sabios. • La Representación de Gómez Manrique, entera. Téngase en cuenta que esta pieza la escribió el autor para las monjas de un convento al que pertenecía una hermana suya, el convento de Calabazanos (en la provincia de Palencia). Es decir, que la obrita está concebida para ser representada por un grupo de monjas, y ese mismo carácter se le dio en aquella puesta en escena. • Y en tercer lugar, finalmente, la Égloga de Encina. Creo que fue un experimento curioso, que sirvió para que descubriéramos el “marco” literario de algunos pasajes del Auto, y también algunas de aquellas “costuras”. Pero parece que en general no convenció, y que todo el mundo estuvo de acuerdo en que había que volver al Auto de siempre, y a su escenario de Miguel Ángel. L A S F U E N T E S L I T E R A R I A S D E L ‘ A U T O D E N AV I D A D ’
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Desde luego, recuerdo que algunos de los textos que afloraron en aquella representación nos resultaban bastante jocosos, entre otras cosas porque no los esperábamos junto a los que para nosotros eran ya archiconocidos. En concreto, la pieza de Gómez Manrique terminaba con unos versos no muy inspirados –por bastante ripiosos– en que una monja decía: Cantemos gozosas, hermanas graciosas, pues somos esposas de Jesús bendito, lo que hay que reconocer que sonaba un poco a función de colegio de ursulinas. Volviendo al Auto de Navidad, todo lo demás que hay en él –y que es su mayor parte– no tiene ya carácter propiamente dramático, sino lírico, de una lírica que hunde sus raíces en la tradición popular, como luego veremos. Pero su encadenamiento y ensamblaje consiguen no sólo un efecto dramático, sino también esa sensación de unidad a la que me refería. Estas otras fuentes del Auto son, en su mayor parte, fragmentos de poetas de los Siglos de Oro, del XVI y del XVII (muchos de ellos pueden verse en el Romancero y cancionero sagrados que reunió don Justo de Sancha y constituye el tomo XXXV de la Biblioteca de Autores Españoles). Sólo hay un par de pasajes medievales, como luego veremos (y, por otra parte, el final del episodio de los juglares está inspirado en una cantiga de Alfonso X, en que la Virgen da una candela a un juglar músico porque le place su actuación). Y es casi todo, como bien se sabe, verso. Sólo hay un fragmento en prosa, de Fray Luis de Granada: la aparición inicial del Ángel, «¡Venid a ver al hijo de Dios…!». Hay también pequeños enlaces narrativos puestos en boca del Ángel mismo, en prosa, que sirven para introducir brevemente algunas escenas, y que supongo están redactados, sin más, por la señorita Jimena. Un caso especial es el texto que dice el Tetramorfos, también en prosa, y construido a partir de versículos de los profetas Ezequiel e Isaías. Ahora bien, recuérdese que ese parlamento termina con una redondilla hexasílaba, en este caso de autor anónimo –fue recogida por Böhl de Faber en su Floresta–, que es sencillamente prodigiosa, y que nos introduce de lleno en el clima poético de la obra: 162
A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
Ojos hace el cielo todas sus estrellas, por mirar con ellas a Dios en el suelo. De los autores conocidos del Siglo de Oro, el mejor representado en el Auto es sin duda Lope de Vega, con composiciones que en su mayor parte proceden de su obra Pastores de Belén (1612). Son de Lope: – «Norabuena vengáis al mundo», de los Ángeles. – La nana que dice la Virgen: «No lloréis, mis ojos...», y la canción que canta inmediatamente después: «Pues andáis en las palmas / Ángeles santos...». – El “pregón del pastor narrador” (en esta edición, pastor juglar): «¡Venga con el día / el alegría!». – Lo que dice el gañán subido en los cayados: «Pastorcico nuevo, / dulce Niño Dios...», etc. Hay un pasaje de San Juan de la Cruz, el del Ángel narrador que comienza «Ya que era venido el tiempo / en que de nacer había». Y hay otro de Góngora, la bellísima letrilla Caído se le ha un clavel, que recita uno de los pajes. Luego ya, en un segundo escalón, encontramos a varios poetas contemporáneos de Lope, y de su mismo estilo, pero algo menos conocidos, como José de Valdivielso, autor de: – «En el Portalico / tocan a maitines...». – «A saludar la Zagala / tantos zagales vinieron...» (en realidad, «Al parto de la Zagala / treinta zagales vinieron»). – «Atabales tocan / en Belén, ¡amor!», que recita el pastor narrador. O Francisco de Ocaña, a quien pertenecen: – «Caminad, Esposa...» (San José). – Maravillas («Hay maravillas que ver...»; o «Pastorcica, tú que vienes»). O Francisco de Ávila, autor de: – «Portalico divino, / cuán bien pareces» (lo dice una pastorcita del baile de las cintas). Hay también poetas algo anteriores, que escriben en tiempos de Felipe II. Destaca, por ejemplo, Juan López de Úbeda, que es el autor de: – «Mañana de Navidad...». – «¿Tú te sabes las nuevas, Miguel?» L A S F U E N T E S L I T E R A R I A S D E L ‘ A U T O D E N AV I D A D ’
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– El “diálogo divino entre Dios y el hombre” (o sea: «Niño Dios, ¿quién os da guerra?», y lo que sigue, con la voz de Dios, que, en mis tiempos, era la de Alejandro Massó, tan sobrecogedora que solía provocar el llanto de algún pellico). Del mismo Úbeda es uno de los pasajes que se recitan en la adoración de los Reyes, como enseguida veremos. Y hay un autor casi desconocido, de la misma época, que hace una contribución muy importante al polifónico conjunto. Se trata de un tal fray Arcángel de Alarcón, al que se debe un curioso texto que podemos considerar semidramático y por eso muy adecuado al Auto. Es el que comienza «La Noche de Navidad / que ya el alba se acercaba...», palabras que dice el Ángel narrador (o, lo que para mí es lo mismo, Ana Gurruchaga) y al hilo de la narración va introduciendo, en estilo directo, las intervenciones de los Serafines («de esta manera le hablan»), los Querubines («dícenle») y San José. Es, como se ve, casi teatro, teatro con una voz de narrador en off. También es muy poco conocido el autor de las más tardías composiciones del Auto, de mediados del XVII (concretamente, de 1661). Me refiero a Cosme Gómez Tejada de los Reyes, autor del Pellico y de otro número infantil siempre regocijante, Zagal, ¿dónde está mi bien?, que en mi recuerdo es inseparable de la deliciosa foto de Josema y Malú Martín de Argila que se reproduce en la edición de Aguilar. Pero, insisto, lo fundamental es que el Auto de Navidad es un gran mosaico de textos, es una obra de taracea en que se diría que cada pieza se ha elegido y se ha pulido cuidadosamente para que encaje perfectamente con el resto. Un ejemplo maravilloso de esto es la segunda aparición de los Reyes. Recuérdese que eso no procede –no puede proceder– del Auto de los Reyes Magos, en el que seguramente habría una escena similar, pero que no se nos ha conservado. Entonces, Jimena Menéndez Pidal construye otra propia, eligiendo para la salutación a la Virgen textos medievales: – «Quiero seguir a ti, / Flor de las flores» (Baltasar) es del Arcipreste de Hita (del Libro de Buen Amor). – «Virgen, flor de espina» (Melchor) y «Eres sin dudanza / muy perfeta e santa» (Gaspar) son de Garci Fernández de Jerena (poeta de fines del XIV), de una composición que puede leerse en el Cancionero de Baena. 164
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Y para lo que sigue textos ya del Siglo de Oro. Sorprendentemente, en la adoración de los Reyes se suceden en no mucho más de un par de minutos hasta cinco voces poéticas distintas, que suenan como una sola: – Lo de Melchor, «Véanos mis ojos / dulce Jesús bueno...», es anónimo (procede de un Ramillete de divinas flores impreso en Amberes en 1629). – Lo de Gaspar, «Al Niño sagrado / que es mi Salvador...», es de fray Pedro de Padilla (otro poeta de la época de Felipe II). – Lo de Baltasar es la suma de dos estrofas: «Venga con el día / el alegría, / venido ha el Albore / ¡el Redentore!», de Valdivielso, y «¿Quién podrá no amaros, / Niño Dios, agora?», de Juan López de Úbeda. (Significativamente, la sutura entre ambas coincide con una pausa durante la cual el rey deposita su ofrenda.) – Y como broche de oro el «Caído se le ha un clavel» de Góngora. Más aún, en un baile aparentemente tan homogéneo como La Zagala oímos al principio y al final sendas estrofas de Valdivielso, «A saludar la Zagala» y «Trajo un salterio Pascual», pero la que va entre medias, Pastores de mil maneras le van a besar las manos, Juan y Mingo y sus hermanos y Pablos el de las eras, no es de Valdivielso, sino de otro poeta ya mencionado antes, Francisco de Ocaña; es más, se trata de un fragmento de otra composición también incluida en el Auto, «Pastorcica, tú que vienes» (en Ocaña, «Pastorcico...»), o sea, de la conocida como Maravillas. Nótese que las estrofas segunda y tercera tienen en común la utilización de nombres de pastores (Juan, Mingo, Pablos; Pascual, Lorente, Clemente, Foncarral), lo que produce esa sensación de perfecta unidad, además, claro, de la intensísima fuerza de cohesión que añade la música. Ahora bien, estamos hablando mucho de poesía y de poetas del Siglo de Oro, pero hay muchos tipos diferentes de poesía en la época, y aquí estamos oyendo siempre uno solo de esos tipos, la poesía de inspiración popular, tradicional. Y es eso lo que da unidad a nuestro Auto, lo que crea ese clima poético uniforme. Hay muchos Lopes, pero estamos oyendo a un solo Lope, al Lope aficionado, como Valdivielso, y como tantos otros, a hacer versiones “a lo divino” de coplas populares, de letras para cantar que corrían en boca de todos. L A S F U E N T E S L I T E R A R I A S D E L ‘ A U T O D E N AV I D A D ’
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Eso explica que, dentro del mismo Auto, podamos oír dos estrofas de autores distintos que son casi iguales entre sí, pero que presentan cada una sus propias variantes. Recordémoslas. El pastor dice: ¡Venga con el día el alegría! ¡Venga con el alba el Sol que nos salva, que es de Lope. Y el rey Baltasar por su parte dice, como acabamos de ver: Venga con el día el alegría, venido ha el Albore, ¡el Redentore!, que es de Valdivielso. Porque, en realidad, lo que uno y otro están haciendo no es sino introducir variaciones en una coplilla tradicional muy difundida, que aparece incluso, presentada como refrán, en el Vocabulario de Gonzalo Correas: «Ya viene el día / con el alegría». Por eso, además, por la existencia de múltiples variantes de unos mismos textos, resulta perfectamente legítimo que para el Auto se actuara con tanta libertad a la hora de cortar, pegar, adaptar, modificar, etc.; pues, en realidad, se estaba operando sobre la base de un patrimonio poético colectivo. Una copla tradicional es también la que se canta en el baile de Naranjitas, un cantarcillo popularísimo del que hay docenas de versiones. Tan popular debía de ser que Tirso de Molina se permite parodiarlo en una comedia, en la que hace decir a un personaje: Yo, como la vi burlar, las manos le así, y beséselas, y apartómelas, y apartéselas, y volviómelas a apartar. Lo cual, indudablemente, es un guiño destinado a producir las risas del público, que conocía perfectamente el «arrojómelas y arrojéselas» de la canción. Es muy significativo, claro está, que todo ese trabajo de refundición y de adaptación de unas cuantas muestras de la rica poesía lírica española de corte tradicional lo llevara a cabo una persona que, con 18 años, acaso 166
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pudo oír a su padre la célebre conferencia del Ateneo en que don Ramón llamó por primera vez la atención sobre la importancia y la antigüedad de esa poesía y la necesidad de rescatarla del olvido. Otros muchos jóvenes quedaron deslumbrados con el descubrimiento. Uno de ellos, a quien tuve la suerte de conocer, don José Fernández Montesinos, que trabajaba por entonces en el Centro de Estudios Históricos a las órdenes de Menéndez Pidal y de Américo Castro, ha contado una anécdota muy reveladora. Cuando él estaba preparando una antología poética de Lope de Vega para Clásicos Castellanos, se encontró un día con su amigo Federico García Lorca y le recitó una seguidilla que acababa de encontrar en una comedia de Lope, una seguidilla que decía: Río de Sevilla, cuán bien pareces, con galeras blancas y ramos verdes. Federico, naturalmente, se mostró entusiasmado con el hallazgo, y se fue dando saltos de alegría. Y unos años después incluyó esa seguidilla en un disco gramofónico que él promovió, cantado por la Argentinita. Pues bien, ¿qué es eso de «Río de Sevilla / cuán bien pareces»? Sencillamente, una versión más, en este caso una versión no sagrada, de un cantarcillo popular con mil variantes, de las que en el Auto tenemos también una: «Portalico divino, / cuán bien pareces», de Francisco de Ávila. Naturalmente, no hay ninguna casualidad en todo esto. Téngase en cuenta que Jimena Menéndez-Pidal, nacida en 1901, fue rigurosamente coetánea de la generación del 27. Y, sobre todo, que creció y se educó exactamente en el mismo clima que respiraron muchos de sus miembros, un ambiente que alumbró sin duda, de manera directa o indirecta, casi todo lo que de más valioso ha dado España en ese siglo que acaba de cerrarse. Pedro Álvarez de Miranda Antiguo alumno. Promoción 70 Profesor de la Universidad Autónoma de Madrid
Este texto fue publicado en el Boletín de Actividades de «Estudio» nº 6, noviembre 2001.
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AUTORES QUE NOS HAN LLEVADO DE SU MANO Texto de Jimena Menéndez-Pidal escrito para el libro de Aguilar (1971)
ANÓNIMO. Auto de los Reyes Magos (h. 1170, en tiempo de Alfonso VIII). Primer manuscrito literario de España, es también el monumento más antiguo de nuestro teatro. ARCIPRESTE DE HITA. (h. 1330, en tiempo de Alfonso XI). Este Arcipreste, que escribe su libro arrebatado por la fuerza del Amor, en las más de las veces dejándose llevar del amor profano, nos da ocasión otras muchas de disfrutar de su respetuosa inspiración religiosa: Quiero seguir a ti, Flor de las flores. GARCI FERNÁNDEZ DE JERENA. (h. 1380, en tiempo de Juan II). Poeta de vida excéntrica, propia del desbarajuste con que daba fin la Edad Media, casó con una juglaresa; después se retira a hacer vida ermitaña; posteriormente se convierte al Islam. Tuvo, sin embargo, ocasiones de sumergirse en suave misticismo: Virgen, Flor de espina. GÓMEZ MANRIQUE. (h. 1412-h. 1490, Enrique IV y Reyes Católicos). En él recogemos una segunda etapa de nuestro teatro religioso, la cual representa un gran paso en el dominio del desarrollo dramático. Escribió para las monjitas de Calabazanos una Representación del nacimiento de Nuestro Señor llena de delicadeza y a veces de tremenda fuerza religiosa. Obra incluida prácticamente toda en nuestro Auto: Magnificat, Salutación Arcángeles, Despertar de los pastores, Donas de la Pasión. JUAN DEL ENCINA. (1468-1529, Reyes Católicos). Nuevo aspecto del desarrollo de nuestro teatro entrándose ya por el Renacimiento. Su autor es figura representativa de estos albores renacentistas, que se ve atraído por intereses varios: músico, poeta, autor y actor dramático, cantor al servicio 168
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del Duque de Alba, el cual le favorece con su mecenazgo: Denunciación de los pastores, Yo le diré mil cantares, Música del pastor aquerenciado. FRAY LUIS DE GRANADA. (1504-1588, Carlos V y Felipe II). Es el primero de la tetralogía de los grandes místicos españoles. Maestro en el bien decir las cosas más sublimes, por eso escogemos su palabra para que haga: La Declaración al hombre. SAN JUAN DE LA CRUZ. (1542-1591, Felipe II). El místico que humaniza con su espíritu sencillo los momentos más trascendentes, nos inspira en el punto de quedar el Redentor entre los hombres: Ya que era venido el tiempo. Esta época de Felipe II proporciona al Auto muchos y variados temas. Unas veces los autores que del anonimato pasan al Cancionero de Amberes: Hola, pastorcillos; Vean os mis ojos; otras veces los que conservaron su personalidad, como el monje capuchino Fray Arcángel de Alarcón, que introduce a nuestros Ángeles: La Noche de Navidad; o el noble Pedro de Pradilla, que en su vejez se hizo fraile: El Sol, la Luna y las estrellas, Al Niño Sagrado. Damián de Vegas: ¿Me vendes ese cordero?, Más amor ni vimos ni está escrito. Juan López de Úbeda, fundador del Seminario de Niños en Alcalá; en él encontramos muchas expresiones que se acomodan bien al estilo de nuestro Auto: Pastorcito enamorado, Mañana de Navidad, Quién podrá no amaros; Niño Dios, ¿quién os da guerra?; ¿Tú te sabes las nuevas, Miguel?. DON LUIS DE GÓNGORA. (1561-1627, Felipe III). El poeta representativo del barroquismo. Aunque clérigo, no ocuparon lugar primordial en su poesía los temas religiosos, y, sin embargo, el que le representa en nuestro Auto es una preciosa joya del tesoro de su poesía: Caído se le ha un clavel. LOPE DE VEGA. (1562-1635, Felipe II, Felipe III y Felipe IV). Es el poeta que con más sinceridad expresa su estado de ánimo, y cuando se deja arrebatar del sentimiento religioso, lo vuelca en las formas más variadas, llevándonos a participar de su misma emoción. Este Niño Dios, Antón; Al Niño, Madre y Portal; Norabuena vengáis al mundo; No lloréis, pues andáis en las palmas; ¡Venga con el día el alegría!; Pastorcico nuevo. A U T O R E S Q U E N O S H A N L L E VA D O D E S U M A N O
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JOSÉ DE VALDIVIELSO. (h. 1560-1638, Felipe III y Felipe IV). Fue cura del rito mozárabe en Toledo. Su poesía merece la alabanza de Cervantes y de Lope de Vega, al cual asistió en la hora de la muerte. A atabales tocan, Venga con el alba el Sol y nos salve, A saludar la Zagala. FRANCISCO DE ÁVILA. (h. 1600, Felipe III). Le atraen los ritmos populares, sintiéndose inspirado por su gracia, según refleja este villancico en seguidilla: Portalico divino, qué bien pareces… FRANCISCO DE OCAÑA. (Cancionero, Felipe III). Se inspira también en canciones populares, transformándolas a lo divino: Caminad, Esposa; Hay maravillas que ver, Pastores de mil maneras… COSME GÓMEZ DE TEJADA. (Cancionero de Nochebuena de 1661, Carlos II). Zagal, ¿dónde está mi bien?, Hagamos un pellico.
J. M. P.
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LA MÚSICA Y EL CORO Montserrat Gutiérrez Arija
La música del Auto de Navidad es muy variada en todos los aspectos, tanto melódicos como rítmicos e históricos. Contiene canciones populares, piezas de música juglaresca, canto mozárabe, una cantiga, e incluso un preludio de J. S. Bach y parte del oratorio El Mesías, de Haendel. Todo ello cumple su función admirablemente y es esta diversidad la que da riqueza a la obra. En cuanto a las canciones populares, que dan tanto colorido y frescura, fueron recogidas de la tradición oral, y en su mayoría armonizadas por Magdalena Rodríguez Mata (profesora de “Estudio” desde su fundación, en 1940, hasta 1949). Su procedencia es diversa en cuanto a las localizaciones, aunque lo cierto es que gran parte de ellas procede de Andalucía, Extremadura y Castilla-León; especificar lugares concretos es arriesgado, pues son muchas las ocasiones en que la misma pieza se encuentra en cancioneros de regiones diferentes. Lo que sí sabemos es que estos temas populares se han hecho «a lo divino», como era tradición en nuestra música, es decir, sustituyendo frases o palabras para transformar en religioso lo que en su origen no lo era. Los ejemplos más claros son El Pellico y La Rosca, que son canciones de boda, también llamadas «enramadas» por la costumbre de adornar la casa de la novia con ramas y flores mientras le cantaban. Así: al monte voy por rama, rama de olor para colgarla, niña, de tu balcón se convirtió en:
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Hagamos un pellico al Niño Dios, hagamos un pellico al Niño Dios. Y en el caso de La Rosca: Y a la tu ventana hay una arboleda con ramos de flores que a tu cama llegan ahora es: Y en el portalico hay una arboleda con ramos de flores que a la cuna llegan.
MP
A lo largo de los años, como ocurre con todo lo que está vivo, en la música del Auto ha habido modificaciones, supresiones, añadidos, así como cambios en algunas tonalidades de las partituras, que permiten una mayor participación de los alumnos a la hora de cantar. En sus comienzos, el Auto era «a capella», y ya desde hace muchos años se añadieron guitarras, que,
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además de ayudar en el canto, tienen gran aceptación por parte de los alumnos. Al comienzo de la función se cantan dos villancicos, que en su día fueron tres. La entrada de los Arcángeles se acompaña en la actualidad con música de Cabezón y Cabanilles, dos grandes músicos de tecla españoles de los siglos XVI y XVII, respectivamente, sustituyendo al fragmento del oratorio de Haendel. Hace tiempo que dejó de cantarse el villancico de Juan del Encina Ay, triste que vengo; en cambio, La Rosca se incorporó a mediados de los años setenta, así como la flauta, para dar entrada a algunas canciones. El Auto de Navidad no sería lo que es sin el Coro, ese «actor invisible» al que nadie ve pero sin el cual nadie podría imaginarlo. En él participan alrededor de 120 alumnos, de entre 15 y 18 años; 8 ó 10 guitarristas y 1 ó 2 flautistas, todos ellos repartidos en 6 funciones. Por otra parte, algunos alumnos participan como solistas, pertenezcan o no al Coro, como es el caso de la Virgen, el pasiego, la gitana, Gila y el mozo, así como pececitos, capuchita y los juglares músicos, que tocan flauta y tambor; en los ensayos de todos ellos participan varios profesores. Ni que decir tiene que la vida en el Coro durante la función es todo un mundo y, con mayor o menor fortuna, conseguimos un cierto orden. Mi labor es mantener la atención, sobre todo para adaptarse a los bailes, entradas de actores, preludios de flauta, etc., cuestión difícil cuando hay tantos elementos con los que distraerse, y teniendo en cuenta que los alumnos tienen sus preferencias hacia unas u otras canciones, pero, eso sí, mi deseo es que, además de disfrutar con el canto, participen en un espectáculo que nunca olvidarán. No son pocos los alumnos que, al cabo de los años, confiesan cantar en Navidad Déjate caer, Pascual. La primera vez que vi el Auto de Navidad, en el año 1977, me pareció magnífico en todos los aspectos, pero en el terreno musical me sorprendió que se llevara a cabo con adolescentes y no pude dejar de admirar a Emilio Núñez (profesor de Música en “Estudio” y director del Coro del Auto durante muchos años) en esta tarea. Pronto me pidió colaboración para las piezas de órgano, luego para ensayar a los guitarristas, y ahora que he asumido esta responsabilidad, sólo espero que el Coro suene siempre como a él le hubiera gustado. Montserrat Gutiérrez Arija Profesora de Música de “Estudio” y directora del Coro en el Auto de Navidad
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PIEZAS QUE YA NO SE INTERPRETAN EN EL ‘AUTO’ Tal y como mencionan Montse Gutiérrez, en el caso de los villancicos, y Julita Ben, en el caso de los bailes, algunas canciones y bailes fueron modificados, sustituidos o retirados del Auto por diversas razones. Queremos destacar aquí algunas de las piezas más conocidas:
LA VIRGEN Y SAN JOSÉ
LA VIRGEN Y SAN JOSÉ Se cantaba justo antes de Déjate, caer, Pascual.
La Virgen y San José iban a pasar el río, y en un cestito de flores llevan al Niño metido.
ESTE NIÑO DIOS, ANTÓN Este villancico se sigue cantando, excepto la siguiente estrofa: 174
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En esta Noche, galanes, todo el mundo cante bien, que ha nacido de una Rosa el más pulido Clavel. Que no voy sola…
A L N I Ñ O , M A D R E Y P O R TA L
LLORA DE AMOR Bellísimo villancico que se cantaba al inicio del Auto:
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Al Niño, Madre y Portal y al viejo regocijemos; para su divino umbral laurel y palmas cortemos. Hoy al hielo nace en Belén mi Dios, cántale su Madre y llora de amor. Vamos, Menguilla, al Portal y saltemos y brinquemos, y bailemos y dancemos, a la gala del Zagal. Hoy al hielo nace…
COMERCIO DIVINO Tenía lugar justo después del baile de Cortesanos y en el que se establecía un diálogo entre una de las parejas cortesanas y el Pastor Divino: (Pastorcillo, todo de blanco, llevando a hombros el Cordero, sale del lado del Pesebre.)
C ORTESANO
–¿Me vendes ese cordero? ¿Qué precio tiene, pastor?
PASTOR
–No lo vendo por dinero, más doilo por sólo amor. Se marcha cantando.
Ay triste, que vengo vencido de Amor… ¡como Buen Pastor! Se vuelve hacia cortesanos.
Más sano te fuera no buscar mercado, 176
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y que a mí vinieras muy aquerenciado… Continúa yéndose.
Más, pienso has quedado vencido de Amor. ¡Maguera pastor! Al tiempo que la pareja de cortesanos comenta:
–¡Hijo es de Dios verdadero!, mirad si tanto valor se ha de comprar por dinero, o darse por sólo amor.
¡ AY T R I S T E Q U E V E N G O !
C ORTESANA
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CHASCARRASCLÁS
CHASCARRASCLÁS Por último, mencionar la desaparición de Chascarrasclás, que Julita Ben transformó en el actual baile de Zagala y que se bailaba después de la intervención de Gila. Decía así:
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Que chascarrasclás, que me ha dicho Antón, que me ha dicho Blas: por ser la Pascua del Niño, un buen aguinaldo nos tienen que dar. En el portal de Belén hay estrella, sol y luna: la Virgen y San José y el Niño que está en la cuna. Que chascarrasclás… Es un Niño muy bonito, morenico y colorado; será también pastorcico que ha de cuidar el ganado. Que chascarrasclás… Los pastores que supieron que el Niño estaba en Belén, arrojaron sus zamarras y se echaron a correr. Que chascarrasclás…
Teresa Jordá Antigua alumna. Promoción 1984 Gerente de ADANAE
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BAILES DEL ‘AUTO DE NAVIDAD’ Julita Ben / Rocío Secades
Cuando fui al Colegio “Estudio” por primera vez para hacerme cargo de las clases de Gimnasia y baile, el Auto de Navidad se representaba ya desde el año 1940; pero la Dirección no estaba conforme con los movimientos y pasos de los bailes del Auto, e incluso pensaba que, paulatinamente, algunos de los trajes utilizados por los que tomaban parte en los mismos, tendrían que sufrir modificaciones. Hasta entonces, yo no había tenido ocasión de ver la representación del Auto de Navidad del Colegio, y no conocía, por tanto, las partituras de música que servían de soporte a los bailes, ni tenía idea alguna de lo que, una vez vistos, convendría modificar. Cuando Jimena me encargó la realización de esa tarea, tuve inmediatamente la sensación de recibir un encargo imposible de cumplir, ya que en aquella época yo era una adolescente, y mi experiencia en lo que a bailes se refería, no abarcaba temas tan serios como los tratados en el Auto de Navidad. Recuerdo, eso sí, que la Dirección del Colegio me dio libertad absoluta para llevar a cabo mi trabajo, y esta señal de confianza en mis posibilidades redujo mis temores y aumentó mi empeño por salir adelante con algo que, aun siendo difícil, encontraba sumamente interesante. Poco a poco las ideas fueron surgiendo, junto con el recuerdo de cosas que yo había leído o visto, y empecé a escribir notas sobre lo que debía tener en cuenta, al realizar las modificaciones. El primer baile que había que cambiar era Cortesanos, apodado por los alumnos con el calificativo de Cretinines, que cariñosamente le daban cuando hablaban entre ellos de este baile. La música era suave y lenta; los movimientos tenían que ser pausados y armoniosos, y después de estudiar algunas posibilidades, llegué a la conB A I L E S D E L ‘ A U T O D E N AV I D A D ’
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clusión de que los bailes de origen balear podrían inspirarme, modificados y debidamente ajustados a nuestra música, para conseguir un resultado, a mi juicio, francamente atractivo para el fin que se perseguía. Hice por tanto, los cambios correspondientes a esta idea, y el que Cortesanos se haya continuado bailando así, desde entonces, parece indicar que mi primer trabajo en los bailes del Auto de Navidad, no fue realmente desacertado. Seguidamente me ocupé del baile La Zagala llamado antiguamente Chascarrasclás por ser la primera palabra de la canción que entonaba el coro. Tuvo para mí, en aquella época, un significado especial, por el entusiasmo y la sincera colaboración que demostraron los alumnos que componían aquel grupo, a los que recuerdo con cariño, tanto por su gran dedicación como por su ayuda en la reforma del baile. La Zagala, incluso su música, cambió por completo, porque la versión anterior era muy repetitiva y, por otra parte, su música castellana facilitaba la tarea, ya que se disponía de muchos pasos procedentes de distintas zonas de las dos Castillas, y no me resultó difícil inspirarme en ellos y hacer un montaje del baile totalmente nuevo y más atractivo. Del baile llamado Borbollitos, ¡qué voy a decir! Yo no sabía de dónde provenía su singular partitura, pero estaba claro que su música, al menos para mí, tenía un cierto aire que me recordaba, de alguna forma, lo que ya me parecía algo así como el estilo característico del propio colegio “Estudio”. No me extrañó, por tanto, que Jimena interviniese por primera vez en los detalles del baile, haciéndome ver que en la música había notas y compases especialmente acentuados, y que debía procurar que esto se reflejase en el baile, vigorizando en esos puntos, los movimientos y posturas de los alumnos. Parece que la estoy viendo indicándome, con el impulso de su cuerpo y sus manos, esos fragmentos de la canción. Mi inspiración vino en pasos y movimientos basados en los de algunas danzas del siglo XVIII, ya que los brazos elevados y posturas erguidas, eran los que mejor se ajustaban a la música de este baile. Para mí fue un placer montar este baile que, además, tuvo una aceptación que ni yo misma esperaba. El baile de Olleros es el único que no ha sufrido modificaciones. Todos coincidíamos en que los pasos eran preciosos y muy adecuados para niños de ocho años, porque todo él consistía en saltar al compás de la música; pero al mismo tiempo resultaba difícil, pues el ritmo de los niños de esa 182
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edad es muy irregular. Sólo gracias al meritorio tesón de los profesores que han venido enseñándolo, se consigue vencer esa dificultad y obtener un resultado muy aceptable. El baile llamado Campanilleros, lo introdujo Tere Vela. Es alegre y muy rítmico, pero no puedo dar detalles del mismo, porque no conozco las fuentes de donde ha surgido. Sin embargo, está dentro de la línea que predomina en el Auto de Navidad, y es muy apropiado para niños de trece años. El más moderno de todos los bailes que hubo que montar, es el que se conoce con el nombre de La Rosca, cuya música procede del pueblo de Montehermoso, en la provincia de Cáceres. Es muy posterior a los anteriores, y pronto me di cuenta de que el espíritu que tenían los alumnos de los años cuarenta había cambiado con el tiempo, y que los participantes a los que correspondía este baile, se mostraban más exigentes en cuanto a la variedad de los pasos y, para entusiasmarlos, hubo que inventar uno de movimientos diversos y pasos múltiples, capaces de dar sensación de cambios de ritmo, y producir un incremento de espectacularidad, con lo que se logró un baile de singular dinamismo, además de una gran aceptación de los alumnos que tomaban parte en él. Hay otros bailes que también forman parte del Auto de Navidad, y entre éstos figuran los llamados Juego de las naranjicas, Mañana de Navidad y Aceitunero; pero ninguno de ellos se cambió inicialmente, como los descritos en los párrafos anteriores, sino que poco a poco, con el tiempo, se fueron haciendo en ellos algunas modificaciones y cambios, sustituyéndolos por otros pasos nuevos, con el fin de lograr una mayor calidad y belleza de movimientos y que, a su vez, el resultado estuviese más acorde con el resto de los que integraban el Auto de Navidad. El vestuario también tuvo modificaciones para adaptarlo a los nuevos bailes. Algunos trajes se tomaron de las danzas que se hacían en las fiestas B A I L E S D E L ‘ A U T O D E N AV I D A D ’
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de final de curso y que los padres, de forma desprendida, dejaron como regalo al Colegio. Gracias a Aurora Jaro, Mª Paz Toledano y Margarita Díaz, que son las personas que cuidan, revisan y arreglan los trajes, han podido llegar hasta nuestros días en óptimas condiciones. Julita Ben Profesora de “Estudio” (1947-1996) Este texto fue publicado en el Boletín de Actividades de «Estudio» nº 6, noviembre 2001.
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Es curioso ver cómo algunas cosas cambian poco en “Estudio” a pesar del paso de los años. Continuamos con tradiciones que se van transmitiendo de generación en generación, pero oralmente, sin pretensiones, sin acudir a gráficos o libros especializados, simplemente de forma natural, como ocurre con el Auto de Navidad, especialmente en el “traspaso” de sus bailes. Durante muchos años fueron las profesoras de gimnasia (Tere Vela, Josefina Díez, Marga Navazo, Amelia Goyanes, etc.) las encargadas de ensayar la mayoría de los bailes, bajo la supervisión de la Srta. Julita Ben, que se encargaba de los bailes “delicados” (Borbollitos y Cortesanos). Todas ellas dedicaban desinteresadamente los meses de noviembre y diciembre al Auto de Navidad y nos transmitieron la importancia de hacerlo lo mejor posible y la seriedad de la función. Después hubo que dar paso a las nuevas generaciones de profesores y el Colegio acudió a antiguas alumnas que habíamos crecido con el Auto. En los últimos años, apareció una nueva figura en el Colegio: el profesor de baile, Javier García. Y comenzó el período de transición, pues él tenía muchos conocimientos técnicos, pero no había visto nunca el Auto. Poco a poco fue aprendiendo y haciéndose cargo de distintos bailes. Actualmente recae en él la gran responsabilidad de seguir enseñando y transmitiendo a las nuevas generaciones de alumnos la mayoría de los bailes, con la ayuda de algunos profesores de gimnasia. Con mucha paciencia y rigor lleva a cabo su tarea, si bien en ocasiones es difícil adaptarse a los numerosos gru184
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pos de alumnos y sus diferentes aptitudes para el baile, puesto que uno de los principales objetivos del Auto es conseguir la mayor participación posible de alumnos, para que esta maravillosa tradición llegue a TODOS. Los bailes no estarían completos si no nombrara a nuestro entrañable Pellico, que durante muchos años estuvo a cargo de la Srta. Marianita, su creadora, quien pasó después el testigo a nuevas generaciones: la Srta. Montse Gutiérrez, la Srta. Berta Cano y, actualmente, la Srta. Pepa Lozano. Creo que a todas las personas que hemos participado y que participan nos une un gran cariño por el Auto de Navidad. Rocío Secades Antigua alumna. Promoción 1982 Profesora de “Estudio”
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EL PELLICO Mariana Gutiérrez del Campo Muy jovencita, con mi título de piano recién estrenado debajo del brazo, con mucha ilusión y poca experiencia, entré en el colegio “Estudio” en el año 1942. Iniciada en las labores escolares por Magdalena Rodríguez Mata, me convertí en profesora de Música, en un principio de alumnos de todas las edades y después de los más pequeños, mi debilidad. Daba clases, a veces itinerantes, en distintos edificios de las calles Oquendo, Matías Montero, Miguel Ángel... y en los lugares más variopintos, como garajes, pasillos o sótanos. Pronto me familiaricé y encariñé con el trabajo y pronto, también, perdí mis apellidos para ser durante cuarenta años la señorita Marianita, a secas. Un año después de mi entrada, se representó el Auto de Navidad en el teatro María Guerrero. En él todavía no participaban los niños pequeños. En el año 1945 Jimena Menéndez-Pidal me encargó un baile con la canción de El Pellico (de E. M. Torner) recogida para el Auto de Navidad por Magdalena Rodríguez Mata. Los bailarines serían niños de cinco años. Y, ¿cómo hacerlo? Dada la temprana edad y las características de los artistas, no se podía aspirar a la perfección, pero la espontaneidad, la senciB A I L E S D E L ‘ A U T O D E N AV I D A D ’
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llez y la participación serían los instrumentos que manejaría para el montaje del baile. Como una primera aproximación al ritmo, en las clases de Música del Colegio, practicábamos pequeños saltos, primero sobre un pie y luego sobre el otro, siempre oyendo un pandero, una palmada o una melodía. Los niños se movían formando un corro, pues era la manera más sencilla de observar a los demás y ser observados por el profesor. De esta forma surgió el paso de El Pellico (con el que ya los bailarines estaban familiarizados) y las evoluciones en corro. La canción de El Pellico tenía un ritmo muy marcado que facilitaba la ejecución del paso, pero su letra también iba a ser determinante. Una conversación entre un pastor y una pastora hacía inevitable que los niños fueran en parejas. El contenido del diálogo era muy apropiado para ser interpretado con gestos: –Cóselo, tú, Menga, mientras toco yo. –Toca el pandero, Bartolo, mientras coso yo. 186
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Menga cosiendo la zamarra o pellico imaginario sobre su falda con una rodilla en el suelo, tocando después el pandero que llevaba Bartolo con fuerza, y Bartolo inclinándose sobre Menga para decirle algo al oído, haciendo luego una profunda reverencia, completaban la coreografía y le proporcionaban al baile los momentos más espontáneos, imprevisibles y divertidos. En los primeros tiempos, cuando la población infantil del Colegio era reducida, contábamos con seis o siete parejas para cada representación. Luego fue aumentando el número de alumnos, y las parejas pasaron a ser quince o dieciséis. Por este motivo se rectificó el principio del baile con dos filas iniciales, anteriores al corro. Desde entonces no se ha vuelto a modificar, respetándose la coreografía inicial. El espacio donde se tenía que actuar llegó a ser demasiado pequeño para tanto niño, pero siempre fue más importante en este número la participación de todos que la vistosidad. El vestuario era muy sencillo: trajes de pastores y pastoras tradicionales traídos de casa: faldas de fieltro, corpiños negros, blusas y camisas blancas, chalecos, fajas, alpargatas… Nunca importó que fueran juntos dos, tres o cuatro niños de verde, siempre aparecerían otros de rojo, amarillo, azul o marrón. Eran tantos… Quizá por ser el debut en una representación seria y con público, quizá por la temprana edad de los participantes o simplemente porque en él han intervenido todos, pienso que El Pellico, un baile sin grandes pretensiones, probablemente sea para muchos su primer recuerdo cariñoso del Auto de Navidad. Por ello estoy contenta de haber participado en su creación. Mariana Gutiérrez del Campo (Señorita Marianita) Profesora de Música de “Estudio” (1942-1984)
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EL VESTUARIO DEL ‘AUTO DE NAVIDAD’ Ana Gurruchaga
En España hay dos cosas que empiezan en punto, me dijo hace muchos años José Luis Bauluz: los toros y el Auto de Navidad. Es verdad, y todo lo que tiene relación con el Auto tiene esta misma precisión, también el vestuario. Todo está medido, pensado y estudiado con una minuciosidad extraordinaria porque, como decía la señorita Cuqui, detrás estaba Chamartín; la sabia tutela que venía de la casa de los Menéndez-Pidal, una casa de sabios, que ha amparado nuestra niñez y juventud a una prudente distancia, pero cuya presencia respaldaba todo lo que en aquellos años 50 y 60 era el Colegio. También en el vestuario del Auto, que se configuró en gran parte con una amalgama de cosas que venían de aquí y de allá, está la mirada de los sabios de Chamartín. Ellos alentaron en su labor a un claustro de profesores consciente de la delicada misión que tenían entre manos: ser transmisores de una tradición que no se podía falsear. El peso del vestuario del Cielo y de los Reyes recayó en dos personas: la señorita Cuqui García del Diestro y la señorita Pura Díaz. En Chamartín, con ayuda de don Ramón y la señorita Jimena, la señorita Cuqui buscó en los Beatos la inspiración para los trajes del cielo. Ella pintó todas las casullas y las alas de los Ángeles, Arcángeles, Tetramorfos. El manto de la Virgen se hizo aprovechando la tela de unas viejas cortinas de su casa. Todas las túnicas, las golas, las sayas y enaguas las hizo la señorita Pura Díaz, una maestra excepcional que era, además, una cortadora buenísima. Cosía de maravilla. Ella lo hizo casi todo. En el vestuario de los Reyes intervino como asesora Carmen Bernis. Parece ser que fue a ella a la que se le ocurrió acentuar el carácter diferenciador de cada uno de ellos con tres trajes bien distintos: el exotismo del rey negro con su vistoso tocado, el ropaje medieval del viejo y el renacentista E L V E S T U A R I O D E L ‘ A U T O D E N AV I D A D ’
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del joven, cuyo magnífico terciopelo también procedía de unas cortinas antiguas de casa de la señorita Cuqui. En la configuración del vestuario de los pastores colaboró con la señorita Jimena, Fernanda Troyano, la madre de los Terán. Ella había reunido un almacenillo de ropas populares en su casa y donó al Colegio las dos blusas más bonitas del Auto: la del Pastor Juglar y la de la Gitana. Blusas de lienzo de telar, tejido a mano, con bordados marrones la del Pastor Juglar y rojos la de la Gitana. Las dos blusas proceden de los telares antiguos de Salamanca o de Aliste, Zamora. Puede que fueran también suyos los tres corpiños de las olleras, preciosísimos corpiños antiguos de Lagartera, y la faja más vistosa de las que llevan los mozos, la de colores del Pastor Juglar. Otro de los trajes importantes del pueblo es el de Gila, la vieja. La toca es la que corresponde al traje de viudas de Lagartera, pero la falda de paño de lana oscura, envolvente, cortada a capa, parece más bien de las que llevan en Candelario, Salamanca. Los trajes de terciopelo negro de los mozos son castellanos, las faldas de las cortesanas de Valencia, y sus tocas son, por cierto, otra invención de la señorita Cuqui, a quien se le ocurrió plisar en tres unos pañitos blancos de los que se usan para cubrir las bandejas, y coserles encima unos lazos de terciopelo negro y unas cintitas blancas para que quedaran sujetos a la cabeza a modo de tocas. Pero al pensar en el vestuario del Auto y en el Paraninfo del Instituto Internacional en España (c/ Miguel Ángel 8), que fue sede de “Estudio” antes del traslado a Valdemarín, me resulta imposible no recordar a Maribel Pons. La estoy viendo con Fernando Gutiérrez del Arroyo de pareja, esperando que Emilio Núñez, director del coro, les diera la entrada, con la falda de moiré azul más bonita que he visto en mi vida. Maribel bailaba maravillosamente, y al mover los brazos dejaba caer la cabeza de un modo suave, como Julita le había enseñado, como lo hacían las dos cintas largas que llevaba en el pelo, también de moiré con bordados naranja y oro, resal190
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tando muchísimo, por contraste, con su pelo ondulado y negrísimo como sus ojos. Su familia, los Pons-Sorolla, conservó en casa los trajes que su abuelo fue comprando por pueblos de España para pintar los murales de la Hispanic Society de Nueva York por encargo de Huntington. Los cuadros que pintó sobre tipos y trajes de España se pueden ver en el Museo Sorolla del Paseo del General Martínez Campos, en Madrid. Pues bien, la falda de Maribel, que tan grabada tengo, era una falda de Lagartera, muy rica, como todo en aquella tierra, y con un vuelo repartido de manera muy airosa, como lo suelen llevar las faldas de Toledo. Y al recordar a Maribel, bailando las Naranjicas sobre la lona gris del Paraninfo, se me cruza en el recuerdo otra falda, que muchos conservarán como yo en la memoria, ésta de paño verde, con una greca ancha, negra, de dibujo recortado como lo llevan las buenas faldas de Ávila, la de las hermanas Cifuentes, que también bailaban de maravilla; bailaban como a Julita le gustaba. Y ahora llega el momento de hablar de Julita Ben, a quien debemos buena parte de los bailes del Auto. La música de los villancicos, recogida por Magdalena Rodríguez Mata, inspiró las coreografías acercándolas a lo popular o a la Escuela Bolera del s. XVIII. Julita había sido alumna de María Esparza y varias veces bailó con su compañía en los teatros de Madrid. Sabemos que José Osuna, que asistió a alguna de aquellas representaciones, dijo: «Sí, esto es muy bonito y bailan muy bien, pero la mejor es aquella chica». La chica que a José Osuna le había gustado era Julita Ben. Algo parecido contaba la señorita Cuqui de cuando la vio bailar por primera vez. Decía que Julita destacaba sobre las demás de tal manera que parecía un personaje de Botticelli o de Piero de la Francesca, con una serenidad y una elegancia emocionante. Que Julita no llegara a dedicarse de lleno al baile fue culpa de los tiempos. Al final de los años cuarenta, que una chica normal y sencilla se dedicara al mundo del espectáculo era poco menos que imposible, así que su finura y su elegancia las regaló al Colegio, donde fue profesora más de cincuenta años. Al morir la señorita Jimena en 1990, lo único que Julita no conservó, al hacerse cargo de la dirección del Auto, fue el uso de las faltriqueras. Desaparecieron. Y seguramente lo hizo por respeto, por temor a no ser merecedora de tal honor, porque para ella, para mí y para muchas otras personas, las faltriqueras habían adquirido con el tiempo un carácter de condecoración honorífica, una especie de distintivo de la Orden de la Jarretera, un E L V E S T U A R I O D E L ‘ A U T O D E N AV I D A D ’
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blasón inalcanzable. La señorita Ángeles la usaba siempre. Era una bolsita plana de cuadros rojos y negros que colocaba sobre su propia falda y en la que guardaba cosas diversas: las llaves de su Citroën Dos Caballos, por supuesto, pero también recuerdo que solía llevar un lápiz negro, con capuchón metálico para proteger la mina, que quedaba unido a la faltriquera con una cadenita larga que sacaba y metía de aquel bolsillo encantado y que hacía un ruidillo especial al chocar con las otras cosas que debía llevar –todas utilísimas seguro- en su faltriquera roja y negra. La señorita Cuqui y la señorita Jimena sólo se las ponían para la función de Navidad. Las suyas eran distintas. Más que faltriqueras eran unos delantalillos de fieltro y seda de unos colores preciosos, con costura en el centro para dividirlos en dos departamentos. Allí guardaban de todo: tijeras, imperdibles, horquillas, aguja e hilo, un lápiz o una cuerdecita, por si acaso. Con las manos metidas en los bolsillos de su faltriquera solía pasarse la señorita Jimena el Auto entero, de pie junto al Coro. Recuerdo que en los ensayos del Auto de 1990, el último dirigido por ella, necesitamos al final de la tarde una cuerda para atar algo. Como ya he 192
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dicho, la faltriquera la usaba sólo en los días de función y aquello era un ensayo. Debía de dolerle la pierna y, cosa rara en ella, se había pasado casi toda la tarde haciendo las oportunas correcciones casi sin moverse de una silla. Me dijo: «Ana, ve al pasillo, verás que hay una caja de cartón con un letrero que pone Ofrendas varias, ábrela y encontrarás una cuerda». Crucé el paraninfo pensando: «Esto es imposible, no puede tener en la cabeza hasta el sitio donde se puede encontrar una cuerda». Fui, abrí la caja y, efectiE L V E S T U A R I O D E L ‘ A U T O D E N AV I D A D ’
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vamente, allí estaba, perfectamente enrolladita, con el cabo preparado para que pudiera ser utilizada sin necesidad de ponerse a desatar el consabido nudo, que es lo que suele uno encontrarse cuando por fin da con la cuerda que necesita, que tiene nudo. Y es que las cuerdas también forman parte del Auto. Cuerdas para atar las cajas, cuerdas para asegurar los baúles y maletas, todo con su correspondiente letrero: Zapatillas-cielo, Pelucas-Arcángeles, Donas. Hasta el camión que traía el porte desde Valdemarín a Miguel Ángel era digno de verse. Todos los bultos que descargaba tenían el encanto y la solera de una vieja compañía de cómicos de los de dos funciones diarias. El más interesante de los trastos del Auto es el baulito-maleta que dice: Instrumentos y tocados de los Reyes, porque parece la maleta de Cardenio el enamorado. También es muy bonito el azul en el que se guardan las faldas de las mozas, pero es más de Stevenson y de novela de aventuras y, desde luego, de barco, de goleta. Hay otras maletas también muy interesantes, pero ya más del siglo veinte. Una de piel muy elegante que lleva grabado el nombre de Carlos de la Peña y otra de lona que dice Amelia Burkhart. Durante muchos años las cosas delicadas del Auto se guardaban en un chiscón de Miguel Ángel, un escondrijo diminuto debajo de la escalera del tercer piso del precioso edificio americano. Guardar nuestros tesoros en tan reducido espacio era un puzzle complicadísimo que la señorita Jimena dominaba. Ella lo hacía todo con gran precisión, pero la cosa llevaba su tiempo. En más de una ocasión hubo que sacarlo todo después de haber terminado, así que todas nosotras nos tomábamos aquello con mucho humor y, sobre todo, con mucho amor, amor por esta tradición que hemos heredado y que el Colegio procura conservar intacta para todos los que vengan. Ana Gurruchaga Antigua alumna. Promoción 1969 Profesora de “Estudio” (1979-2000, 2008)
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EL ‘AUTO’ EN VALDEMARÍN Teresa Ramírez
El 20 de diciembre de 2002 comenzó una nueva etapa del Auto de Navidad, pues cambió su sede, y desde entonces se viene celebrando en Valdemarín, con la puntualidad que lo caracteriza. ¡Cuántas veces habíamos pensado que esto podría ocurrir! Realmente nos inquietaba bastante sacarlo de aquel entorno, nos resistíamos a prescindir de ese recinto tan peculiar en la calle Miguel Ángel. Preferíamos aplazar su traslado e íbamos dando largas y largas. Al fin llegó el momento del cambio y sin duda creemos que ha merecido la pena, fue todo un acierto y resultó un éxito. El esfuerzo de todos se ha visto recompensado, pues el Auto ya está aquí, en Valdemarín, en el actual Paraninfo del Colegio y ahora, si cabe, es todavía más nuestro.
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Gracias a la valiosa ayuda de un equipo de ex-alumnos, integrado por Lucrecia Enseñat Benlliure, José María Gutiérrez Churtichaga, Cayetana de la Quadra-Salcedo Capdevila y Pau Soler Serratosa, se pudo reproducir aquel espacio tan emblemático con toda exactitud, con mucho respeto, siendo extremadamente fieles a quienes nos confiaron el Auto, y se consiguió que el antiguo Paraninfo de Miguel Ángel pueda reaparecer, todos los meses de diciembre, ante nosotros en Valdemarín. A todos los que participamos en esta representación nos parece un marco adecuado y nos sentimos cómodos en él. Sin olvidar que reúne buenas condiciones escénicas y permite un mayor aforo. Es evidente que el Auto de Navidad continúa latiendo con mucha fuerza porque todos creemos en su gran valor artístico-cultural. Su contenido literario es extraordinario, realmente, se puede considerar una antología de textos de los mejores escritores de nuestra Literatura. Además, continúa despertando entusiasmo, emoción y disfrute a muchos de nuestros alumnos, que todos los años quieren participar en él, que se brindan, sin condiciones, a los ensayos, deseando hacer su papel lo mejor posible. El interés por el Auto sigue propagándose, por lo que siempre habrá profesores dándose el relevo y dispuestos a colaborar, asumiendo la responsabilidad de mantenerlo vivo. Hay que tener en cuenta que el Auto motiva y estimula a muchos de nosotros, que trabajamos con ilusión, sin escatimar esfuerzo, y que no podríamos comprender unas Navidades sin él. Es también asombroso como, año tras año, todas las Secciones del Colegio vibran en el mes de diciembre gracias a él, pues es indudable que crea un ambiente de concordia. Quienes hemos heredado esta tradición, y tuvimos la suerte de apreciar y aprender lo que el Auto significa de la mano de las señoritas Jimena, Ángeles y Cuqui, nos sentimos tan contagiadas de su fervor y magia que siempre estaremos dispuestas a perpetuar, con rigor, amor e ilusión, lo que ellas consiguieron y mantuvieron intacto durante muchos años. Teresa Ramírez González Antigua alumna. Promoción 1964 Profesora de “Estudio” y directora del Auto de Navidad
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REPRESENTACIONES DE ANTIGUOS ALUMNOS
PE - 1979 AD - 2005
AD - 2005
PE - 1979
Hasta la fecha, se han realizado tres representaciones del Auto de Navidad interpretadas por antiguos alumnos. La primera tuvo lugar en 1979, en el Paraninfo de Miguel テ]gel 8, y dos mテ。s se representaron en el nuevo Paraninfo de Valdemarテュn, el 23 de diciembre de 2005. En todas ellas participaron con gran ilusiテウn padres, hijos, alumnos y antiguos alumnos.
R E P R E S E N TA C I O N E S D E A N T I G U O S A L U M N O S
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AD - 2005
Las dos últimas fueron organizadas por ADANAE, con la inestimable colaboración del Colegio, de sus profesores, así como de un nutrido grupo de antiguos alumnos dispuestos a conseguir el objetivo en un corto pero intensísimo mes y medio de trabajo y ensayos casi diarios. Participaron ex alumnos de las promociones 1970 a 1982 y el éxito fue tal, con un aforo completo en ambas representaciones, que son muchos los que están demandando una nueva oportunidad. Teresa Jordá Antigua alumna. Promoción 1984 Gerente de ADANAE
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ÍNDICE GENERAL
PRESENTACIÓN (José Manuel Cajigas) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 EL ‘AUTO’: LEGADO Y TRADICIÓN (Comité Pedagógico de “Estudio”) . . . 13 GUÍA DEL ‘AUTO DE NAVIDAD’ (Escrita por Jimena Menéndez-Pidal) . . . 15
VILLANCICOS Déjate caer, Pascual (Cáceres)
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
Este niño Dios, Antón (Baños de Montemayor) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
AUTO DE NAVIDAD I.- PREFACIO La profecía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 La señal profetizada (Auto de los Reyes Magos) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 Declaración al Hombre (según Fray Luis de Granada) . . . . . . . . . . . . . 36 II.- EL CIELO EN LA TIERRA Tocan a maitines . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40 Adoración que María hace a su hijo (Gómez Manrique) . . . . . . . . . . . . 44 Adoración de los Estados (F. de Ocaña y Fray Arcángel de Alarcón) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46 Los Arcángeles rinden honores (Gómez Manrique) . . . . . . . . . . . . . . . . 50 Nana (Lope de Vega) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54 III.- HUMANIZACIÓN La Virgen lava pañales (Pueblo de Ledesma) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
ÍNDICES
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Denunciación a la manera de Juan del Encina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64 IV.- DIOS ENTRE LOS PASTORES Adoración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68 Baile de los olleros
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
El aceitunero y danza (Granada y Pueblo de Ledesma) . . . . . . . . . . . . 77 Canción de la mañana de Navidad con paloteo (Granada) . . . . . . . . . . 82 Zagal, ¿dónde está mi bien? (Gómez Tejada) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 Rueda de “El pellico” (Adapt. de E. M. Torner) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 Baile de tres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92 Juego de las naranjicas a lo divino (Adapt. de E. M. Torner) . . . . . . . . . 96 Ofrenda de la rosca (Cáceres) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 Campanilleros (Extremadura) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 Zarabanda pastoril . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110 Milagros de Nuestra Señora (desde una cantiga de Alfonso X)
. . . . . . 113
Romance de los pastores cortesanos (Ledesma) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120 Finezas de amor de los cortesanos
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124
V.- REY DE REYES Adoración de los Reyes (tratada por Garci Fernández de Jerena, Arcipreste de Hita, Valdivielso, Úbeda, etc.) . . . . . . . . . . . . . . . . . 128 El paje (aleccionado por D. Luis de Góngora)
. . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
VI.- REDENTOR El hombre penetra en el misterio (Úbeda)
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
Donas de los Arcángeles (Gómez Manrique) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139 VII.- ALELUYA Nuestra Luz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144 Canto de esperanza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
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APÉNDICES JIMENA MENÉNDEZ PIDAL ANTE LA CREACIÓN DEL ‘AUTO DE NAVIDAD’ (Elena Gallego Valcarce) . . . . . . . . . . . . . . . . 152 LAS FUENTES LITERARIAS DEL ‘AUTO DE NAVIDAD’ (Pedro Álvarez de Miranda) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158 Autores que nos han llevado de su mano (Jimena Menéndez-Pidal) . . 168 LA MÚSICA Y EL CORO (Montserrat Gutiérrez Arija) . . . . . . . . . . . . . . . . 171 Piezas que ya no se interpretan en el Auto (Teresa Jordá) . . . . . . . . . . 174 BAILES DEL ‘AUTO DE NAVIDAD’ (Julita Ben / Rocío Secades) El Pellico (Mariana Gutiérrez del Campo)
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. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 186
EL VESTUARIO DEL ‘AUTO DE NAVIDAD’ (Ana Gurruchaga) . . . . . . . . 188 EL ‘AUTO’ EN VALDEMARÍN (Teresa Ramírez) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195 REPRESENTACIONES DE ANTIGUOS ALUMNOS (Teresa Jordá) . . . . . . 197
ÍNDICES
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ÍNDICE DE CANCIONES Primeros versos
Déjate caer, Pascual (Cáceres) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 Este niño Dios, Antón (Baños de Montemayor) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22 En el Portalico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40 ¡Gloria in excelsis Deo! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 Pues andáis en las palmas (Granada) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56 La Virgen lava pañales (Pueblo de Ledesma) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 Los pastores y pastoras (popular) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68 Soy una pobre gitana / Si bella es la Rosa (Cáceres) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 El Niño hace pucheros (Jaén) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 Aceitunero que vas (Granada) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77 Zagalejos del monte, venid (Pueblo de Ledesma) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79 Mañana de Navidad (Granada) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83 Hagamos un pellico (popular, Adapt. E. M. Torner) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90 Borbollitos hace el Agua, madre (Salamanca) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94 Naranjicas doradas (E. M. Torner) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 Y te estoy llamando Reina (Cáceres) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 ¿Tú te sabes las nuevas, Miguel? (Extremaadura) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 Mira por dó viene Gila / Aquí le traigo a este Niño (Pueblo de Ledesma) . . . . . 107 Bailen, bailen, los pastores (popular) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 Yo quiero ser el primero (popular) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110 A saludar la Zagala (Salamanca) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111 A Belén camina (Ledesma) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120 ¿Quién te ha engalanado, Niño? (Arroyo de la Luz) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124 ¡Aleluya! (mozárabe) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146 ¡Gloria! (anónimo) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
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A U T O D E N AV I D A D D E L C O L E G I O « E S T U D I O »
ÍNDICE DE MELODÍAS
ˆ YESAV HAEL. Yehudá ha-Levi (1075-1141) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44 BATALLA IMPERIAL (fragmentos) J. B. Cabanilles (1644-1712) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50 JUGLARES Flauta de juglares. Entrada y salida (sobre la Cantiga 184ª) . . . . . . . . . . 113 Flauta. Juegos de manos (del Rondeau de Guillaume d’Amiens) / Folía . . . 115 Flauta. Piruetas (danza de juglares provenzales. Giraut Riquier) . . . . . . . . . 116 PAVANA CON SU GLOSA (fragmento) Antonio de Cabezón (1510-1566) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
ÍNDICE DE PIEZAS QUE YA NO SE INTERPRETAN
La Virgen y San José (Garganta la Olla) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Al Niño, Madre y Portal (Cáceres) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¡Ay triste que vengo! J. del Ençina (1468-1529) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Chascarrasclás (popular) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
ÍNDICES
174 175 177 178 203
AGRADECIMIENTOS
ADANAE agradece especialmente su apoyo, colaboración, ideas, textos, partituras, fotografías y aportaciones en esta obra a: Alvaro Alvarado y Javier Lerín (diseño y maquetación); Carmina Gobernado (transcripción de partituras); Elena Gallego, Teresa Ramírez, Montserrat Gutiérrez, Pedro Álvarez de Miranda, Julita Ben, Rocío Secades, Ana Gurruchaga, Teresa Jordá, Maite y Paz López Gutiérrez, hijas de Mariana Gutiérrez del Campo (por los textos de los apéndices); Mónica Porres, Gonzalo de la Serna, Luis Sánchez (por sus fotografías); Juanjo Caurcel (por las ideas que ha aportado); Sara Catalán y Carlos Gancedo-Rodríguez (por su apoyo durante todo el proceso). Además aprovechamos esta edición para agradecer las aportaciones históricas y actuales a esta representación teatral, esencial en la vida de "Estudio", a todos los profesores y personal del colegio, que de una manera u otra (ensayos, maquillaje, vestuario, luces y sonido, montaje de decorados, mantenimiento, administración) han intervenido, ayudado y en definitiva, hecho posible, la representación del Auto de Navidad desde sus orígenes. In memoriam Débora Catalán.
ADANAE Presidente José Manuel Cajigas
Secretario Santos de Paz Alberquilla
Vocales José Luis Díez Huber Inma Garrido Rafael López Oliver Cecilia Requena Pallarés María Sánchez Torregrosa Álvaro Toledo
Tesorero Miguel Fortea
Gerente Teresa Jordá
Vicepresidente Guillermo Sáenz Escardó
Esta obra se termin贸 de imprimir en los talleres Izquierdo S.A. el 15 de diciembre de MMVIII