El color del cielo (ii la noche), francisco javier cervigon ruckauer

Page 1

LOS CIELOS Y LA TIERRA / Javier Bussons Gordo El color del cielo (II: la noche) Si en la primera parte la inocente pregunta de un niño nos hacía reflexionar sobre cómo la atmósfera es la que le da al cielo diurno sus diferentes colores, en la segunda parte nos preguntamos por el color del cielo nocturno. Y pensarás, amable lector, que por la noche el cielo es negro y se acabó. Pues díselo a mis hijos, a ver si les convences tú; que cada uno de sus porqués me cuesta un insomnio. “Papá, ¿por qué está todo tan oscuro?”, protestó Jaime una noche nada más acostarle. “Porque es de noche”, respondí con la sagacidad que me caracteriza. “Ya, pero ¿por qué es oscura la noche?”. ¡Aaamigo!, ¿y qué le dices? Para no desanimarme, pensé que esa misma pregunta ya le había quitado el sueño a Aristóteles, a Kepler e incluso a Edgar Allan Poe. Sabemos que hay tantos astros que mirando en cualquier dirección vamos a toparnos con alguno y que su luz nos llega tanto más atenuada cuanto más lejos están. Pero si el universo fuera eterno, como pensaban los filósofos griegos, la luz de todos y cada uno de ellos habría tenido el tiempo suficiente, una eternidad, para llegar hasta nosotros, produciendo una noche infinitamente luminosa. Bueno, quizás no infinitamente, porque unos discos estelares apantallan a los que tienen detrás, pero sí enorme: la noche debería brillar tanto como el Sol. Tuvo que ser un poeta —interesado, eso sí, por la astronomía— quien, apoyándose en la recién descubierta finitud de la velocidad de la luz, diera con la clave: “la única manera de explicar por qué en algunas direcciones el cielo aparece vacío de estrellas es suponer que hay un fondo de estrellas que están tan lejos que su luz no ha tenido tiempo de llegarnos”. Lo que, implícitamente, equivale a decir que el universo no es eterno, es decir, que las estrellas no han existido siempre. Ya sabemos por qué el cielo no está completamente cubierto de puntos luminosos, pero ¿por qué el espacio entre los puntos es tan oscuro? Si aceptamos que el universo tuvo un principio y que éste tuvo la forma de una gran explosión (Big Bang), la luz resultante debería iluminar todo el cielo. Y así lo hizo y aún lo hace, sólo que su color y su luminosidad han cambiado mucho. Cuando esa luz salió del atasco inicial provocado por tanta materia en tan poco espacio, el universo tenía unos 300,000 años, una temperatura de 3,000 grados y la noche era luminosa a rabiar. Pero el universo se expande y, con él, se “estiran” las ondas de luz. Y alargar una onda es cambiarla de color. Hoy, quince mil millones de años después de aquéllas noches luminosas —en las que aún no había estrellas— el universo se ha expandido y enfriado tanto (hasta 270 grados bajo cero) que esas mismas ondas, hijas de la gran explosión, son ahora del “color” de las microondas, color invisible al ojo humano. Pero están ahí. Constituyen el llamado fondo cósmico de microondas, predicho por Gamow en 1948 y detectado por casualidad quince años después con una antena de radio por Penzias & Wilson, quienes, por cierto, al haber muerto aquél, se quedaron con todo el premio Nobel para ellos solitos. “Y por eso dicen, querido Jaime, que la noche es ahora tan oscura: porque al Gran Maestro de los Fuegos Universales las nieves del tiempo le han plateado (microondeado) la sien. Y ahora, a dormir.”


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.