Trabajo 5 evaluación de la primera unidad de aprendizaje

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BENEMERITA ESCUELA NORMAL “Manuel Ávila Camacho”

Curso: Evaluación Para el Aprendizaje

Tema: Patología General de la Evaluación Educativa Ensayo

Maestro(a): Ana María Frausto de la Torre

Alumna: Jazmín Vázquez Miranda

Educación Preescolar

Fecha: Lunes 23 de Marzo del 2015


PATOLOGÍA GENERAL DE LA EVALUACIÓN EDUCATIVA

Hablar de la palabra evaluación conlleva hablar de una valoración que permite indicar, establecer, apreciar o calcular la importancia de una determinada cosa o asunto. Sin embargo existen diferentes posturas, diferentes definiciones, diferentes autores que abordan la evaluación desde su propia perspectiva, o incluso desde su propia experiencia, lo cual no hace de la evaluación algo diferente, sino que hace de ella algo más interesante, y por consecuente algo más importante en el desarrollo óptimo de los alumnos a lo largo de su proceso de enseñanzaaprendizaje. La evaluación puede conceptualizarse como un proceso dinámico, continuo y sistemático, enfocado hacia los cambios de las conductas y rendimientos, mediante el cual verificamos los logros adquiridos o incluso los no adquiridos en función de los objetivos propuestos. La parte fundamental de la evaluación, no recae solo en el alumno como el ser evaluado y en el docente como el ser que evalúa, se trata más bien de un proceso donde participan más entes, y sobretodo donde se ven implicados diversos procesos con diferentes finalidades, pues no todo en la evaluación es contar fracasos.

Una evaluación en muchas ocasiones es entendida como un examen propuesto en el ámbito escolar para que el docente califique los conocimientos, las aptitudes y el rendimiento de sus alumnos, sin embargo referirse al alumno como el ser evaluado no quiere decir, que sea este el único ser que debe pasar por este proceso, es aquí donde muchas veces el sistema educativo comete el error de poner todas sus cartas sobre los alumnos, pues como parte de este proceso también debe entrar y ser evaluado el docente, incluso padres de familia, integrantes de la comunidad o directivo de la misma institución. Un sinfín de veces é escuchado acerca de la relación entre el alumno y el docente, el docente y el director, el directo y el supervisor, pero cuantas veces hemos escuchado acerca de la relación entre docentes, o entre alumnos, incluso entre alumno y director, pues la cuestión evaluativa va encaminada hacía el mismo sentido, el sentido que se deja de lado sin acreditarle la importancia que se merece. Profundizando en el proceso que se da dentro del aula, nos encontramos con docentes que solo evalúan los resultados de los alumnos, ya sea en un examen, una encuesta, o incluso en un trabajo al que le ponen como presión “final”. En dichas ocasiones, el docente no suele detenerse a asimilar los hechos de tal resultado, sino que se engaña por una apariencia y juzga sin conocer un proceso ascendente. Analizar el proceso no quiere decir, solo referirme a lo que el alumno o el ser evaluado paso para llegar a dicho resultado, sino que se trata de un proceso más


amplio aún, me refiero pues al contexto, que como sabemos no en todas ocasiones es igual, incluso se ve afectado de forma directa en la misma personalidad del alumno, incluso de forma personal, me atrevo a decir que la palabra examen causa un cierto nerviosismo o incluso presión que no siempre nos hace quedar de la mejor manera, afectados por dicho cambio emocional, es algo que se ve reflejado en ese resultado del que algunos docentes creen ciegamente. Sin embargo no se trata de una petición para que se retiren dichas pruebas, o para que deje de existir la evaluación, sino que deje de ejercerse tanta presión sobre un solo producto, sin tomar en cuenta, lo que se vivió dentro del aula, que en ocasiones es mucho más enriquecedor. Por otro lado, están aquellos que evalúan “los conocimientos” aunque esto parece ser lo más correcto, no siempre es tan perfecto como suena, los conocimientos engloban una gran cantidad de aptitudes, valores, destrezas, entre otras cosas de las que se debe apoderar en este caso el educando, sin embargo, algunos creen que evaluar los conocimientos es solo hacer cuestionamientos en clase, si el alumno responde lo que yo como docente quiero escuchar, ésta bien, pero de no ser así es porque el alumno no posee dichos conocimientos, para esto cabe aclarar que un conocimiento no se trata solo de la repetición de lo que el docente afirma, sino que se trata de la adquisición de un aprendizaje, visto desde un punto de vista propio, y sobre todo, además del dominio de dicho aprendizaje, la habilidad para poder transmitirlo y ponerlo en práctica en la vida fuera de la escuela, es entonces esto una prueba de que no solo se trata de participaciones, exposiciones o cuantos trabajos el alumno entregue, es ahondar más dentro de lo que realmente el alumno ha hecho un aprendizaje significativo, se trata entonces de encontrar la mejor estrategia de conocer lo que el alumno ya aprendió, sin trampas, trabas o estreses innecesarios. Eisner (1981) dice que la mayoría de los aprendizajes que realiza el alumno en la escuela no se hallan programados en el currículum explícito. El currículum o incluso los conocimientos o aprendizajes que se esperan en el alumno, es solo una guía, no podemos limitar los conocimientos, las interrogantes o incluso las ganas de aprender de los alumnos, pues mientras más motivación genere el docente sobre su alumno, habrá más participación por parte del mismo, lo que genera un cambio en el currículum, y aunque este no se encuentre de forma explícita, transmitir más conocimientos no lo hace algo malo, aunque hay quien crea que sí, y despegarse del currículum no lo hace un delito. La evaluación según lo expresa Maccario se trata de un acto donde debe emitirse un juicio en torno a un conjunto de información y debe tomarse una decisión de acuerdo a los resultados que presente un alumno, pero en dichos resultados, no siempre se toman en cuenta aquellos aspectos positivos, como parte de los aspectos logrados, sino que iniciamos con aquellas “fallas” en el alumno, es decir con todo aquello que no logro, con las debilidades según lo que debía haber aprendido, pero, ¿es esta una buena forma de hacer que el alumno aprenda del error? Sinceramente, y desde mi punto de vista personal, iniciar por la parte del fracaso no es la mejor idea que pueda tener el docente, pues es como recordar lo que no pudo hacer, y tacharlo enfrente del resto del grupo por dicho fracaso. Un método muy normal hoy en día a la hora de evaluar a un alumno, es hacerlo de forma cuantificable, ¿qué quiero decir con esto? que la forma más común


o incluso la única conocida es la evaluación en donde se le asigna al sujeto evaluado un número como recompensa de su esfuerzo, o de sus éxitos logrados. Para cualquier alumno recibir un diez como calificación o incluso un nueve, significa que dio todo de sí mismo, y que esa es su recompensa, pero donde quedan aquellos alumnos que obtuvieron un siete, un seis o incluso una “calificación reprobatoria” que en la mayoría de los casos es un cinco, como alumno, escuchar el número cinco nos hace estremecer, ¿por qué? Porque nos formaron temiéndole al cinco. Poner un número como representación de lo que se logró o no , nos hace creer con una cierta “etiqueta personal” que vamos cargando por el resto de nuestra carrera educativa, como el documental, la escuela prohibida lo dice, nos creemos tanto la calificación que se nos asigna, que nos vemos a nosotros mismos como una valor cuantificable, hay quienes pueden creer que son un cinco, o un ocho o incluso un diez, cuando este valor, le sirve al alumno como una motivación para mantenerse en una buena calificación o incluso llegar a ella, nos ayuda de forma transversal, pues el esfuerzo es mayor lo que se verá reflejado en trabajos e incluso exámenes, pero cuando en lugar de motivar al alumno, este se desmotiva por la mala etiqueta que posee, ocurre lo contrario, el alumno se tacha a sí mismo como el que no sabe, lo cual a lo largo de los años pasa a ser un motivo de menor esfuerzo o en los casos más drásticos el propio abandono de los estudios, lo cual pasa ya a ser un grave problema. Hemos oído hablar también de los recursos materiales de los cuales el docente hace uso para llegar a un fin específico, el cual es enfocado al aprendizaje óptimo de los alumnos, hoy en día la tecnología es en gran parte, fundamental como uno de los recursos primordiales en dicho proceso, sin embargo se asimila que el gran avance y el gran impacto que causan las tecnologías en el mundo moderno, nos a impactado a todos de la misma manera, pero la realidad es otra, pues la tecnología no ha llegado a formar parte del alcance de todas las personas de la misma manera, ¿a qué me refiero con esto? a la simple pero drástica situación, de que los docentes asimilan que todos los alumnos tiene las mismas oportunidades de poseer el material que ellos exigen, ahondando más en dicho tema, no solo es algo que pasa con la tecnología, puede incluso pasar con libros, cuadernos, incluso hasta los mismos colores, pues para algunos padres de familia, conseguir que el alumno asista a la escuela ya es una gran sacrificio, nos falta en esta parte pues, detenernos a pensar que tan útil les va a ser este material, o si en realidad es necesario la adquisición del mismo, no se trata de pedir solo por pedir, sino de verificar la situación , el contexto y sobre todo una posible solución en dicho caso. En ciertas ocasiones, algunos maestros se hacen notar entre boca de los alumnos debido a la falta de ética por parte del mismo, nos vemos en la necesidad de elaborar ensayos, reportes, resúmenes, evidencias, entre un sinfín de trabajos que elaboramos como parte de la tarea educativa, se nos pide una reflexión, o incluso un análisis de algún tema, nos exigen incluso un dominio, sin saber el mismo docente de lo que se está hablando, o incluso aunque conozca y domine el tema de igual manera, cuantas veces no nos hemos topado, con docentes que de forma incoherente pierden el sentido entre la actividad propuesta y el propósito de dicha actividad. Otro punto importante y un factor clave en el fracaso en el momento de evaluar, se debe a la sociedad, y no me refiero precisamente al contexto de cada


alumno, sino que en esta ocasión me refiero a algo que siempre te ha exigido la sociedad, destacar entre todos los demás, a veces incuso por presión de los mismos padres de familia, se busca siempre ser el mejor, entonces el sentido de la evaluación , que es la valoración de los conocimientos que ya han adquirido los alumnos, se convierte en una lucha constante por destacar, ser el mejor, o tener la mejor calificación, perdiendo de vista el objetivo principal, incluso dentro del aula de clases, en el día a día se ve reflejada dicha competitividad, tan solo en las mismas participaciones. Todo esto sin mencionar siquiera en patrón de los docentes a la hora de evaluar, es decir me refiero a esos estereotipos que repiten sin parar, parece que a lo largo de toda su carrera, incluso en mi experiencia personal, me toco en algunas ocasiones repetir exámenes que ya había hecho mi hermana mayor algunos años atrás, lo cual sin duda es no solo una forma de expresar la pereza, sino que es un estancamiento en los años de antaño, la sociedad cambia, las exigencias cambian, los aprendizajes, los conocimientos y sobre todo las generaciones, por consiguiente los alumnos y su forma de pensar, no es lo mismo evaluar a un niño que años atrás apenas si conocía lo que era una computadora, a un niño que ahora la maneja con más habilidad incluso que un adulto. Entonces si cambia el sistema educativo, las metas, los propósitos y sobre todo los educandos, ¿Por qué no cambiamos también la forma de evaluarlos?

Hablar de evaluación, no es cosa fácil, poner una calificación, un valor, una nota o cualquier elemento utilizado como punto final, es algo que debe hacerse con ética, que debe entenderse como parte de un proceso, no como parte de un castigo, que los docentes comprendan la evaluación como una serie de pasos desde que el alumno entra al aula de clases y se presenta, hasta el momento en que dice adiós. No se trata de poner buenas calificaciones a todos los alumnos para que parezca que aprendieron mucho, no se trata de poner malas calificaciones para que parezca que es un maestro exigente y que deben echarle ganas, ni siquiera se trata de poner calificaciones, sino de hacer valoraciones, mismas que el alumno debe hacer en sí mismo. Mismas que el alumno debe reconocer. Es sobre todo importante que el maestro sea capaz de reconocer todos los factores que influyen y que contribuyen ya sea de forma directa o transversal en la evaluación, no con la intención de que sea un experto en hablar de evaluación, sino con el propósito de que el docente sea una persona capacitada, y preparada para afrontar cualquier situación que se pueda presentar durante dicho proceso. La evaluación, no se trata de etiquetar alumnos, no se trata de medir su coeficiente intelectual, ni siquiera evidenciarlos frente al grupo como los inteligentes o los que no lo son, o hablar con sus padres de lo mal que les va, después de todo no tendríamos que enfocarnos tanto en lo malo, si nos dedicáramos a mejorar lo bueno.


BIBLIOGRAFĂ?A http://www.chasque.net/gamolnar/evaluacion%20educativa/evaluacion.01.html http://definicion.de/evaluacion/ file:///C:/Users/Usuario/Downloads/DialnetPatologiaGeneralDeLaEvaluacionEducativa-48299.pdf

https://www.youtube.com/watch?v=1RBBVL1Sah0


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