Existen escritores de brújula y escritores de mapa. Los primeros son aquellos que se embarcan en escribir una idea que les viene a la cabeza y van dejando que esta fluya sola. Los de mapa son los que antes de ponerse a la tarea, esquematizan la historia, planifican por capítulos y escriben fichas pormenorizadas de los personajes. Bien, algo parecido puede ocurrir en fotografía. Algunos fotógrafos tienden a “encontrarse” con sus fotografías, a verlas de improviso (aunque eso requiera cierta búsqueda) o dejarse llevar por la intuición en la mayoría de los momentos y otros planifican durante horas, días, o incluso meses una sesión o una fotografía concreta.
Igual que no se es siempre divertido o aburrido, uno no fotografía siempre de la misma manera. Lo que sí que es cierto es que tendemos a ser de una manera o de otra. Seguramente tú sueles sentirte mejor actuando de una forma o realizando cierto tipo de fotos. Lo ideal es conocerte bien y saber qué tipo de fotografías son las que mejor se te dan, las que mejor “ves”, las que te hacen vibrar a la hora de disparar. Puede que seas de los que se lanzan durante horas a la calle esperando encontrar el momento justo, el detalle que te cautive, el gesto que te emocione, la historia gráfica que más te seduzca, el rostro divertido o el alma perdida de un viandante que te conmueva. Eso sería la fotografía de instinto.
Fotografía de Enric Fradera bajo licencia Creative Commons
Por el contrario, puedes ser de esas personas que necesitan controlar todos los aspectos de una fotografía. Que estudia un paisaje, su luz a lo largo del día, las aves que pasan por allí en su migración en un momento del año, el efecto de la niebla al caer sobre las rocas o cuándo sube o baja la marea, etcétera. O que se mueve como pez en el agua sólo cuando lo tiene todo bajo control en la comodidad de su estudio.
Fotografía de TawnyNina bajo licencia Creative Commons
Este tipo de fotografía planificada sería más parecida a la escritura de mapa, aquella que requiere una planificación y un análisis más detallado. No todo el mundo vale para realizar ambos tipos de fotografía. Para la fotografía instintiva necesitas rapidez, capacidad de observación, empatía, ojo fotográfico… Para una fotografía más planificada hay que ser perseverante, paciente, detallista, ¡incluso madrugador! ;) Esto no significa que no puedas practicar ambos tipos de fotografía, claro que puedes. Pero poco a poco irás descubriendo qué tipo de imágenes te gusta más capturar, aquellas con las que te encuentras de golpe y te seducen al instante o las que requieren planificación y previsión. Averiguarás cuál de las dos se te da mejor, con cuál puedes obtener mejores resultados o conquistar al espectador. En nuestra humilde opinión, esto es algo que va con la personalidad. Hay quienes necesitan planificar y controlar todo lo que le rodea, trabajan con una agenda detallada, gestionan su tiempo perfectamente, saben lo que van a hacer dentro de tres semanas o tres meses y no les gustan las sorpresas ni los imprevistos. Luego están los que viven el momento, no saben ni lo que van a hacer al día siguiente, ni siquiera si van a hacer algo ;), aman las sorpresas y ven en los imprevistos una nueva oportunidad. ¿Son mejores unos que otros? Pues no. Pues igual ocurre en fotografía, vamos a verlo.
¿Es mejor una fotografía de paisaje planificada que una que te encuentras de sopetón? En realidad lo importante es saber capturar el instante, crear la fotografía, sentirla y lograr que quien la contemple la sienta como tú. No importa si era una fotografía espontánea o planificada, importa el resultado. Tal vez la fotografía de paisaje no sea el mejor ejemplo, pues en estos casos una buena planificación juega mucho a tu favor, pero qué pasa si esperas un día soleado, te pegas el madrugón y ahora te encuentras que va a ser un día en hay overbooking de nubes negras en el cielo, ¿te vas a ir a casa? ¿O vas a intentar sacar lo mejor de ti y lo mejor del paisaje? Es más, encontrarás fotografías que no sabrás si son espontáneas o planificadas. Tal vez creas que la famosa fotografía de Robert Doisneau de los amantes besándose fue una toma espontánea, pues no, no lo fue. Aquellos supuestos
amantes eran actores puestos allí por el mismísimo Doisneau para ser capturados por su cámara. ¿Te he decepcionado? ¿Te parece peor fotografía ahora que sabes que no era espontánea? ¿Crees que es menos mágica por ser una fotografía preparada? La fotografía es arte y en el arte vale todo lo que sirva para emocionar, conmover, enamorar, seducir… Da igual que planifiques o que te dejes llevar por el instinto, la clave está en aprovechar cada ocasión, en encontrar la fórmula para cada momento o lugar. Es esencial que sepas dónde te sientes mejor para buscar unas situaciones inesperadas o provocar otras con suficiente antelación. Pero para ello tienes que conocer ambas formas de trabajo y ese es tu próximo reto.
Los retos siempre son enriquecedores, te ayudan a aprender, a conocerte, a saber dónde están tus puntos fuertes o tus puntos débiles. En definitiva, te ayudan a crecer. Por eso hoy, con este documento te retamos a que te pares a analizar qué tipo de fotografía se te da mejor, cuál saca lo mejor de ti. Para lograrlo tendrás que probar ambas. Dedica por ejemplo una semana a capturar fotografías de instinto, a salir a la calle y escuchar lo que dicta tu corazón, a trasgredir las normas y a dejarte llevar.
Fotografía de Unsplash bajo licencia Creative Commons
A la semana siguiente, planifica varias fotografías, en casa o en la calle. Prepara el material, el escenario, la luz. Realiza la misma fotografía en distintos momentos del día si lo consideras necesario, estudia el mejor lugar si es un objeto, etcétera. Puedes planificar una sesión de retrato, de un paisaje o de un objeto, por ejemplo.
Fotografía de Unsplash bajo licencia Creative Commons
También puedes dedicar la primera semana a la fotografía planificada y después a la improvisada ;) Después de este ejercicio, anota en un papel tus impresiones, valora ambos trabajos y reflexiona sobre lo que sientes con una u otra. Descubrirás si eres más de improvisación o planificación ;) Y tu cámara y tú habréis dado un paso adelante. ¡Felicidades!