ESCRITURA VEGETAL. APUNTES José Carlos Sanz Belloso Valladolid, 2013
ESCRITURA VEGETAL. APUNTES Cierto tipo de especies vegetales y algunos sistemas de escritura parecen contar con similitudes, relaciones y asociaciones de orden complejo más allá de semejanzas visuales o formalistas. Posibles trasvases de significados y pretendidas transferencias de propiedades serán inferidas mediante la aplicación de diferentes recursos analíticos, echando mano de la lingüística, la botánica y otras disciplinas o ciencias con las que intentaremos no enredarnos más de lo preciso. Con diferentes recursos narrativos veremos como la vegetación y la escritura en algunas manifestaciones, se entrelazan, nutren, desarrollan, conviven, confunden… marchitan y desaparecen dejando apenas una leve huella. Como en la técnica de jardín prestado, el “sakkei”, bien incorporando parte de un paisaje exterior a la composición del jardín, bien significando un aspecto vivo dentro de él, o matizando una cualidad como el balanceo de las ramas de un arce, el reflejo en una lámina de agua, de unas piedras o la rúbrica garrapateada por un distraído escribano en un viejo legajo, irán apareciendo diferentes escenas e imágenes. 1
Trepadoras y otras plantas dotadas de gran movimiento Con variadas familias, géneros y subgéneros son miles las variedades de plantas trepadoras. Divididas por algunos jardineros en trepadoras en sentido estricto, sarmentosas y semisarmentosas, junto con reptantes y tapizantes, cobertoras o rastreras y por otros simplemente en adhesivas y no adhesivas. Entre ellas algunas colgantes, propias de pensiles aéreos, como por ejemplo en aquellos famosos y remotos jardines de Babilonia. Se multiplican por siembra, división, acodadura, esqueje o por tubérculos. Son vigorosas, de rápido crecimiento, de hoja caduca o perennifolias, más o menos resistentes al frío y a fuertes insolaciones, pero por lo general logran medrar con desenfado y lozanía sobre cualquier soporte, o en algunas especies sobre el propio suelo. Recordemos que hablamos de plantas. Asegurada una suficiente hidratación y la absorción de nutrientes minerales, estas plantas epifitas, encaminan todo su afán a localizar un soporte, un tronco debilitado o un pie propicio en la naturaleza, o cualquier tipo de tutor o elemento físico para permanecer sobre él largo tiempo, en animado desarrollo y con dispares consecuencias para ambos, incluso de connivencia en simbiosis. La práctica de la restauración y conservación arquitectónica contempla, dentro de los planes de mantenimiento, el control de la aparición, crecimiento y desarrollo espontáneo de plantas, arbustos y árboles invasores o perjudiciales en: Murallas, castillos, ruinas consolidadas y en otros edificios patrimoniales y en sus entornos. Conjuntos arquitectónicos abandonados, invadidos por la vegetación, sustentaron el concepto de la ruina romántica; su tratamiento en la literatura, en la pintura y en la jardinería ha dado profusos desarrollos. En jardinería, paisajismo y horticultura se utilizan múltiples especies trepadoras con altos contenidos compositivos, formales, protectores, alimenticios y sensoriales como las: Clemátides Clematis , Glicinias Wisteria, parras vírgenes Parthenocissus quinquefolia y P. tricuspidata, también con jazmines Jasminum, pasionarias Passiflora , hiedras Hedera helix y en vides, vides en parras, Vitis vinífera, calabazas Cucurbita, guisantes Pisum sativum o alubias, pochas, judías, frijoles Phaseolus vulgaris. En el cuento de Juanito y las habichuelas unas plantas portentosas llegan hasta las alturas sin tutor, dado su carácter mágico, el mismo que hizo posible que pudieran ser cortadas rápidamente a pesar del altísimo grado de lignificación que debieron alcanzar. Para más información, la obra de Charles Darwin “Trepadoras” (1865) en especial la traducción e introducción de José-Pío Beltrán (2010). Al parecer las trepadoras suelen hacer lo que les es propio, contando con dos teorías explicativas más una más que las engloba. Estas plantas han desarrollado más que otras un movimiento oscilatorio respecto de un eje central durante su crecimiento, el de circumnutación. Además sus << órganos más diversos –tallos, ramas, pedúnculos de flores, peciolos, nervios centrales de las hojas y raíces adventicias- tienen capacidad de movimiento>> de desplazarse en trepa, enroscándose, ciñéndose, adhiriéndose, con torsiones, escalando, reptando… ayudadas de espinas, como en los rosales (Rosa spp.) , de zarcillos-extensores-muelle, de zarcillos con extremos ramificados con ventosas dotadas de sustancias altamente adhesivas como en el caso del género Ampelopsis. 2
Estas plantas presentan tropismos (fototropismo positivo o geotropismo negativo) y cualidades de contacto sensibles a los diferentes tipos de texturas de los soportes. Llegamos a una escena, un lienzo al aire, conseguido por un vuelo importante de una pieza arquitectónica de composición racionalista y resultado expresionista, con un acabado basto de hormigón armado, para ser no visto pero visto, que está cubierto parcialmente por una enredadera. La superficie del muro es rugosa y presenta oquedades, coqueras y rebabas de un encofrado deliberadamente descuidado, en un acabado apreciado por algunos arquitectos del Movimiento Moderno. La impronta de las tablas de madera cepillada se transmite a la piel del muro, así como las juntas entre ellas, no perfectamente alineadas, ni aplomadas ni enrasadas, premeditadamente colocadas para que su disposición parezca casual y así obtener mayor expresividad matérica, en la línea de la arquitectura brutalista del francés béton brut (hormigón crudo) afín con otras experiencias en las artes plásticas como en Jean Dubuffet, en su contexto.
Escrito en el muro.
Nuestra trepadora será una parra virgen una magnífica Parthenocissus tricuspidata. Similar a la del relato de H.G. Wells “La Puerta en el muro”, muro de una calle encontrada en el vagabundeo azaroso de un niño que decididamente abrirá la puerta verde alojada en él para adentrarse en un extraño y maravilloso jardín << una enredadera carmesí de Virginia (Parthenocissus quinquefolia), toda de carmesí uniforme y brillante… () …que trepaba por un muro blanco…>> La incidencia e importancia de lo vegetal, desde lo minúsculo al territorio, ha sido fundamental en buena parte de la literatura de todas las culturas: Desde el Génesis en el que el hombre aparece intencionadamente en un huerto a 3
la mitología clásica en la que Dafne se transforma en laurel antes de ser poseída por Apolo, o bien en la importancia del paisaje, emotivo o sentimental, en la Generación del 98 y en Ortega, con la falta de vegetación en la aridez castellana como una seña de identidad, interpretado por Eduardo Martínez de Pisón en "Imagen del paisaje" (2012). Pero sigamos con nuestro muro de hormigón y su enredadera que surge lateralmente de uno de los costados, como un árbol abatido, sobre un espacio bidimensional. La caducidad de sus hojas hace que en invierno se muestren desnudos sus tallos y ramificaciones, con restos de zarcillos adheridos al paramento; en realidad es todo el conjunto sarmentoso el que asegura su completa y segura fijación de temporada en temporada; si no fuese así se desplomaría y arruinaría.
Claroscuro en horizontal.
De forma cíclica estacional (en algunas especies con los periodos circadianos) ya entrada la primavera, recobra su vigor y lanza nuevas guías y zarcillos sobre lienzo. Su avance es paulatino e incesante sobre él, recubriendo en un desplazamiento lateral la mayor y extensa área posible, de forma precisa y prefijada, como trazada por un metódico calígrafo-pintor. Líneas onduladas, serpentiformes, ligeramente rectilíneas, con ramificaciones y curvaturas, muchas hacia arriba, con entrelazados, cruces y solapes, tejen una sutil trama homogénea de ramitas, tallos, pequeños frutos en bolitas y zarcillos, en una alfombra expansiva. Se presenta como una composición natural botánica, como una forma de escritura o dibujo pictográfico automático y biológico, lleno se signos, rúbricas, puntos, garabatos… Así muchas parras describen sus dibujos y desarrollan sus grafismos sobrescribiendo paredes y fachadas con trazos sarmentosos. En esencia posibles “jardines en movimiento” según Gilles Clément. Un único elemento vegetal desarrolla un programa botánico con apreciable contenido expresivo sobre un lienzo vertical y se constituye en un motivo del sakkei; un jardín vertical mínimo trenzado en dos dimensiones, como una escritura vegetal figurada que requiere de una técnica especializada 4
para comprender su mensaje y sus posibles significados ocultos y no evidentes, más allá de lo naturalista, lo plástico, lo formal o icónico, pero sin obviarlo. O quizá según Alberto Caeiro a través de Pessoa puede que no haya significado oculto. En el “El guardador de rebaños” (1982): Pensar en el sentido íntimo de las cosas es superfluo, como pensar en la salud o llevar un vaso al agua de las fuentes. El único sentido íntimo de las cosas es que no tienen ningún sentido íntimo. En el otoño la parra varía su verdor y va dando paso a rojos vibrantes, en un tapiz de graduaciones anaranjadas, verdes, rojizas, y amarillas.
Escrito sobre renglones de encofrado.
La enredadera se reescribe sobre si misma, renace y rebrota ampliando su superficie sobre los restos de la enramada adormecida del año anterior ¿cómo en un palimpsesto? sobre los “Rastros” que reconoce, atestigua y festeja Concha Gay en su obra reciente. Se produce un efecto de transferencia o especie de frottage de la planta al muro en el que quedan impresas sus huellas. En las hiedras Hedera Helix es aún más fuerte el registro por la implacable persistencia y capacidad de estampación de las raicillas aéreas, en una escritura repetitiva de rasgos homófonos de cambiante tamaño, inclinación, disposición y densidad, en obsesiva rutina, en… 5
Rastros de escritura.
Nuestra P. tricuspidata reviste este “duro” muro como una pintura viva adhesivada, que aparece y desaparece en secuencias prefijadas, en un proceso iterado de presencia y ausencia, ausencia aquí de parte de un sujeto vegetal. Cuando despliega su viveza colorista oculta la urdimbre, cuando está desnuda explicita su impresión sobre unos ásperos renglones, los del encofrado. Hay algo también de seguimiento y de documentación, mediante el registro en imágenes de este paisaje, constatando su devenir en archivos digitales. ¿Una escritura encontrada, un objet trouvé vegetal?
Lienzo escriturado.
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Lo abatido en el plano horizontal y lo alzado en el plano vertical Gran parte de la potencia expresiva de la escena descrita reside en su fijación sobre un plano vertical aparentemente flotante, por su inestabilidad formal, según diserta Juan Antonio Cortés en "La estabilidad formal en la arquitectura contemporánea" (1991) y por el crecimiento y desarrollo tumbado de la planta, visual y biológicamente antinatural. Ambas singularidades se comprenden en todo su recorrido tras leer el artículo en la revista Anales de Arquitectura “Del Ideal a la basura. Algunos motivos de horizontalidad en el arte contemporáneo” (1995) de María Bolaños. Lúcido y esclarecedor trabajo que nos brinda valiosas informaciones, referencias, claves y reveladores discursos sobre lo horizontal como propio del dibujo, de la escritura, los signos… y lo vertical propio de la representación ante el espectador, como desarrollo de algunos planteamientos de Walter Benjamin.
Vestigios, signos: Documento.
La historia de la escritura, el lenguaje, la semiología y lo vegetal El pictograma, el ideograma, el jeroglifo, el fonograma, el logograma, los silabarios, sus asociaciones, los alfabetos de letras individuales… cientos de sistemas de escritura, la iconografía, la semiología... Quizá demasiados mimbres para armar un cesto, ni siquiera un serón, escriño o covanillo; lo 7
dejaremos en nido deshilachado de ramas sueltas apenas entrelazadas teniendo “La Historia universal de la escritura” (2001) de Harald Haarman y a otros especialistas como referentes. Solamente señalar que algunas letras y signos gráficos de diferentes sistemas de escritura, en un dilatado proceso, provienen de signos pictográficos arcaicos precursores de la escritura, que representaban elementos de la naturaleza, inorgánicos, animales y también plantas identificadas originalmente de forma icónica. Así la M representaba el agua, o formas de ésta, estando ladeada como en ondas, similar a una
e.En el sistema de escritura japonés, en la lista
jinmeiyō kanji se
designan diferentes árboles mediante grupos de caracteres, el izquierdo indica árbol y el derecho detalla la especie, remarcando una cualidad característica como las ramas curvadas del sugi, Cryptomeria japónica, 杉, o las péndulas del sauce, Salix babylonica,
楊 .
Muchos sistemas de escritura modernos condensan aún figuraciones pictográficas provenientes de la botánica con un origen netamente figurativo.
Las escrituras japonesa, china y lo vegetal desde dos visiones occidentales Es difícil expresar la idea de vacío en el mundo oriental para un occidental o la importancia que se da a la Naturaleza, a la escritura y los signos. Veremos algo de la obra de Roland Barthes y de Henri Michaux. Ambos escritores franceses, uno filósofo, ensayista y lingüista y el otro poeta y autor de pinturas, dibujos, grabados y caligrafías. En “El Imperio de los signos” (2007) Barthes realiza una descripción personalísima del Japón, <<país de los signos>>, con una interpretación de ricos frutos. Cautiva su disertación sobre la comida y la escritura japonesa o sus interrogantes: << ¿Dónde empieza la escritura? / ¿Dónde empieza la pintura? >> Inquiriendo sobre una imagen con una rama y unos caracteres gráficos.
A la manera de R. Barthes.
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Sugiere que pintura y escritura se confunden pudiendo ser intercambiables para un total desconocido en estas materias. La escritura oriental es obra de artistas calígrafos muy apreciados cultural y socialmente. El acto de la escritura implica un estado mental especial, destreza, claridad de visión, concentración, ligereza… algo así como una especie de naturalidad adquirida pacientemente y a la vez como acción interiorizada, con un preciso ritual. Puede ser fuerte y clara o imprecisa y leve, según la mano que la anima y el ánimo de su dueño. Para Barthes <<…el pincel puede deslizarse, torcerse, levantarse realizando el trazo en el volumen del aire, por así decir tiene la fluidez carnal, lubrificante, de la mano>>.
A la manera de Tani-Buncho
E. Michaux realiza un acercamiento a la cultura y la escritura China que motivó una amplia y compleja producción. En “Ideogramas en China”, "Captar" y "Mediante trazos" (2006), desarrolla un obra poética y gráfica plagada de signos, composiciones libres de grafismos, garrapateados, y un sinfín de dibujitos con las más diversas ordenaciones y desordenaciones, ¿escrituras arcaicas, ideogramas, pictogramas encriptados, esquemas deslavazados de plantaciones vegetales, de raicillas o hierbas desperdigadas, galimatías sígnicos? Quizá nada de eso. En 1966 publica un álbum de aguafuertes “Parcours”, con algunas estampaciones con pequeños signos, dibujillos, trazos y puntos en hileras. ¿Quizá formando polisémicos escritos enmarcados?
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Escrituras en pinturas occidentales Letras
a, góticas, brotadas o prendidas en el árbol seco de “La Virgen del árbol seco” en el museo
Thyssen de Madrid, obra del s. XV de Petrus Christus. Letra como hoja, flor, fruto granado- alfa inicial y otros ejemplos hasta Antoni Tàpies y en muchos posteriores. Entre los modernos del siglo pasado, ya clásico, el artista Cy Twomby con sus escrituras, grafismos, garabatos gestuales sobre sus lienzos en bucles y lazos libres y con fluidos trazos deslavazados en blanco tiza sobre telas-pizarras negras. Un maestro indiscutible del arte moderno del s. XX es Paul Klee, en el que la Naturaleza toma cuerpo en muchos de sus cuadros, como origen o tema central. Mencionaremos dos obras: “Du gris de la nuit surgit soudain” en la que la escritura trama toda la superficie organizada en renglones con letras-teselas de color y en “Documento” en encontrarnos un paisaje encuadrado en un rectángulo vertical con filas de signos, como en Michaux. ¿Qué quiere documentar? ¿Una especie de escritura orgánica? Las ideas de germinación, crecimiento, muerte y otras del mundo Klee son clarificadas por Eduardo Subirats en “La Flor y el cristal” (1986) con una sugerente interpretación de las sustancias de las que se nutre al pintor suizo. Escritura florida. Lo vegetal en la tipografía y antes del tipo La tipografía con la aparición de la imprenta lejos de relegar adornos y florituras precedentes adopta también costumbres y formas anteriores empleando lo vegetal como parte de la composición y ornato del documento y del propio tipo. Alfabetos de elaborada factura se encuentran ribeteados y decorados con las más primorosas hojas, ramillas, frutos, tallos y florecillas. Algunos alfabetos se diseñan exclusivamente con ellos. En la Edad Media europea cristiana, códices, antifonarios, sinodales, privilegios rodados… documentos religiosos y profanos se grafiaban, rotulaban e iluminaban sobre pieles o en papeles “vegetales” empleándose en ellos fieles representaciones de plantas y verduras, como la vid, o en depuradas abstracciones pictográficas. Las letras capitales están especialmente enmarcadas o rotuladas con estos temas y algunas componen verdaderos microjardines tipográficos. Podría plantearse una historia de las plantas desde esta mirada. En la práctica seguramente se repetirían y copiaran ciertos motivos recurrentes o inventarían nuevas variedades a voluntad.
Microjardines tipográficos.
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Es tal la fuerza del mundo natural que insistente y recurrentemente reclama nuestro interés vital. Un paradigma fue el Art Nouveau. Lo ondulado, sinuoso, curvado, flexible,… especialmente con figuraciones vegetales identificaban el nuevo estilo de vida en todos los ámbitos de la cultura, incluida la tipografía, en la que lo vegetal se reflejó en el diseño de los nuevos tipos y abecedarios. En el ilustrado discurso de Enric Satué en “Arte en la tipografía y tipografía en el arte” (2007) se reivindica la tipografía como arte y su papel en la plástica pictórica moderna. Panorama que se completa con la amplísima actividad tipográfica y artística en movimientos de las Vanguardias históricas, especialmente en la producción dadaísta, con la figura singular de Kurt Schwitters según señala M. Bolaños en el artículo citado, en las derivas surrealistas y en la poesía visual como la de Joan Brossa. caligramas y logogramas incluidos.
Caligrama.
Logo.
Fisiología, caligrafía y gracias vegetales Una definición, en el ámbito de la grafología pericial, describe la escritura como: <<el registro de los gestos ordenados por el sistema nervioso central y condicionados de forma automática, fisiológica y psicológica, que imponen al grafismo caracteres personales y permanentes>> Así cada escritura pertenece a una mano con las matizaciones oportunas. El condicionante fisiológico de un ser capaz de escribir se supedita al giro del brazo con centro en el hombro, del antebrazo con giro en el codo, de la mano en la muñeca y de cada una de las falanges de los dedos y de estos respecto de la palma, y toda esta máquina articulada respecto del torso, incluidos el cuello y la cabeza, escribiendo sentados. Los movimientos así condicionados tenderán a trazar más naturalmente arcos y trazos curvos en miles de combinaciones e indecibles coordenadas polares. Una escritura de trazos angulosos y rectos con caracteres o letras independientes, sin ligazón, se identifica con mentes analíticas y precisas. Dibujar o pintar con trazos y líneas rectas denota además de una gran pericia 11
una intencionalidad, sea ésta la que sea, algo antinatural, identificado más con lo inorgánico o lo abstracto. Un artista que opta en algunas obras por trazos rectos es Pablo Palazuelo en composiciones de un lirismo y pureza inigualables. La necesidad de escribir con agilidad motivó la invención de nuevos sistemas de escritura, como el demótico egipcio y condicionó la evolución de ciertos alfabetos, un ejemplo es el de la letra modificada europea del s. X, pudiendo concluir que ciertas adaptaciones de la escritura se acomodan mejor a nuestra constitución fisiológica, haciéndola más fluida y cómoda, en general con las cursivas. Otra característica de la escritura manuscrita occidental con alfabeto latino, en diversas caligrafías y estilos tipográficos, es la expresividad de sus caracteres mediante las significativamente denominadas florituras, ramificaciones o gracias con lazos, bucles, espirales y otros adornos. También parece ser una necesidad de la mano extender los trazos, amplificar iniciales, prolongar rabillos o significar algunas letras determinadas.
L
Fragmento de documento. Archivo Diocesano de Valladolid.
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La escritura árabe también es especialmente dúctil y elástica, con grosores dinámicos de sus rasgos y la posibilidad de estirar los trazos de algunas letras para justificar cada renglón en su margen final; escritura cursiva y ligada de letras entrelazadas, como dextrógiros zarcillos-muelle avanzando hacia la izquierda con una gran componente gestual y marcada denotación orgánica.
Copia libre de un texto de una lápida de Irak.
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Así estas escrituras adquieren más entidad realzando ciertas modulaciones, cobrando vivacidad y evitando denostados textos monótonos, monocordes, planos. El que se materializasen generalmente con cálamos, de pluma de ave o de cañas huecas cortadas adecuadamente, inducía a que los rasgos de las letras presentasen anchuras variables que se podían acentuar o minorar según la inclinación del útil y la presión ejercida, ganando seguramente también en legibilidad. Más aún cuando se escribe a pincel. En “La Mano que piensa” (2012) Juhani Pallasmaa defiende la adquisición de conocimientos a través del cuerpo y la idea de que la mano opera como una ventana de la mente. En “La mano: de cómo su uso configura el cerebro, el lenguaje y la cultura humana” (2002), Frank R. Wilson enlaza escritura y neurociencia.
Escritura, mano y mente vivaces.
Algunos documentos o fragmentos de legajos para un completo desconocedor de la escritura occidental o de lenguas en árabe ¿podrían ser interpretados como una composición plástica al igual que en ciertas composiciones orientales? Mediante un proceso intencionado de abstracción, de acomodación o reeducación del ojo nos parece contemplar algunas escrituras como representaciones de esquemas, rasguños, apuntes del natural o imaginarios de enredaderas y ramajes como cierto tipo de escritura vegetal. 14
Escritura semiautomática. Simetría especular.
Superposición del recto y del verso de un documento de un archivo histórico.
Notas finales
A la manera de Beethoven.
Andante con moto quasi allegretto. L.V. Beethoven.
La escritura musical autógrafa de compositores, las copias de amanuenses en cantorales o la impresa en libretos y partituras, para analfabetos en este tipo de notaciones, remeda en ocasiones ramillas, tallos y frutos prendidos en tensos tendales formados por las líneas paralelas de los pentagramas, en rectilíneos espaldares, y viceversa. Nos distraeremos ahora ya en cultivar huertos con peros y camuesos en estas u otras espalderas, ensayando injertos en escudete, con trazos sueltos, letras, signos y garabatos en ¿jardines en movimiento?
Rasguño en espaldera.
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OTRAS REFERENCIAS, JUEGOS Y ANALOGÍAS Portada de un libro de El Corán como representación de organismos vegetales, tanto en caligrafía vegetal como en la decoración que los envuelve, como unos tallos y zarcillos recogidos o que surgen de un jazmín.
Caligrama: Jardín de espinos.
Partituras musicales como lienzos poblados de plantas y hojas, unas veces ordenadas, como a la izquierda, en una imagen del Gradual de Constancia otras más libres y orgánicas, con la aparente confusión del genio creador, en el Andante con moto quasi allegretto, de Ludwig van Beethoven.
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Arriba unas hojas del libro de caligrafía de Juan Icíar Vizcaíno, primer calígrafo de España que recurre al grabado y la imprenta para divulgar su oficio, Arte subtilisima… A la izquierda una hoja de unos de sus alfabetos, de los más floridos y de aire vegetal en que las letras combinadas compondrían textos; y a la derecha una hoja final del libro, con garabatos y rasguños. Es la que tomamos como ejemplo de escritura vegetal involuntaria, ya que compone un entramado de ramas como en una planta trepadora
Pictogramas sumerios con plantas. Escritura vegetal original.
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Abajo derecha escritura cuneiforme y afinidad formal con la planta y organizaciones de bambĂş. La tablilla podrĂa imaginarse como por un fragmento de barro con plantas adheridas fosilizadas.
Escrituras vegetales junto con un texto hebreo a manera de otra escritura vegetal, en las que las etras, ramas y hojas pueden llegar a parecer algo similar, en una placa de bronce, con texto del libro del GĂŠnesis, en los Jardines de San Miguel de Pedraza de la Sierra, Segovia, en 2010. 18
Epigrafía lapidaria hebrea. Museo judio en Toledo.
Representaciones de vegetaciones labradas alojando una lápida con epigrafía.
Decoración de letras iniciales con motivos vegetales. La vegetación es un ornamento al tipo, de uso muy difundido en miniaturas en la Edad Media, recurso aún vigente. El Art Nouveau destacó por el uso de motivos vegetales, y en otros movimientos estilísticos destacados y en las artes aplicadas.
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Parque cerca de Lu (cerna)
Muchos cuadros y parte de la obra gráfica de Paul Klee incorporan textos, signos y grafismos que pueden abarcar toda la composición; en ocaciones hacen referencia a un poema, a un jardín o a un “documento”. El juego de los niños, abajo a la izquierda, se realiza en un campo de signos que asemejan árboles y plantas, en Les Enfants au jeu, como un paisaje sígnico.
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Caracteres relativamente abstractos representan elementos naturales, sin ser deliberadamente signos caligráficos o un tipo de escritura concreto. La amplia obra de Henri Michaux explora campos caligráficos y de grafismos que en algunos momentos deviene de experiencias con plantas psicotrópicas, como la mesclalina.
Salvo los referenciados el resto de imágenes son de elaboración propia. Este texo recoge un primer ensayo registrado en 2011 y el texto completo publicado en la revista Alkaid, número 17, en 2013.
Valladolid, enero de 2016.
José Carlos Sanz Belloso
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