REZAR EL ROSARIO CON BERNARDITA

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TEXTO ADAPTADO A PARTIR DEL MATERIAL PROPUESTO POR LOS SANTUARIOS DE LOURDES COMO TEMA PASTORAL PARA EL 2012. JESÚS FRANCO MARTÍNEZ, 2011



MISTERIOS GOZOSOS

(lunes
y
sábados) La Anunciación. La Visitación. El nacimiento de Jesús. La Presentación de Jesús en el Teml. El hallazgo de Jesús en el Templo. Objetivo:

Contemplar al Emmanuel, "El Dios con nosotros".

Misterios de alegría: El anuncio de un niño que va a nacer en una pareja, en una familia, no deja indiferente a nadie. Este es todo el misterio de la vida que se transmite, así es la vida que se ha confiado a la humanidad. Los sentimientos planteados por el nacimiento de este niño serán compartidos entre la alegría del nuevo nacimiento y la incertidumbre del futuro de ese niño. La contemplación de los cinco misterios gozosos está marcada por un acontecimiento trascendental, la encarnación: Dios se hizo hombre en Jesucristo. De hecho, estos misterios se desarrollan alrededor de la persona del Emmanuel, "Dios con nosotros", y María es invitada a principios del Evangelio, no sólo para ser la madre de su Hijo en la carne sino a engendrarlo por la Fe en lo más profundo de su corazón. Este acontecimiento se caracteriza por la alegría. Las primeras palabras dirigidas a María por el ángel Gabriel ya son una invitación a la alegría: "Dios te salve, María." En su persona toda la humanidad se ve implicada en esta invitación a la alegría. De la misma manera como en el Fiat, toda la humanidad está contenida en esa disposición a cumplir la voluntad de Dios. Los relatos del Evangelio de la Visitación y el Nacimiento de Jesús, están empapados, también, de un ambiente de alegría. Juan Bautista "saltó de alegría" en el vientre de Isabel, su madre (Lc.1, 44). En Belén, los ángeles anuncian a los pastores "una gran alegría" (Lc.2, 10). Esta alegría, fruto de la presencia de Dios hecho hombre entre nosotros, tiene sus raíces en un acontecimiento muy inusual: este niño vino al mundo para hacer la voluntad del Padre, y para dar su vida en la cruz en rescate por la humanidad . De hecho, los misterios de la Presentación y el hallazgo de Jesús en el Templo ya anticipan el misterio de la cruz. El niño "va a ser un signo de contradicción" (Lc.2, 34), debe estar "en los asuntos del Padre" (Lc.2, 49), "y una espada traspasará el alma de María" (Lucas 2,35). Así pues, María, que «conservaba todo en su corazón" comenzó un largo peregrinaje siguiendo a su Hijo. Como los apóstoles, y como todo hombre que viene a este mundo, Bernardita fue llamado a la contemplación y a la más alta de las contemplaciones: ver a Dios. El evangelista San Marcos nos dice: "Entonces él (Jesús) subió al monte y llamó a los que él quería. Y vinieron a estar con él ... "(Mc.3, 13). Antes de confiar una misión a sus discípulos, el Señor los llama a "estar con él". Del mismo modo, en un primer momento, María le pidió a Bernardita que estuviera con ella. Esto explica el silencio y la oración de las primeros siete apariciones. Este silencio es indispensable para que el diálogo pueda existir y que las palabras puedan ser interiorizadas y aplicadas.


Durante la tercera aparición, María dirá tres frases: "No es necesario", "¿Me haría el favor de venir aquí durante quince días" y "No te prometo la felicidad de este mundo, sino del otro". Estas tres frases no solo están imbuidas de la alegría de la Buena Noticia que la Madre de Dios quiere compartir con Bernardita, sino también de las exigencias de la radicalidad del Evangelio. Aunque la primera de estas sentencias es una respuesta a una petición a poner su nombre por escrito, al mismo tiempo pone de relieve la pedagogía de María. Por ahora, lo más importante es "la alegría del encuentro". "No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios." (Mt.4, 4). Sin embargo, "ven aquí durante dos semanas" es necesario para que la relación y la amistad entre las dos mujeres se vaya consolidando. De este modo, la catequesis de María, que ya ha comenzado en silencio y oración, se podrá desarrollar. Pero esto no quiere decir que las dificultades van a desaparecer, porque varias veces durante la quincena de las apariciones, Bernardita tiene que recordarse a sí misma y recordar a los demás su compromiso, su promesa de fidelidad "Le prometí ir allí. " Además, esta invitación ofrece otro elemento importante: el de la libertad. Invitándole, María arriesga todo a la espera de la respuesta de Bernardita. Por eso María tiene la gran alegría de haber "hallado gracia delante de Dios", así como la alegría que Bernardita manifiesta de haber conocido a María. De la misma manera que María siente la alegría de haber respondido "sí" a la invitación del ángel, también Bernardita se alegra de haber respondido "sí" a la invitación de la Señora. La respuesta positiva a esta invitación tiene una consecuencia: "La felicidad de otro mundo". Este otro mundo está ya dentro de este mundo. Y esta felicidad se sitúa en el corazón mismo del propósito de esta relación que consiste en vivir según los frutos del Espíritu: amor, paz, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio (Gálatas 5, 22-23). Preguntas que me puedo hacer: • ¿Quién me enseñó a rezar el rosario? ¿Bajo qué circunstancias? lo rezo: ¿solo, en familia, con los demás, todos los días, de vez en cuando, en las fiestas de la Virgen? • ¿Ser cristiano es una fuente de alegría en mi vida? Las exigencias del Evangelio abren mi vida a otra realidad? ¿Es la oración una parte importante en mi búsqueda de Dios? • ¿Renuevo el fondo de mi corazón mi compromiso de vivir como un cristiano? ¿En Navidad? ¿En Semana Santa? ¿En cada Misa? ¿Todos los días? ¿Antes de tomar una decisión importante?



MISTERIOS
DE
DOLOR

(martes
y
viernes)

La
 Agonía
 de
 Jesús.
 La
 Flagelación.
 La
 Coronación
 de
 Espinas.
 Jesús
 carga
 con
 la
 Cruz.
La
Crucifixión.
La
muerte
de
Jesús
en
la
cruz.
 
 Objetivo:




Contemplando
al
Siervo
de
Dios.
"Ecce
Homo".
 
 

 Los
misterios
de
dolor
en
el
Rosario
son
una
 invitación
 para
 ver
 el
 clímax
 de
 la
 revelación
 del
 amor
de
Dios
y
la
salvación
que
se
ofrece
a
toda
 la
humanidad.
 
 La
 oración
 de
 Jesús
 en
 Getsemaní:
 "Que
 no
 se
 haga
 mi
 voluntad,
 sino
 la
 tuya"
 (Lc
 22,42)
 expresa
 el
 "sí"
 que
 borra
 aquel
 "no"
 original
de
nuestros
primeros
padres.
Y
es
esta
 la
adhesión
a
la
voluntad
del
Padre,
‐
búsqueda
 dolorosa
 ‐
 que
 también
 aparece
 en
 los
 otros
 misterios.
 
 En
 la
 contemplación
 del
 Ecce
 Homo
 se
 encuentra
 no
 sólo
 el
 amor
 misericordioso
 de
 Dios,
 sino
 también
 la
 fragilidad
 del
 hombre.
 Y

 María,
 al
 pie
 de
 la
 cruz,
 nos
 ayuda
 a
 penetrar
 en
 las
 profundidades
 del
 gran
 misterio
de
la
redención
del
hombre
por
obediencia
amorosa
de
su
Hijo.
 
 En
 la
 Gruta
 de
 Lourdes,
 la
 Virgen
 María
 introdujo
 a
 Bernardita
 
 en
 el
 Evangelio.
 La
 catequesis
 de
 María
 conduce
 a
 Bernardita
 a
 la
 realidad
 de
 la
 condición
humana
marcada
por
el
pecado.
Al
mismo
tiempo
Bernardita
reúne
en
sí
 misma
la
pobreza,
la
ignorancia,
la
enfermedad...
 
 Durante
 las
 apariciones
 de
 penitencia
 (8ª
 a
 11ª),
 a
 petición
 de
 la
 Señora,
 Bernardita
 
 realizó
 tres
 gestos:
 caminar
 de
 rodillas
 y
 besar
 el
 suelo
 de
 la
 cueva,
 comer
hierbas
y
frotarse
la
cara
con
barro.
 
 Estas
 acciones
 bíblicas
 eminentemente
 penitenciales,
 nos
 refieren
 a
 los
 grandes
momentos
de
la
Pasión
del
Hijo
de
Dios.
Las
hierbas
amargas
del
libro
del
 Éxodo
nos
hablan
del
cordero
del
sacrificio
con
el
que
los
hebreos
daban
gracias
a
 Dios
reconociendo
su
obra
de
salvación:
"Dijo
Yahveh
a
Moisés
y
Aarón
en
el
país
de
 Egipto:

"Este
mes
será
para
vosotros
el
comienzo
de
los
meses;
será
el
primero
de
los
 meses
del
año.

Hablad
a
toda
la
comunidad
de
Israel
y
decid:
El
día
diez
de
este
mes
 tomará
 cada
 uno
 para
 sí
 una
 res
 de
 ganado
 menor
 por
 familia,
 una
 res
 de
 ganado
 menor
por
casa…Lo
guardaréis
hasta
el
día
catorce
de
este
mes;
y
toda
la
asamblea
 de
 la
 comunidad
 de
 los
 israelitas
 lo
 inmolará
 entre
 dos
 luces…Luego
 tomarán
 la
 sangre
y
untarán
las
dos
jambas
y
el
dintel
de
las
casas
donde
lo
coman.
En
aquella
 misma
noche
comerán
la
carne.
La
comerán
asada
al
fuego,
con
ázimos
y
con
hierbas
 amargas.

"(Exodo
12:1‐8).
 
 Estos
gestos
realizados
por
Bernardita
repetidamente
tienen
como
objetivo
 hacernos
descubrir
otra
realidad.
Caminar
de
rodillas
y
besar
el
suelo
es
un
acto
de
 humillación,
 que
 es
 también
 un
 gesto
 de
 ternura
 hacia
 el
 suelo
 de
 la
 Gruta.
 Los
 otros
dos,
comer
hierba
y
coger
el
barro,

expresan
el
deseo
de
limpiar
esta
tierra
 ensuciada
por
el
hombre.
Hay
que
pasar
por
esta
purificación
para
que
aparezca
lo
 que
se
oculta
y
que
es
el
verdadero
tesoro:
la
fuente.
Hay
que
amar

al
hombre,
hijo


de
 Dios,
 que
 es
 un
 pecador,
 y
 librarlo
 del
 pecado
 para
 que
 pueda
 encontrar
 en
 su
 corazón
 la
 fuente
 del
 amor
 y
 la
 caridad,
 pues
 el
 hombre
 fue
 creado
 a
 imagen
 y
 semejanza
 de
 Dios:
 "Vaya
 a
 la
 fuente,
 beba
y
lávese",
dijo
María
a
Bernardita
el
 25
de
febrero
en
la
novena
aparición.
 
 "Rogad
 a
 Dios
 por
 la
 conversión
 de
 los
 pecadores",
 dijo
 la
 Señora
 a
 Bernardita
 
 el
 24
 de
 febrero
 1858.
 Estas
 palabras
 que
 marcarán
 profundamente
 la
 vida
 de
 la
 joven
 Bernardita,
 le
 permitirán
 avanzar
 decididamente
 hacia
 el
 amor
 de
 Dios
 y
 sus
 hermanos.
 Bernardita
tenía
clara
conciencia
de
ser
una
pecadora

en
solidaridad
con
todos
los
 pecadores
del
mundo.
Sus
últimas
palabras
dirigidas
 a
 la
 Santísima
 Virgen
 serán:
 "Orad
 por
 mí,
 pobre
 pecadora".
 





Pero
 así
 como
 hay
 una
 comunión
 entre
 los
 hombres
 en
 el
 pecado,
 también
 hay
 una
 comunión
 entre
las
personas
en
la
caridad.
Es
la
oración
lo
que
 nos
permite
purificar
nuestros
sentimientos
hacia
los
 demás,
para
dar
lo
mejor
de
nosotros
mismos.
"Donde
 abundó
el
pecado,
más
abundó
la
gracia"
(Rm.5,
20).
 
 Necesitamos
 la
 purificación
 de
 nuestros
 sentimientos
 y
 nuestras
 palabras
 para
 que
 podamos
 comunicarnos
con
nuestros
hermanos,
no
al
nivel
superficial,
sino
en
la
fuente
del
 amor
 que
 hay
 dentro
 de
 nosotros.
 Siguiendo
 el
 ejemplo
 de
 la
 Samaritana,
 la
 Ell

aagguuaa

qquuee

yyoo

llee

ddaarréé

sseerráá

 conversión
es
posible
desde
las
palabras
de
Cristo:
"E eenn

ééll

uunnaa

ffuueennttee

ddee

aagguuaa

qquuee

bbrroottaa

hhaassttaa

vviiddaa

eetteerrnnaa"
 (Jn
 4:14).
 Preguntas
que
me
puedo
hacer:
 •
 ¿Bajo
 qué
 circunstancias
 he
 descubierto
 la
 fragilidad
 de
 la
 vida?
 ¿Lesiones?
 ¿Frustración?
 ¿La
 enfermedad?
 ¿Un
 fracaso?
 ¿Un
vicio?
¿Una
esclavitud?
 •
¿Recuerdo
alguna
liberación
profunda
obrada
en
mi
corazón
 o
en
mi
cuerpo?
¿Alguien
me
ayudó?
¿Alguien
rezó
por
mí?
 •
¿He
agradeció
a
Dios
y
a
los
demás
la
ayuda
recibida?
 •
¿Acompaño‐ayudo
a
alguien
que
esté
en
dificultad
(psíquica,
 moral
o
física)?
¿Soy
yo
para
esa
persona
un
signo
de
la
compasión
y
esperanza?
 ¿Me
intereso
por
la
gente
que
sufre?
 •
¿He
hecho
algo
por
ellos?
¿Colaboro
con
personas
o
entidades
cuyo
fin
es
el
de
 ayudar
a
quienes
sufren?



MISTERIOS
DE
GLORIA

(Miércoles
y
domingo)

La
Resurrección.
La
Ascensión.
Pentecostés.
La
Asunción
de
María.
La
Coronación
de
 María.
 
 Objetivo:
Contemplar
al
Resucitado.
 
 
 Contemplando
 a
 Cristo
 Resucitado,
 el
 cristiano
 encuentra
 el
 fundamento
 de
 la
 fe.
 Al
 mismo
 tiempo,
 la
 Resurrección
 pone
 de
 manifiesto
 la
 alegría
 de
 los
 primeros
 testigos,
 María
 Magdalena
 y
 los
 discípulos
 de
 Emaús,
 y
 los
 apóstoles,
 quienes,
 después
 de
 la
 Ascensión
 de
 Jesús
 regresaron
 a
 Jerusalén,
"llenos
de
alegría"
(Lc
.24,52),
 "una
 alegría
 que
 nadie
 les
 puede
 arrebatar"
(Juan
16,22).
La
Virgen
María
 aparece
 íntimamente
 asociada
 a
 esta
 alegría.
 "Los
 apóstoles
 perseveraban
 en
 oración
 con
 María,
 la
 Madre
 de
 Jesús"
 (Acto
 1,
 14).
 Así,
 los
 misterios
 de
 la
 Asunción
 y
 la
 Coronación
 son
 como
 consecuencia
 del
 saludo
 del
 ángel:
 "Ave
María".
 
 
 "En
el
tercer
misterio
glorioso,
 del
 Rosario
 situado
 en
 el
 centro
 de
 este
 camino
 glorioso
 del
 Hijo
 y
 de
 su
 Madre,
 
 Pentecostés,
 se
 muestra
 el
 rostro
 de
 la
 Iglesia
 como
 una
 familia,
 junto
 con
 María,
 avivada
 por
 la
 efusión
 impetuosa
 del
 Espíritu
y
listo
para
la
misión
de
la
evangelización.
"(Juan
Pablo
II).

De
esta
manera,
los
misterios
gloriosos
abren
los
corazones
de
los
creyentes
 a
la
expectativa
de
un
nuevo
cielo
y
una
 tierra
 nueva.
 Así,
 constituido
 como
 pueblo
 de
 Dios,
 camina
 a
 través
 de
 la
 historia,
 la
 peregrinación
 de
 la
 humanidad.
 
 
 El
 18
 de
 febrero
 de
 1858,
 el
 día
 de
 la
 tercera
 aparición,
 Bernardita
 es
 llamada
a
"venir
aquí
(la
cueva)
durante
 quince
 días."
 El
 Martes,
 2
 de
 marzo
 1858,
 durante
 la
 aparición
 13ª,
 Bernardita
 fue
 enviada:
 "Ve
 y
 dile
 a
 los
 sacerdotes
que
se
construya
una
capilla
y
 que
se
venga
aquí
en
procesión."
 
 
 Entre
la
llamada
y
el
envío,
María
 y
 Bernardita
 se
 encuentran
 en
 diez
 ocasiones.
 Durante
 estos
 encuentros
 no
 se
 le
 encomendó
 ninguna
 misión
 a
 la


niña.
Diez
encuentros
marcados
por
la
alegría
de
estar
con
María.
Diez
encuentros
 en
los
María

invitó

a
Bernardita
a
acoger
a
su
Hijo
en
el
misterio
de
la
cruz.
 
 De
forma
impredecible,
la
relación
entre
estas
dos
mujeres,
se
abre
a
toda
la
 Iglesia,
a
toda
la
humanidad,
"Ve
y
dile
a
los
sacerdotes."
Al
igual
que
María
Magda‐ lena
y
los
discípulos
de
Emaús
fueron
enviados
a
los
Apóstoles
anunciar
la
Buena
 Nueva
 de
 la
 Resurrección,
 Bernardita
 es
 enviada
 por
 la
 Señora
 a
 anunciar
 a
 "los
 sacerdotes",
 es
 decir
 a
 la
 Iglesia,
 “hay
 que
 construir
 
 una
 capilla
 y
 venir
 en
 procesión.”
 
 Sólo
la
Iglesia,
asistida
por
el
Espíritu
Santo
tiene
la
capacidad
de
hacer
que
 una
gracia
singular
recibida
por
una
persona
pueda
ser
accesible
a
todos.
Debido
a
 que
 la
 Iglesia
 recibió
 el
 poder
 para
 hacer
 posible
 el
 hecho
 de
 que
 todos
 tengan
 acceso
 a
 la
 fuente
 de
 la
 salvación.
 Así
 pues,
 la
 gracia
 recibida
 por
 Bernardita
 es
 común
para
todos,
en
todas
partes
y
siempre.
 
 Construir
 la
 capilla
 y
 venir
 en
 procesión
 significa
 construir
 el
 Pueblo
 de
 Dios,
 Cuerpo
 de
 Cristo
 y
 Templo
 del
 Espíritu.
 Pero
 estas
 palabras
 son
 una
 invitación
 a
 hacer
 posible
 que
 la
 Iglesia
 pueda
 llevar
 a
 cabo
 su
 trabajo.
 Por
 la
 proclamación
 de
 la
 Palabra
 de
 Dios
 y
 los
 sacramentos,
 la
 Iglesia
 continúa
 la
 construcción
 de
 "la
 capilla".
 Con
 la
 convocatoria
 a
 la
 "procesión",
 la
 Iglesia
 sigue
 invitando
a
la
humanidad
a
tener
acceso
al
misterio
de
Cristo
hasta
el
fin:
el
cielo
y
 la
coronación
de
la
vida
eterna.

Preguntas
que
me
puedo
hacer:

•
¿Quién
me
enseñó
el
catecismo?
¿Me
alegro
de
enseñar
el
catecismo?

•
¿En
qué
acciones
concretas

participo
en
la
vida
de
la
Iglesia?
¿Los
sacramentos?
 ¿Una
institución,
asociación
o
movimiento
dentro
de
la
Iglesia?
¿Me
doy
a
conocer
 como
cristiano?
¿He
recibido
una
educación
cristiana?
¿Trato
de
crecer
y
educarme
 en
la
fe?
 •
¿Conozco
a
algún
sacerdote?
¿Conozco
a
los
cristianos
de
mi
parroquia?
 •
¿Soy
el
primer
testigo
de
la
fe
para
mis
hijos?
¿Me
he
tomado
en
serio
el
tema
de
 su
educación
cristiana?
 •
 Mis
 principios,
 mis
 palabras,
 mis
 decisiones,
 mis
 acciones,
 ¿anuncian
 una
 realidad
 llena
 de
 esperanza?
 ‐¿Trato
 de
 ver
 para
 mí
 y
 los
 demás
 lo
 que
 conviene
 para
crecer
en
el
amor
y
la
unidad?



MISTERIOS
DE
LUZ

(Jueves)

El
bautismo
de
Jesús.
Las
bodas
de
Caná.
El
anuncio
del
Reino.
La
Transfiguración.
La
 Institución
de
la
Eucaristía.
 
 Objetivo:
Contemplar
a
Cristo
transfigurado.
 

 Cristo
es
la
"Luz
del
mundo"
(Jn
8,
12).
De
hecho,
todo
el
misterio
de
Cristo
 es
la
luz.
Se
hace
visible
la
luz
en
su
vida
pública,
cuando
anuncia
el
Evangelio
del
 Reino.
 Por
 lo
 tanto,
 en
 los
 Misterios
 Luminosos
 del
 Rosario,
 tenemos
 acceso
 a
 la
 revelación
del
Reino
ya
presente
en
la
persona
de
Jesús.
 
 "En
estos
misterios,
con
la
excepción
de
Caná,
María
 está
 presente
 en
 el
 fondo"
 (Juan
 Pablo
 II).
 Sin
 embargo,
 las
 palabras
 de
 María:
 "Haced
 lo
 que
 Él
 os
 diga"
 (Jn.2,
 5)
 son
 el
 fondo
 mariano
 de
 los
 misterios
 de
 luz:
 "Este
 es
 mi
 Hijo
 amado"
 (Mt
 3,17)
 por
 su
 
 Bautismo;
 "Escuchadlo"
 (Mc.9,
 7)
 por
 su
 Transfiguración;
 "Haced
 esto
 en
 memoria
 mía"
 (Lucas
 22:19)
por
la
institución
de
la
Eucaristía.
 
 
 El
11
de
febrero
de
1858,
Bernardita,
ya
marcada
por
 el
asma,
la
desnutrición
y
el
hambre,
va
a
una
cueva
húmeda
y

 oscura
 en
 busca
 de
 leña
 seca
 y
 huesos.
 Y
 es
 ahí,
 después
 de
 escuchar
"como
un
vendaval",
donde
vuelve
su
mirada
a
la
cueva
y
 ve
 a
 una
 señora
 vestida
 de
 blanco
 y
 envuelta
 de
 luz.
 Durante
 los
 dieciocho
 apariciones,
 Bernardita
 ve
 la
 luz
 y
 esto
 se
 refleja
 en
 su
 rostro,
que
se
convierte
así
en
el
signo
de
la
luz.
 
 María
refleja
la
luz
de
Aquel
que
es
la
luz,
Cristo.
Y
si
Bernardita
 refleja
esta
luz
en
su
rostro,
es
porque
su
corazón
está
iluminado
por
 esta
 luz.
 Al
 mismo
 tiempo,
 esta
 luz
 le
 hace
 ver
 las
 tinieblas
 de
 su
 corazón.

Por
eso
la
joven
Bernardita
el
siguiente
sábado,
buscará
al
 Padre
 Pomian
 
 confiándole
 la
 extraordinaria
 experiencia
 que
 acaba
 de
vivir.
Encuentro
con
el
sacerdote
que
es
muy
importante,
porque
 sugiere
 que
 la
 misma
 luz
 que
 ella
 vio
 en
 la
 Gruta
 se
 encuentra
 en
 la
 vida
sacramental,
en
vivir
en

Iglesia.
"Cristo
es
la
luz
de
las
naciones.
 El
 sagrado
 Concilio
 anhela
 pues,
 
 anunciar
 a
 todas
 las
 criaturas
 la
 buena
noticia
del
Evangelio,
que
extiende

a
todos
los
hombres

la
luz
 de
Cristo,
que
resplandece
en
el
rostro
de
la
Iglesia
"(Con.Vat.
II
Lumen
 Gentium,
1)
.
 
 
 En
 la
 tercera
 aparición,
 Bernardita

 lleva
 una
 vela
 encendida.
 Esta
 vela
 servirá
 para
 iluminar
 el
 camino
 que
 conduce
 a

 Massabielle.
 Pero
 poco
 a
 poco,
 esta
 vela
 tomará
 a
 un
 significado
 completamente
 diferente.
En
primer
lugar,
la
vela
recuerda
 a
 Bernardita
 su
 bautismo,
 que
 es
 hija
 de
 Dios,
ella
lleva
en
su
vida
la
luz
de
la
Pascua:
 Cristo
murió
y
resucitó
por
nosotros.
"Todo
 lo
 que
 aparece,
 de
 hecho,
 es
 luz.
 Por
 eso
 decimos:
Despierta
tú
que
duermes,
y
levántate
de
los
muertos
y
Cristo
será
tu
luz
 "(Efe.5,
14).
 
 
 El
7
de
abril
de
1858,
miércoles
de
Pascua,
durante
la
aparición
12ª,
la
llama
 de
 la
 vela
 que
 Bernardita
 lleva
 en
 su
 mano,
 le
 envuelve
 los
 dedos
 durante
 unos
 minutos
 sin
 quemarse.
 Cristo,
 Luz
 del
 mundo,
 no
 vino
 a
 condenar
 a
 nuestra


humanidad,
 sino
 a
 salvarla.
 "La
 fe,
 en
 efecto,
 todo
 lo
 ilumina
 con
 nueva
 luz
 y
 manifiesta
 la
 voluntad
 de
 Dios
 sobre
 la
 vocación
 integral
 del
 hombre,
 por
 ello
 orienta
 el
 espíritu
 hacia
 soluciones
 plenamente
 humanas»
 (Constitución
 Gaudium
 et
 Spes
 Vat.
 II
 nº
11).
 
 El
3
de
junio,
el
día
de
Corpus
Christi,
en
el
 Hospicio
de
las
Hermanas
de
Nevers,
Bernardita
 recibe
por
primera
vez,
el
Cuerpo

de
Cristo.
Ese
 día,
 lleva
 una
 vela
 encendida.
 "La
 Iglesia
 vive
 de
 Cristo
en
la
Eucaristía
y
de
Él
se
alimenta
y
por
Él
 es
iluminada.
La
Eucaristía
es
misterio
de
fe,
y
al
 mismo
tiempo
un
misterio
de
luz
".
(Juan
Pablo
II:
 Ecclesia
et
Eucharistia,
n.
6).
 
 El
16
de
julio,
el
día
de
la
última
aparición,
 Bernardita
no
llevaba
ninguna
vela.
Sin
embargo,
 ese
 día,
 aunque
 estaba
 lejos
 de
 la
 Gruta,
 dijo,
 después
 de
 contemplar
 a
 la
 Señora:
 "La
 he
 visto
 más
 bella
 que
 nunca."
 Si
 Bernardita
 
 puede
 admirar
 la
 belleza
 de
 María,
 es
 porque
 ella
 va
 viendo
 un
 poco
 más
 cada
 vez.
 Bernardita
 lleva
 en
 su
 corazón
 la
 luz
 de
 la
 Inmaculada.
 "Vosotros
 sois
 la
 luz
 del
 mundo"
(Mt.
5:14).
"Nosotros
seremos
semejantes
a
él,
porque
le
veremos
tal
cual
 es"
(1Jn.3,
2).
 Preguntas
que
te
puedes
hacer:

•
 ¿Acepto
 las
 oscuridades
 y
 vacíos
 que
 hay
 en
 mi
 inteligencia?
 ¿En
 mis
 sentimientos?
¿En
mi
vida
afectiva? •
¿Deseo
de
verdad
que
la
luz
brille
en
estas
realidades? •
¿Pido
consejo
a
personas
cualificadas
para
hacerlo? •
¿Considero
la
Palabra
de
Dios
como
una
luz
en
mi
vida? •
Como
padre,
cónyuge,
sacerdote,
religioso,
religiosa
amigo,
¿puedo
decir
palabras
 que
iluminar
a
los
que
me
rodean? •
 Cada
 sacramento
 es
 una
 gracia
 y
 una
 luz
 para
 los
 diversos
 aspectos
 de
 la
 vida.
 ¿Cómo
puedo
usar
todos
esos
recursos
cuando
corresponde? •
 ¿Soy
 agradecido
 con
 quienes
 me
 ayudaron
 a
 guiar
 mi
 vida
 en
 la
 dirección
 correcta?
 ¿A
 mis
 padres?
 ¿Los
 profesores?
 ¿Amigos?
 ¿Catequistas?
 ¿Los
 sacerdotes?
¿La
familia?
 •
 ¿He
 peregrinado
 a
 Lourdes?
 ¿Qué
 he
 recibido
 allí?
 ¿Cómo
 he
 administrado
 lo
 recibido?
¿He
manifestado
mi
gratitud?.



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