Como influir en la psicologia del espectador

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CÓMO INFLUIR EN LA PSICOLOGÍA

¿Sabías que puedes influir en el espectador a través de tu fotografía? Probablemente eres consciente de que es posible emocionar o impactar a través de un color, de una imagen tierna, etcétera… ¿Pero conocías la posibilidad de influir en su mirada a través de los elementos gráficos? Y con elementos gráficos nos referimos al punto, la línea y las formas geométricas. Bien, pues hoy te lo contamos y te mostramos algunos ejemplos de ello. Para que tengas un nuevo poder en tus manos ;). Gratis y efectivo.

El punto es el elemento más básico y que transmite la simpleza. Puede transmitir soledad o, incluso, aburrimiento, en función del lugar en el que lo sitúes.

Fotografía de Noel_Bauza bajo licencia Creative Commons


Cualquier figura puede verse o entenderse como un punto si tiene un tamaño pequeño y existe suficiente contraste con el fondo para que destaque como protagonista. Puede ser desde un ave sobrevolando un lago hasta un pez nadando a contracorriente en un banco de peces Cuando colocas el punto en el centro, estás provocando la sensación de aburrimiento, de exceso de estabilidad. Normalmente esta composición no suele funcionar. Salvo que busques despertar estas sensaciones… También puedes colocar tu punto muy cerca del extremo, en ese caso, procura que esté justificado, por ejemplo, si quieres transmitir una sensación de agobio.

Cuando en la imagen colocas más de un punto introduces una nueva variante, la distancia. Al incluir esta dimensión puedes despertar otras impresiones, la vista se dirigirá inevitablemente de un punto a otro. Tú puedes establecer los términos de esa relación, si quieres que produzcan dinamismo, que parezcan más cercanos (con una relación más íntima), o que formen una sensual curva, etcétera.

Fotografía de Emilio Chuliá bajo licencia Creative Commons

Recuerda que las líneas están formadas por una sucesión de puntos, por lo que puedes utilizar esto a tu favor. Arriba tienes un ejemplo de dos puntos y de


cómo su posición respecto al otro (diagonal) favorece la sensación de dinamismo que el autor quiere transmitir. En este sentido, debes saber que debido a la percepción gestáltica, según la cual el todo es más que la suma de sus partes, nuestro cerebro tiende a unificar los elementos en formas reconocibles. Es decir, si hay tres puntos merodeando por el encuadre, lo más probable es que lo interpretemos como un triángulo. Más adelante hablaremos de estas formas.

Mientras que el punto es algo estático, la línea, formada por una sucesión de puntos, implica dirección y movimiento. Por este motivo, sus propiedades son más intensas que las de los puntos aislados. Además, en función del tipo de línea, se asociará una sensación diferente. Te lo desvelamos.

Las líneas horizontales implican estabilidad, tranquilidad… Nuestra forma de ver el mundo es horizontal, por lo que digamos que toda línea horizontal es la base de la composición.

Fotografía de Slawa Bowman bajo licencia Creative Commons


Ten en cuenta que el horizonte es la línea fundamental de referencia. Por eso estas líneas transmiten peso, calma, placidez… Cualidades que tendrán validez siempre y cuando no haya más información relevante en la fotografía.

La línea vertical siempre provocará mayor sensación de movimiento y velocidad que una horizontal. Pueden llegar a expresar fuerza y poder. Este tipo de línea suele caer mejor en un encuadre vertical.

Fotografía de Victor García bajo licencia Creative Commons

La combinación de verticales y horizontales es complementaria y crea un equilibrio natural.

Estas líneas permiten mucha más libertad que las horizontales y verticales al no tener que alinearse con el encuadre y admiten direcciones que no poseen las anteriores. Además, son las líneas que mayor dinamismo otorgan a la escena al


expresar mayor dirección y velocidad que las verticales. Una diagonal aporta tensión, fuerza, actividad, vida. Las diagonales son más dinámicas cuando forman un ángulo cerrado con el lado más largo del encuadre. Por otro lado, las diagonales paralelas se refuerzan y, si hay distintas diagonales, se dinamiza mucho más la imagen.

Fotografía de Raban Haaijk bajo licencia Creative Commons

Truco: para aportar mayor profundidad en una fotografía, puedes reforzar una diagonal o incluirla en tu paisaje. Otro detalle que queremos que conozcas es que cuando incluyes varias diagonales en forma de zigzag el resultado es mucho más excitante.

A las líneas curvas les atribuimos características tales como continuidad, elegancia, delicadeza. Son, de forma natural, atractivas para el ojo. Tienen un


carácter dinámico y de movimiento, como las diagonales, pero en este caso su carácter es más suave y fluido. Conducen también la vista sobre la imagen, algo que te puede ayudar a llevar la mirada del espectador hasta el punto que desees. Como contrapunto, estas curvas son más complicadas de introducir que las diagonales, no puedes forzarlas, has de partir desde el inicio con una curva natural o real. La única forma de crearlas a partir de líneas rectas es con un ojo de pez o alineando varios elementos, recuerda la percepción gestáltica. Lo que también puedes hacer es reforzar el efecto de la curva modificando el punto de vista del disparo, un ángulo más bajo acentúa la curvatura. Al igual que ocurre con el resto de líneas, varias curvas concéntricas se refuerzan entre sí.

Fotografía de Chris Holgersson bajo licencia Creative Commons

Truco: crea un mayor contraste visual combinando líneas curvas con líneas rectas. El contraste será más acentuado que si solo combinas líneas rectas.

Y aquí probablemente entra un nuevo tipo de línea que no conocías y que estamos encantados de presentarte, se trata de las líneas visuales. Son aquellas que se crean a través de la mirada de los sujetos fotografiados. Te lo


explicamos, de forma natural, nos sentimos atraídos por lo que está mirando otro sujeto, pues nuestro cerebro interpreta que si a él le interesa a nosotros también puede interesarnos. Así, la línea de visión crea una dirección en la imagen. Truco: puedes crear ambigüedad en tu imagen y una tensión no resuelta cuando una mirada se dirige hacia el exterior del encuadre, o a otro elemento de la imagen, como en el siguiente ejemplo.

Fotografía de eberhard grossgasteiger bajo licencia Creative Commons

Llegamos a las formas, concretamente a la más útil en cuanto a composición se refiere. Es la más simple de construir y la forma geométrica más básica. Puedes incluso utilizar los lados del encuadre como una parte del triángulo. El triángulo está formado por diagonales y tiene una fuerza natural. Es muy fácil crearlo, sólo necesitas tres puntos o dos líneas, pues la tercera puede ser, como te hemos comentado, un lado del encuadre. También puedes jugar con el punto de fuga para captar triángulos. Y te será muy útil, por ejemplo, a la hora de disponer a tres figuras para que formen una composición atractiva. La opción clásica es colocar el vértice arriba, consiguiendo más estabilidad. Pero también puedes utilizar una composición inversa, con el vértice abajo para


aportar movimiento e incluso agresividad si así lo deseas. De esta forma se crea tensión y falta de equilibrio. Truco: utiliza el recurso del triángulo a la hora de componer un bodegón para que no parezca aburrido y, por el contrario, resulte atractivo a la vista.

Fotografía de Oladimeji Odunsi bajo licencia Creative Commons

Antes de continuar con el resto de formas, tenemos que contarte que siempre tendrán más fuerza las formas que las que están representadas directamente. Sea un triángulo, un círculo o un rectángulo…

Los rectángulos son los más difíciles de encontrar en la naturaleza, por el contrario, en las estructuras construidas por el hombre son muy abundantes. Con ellos podrás transmitir solidez, equilibrio, formalidad y precisión. Aunque para ello tendrás que fotografiarlos con mucho cuidado, de forma nivelada y perpendicularmente, para que las líneas coincidan con el encuadre y no se conviertan en triángulos o formas trapezoides. Si hay un fallo a la hora de disparar, siempre puedes recurrir a la edición y corregir la distorsión.


Si bien son más difíciles de insinuar, no es difícil encontrarlos, artificiales o naturales. Esta forma geométrica tiene un efecto de cierre, sirve de marco natural focalizando (a veces en exceso) la atención en lo que hay dentro, y otorgando, además, cierto movimiento pues lo asociamos a la rotación. El círculo no ha de verse por completo para entenderse como tal, por ejemplo, un arco iris lo interpretamos como círculo aunque no esté cerrado. Por su característica curva, podemos resumir que el círculo, además de centrar la atención y aportar movimiento, puede transmitir delicadeza, elegancia, cambio de dirección progresivo y/o ritmo. Todo depende de lo que lo acompañe ;).

Fotografía de whereslugo bajo licencia Creative Commons

Bien, acabamos de poner en tu mano un potente recurso para manipular la percepción del espectador, para influir en cómo sentirá la escena. El poder es tuyo, tú decides qué quieres transmitir y de qué forma.


Pero de nada te servirá si guardas este documento en el fondo de tu disco duro. Ponlo en práctica, aunque sea con un bodegón en casa: crea distintas composiciones y observa y/o pregunta qué transmite. Y si puedes y tienes ganas de salir a la calle… el mundo es tuyo, ¡y sus formas geométricas también!


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