BENEMERITA ESCUELA NORMAL “Manuel Ávila Camacho”
Curso: Estrategia al Trabajo Docente
Tema: Evidencia de Lectura Diarios de Clase
Maestro(a): Rosa María Cabrera Hernández Alumna: Jazmín Vázquez Miranda
Educación Preescolar
DIARIOS DE CLASE Miguel Ángel Zabalza Epílogo: Por qué, Cómo, y Cuándo hacer el diario Hacer el propio diario, ¿por qué? Escribir un diario, es la experiencia de contar, lo que usted mismo hace, y de contarse a sí mismo. Tanto el escribir sobre lo que hacemos, como leer sobre lo que hemos hecho nos permite alcanzar una cierta distancia de la acción y ver las cosas, y a nosotros mismos con perspectiva. La actividad profesional, requiere siempre de la reflexión. No es la práctica por sí misma la que genera conocimiento. Como mucho permite estabilizar, y fijar ciertas rutinas. La buena práctica, aquella que permite avanzar hacía cotas cada vez más elevadas de desarrollo profesional, es la práctica reflexiva. El diario constituye un proceso por el cual se va acumulando información sobre el día a día. Información que será precisa para poder revisar todo el proceso narrado.
¿Cuándo conviene escribir el propio diario? En un principio no debería preocuparnos demasiado buscar motivos especiales para escribir un diario. Cualquier oportunidad puede ser buena para escribir. Desafortunadamente para muchas personas se ha convertido en un sacrificio. Somos los que hemos de enseñar escribir a los demás. Es de esperar que no es porque no tenemos nada que decir, porque eso revelaría una preocupante pobreza de espíritu que resulta poco compatible con la función del docente. Quizá sea por falta de hábito, o por falta de motivación Escribir, en tanto que operación supone recodificar la experiencia narrada. El diario ofrece esa oportunidad. Tras un día metidos en cuerpo y alma en la acción y sin mucho tiempo ni energías para dar ese paso atrás, nos observamos a nosotros mismo y contamos lo que consideramos relevante de nuestra intervención. Cuando se está en trabajos que conllevan una fuerte implicación personal. Comoquiera que el diario constituye un medio de “expresión personal” es decir una forma de sacar fuera de uno mismo lo que uno lleva dentro resulta muy interesante en los momentos en que se precisa disponer de mecanismos que faciliten ese proceso. o
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Cuando se quiere clarificar un poco el propio estilo de trabajo
Toda técnica de documentación tiene como objetivo esta idea de la clarificación de las propias prácticas. Al hilo de la narración nosotras mismos vamos recuperando imágenes y recuerdos que pasaron desapercibidos. Y al incorporarlos al texto escrito van completando el sentido de las cosas que allí se cuentan. El diario nos ofrece una doble perspectiva de nuestro trabajo: una perspectiva sincrónica y puntual y una perspectiva diacrónica. De esta manera, las personan que escriben el diario van a tener la oportunidad de poder conocer mejor tanto lo que va sucediendo en el día a día, como la forma en que las cosas han ido evolucionando a lo largo de todo el periodo recogido en el diario. o Cuando se siente mucha presión y/o se acumula mucha tensión interna Otra situación en la que resulta muy oportuno escribir el diario es cuando sentimos que estamos acumulando mucha tensión personal. El diario nos ofrece un mecanismo de catarsis protegida. Nos permite abrir un cauce de salida a la tensión interna a través de la escritura. El diario no cura ni resuelve los problemas, pero ayuda a controlarlos. Lo que nos está presionando en la esfera de lo emocional, se recodifica a través de la escritura y pasa a convertirse en un material filtrado racionalmente. Al final. Como se puede ver, es interesante escribir el diario cuando nos apetezca o veamos conveniente un recogiendo datos impresiones sobre nuestro trabajo o sobre los momentos que estamos viviendo con vistas a poder volver sobre ellos en otros momento y analizarlos con tranquilidad. ¿Cómo hacer el diario? Lo diarios poseen una estructura narrativa que es, por su propia naturaleza, muy flexible. Lo que sucede es que variando las condiciones y la forma de hacer, el diario varía también sus virtualidades y sus posibles aportaciones. 1. La consigna. Tiene que ver con el tipo de instrucción que se da a quienes
han de realizar el diario. Un diario diverso sería aquel que, por el contrario, respondería a la siguiente consigna “tratad de contar no sólo lo que sucede sino también cómo os sentís vosotros” Aunque cualquier consigna es válida, siempre que sea coherente con la finalidad que se pretende atribuir al diario, resulta más conveniente dejar las consignas lo más abierta posibles de manera que sea el propio sujeto quien elija qué contar y cómo. 2. La periodicidad.- Escribir el diario suele resultar una tarea costosa, en tiempo y esfuerzo personal. De ahí que la cuestión de la periodicidad resulte, a la larga, una cuestión relevante. El criterio general aplicable a la periodicidad debe basarse en dos o tres puntos importantes. - La regularidad, esto es, garantizar la continuidad y una cierta sistematicidad en las anotaciones. - La representatividad de los hechos narrados, esto es, que el diario resulta un reflejo lo más fiel posible de la realidad. - Una cierta continuidad en cuanto a la estructura del diario
3. La cantidad. Éste es otro aspecto que suele asustar a quienes se inician en
el trabajo con diarios. Normalmente tendemos a escribir más o menos en función de nuestra capacidad expresiva y de nuestra facilidad para manejarnos con la escritura. 4. El contenido del diario queda supeditado a la consigna que se haya dado o sobre la que esté funcionando. Si la consigna es abierta cualquier contenido es susceptible de aparecer en el diario. Si la consigna es cerrada, los diarios aportarán aquel lio de información que se marque en la consigna. 5. La duración no debe ser menor que el periodo o proceso que se desea cubrir con el diario. Conviene limitar la duración del proceso en función de las características de la actividad a documentar. El diario es un recurso que debe ser planteado a medio-largo plazo. De otra manera no es posible hacer un análisis diacrónico de lo que se recoge en el diario. ¿Cómo Analizar el Diario? Analizar los diarios es una actividad que se puede realizar a niveles muy diversos. Podríamos, pues, hablar de distintos niveles de complejidad en el análisis de los diarios: - Nivel básico: Puede ser realizado por uno mismo o en compañía de algún colega. - Nivel medio: requiere un cierto conocimiento de las técnicas de análisis. - Nivel complejo de análisis: requiere conocimientos avanzados en el análisis de contenido y también en el tipo de situaciones que se abordan en el diario. Los diarios son instrumentos manejables y que no plantean excesivas condiciones técnicas. Se pueden extraer de ellos los siguientes tipos de informaciones: 1. Construir la impresión general a los contenidos de un diario nos permite
hacernos una visión general de lo que cuenta ese diario. 2. Analizar los patrones o redundancias. 3. Identificar los puntos temáticos que van apareciendo y hacer una lectura
trasversal de los mismos. 4. Analizar cualitativamente los elementos explícitos e implícitos de la información del diario. Un modelo sencillo de análisis de estos textos es el que nos permite categorizar el contenido de los diarios en tres tipos de niveles. - Las descripciones - Las valoraciones positivas y negativas - Identificar las ideas implícitas que van apareciendo o sugiriéndose en el diario. 5. Identificar los dilemas profesionales o personales que aparecen en el diario.
De esta manera, a través del análisis de los diarios podemos acceder a un interesante y rico material de quien escribe. A veces llama la atención cómo a partir de las cosas sencillas y aparentemente simples que se cuentan en un diario se puede llegar a obtener una información rica y de gran utilidad en el proceso de autoconocimiento y formación. Condiciones Para Analizar los Diarios Aportar siempre textos que revaliden las apreciaciones de quien analiza
el diario. Nunca debemos olvidar la parte ética del trabajo con diarios.