Semana santa en baeza

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Semana Santa de Baeza en la red(2014) Preg贸n anual de nuestra Semana Mayor en la red

ALFONSI ARCOS RUS


El tiempo se escapa de las manos y parece que todo se acaba ya, pero cuando aún quedan unas horas para que el Hijo de Dios se monte en una borriquilla para que los corazones salten de gozo en nuestro pecho con la misma ilusión que la de un niño chico, llega el último Pregón de la Semana Santa de Baeza. Y digo que es el último porque ya todos los demás se han consumado: ya ha cambiado la luz y el aire viene cargado de nostalgias y recuerdos; ya están montadas las rampas de Santa Cruz y las Escuelas, y en la lonja de la Catedral se yergue esa estructura metálica que encierra en sí la expectación de lo que está por venir; ya han acariciado el suelo de nuestra Ciudad los pasos de los costaleros en sus noches de ensayo; ya hemos respirado el olor ancestral de las cazuelas, torrijas y pestiños que aguardan en nuestras cocinas (algunos hasta los hemos probado); ya se han enroscado en los muros los ecos de nuestras bandas y ya sus sonidos han impregnado cada rincón y cada plaza; incluso algunas de nuestras queridas Imágenes aguardan ya anhelantes en sus altares itinerantes (tronos y pasos) el feliz reencuentro con la calle, con el bullicio, con el ambiente, con la oración de todo un Pueblo. Pero antes de esos días que venimos soñando todo el año, y como colofón a esta bendita Cuaresma que ya se marcha, de nuevo tenemos ante nosotros el Pregón de la Semana Santa de Baeza en la Red, que desde hace unos años se viene proclamando en este atril virtual y que nació como una iniciativa más del añorado BaezaForos. Y, tal y como mandan los cánones de las más seculares tradiciones, éste que les habla tiene la misión de presentar a la Pregonera de esta edición de 2014: Alfonsi Arcos Rus. Ella es la encargada de gritar a los cuatro vientos el sentido de esta Fiesta que Baeza tiene arraigada en lo más profundo de su ser: que Cristo muere en la Cruz y que Resucita para darnos Vida. Como comprenderán me resulta facilísimo hablar de Alfonsi, pues además de ser una gran Amiga con la que comparto el Amor por una misma Madre y el color de la sangre morada que corretea por nuestras venas, reúne todas las cualidades que hacen de ella una buena Pregonera: cristiana, cofrade, baezana hasta la médula, joven, entusiasta y que contagia pasión y sentimiento con sus palabras. No pienso contarles nada de su vida ni de su currículum (que llenaría muchas páginas), sólo les diré dos cosas: la primera es evidente, es Columnera. Quiere a su Cofradía y a su Semana Santa con locura. Quien la conoce lo sabe de sobra. Y la segunda: siendo muy niña el Señor quiso que llevara su propia Cruz para alumbrar la vida de muchos de nosotros. Y en este trance, su voz aún débil y entrecortada pidió una fotografía de La Que Vive En Una Esquinita En El Salvador, y desde entonces Ella se convirtió en la Guía y Guardiana de todos sus pasos. No les entretengo más. Convencido de que las páginas que vienen detrás están cuajadas de sentimientos y vivencias, sólo mes queda desearles una feliz Semana Santa y Pascua de Resurrección. Reciban un fuerte abrazo en Cristo y no se olviden de disfrutar y saborear todos los momentos de esta Bendita Locura.

Fernando Curiel Palomares Pregonero de la Semana Santa de Baeza en la Red 2013


Cuando el cerezo está en flor, cuando empieza a hacer presencia el sol, renovamos nuestros votos, esperamos con pasión. Tiempo de recogimiento, de piedad, de compasión, tiempo de oración sincera, cuaresma de Fe y Amor. 40 días que parecen querer extenderse y hacerse eternos en el tiempo. 40 días en los que Baeza, se convierte en un hervidero de ir y venir de gente, Baeza La Noble y soñada parece retroceder en el espacio temporal para convertirse en Jerusalén, que como toda celebración ansiada se hace eterna mientras se prepara y sin embargo parece disiparse en un segundo cuando el momento de ser vivo testimonio de Dios llega. Cerramos los ojos, y el primer chasquido de un mechero, que deseoso prende ese primer carboncillo, nos transporta a mundos oníricos que serán de carne y hueso de nuevo. Incienso, bendita locura que purifica nuestras almas y apacigua nuestra sed de Amor. Aroma que embriaga tu cuerpo y tu ser, indistintamente de si atravesamos el estío, el otoño o invierno, cada vez que la llama de la Fe prende unos granos de incienso, nos vemos transportados a nuestra Semana Mayor, tambores resuenan en nuestra cabeza anunciando que la viva imagen de Jesucristo nuestro Señor paseará por las calles repartiendo esperanza y agonizando de amor por nosotros. Nosotros, cofrades y creyentes, pues no concibo una cosa separada de la otra, preparamos con esmero cada detalle que ha de salir en nuestros respectivos cortejos procesionales, el exorno de nuestros pasos se convierte en una gran excusa para pasar aún más tiempo con la que irremediablemente se ha vuelto parte irrefutable de tu familia más preciada. 40 albores, 40 crepúsculos, que pocos sienten como lo hacemos los baezanos, humildes servidores de Dios. Las diferentes cofradías y hermandades conviven codo con codo, aligeran sus pasos y ponen todo su empeño para que todo quede perfecto, para que todos los detalles estén listos para fecha y hora acordadas. Corderos, Mantillas y Hornazos empiezan a divagar de un lado a otro en busca de esos locos que los entienden, siempre con buenos deseos los unos con los otros. Los nervios se acrecientan a la par que afloran las flores, la sensación de que tu Parroquia o Iglesia es tu casa, no se entiende si no lo vives como nosotros, ese aroma a flor que inunda la casa de Dios, nuestra casa, parece hacer gritar a María, Madre nuestra y Madre de Dios, que hace 2.000 años que su hijo murió por salvarnos, y que está más vivo que nunca. ¡Alabado sea el Señor, sea por siempre bendito y alabado! Vive en nuestro corazón, sacramento de vida que nos llena de ilusión. ¡Baeza, hastía del letargo, aviva su llama de amor!


Baeza, tambor y cornetas;

Vámonos de una a una,

Baeza, seriedad y pasión,

¡Poquito a poco, con corazón,

Baeza, con sus brazos abiertos

Desde el domingo de Ramos,

Acoge en tu corazón

Hasta el domingo de Resurrección!

A Cristo, Rey, Redentor.

Brindemos en cada parada,

Baeza, incienso y quejíos,

Todo nuestro corazón,

Que en su Semana Mayor,

Desde la primera “campaná”,

Despiertas nuestra locura,

Hasta nuestra “madrugá”

¡Todo es luz, todo es amor!

En la que Cristo se rinde,

Ciudad noble por bandera,

En la que no puede más.

Que llevas hasta en tu color,

Y en el Viernes de Dolores,

El morado más bendito,

Lloraremos con pesar,

Ese color de pasión

Con la esperanza ya puesta

Que del “pecao” nos salvó.

En el que está por Resucitar,

¡Baeza es Semana Santa,

Al hombre dejó sin pecado,

Pues para ello nació!

¡No hay otro amor, no hay igual!


El cristianismo en Baeza ha sido capaz no sólo de perdurar sino mantenerse y actualizarse con el pasado del tiempo. La llama de Dios y su Madre sigue más viva que nunca, prueba de ello la cantidad de Iglesias, Parroquias y Conventos activos que encontramos hoy en día en nuestra ciudad. Algunos enmudecieron en el silencio pero son testimonio fiel del auge religioso vivido en épocas pasadas. En un enclave sin igual, nuestras cofradías salen a la calle para ser vivo testimonio de Fe, siendo éstas una herramienta actual de conversión y atracción al camino del Señor. Muchos ciudadanos acrecientan su interés por seguir el camino por medio de sus respectivas cofradías, y otros muchos que no se atreven a formar parte de ellas, se encuentran, sin apenas darse cuenta, contemplando e implorando perdón o

ayuda a las imágenes que

embriagan

calles

nuestras

de

amor

y

compasión sea cual sea

su advocación. Sólo por

eso, ya es más que

irrefutable

labor de evangelización

que cumplen todas y cada

una

cofradías y hermandades.

de

nuestras

la

enorme

Este debe ser nuestro

principal

vez que se abre una

puerta y la cruz guía se

empieza a vislumbrar.

Cojamos

sigámosle. A pesar de

las vicisitudes de la vida,

Él

dispuesto a escucharnos,

siempre

siempre

está

deseoso

soportando

sobre

objetivo

la

cada

cruz

y

de

nosotros,

siempre

su

espalda el dolor causado,

la avaricia, la maldad.

Siempre

encontrarlo

los

numerosos y maravillosos

edificios dedicados al

culto de nuestra preciada

en

podemos

ciudad, siempre dispuesto a salvarnos y darnos paz. Él, silencioso y paciente, nos espera,

ansioso

por

saciar

el

alma,

alimentarnos

y

quitarnos

la

sed.


A pesar de los tiempos en los que vivimos, Baeza se siente más que orgullosa de los jóvenes que permanecen firmes y convencidos en la Fe y en el amor a Padre, Hijo y Espíritu Santo. En este año vocacional, Baeza está bendecida y orgullosa de tener a uno de sus hijos como elegido por Dios para predicar su palabra en el futuro; no podría haber sido la Santísima Trinidad más perspicaz eligiéndole a él para que siga ese camino. El pueblo entero aclama a la Santísima Trinidad, tanto es así que gran parte de su juventud se forma en el instituto que lleva su nombre desde tiempos inmemorables. Sede del amor latente de Cristo. Admiren la Grandeza del Padre,

Sosegado y sumiso en tu camino,

Rey de Reyes, Redentor,

Por la gran Baeza imperial,

Cristo de las Escuelas sereno,

Iluminas corazones,

Que su vida en la cruz derramó,

Jóvenes miran sin cesar,

Para librar del pecado,

Y ante tal belleza se postran

A todo hijo de Dios.

Al ver tan dulce caminar.

Amor más puro no existe,

Bendice Dios nuestras almas,

No hay mayor corazón,

Guía la rebeldía de mi ser.

No es obra humana, Dios Mío,

Que mi amor por ti no desfallezca.

No hay mayor serenidad,

¡Quiero contigo crecer!

Que la mostrada en Tu rostro

Nunca me iré de tu lado,

En la bella Capilla de San Juan.

Siempre te acompañaré.

Doctor excelso de la Iglesia,

Ese pequeño roquete,

Que viene a iluminar,

Creció siempre junto a Él,

Nuestras jóvenes cabezas,

Y ha sembrado en su camino,

Y nos aleja del mal.

Siempre semillas de bien, Siempre estará agradecido, Ese tu roquete fiel.

No quisiera dejar pasar por alto la oportunidad de mencionar la enorme labor que los jóvenes cofrades baezanos realizan todo el año. Nuestro testimonio de Fe es latente mediante nuestras acciones las 24 horas del día, los 365 días del año. Creemos que el fin máximo de las distintas hermandades es ayudarse unas a otras y estamos convencido que la caridad y formación son partes indispensables de nuestras congregaciones, que nunca deben olvidar su origen religioso. Orgullosos podemos decir, que la Semana Santa Baezana está más viva que nunca gracias a nuestro buen hacer. Mi enhorabuena a todos.


Tras una noche inquieta,

¡Acoged con amor a mi Hijo,

Baeza no aguanta más,

Ese al que crucificarán!

Entera es engalanada,

Y con hábito verdiblanco,

Cada rincón, cada lugar.

Esperanza, pureza y verdad,

Mientras un silencio ensordece,

Palma en mano, corazón abierto,

Cada rincón de la ciudad,

Se dirigen tus hijos hasta la Santa iglesia Catedral.

Repican, ya en San Ignacio, Las campanas pa’ anunciar

Y en una despedida esperada,

¡Que el Santísimo Cristo se asoma,

Que sabe a gloria celestial,

Que todo va a empezar!

El incienso se respira,

Montado en su Borriquilla,

¡Aquí estamos un año más!

Primoroso, sin igual, Con su mano nos bendice, Nos llena de felicidad. Orgulloso Él nos mira, Palma en mano, Gran piedad, Jerusalén se traslada, Desde tiempo inmemorial, Desde Sor Felisa Ancin, Hasta carrera oficial, Y al pasar por las barreras, Lo aclaman sin cesar. Seguido va de su Madre, Pesarosa al caminar, Esperanza lleva en sus ojos, bellos y azules como el mar; Tan grande es su belleza, Que hasta el cielo le quiso dar, Ese azul en el que perderse, Cuando no se puede más. Caridad lleva en su nombre, Caridad quiere implorar,


No hay mejor comida, Ni mejor remedio para el alma

Cuando sintáis que la fuerza, Os empieza a faltar,

Que el pan de tu Cuerpo. No encuentro mejor bebida,

Pensad en esa belleza,

Que el cáliz de tu sangre,

Bien nombrada de la Paz,

Siempre cura mi alma,

Pues en su cara refleja

Me llena de esperanza. Me guía cuando me pierdo,

Paciencia y tranquilidad.

Cuando las fuerzas me fallan.

Aceptas todo el calvario,

Y paso a paso,

Que tu hijo ha de pasar,

Bien certero,

Quien no pudiera ser Madre,

Llega el Cristo del Amor, Derramando su bondad, Ofreciendo a todo el pueblo, Que se quiera alimentar,

De la Paz y Caridad, Aquella noble Paloma, Que empieza a sobrevolar,

De su cuerpo y de su sangre, ¡No hay más preciado manjar!

Una vez Tú ya en la calle,

Niños que quedan atónitos

Para acompañarte en tu caminar,

Ante esa forma de bailar,

Por ese angosto camino,

De esos valientes cargadores,

Y vuelta ya a la Catedral,

Que lo mecen con piedad, Acompañado va siempre,

Empujarte con mis alas,

De esos doce sin igual,

Para que no sufras más.

Por el padre de la iglesia, Y aquel que lo traicionará, Con ese beso maldito, Mecedle que no se lo dé, Dejadme de pasión “prendá”.


Orar es tan necesario,

Y en esos olivos un día,

Tú me enseñaste a orar,

En los que se te rinde amor hasta el final,

Allí postrado en tu olivo, En Getsemaní, piedad, Piedad, no quisieron darte, De ahí Tu cara “desencajá” Como cabe tal belleza En un rostro de terror, Tal resignación y firmeza, No puede ser terrenal, Con tus manos entrelazadas, Hablando con Dios celestial, ‘Jesucristo en los olivos, Huerto Sagrado sin par, Que bendice nuestras tierras, Derramas la sal de Tus lágrimas, Para que siempre haya agua Y este pueblo agradecido, De tan enorme bondad, De tanto fruto preciado, Por esta tierra del olivar, Que rodeamos Baeza, Sin pensarlo una vez más, De infinitas hectáreas de olivos, Para no olvidar jamás, Que este pueblo bendecido Fue creado para orar En un mar lleno de olivos, Para amenguar tu dolor al caminar.

Pidió un fiel siervo un día Una Madre con la que llorar. Tu deseo será concedido, No llorarás sólo más, Que mientras mi Hijo me habla, Pueda seguirle detrás, Una Madre que lo cuide, Que le calme y le guie sin más Salió pues de esa oliva, Un precioso corazón, Frágil, tembloroso, hundido, ¡Rosario, Guapa, mi pasión! Del corazón de madera, Se hizo imagen sin par, Dolores del Rosario te aclaman, Dulce Reina Celestial, Junto a Ti, jóvenes Baezanos, Adoraremos sin parar, A Jesús Sacramentado, Que nos espera en el Altar.


Inerte cuerpo sin vida,

Cuando me postro ante Ti,

Que no me hace pedir más,

Cuando antes de hacer penitencia,

En la fría noche de un martes,

Mi alma brilla por ti.

Bajo enclave sin igual,

Y en adoración nocturna,

Me apiado de tu majestuosa cara,

Te hablo de corazón,

Capitán de mi caminar.

No te hace falta un trono,

Allí, inerte postrado,

Tu madera es la cruz,

Frente al blanco y pío Altar,

Esa que portan tus hijos,

Tu cuerpo en el suelo frío,

Para sentirte al “laito”

Tu llama, cálida en el sagrario está.

No hay palabras, siendo franca,

Recuerdos sellados en mi alma,

Para poder describir,

Momento de tranquilidad,

Cuando por angostos caminos,

Dirigirme hacia el convento,

Me acerco un poco a Ti,

Mirar tu cara “acongojá”.

Con la frágil luz de las velas,

Silencio se hace en la sala,

Tu cara brilla aún más

Los cirios ya listos están,

Cristo de La Buena Muerte,

El nazareno, sumergido,

De un cortejo sin igual,

Las Clarisas “emocionás”,

Sereno, sombrío, sobrio,

Y me recorre una flama,

Realzando

Que me penetra hasta el alma,

verdad:

Ante tus pies no postramos,

Que en la cruz te encuentras,

Amor allí te juramos,

Por culpa de una traición,

¡Cristo de la Buena Muerte,

Y que tal es tu amor tan grande,

Nadie me podrá entender,

Que derramaste tu sangre

Si no se ha puesto la túnica,

Para repartir perdón.

Negra y roja “pa” poder…. Poder postrarse a tus pies, Mirar Tu cara a la vez, Y perder por un segundo, Hasta la razón de ser, Y olvidarse de la gente, Que te rodea como él. No hay nadie, nadie existe,

lo

que

importa

de


Ya son las seis de la tarde, la plaza ya “abarrotá”, dentro esperamos impacientes, a que se abra de una vez ya. Con gran protocolo y estilo, Hermana mayor sin par, acompañada por los suyos, a la puerta del Salvador se dispone a tocar, ¡nervios, intriga, amor! Ya me puedo morir en paz. Pero antes de ese momento, indescriptible y sin igual, un hervidero de gente, se agolpa en el patio de atrás. Bello patio, bella Parroquia, ¡mi casa, mi hogar, mi lugar! Nazarenos divididos en tramos, vocalía de manifestaciones públicas siempre de aquí para allá. Los minutos se me hacen eternos, los miro desde el cristal. Costaleros deseosos de llevar sobre su costal, a su Cristo Maniatado, postrado en su columna esta, sobre ese magnífico trono, que con trabajo y amor, los columneros le hicimos, para que el Rey grande del Salvador, sufra menos martirio perseguido por romano y sayón. Ahora miro a su Madre, Rosa Morada Bendita, que no hay mayor bendición, que todo aquel que entre en la Parroquia, Tú lo acoges con pasión. Tu desde Tu Bendita Esquina, todo lo llenas de amor. Allí señora imponente, con un garbo sin igual, La reina de mi alma sonríe al ver el patio rezar. Tus ángeles costaleros te esperan, te miran, no necesitan más. Tu capataz que los mima, no te deja de mirar, Tú la niña de sus ojos, Tú la que los guiarás. Niños, adolescentes, mayores, agrupados, hermanos somos sin más, con el corazón morado, y la sangre marfil hasta el final. Vuelvo a mirar al Sagrario, Dios mío que no pase “ná”. Me pierdo entre las cristaleras otro rato, un poquito queda na’ más. Bellas jóvenes mantillas, que a la Guapa quieren acompañar. Los caballos de la Guardia Real, escucho ya pulular. No puede haber mayor señorío. Columna y Lágrimas, ¿qué más? Y allí vestidas de negro, las mujeres ya listas están, que acompañaran a su Reina, y tengo que mencionar, que muchas de sus manos con gracia van a bordar, para que Tú luzcas guapa, para que Él no sufra más. Tenemos sangre columnera, eso nos hace luchar, bordadoras, costaleros y costaleras, músicos…Somos ejemplo al andar por las calles de Baeza que soñaba con besar, con una ráfaga de viento a La Guapa sin cesar. Rezamos nuestra oración, ya estamos limpios por dentro, ya podemos empezar. Se abre la puerta del patio, que a la parroquia conecta, entran ya los nazarenos, de dos en dos colocados, toma el cirio, tú tulipa, tú banderín, tú estandarte. El llamador de la puerta, enmudece el lugar, tus verdes y angostas puertas se abren, la cruz guía en la puerta está. Ya son las seis de la tarde, por la parroquia todos pasan por igual, ya salió el primer tramo…. ¡YA ES MIERCOLES SANTO, YA ESTÁ! Entran ya los costaleros del Cristo de la Columna, Rey de Reyes, Redentor, que con cabeza cabizbaja, Él va implorando perdón. No sufras más Cristo mío, que ese romano traidor, aunque te azote la espalda, tu no sentirás dolor, Abajo irán tus costaleros, que cargan todo tu dolor, en su cuello y su columna, por ti se mueren de Amor. Y tras tu paso elegante, nuestra Agrupación hará, que


sus sones sean como agua, que tu sed apagarán. Ponen corazón y ganas, se mueren por poderte tocar, para que tu no sufras, y se alegre tu caminar. Nazarenos de la Virgen, id pasando que salís ya; ahora mujeres de negro y mantillas, que Nuestra Señora de las Lágrimas, está deseosa ya. No hay persona que no pase, y se detenga a contemplar, esa carita divina, esas cinco Lágrimas salás. Mi amor, mi ser mi locura, que no se puede negar, que tu barrio se enloquece con tu bello caminar. El patio ya despejado, costaleros y capataz, escalera, y agua quedan, ¡que poco nos queda ya! Mis nervios no se apaciguan, te miro y me haces calmar, me dices: Calma, mi niña, siempre me acompañarás, y aquí en las trabajaderas, tú no habrás podido entrar, pero lo hicieron por ti otros, tú me llevaste sin más. Y en un guiño me reconforta, me dan ganas de gritar, pero hay que estar en silencio, venga todo hacia detrás, que no quede nada en la parroquia, venga colocaros ya. Llegó el último momento, que en privilegio puedo ver, costaleros que se concentran, se meten y ahí está él. Mi valiente capataz, sigo tus ordenes como ellos, despacito, ya casi está. Ya le ilumina la cara, ese sol que ansioso está, iluminarte esas lágrimas que el pañuelo enjuagará. Ya estamos en la calle, seamos testimonio de Fe. Desde detrás te aguardo, Guapa Reina de mi Ser, para que tus ángeles morados, nunca puedan tener ser, Tu eres su niña mimada, por Ti rezan con sus pies. ¡Andaluza Virgen torera, tu belleza sin igual, recorre España entera, nadie lo puede dudar! Pasando ya por tribuna, el final se ve caer. Pesarosa va mi Madre, porque no Te llega a ver. Y en nuestro hermoso callejón, que fue creado para vos, Baeza entera se calla, los pasos son la oración, ya va Ella hacia su Hijo, ya va a colmarle de amor. Y en la plaza donde salisteis, vuelve el bullicio a crecer, la Agrupación se prepara, capataces…. ¡a esta es! Y como si fuera un sueño, los dos se despiden otra vez, Madre que despide a su Hijo, vamos a casa, que todo salió bien. Por la calle campanario, todo hacia Ti es amor, que suene “Dios Te Salve, Azucena” ¡que yo me muera de amor! Ya todos en la casa, recuerdos que atesoramos en el alma…después de un “¡Ahí quedó!” nos abrazamos unidos y cantamos nuestro himno, o la Salve Columnera, y eso…ese momento, de abrazos, besos y suspiro… ¡por nada lo cambiaría yo.


Santísimo Cristo de la Caída,

Esa que hace tanta falta ya.

No hay talla más real,

No habría manera posible

Seguido de Gracia y Esperanza,

De poder finalizar

La noche del Miércoles Santo,

Un Miércoles Santo esperado,

Ya con vosotros culmina.

Si no es con vuestro caminar.

Talla de un valor incomparable,

Pero a pesar del calvario,

Sereno marca el pasar,

Que te hicimos pasar,

Y Baeza se arrodilla,

Tu Piedad nos perdona todo,

Se le escucha respirar.

Nos ayuda al andar,

Una vez ya por la cuesta,

Quien diga que no tropieza,

Camino a la Santa Iglesia catedral,

Que no siente debilidad,

Ya tus hijos os despiden,

Que en muchas piedras del camino,

Todos os vamos a acompañar,

Obstáculos dicen hayar,

¡Quien no pudiera Dios mío,

Pero para Ti no lo era,

Poderte allí acariciar,

La supiste aprovechar,

Que esas venas y moratones,

Ese obstáculo si es del Padre,

Yo te quisiera calmar!

Bienvenido así será,

No hay belleza que te iguale,

E hiciste Tu de ese obstáculo,

No hay talla que hable más.

Un lugar donde apoyar,

Y Tu madre pesarosa,

Tu bendito cuerpo mullido,

Derrama su Gracia al andar,

Cuando ya no podía más. 2.000 años entre nosotros,

Y de Esperanza nos llena,

Y aún tanto por enseñar…


Cuando Baeza despierta, En un día grande, especial, El divino Caminante, Esperando a su Madre está. Y allí en su casa de Hermandad, Bella imagen, Trinidad, Tus anderas se preparan, Para poderte llevar, Hasta el cielo con esfuerzo, Con entereza y piedad. Ya está Ella en los descalzos, Tu cara parece hablar, Y allí sale a Tu encuentro, Tu bello Hijo apresado, Rescate, ¿qué tendrás? No hay mañana más hermosa Que la del Jueves baezano, Un preso lleva tu cruz, Todos juntos te lloramos. La tarde ya se avecina, Mantillas de aquí para allá, Nuestra Señora del Rosario, Ya está también prepará. Y el Santísimo Cristo Bendito, Nuestro hermano, Que bondad, Humildad refleja en su cara, Sentenciado apresado va. No sufras Tú Padre mío, Baeza te va a colmar, De saetas y de aplausos, El pueblo de Ti aprenderá, La Humildad que a Ti te sobra, Nos falta a todos los demás. Cuando la luz nos abandona, En el monte calvario te muestras, Que rápido se pasan los días, Sueños sucintos de amor. Seguido vas de tu Madre, Amargura, no llores más, Que lo que a Ti te atormenta, Tus Hijos no lo soportan más.

Y decidieron llevarte, Entregarte el corazón, Amargura tendrás en la cara, Pero alegría en el corazón, Porque tus hijos comparten Tu dolor al caminar. ¡Valientes, bravos, señoriales, Suerte que todo es empezar! Vuestra Madre Orgullosa, Arriba os vigilará, Disfrutad de la experiencia, Todos de corazón os iremos a animar. Derrama pues así su Su Sangre, Saliendo ya de San Andrés, Limpiando de pecado al hombre, Siempre te he de querer, Con tu pelo entrelazado, Con un suspiro de Amor, Se respira tu amargura, Cómo de un cuerpo tan bello, Se percibe así tanto dolor. Gracias por Salvarnos Padres, Perdónanos la traición. Seguido ya se dispone, Señora del Jueves Santo, Fervorosa, pide piedad, Que tus hijos de Baeza, Seguro te lo darán. Envuelta en un mar de oro, Y de joyas sin igual, Baeza ferviente te adora, Se enamora al verte pasar. Y así casi sin darnos cuenta, El jueves ya se acabó.




Pero Baeza no duerme, se espera con ansiedad, a esa aurora que nos hace Del letargo despertar. Bella Aurora, Tu enamoras, Sólo con mirarte sin más. Nos haces seguir a tu Hijo, Nuestra luz, nuestro ser, La razón de nuestro respirar. Ilumíname el camino Que me lleva hasta su cruz. No hay despertar más bello Que junto a vuestras imágenes “Sagrás”. Aparece con el Alba, El Señor de Baeza, La gente se desplaza de fuera, Para poder a pasear, A nuestro Nazareno Baezano, El paso te hacen llamar. Junto a Ti va la Verónica, Para calmar tu dolor, Para secar de tu cara, Frente Tu Pueblo Señor, Ese Sudor de tu frente, Y Tu sangre rojo pasión. Del pañuelo se contempla, Misterio de la Santa faz, Tu cara impresa por siempre, Ahí queda bendecida Esta tierra agradecida, Y en un aplauso de amor, Se despide de Ti tu pueblo, ¡Hasta el año que viene Salvador! Pero nuestra locura aún no ha acabado, Nuestra Semana soñada, Aún queda por mostrar, Que por una Expiración de Cristo,

El cielo se cubrió de oscuridad, Va por la calle San Pablo, El que de día salió, Y con un resquebrado suspiro, Pidió perdón por nos. “No saben lo que hacen Padre, perdónalos”. Seguido va de la Angustias, Pesarosa, dolorida, A su hijo porta en los brazos, Llorando va de amargura, Pues no entiende ya de justicia. Intenta buscarla,rota, Por las calles vaga sin más, Una talla custodiada Por baezanas sin igual, Muchas de ellas, que son madres, Su dolor compartirá, ¡Soledad, Bendita locura, No llores, déjame ayudar! Y la ciudad ya de luto, En la Santa Iglesia se reúne, En Nuestra bella catedral, Yace inerte, que injusticia, En Sepulcro celestial, Baeza entera se une, Contigo sale a llorar. Que por malicia del hombre, Al Mesias vieron expirar, Pilato se lavó las manos, Siempre se arrepentirán. Y al final del cortejo, Fúnebre, serio, señorial, Derrumbada va Tu madre, Con un Dolor sin igual. Baeza entera Te llora. Ahora sólo queda esperar.




Y el sábado nos juntaremos,

Salen ya a disfrutar.

Para poder celebrar,

Y entre juegos de banderas,

Y gritar muy muy muy alto

Tradiciones sin igual,

Que el Milagro se ha hecho,

De ese mi barrio querido,

Que te fueron a visitar,

Al que me enseñó a amar,

Y que en Tu santo sepulcro,

Ese Lejío de mi alma;

Tu cuerpo inerte no está.

Mayores nos hacen soñar,

Jesús ha resucitado,

Con el vaivén de esas telas,

¡Salid fuera a celebrar!

Que salen a festejar,

No hay mayor satisfacción,

Que tanto ama Baeza a Cristo

Que a los cuatro vientos gritar,

Que por siempre se quiso quedar,

Que el Hijo del Dios de los cielos,

Y adoptó forma de Niño,

Bajo a la tierra por nos,

¡Bendito, Guapo, Gracioso sin par!

Y que nosotros insensatos,

Y dispuso hasta una casa,

Lo hicimos crucificar;

Con

Todo era necesario

hospitalidad,

Pa’ que el milagro tuviese lugar.

Para que tu pueblo te visite,

Jesús ha resucitado,

Y les guiñes sin parar,

Incrédulos como Santo Tomás,

Y en un hermoso altar de flores,

¿Pero no veis que aún sigue vivo,

Cuidado con esmero estás.

A pesar de cualquier adversidad?

Y así quiso Dios en su día,

Que estamos en 2014

Que te quedarás aquí,

Y Jesus vuelve a Saludar,

En mi Baeza querida,

Resucitado, Victorioso,

Este siempre será Tu Lugar.

Cada rincón de nuestra ciudad.

Junto a tu Madre Bendita,

Nuestro sueño ya se disipa…

¡Ay Virgen de la Cabeza,

….¡Espera!, Aguanta un poquito más.

Corre, no lo pierdas sin más,

Y tras reuniones familiares,

Que a los corazones baezanos

Pequeños, grandes, medianos,

Vino de alegría a colmar!

gente

amable,

llena

de


Que suene el primer tambor, que el incienso me enamore, que se abra el primer portón, que la puerta de San Ignacio, nos abra ya su corazón, para que los verdiblancos, palma en mano y con pasión, junto a su Madre Bendita, salgan ya a la calle con fervor, que gritemos bella aurora, y sigámosle en su cruz, y cuando nos sintamos solos, miremos tu cara de luz, Soledad de mis amores, pensando en la Fervorosa, menuda muestra de Amor ¡que le arrancaron del alma, a su Hijo sin compasión! ¡Qué nervios, qué emoción! Miremos al cielo un poco, para poder comprobar, que el sacramento divino, siempre saldrá a alimentar a este pueblo baezano con unos pasos sin par. Que se escuche una saeta, y una lágrima se escapará. Durante esta Semana, La palabra cobrará forma mediante una Imagen y un costal; Mediante una mantilla, de Jueves Santo, bien “engalaná”. Tendrá forma de saeta, de torrija, de un “no puedo más”. Tendrá forma de familia, que compartirá su pan, tal como Cristo lo hizo, Baeza siempre quiere más. Palabra que no se escucha, si no escuchas rachear, a ese paso costalero, como no habrá igual, de ese Cristo maniatado en su Columna, no hay expresión igual. Y que dolor que se siente al mirar tu Guapa cara sin igual, bendita madre de las Lágrimas, en ti nos vamos a consolar. Nerviosa, oraré el más bello Rosario junto Tu bendito olivar con la hermosa efigie nueva, que siempre te acompañará, y que enamoró a Baeza, desde que se vino a quedar. Pensaré en esa Caída, que te hizo sufrir aún más junto a tu Bendita Madre, que de Gracia y Esperanza nos colmará. Pensaré en tu Calvario, y en la Sangre que se ha de derramar, y ese último suspiro que te haga Expirar, y en muestra de tu Humildad, que el Altísimo nos perdone tu Madre de los Dolores rezando el Rosario implorará. Juntémonos en el paseo, en un momento que eterno será, Bendicenos con tu mano, Padre Jesús Nazareno, disponga Verónica su paño, para secar Tu sangre y sudor, y tu Santa Faz sea testimonio de tu grandeza al andar. Lloraré Tu Buena Muerte en silencio, junto con Las Escuelas haré germinar el Amor en los jóvenes y limpios corazones de niños, adolescentes y los de mayor edad. Velaré tu Santo Sepulcro, junto a la Reina de la Soledad que intenta acorazar la otra parte de la ciudad para que nadie te toque y Tú descanses en Paz, y que con Angustia hace un rato, en el sepulcro te tuvo que dejar.


Bajarte de la cruz quisieron, El descendimiento y María en su Quinta Angustia “pa” que no sufras más, ¡Ya bastante se cebaron, no conociste piedad! Bello cristo del Rescate, Caminante lleno de paz, se resigna con su Madre, abogada del milagro de la Trinidad, llevado por las bellas manos de muchas madres Baezanas, que nos inculcan tu amor, ¡Trinidad, belleza guapa y baezana! Pero no olvidemos amigos, que el momento principal, es abrazarnos con júbilo el Sábado de Gloria frente a Su Altar, ¡Jesús ha resucitado! ¡Proclamémoslo sin cesar! Victorioso por las calles, la semana sus últimos coletazos da. Estar todo el año soñando, con ver a todos pasear, bendita locura tenemos. Dejad que vivamos un sueño del que no queremos despertar. Que tanta expresión y libertad que se proclama a mí me la quieren vetar. Pero Tú enseñaste a no rendirnos, y a seguir tu camino y perdonar. Y tanto te quiere Baeza, que no dejará de soñar, y Cristo Agradecido, hecho un Niño se volverá a mostrar;

para que pequeños y grandes, con juegos,

bizcochos, banderas y demás, corramos por nuestras bellas calles, que siempre estarán “arreglás” para que cuando el niño pase, con su Madre de la Cabeza, no paren de sonreir, entérate Señor mío… Baeza es Semana Santa… ¡Baeza vive por y para Ti!


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