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HUMANOS, FRATERNOS Y SOLIDARIOS. Manual para agentes de pastoral que acompañan espiritualmente a los jóvenes.
Si quieres, te acompaño en el camino, y en el camino vamos conversando. Y al conversar, tus hombros se descargan; descargas, pues tu peso voy llevando. Pues pesa el peso de tu desencanto y es tu resignación aún más pesada. Pero te sostendré, pues ya sostuve la cruz de toda cruz en mis espaldas. Si quieres, te acompaño en el camino, si quieres, hoy me quedare contigo. Pues es posible ver de otra manera La trama que se te hizo tan confusa. ¿No ves el hilo de oro de la pascua que rediseña todo lo que cruza? ¿no ves que desde dentro de las muertes La muerte fue implotada y ya no mata?
Y se revela el nombre de la vida: Y el nudo que te ataba te desata. Por fin sabrás quién soy, sabrás quién eres, Mientras despiertas del antiguo sueño: Y entenderás que es fiel a sus promesas El Dios que prometió ser compañero. Y brillará en tu fe de caminante Mi nombre y mi misterio de “camino” y de mi fiel estar-acompañando Tu amor de acompañante será el signo. Eduardo Meana
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Compañero agente de pastoral juvenil: Quizá más de alguna vez se te han acercado los jóvenes buscando un consejo, una charla o una guía espiritual. Los que trabajamos con ellos sabemos que muchos son afectos a ser escuchados, buscan en nosotros referentes y más de alguna ocasión hemos experimentado que al escucharlos nos acercan a Dios. Pues esto que hacemos con mayor o menor cotidianidad es parte de nuestra misión de compañeros en nuestro camino de fe. Recuerda que la biblia dice que no es bueno que el hombre esté solo ( Gn.2,18). Probablemente el fracaso de la vida de muchos jóvenes ha sido a causa de la falta de acompañamiento de su comunidad. Acompañar es un gesto humano de generosidad y es muy propio de los que seguimos a Jesús. Encontrarnos con Jesús de Nazaret trae como consecuencia meterlo a nuestras decisiones más cotidianas, sentir su Espíritu en nuestras dudas y caminar al encuentro de su Padre amado. Es por eso que acompañamos a otros a que se encuentren y dejen acompañar por Él. Recordemos aquel texto donde nos narra como Felipe encuentra a Natanael y le dice: “Aquel de quien escribió Moisés en la ley , y también los profetas, lo hemos encontrado”. (Jn. 1,45.) Hoy vivimos tiempos que piden mayor discernimiento y convicción en los que somos creyentes. El acompañamiento espiritual entendido como ese acto de escucha, compasión y discernimiento donde el Espíritu de Dios ofrece su Don de Consejo, se inscribe en este contexto. Este escrito pretende ser un insumo que por una parte te ayude a comprender el significado eclesial del ministerio del acompañamiento y que a su vez pueda proponerte unas pautas para acompañar jóvenes. Todas ellas resultado de mi experiencia de ser acompañado y de acompañar a mis hermanos y hermanas jóvenes.
¡Enriquécelo con tu propio caminar! Josué Emmanuel Suaste Vargas , msps
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1. Jóvenes y acompañamiento Al hablar de acompañamiento lo estamos haciendo en el contexto de una sociedad hiperconectada, pero con rasgos de vacío y fractura a causa de una cultura del desecho. No hay tiempo para pensar sino para procesar información, se sustituye muchas veces la presencia por la imagen virtual del otro, somos huérfanos de mitos y prejuiciados por una mirada trivial ante lo que acontece. Paradójicamente es un tiempo donde se valora el mundo interno, el cuidado de sí es un valor y se nombra con mayor facilidad los sentimientos, emociones y deseos del corazón. El tomar buenas decisiones y clarificar la propia fe ante múltiples ofertas es una tarea cada vez más urgente entre los jóvenes de iglesia. Es aquí donde nuestra comunidad de fe juega un papel de colaboración, acogida y medición del Dios que prometió ser compañero ( Is. 49,15) .
2. Lo que hace “espiritual” al acompañamiento. “Uno de los fines de la dirección contigo es enseñar el campo espiritual, hasta donde llega mi bondad en un alma que se deja hacer” Concepción Cabrera, CC 17,58 El acto de escucha, compasión y discernimiento ofrecido de manera personal por un agente eclesial a otro miembro de la comunidad tiene como fundamentos los siguientes presupuestos: • •
Todo ser humano por ser imagen de Dios posee al Espíritu que actúa desde dentro. El acompañamiento espiritual (AE) buscar evidenciar ese anuncio de vida y denunciar esa muerte que nos habita. Todo acompañamiento parte de un proceso psico-cultural en el cual se enmarca el proceso teologal. El AE tiene como punto de partida el encuentro de dos personas situadas y condicionadas por un montón
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de cosas y de historias (Ámbito psíquico-cultural). Pero también es el encuentro de dos personas cristianas que quieren seguir más de cerca a Jesús el Señor (Ámbito teologal). El acompañamiento es un tiempo de gracia. La historia es un lugar teológico donde se manifiesta el encuentro de Dios y la humanidad, la situación en la cual Dios se deja encontrar, el contexto en el cual se hace realidad el Dios que acompaña a la humanidad. Sin sustituir a las mediaciones terapéuticas, el AE favorece a cicatrización de las heridas de la vida y posibilita horizontes de proyección en el sujeto acompañado. Muchos jóvenes buscan el acompañamiento en momentos de crisis y fractura, de esto se vale Dios. No hay que olvidar que es propio del Espíritu de Dios habitar en el caos y en el gemido (Rom. 8,23). Toda la acción de Dios pasa por nuestros recursos mentales, psicológicos y corporales (Y. Congar). Por el bautismo y la confirmación todo cristiano hemos recibido el don de “consejo”. El fundamento de la práctica del AE está en la realidad de ser iglesia de comunión, familia de hermanos que se ayudan, según los carismas recibidos. La iglesia es un conjunto de “mediaciones” que corresponden a los diversos ministerios, vocaciones y carismas. Todos tenemos necesidad de los demás y de escuchar al Dios por medio del hermano o la hermana. Acompañar a los y las jóvenes no es un trabajo exclusivo de los pastores.
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3. La praxis del acompañamiento. El director espiritual debe ir detrás del alma pulsándola y no debe darle más de lo que pueda recibir; y que aun cuando este plan puede ser para muchos, se use con tino y se dé solo del todo, a quien tienda a aprovecharlo. Concepción Cabrera de Armida, CC 27,58
a)¿Qué busca el AE en el sujeto joven? Creemos que el Espíritu gesta en el sujeto joven un individuo que vive su sacerdocio bautismal y construye una comunidad solidaria. Por tanto, su acción ira en diálogo con una profunda actuación interna y tendrá como consecuencia una dimensión social. EXPECTATIVAS DE UN ACOMPAÑAMIENTO EN SU NIVEL PERSONAL
EXPECTATIVAS DE UN ACOMPAÑAMIENTO EN SU NIVEL INTERPERSONAL
• Que el joven contacte con su experiencia fundante de fe que lo hace experimentarse hijo o hija amada.
• Que el joven madure a una • Que el joven se implique experiencia de fe que lo lleve como agente social y eclesial. al hermano y a la creación de manera compasiva.
Habilidades a desarrollar
Habilidades a desarrollar
Habilidades a desarrollar
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Aceptación de sí mismo y de la realidad. Identidad personal y claridad de los preponderantes en su proyecto de vida. Madurez afectiva Deseo de seguimiento de Jesús y verbalización de su experiencia fundante. Superar los obstáculos que impiden la dinámica del encuentro con el Señor y la acogida de la vida como don Purificación de la imagen de Dios y manejo de la culpa.
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Génesis o desarrollo de la conciencia moral. Discernimiento ético de los acontecimientos y retos con los que se encuentra cotidianamente. Conciencia y sentido de pecado personal y estructural. Perdón y reconciliación con las personas significativas en su historia; incluida la historia eclesial. Abrirse a los otros con libertad Iniciación en la oración.
EXPECTATIVAS DE UN ACOMPAÑAMIENTO EN SU NIVEL SOCIO-ECLESIAL
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Identificación con la propuesta del Reino. Conciencia crítica y propositiva con la sociedad y la iglesia. Itinerario para una decisión vocacional. Manejo de la confianza y la libertad. Actitudes de justicia, verdad, compasión y misericordia.
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b) El papel del acompañante.
“Acostumbrarlas a mi presencia, a que no puedan vivir sin mirarme a su lado” Regla VI del Plan Chiquito de dirección espiritual de Concepción Cabrera
Acompañar: • • • •
El acompañamiento es una relación compleja, en cuanto que solo se explica desde múltiples dimensiones en interacción. Afirmamos que acompañar es también un ministerio eclesial, orientado a facilitar el seguimiento de Cristo en la persona acompañada. Dada su naturaleza psicodinámica, implica una serie de contextos internos y externos en los sujetos que interactúan. Supone delimitar sus objetivos y encuadres que harán posible la relación. El arte de acompañar es una sabiduría práctica; acompañamos como nos han acompañado. Sólo bajo la condición de haber sido acompañados, es posible volver sobre la práctica de nueva cuenta y con nuevos instrumentos de manera reflexiva y crítica. ELEMENTOS QUE DEBE TENER CLARO EL ACOMPAÑANTE: 1.Objetivos: Busca clarificar el ¿qué se espera del espacio de acompañamiento? Para diferenciarlo de otras mediaciones de autoayuda o de capacitación pastoral; incluso del sacramento de la confesión o de una plática formativa. 2.Encuadre: Son las condiciones internas y externas que se combinan para permitir a la persona que pide acompañamiento, efectivamente pueda iniciarse y mantener dicho proceso, enfrentando las resistencias que surgen durante el proceso. ( P.ej. el lugar, el tiempo, las reglas básicas que permiten diferenciara un acompañado de un acompañante, así como tomar en cuenta el derecho del acompañado al respeto a su intimidad).
PERFIL DE UN ACOMPAÑANTE ESPIRITUAL DE JÓVENES. 1.Mirada amorosa ( Jn. 1, 35-51) 2.Palabra con autoridad ( Lc. 432) 3.Capacidad de “hacerse prójimo” ( Lc. 10, 25-37) 4.La opción de “caminar al lado” ( Lc. 24,13-35). 5.El testimonio de autenticidad, sin miedo a ir en contra de los prejuicios más generalizados. ( Jn. 13, 1-20)
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3.Contextos: Los diversos contextos personales (sociales, culturales, de prácticas cristianas) del sujeto acompañado siempre están activamente presentes como fuerzas que orientan en un sentido, en varios sentidos o de modo contradictorio formando un campo de fuerzas, que es necesario tomar en cuenta, considerar, medir, para ver con qué contamos y considerar las posibilidades reales, existenciales, eclesiales de la relación de ayuda.
Acompañamiento espiritual:
HABILIDADES DE UN BUEN ACOMPAÑANTE: 1.Clarificar: preguntar para aclarar un tema confuso. Nunca para favorecer una búsqueda ociosa o intrusiva de información 2.Parafrasear: Resumir con palabras del acompañante el contenido dicho por el acompañado. 3.Reflejar: Identificar explicitar el efecto de lo que dice acompañado. (“respuesta empática”). 4.Sintetizar: Es una habilidad para integrar un reflejo con una paráfrasis. Sirve para poder hacer resúmenes a lo largo de la entrevista. 5.Confrontar: Hacerle notar al acompañado las incongruencias entre lo que dice y los que hace. 6.Delegar: Sabe delimitar el campo del acompañamiento. Para delegar algunas situaciones al sacramento de la Reconciliación o a una intervención de ámbito jurídico, psicológico o psiquiátrico.
Mediación eclesial que supone un acto de escucha, compasión y discernimiento donde el Espíritu de Dios ofrece su Don de Consejo por medio de la comunidad representada en el acompañante.
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c) Un método de acompañamiento
Después de esbozar los prepuestos, objetivos y requisitos para llevar acabo un acompañamiento, proponemos para llevarlo a cabo un método de entrevista como espacio puntual, enmarcado en un ámbito de fe y en algunos casos periódico; esto para favorecer este encuentro entre animadores de pastoral y jóvenes que buscan tener una plática en clave de AE. El espacio como tal lo llamamos entrevista porque, al igual que en una psicoterapia, es una técnica basada en el diálogo, supuesto de una serie de herramientas metodológicas que ayudarán a un propósito definido y se efectuará en un adecuado encuadre y separación de dos roles básicos y asimétricos: entrevistador-entrevistado. Lo peculiar en el AE es que no están en juego únicamente unas herramientas psicológicas, sino ante todo un discernimiento del Espíritu que actúa tanto en el que busca el acompañamiento como en el acompañante. Sugerimos dividir el encuentro de entrevista en tres momentos: a.Fase inicial: Narrar la historia (A M O R ). b.Fase de desarrollo: Purificar para objetivar y discernir la historia narrada. Pasando por un momento clave de clarificación o toma de conciencia. (P U R E Z A ) c.Fase de cierre: Proyectar la vida (S A C R I F I C I O ) Ámbito teologal: Dinamismo del Espíritu que actúa cotejando la propuesta del Evangelio con la fragilidad de la persona y potenciando sus recursos en orden a una implicación social y comunitaria.
Ámbito psíquico-cultural: Elementos propios de una relación de ayuda donde salen a relucir los contextos del acompañante entrevistador y el joven entrevistado.
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AMOR- Fase inicial: En el ámbito psíquico-cultural es un momento necesario para bajar la ansiedad y propiciar un adecuado clima de confianza. En esta fase se da el conocido Rapport que es la propiciación de un clima de confianza cálido que supone una actitud amable del entrevistador. En lo que corresponde al ámbito teologal es el momento en el que el joven acompañado logra “sentir y conocer” con amor los deseos del corazón y por parte del acompañante el escucharlos sin juicio. Ambos estar atentos al estado espiritual. La virtud carismática a desarrollar es el AMOR a lo escuchado y sentido. Pregunta clave: ¿Cómo vengo y qué necesito?
PUREZA-Fase de desarrollo: Implica desarrollar un tema que ya refiera directamente a los objetivos señalados. Es importante resaltar que durante todo el proceso el que tiene que hablar es el joven entrevistado; el acompañante entrevistador es facilitador que ayuda a objetivar, encausar y confrontar. En lo que respecta al ámbito teologal supone un esfuerzo para favorecer en el sujeto joven el arte del discernimiento. Entendido como el acto de evidenciar el clamor del Espíritu en la historia; un discernimiento moral, que distingue lo que es bueno de lo que es malo; un discernimiento espiritual , que tiene como objetivo reconocer la tentación para rechazarla y , en su lugar, seguir el camino de la plenitud de la vida. La virtud carismática a desarrollar es la PUREZA
Pregunta clave: ¿Qué de esto que siento y busco es mío, qué del Enemigo y qué del Espíritu de Dios?
(*) Cima: Durante el desarrollo se llega a un momento de clímax y lucidez. En un ámbito puramente psíquico sería el equivalente a un insigth y se da si se ha conducido y focalizado adecuadamente la problemática del joven que buscó ser acompañado. En nuestro caso- y aquí lo peculiar del acompañamiento espiritual- es descubrir la moción del Espíritu y su dinámica propia. Pregunta clave: ¿A qué me invita Dios en este momento de mi vida?
SACRIFICIO- Fase de cierre: En algunos casos de crisis el acompañamiento tendrá como fruto del Espíritu la paz y mayor claridad del momento que se vive. En otros si se ha buscado discernir es para que el actuar del joven sea más humano: consciente y fruto de la voluntad libre y responsable, capaz de decidir qué hacer aquí y ahora. Pasar de los múltiples deseos del corazón, a un solo deseo: el seguimiento. El cual supondrá elecciones concretas que lleven al individuo a “hacer vida” la moción del Espíritu, con los respectivos sacrificios que conlleve. La virtud carismática a desarrollar es el SACRIFICIO. Pregunta clave: ¿Con qué me quedo?
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CONCLUSIÓN: Criterios del acompañamiento en la pastoral juvenil. A)Es un espacio para nombrar, favorecer y dinamizar la Experiencia de Dios en los jóvenes y agentes de pastoral juvenil. Dado que es un espacio de gracia el promoverlo ayuda tanto a los que lo ofrecen como a los que lo reciben; además que responde a una necesidad sentida de nuestra cultura emergente. B)Busca una implicación social y solidaria. Si se hace con la debida conciencia tiene por consecuencia una superación de la autoreferencialidad que evita hacerse prójimo y caminar con otros. C)Está situado en un contexto comunitario y eclesial. No cualquiera puede recibir y ofrecer el acompañamiento, supone un marco en la tradición eclesial y carismática. De igual modo una capacitación adecuada de los que ejerzan este servicio y una libre decisión de los y las jóvenes que lo buscan. D)Pretende que la experiencia de fe atraviese y dote de sentido toda la humanidad del joven acompañado. Esto trae como consecuencia la formulación de preguntas vitales y de toma de decisiones vocacionales en los que hagan del acompañamiento un proceso dedicado, continuado y profundo.
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Bibliografía • ALBURQUERQUE, Eugenio; El acompañamiento espiritual en la pastoral juvenil, CCS, Madrid, 2009. • BAQUER, Josep; Acompañar, servicio de la iglesia, Cristianisme i Justícia, Barcelona, 2010. • CONGAR, Yves, Sobre el Espíritu Santo., Ediciones Sígueme, Salamanca, 2003, colección Verdad e imagen minor, num. 15 • DOCUMENTO PREPARATORIO PARA LA XV ASAMBLEA GENERAL ORDIANRIA DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS; Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, San Pablo, México, 2017. • FALCÓ Pliego, Fernando; “La práctica del acompañamiento espiritual, elementos para pensarlo desde la experiencia”, Guadalajara, Jalisco, México, 2011. • SATHLER-Rosa, Rolando; “Aproximación crítica a concepciones y prácticas actuales de consejería pastoral” en: SANTOS, Hugo (ed.); Dimensiones del cuidado y asesoramiento pastoral. Aportes desde América Latina y el Caribe, Kairos, Argentina, 2006.
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