Fotografiando aves en vuelo (por Leopoldo de Castellví Kahn)
INTRODUCCIÓN Muchos amigos y compañeros de la web me comentan las dificultades que les parece a ellos que entraña la fotografía de aves en vuelo (F.A.V.). Yo les diría a todos que no es fácil ni es difícil. Todo consiste en disponer del equipo más adecuado posible a las necesidades que esto entraña, leer lo que se pueda sobre el tema, prepararse bien y lanzarse a hacerlas… aunque también les pongo en antecedentes de que este tipo de fotografía es de los que requieren un equipo algo específico y por lo tanto no muy barato. Hay otras circunstancias que también cuentan en esta modalidad de la fotografía, como por ejemplo el saber ‘correr la mano’, lo que me parece que también llaman ‘hacer un barrido’, pero de esto creo que será mejor hablar al final porque pienso que es una habilidad que solo se adquiere con la costumbre y que resulta fundamental para salir airoso (y con un montón de buenas fotos en ‘el talego’) de muchas situaciones. Hay otro factor que me temo que muchos mantienen muy en silencio, pero que como no tengo pelos en la lengua, no quiero pasar por alto. Se trata de la ‘suerte del fotógrafo’. Espero que ningún aficionado sea capaz de negar la suerte que ha tenido en más de una ocasión, al encontrarse, de vuelta a casa y frente a su ordenador, con una ‘foto de bandera’ que no se esperaba…, aunque luego, la otra cara de la moneda sean las fotos que también pensaba que iban a ser buenas y que, a veces, resultan ser un auténtico ‘churrasco’. O que decir de la oportunidad que se te presenta de improviso (porqué has tenido la ocurrencia o la suerte de estar allí, en ese momento) en forma de conseguir una imagen muy especial y tener la suerte de que llevabas la cámara perfectamente preparada para retratar un momento único e irrepetible…, aunque tampoco suele faltar el amigo ‘Murphy’ – siempre al acecho – para reírse de ti al ver que según llevabas dispuesta la cámara, las fotos que has hecho de aquel evento no valen para nada por tu precipitación y atolondramiento al disparar, sin comprobar antes que la ‘herramienta’ estaba configurada adecuadamente...
Cuando, a los catorce años, empecé a hacer fotos con mi ‘CAPTA I’ que solo recordarán ‘los más viejos del lugar’, solo me dediqué a tratar de conservar recuerdos de índole familiar, o de excursiones con el colegio, etc. o sea que hacía fotos por el simple hecho de tener luego un recuerdo de cualquier evento que se saliera de lo que era la normalidad de mi vida. Así anduve con las que vinieron después, una ‘CAPTA II’, una Kodak ‘Duaflex’ (que hacía fotos cuadradas de 6x6 y se miraba por arriba), una Paxette con cambio de óptica pero que no era réflex y por fin, hacia el año 1978, la Minolta SRT 101 réflex con dos ó tres objetivos y que aún conservo en perfecto estado de funcionamiento. Siempre en el mismo plan, dedicado a la fotografía de eventos, llegó mi jubilación y con ella el renovado interés por las fotos, esta vez más a fondo. Me hablaron de la fotografía digital y aunque muy receloso, me compré una compacta Nikon Coolpix 5400 que me llevó directamente a ‘necesitar’ una réflex digital y así cayó la EOS20D. De esta última pasé a la cámara y a los objetivos que hoy tengo para fotografiar aves en vuelo y de los que ya comentaré algo más adelante, en el capítulo dedicado a ‘las herramientas’. Añadir por último que me empecé a interesar por la fotografía de naturaleza hace unos cinco años y por la fotografía de aves en vuelo (F.A.V.) hace solamente tres, con lo que mi experiencia en el tema es aún corta por lo que no me siento autorizado para dar más información que la que he ido recopilando durante estos años, gracias a las experiencias vividas con mi cámara, mis objetivos, mis libros, la luz que ilumina nuestras sierras y sobre todo esas preciosas aves de las que tanto se puede y se debe de aprender… Para finalizar con esta introducción, espero y deseo que estos comentarios, le sean útiles a los que se inician en este arte puesto que los que ya llevan años, probablemente se sepan ya todo esto de memoria. SOBRE EL GUSTO FOTOGRÁFICO Y ALGUNOS TRUQUILLOS QUE CONVIENE SABER. Para hacer fotos de aves en vuelo hay que tener presente que hay mucho que ya está hecho y muy visto. Me refiero, por ejemplo a esas fotos que nos muestran una rapaz, fotografiada mientras vuela con las alas abiertas y poco más que un fondo de cielo azul y homogéneo. Si esas fotos tienen buena calidad, aún pueden gustar la primera vez y hasta alguna más, pero pienso que a las ‘pocas’ acaban por cansar. (Salvo en el caso de que se trate de especies raras o muy difíciles de fotografiar como, por ejemplo aquí en España, podrían ser los quebrantahuesos que por su rareza y belleza, nunca se cansa uno de ver en los retratos).
El aficionado al retrato de aves en vuelo, suele ‘educar’ su gusto fotográfico leyendo los pocos libros que a este respecto se han escrito aún o curioseando por las web de fotografía en algunas de las cuales hay fotos que van formando nuestro gusto ‘fotográfico’. En fotonatura y en esta web, hay muchos ejemplos de fotos que casi son verdaderas obras de arte (tanto en estas web como en los pocos libros que se pueden ver sobre el tema, hay toda clase de información referente a los ajustes con que se hizo cada una de las fotos que allí aparecen, lo cual también resulta muy útil). Además, al final de estos comentarios, haré una reseña de la literatura ‘fotográfica’ y específicamente dedicada a las aves que he podido tener en mi pequeña biblioteca, aunque ninguno se refiera extensa y plenamente a la F.A.V. sino que más bien tratan este tema, casi de pasada, en alguno/s de sus capítulos. En alguno de los libros que he leído, se sugiere que para que la fotografía de un ave guste, es imprescindible que esté haciendo algo. Esta claro que si el ave está volando ya está haciendo algo, pero a lo que creo que el autor se refiere es a que siempre llamará más la atención, por su originalidad, el retrato de un ave que está en actitudes o posturas distintas de aquellas en que se la ve normalmente. Por ello me he propuesto muchas veces presentar tanto aquí como en Fotonatura, aves que en su vuelo, adoptan posturas o presentan imágenes, perfiles o situaciones poco vistas. Un clásico ejemplo es la foto de un ave aleteando, pues las ‘poses’ que se suceden rápidamente durante el aleteo, no solo resultan muy distintas y variadas sino que muchas veces, solo se pueden apreciar mediante una fotografía. Para sacar un ave en una postura original o poco vista de su batir de alas, hay que dispararle una ráfaga y tener la suerte de que las fotos más originales que plasmen sus aleteos, nos hayan quedado bien de encuadre, de luz y de enfoque. Aparte del movimiento de sus alas, las aves en vuelo juegan entre ellas, practican su erotismo particular en el tiempo de ello, realizando piruetas inverosímiles, hacen sus necesidades (ya es suerte poder hacer una foto de un ave ‘soltando lastre’) y durante la época de nidificación las podemos ver transportando en sus picos ‘materiales de construcción’ para el nido, etc. etc. Hay muchísimos más pretextos para sacar una foto de un ave en vuelo que no resulte vulgar sino que rebose originalidad. El rostro de un ave en vuelo debe quedar perfectamente iluminado. Por ello, el fotógrafo que se hace asiduo de algún lugar querencioso para hacer sus fotos, ya sabe bien donde, a que hora o en que rincón debe apostarse para tener a su favor una luz que ilumine perfectamente el rostro del ave a fotografiar circunstancia esta que, además, favorece la posibilidad de que en alguno de sus ojos se refleje la luz del sol. Si además de bien iluminado, el rostro de un ave presenta el reflejo de la
luz en sus ojos, la foto adquiere una viveza total. En mis numerosas ‘expediciones’ al Duratón, siempre he procurado tener este punto en cuenta pero amigo…, cuando te ves venir de frente un ‘Jumbo’ en forma de buitre, se te olvida todo lo que sabes y no piensas más que en meterlo en el encuadre y disparar lo mejor que puedas. No olvidar nunca que, al igual que en la caza, ‘dar el gatillazo’, es decir, pulsar salvajemente el disparador de nuestra cámara por mor de los nervios o de la ansiedad, no repercutirá nada favorablemente en la obtención de una foto buena y bien nítida. Se ha de tratar de pulsar este botón-disparador en el momento oportuno, pero con la suavidad necesaria para evitar fotos distorsionadas. Cuando ya se ha estado muchas veces en el mismo sitio, no solo se tiene la ventaja de conocer muchos de sus ‘secretos’ de cara a la fotografía, sino que hasta se llegan a conocer las propiedades que tienen los suelos del lugar para reflejar la luz del sol. En el Duratón por ejemplo, el terreno refleja muy bien la luz que le llega de arriba, iluminando así muy bien y de ‘rebote’ desde abajo las multicolores plumas de las alas que salen así ‘muy favorecidas’. Por último, reseñar aquí que no es conveniente ir a retratar aves en vuelo en un día nublado, so pena de no sacar prácticamente más que siluetas. No cabe duda que hay pequeñas ‘nubecillas’ que conforman muchas veces un fondo ideal, pero solo eso; el cielo encapotado no le va a las F.A.V.- Por ello, cuando me voy a fotografiar buitres al Duratón, sabiendo ya las seis horas de sol que me esperan, me llevo siempre un sombrerete y un buen protector UV y en invierno, lo que haga falta para aguantar el aire helado aunque en este tiempo, si hace mucho frío, más vale no arriesgarse. Si va a hacer buen tiempo o no, será cuestión de las previsiones meteorológicas a las que habrá que estar bien atento antes de iniciar un viaje, aunque – a título anecdótico – recuerdo ahora que una de mis mejores fotos a un buitre se la hice bajo un buen chaparrón de verano. No olvidar que no es lo mismo fotografiar un ave con fondo de cielos azules, que con fondo de montes o de cárcavas que presentan contrastes pronunciados. El autofoco es un gran invento pero su comportamiento dependerá mucho de lo anterior y de nuestra pericia en el manejo de la cámara. En efecto, con un fondo de cielos azules, la cámara enfoca a lo único que ve con buen contraste, que suele ser el ave, y no pierde el enfoque fácilmente aún cuando no seamos lo suficientemente hábiles como para mantener constantemente el punto de enfoque automático sobre nuestro objetivo, en este caso, un ave. Es decir que el mecanismo de enfoque no se ‘distrae’ con el ‘telón de fondo’,
sino que solamente ‘se preocupa’ de mantener el ave enfocada en Al Servo, siguiendo su desplazamiento). Pero cuando detrás del motivo principal a fotografiar (el ave), hay un fondo muy contrastado como puede ser la maleza y la arboleda de un monte o las oquedades de la cárcava, perderemos el enfoque en cuanto no mantengamos rigurosamente el punto de enfoque automático sobre el ave, con lo que esta quedará enfocada o desenfocada constantemente, por lo que si la foto sale bien, será de pura casualidad. (Más sobre esto cuando comentemos el tema de ‘correr la mano’). CLASIFICACIÓN DE LAS F.A.V. La fotografía de aves en vuelo podría clasificarse, pienso, en tres categorías, a saber: A) F.A.V. a aves de pequeño tamaño, como gorriones, jilgueros, etc., que invaden nuestro ‘espacio aéreo’ al desplazarse de un lado a otro. Se trata sobre todo de aves pequeñas y de vuelo incierto, como vencejos, golondrinas, etc., que en su deambular por el cielo se mantienen al alcance de nuestra vista durante un cierto rato. Estas aves resultan poco menos que imposibles de fotografiar pues al llenar de quiebros la trayectoria de sus vuelos, el seguirlas con el punto de enfoque automático es una labor de chinos, sobre todo para quien no tiene costumbre. La cosa se complica aún más si, por ejemplo, hablamos de murciélagos que vuelan endiabladamente en zig.zag imprevisibles y además no empiezan a volar hasta que la luz solar empieza a faltar. Pero todos hemos visto como hay quien es capaz de fotografiarlos y bien. B) F.A.V. a aves de tamaño mediano como palomas zuritas, palomas torcaces, primillas, gaviotas, etc. de vuelo también algo zigzagueante pero algo menos ‘complicadas de seguir’. Se pueden emplear – al igual que las del grupo A – para hacer prácticas de localización en el visor, seguimiento y enfoque. Quien esto escribe tiene la suerte de que en Enero de cada año, mi casa está en el camino de vuelta de las torcaces de sus querencias alimenticias. Esto quiere decir que desde mi azotea, veo pasar cada mañana cientos o miles de ellas que me vienen chorreaditas y bajeras con lo que la cámara no descansa. A veces, saco una foto ‘guardable’ pero lo más importante es que el entrenamiento es fenomenal. C) F.A.V. a aves de gran tamaño, desde águilas en general, a buitres, pasando por grullas, garzas, etc. Son las aves más fáciles de fotografiar por su gran envergadura que hace que los auto-enfoques de las cámaras las ‘enganchen’ con facilidad. Además y debido a su gran envergadura,
en sus desplazamientos, estas aves no hacen ‘regates’ ni guiños extraños o evasivos más que, tal vez, ante una situación anómala que puedan interpretar como de peligro para su integridad.
A los que comienzan sus andanzas con las F.A.V., yo me atrevería a recomendarles que empiecen por las más fáciles, que son las aves más grandes y con trayectorias más fáciles de seguir por un punto de enfoque automático hábilmente manejado por el fotógrafo.
HABLEMOS DE VELOCIDADES En este tema yo pienso que hay varios tipos de velocidades a considerar como son, la velocidad de avance del ave, la velocidad de obturación y la velocidad de enfoque y disparo del conjunto cámara-objetivo. No resulta fácil calcular la velocidad de avance del ave pero en algún valor – aunque sea estimado - debemos de basar un pequeño cálculo que queremos hacer para tener constancia de lo que pasa. Pienso que la velocidad media de avance en el aire de un ave normal (y para esto me olvido del águila o del halcón peregrino o de otras aves rapaces que en sus picados pueden ser ultra-rápidas) que se desplaza ‘a su aire’, no debe de andar lejos de los 30 Km./hora. Habrá aves que vuelen más deprisa y otras que lo hagan más despacio, pero creo que no me equivoco mucho si pienso en el valor medio citado. Pues bien, mediante un simple cálculo matemático, se llega al resultado de que un ave, desplazándose en el aire a 30 Km./hora, recorre, nada más ni nada menos que 8 milímetros en una milésima (1/1000) de segundo. Estos 8 mm. a pocos metros de la cámara pueden dar lugar a una imagen algo movida, pero teniendo en cuenta que a un ave de tamaño regular, tirando a grande y con un tele de 300 mm., no la disparamos a menos de 20 metros de distancia para que nos entre completa en el fotograma, estos 8 mm. tienen poca o nula incidencia en la calidad de la foto obtenida (pero ahí está el dato que no debe de ser ignorado). Por lo tanto se considera que una velocidad de obturación de 1/1000 es suficiente para ‘congelar’ un ave en vuelo. Normalmente y si la luz lo permite, yo utilizo 1/1250 y hasta 1/1600. Si se quiere dar una ligera sensación de movimiento, bastará disparar con una velocidad de obturación menos rápida, comprendida entre 1/250 y 1/800 según la envergadura del ave, para que los extremos de las alas salgan algo movidos (siempre que el ave esté aleteando y no esté planeando con las alas abiertas sin moverlas) y se obtenga esa sensación de movimiento
que a veces se busca. Quisiera llamar ahora la atención sobre el hecho de que en la fotografía de aves en vuelo, es primordial que la velocidad de enfoque-disparo del conjunto cámara-objetivo, sea la máxima posible. Y esto es así porque muchas veces hay que tratar de sacar una foto de algo que se produce, o pensamos que se va a producir, en un momento determinado y ni antes ni después. Si no conseguimos disparar en el momento adecuado podemos perder, la actitud, la pose o el evento que se está produciendo y que queríamos retratar en el momento preciso. Y para que esto pueda ser óptimo, óptima ha de ser la velocidad de disparo de la cámara y máxima la luminosidad del objetivo. Según Canon, a mayor luminosidad del objetivo, corresponde una mayor velocidad del enfoque automático. Por lo tanto, con la misma cámara, enfoca antes un 300mm.f/2,8 que un 300mm.f/4 por poner un ejemplo, aunque esa diferencia de tiempos sea solamente de unas milésimas de segundo. Por ello también, el uso de teleconvertidores de 1,4x ó de 2x, acarrea – entre otros - (al implicar una pérdida de 1 ó 2 puntos de luz respectivamente), el inconveniente de un aumento en el tiempo que el conjunto cámara-objetivo tarda en enfocar. Todo esto que acabo de exponer lo explica Canon bastante bien a través de un manualito, escrito por Chuck Westfall y titulado: ‘Getting de most from your EOS-1 class digital SLR’ que – traducido al español – se puede encontrar en: http://www.caborian.com en donde además, se pueden encontrar otra serie de tutoriales muy interesantes. Ya se que no todo el mundo dispone de una cámara EOS-1, pero las generalidades que allí se comentan al principio de este libreto de treinta y tantas páginas, son muy interesantes y conviene saberlas. La cámara por su parte también ha de ser muy rápida y no me refiero a que sea capaz de largar una ráfaga de 9, 10 ó más fotos RAW por segundo sino a que debe de ser rápida en enfocar en el momento en que, localizada el ave, el fotógrafo centra a esta en el visor y pulsa hasta medio recorrido el botón de disparo, momento en el que la cámara procede a hacer el enfoque y a tratar de mantenerlo en Al Servo, siempre que nosotros seamos capaces de mantener ‘cubierta’ el ave con el punto central de enfoque automático. Y después de hecho esto, debe ser rápida en disparar después de que nuestro dedo (obedeciendo la orden recibida del cerebro, con el consiguiente e inevitable pero cortísimo retardo) haya pulsado el disparador a fondo. Hay quien, como hago yo, utiliza solamente el punto de enfoque central (ó un solo punto de enfoque, que puede ser o no ser el central) y hay quien le ‘sugiere’ a la máquina mediante una instrucción que suele traer el programa de configuración, que si no puede enfocar con el punto elegido, lo intente hacer con los puntos que tiene alrededor, lo cual tiene la ventaja de que la probabilidad de sacar una foto enfocada aumenta,
mientras que, al tener que ‘pensar’ que punto de enfoque debe de elegir, la cámara tarda unas milésimas de segundo más en enfocar… todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes… Tener presente que si utilizamos teleobjetivos, como por lo general es el caso en las F.A.V., el fabricante recomienda utilizar exclusivamente, el punto central de enfoque. Es importante tratar de entender estos conceptos, pues a la hora de decidirse por tal o cual cámara o tal o cual óptica, de cara a la fotografía de aves en vuelo, hay que tener en cuenta estas consideraciones que, para quien no quiera ‘comerse el coco’ se resumen en: la cámara más rápida con la óptica más luminosa. PROFUNDIDAD DE CAMPO En este ‘oficio’ especialmente, la profundidad de campo juega un importante papel pues de ella depende que quede enfocada toda el ave, alas incluidas o solo parte de ella. Antes de seguir adelante con este tema no debemos de olvidar lo que dicen los expertos en la fotografía de aves y es que ‘…si la cara del ave está perfectamente enfocada, el resto es perdonable…’, a lo que cabría añadir, como ya creo que comenté antes, que si además, le brilla el ojillo, mejor que mejor… Existe una web cuya dirección es: http//www.dofmaster.com que nos proporciona una tabla (pinchar allí en la solapa: ‘on line depth of field calculator’) en la que si seleccionas la cámara que utilizas (para tener en cuenta el factor de recorte), la longitud focal del objetivo y su apertura focal y escribes la distancia del sujeto en metros (también se puede poner en piés), te calcula la profundidad de campo correspondiente. Por ejemplo, si utilizas una Canon EOS1DMkIIN, un objetivo de 300 mm. con una apertura focal de 5,6 y tienes el sujeto a 20 metros, la profundidad de campo es de 1,14 metros, o sea, 114 centímetros, lo que puede ser suficiente para sacar un buitre completo enfocado. Pero si la luz es escasa y el objetivo se ajusta automáticamente a f=4, la profundidad de campo se reduce a 0,81 metros, o sea 81 centímetros. Por ello es importante siempre que sepas lo que puedes esperar en base al equipo que estás utilizando y a la luz que hay en el momento en que te dispones a hacer una fotografía. Pongamos otro ejemplo: Si utilizas un tele de 500 mm. con la misma cámara anterior (EOS1DMkIIN) y la misma apertura focal de 5,6 y con el sujeto a 30 metros, la profundidad de campo resultante será de 0,92 metros, o sea 92 centímetros, con lo cual puedes asegurar que una buena parte del ave también estará enfocada, pero si la luz existente requiere abrir el objetivo a f=4, la profundidad de campo se reduce a 0,65 metros, o sea, 65 centímetros, con lo cual puede que no todo el ave te quede perfectamente en foco. En la fotografía de aves en vuelo, lo principal es ver venir el ave a tiempo
de poder centrarla anticipadamente en el visor y una vez centrada ya, con el punto de enfoque automático ‘encima’ de ella, pulsar con suavidad el disparador hasta la mitad de su recorrido para que se inicie el enfoque y empezar a disparar, por ejemplo una ráfaga, desde el momento en que el ave ocupa ya medio fotograma. La mejor foto, si el auto-enfoque responde como debe, será aquella en que el ave ocupa justamente el fotograma completo, porque probablemente, al siguiente fotograma, ya le habrás cortado alguna parte de su anatomía. Pero a pesar de nuestra buena intención, o porque el ave no nos pasa lo suficientemente cerca, seguro que habrá fotos buenas en las que el ave ocupa poca parte del fotograma y se hace necesario recortar fracciones de cielo o de paisaje que sobran. Si la fotografía es de muy buena calidad, al ampliarla tras el recorte no ‘cantará’ lo que hemos hecho… Bueno, no ‘cantará’ para algunos, por ejemplo para mí que hasta empiezo ya a tener cataratas, pues otros – verdaderos ‘veedores’ de fotos como yo les llamo - pues parece que tuvieran lupas en los ojos – verán inmediatamente que es una foto recortada y nos lo harán saber. Tal es el caso de mi buen amigo Javier García que ‘no me perdona ni una sola’… de las muchas fotos que recorto. Pero claro está que mi poder adquisitivo, y seguramente el de unos cuantos más, sobre todo si son jóvenes, está bastante lejos de poder permitirme un teleobjetivo de 500 mm., sobre todo si se trata de un f4, de modo que ‘ajo y agua’ y que cada cual le saque el mejor partido a lo que tiene. LA HERRAMIENTA Ante todo comentar que cualquier persona con una cámara en la mano sea esta clásica o digital, compacta o réflex, puede hacer una gran foto de un ave. Pero siempre deberá contar para ello, si el equipo no es el más adecuado, con una gran dosis de casualidad y bastante suerte. No olvidemos que, hablando mal y pronto, hay un refrán que nos recuerda que ‘…con buena picha bien se jode…’, lo cual viene a decir que si tienes buena ‘herramienta’ es muy probable que hagas mejor el trabajo. Al comentar el tema de las velocidades, ya intentamos explicar allí cuales deberían ser las mejores cámaras (las más rápidas en el enfoque y en el disparo) y los mejores objetivos (los más luminosos) para la F.A.V. Por lo tanto, nos vamos a limitar a hacer alguna que otra consideración más y punto. El peso del equipo cuenta mucho a la hora de andar. Si vas a pasarte el día de caminata con la cámara colgada al cuello, será mejor que el conjunto cámara-objetivo pese lo menos posible. Si por el contrario te vas a mantener estático en un buen observatorio para esperar allí a que
te pasen las aves por encima (o por debajo), puedes llevar lo mejor que tengas, lo cual probablemente será lo más pesado. También pienso yo que cuanto menos pese tu equipo fotográfico, más fácil resulta ‘correr la mano’ al hacer el seguimiento de un ave en vuelo. Yo me he pasado mañanas enteras, en la azotea de mi casa, ‘afotando’ palomas torcaces con cuatro kgs. colgados del cuello y la verdad es que eso cansa y lo notas porque al principio haces mejores fotos que al final en que ya te pesan los brazos y les falta la agilidad necesaria para hacer bien los ‘seguimientos’. Pero está claro que yo ya voy camino de los setenta y uno y cuando se es más joven o se está mejor ‘entrenado’ estas cosas ‘pesan’ muchísimo menos, ja, ja! Dicho lo anterior, aquí van mis tres sugerencias en cuanto a cámaras y objetivos: a) Equipo ligero, a base de una EOS20D ó similar (30D, 40D) con un tele fijo EF300f/4 L IS USM más un teleconvertidor de 1,4x por si acaso. b) Equipo de peso medio. Las mismas cámaras anteriores con un 100400 que, con el zoom, te da un poco más de flexibilidad y también proporciona fotos de gran calidad. En este caso, el teleconvertidor 1,4x te dejaría sin autofoco por lo que no puedes usarlo. c) Equipo pesado a base de cámara EOS1DMkIIN con teleobjetivo EF 300f/2,8 L IS USM más un teleconvertidor 1,4x. Si no usas el teleconvertidor, la calidad es prácticamente la máxima. Comento lo anterior porque, de un lado y por lo que tengo leído, el tele 300f/2,8 es de lo mejorcito que ha hecho Canon y por otra parte, está claro que mientras más ‘cristales’ tenga que atravesar una imagen hasta llegar al sensor (y con un teleconvertidor de 1,4x son bastantes), más calidad pierde. Estas combinaciones que acabo de enumerar, se basan en lo que yo tengo y utilizo constantemente, por lo que más o menos, ya me se que van bien. Pero ello no quita para que haya otras cosas a las que también aspiro y que no puedo permitirme… hasta que me toque la loto, ja, ja! El primer objetivo que me gustaría tener es el Canon 400f/5,6 L USM EF que pesa unos 1.250 gramos y cuesta relativamente poco, pero – a pesar de ser el favorito de un afamado fotógrafo que ha escrito un libro sobre esto - no tiene Image Stabilization (IS). Del IS me gustaría comentar que, en los objetivos que tengo y que cuentan con esta posibilidad, siempre he utilizado – siguiendo las instrucciones del fabricante - la posición 2 hasta que leí que un par de fotógrafos famosos lo utilizan en posición 1, mientras que alguno también comenta que disparando a las velocidades que lo hacemos, el IS no hace falta. A partir de ese momento lo probé en
posición 1 y la pura verdad es que aún estoy por notar la diferencia entre una y otra posición. En fin que lo de que el objetivo 400f/5,6 no tenga IS y sea poco luminoso, no me parece muy esencial frente al buen precio que tiene y los 1.250 gramos que pesa. También me gustaría tener un 500EF/4 L IS USM, pero el peso que tiene (3,870 Kgs. el de Canon) hace imperativo el uso del trípode y entre otras cosas, a mi, para este tipo de fotografía no me gusta este accesorio. A este respecto recuerdo una anécdota que me ocurrió este verano en el Delta del Ebro. Estábamos mis sobrinos y yo en un observatorio fotografiando aves, cuando apareció un fotógrafo ‘armado’ de un 500mm., (lo llevaba ‘a pelo’ sin trípode) que por ser blanco creí que era Canon, pero resultó ser Nikon. Después de darle las buenas tardes, le comenté que aquella ‘flauta’ tenía que pesar ‘…un huevo y la yema del otro…’ a lo que me respondió: ‘…si, pero como jamón…’ Aquel simpático fotógrafo, a quien conocimos personalmente aquella tarde, no era ni más ni menos que Pedro Trejo, bien conocido de los que frecuentamos Fotonatura. ¡Un abrazo Pedro! El último objetivo que ya quisiera yo tener es el 400f/4 DO L IS USM que pesa 1,940 Kgs., o sea, medio Kg. menos que el 300f/2,8. Pero cuesta muchos euros y los resultados de las pruebas (‘Reviews’ que dicen por los USA) que se han hecho con este objetivo y que aparecen por numerosas web, no lo ponen tan bien como al EF300f/2,8 L IS USM. Dicen que le falta algo de contraste. Y esto es todo en cuanto a objetivos. En cuanto a cámaras, que cada cual trate de tener la más rápida en base a sus posibilidades económicas. Yo tengo la Canon EOS1DMkIIN que creo que es la más rápida del mercado QUE FUNCIONA BIEN. Por sus especificaciones, parece ser que la recién aparecida MK III supera a la mía en prestaciones, pero es tal la cantidad de quejas que hasta ahora he oído y leído en la web USA de Canon, sobre su autofoco en Al Servo que, hasta que Canon no lo arregle, no se me pasa por la cabeza pensar en ella, aparte de que no se me ocurre nunca comprar un modelo recién salido hasta que esté seguro de que ya se le han corregido todas las pequeñas o grandes ‘pegas’ con que salen al principio por no estar lo suficientemente probadas y comprobadas…, en aras de una urgente comercialización… de cara a la competencia. No me gusta que Canon me utilice como ‘conejillo de indias’ para sus nuevos lanzamientos pagando encima el dineral que cuestan… No olvidemos que las cámaras de las series EOS20D, EOS30D, EOS40D, etc., tienen un coeficiente multiplicador de 1,6x, lo cual – por ejemplo - convierte un objetivo de 300mm. en uno de 480 mm., mientras que en las de la serie EOS1D, el citado coeficiente es de 1,3 que
transforma el mismo objetivo en uno de 390 mm.. Y de los Megapixeles, como al ampliar mis fotos, nunca he tenido que pasar, por lo menos hasta ahora, del tamaño DINA4, pues la verdad es que me da igual. Bueno y en cuanto a herramientas accesorias, llevar siempre en el bolsillo unas cuantas tarjetas ‘vacías’ o ya formateadas (utilizo un par de Extreme III de 4 GB, cada una de las cuales me da para 500 y pico fotos en RAW) y una o dos baterías de repuesto, bien cargadas. El trípode no lo llevo pues me ahorro un incordio y además no soy capaz de usarlo para fotografiar aves en vuelo, porque a mí me quita libertad de movimientos aunque he visto quien lo utiliza y además le saca muy buen partido. Si vas a hacer un viaje fotográfico largo conviene tener una memoria portátil de 40 ó 60 GB, pero no es mi caso puesto que cuando puedo salir a hacer fotos, por razones familiares, no puedo faltar de mi casa más que unas pocas horas. A los efectos de limpieza, si vas provisto del clásico chalequito de fotógrafo que tiene muchos bolsillos, échate un cepillito de pelo ¿de morsa o de camello…, no sé? para quitar suciedades o impurezas de la lente exterior o del filtro protector UV y un sobre de ‘Kodak lens cleaning paper’ (papelillos Kodak – de usar y tirar - para limpieza de lentes, que no las rayan) que son fenomenales y económicos. ‘CORRER LA MANO Y DISPARAR’ Yo diría que, junto a la herramienta adecuada o incluso antes que esta, en el retrato a aves en vuelo debemos de saber ‘correr la mano’ y disparar. Como fui cazador, me va más el término de correr la mano que el de ‘efectuar un barrido’ pues este último se me hace más de aplicación a escobas y escobones, ja, ja! Para mí, correr la mano quiere decir que quien está detrás de la cámara observando por su visor a un sujeto que se acerca o se aleja, además de poner el punto de enfoque automático de su cámara sobre el sujeto o la parte del sujeto a la que pretende enfocar (es decir sobre el ave o la parte del ave que quiere favorecer con el enfoque si es que la profundidad de campo de los ajustes de su cámara no le dan para más), tiene que desplazar la/s mano/s que sujeta/n su cámara de forma a mantenerla permanentemente con ese punto de enfoque automático sobre el ave, siguiéndola durante su desplazamiento por el aire, hasta después de que la cámara haya terminado de disparar. La primera pregunta que surge es: ‘…¿y a donde apunto?...’ Pues mira, si el cuadradito (o el circulito) rojo que representa al punto de enfoque es lo suficientemente grande y alberga bien a la cabeza del ave, mantente (si puedes…) enfocando allí. Pero si la cabeza del ave se ve a través del visor muy pequeña, apunta a la parte delantera de la pechuga (que es
más grande) procurando recordar – a base de tu experiencia – la profundidad de campo que tienes con el tele y los ajustes de tu cámara en ese momento. Te digo que le apuntes a la cabeza porque como está te salga bien de luz y de foco, como ya comenté anteriormente, todo el resto del ave es ‘perdonable’ según los expertos. Cuando detrás del pájaro hay un fondo de color homogéneo como pueden ser el mar en calma, el cielo azul sin nubes o el lecho acuático que forma el remanso de un río, el enfoque automático ‘perdona’ mucho tus fallos en el seguimiento del ave, es decir, admite que se te vaya el punto de enfoque automático fuera del ave y no pierdes el enfoque siempre que trates de ‘recuperarte’ del fallo rápidamente. Por eso es mucho más fácil retratar un ave con esos fondos homogéneos, pues el enfoque automático se activa por los contrastes que vea la cámara y como un cielo azul puro, no presenta contraste alguno, el dispositivo automático de enfoque no encuentra razón alguna para cambiar su ajuste (un ajuste que, por otra parte, en Al Servo irá tratando de acomodarse a la distancia que hay entre el fotógrafo y el ave). Pero cuando lo que hay detrás del ave son paisajes contrastados o paredes rocosas con oquedades o grandes contrastes, como pierdas el ave, es decir, como dejes de mantener el punto de enfoque automático sobre ella, la cámara se volverá loca enfocando el fondo unas veces y al ave otras. Ojo pues a las dificultades que entraña el retrato de un ave con fondos que no sean totalmente homogéneos. Tienen la compensación de que si las logras hacer bien, tienen mucho más mérito, creo yo. Comentando ahora lo que se me ocurre acerca del disparo y volviendo, como no…, a recordar mis tiempos de cazador, cuando pulses el disparador de tu cámara, insisto de nuevo en que has de procurar no hacerlo violentamente, es decir no pegues el ‘gatillazo’ sino que has de tratar de hacerlo con la mayor suavidad posible para que la foto no te salga trepidada debido al violento ‘empujón’ que le puedas dar a la cámara en el momento de ‘apretar el botón’. Y por supuesto, mientras estés disparando una foto o una ráfaga y hasta después de que termines de hacerlo, mantén el ave lo mejor enfocada que puedas, corriendo adecuadamente la mano. Hasta hace poco tiempo, yo estaba perfectamente convencido de que era un buen ‘seguidor’ de aves en el cielo… Pero el descubrimiento del ‘Zoombrowser’ me sacó de mi error. Este programa, que a mi me vino en un CD con la cámara Canon, te puede visionar tus fotos en RAW con los 9 ó los 45 puntos de enfoque disponibles (según la cámara), resaltando además en rojo el cuadrado o punto de enfoque que utilizaste al hacer la foto. Al empezar a ver mis fotos con aquello, me he quedado perplejo, porque ni el 50% de mis fotos, tiene el punto de enfoque automático donde debe.
No está de más que, quien no conozca este programa, haga ‘examen de conciencia’, como he hecho yo, y se de cuenta de que muchísimas fotos de las que van a la basura no tienen el punto de enfoque automático donde debe de estar y por lo tanto el único culpable del fallo es el fotógrafo y no la cámara... AJUSTES DE LA CÁMARA Pues la verdad es que yo trabajo a ‘piñón fijo’ con la velocidad, que suelo ajustar entre 1/1000 y 1/1600 según la luz que vea y le dejo a la cámara que me ajuste automáticamente el diafragma. Dejo puesta la posibilidad de ráfagas y luego disparo foto a foto o en ráfagas según se presente la cosa, siempre en Al Servo y con un solo punto de enfoque automático (el central). Como siempre tengo el teleobjetivo puesto, no le doy a la cámara la posibilidad de utilizar alguno de los puntos de enfoque automático que rodean al punto central. Utilizo la medición evaluativa con preponderancia central. Como no sea que haya mucha luz, mi punto de partida son casi siempre los 200 ISO y poco más, salvo que cuando disparo a un ave, con fondo de cielo azul, le doy a la cámara una corrección a la exposición comprendida entre +2/3 y un punto completo. De las demás virguerías que me ofrece la cámara uso dos o tres solamente. (La única destacable, la ‘sensibilidad de seguimiento Al Servo’ en el 2, ‘moderadamente lento’). No uso trípode porque me quita libertad de movimientos y no tengo costumbre de usarlo aunque hay quien lo utiliza con éxito. Por lo tanto ‘a pelo’ y al aire libre pues desde un ‘hide’ (excelente para la fotografía de aves estáticas) no te enteras de nada ESTADÍSTICAS-RESULTADOS Bueno, pues llega el final y con el, la hora de la verdad. No os extrañéis mucho de mis resultados. Son bastante comunes en esto de las F.A.V. Este cura, de Photoshop no sabe más que algo de ajustes, recortes y máscara de enfoque. Por lo tanto, visualizo mis fotos (solo trabajo prácticamente en RAW), mediante el programa RAW Shooter Premium, sobre una pantalla DELL, panorámica de 21 pulgadas. Este programa que a mí me ha sido y me sigue siendo muy útil, lo vendió su creador Pixmantec a la casa Adobe que creo que lo ha incorporado a su ‘Lightroom’. Una auténtica lástima pues no se si podré utilizar este programa si algún día me decido por la EOS1DMkIII, que por ahora es que no). Pues bien, el Raw Shooter, al ir visionando las fotos, permite clasificarlas, según categorías. Después de esta primera clasificación, digamos que bastante ‘a ojo’ voy viendo ya una por una las fotos en la
pantalla de corrección y allí, a la vista de las ‘posibilidades’ de arreglo que tiene la foto, la doy una calificación que interpreto así: a) ‘Fotos de Bandera’ – Para mí son fotos bonitas, originales, bien de luz y, por encima de todo, muy bien enfocadas. b) ‘Fotos de calidad 1’ – Son fotos que están bastante bien en todos los aspectos pero no llegan a ser ‘de bandera’. c) ‘Fotos de calidad 2’ – Son fotos solamente ‘guardables’ sin mayores pretensiones. d) ‘Fotos calidad 3’ – Solo las guardo porque aunque estén muy mal de foco o de luz constituyen un documento gráfico que quiero conservar. e) ‘Fotos de papelera’ – Como su nombre indica, van a la basura porque no valen nada. Pues bien, a la vista de esta clasificación y teniendo en cuenta que llevo una relación exhaustiva de todo lo que hago, mi ‘Ranking’ está así: De cada 1000 fotos que hago: -Entre 10 y 20 ‘ me salen de bandera’, algunas las habreis visto aquí o en Fotonatura y por su calidad merecen que las haga en papel, a 10 x 15 o incluso a DINA4 para irlas coleccionando en álbumes. -Entre 100 y 200 son de calidad 1 (las ‘keepers’ que dicen los gringos y que por consiguiente conservo en mis archivos). -Entre 200 y 300 son de calidad 2 -Entre 50 y 70 son de calidad 3 -Entre 600 y 700 van a la papelera. Que nadie se desanime. Estos resultados, con aves en vuelo son bastante normalitos. Suerte y buenas fotos! ©Leopoldo de Castellví Kahn-Pozuelo de Alarcón (Madrid). - 19 de Septiembre de 2.007 (Revisado 4 de Octubre de 2.007). Prohibida la reproducción total o parcial de estas fotos y de este texto, sin la autorización previa y por escrito, del autor. BIBLIOGRAFIA Y WEBS. WEBS: http://birdsasart.com http://wildlifeimagesbyles.net http://www.lastablasde daimiel.com http://www.caborian.com (con tutoriales interesantes) http://www.camerabooks.com (Esta es Petra Keller, una tienda USA de libros de fotografía que no ha habido vez que les haya
puesto un e-mail que no hayan contestado en menos de 24 horas – Si vas a pedir algún libro, como los gastos de envío son elevados aprovecha para pedir dos ó tres pues los gastos de envío van a ser casi los mismos para 1 que para 3 libros). Algunos libros: -‘Fotografiando aves salvajes’ de Chris Gomersall – en lengua castellana - (Editorial Náyade). -‘Guía de campo de las aves de España y de Europa’ de Roger Tory Peterson y otros. (ideal para la identificación de aves) – en lengua castellana – (Ediciones Omega). -‘The art of bird photography’ de Arthur Morris. (en ingles). -‘An essential guide to bird photography’ de Steve Young (en ingles). -‘Bird photography’ de David Tipling (en ingles).