Guía Kaiser Vintage | Napoli 90

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NAPOLI Temporada 89/90


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NAPOLI | Temporada 1989/90

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aradona no es una persona cualquiera", así reza la estrofa de una famosa canción de Andrés Calamaro, y si hay un lugar en el mundo donde opinan así, ese es Nápoles. Situado entre volcanes, Nápoles es la ciudad más poblada del sur de Italia y haciendo honor a su ubicación, los napolitanos son gente de sangre caliente y extrovertidos. Pero en 1984, su equipo de fútbol no iba en sintonía con el carácter de sus aficionados. Corrado Ferlaino, un empresario con una personalidad que no pasaba desapercibida, llegó a la presidencia del SSC Napoli en 1969. Su ilusión de codearse con las potencias del norte de Italia: Juventus,

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Milán e Inter, se desvanecía poco a poco, más teniendo en cuenta la última temporada del equipo celeste. Aquel, era el Nápoles de Dirceu y Krol, dos extranjeros de nombre y tronío dentro de un equipo sin rumbo que coqueteaba con el descenso. El decimosegundo puesto cosechado en la Serie A 1983-1984, clarificaba el panorama que allí existía. Así que Ferlaino, tenía dos opciones, o seguir con una peligrosa deriva que podía desembocar en descenso de categoría o apostarlo todo a una revolución. Diego Armando Maradona, ese es el nombre que hoy, casi tres décadas después, aún se oye y venera por los alrededores de San Paolo y es que, la historia del Nápoles siempre irá ligada a el diez.


3 Maradona, tras dos años en el Barcelona marcados por lesiones y problemas extradeportivos, no aguantaba más en España. La violenta final de Copa del Rey contra el Athletic de Javier Clemente le había convencido para tomar la decisión de marcharse, aunque no era el desconocido Nápoles su principal opción. Ni se asemejaba en fama e historial a Boca y Barcelona, ni auguraba un futuro de éxitos a corto plazo, sin embargo ofrecía algo que encajaba con la personalidad de Diego, representaba como nadie la parte sur de una Italia donde las diferencias económicas y sociales con el norte eran latentes. Eso y otros factores, influyeron para que un Maradona que siempre había tenido alma rebelde, aceptara el reto y por 1.185 millones de pesetas, tomara rumbo a Nápoles. El contexto del Calcio de aquellos años, era el de la competición por excelencia del fútbol mundial. Cuna de estrellas, donde las máximas figuras de cada país estaban representadas. Rummenigge en el Inter de Milán, Sócrates y Passarella en la Fiorentina, Zico en Udinese, Hateley y Wilkins en Milán, Falcao, Cerezo y Conti en Roma, Junior en el Torino, Platini y Boniek en la Juventus, o Briegel y Elkjaer Larsen en Hellas Verona mostraban la dificultad a la que iba a hacer frente Maradona y un Nápoles en formación. Junto a Diego, le acompañaron en la aventura napolitana de la temporada 1984-1985 su compariota Daniel Bertoni y sobretodo Salvatore Bagni, un bregador y técnico mediocampista procedente del Inter que formó una gran sociedad con El Pelusa en éxitos posteriores. El debut de Maradona en el Calcio ejemplificó el sistema defensivo en la Italia de aquellos años. El rival era el Hellas Verona de los citados Elkjaer Larsen y Briegel, este último, un todoterreno alemán con una musculatura y físico descomunal que se encargó de una marca individual que neutralizó al 10. 3-1 fue el resultado favorable a un Hellas Verona que se proclamaría campeón del Scudetto aquel año, mientras el Nápoles, a pesar de una buena temporada de Maradona tuvo que conformarse con un lugar en media tabla.

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Todo empezó a cambiar a partir de 1985. Aquel año recién fichados De Napoli y Romano en el mediollegó el nuevo entrenador, Ottavio Bianchi, y los fut- campo, junto con el tridente Maradona, Carnevale y bolistas Claudio Garella, portero procedente del ac- Giordano en ataque fueron las claves de un Scudetto tual campéon, Hellas Verona y siempre recordado que empezó a ganarse tras una victoria en Turín a la Jupor su habitual sobrepeso, y Bruno Giordano, delan- ventus de Platini y Laudrup por 1-3, y se remató con un tero rápido, hábil y participativo que llegó de la 1-1 contra la Fiorentina en San Paolo. Lazio. El salto de calidad en el equipo fue evidente y la Aquel, 10 de Mayo de 1987, es la fecha por excelentercera plaza clasificatoria aquella temporada mostró la cia de una ciudad que respiraba alrededor del Náclara mejoría respecto a la última poles y su capitán Maradona. Un temporada gol de Carnevale, en una jugada que La victoria del La victoria de un modesto como el jamás olvidarán los napolitanos les Hellas Verona del 85, y la de una Ar- Hellas Verona en el 85 dió el primer Scudetto de la historia. gentina que no partía entre las favoMaradona envía un pase interior que y de Argentina en el ritas en México '86 de la mano de un recoge Giordano, taconea hacia Carexcepcional Maradona, demostraron Mundial 86, demostra- nevale y este, solo ante Landucci coque si hay un deporte donde no loca el 1-0. "He visto a Maradona, he ron que en el fútbol existe la palabra imposible, ese es el visto a Maradona oh, mamá enamofútbol. rado estoy", cantaba un pueblo rentodo es posible dido a quien los hizo grandes de 1986-1987, pasará a la historia, como la campaña en la que el Nápoles se hizo grande. Italia. Para una ciudad conocida en aquellos años por el Nunca antes un futbolista había cambiado tanto a crimen organizado, aquel título ganado a Juventus e un equipo que en tres años pasó de la nada al todo, Inter, máximos representantes del norte poderoso e influyente, significó mucho más que un trofeo. La mejor pero es que aquel Diego del 86... Garella bajo los palos, el joven y excelente marcador temporada de Maradona a nivel de clubs, se remató Ferrara en la defensa, la calidad y trabajo de Bagni y los ganando la Copa de Italia al Atalanta.

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Tras este Scudetto, todas las ilusiones se concentraron en repetir título y en la primera participación napolitana en la Copa de Europa. Para ello, se contrató a Careca, un delantero muy completo de excelentes condiciones físicas y técnicas, procedente del Sao Paulo que formó el ataque conocido como Ma-Gi-Ca junto a Maradona y Giordano. Maradona creaba, Giordano desbordaba y Careca remataba. Sin embargo, lo que mal empieza, mal acaba. Era Septiembre de 1987 y la primera ronda de la Copa de Europa deparó un enfrentamiento contra el Real Madrid, aquel era un Madrid en pleno apogeo de la Quinta del Buitre que con Hugo Sánchez, Gordillo y el yugoslavo Jankovic en el mediocentro, formaban la base del equipo. En una eliminatoria recordada por un Bernabéu sin público a causa de una sanción, y por el marcaje individual de Chendo a Maradona, el Nápoles -quizá fruto de su inexperiencia- perdió 2-0 en Madrid y empató 1-1 en San Paolo, diciendo adiós al sueño europeo. Durante aquellos años, Diego repitió en más de una ocasión que la Copa de Europa era el título que le faltaba, pero entre unas cosas y otras, su participación en este trofeo fue muy escasa. Aquella temporada 1987-1988, fue el principio del fin de Maradona en Nápoles. La ventaja adquirida en la Serie A durante todo el campeonato se dilapidó en un último mes nefasto. Cuatro derrotas en los últimos cinco partidos, incluída la final ante el Milán a falta de tres jornadas en San Paolo donde se perdió por 2-3, y los numerosos cambios en el equipo a partir de aquel año, ocasionaron una fractura irreconciliable entre Diego y el club. Aquel 2-3 fue el principio del dominio europeo

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de un Milán que, gracias a los goles del espigado atacante Virdis, sustituto del lesionado Van Basten, comenzó a trazar un camino que le llevó a ganar dos Copas de Europa de forma consecutiva. Era el Milán de Sacchi y los Baresi, Maldini, Gullit y Van Basten, a los que luego se les añadió Frank Rijkaard. Al finalizar la campaña, Bagni, Giordano y Garella se fueron del club y en su lugar llegaron Alemao, un centrocampista brasileño de gran despliegue físico procedente del Atlético de Madrid, el polivalente todoterreno Luca Fusi desde la Sampdoria y Giuliani, procedente al igual que Garella del Hellas Verona. Las consecuencias a raíz de la dura derrota en el Calcio no se habían hecho esperar. El campeonato de 1989, dominado con autoridad por el nuevo Inter de sus alemanes Brehme y Mathauss, la Copa de la UEFA, se convirtió en la nueva oportunidad del Nápoles. Tras eliminar a PAOK, Lokomotiv Leipzig y Girondins Bordeaux, los cuartos de final ofrecían de nuevo otro enfrentamiento con el rival histórico de aquellos años, la Juventus. Aquella Juventus, poco tenía que ver con la que se encontró Diego al llegar a Italia, ya no estaban Platini, Tardelli, Boniek o Scirea, exponentes de la campeona europea de 1985 y sí otros como Laudrup, Rui Barros, Zavarov, Marocchi y el veterano Altobelli que había llegado esa temporada procedente del Inter. Pero era un equipo en tierra de nadie, irregular e inconstante. Sin embargo, habían conseguido un excelente resultado en la ida en Turín, un 2-0 que ponía contra las cuerdas al Nápoles.


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El ambiente generado en la vuelta de San Paolo, era digno de aquellas eliminatorias europeas de los años ochenta, donde el factor campo otorgaba un gol al equipo local. En un lleno hasta la bandera, y con una Juventus superada en todos los aspectos por un Nápoles para el que se había convertido en su víctima preferida en los últimos años, Maradona de penalty y Carnevale antes del descanso igualaban la eliminatoria y ya en la prórroga, el líbero Renica de cabeza tras un excelente pase de Maradona otorgaba el pase a unas semifinales donde esperaba el Bayern de Munich. Un Bayern sin Brehme ni Mathauss, fichados meses antes por el Inter, tampoco con el mítico Pfaff bajo los palos. Aquel era el Bayern de Aumann en la portería, Augenthaler en defensa, varios jóvenes internacionales alemanes como Olaf Thon y Reuter y su extraña pareja de extranjeros escandinavos, el defensa noruego Erland Johnsen y el delantero sueco Johnny Ekstrom. Así las cosas, el 2-0 de la ida en San Paolo, ambos tantos obra de su pareja goleadora en aquella UEFA -Careca y Carnevale-, ponían tierra de por medio en unas semifinales que resultaron más cómodas de lo previsto. La vuelta en el Olímpico de Munich se resolvió con un 2-2, que envíaba al Nápoles a su primera final europea. El rival en la final, de nuevo otro equipo alemán, en este

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caso el Stuttgart, en teoría inferior al Bayern, aunque como cualquier conjunto teutón, competitivos. El partido de ida se disputó en San Paolo ante un Stuttgart en el que destacaban nombres como Eike Immel el efímero guardameta titular de Alemania en la Euro '88-, Guido Buchwald -su capitán e internacional alemán-, el medio defensivo Srecko Katanec, y sobretodo el que sería una de las próximas figuras del fútbol alemán, el joven delantero Jurgen Klinsmann. Fue este un partido duro, donde el Nápoles se sintió incómodo durante los 90 minutos y consiguió remontar el tempranero gol del italo/alemán Maurizio Gaudino, para imponerse 2-1 con goles de Maradona de penalty y Careca en el último minuto. Teniendo que jugar la vuelta en Alemania y con un resultado así, podía parecer corto, pero para un Nápoles que gozaba de un contraataque mortal resultó todo lo contrario. El 17 de Mayo de 1989, bajo el cielo del Neckarstadion y tras martillear sistemáticamente al Stuttgart a base de contraataques lanzados por Maradona y Careca, el Nápoles tras empatar 3-3, se proclama por primera vez en su historia campeón de la Copa de la UEFA. La leyenda continuaba y en la temporada siguiente se produciría el último gran éxito de Maradona.


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La 1989-1990, fue la última temporada completa de Maradona en el Nápoles y el último gran éxito de su carrera deportiva. De lo que fue el primer Nápoles al que llegó Diego en 1984 al de 1989, hay un abismo. Este es un equipo competitivo, que había aprendido a ganar, con dos excelentes marcadores en defensa, Ferrara por derecha y Francini en izquierda, con Alemao como llegador y De Napoli sosteniendo el mediocampo, en la creación, Maradona con total libertad de movimientos y dos puntas, Careca y Carnevale, tan móviles como peligrosos, que hacían del Nápoles un equipo sólido y experto en la definición del contragolpe. Pero el gran mérito de aquel Nápoles, no fue ganar sino saber competir. Con un nuevo entrenador, Alberto Bigon, la incorporación del defensa central Marco

Baroni procendente del Lecce, y el debut de un joven Zola -el conocido irremediablemente como Nápoles de Maradona-, se alza con su segundo Scudetto con el mérito de haberlo ganado a un Milán de los holandeses que llegó físicamente roto a final de temporada, luchando a la vez por Scudetto y Copa de Europa. Aquí termina la parte hermosa del idilio Napoli-Maradona que llevó al Nápoles a ser el único equipo que repitió Scudetto en el segundo lustro de la década de los ochenta. Maradona dejó el Nápoles en 1991 inhabilitado por dopaje (positivo por cocaína) y tras de sí, 2 Scude-ttos, 1 Copa de la UEFA, 1 Supercoppa Italia y 1 Coppa Italia en los seis mejores años de un club que vivió un antes y un después del 1 de Julio de 1984. o

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CARNEVALE

CARECA

MARADONA

ALEMAO

DE NAPOLI CRIPPA

Giuliano

FERRARA

FRANCINI CORRADINI

BARONI

ITALIA

GIULIANI

Llegó al club para sustituir a Claudio Garella, al que a su vez había sustituido en el Hellas Verona. Aunque de perfil medio y sin la fama ni el nivel de los Tacconi, Pagliuca y Zenga de la época, era un portero seguro, que ofreció un buen rendimiento y llegó a ser internacional con Italia.

GIULIANI

El futbolista de más nivel de la línea defensiva. Destacaba por ser un gran marcador a lo que añadía rapidez, colocación y polivalencia, ya que podía jugar de lateral derecho y defensa central. Con apenas veinte años ya era titular y pieza básica de este equipo. Disputó Euro '88, Mundial '90 y Euro '2000. En 1994 fichó por la Juve.

ITALIA

Defensor duro y expeditivo que destacaba por su rapidez y juego aéreo. La lesión de Renica, le abrió las puertas de la titularidad, aunque en su lugar también podía hacerlo el polivalente Luca Fusi. Llegó al Nápoles procedente del Torino en el año 1988.

FERRARA

ITALIA

CORRADINI

BARONI

Giovanni

Giancarlo ITALIA

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Marco

Ciro

ITALIA

Defensa central de buena presencia física, poderoso en el juego áereo, buena salida del balón y fuerte disparo. Un gol suyo ante el Lazio certificó el Scudetto 1989/1990 para el Nápoles. Llegó al club en 1989 procedente del Lecce.

FRANCINI

Futbolista solvente, seguro y buen marcador que podía actuar tanto de lateral izquierdo como de central. Como lateral era más ofensivo que su compañero Ferrara. Sus mejores años fueron en Nápoles llegando incluso a ser convocado para la Euro ‘88, con el hándicap de que el lateral zurdo italiano en aquellos años era Paolo Maldini.


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Jugador duro. Realizaba tareas de contención y recuperación pudiendo adaptarse a varias posiciones del mediocampo donde derrochaba fuerza y carácter. Algo que le convertía en un futbolista muy útil. Fue varias veces internacional con la selección italiana y posteriormente fichó por el Parma.

Llegó al Nápoles en 1988 procedente del Atlético de Madrid, donde había sido elegido mejor extranjero de la Liga española. Futbolista de buen nivel técnico, llegador y de gran despliegue físico. Habitual de la selección brasileña de finales de los ochenta y mundialista en México '86 e Italia '90.

Buen complemento de Maradona y Careca, era un atacante rápido, buen definidor y de fuerte carácter. Ha pasado a la historia del Nápoles por marcar el gol que le dio el primer Scudetto al club partenopeo en 1987. Su última temporada le sirvió para ser convocado por Azeglio Vicini para la Copa del Mundo de Italia '90.

ITALIA

Massimo

Fernando

CRIPPA

DE NAPOLI

ITALIA

Diego A.

Rogerio BRASIL

ALEMAO

ARGENTINA

Antonio

Andrea ITALIA

CARNEVALE

MARADONA

BRASIL

CARECA

Era uno de los mejores centrocampistas italianos de aquellos años. Pieza clave en los dos Scudettos del Nápoles. Técnico y trabajador, primero con Bagni y luego con Alemao, fue el catalizador del juego ofensivo napolitano. Su lugar en el mediocampo era cercano a banda derecha con un juego posicional. Mundialista en México '86 e Italia '90 con la Azzurra. En cuanto a talento no hay comparación que se le resista, excelente en el golpeo de faltas, genial, zurdo, con una capacidad de imaginación enorme. Su Mundial '86 es la mayor exhibición individual recordada en un campo de fútbol. Butragueño llegó a decir que "cualquier selección clasificada para los octavos de final de México '86 que tuviera a Maradona, hubiera ganado aquel Mundial". Tras Maradona, la gran estrella del equipo y uno de los mejores delanteros del mundo durante el final de la década de los ochenta. Titular indiscutible con la Brasil de los Mundiales de México '86 e Italia '90. A este último iba como una de las estrellas del torneo. Destacaba por la amplia gama de recursos técnicos, físicos y rematadores que podía ofrecer, lo que lo convertían en un atacante muy completo.

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TRAYECTORIA

SSC

NAPOLI Temporada 1989/90 KAISER FOOTBALL DIRECTOR Juan G. Arroita REDACCIÓN Jesús Nuñez González DISEÑO Y MAQUETACIÓN Juan G. Arroita


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