Como elegir el momento perfecto

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Existen fotos técnicamente perfectas que fallan y fotos que distan mucho de tener una buena calidad y sin embargo funcionan mejor. ¿Dónde está entonces el fallo o el acierto? Sobre todo cuando te inicias en este apasionante mundo de la fotografía, te obsesionas con la calidad, con la nitidez, la exposición adecuada, etcétera, etcétera, por no decir bla, bla, bla… , mientras ignoras algo muy importante: el momento justo.

Muchos fotógrafos profesionales coinciden en que una gran foto depende de estar en el momento exacto y en el lugar preciso. Esto no es fácil, claro que no. En muchas ocasiones es un factor suerte. Pero no siempre es así. En otras muchas se trata de observación, de paciencia, de espera, de planificación, de previsión… Hoy te vamos a proponer un ejercicio que va mucho más allá de controlar el enfoque o la iluminación (por poner un ejemplo). En este documento te recomendamos que a la hora de disparar tus próximas fotos elijas el momento perfecto.

Algunas ocasiones lo reconocerás de forma intuitiva. Otras, sin embargo, podrás dejarte llevar por ciertas “reglas”. No es que sean reglas fijas o normas imperturbables, sino una serie de consejos que te pueden orientar. Con el tiempo irás descubriendo tu propio camino, tus propias reglas y escucharás una voz en tu interior que te grite “¡dispara ahora!”. Antes de continuar vamos a añadir que la fotografía digital facilita la tarea, pues ante la duda, movimientos rápidos o situaciones imprevisibles, ayuda mucho poder realizar varios disparos y elegir a posteriori. No pierdas esa oportunidad. Lo cual no significa que te quedes con el dedo pegado al botón de disparo si la escena no cambia (si nada se mueve, ni siquiera tú, vale con un solo clic ;) ).


Ahora sí, te doy algunas de esas pistas.

Observa las siguientes imágenes. Dos jirafas en ambas, mismo lugar, mismo autor, incluso mismos ajustes y, sin embargo, la de la derecha parece funcionar mucho mejor, ¿por qué? Si te fijas, en la imagen de la izquierda, una jirafa tapa a la otra, la de detrás se ve que está ahí, pero precisamente la cabeza está escondida tras el cuerpo de la primera. La otra imagen es mucho más limpia, el cerebro la reconoce mejor, resulta más agradable. La diferencia, esperar un instante a que se separen, a que cambien de posición (si moviéndote tú no consigues el efecto deseado). Esto puede ocurrir con personas, con transportes, con nubes o cualquier objeto o ser vivo que se mueva… haz un par de pruebas y observa los resultados. Te sorprenderás ;)

Fotografías de Jordi Roy Gabarra bajo licencia Creative Commons

Como somos seres humanos, no podemos evitar sentirnos atraídos por otros seres humanos. Por este motivo, cuando en una imagen vemos una persona, nuestra mirada se siente inevitablemente atraída hacia ella. Puedes encontrar un lugar muy interesante, precioso incluso, con una luz incomparable, espera que entre una persona en escena y lograrás una foto redonda, de lo contrario puede que te quede “vacía”, carente de interés. Si observas las siguientes imágenes, aunque son muy parecidas, con el mismo motivo y buscando texturas y ritmo a través de un patrón de repetición, verás que la foto de la izquierda te llama más la atención, pues el hecho de incluir una


persona en la escena, además de romper el ritmo y dinamizar la imagen, atrae la mirada del espectador y logra que se identifique con él. Una vez más, esperar el momento justo tiene recompensa ;)

Fotografías de Sagrario Gallego y Enrique Dans bajo licencia Creative Commons

La luz, no nos cansaremos de repetirlo en el blog, es un elemento necesario a la vez que creativo. Controlar la luz no sólo te ayudará a lograr una correcta exposición y evitar fotografías subexpuestas o quemadas (sobreexpuestas). Se trata de ir más allá de una medición, se trata de sentirla, de observarla y de saber cuándo es el momento justo para disparar. Los grandes fotógrafos pueden volver al mismo escenario hasta diez veces si hace falta hasta encontrar la luz que desean. Lo mejor de esta imagen es la luz, cinco minutos antes o cinco minutos después la foto sería totalmente diferente y es más que probable que hubiera perdido casi todo su atractivo, ¿no crees?

Fotografía de Chantal Steyn bajo licencia Creative Commons


Esperar el momento justo vale la pena ;) Lo mismo ocurre con el siguiente ejemplo. ¿Opinas que la fotografía tendría el mismo interés si el haz de luz no atravesara las ventanas del templo? ¿Crees que esta fotografía se puede tomar en cualquier momento del día? Evidentemente no, debes tener la suerte de llegar en ese justo instante o conocer la hora en la que la luz incide en esta dirección (y que además sea un día con sol) para capturar un momento tan mágico. Como ves puede ser suerte o planificación. Mejor no depender de la suerte, si te la encuentras fantástico, si buscas algo, mejor no depender de ella: planifica.

Fotografía de Vano_bot bajo licencia Creative Commons

La luz también es responsable de las sombras y este otro gran motivo fotográfico. Jugando con la luz y las sombras puedes lograr grandes composiciones. Te dejamos otra muestra más para que compruebes por qué merece la pena esperar o buscar el momento adecuado. La siguiente imagen no tendría nada que ver si se hubiese realizado en otro momento del día en el que el sol estuviera más alto y proyectara sombras mucho más cortas.


Fotografía de Unsplash bajo licencia Creative Commons

Cuando fotografías un paisaje, a veces puedes correr el riesgo de que resulte algo aburrido porque la mirada no sabe dónde centrarse. Por mucho que la escena sea realmente bonita, al convertirla en dos dimensiones debe tener algo más, en este caso, por ejemplo, incluir el pájaro en el cielo ha sido todo un acierto para aportarle un punto de interés.


Fotografía de nate2b bajo licencia Creative Commons

La paciencia y la observación te pueden regalar grandes instantáneas, lo hemos visto en los puntos anteriores, ahora lo vamos a ver con otros ejemplos. Me encanta esta imagen en la que entra en escena la chica con el detalle rojo. Es la que crea el momento perfecto para que su autor dispare.

Fotografía de Jan Jespersen bajo licencia Creative Commons

En las dos imágenes siguientes, se ha fotografiado el mismo lugar, con el mismo encuadre, la misma composición (y el mismo teléfono móvil), la diferencia entre una y otra es simplemente esperar el momento adecuado, ese en el que el viandante deja una sombra en la pared porque pasa más cerca y crea un juego mucho más interesante. El resultado… dínoslo tú ;)


Fotografía de Caro Musso bajo licencia Creative Commons

Si bien al principio es posible que no reconozcas fácilmente cuál es el momento perfecto para disparar, con estas pistas y algo de entrenamiento no tardarás en sentir un pellizco en el estómago que te diga… ¡ahora! Eso es la fotografía, un pellizco, un clic. Siéntelo.



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