Parte 3ª – Los nuevos residentes I
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Bárbara
BÁRBARA Parte 3ª Los nuevos residentes I Diego de la Fuente Quintana 3
Parte 3ª – Los nuevos residentes I
UNO
—Organiza todo, en medio minuto estoy listo— —Tranquilo voy a urgencias, desde allí te confirmo lo que tenemos— Y se fue, y me quedé pensando…en un revoltijo de Personas, en cosas dispares… y volví a donde estaba, a la Guardia. El hueso de conejo, es el más peligroso y a veces difícil de extraer, en general suelen impactarse y/o enclavarse más que cualquier otro, aunque alguno de pollo… ¿Y qué decir de las espinas de pescado? O de objetos tragados de forma voluntaria por diferentes “motivos”, cuchillas de afeitar en trozos o enteras, clavos, alfileres, chinchetas… Da igual el Cuerpo Extraño a extraer, hay que sacarlo.
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Bárbara
La oí a través del interfono del Control de Enfermería. —Preparad todo, vamos de camino. Varón de 47 años con Disfagia tras ingesta de conejo, sospecha razonable de hueso intra esofágico— Al poco estaban en la planta. Hablé con el Paciente, como hago siempre, con sentido del humor, tratando de ganarme su confianza y más en los prolegómenos de una prueba invasiva que requiere un mínimo de colaboración y en este caso, al mismo tiempo, le tocaba el cuello y de repente sentí que algo no iba bien, miré a Yaiza, la percibí como contrariada. Me hizo un gesto y salió fuera, yo tras ella. —Diego, he seguido el protocolo desde el principio hasta el fin, está todo hecho, le he informado del procedimiento, el O.R.L. no ha visto nada, ha firmado el consentimiento, no sé, si quieres ver la Rx de Tórax…
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— ¿Por qué estás tan suspicaz? No, primero le auscultaré— rematé, sin dar importancia y nada más decirlo, me sentí muy borde y lo sentí, hice un gesto de disculpa. —Anda, veamos la Radiografía— entramos de nuevo. Se unió a nosotros Roberto, un Profesional de Enfermería excelente con amplia experiencia en situaciones similares, me dio el Endoscopio y sonriendo, se lo pasé a Yaiza. —Doctora, yo cojo el “teaching”, si te roba mucha luz lo quito—Vamos. — ¡Ah! – oí decir con cierta sorpresa, su expresión había cambiado. Tras explicar de nuevo lo que íbamos a hacer pidiendo tranquilidad y dando ánimos, le introdujo el endoscopio. Yo a su lado, como si fuera una estatua de sal manteniendo el tubo, Roberto, que ya le había dado
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Bárbara
la pinza de dientes de cocodrilo, al otro, siguiendo los dos sus indicaciones. Y allí de lado a lado, a unos seis centímetros del Esfínter Esofágico Superior enclavado estaba el hueso. —Mira Roberto— le puse cerca del ojo el teaching que le quité al momento, comenzaba lo fundamental: la extracción. La tensión era manifiesta, cada uno en lo suyo. —Joder a ver si nos traen el Video y vemos todos al mismo tiempo ¡Joder! Decía Roberto— con su irónica voz, Yaiza inició su retahíla. — ¡Avanza! Un poco más ¡Quieto! ¡Bien! La pinza ha salido ¡Abre! Cierra, eso es, mete tubo, un poquito más ¡Muy bien! ¡Vale! ¡Ahí estás! Eso es, maniobró con la pinza, lo estoy tocando, abre, ¡Cierra! ¡Lo tengo! — Un giro con su cintura al que acompañó sus manos en los mandos liberó una parte de la pared del esófago.
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— Aprieta fuerte Roberto! — El hueso se dobló. Yo oí un imperceptible crac, tiró de pinza casi hasta la lente, la posición era perfecta para la retirada cuidadosa ¡Qué fue lo que hizo! El hueso estaba fuera, sacó más pinza Roberto, y la abrió, y con su sonrisa que tantas veces había contemplado
en
el
pasado,
con
satisfacción
indisimulada, en la palma de su mano enguantada que la esperaba, cayó. —¡Muy bien! — dijimos todos y respiramos hasta el fondo, la tensión del procedimiento se fue de golpe. —Todo ha ido muy bien, mire lo que tenía— y Yaiza mostraba al paciente, el trozo de hueso que semejaba la parte metálica de un pequeño destornillador, que un momento antes tenía atravesado nada más pasar la garganta. —¡Aaggah que alivio! Muchas Gracias Dra.— dijo, soltando babas por su boca. Yaiza lo hizo y muy bien y como no podía ser de otra manera, “a pelo”: en ese entonces la sedación 8
Bárbara
Anestésica era imposible; la Anestesia estaba reservada para las Especialidades Quirúrgicas… Y llegó, de nuevo el Celador, y a Admisión con el informe firmado por los dos. —Siento haber estado algo disgustada al principio, suspicaz me dijiste, pues al empezar a hablar con el paciente y explorar su cuello, pensé que tomabas la iniciativa y yo iba a estar de convidada de piedra, cuando me pasaste el Endoscopio, pensé que tenía que decir lo que te estoy diciendo, gracias Diego no solo por tu confianza al dejarme hacer la endoscopia sino por la buena sensación que tengo gracias a ti ahora mismo… —Yaiza te falta muy poco para ser erre mayor. ¿Cuándo esperabas hacer esas cosas?… Roberto se unió a nuestras risas y de forma socarrona con el sentido de su gracia que le hace muchas veces único, dijo: —Diego puso en mi ojo una fracción de segundo el artilugio ese que lleva en la mano, me sienta bien mal 9
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haber visto muy poco de lo que estabais viendo y que no volvería yo a ver más… Bueno y seguir tus ordenes ciegamente… ¿Lo pilláis? Jaja ja, como si fuera un obediente perrito…, participar sin ver…, tiene mucho mérito… bueno en serio, muy bien Yaiza, si a mí me pasa lo que, a ese buen hombre, espero seas tú quien me lo extraiga— Las risas continuaron, trató de irse sin decir adiós y ella se interpuso entre Él y la puerta y le dio dos besos. —Gracias Roberto— —Guanche, guanche— dijo y se fue. —Me miró con ojos casi libidinosos— dijiste, casi en carcajada, con duda, pero con cierto deleite. Fuimos a la sala de estar de la Guardia, contentos nos preparamos un refrigerio zumo de naranja y un vaso de leche con paquetito de galletas, los pusimos en la pequeña mesa, y que apenas tocamos, nos sentamos 10
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frente a una televisión muda, un documental de la TV2 no nos perdía de vista, no le hicimos caso, nos miramos al mismo tiempo y al mismo tiempo dijimos: —Diego— —Yaiza— Alguien hubiera oído en dos voces, DIE—YAI—GO—ZA vs YAI—DIE—ZA— GO. —Que ibas a decir…— —No sé, empieza tu…— y nos callamos. Oímos la inconfundible voz de Roberto en la distancia no muy lejana y pasos sonoros cerca, tras la puerta. La alegría, el buen humor, el relax consecutivo a la extracción del hueso de conejo duró bien poco, casi nada y la conversación no llegó ni a iniciarse… Fue el propio Roberto que con cara preocupada abrió la puerta. —Diego ahí fuera en el control de Enfermería hay dos mujeres, una pregunta por ti y a la otra la acabo 11
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de dar una batea, está con vómitos tiene mala cara, no me hagas caso, creo recordar, casi estoy seguro que la hicimos una Endoscopia hace más de un año, fotos, fotos decía Lola. — ¿Te acuerdas? –afirmaba con su cabeza. No me salió decir ¡¿¡Bárbara!?! Yaiza se dirigió afuera, yo tras ella. Mi perplejidad era manifiesta. —Hola Yaiza— dijo Sara, al principio con cara de sorpresa y al poco con indisimulada sequedad. —Hola Sara— dijo Yaiza, la expresión fue correspondida y rebotada de la misma manera. Ficción— Realidad vs Realidad— Ficción ¿Dónde estaba? Aquello no podía ser real. No podía creer lo que estaba sucediendo. Ni de la manera más retorcida, ni bajo ningún punto de vista, nunca hubiera podido imaginar que me ocurriría algo tan insólito, parecía una Ficción, aunque siendo Médico y estando de Guardia, la Realidad era que podía pasar cualquier cosa. 12
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¿Se puede confrontar Realidad y Ficción? ¿Son confusos los límites entre las dos como dicen los Filósofos? ¿Tiene sentido? Se disiparon los titubeos que me asaltaban siempre. Desde luego no tenía duda, me permitía pensar en aquel momento. Nunca más teorizaría sobre ello: imposible. Era meridiano. La realidad es lo que es, lo que ocurre, es inmodificable, terca muchas veces, la ficción se inventa, cambia según nuestro antojo. ¡Estaba en la Realidad! —No esperaba verte— —Estoy de Guardia- -Ya veo— —Es algo completamente asumido- -La vida es dura para todos— —Para unos más, para otros menos ¿No te parece? — —No sé, ¿A qué
te
refieres?——Está
claro——Quizá
tendrías que explicarte— —No está el horno para bollos— —¿Cómo?...
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La incómoda situación la rompió una tosecilla de Bárbara, que además se levantó con cierto esfuerzo y más que sonrisa era un rictus doliente. —Hola Yaiza, no te doy dos besos pues mira cómo estoy— dijo mientras se limpiaba la boca con un pañuelo y Roberto le retiró la batea. Entretanto di los besos de saludo a Sara que me miró cómo pidiendo explicaciones, no sé si, sobre el porqué del estado de Bárbara o acerca de Yaiza. No hice caso y cogiendo por el hombro a Bárbara en un abrazo imperceptible, que notaron todos los que allí estábamos, entramos al cuarto de Endoscopias. Apareció una Auxiliar Clínica con el Endoscopio recién lavado y presto para su nuevo uso, el grito de Bárbara, sin complejos, se oyó hasta muy lejos. —A MÍ NO ME HACES OTRA ENDOSCOPIA— El gesto luminoso de Roberto quizá recordando la Endoscopia de aquel entonces, la sonrisa penetrante de Yaiza que adivinaba parte de lo ocurrido, la risa 14
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nerviosa que salía de mis adentros donde se quedó y la expresión de Sara que inicio su relato mitad reprimenda mitad conmiseración: —Bárbara y sus barbaridades. No cogía el teléfono, fui a su casa ayer por la noche, estaba en estado lamentable, casi asisto a su cuarto Ibuprofeno con zumo puro de limón, los restos estaban en un plato a la vista, convencida que la cefalea post resaca iría a mejor…y lo impedí. Al poco empezó con dolor de estómago y no para de vomitar, no tolera ni el agua, estoy preocupada, te llame a tu casa y tu Madre me dijo que estabas de guardia— Entre tanto, Bárbara tumbada en la camilla me miraba sin decir nada, toqué su frente, su pulso en la carótida, pellizqué su piel, pasé mi dedo por su lengua, seca, con cierta aspereza, exploré su abdomen, era blando y depresible, algo doloroso en el centro, miré el ombligo al descubierto, sonrió.
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—Todavía no lo he leído— dijo. Sara puso cara de no entender. —¿No sabes que Diego ha escrito un libro que se titula “El Ombligo al Descubierto”? — Sara me miró intrigada y se contrarió al oír a Yaiza. —Lo leí hace algún tiempo y no me gustó— No hice caso, puse mis dedos encima del mismo y la dije que tosiera. —Nada— se me oyó decir —Bárbara quedas ingresada para Observación y Tratamiento, para hidratarte, tratar los vómitos, el dolor, probar tolerancia a la ingesta…— —¿Qué tengo? — — ¿Qué tiene?— —Gastritis Aguda Multifactorial— —Y
¿En
cristiano?—
—Tabaco,
alcohol
y
antinflamatorios es un coctel perfecto— y como Sara meneaba la cabeza dijo con enfado. — ¡Anda ésta! Mira la santa. ¡No te jode! — 16
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—Bueno Roberto coge vía, analítica básica con Amilasa, en un suero glucosado de 500 c.c metes una ampolla de Primperan, otra de Buscapina y en Y en otros 50 de salino, una ampolla de Pantoprazol, luego te lo escribo— —¿Y en qué habitación? Sabes que no hay camas— —En la del Responsable de la Guardia— dije señalando mi pecho. No valieron protestas de nadie, ni otras propuestas. — ¿Se lo digo a nuestros Padres?—dijo Sara. —Si, claro, para que se presenten en un rato ¿Estás tonta o qué? – replicó Bárbara haciendo un mohín. Lo importante era que todo estaba encauzado. Del busca de Yaiza saltaban chispas: dos llamadas de Admisión. Fue de avanzadilla. Yo me quedé un momento con ellas haciendo tiempo para comprobar que aceptaban la situación, algo abstraído, creo que no se notó. Y Yaiza acudió a mi rescate por el interfono del control de Enfermería a través de Roberto. Una Guardia puede ser tranquila, pero en 17
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un Hospital de las características del nuestro no suele ocurrir, siempre un problema sigue a otro o aparecen dos o tres juntos… imprevisibles, nunca se puede saber lo que va a suceder, aunque coincidencias como las que hubo estoy seguro que no ocurrirán. Bárbara con el tratamiento fue a mejor, toleró Agua por vía oral, se quedó dormida, se despertó cuando el cambio de suero y éste se salió, me contaron por el interfono, cuando terminemos en Admisión, la vemos… Y la vimos dormida cuando llegamos.
—Vaya Guardia— y sonó de nuevo su busca.
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Sonó de nuevo el busca —Vamos— dije. —Tú te quedas— señaló el incómodo sillón del Cuarto de Guardia, el sueño de Bárbara… no valieron razones y encima se puso seria. —Dr. De la Fuente déjeme funcionar sola, si lo necesito… sabes que te llamo, Diego. La Guardia pasó y Yaiza estaba cansada, en las últimas tres horas había solucionado casos que ahora me contaba y estaba muy contenta por ello. —No hemos podido hablar nada ¡Qué mala suerte! — —Podemos quedar en el Cubasillo o en El Café del Foro mañana— dije. —No. En un lugar Neutral— pero no me indicó dónde y se fue y me quedé con dos de sus besos en mi cara y sólo pude responder con uno: —Espera, espera— inútilmente dije. Sin pararse se dio la vuelta y la tiré el beso que faltaba con mi mano, en esto, el Dr. Suances, salía del cuarto de Guardia.
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—No sabía que venías acompañado a la Guardia pillín… Jaja ja— Le expliqué por encima el caso, que iba a buscar el coche, para irnos…. Nos fuimos a su casa, a la Buhardilla y al entrar vi que todo estaba igual que dos días antes cuando vinimos de juerga, excepto unos limones estrujados y los envoltorios del Ibuprofeno, tal como nos contó Sara.
¿Recordaría los Besos que nos dimos en la
Discoteca
Buhardilla?
y
de
camino
a
¿Recordaría
la su
contrariedad cuando decliné quedarme a dormir
con
ella?
¿Recordaría
lo
Sustancial de aquel Sábado Primaveral? ¿O la Estratosférica Resaca dejó en su Mente Lagunas Mnésicas, que la habrán hecho olvidar lo que pasó? ¿Y qué ocurrirá en los momentos que vienen?...
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Bárbara
DOS
La pequeña Sala de Reuniones estaba abarrotada por los Médicos Residentes de otros años, muchos del “Staff”, Enfermeras y Auxiliares del turno de la Mañana y el Jefe de Servicio Dr. Del Nido, con su sempiterno cigarrillo apestoso de tabaco negro de los dedos a la boca, tendencia instintiva: pulsión de humo y vuelta a empezar. Nada podía sentar peor a nuestra Supervisora, luchadora infatigable por un Hospital sin humo, no podía entender que el máximo responsable del Servicio fumara y más con la ostentación que lo hacía: ni adrede. Los otros que fumaban eran más discretos, incluso alguno pedía autorización y, lo peor, siempre la dábamos. Un aroma mezcla de humanidad y tabaco hacían denso al aire, fui a la ventana más próxima y sin pedir
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permiso a nadie la abrí de par en par, no sé quién hizo lo propio con la otra. Aguedita, tomó el papel de Anfitriona, se hizo paso hacia ellos después de las presentaciones y señaló a los recién llegados una mesa rectangular, baja, larga y pegada a una pared, en la que había algunas tazas de café, vasos de plástico, paquetitos de galletas, leche y zumos en tetrabrik y se oía el burbujeante repiqueteo de una ennegrecida cafetera. En paralelo a la mesa un pasillo, más bien estrecho, delimitaba las sillas en fila, se podían contar hasta doce una tras otra y cinco una al lado de la otra. Tras unos minutos de salutaciones, besos, risas y comentarios entre los Nuevos y los demás, el Jefe de Servicio se fue a un lugar destacado junto a nuestra Supervisora Aguedita, que se levantó cuando él llegó. Momento que aprovechó para dar una inmensa calada y devolver al viciado aire otra nube de humo de su halitósico aliento, escupido por su horrible
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Bárbara
boca, esta vez en forma de círculos concéntricos consecutivos, uno tras otro, como los Apaches o cualquier Tribu India que veíamos en las películas. Pura provocación, escarnio flagrante. ¡Menos mal que Aguedita no lo vio! Hasta que se jubile o causa mayor, Aguedita es una Institución, no solo en nuestro Servicio sino en el Hospital, sus gafas de gruesos cristales hacían más pequeños sus bonitos ojos verdes, que fue quién, cómo no, empezó el acto de la Presentación con no disimulada satisfacción. Tenía motivos para estar contenta. Por un lado, sin beneplácito de nadie requirió silencio y comenzó, con la mejor de sus sonrisas. Y por el otro, había escondido los ceniceros que buscaba el Dr. Del Nido, quien al no encontrar ninguno, dejó el cigarrillo, con fastidio, en el platito junto a su tacita de Café.
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Parte 3ª – Los nuevos residentes I
—Bienvenidos al Mejor Hospital de España, donde aprenderéis, no solo Medicina— ¡Vaya por Dios! Me está quitando parte de mi discurso. Pensé, rascándome la coronilla con disimulo y continuó. —Todos los que pertenecemos a este equipo trataremos de ayudaros en lo que sea necesario, para que vuestra estancia con nosotros sea lo más fructífera, provechosa, de forma mutua, recíproca bidireccional…— Al momento se inició una columnita de humo que caprichosamente se dirigía a los delicados ojos de Aguedita. Dejó de hablar de repente, se quitó las gafas, se llevó un pañuelo a uno de sus ojos y con la cabeza hizo un ademán al Jefe de Servicio, que tenía enfrente, para que apagara el cigarrillo creímos unos, para que continuara con el acto de la Presentación creyeron otros.
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Bárbara
Pero, éste, no se dio cuenta del silencio brusco, ni del gesto de la Supervisora que se hurgaba el ojo con mucho cuidado arrugando su frente… El Jefe de Servicio, aparentaba estar enredado con unos papeles y con cara bobalicona sonreía, no se podía saber a quién, miraba cada poco por encima de sus gafas, a un lado, al otro, menos a la Supervisora. La mayoría de los presentes no sabían que hacer, alguno carraspeaba, otro se afanaba en colocar los papeles de la Historia Clínica del último Paciente ingresado… Al fin, señaló a la Supervisora, que continuaba con el pañuelo de la mano al ojo de forma repetitiva y le dejó boquiabierto, al decir con tono malhumorado: —No me hace ninguna gracia, Dr. del Nido, me ha entrado su humo en el ojo mientras hablaba y no he podido continuar…, me obligará a ir a Riesgos Laborales. —¡Quiere apagar su cigarrillo de una vez! — 25
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Dijo señalando al platito, donde estaba el cigarrillo consumiéndose y del que salía, ahora sí, una densa humareda, quizá por alguna estaca en su interior, fumaba Celtas Largos sin filtro, o por combustión incompleta del mismo. Dio un último toque con su pañuelo al ojo y lo guardó en una de sus mangas, cogió su vaso de zumo, fue directa hacia la tacita de café y tiró un poco al platito, nos quedamos expectantes los que le conocemos. Los Nuevos Residentes asombrados. Cuando todavía se oía en tenso silencio, el sonido suave del chisporroteo al apagarse el cigarrillo y se veía con atracción como la humedad subía hasta el filtro, cambiando el color del papel provocando un olor asqueroso donde estábamos… —¡Cáspita! ¡Anda mi Madre! — Se le oyó decir al Jefe del Servicio, buscando quizá cierta connivencia que nadie le dio, la mayoría teníamos puesta la mano en la cara para evitar una
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Bárbara
carcajada, aunque alguno se rio, los Residentes que terminaban contrato, Lola y desde luego Yo. La realidad era que muchas situaciones entre Aguedita y el Dr. Del Nido era ni más ni menos que una escenificación del Teatro del Absurdo, Ionesco, hubiera estado encantado de conocerlos, pensaba abstraído. Otras veces, parecían enredarse en una especie de psicodramas que se comentaban después con jolgorio en la cafetería del Hospital. El Dr. Del Nido, mostró sin palabras desconcierto ante lo que pasaba, movió su cabeza hacia mí, como pidiendo ayuda, no tenía ninguna intención de hablar, pero no me di por enterado y se notó. Tosió agitando su mano que dirigía hacia dónde yo estaba no sólo una vez, sino varias y ante el muy posible acceso de ira, por vergüenza ajena, no por otra cosa, desde luego, tomé la palabra. Tras interesarme por Aguedita y con alguna que otra broma por lo ocurrido, inicié la Presentación de 27
Parte 3ª – Los nuevos residentes I
los Médicos Residentes incorporados, a los allí reunidos y de nuevo el Dr. Del Nido, se disgustó, cuando para rebajar tensión le llamé, sin rastro de burla, eso sí apuntándole con el dedo, con todo respeto: El Gran Dinosaurio del Servicio y también se lo llamé a nuestra Supervisora Aguedita que, no le importó y sonrió la gracia. —Es vuestro turno, contadnos algo de vosotros, de donde sois… vuestras aficiones… lo que queráis…— Dije señalando a los Nuevos Médicos Residentes.
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Bárbara
TRES
No hubo que esperar nada, Jacinto se levantó del sitio que ocupaba y avanzó hacia un pequeño estrado, subió el escalón, se dio media vuelta, enfrente todos, detrás la pizarra. De nuevo tomaba la iniciativa, pensé que hizo bien en salir el primero, no solo se quitaría la presión pasándola a las chicas, sino que observaría confundido entre nosotros a las que ya eran sus compañeras: sus “Co—erres”. Comenzó diciendo que había nacido en Barbastro, la séptima Ciudad más poblada de Aragón, alguien le interrumpió en seco. —¿En qué provincia está? — Se oyó decir, no se supo quién. —En Huesca, es la Capital del Somontano…—
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—Inculto—se oyó decir al Dr. Del Nido, que señalaba con una mano el lugar dónde había salido la primera voz, sin atreverse a decir quién. —Zona muy bonita de exquisitos vinos… yo en Navalcarnero, planté una cepa que me trajo un paciente de allí —continuó con engolada voz. —Dr. Del Nido— Interrumpió Aguedita. ¡Con todo el respeto, es el Dr. Jacinto quien tiene que hablar! No sé…— —¡Ah! Sí, perdón, perdón, continua ¿Cómo ha dicho que te llamas? — ¡¡—Jacinto—!! No había terminado de decirlo, cuando una voz rozando el grito, señaló. —¡¡No te lo he preguntado a ti!! Perdón, perdón. Continúa, Jacinto—.
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Bárbara
Nos contó que Barbastro, a grandes rasgos, está entre el rio Ebro y los Montes Pirineos, un poco antes de llegar a sus inmediaciones.
Muy cerca de unas montañas de roca caliza y otras de granito, hacia el norte, algunas sobrepasan los dos mil metros, la Sierra de Guará, sobrevoladas por buitres leonados, quebrantahuesos y otras aves rapaces. Surcadas por pequeños ríos que confluyen en el río Cinca, pero antes, discurren por barrancos de curso irregular y en épocas de lluvias torrenciales provocan
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Parte 3ª – Los nuevos residentes I
cambios de niveles muy importantes, a veces muy peligrosos, se producen Riadas en muy poco tiempo que arrasan todo a su paso…saltos de agua, pequeñas cataratas, piscinas naturales después al serenarse el agua…. Le gustaba el Senderismo, la Espeleología, conocía sitios espectaculares para tirarse al agua a plena luz en trampolines de piedra o en cuevas de techo agrietado por las que pasan rayos del Sol y el reflejo de la luna iluminando grandes charcos: pequeñas lagunas, en fin, Naturaleza viva, cambiante que hay que cuidar. Había estudiado Medicina en Zaragoza, al terminar había estado preparándose el MIR y tras el examen inició sustituciones en Atención Primaria, hasta que recibió la notificación de haber obtenido plaza y además
Digestivo,
con
sus
Técnicas
tan
apasionantes, tan prometedoras sobre todo en cuanto a Terapéutica y dijo todo serio, como una reflexión suya:
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Bárbara
—Donde ahora no llegamos, el futuro cercano lo superará—. Muchos se quedaron como sorprendidos ¿Qué habrá querido decir? Unos pocos como el Dr. del Nido se rieron y al ver que no contagiaban a nadie más se callaron casi de golpe. Yo con otros pocos esperamos atentos a que se expresara y los menos ni se dieron cuenta de lo que pasaba al estar en sus propias historias. Algo azorado, continuó. —Vamos a ver, por medio de la Endoscopia entramos al interior del Tubo Digestivo por orificios naturales, o por orificios que hacemos y luego cerramos en la pared abdominal como cuando hacemos una Laparoscopia. Ayudados por diferentes artilugios (pinzas, sondas, etc…) tomamos biopsias, recogemos muestras para su análisis en el laboratorio, quitamos pólipos…, esto es ahora, remachó. Podemos imaginar los Avances en un futuro cercano, recalcó,
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Parte 3ª – Los nuevos residentes I
Tanto en los Endoscopios que serán más finos, más flexibles, en definitiva: más operativos, así como los accesorios de los mismos que permitirán hacer más Terapéutica Per Endoscópica y lo que es mejor: más segura. Los Avances, sobre todo en la Laparoscopia que desbancará a gran parte de la Cirugía Convencional, son inimaginables— Cogió aire y prosiguió —Es lo que quise indicar cuando dije: donde ahora no llegamos, el futuro cercano lo superará— Termina el asunto chaval que te vas a liar, es un poco rebuscado lo que estás diciendo, aunque en el fondo es cierto, pensé con preocupación al ver al Dr. del Nido con las piernas cruzadas una sobre otra, moviéndolas de arriba abajo de forma machacona, como impaciente, queriendo decir algo que al final no dijo. Menos mal que cambió de tema y me alegró que no le incordiaran más en su primer día con nosotros, ya más sereno continuó.
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Bárbara
—En mi familia no hay Médicos, mi padre es Profesor de Literatura del Instituto de Enseñanza Media en el mismo Barbastro y mi Madre Funcionaria en el Ayuntamiento— —Mi afición favorita es la lectura, cuando encuentro un Autor que me gusta mucho, trato de conseguir todo lo que ha publicado hasta que me cansa, pero esto no me suele pasar, la culpa de toda ésta “vorágine” se la echo a mi padre y a él le encanta que lo haga. Me fascina el Boom Latino Americano, sobre todo el Realismo Mágico con el Colombiano Gabriel García Márquez a la cabeza y sus “Cien Años de soledad” donde el Coronel Aureliano Buendía ante el pelotón de fusilamiento recuerda el lugar de Macondo, donde vivió. O libros del Peruano Mario Vargas Llosa, como “Conversaciones en la Catedral”, o del Cubano Miguel Ángel Asturias o el Chileno Pablo Neruda, todos fueron Premio Nobel y otros como, el Brasileño Jorge Amado de Farea con “Doña Flor y sus dos maridos”, el Argentino Julio Cortázar con su “Rayuela”, y me impresiona sobremanera que 35
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el Mejicano Juan Rulfo con sus dos únicos Cuentos: “Pedro Paramo” y “El Llano en Llamas” ha pasado a la historia de la Literatura. Me llama la atención que Fran Kafka, Marcel Proust, incluso Jorge Luis Borges, aunque aún y ahora no he podido terminar de leer “Ulises”, no hayan obtenido el mayor Premio de la Literatura—. Terminó como empezó, en Barbastro, invitándonos a visitarlo. —Por sus Edificios Señoriales, la Catedral de la Asunción, el Barrio del Entremuro igual ahora que en La Edad Media, La Plaza del Mercado… Sus alrededores con los Ríos Cinca y Vero, que da nombre a alguna de sus Bodegas y tan cerca del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guará. Vinos que no envidian a ningún otro, desde luego ¿Quién quiere hacer la Ruta del Somontano? ¿Y su Huerta? Que nos da el Cardo, el Tomate Rosa, la Borraja… que, rebozada y frita, es algo delicioso. 36
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Y la “Chirata”: arroz, jamón, tocino y vísceras de Cordero envueltos y mezclados en una tripa del mismo, no os arrepentiréis si soy vuestro guía—. Levantó su mano derecha, como si sostuviera una copa imaginaria brindando por el nuevo comienzo en su formación con nosotros. Me pareció muy interesante. Que suerte tener la perspectiva de estar cuatro años con él. Y ¡Cómo no! Aguedita inició unos aplausos al que se unieron unos pocos, que fueron censurados sin dilación por el Dr. Del Nido al poner mirada recriminatoria, su dedo índice en la boca y un siseo largo, al que siguió. —¡Estamos en la Planta! Los Enfermos ¡Silencio por favor! — Continuaron
murmullos
varios
de
algunos,
imposible saber si era por el corte a la Supervisora o por comentarios de la charla del Dr. Jacinto. 37
Parte 3ª – Los nuevos residentes I
Momento aprovechado por Lola para decirme al oído como si tal: —Pues sí, está como un queso. — —¡¡Queeeé…!!— dije y al inquirirme la comenté lo que la Jefa de Endocrino había dicho en El Salón de Actos. —Es una copiona, me lo oyó decir hace unos días y se la ha apropiado ¿La denuncio en el comité anti plagio? — Y se empezó a reír como sólo lo hace ella.
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Bárbara
CUATRO
—Calla, calla, fíjate, más que un queso que pudiera estar rancio, incluso tener mal olor… ¡¡Mira que bombón!!— —Sí, sí, me da cierta irritación reconocerlo, pero es así y las otras dos… no sé cuál de las tres es más guapa incluso interesante — arrugó su frente. —A mí, esta chica me parece muy atrac…— no me dejó terminar. —Me parece… me parece muy…— dijo imitándome y con un simple gesto me instó al silencio. Era Alicia, la primera de las chicas en hablar, nos contó que había nacido en Mérida,
ningún
espontáneo la cortó y eso que calló invitando a la gracia que no llegó, pero no se resistió por si acaso y dijo que era la Capital de Extremadura, desde hacía no mucho tiempo.
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Parte 3ª – Los nuevos residentes I
Su familia emigró a Madrid, al Pueblo de Vallecas cuando tenía seis años al poco de haber sido absorbido por la Capital y convertido en Barrio periférico…. Dejé de oírla, miraba casi absorto de nuevo su cuello, enfrente de mí en este momento, lo miraba con disimulo, no así en el pasillo, ahora tenía mejor perspectiva, pero peor situación. Contemplaba desde sus clavículas, que dejaban ver su blusa redondeada de corte asimétrico, al mentón, y de aquí a su macizo facial casi perfecto compuesto por ojos azul intenso, nariz y boca, labios sensuales 40
Bárbara
carnosos pintados de color bermellón, mejillas con pecas aisladas y sutiles, piel más bien blanca, quizá a que pudiera ser de natural pelirroja. Veía a Alicia es cierto, la tenía enfrente a cuatro filas de donde yo estaba, pero no la oía, mi mente estaba en otro sitio y me estaba perdiendo lo que contaba. Un movimiento de una de mis manos con el dedo índice dando vueltas en el aire y mi cabeza hacia los lados, como apartando un pensamiento desatinado, me hizo volver al presente y más al percibir que Lola iba a decirme algo, que al final no me dijo. Sonreía y movía su cabeza a derecha e izquierda, creí que me estaba imitando y más cuando sin dejar de sonreír empezó a mover una mano y entonces intuí que, me decía sin palabras: luego hablamos. Y puse oídos a lo que decía Alicia Había estudiado en un Instituto Mixto de Enseñanza Media y luego en la Universidad Autónoma de Madrid, había rotado por el Servicio cuando
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Parte 3ª – Los nuevos residentes I
estudiante, cuatro años antes, fue en esa época cuando pensó que quería hacer Digestivo. —Las Técnicas Endoscópicas me fascinaron desde el primer momento en que las vi y tuvo que ver, y mucho en ello, el Dr. de la Fuente y también el Dr. Suances Lasarga, tan distintos y tan expertos. Le sentó mal que no la hubiéramos reconocido, dijo en broma, aunque su aspecto físico había cambiado mucho desde entonces y sonrió. —Siempre que inicio cosas importantes en mi vida modifico mi “look”— Sin abandonar la sonrisa echó una mirada a Catalina que también sonrió, a la que yo veía de perfil. Repartió su mirada a todos y de nuevo la dejé de oír. Asentí con la cabeza, poco a poco, por eso, no me resultaba desconocida. Traté de recordarla, empecé a cerrar y abrir mis ojos que tapé con los dedos entreabiertos de mi mano 42
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derecha, mi codo apoyado en el brazo extensible de la silla, hurgando en mi memoria a fin de intentar que apareciera en mi mente. Con dificultad decreciente surgió su cara cuando el pasado, entonces tenía el pelo largo y negro, corto y asimétrico en el cuello sin mechas rubias como ahora, y la veía de nuevo, tan distinta, me acordaba y la comparaba con la que estaba redescubriendo, sonreí para mis adentros con cierto pesar. Había cambiado y mucho, para mucho mejor. De nuevo la oía sin escucharla, sin enterarme de lo que estaba hablando, pensaba en el antes y en el ahora que la estaba viendo. Y me acordé más, de mucho más… Me sentí idiota por no haberla hecho caso cuatro años antes al considerarla una cría a la que no tomé en serio más que en lo docente, porque algunas Estudiantes se enamoran de sus Profesores hasta los exámenes, aparte de por la diferencia de edad y sobre
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todo porque el Naufragio me dejó sin libido me acordé del Dr. Freud. ¿Continuaría con su novio o Amigo Fuerte como le llamaba, dejando claro que era Libre? Aquel chico tan delgado con perilla y activo militante Maoísta
de
la
desaparecida
Organización
Revolucionaria de Trabajadores, sobre llamados algo despectivamente “Los Cristianos”, al provenir de Movimientos Católicos de Base, por partidos cuasi idénticos, como el Partido de los Trabajadores de España: que en las Primeras Elecciones de La Naciente Democracia no pudieron presentarse ante la prohibición expresa de S. Carrillo líder del P.C.E para no desperdigar Votos y que fue apoyada por el Gobierno de U.C.D… O se habría afiliado al Partido Socialista del Sr. González adonde se trasladaron muchos de los Popes de aquellos Grupúsculos como la P. Sauquillo para hacer carrera.
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No me acordaba de su nombre, pero sí que recuerdo que, en aquella época, me invitó a una Reunión Clandestina en una Iglesia de Vallecas presidida por un tal M. Gamo, Cura Obrero Marxista Leninista seguidor del Maoísmo, que nos contó que a su Padre lo fusilaron los del Frente Popular al principio de la Guerra Civil. Me sorprendió que alguien a cuyo Padre habían matado sus correligionarios de antaño, no solo confraternizara con los actuales, sino que se había convertido en un pope de los mismos, deduje sin esfuerzo alguno, que padecía del Síndrome de Estocolmo, cuando le dije que yo era de la C.N.T. me miró como apenado. —La Utopía no nos vale— Y le contesté: —La Utopía de hoy puede ser realidad mañana— que dijo P.J. Proudhon. —Anarquía es Caos— Replicó. —La máxima expresión del Orden es la Anarquía— que dijo M. Bakunin y riendo me dijo: No tienes
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solución, en eso estaba…. Lola me dio un codazo, faltó poco para que diera un grito y dijo con cara sorprendida: —Diego. ¿Dónde estás? Ha terminado Alicia ¿En qué piensas? — Y volví a la realidad. Me había perdido lo que dijo, casi todo lo que contó. ¡Joder que rabia siempre lo mismo! Definitivamente no tenía solución. Fui consciente del murmullo ambiental y no me pasó desapercibido el gesto de complicidad, que me pareció de exquisita ternura, entre Alicia que abandonaba el lugar y Catalina que se dirigía al mismo, desde donde nos hablaría.
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CINCO Con gesto serio, que achaqué a cierta timidez, pelo negro azabache con titilaciones, como si fuera lignito que caía ondulado sobre su mejilla izquierda.
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Y su boca que parecía un corazón comprimido de arriba abajo. Ojos tan negros como tizones que permitían ver sus pupilas más negras aún. Una camiseta gris ajustada terminaba en su cuello que tapaba algo que colgaba de una cadena de Oro —Me llamo Catalina—, dijo que había sido compañera de Curso de Alicia en la Universidad Autónoma de Madrid, allí se habían conocido, eran amigas,
compartían
piso y
ahora
la
misma
Especialidad, y muchas cosas más… Me dio por pensar la suerte que tenían las dos por tener tantas coincidencias, pero sobre todo haber coincidido en el mismo Hospital. No es nada fácil. ¿Habrían coincidido también con la misma nota? Era la más bajita de las tres con cejas y largas pestañas que la daba una belleza atípica, pero belleza al fin, cierto descaro en su mirada, intuí y antes de
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Bárbara
irme a otro lado en mi interior decidí seguir escuchando…. Le surgieron dudas al elegir la Especialidad y al final se quedó con Digestivo por el Hígado y su Enfermedad Crónica más importante: la Cirrosis a la que se llega por diferentes causas, Alcohol, Virus, depósito de Metales… pero sobre todo por las Técnicas
Endoscópicas
terapéuticas
y
las
posibilidades futuras de las mismas. —Tengo mucha ilusión en aprender las Técnicas Endoscópicas que tanto prestigio tienen en este Hospital— Me reí y Lola conmigo al percibir que el Dr. Del Nido movía de forma neurótica de arriba abajo su pie derecho, provocando un sutil taconeo, seguro que pensaba: “Otra vez con la Endoscopia”. Menos mal que Aguedita no lo vio, ni oyó y
que
Catalina cambió de tema, provocando sin darse
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cuenta, la verdad sea dicha, del cese de aquel improvisado, monótono e irrisorio concierto. —Me gusta mucho el Taekwondo he llegado con mucho Sacrificio y tiempo a Cinturón Negro Primer Dan en “Pumses”, pero luego elegí solo Combate, desde hace dos años no voy a Competiciones, me lesioné y si lo practico me resiento—
—Me Encanta el Ajedrez, soy muy aficionada, me enseñó a jugar mi hermano tres años más pequeño que yo, al que mi Padre le apuntó como actividad 50
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extra escolar en una Escuela y a mí me hubiera gustado lo mismo, pero no, me obligaron ir a Danza. Y como protesta me cambié a Taekwondo, total es otra forma de Danza. Al principio mi hermano me ganaba, me compré libros y un Ajedrez de bolsillo y con el tiempo… al fin, le gané— nos contaba, como si tal cosa. —Conseguí el Título de Maestra Nacional en un Torneo disputado en Suiza hace unos dos años—
Di un respingo, Lola me dio una patadita a la que no hice caso y recordé que Tony, volvió rico de Suiza y que conoció a una mujer increíble… 51
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—¿Sería ella?—... Ya tendría tiempo para hablar de ello. Apenas sabía de su existencia y el interés que sentía por saber más de ella, me provocó una inquietud a la altura de mi estómago, como una premonición, que me pasa cuando algo importante va a sucederme. Me pregunté, el por qué las Mujeres no destacan en este juego y hay tan pocas con el Título que ella había conseguido. Ya se lo preguntaría. Me pareció muy interesante que lo relacionara con la Medicina… ¡Y yo también lo relaciono! Recuerdo con nitidez cosas comunes que dijo entre las dos: Estudio.
Reflexión.
Observación.
Solución.
Sacrificio. Intuición— Con el bolígrafo, regalo de mi Cuñado y Amigo Antonio que habitualmente me acompaña en mi día a día, anoté en el cuadernillo, donde apunto desde 52
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cosas que tengo que hacer a cosas cotidianas que si no anoto me pudiera olvidar…, el inicio de las palabras en las que había puesto especial énfasis y al acabar leí: EROSSI y me quedé ensimismado. Por simple juego, intuyendo lo que venía, separé las dos últimas letras SI, entonces leía EROS SI y del ensimismamiento, pasé a la abstracción más absoluta, dejé de oírla y mi interior bullía.
EROS, conjunto de impulsos de la personalidad humana al Placer, DESEO AMOROSO NACIENTE, que desde el Naufragio volvía, sin obstáculos como si me hubiera pillado en RENUNCIA. SI y me alegré tanto que reí. Sentí el cambio, pasaba de etapa. Y el codazo de Lola me trajo a la realidad. —Diego ¿Pasas de la Abstracción a la risa? — ¿Por?
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Simplemente sonreí, el Dr. Del Nido me miró de reojo, hizo ademán de levantarse, cosa que hizo, ante mi asombro mientras decía: —Bah, la Endoscopia…, todos con la Endoscopia ¡La Bioquímica!… Eso es lo importante, espero que su formación y la convivencia que ahora se inicia con nosotros— Movía su cabeza de un lado a otro y con ello su melena gris, sin darse cuenta que faltaba Yaiza por presentarse, reparó en ella, balbuceó y antes que abriera su boca Aguedita le interrumpió con gesto airado. —¡Dr. Del Nido! ¿Dónde quiere ir? Falta por presentarse una Dra.— .../… CONTINUARÁ…/…CONTINUARÁ…/…
LOS NUEVOS RESIDENTES II YAIZA
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Bรกrbara
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