Atticus: Nombre del personaje de la novela Matar un ruiseñor de la escritora Harper Lee. Fue llevada al cine protagonizada, magníficamente, por Gregory Peck. Atticus Finch representa los valores de un hombre tolerante, justo, recto que hace lo que debe para mantenerse firme en sus convicciones con honradez y valentía. Atticus: es el acrónimo de las artes liberales: danzA, arquiTectura, pinTura, lIteratura, Cine, escultUra y múSica. Atticus: es la morada de los dioses que suele estar ubicada en el último piso de las insulae y que solían disponer de un solarium para el solaz regocijo de su moradores. Atticus: Apellido por el que se conocía a Tito Pomponio Ático (Titus Pomponius Atticus, 109 a. C - 32 a. C). Historiador y escritor romano. Conocido por ser uno de los primeros editores de la historia al dedicarse a editar obras de sus amigos (entre ellos Cicerón). Atticus: Revista o punto de encuentro o solarium. Bienvenido lector. Tienes ante ti el número Siete de REVISTA ATTICUS Una revista hecha con mucha dedicación, esmero y cariño. Esperamos que esta publicación sea un vínculo de unión entre personas a las que les gusta disfrutar y promover el arte.
Editor: Luis José Cuadrado Gutiérrez Colaboradores: José Miguel Travieso Alonso - Juan Diego Caballero Oliver - Manolo Madrid - Diego Caballero Delgado Gonzalo Durán López - José Carlos Nistal - Enrique Alonso - Isaac Huerga Zotes - Cristina González Vítores - Eloísa Wattenberg - Jesús Trapote - Marina Caballero del Pozo - Almudena Martínez Martín - Berta Cuadrado Mayoral - Jorge Canales - Sara del Pozo Lopez - Fernando Fernández Calvín - Joaquín Barceló Orgiler - Francisco Puñal Suárez - Pilar Cañibano Gago Christian Mielost - Ángeles Redondo Álamo Francisco Javier Martínez - José Carlos Sanz Belloso Carlos Ibáñez Giralda - Inés Gutiérrez-Carbajal - Juan Antonio Sánchez Hernández - Javier Dámaso - Javier García-Luengo Manchado - Cristy González Lozano Katy Villagrá Saura - Ángel Comas - José María Muñoz Quirós - Salvador Robles Miras - Guille Silva - Marian de Vicente - Maite García Córdoba - Rubén Gámez Noemí Valiente Sánchez - Manuel Mata Atuse - Mario Pérez Antolín - Juan González Diz - Noelia Toribio Toni Murillo - García Belén García Calvo - Mario Martínez Javier Casado Alonso - Martina Trenza - Andrés C. Bermejo - Cristina Bayo Fernández - Mapi Pamplona Humor gráfico: Andrés Faro Lalanne - Alfredo Martirena - Morgan Fotógrafos colaboradores: José María Pérez Concellón - Chuchi Guerra - Jesús González (Haciendo Clack) - Antonio Torres Ochoa Diseño Portada: José Miguel Travieso Alonso Ilustración: Enrique Diego Blanco - Iris Caballero - Alberto Sobrino Marco Temprano - Felix Rebollo - Elena González Webmaster: www.revistaatticus.es Rubén García Gamarra Impresión: CarGraf Valladolid Maquetación: Luisjo Cuadrado
Medio Ambiente. Revista Atticus tambiés es una publicación electrónica. Antes de imprimir TODA la revista piensa si es eso lo que quieres, si necesitas leer todas las páginas. Piensa que puedes seleccionar las hojas que quieras imprimir. Y si encima lo haces por las dos caras, mucho mejor. Estarás contribuyendo a hacer un Redacción: mundo sostenible, es una responsabilidad de todos. Revista Atticus Portada realizada por José Miguel Travieso. sobre el cuadro Cervantes en Lepanto de Augusto Ferrer Dalmau © 2016 noviembre Revista Atticus
Panorama de Ciudad Parquesol desde las instalaciones donde se edita Revista Atticus, en un bonito día de julio de 2016 en Valladolid.
2
C. Hernando de Acuña, 38 - 7 B 47014 Valladolid - España Teléfono: 983 115762 I.S.S.N Ed. Imp: 2173 - 951 X - Ed. Dig: 2174-1301 Depóstio Legal: VA - 763 - 2010
© Revista Atticus. Contacto: admin@revistaatticus.es www.revistaatticus.es
Revista Atticus SIETE
Editor. m. y f. Persona que, con arreglo a las leyes, firmaba todos los números de los periódicos políticos y respondía de su contenido, aunque estuvieran redactados por otros.
REVISTA ATTICUS
(una de las acepciones)
Carta del editor
SEIS Editor
C
uando me embarqué al frente del proyecto Revista Atticus, no era consciente de la envergadura que podía alcanzar. Al principio, era poco menos que ordenar una serie de trabajos y ofrecerlos en formato revista, inicialmente, de difusión digital mediante correos electrónicos. Al poco, vimos que la mejor manera de ofrecer y difundir nuestra publicación era mediante una web donde se encontraran ubicados todos los ejemplares, así como diferentes artículos que por su actualidad requerían una inmediatez en su difusión. En poco tiempo, ya rodeado de un buen equipo, lanzamos la edición impresa, en un momento de plena crisis y rompiendo moldes (por aquel entonces lo habitual era lo contrario, pasar de una edición impresa a una digital para abaratar costes de producción). Ahora, nuestra nave va con las velas henchidas, a todo trapo, por el viento de la ilusión que nos impulsa hacia nuestro destino: difundir Cultura. La envergadura de la empresa ya nos desborda, sin ningún tipo de duda. Ahora mi labor es la de un auténtico editor y apenas me deja tiempo para lo que tanto me gusta: escribir. En estos días podemos ver una película, El editor de libros que recoge muy bien estas labores. Ser editor de libros es una especie de mago que transforma los sueños del escritor en un objeto que contiene todos los mundos posibles. Ser editor de una revista como la nuestra es tener que lidiar no con uno, sino con decenas de escritores que quieren ver su trabajo publicado (a ser posible, claro, en la edición impresa). Si tienes que tener tiento con uno, os podéis imaginar lo que me toca lidiar con más de cuatro decenas de ellos que participan en este número. Resulta ingrato estar con el látigo para sujetar esas fuerzas brutas de la creación y que se tengan que ajustar a un ritmo, a un espacio, a un tiempo. Pero os puedo asegurar que las satisfacciones son inmensas. La más grande de todas ellas es poder contemplar este bello ejemplar que tienes ante ti. Antes hemos disfrutado de la charla con tres grandes artistas de diversa índole: Raúl Arévalo, Ismael Peña y Augusto Ferrer-Dalmau. Con Arévalo charlamos sobre la cultura en general y cine en particular. Al publicar la entrevista estamos apostando por él, doblemente, por un lado como gran actor que es y por otro como una gran promesa en la dirección. Ha demostrado sus dotes en Tarde para la ira, ahora tiene por delante consolidar esa nueva faceta. A buen seguro que se llevará algún que otro premio Goya. Ismael Peña nos acogió en su Chacona para mostrarnos una mínima parte de su casa/taller. En este caso es su soberbia colección de botijos. Augusto Ferrer-Dalmau nos recibió en su estudio taller. Éramos conscientes de estar disfrutando de un momento único, de unas de esas posibilidades que te brinda esta profesión (la de editor). Estábamos ante la Historia. Estábamos delante de uno de los grandes artistas contemporáneos vivos. Estábamos en su estudio lleno de fango, con las roderas dejadas por los cañones. Nos imponía la presencia de dos soldados sobre su montura, dos bellos caballos de gran alzada. Descubrí que uno de ellos es ni más ni menos Juan José de Austria. Otro jamelgo se halla malherido recibiendo el consuelo de su jinete. Se respiraba un olor mezcla de trementina y de pólvora a la hora en que la bruma comienza a disiparse. Era consciente de ese momento mágico. Pasé mi mano sobre los pinceles del pintor de batallas como queriendo aprehender esa realidad inventada. Con estas dos entrevistas nos adentramos en este género que nos posibilita el conocer, de primerísima mano, a figuras de cierta relevancia y prestigio social. Solo me queda aprovechar la oportunidad para desearos un muy Feliz Año 2017. Luis José Cuadrado Gutiérrez Editor de Revista Atticus luisjo@revistaatticus.es www.revistaatticus.es Revista Atticus SIETE
3
Revista Atticus Sumario
3 4 Pedro Roldán de Nieva: vida y obra de un escultor sevillano De la bufonería en la Corte de los Austrias al arte Moderno: Pablo de Valladolid de Velázquez Crespo Rivera, más allá de una poética racional minimalista Apoteosis barroca en la iglesia de san Nicolás de Valencia
41
José Miguel Travieso
Pinturas empapadas de ajenjo: las bebedoras de absenta Mapi Pamplona
51
Ismael Peña Poza
59
La piel del agua
88 La indumentaria castellana medieval
La agonía de un feudo que se creyó imperio Enrique Alonso
101 105 123 128
4
Humor gráfico: A. Faro
89
Ángeles Redondo Álamo
Gonzalo Durán López
Sumario
33
Inés Gutiérrez-Carbajal
El lado oscuro de los genios
Carta del editor
19
Javier García-Luengo Manchado
Leonardo Tamargo Niebla
Enero 2017
7
Joaquín Barceló Orgiler
La ciudad como lugar encontrado. Prácticas urbanas subersivas en Valladolid
Número Siete
Revista Atticus SIETE
Opinión Jesús Trapote ilustración: Enrique Diego
La página de Alfredo Martirena Dios y Patria: los tebeos confesionales y políticos del franquismo Francisco Javier Martínez Cuesta
Los primeros 100 años de Kirk Douglas Ángel Comas
La vida privada de Don Juan Katy Villagrá Saura
131 157 168 179 187
Entrevista a Raúl Arévalo Pilar Cañibano Gago Carlos Ibáñez Giralda
La Ziudad de Bentura Seco Valladolid 1738 Eloísa Wattenberg
El museo de arte africano Arellano Alonso de la UVA Cristina Bayo Fernández
Retablo de san Antonio Abad Iglesia de los santos Juanes de Nava del Rey, Valladolid Juan Antonio Sánchez Hernández
Fotografías Chuchi Guerra Jesús Guerra Martínez
Armando exposiciones Luisjo Cuadrado
192 199 207
Relatos y poesía Jose María Muñoz Quirós Marina Caballero del Pozo Salvador Robles Miras Manolo Madrid Juan González Diz Marco Temprano Sara del Pozo Javier Casado Alonso Andrés C. Bermejo González Noelia Toribio García Jorge Canales Carlos Ibáñez Giralda Berta Cuadrado Mayoral Maite García Córdoba Guille Silva Martina Trenza Marian de Vicente Fernando Fernández Calvín Javier Dámaso José Carlos Nistal Mario Pérez Antolín Toni Murillo Mario Martínez Ángel Comas
213 228 234
Entrevista a Augusto Ferrer-Dalmau la épica del pincel Pilar Cañibano Gago Carlos Ibáñez Giralda
Soy botánico en el Jardín Metálico entre arcas fuertes y vegetales José Carlos Sanz Belloso
245 260
Imágenes y palabras. Un lugar en el mundo Noemí Valiente Manuel Mata Atuse
266
La rehabilitación del Mercado del Val (Valladolid) como elemento dinamizador de su entorno José Mª Llanos Gato Juan Carlos Urdiaian Laucirica fotografías: Chuchi Guerra
272 280
Revista Atticus SIETE
Los zapatos de Atticus 5
260
Revista Atticus SIETE
Interior de tapa de cierre de caja fuerte expuesta en el Museo Nacional de Escultura, Valladolid
Soy botánico en el Jardín Metálico: entre arcas fuertes y vegetales
Soy botánico en el Jardín Metálico: entre arcas fuertes y vegetales José Carlos Sanz Belloso
E
n los años ochenta de la Movida Madrileña destaca el grupo Radio Futura, con su solista Santiago Auserón. Una de sus composiciones más destacadas, señeras en el pop español, y con reconocimiento internacional, es La estatua del Jardín Botánico (1982). Esta canción, de sesgos futuristas, apuesta por una identificación con la máquina, con lo metálico mecánico, desde un jardín botánico. Escuchando el lenguaje de las plantas nos transportan a un tiempo venidero netamente artificial, el de hoy. Quizá sin saberlo presagiaban la era cibernética, el imperio de la robótica, la digitalización del planeta con sofisticados dispositivos y redes virtuales… con cíborg, implantes biónicos, androides, drones… y otros seres y objetos digitales, siempre de penúltima generación, ya cotidianos, imprescindibles. La Estatua del Jardín Botánico Un día más me quedaré sentado aquí en la penumbra de un jardín tan extraño Cae la tarde y me olvidé otra vez de tomar una determinación Esperando un eclipse me quedaré Persiguiendo un enigma al compás de las horas Dibujando una elipse me quedaré entre el sol y mi corazón Junto al estanque me atrapó la ilusión escuchando el lenguaje de las plantas Y he aprendido a esperar sin razón Soy metálico en el Jardín Botánico Con mi pensamiento sigo el movimiento de los peces en el agua Un día más me quedaré sentado aquí en la penumbra de un jardín tan extraño Cae la tarde y me olvidé otra vez de tomar una determinación Esperando un eclipse me quedaré Persiguiendo un enigma al compás de las horas Dibujando una elipse me quedaré entre el sol y mi corazón. Radio Futura
El tema ha sido clasificado por la revista Rolling Stone en el número 21 de las 200 mejores canciones del pop-rock español, según el ranking publicado en 20101. Escenas, rincones e imagen de un jardín botánico ideal, síntesis de todos los jardines botánicos, incluso los imaginarios y desaparecidos, se revelan como puertas del tiempo, o más exactamente como dispositivos irracionales que conducen a estados alterados de la mente. Lo que vendría a ser un tipo de poesía lírica metálica-vegetal. Por oposición a lo orgánico vegetal, o quizá por estar imbuidos medularmente en su espíritu, se provocan reacciones de contrarios, complementarios o reversos, que desembocan en una sociedad mecánica, maquinera y mecanicista, en la mayoría de sus acepciones, la nuestra, occidental y urbana. De aquí viajamos al siglo XVI, época en la que se fabrican unas arcas fuertes diferentes y novedosas. No nos extrañemos de que su lugar de procedencia sea el de algunas ciudades alemanas, con eficientes cerrajeros especializados, integrados en reputados talleres. En Francia se denominan «coffre-fort d´Allemagne», en el Reino Unido como «Armada chests», y en España arcas fuertes o «arcafirme», en Sevilla, de caudales o cajas fuertes o «cofres de Nuremberg». Al uso segoviano, en que los palacios urbanos del XV y XVI, se construían como pequeños castillos torreados, denominados como casas fuertes, o fortalecidas, por analogía estaríamos ante unas arcas fortalecidas. Frente a su austeridad exterior, con una decoración pintada a lo sumo en las partes visibles de frentes y costados, pero no siempre, se descubre una deslumbrante decoración vegetal, de gran elaboración, en el interior, concretamente en el reverso de la tapa, conformada por el propio sistema de cierre y seguridad. Diferentes artículos reseñan las características físicas de estos paralelepípedos, de diferentes medidas, ejecutados con hierro forjado, reforzados por pletinas de hierro en los cantos, aristas y formando fajas centrales y laterales en su perímetro. Sólidos remaches redondeados, o de sebo, confieren una robusta rigidez y solidez a cada pieza. Es vano adentrarnos en descripciones cuando disponemos de unas imágenes de gran calidad, entre elocuentes, sorprendentes y enigmáticas. 1 Dio origen al primer videoclip realizado en España. https://es.wikipedia.org/wiki/La_estatua_del_Jard%C3%ADn_ Bot%C3%A1nico#cite_note-1
Revista Atticus SIETE
261
Arca fuerte de la Fundación Museo de las Ferias de Medina del Campo. Fundación Simón Ruiz
Las arcas fuertes localizadas son: Caja fuerte Museo Nacional de Escultura. 15261575 (m. XVI). Altura 44 cm, anchura (frente) 91 cm, profundidad 51 cm.2 Caja fuerte procedente del Palacio de Santa Cruz (posiblemente de los Mendoza), depositada en el Palacio de Fabio Nelli, Museo de Valladolid. Altura 41,5 cm, anchura (frente) 81,80 cm, profundidad 39,50 cm. Arca fuerte del Museo Catedralicio de Valladolid. Arca fuerte de la Fundación Museo de las Ferias de Medina del Campo. Fundación Simón Ruiz, quizá de su pertenencia. 1550-1570. Altura 40 cm, anchura (frente) 91 cm, profundidad 31 cm.3 Arca firme de la antigua Casa de Contratación de Sevilla, hoy en el Archivo General de Indias de esa ciudad. Hacia 15374. 2 http://ceres.mcu.es/ 3 http://www.museoferias.net/?s=Caja+fuerte 4 http://sevilladailyphoto.blogspot.com.es/2011/11/el-arca-de-caudales.html
262
Frente a modelos anteriores de arcas y arcones de hierro forjado, reforzado, dotados desde una hasta ocho cerraduras, generalmente en el frente delantero, esta tipología alemana cuenta con una sola llave que encaja en una cerradura de la tapa, hacia el centro, muchas veces ocultando su bocallave, y con una falsa cerradura, con bocallave decorativo, en el centro de su frente principal. En el zaguán del citado palacio de Fabio Nelli hay un arcón imponente de varias llaves; el arca de la Universidad de Salamanca, depositada en una sala, tras la Fachada Rica, la conocida como de retablo plateresco, o de la rana, posee ocho, una de ellas del jefe de bedeles, puesto de histórica relevancia en la institución; cariñosamente se la conoce como el Arca Boba. Las diversas descripciones encontradas de los mecanismos de apertura coinciden en lo complejo de su diseño, elaboración y funcionamiento. Tras estudiar estas máquinas de seguridad se comprueba
Revista Atticus SIETE
más bien que sí, son elaboradas y laboriosa de ejecutar, pero no complejas, o solo aparentemente, y ni mucho menos enmarañadas. Más bien se trata de una serie de rutinas de diseños de forjadores de talleres altamente especializados. Idea tomada de Fernando Ramos, experto además en ponderales y en otras maravillas. La tapa queda prisionera a un bastidor de cuadradillo de hierro forjado que regruesa y fortalece considerablemente el perímetro superior de los cuatro costados del arca, con firmes remaches de cabeza redondeada, o de sebo, junto con refuerzos de recias pletinas en cantoneras y en el resto de las aristas, junto con bandas, fajas o pletinas anchas de hierro, centrales y laterales, ancladas con igual sistema, en los cuatro frentes y fondo. El abatimiento de la tapa se realiza por varias bisagras en la parte superior posterior, que no intervienen en su seguridad, solamente sirven para posibilitar su movimiento. Es decir que forzadas o rotas, con el arca cerrada, Caja fuerte del Palacio Santa Cruz, depositada en el Palacio Fabio Nelli, seguiría siendo segura con el Museo de Valladolid sistema de anclajes con resbalón. Estos pueden ser solo Piezas fijas, con decoración de una hoja, que asecinco, o menos, en las más sencillas y llegar hasta dieguran el deslizamiento, como guías, en los sentidos ciséis en las más aparatosas. ortogonales de las barras que se rematan en los resLa prisión o cierre se efectúa con resbalones balones de cierre, así como de otras barras que disdeslizantes, ortogonalmente, de arriba abajo, o de curren por ranuras practicadas en las primeras. izquierda a derecha, vista abierta y de frente, con paFlejes con forma de V, con un palo recto y el otro tilla en cuña en un lado, el que se ciñe y aprisiona el curvo, convexo hacia el exterior. El valle de la uve se cuadradillo citado. resuelve en una porción de circulo, y todo de pletina Las piezas principales se encuentran en un plano continua forjada con remates de hojas y flores en los definido por el trasdós de la tapas, siendo movimienextremos y en unos pivotes, o remaches, que retietos en un plano, con algunos elementos que hacen nen los flejes en su sitio. puentes sobre otras, pero sin sobresalir apreciableFlejes iguales a los anteriores con movimiento de mente. Destacan las siguientes piezas: giro en el pivote de anclaje. Barra central con desplazamiento longitudinal Piezas en L, o en ángulos agudos u obtusos, con que activa el movimiento de todas las piezas, direceje de giro en el punto de encuentro de los brazos, tamente, o a través de otras secundarias, de todos empujados a giras por flejes móviles, con eje de giro, los pestillos-resbalones perimetrales. nunca deslizantes, u otras piezas deslizantes. Revista Atticus SIETE
263
No existen por tanto resortes ni muelles, y por ello tampoco posibilidad de recuperación automática de la posición inicial. La llave con una, o varias vueltas abría, y a la inversa cerraba. Pero sin necesidad de utilizar la llave, en posición de resbalones salientes, dejando caer la tapa, con cierto cuidado, se cerraba automáticamente, al empujar hacia dentro estos resbalones deslizantes con gancho, que por la acción de los flejes volvían a su posición saliente, y con la caja cerrada. Sistema de pequeños flejes se utilizaron para la relojería de relojes portables, pero de considerable tamaño, conocidos como concertinas, pues no es hasta la década 1660, en la que se hicieron aportaciones relevantes, inventando el volante con resorte espiral, es decir del muelle helicoidal y le revolución de la relojería de precisión con resortes, espirales, muelles y afines. Para que una sola llave, tampoco muy grande, pudiera poner en marcha este juego sonoro de piezas metálicas en movimiento, con decoraciones vegetales, sin que supusiera un gran esfuerzo, implica que las tensiones de los flejes deberían ser las justas, ni más ni menos. Por ensayo y error se obtendrían las dimensiones, anchuras, grosores y tamaños de cada fleje, sus tamaños y curvaturas tensionadas, todos en armónica compensación. La calibración de estos hierros decorados definiría la maestría y calidad de cada taller y de sus arcas. Virtuoso trabajo artesanal que en su destreza llega al estatus de arte, el de la alta mecánica cerrajera. Muchas viejas cerraduras tradicionales, o cerrajas, confían su funcionamiento a un solo fleje. También había cerraduras de madera, con llaves dentadas de madera, según ha estudiado y reconstruido Carlos Carricajo Carbajo, en su último trabajo sobre puertas carreteras, y funcionan a la perfección. La seguridad de estas arcas se completaba con dos recios candados, que cerraban unas anillas, solidarias a la tapa, que enhebraban unas pletinas con ra-
nuras u ojales rasgados que pendían del frente delantero de otras argollas, y se levantaban a tal fin. Asas laterales permitían el traslado inicial, pues muchas se anclaban con piezas de hierro, con grandes clavos, pernos o rudimentarios tornillos a suelos, según nos informa Fernando Ramos, (en el Museo de las Ferias de Medina del Campo) en el caso de practicar orificios en su fondo, o a los lienzos verticales, en los costados o frente posterior, y siempre a muy prietas y sólidas fábricas de piedra, para que no pudieran ser desenclavadas ni forzadas con comodidad. Descerrajar un arca de este tipo invitaba al lanzamiento libre desde las alturas de torres y campanarios, las veces que fuese necesario, despanzurrándolas. Solo si primero eran encontradas, y luego sacadas de sus moradas, tras quebrantar sus fijaciones y a sus dueños. Muchas han llegado a permanecer «vírgenes» a nuestros días, visitables además en colecciones de museos germanos; y algunas cerradas sin remisión. Las civilizaciones protohistóricas, e incluso prehistóricas recurren a elementos geométricos, animales o vegetales en sus representaciones u ornamentaciones. Larga tradición que llega hasta el Art Nouveau y Arts and Crafs británico, con la ruptura radical desde el Movimiento Moderno (simplificando y por tanto errando) En decoración todo, o casi todo, es o geometría o vegetación. En el caso de nuestras ya queridas arcas, será lo vegetal el recurso que no solo las decora, sino que las «amabiliza» y las hace más atractivas, disipando el efecto de rigidez mecánica que presentarían sin estos aditamentos y adornos. Hojas bruñidas plateadas, flores de cobre doradas, y otros juegos de formas y surcos, acanaladuras, curvas… cinceladas en los frentes de las pletinas, en otras hojas y en algunos elementos, conferían un aspecto como una representación o recreación de un jardín, un jardín metálico. No se trata de horror al vacío; la decoración principalmente vegetal, remite al mundo natural
Tapa del arca fuerte de la Casa de Contratación de Sevilla Archivo General de Indias
264
Revista Atticus SIETE
de forma directa. La necesidad de identificarse con la Naturaleza, de sentirse parte de ella, de querer que llegue hasta los más secretos rincones, representada, reproducida, recreada… era más que una necesidad, era algo consustancial a una forma de vivir; como queriendo escuchar la expresión y el crecimiento de las plantas, aquí forzadamente metálico, como en la canción, escuchando el lenguaje de las plantas. Otros mecanismos hidráulicos se utilizan en jardines para producir música, mediante tubos de agua y aire, ubicados generalmente en grutas artificiales, con una aparatosa maquinaria hidráulica, o bien hacían mover pájaros artificiales enjaulados, incluso reproduciendo sus trinos, hasta figuras de animales y humanas autómatas y animadas, integradas en el programa simbólico, alegórico o por mero juego y sorpresa en el jardín clásico. Aquí la mecánica se supedita a lo natural-vegetal y se intenta ocultar o escamotear. En estas cajas fuertes lo biológico quiere manifestarse por encima de la utilidad, de la necesidad y de la relojería de grueso calibre y alta eficacia. Ingenios aplicados a salvaguardar objetos, documentos y quizá recuerdos valiosos. Contendrían delicadas piezas de raros materiales y lugares exóticos, secretos inconfesables y toda suerte de cosas maravillosas, ruines, vulgares o inexplicables; dineros, alhajas, venenos, pócimas milagrosas, elixires… y todo, con el tiempo extraviado, los sueños olvidados convertidos en cenizas y vacío. Arcas para visitar y recrear la vista, ahora que se pueden ver, después de centurias en las que estuvieron (la práctica totalidad del tiempo) cerradas. Se abrirían a solas, o con casi nadie, solo por su poseedor, y para él, único ser privilegiado en contemplar un organismo metálico en movimiento, no tan sutil como el pensamiento siguiendo el movimiento de los peces en el agua. Recreaciones de raros jardines cerrados, con una doble bordura perimetral de hierro, bellamente decorados con partes de plantas, para ser vistos por muy pocos, y por tanto secretos, en todo metálicos,
a lo más con motivos y decoraciones pintadas por el exterior, aunque no siempre5. Con el arca cerrada los jardines están suspendidos, en el cielo del mundo cerrado que contenían, y en este caso como emparrados protectores. Viéndolos con calma, entrecerrando los ojos, quizá nos sintamos, parcialmente botánicos, puede que algo vegetales, delante de ventanas del tiempo, frente a jardines metálicos, interiores, cerrados y secretos, andando y desandando el camino que trazó una canción hace treinta y cuatro años. Con cierto giro de la llave, esas ventanas herméticas, sin duda, abren otros jardines soñados, apócrifos o quiméricos, aunque no por ello menos factibles o probables. ¿Soy botánico en el Jardín Metálico?
Advertencia por indicación expresa de la letra: Cae la tarde y me olvidé otra vez de tomar una determinación Un día más me quedaré (usted se podrá quedar) sentado aquí en la penumbra de un jardín tan extraño. Agradecimientos a cada una de las instituciones mencionadas, a sus directores, técnicos, conservadores, restauradores y personal de atención y cuidado de las piezas y de los visitantes. ² 5 La decoración pictórica se reservaba habitualmente para los ejemplares de mayor calidad, normalmente sencillos motivos florales en tonos blanco, verde y rojo aunque en ocasiones podía alcanzar mayor complejidad. Según referencia del Museo Nacional de Escultura de Valladolid ¿cómo cierres vegetales del jardín interior?
Revista Atticus SIETE
265