ASSEMBLAGE BOX, CAJAS Y OTRAS MANIPULACIONES

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retablillo para cajistas desamparados 64x49x3 cm

ASSEMBLAGE BOX, CAJAS Y OTRAS MANIPULACIONES EL INGENIO DEL ASERRÍO CORPORATION CARLOS MUÑOZ / J. CARLOS SANZ

La fontanería crea

Calle Calle Silió, 6 bajo,(soportales) junto

a la Plaza de los Vadilllos. Valladolid. 693248349

crea@lafontaneriacrea.es De lunes a viernes de 10-14 y de 16-19h y los sábados si hay taller o evento.

Del 14 de septiembre al 11 de octubre de 2018


ASSEMBLAGE BOX, CAJAS Y OTRAS MANIPULACIONES EL INGENIO DEL ASERRÍO

El Ingenio del Aserrío nace como una asociación corporativa entre en maestro tornero y un arquitecto urbanista. Se trata de una relación que compete esencialmente al mundo de la madera. Sus distintas trayectorias, experimentaciones, ensayos, estudios, investigaciones y una dilatada experiencia en diversos oficios artísticos, en artes aplicadas y en propuestas, intervenciones y obras de clara vocación artísticas, y en algunos casos de matiz poético, han configurado un heterogéneo, a veces heterodoxo, devenir por separado; Incluidas derivas inciertas y algún naufragio. Juntos han iniciado hace pocos años una nueva experiencia, y por tanto joven y juvenil, como en un paseo o navegación por aguas a veces calmas a veces no tanto. Izar velas y salir a navegar juntos, en un raro barco, iba a cambiar muchas cosas de ambos mundos. La primera posibilidad que se presentó fue hacer algo que no es de uno o de otro, sino algo sustancialmente diferente a lo que por separado podrían haber elaborado ambos. Nos encontraremos en esta exposición con lo recogido y montado en viajes sus singladuras dispares, muy pocas en tierra firme, algunas en istmos, y la mayor parte de las veces en islas recónditas, o sobre islas flotantes y a la deriva, algo que sin ser nuevo sí puede ser original, en una pequeña proporción. Algunas islas elegidas para buscar material, provisiones, inspiración, y ánimos para seguir, han debido ser inventadas, sobre recuerdos y materiales atesorados. En otras islas comprobamos que se habían aglutinado, en balsas informes, por residuos, añicos y vestigios de uno o varios naufragios, incluido alguno cercano. Islas de allegados sirvieron de puertos seguros en la galerna o tras la calma chicha. Cuando, uno más uno, hace algo diferente a dos, cuando se generan espacios ligados a las regiones profundas de un inconsciente compartido, real e imaginario, se hace posible el trabajo con lo que se hace presente lo intangible. Se han maclado ingenios, artilugios y otras quimeras para procurar lugares protegidos, de amparo y descanso. Rutinas, en las que operando aislados, ha hecho viables el mantener y prolongar un tipo de tiempo singular. Tiempo muy lento, donde hacer, sentir, pensar, ensamblar… surgían en una amalgama no direccional, ni con inmutables porcentajes de esas cosas. El procedimiento se basa en una combinatoria aleatoria, no azarosa, de los factores anteriores, sumándose los estados de ánimo, el frío, el calor y la luz. El tiempo de montar cada creación se marcó como acontecer único, con objetos, piezas… hechos que se adscriben a un lapso espacio temporal único, diferente de todo lo que no fuese él mismo, y solo semejante a los de la serie en los que se puede incluir.


El lugar de trabajo es una caja de resonancia con decenas de miles de piezas, objetos, aparatos utensilios… y toda una suerte de cosas raras, curiosas y fascinante. Un barco, varado, similar a aquellos muebles rotos y recovecos de las casas viejas que servían para tele transportaciones a mundos lejanos e imprecisos, donde lo mágico tenía una misión primordial. En un tiempo lento, más que el del corazón del poeta, pero menos que el del campo. Taller para iniciados y elegidos, nunca gabinete ni laboratorio, aunque el de Tizas de Oteiza, en Alzuza, no deja de perseguirnos. Tiempo que concita las conjunciones astrales, los procesos indescifrables de manipulación de diferentes piezas, en su mayoría de madera, la re‐creación de rituales para re‐visionar algunos de nuestros mitos, certezas, miedos, anhelos, presunciones… compartidas. Lo simbólico se deja a las lecturas e interiorizaciones que cada observador‐ manipulador pueda imaginar, conjeturar, descubrir o inventar, como ingenios‐ invento. En sí son una agrupación de series de naturalezas muertas, pues quizá el sentido oculto de las cosas, en el pensamiento de Alberto Caeiro, es que, al fin y a la postre, este no exista. A veces se ha jugado como en meras elaboraciones lúdicas; otras se ha transitado por los mecanismos de la escritura automática, aquí ensamblajes automáticos, en la estela de los surrealistas y algunos movimientos de las vanguardias. Hay obras donde destaca lo visual, lo táctil, lo olfativo, la sensación de peso, gravedad o ingravidez. Siendo el aspecto físico y su configuración material una carga importante, aquí no es la de la prueba.


Una de las bases de confluencia era escuchar a la madera, ver y querer entender cada bloque, cada taco, cada fragmento. Muchas son maderas provenientes de árboles concretos, de muebles, de escaleras, de útiles… y de cientos objetos. Seleccionados iban “solicitando” su posición en relación con los precedentes o l0s sucesivas. Están en diálogo, sin conocer la naturaleza del mismo. La madera es una materia con memoria, material no inerte, que recuerda el ser vegetal del que fue extraída. Podemos leer cuál fue su nacimiento, los avatares de su desarrollo y su ocaso hasta hacerse añoso; con finales por derrumbe decrepitud, colapso y ruina, o por el rayo, el viento, o el hacha y la motosierra. Las casas antiguas eran en gran parte de madera. Pies derechos y soportes, vigas, zapatas, viguetas, forjados y suelos, cubiertas, puertas y ventanas; con escaleras, tabiques, muebles, herramientas, utensilios de cocina y lavado... todo de madera. Esas casas tenían vida propia por cuanto la madera crecía o menguaba, torcía, flechaba, emitiendo sonidos característicos, según las estaciones, según su posición en la ciudad, según sus habitantes, según su albur. Parte de esa memoria de madera de árboles caídos, se perpetúa en estos pequeños fragmento, en nuevas recomposiciones, como ingenios inmóviles, como pedazos de trocos y tarugos recompuestos heterogéneamente, pero con cierto sentido y algo de sensibilidad. Para algunos críticos se les presentan, en ocasiones contadas, como talismanes o amuletos. Otros observadores ven pequeños laberintos, o altarcillos paganos o profanos. Teatrillos para los que ven las piezas en una caja o dentro de un marco, siendo cajas y marcos elementos de la escenografía, no conclusa. Alguna creación se inscribe dentro del ensamblaje en cajas, iniciado en las vanguardias históricas. No renunciamos a recordar obras precursoras de Picasso, Picabia, del Constructivismo, los prounen , los merz , los assemblages box o ensamblages en el arte objetual, el inicio de Robert Rauschenberg y otros pioneros. La reciente exposición de Julián Alonso en esta sala ha sido una revelación, tanto en la obra como en el aliento que la anima, pausado y sereno. No se trata de una propuesta que homenajee o cite, ni lo pretende, ni siquiera lo intenta. Dentro de un tipo de expresión con una técnica artística como el óleo, la acuarela, el grabado… existe el ensamblaje con su propio lenguaje y forma de expresión. Esta muestra del Ingenio del Aserrío Corporation, se ha construido pacientemente durante más de dos años, sin prisa ninguna y con la paciencia de algunos insectos, como una apuesta y reto que intenta provocar en el observador curiosidad, intriga, inquietud e incluso desazón. Hay un poco de‐sastre, en cajas, marcos y al aire. Arte de manipuladores, chamarileros y rebuscadores de basurillas‐tesorillos, de trajineros recolectores de rarezas y hechos insospechados, impensables, desestimados, desechados y rotos. Operaciones de deambuladores, en paseos y rutas de cabotaje o en alta mar, no marcadas ni prefijadas, aunque tampoco inopinadas, casuales, o inconscientes. Deambulación creativa, sin punto fijo claro de partida y menos de llegada. Obras inconclusas, en un buscado grado o principio de indeterminación, para que queden abiertas y poderse manipular, completar e intervenir por otros agentes.


Sus agrupaciones, que en combinaciones con permutación, levantarían diferentes poblados plásticos, esquemas de asentamiento, vacíos, a escala reducida, o vistos como casas, con sus vacíos‐cavidades de asilo o refugio, para insectos y pequeñísimas aves, con sus aviaderos. En una incursión dentro del orden de la patafísica (“ciencia dedicada al estudio de las soluciones imaginarias y las leyes que regulan las excepciones”) pasarían bien como máquinas del psicopompo. En cualquier caso colocadas ante luz natural o bajo luz artificial, actúan como perturbadores espaciales, al modificar las cualidades relativas al color, por la sombra, y la interferencia o reflejo del mismo, y también al olor y al tacto; como generadores de un tipo de energía irradiada por la madera, según su origen, estado, condiciones medio ambientales… Para curiosos impenitentes puede ejercer de concentradores de miradas, miradas que pueden dar lugar a las interpretaciones, sensaciones o asociaciones que cualquier persona pueda experimentar. Incluso se puede utilizar alguna obra, como sus tarugos, zoquetes, maderos, rodajas y otra piecería y taquería menuda, con suficiente peso, como pisapapeles. Y a lo peor como paliativos efímeros de invernadas (no necesariamente quemándolas) pues no somos ajenos, por simpatía, a ciertos efectos amparadores, de protección y cuidado. No excluimos su utilidad como como pequeñas piras votivas, rememorativas o catárticas. Muestra consta de: Serie A . Discurso sobre la figura cúbica. Serie B. Ensamblajes de maderas singulares, cada una con una pieza de séfora y thuja de arboles concretos de Valladolid, y otras de taquerías de colección con núcleo en pino. 17 uds. De unos 15x10x10 cm Serie C. Altarcillos profanos. Ensamblajes de más complejidad, con taquería singular de colección y algunos elementos torneados. 4 uds. De unos 17x12x14 cm Serie D. Altarcillos paganos. Ensamblajes de más desarrollo con de taquerías singulares de colección, todas con un elemento torneado. 9 uds. De unos 20x15x15 cm Serie E. Teatrillos rituales. Ensamblajes de múltiples con piezas de diferentes tamaños, organizando pequeños escenarios habitados con otros elementos. 6 uds. Desde 30x20x5 a 40x50x10 cm Serie L. Lijas. Ensamblajes tridimensionales con una o cinco caras intervenidas con lijas viejas, nuevas, taquería, cortezas y otros materiales. 13 Uds. Desde 7x7x2 hasta 20x25x4 cm Retablillo para cajistas desamparados 64x49x3 cm. La infancia rota 60x30x5. El aduanero 33x84x14 cm. Jardín de tizas I 36x26x16 cm. Pizarra de tizas I 28x17x9 cm. Juego de construcciones de maderas y hueso 27x23x7 cm. Desmontando a Snif 40x20x7 cm. Solo para ex fumadores 28x18x5 cm. Caja Kit para faquires

deambuladores 48x25x5

EIDA

Septiembre de 2018


EIDA Serie B 9


EIDA Serie C 18


EIDA Serie D 22


EIDA Serie E 36


EIDA Serie L 12


EIDA Kit para faquires deambuladores 48x25x5 cm


EIDA Jardín de tizas I 36x26x16 cm


ASSEMBLAGE BOX, CAJAS Y OTRAS MANIPULACIONES Septiembre 2018

EIDA


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