Tibú

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de la guerra a la paz:

Si estuvimos presentes en la guerra, cรณmo no estar en la construcciรณn de la paz


El diseño de esta cartilla está inspirado en la Orquídea (Cattleya Trianae). Elegida flor nacional en 1936 por la Academia Colombiana de Historia, considerada entre las plantas más hermosas del mundo.


Fray Said LEÓN AMAYA, O. P. Prior Provincial de la Provincia de San Luis Bertrán de Colombia Coordinación Editorial Monseñor Omar Alberto SÁNCHEZ CUBILLOS, O. P. Obispo Diócesis de Tibú, Norte de Santader, Colombia EQUIPO EDITORIAL Fray Juan David MONTES FLÓRES, O. P. Diana Milena Flórez Muñoz Corrección de Estilo Fray Esneider CLAROS CASTRO, O. P. Fabiola León Posada Clarisa Chávez Facultad de Comunicación Social Universidad Santo Tomás Colombia Diseño y diagramación Jhon Valencia Santana Asesoría Dina Isabel Álvarez Romero Departamento de Comunicaciones Universidad Santo Tomás Colombia © 2016


de la guerra a la paz: Si estuvimos presentes en la guerra, cómo no estar en la construcción de la paz

Colombia se prepara para un periodo clave: la implementación del Acuerdo de Paz suscrito en el 2016 entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - FARC. La Orden de Predicadores, a través de sus frailes, ha trabajado por más de cuatro décadas en varios territorios del país que han sido parte del escenario del conflicto armado. Una de sus más audaces apuestas se desarrolla en la región del Catatumbo, una zona muy afectada que deberá alistarse para las nuevas dinámicas de paz. Desde la impronta de la solidaridad que caracteriza a los Dominicos, una vez celebrado el año de la Misericordia y cerrado el Jubileo de los 800 años de fundación de la Orden, convocamos a todas las comunidades a impulsar diferentes acciones significativas para aportarle a Colombia y especialmente a la región del Catatumbo.



Contexto Situado en la región noroccidental de América del Sur, Colombia es el único país en esta zona que tiene costas en el océano Pacífico y acceso al Atlántico. En un área de 1,138,914 km2 habitan cerca de 47 millones de habitantes con una amplia diversidad cultural, ambiental y poblacional. Colombia, sin embargo, es un país caracterizado por marcados contrastes. Es el segundo país con mayor diversidad y con más especies por unidad de área del planeta. Posee la mitad de los páramos del mundo, constituyéndose en una de las mayores reservas de agua para la población mundial pero, padece la desforestación, la contaminación hídrica y los daños al ecosistema. A pesar de ser la cuarta economía más grande de Latinoamérica y en proceso de formar parte del club de los países más desarrollados a través de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ocupa el segundo lugar en la región en términos de desigualdad y el sexto en el mundo: el 10% de la población más rica del país gana cuatro veces más que el 40% más pobre. A su vez, aunque entre el 2008 y el 2016 disminuyó el índice de pobreza (pasando de un 56.6% a un 40.3%), la desigualdad se ha mantenido constante en este mismo periodo (Banco Mundial, 2016; DANE, 2016) y el grado de concentración de la tierra continúa siendo uno de los más altos del mundo: un 77,6% está en manos del 13,7% de los propietarios (Ibáñez, 2010). Políticamente se distingue por ser una de las democracias más estables del continente pero contrasta con sus altos índices de corrupción en todos los niveles del gobierno, de cooptación política y de limitaciones a la participación social y política. De igual forma permanece con el único conflicto armado interno en la región.


Colombia


El conflicto colombiano El 2017 significa el inicio de un periodo de optimismo y de esperanza para el pueblo colombiano después de más de 50 años de conflicto armado y de fallidas negociaciones. El Gobierno Nacional logró un Acuerdo de Paz con uno de los grupos guerrilleros más antiguos del continente: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - FARC, y además inicia un proceso de negociación con el segundo grupo subversivo más importante del país, el Ejército de Liberación Nacional - ELN. Los costos sociales, económicos y políticos de la violencia han sido nefastos, especialmente para la población más pobre que vive en el campo. Más de seis millones de desplazados, 200 mil personas asesinadas y alrededor de 60 mil desaparecidos son algunos de los trágicos resultados de una guerra cruel y degradada. A diferencia de otros conflictos, en Colombia la guerra ha sido librada por varios actores (grupos guerrilleros, grupos paramilitares y el Estado) y se ha concentrado en regiones periféricas, normalmente en zonas fronterizas históricamente abandonadas por el Estado. Una de estas regiones ha sido el Catatumbo.



Catatumbo: una región con desafíos significativos Ubicada en el nororiente de Colombia, en la frontera con Venezuela, Catatumbo es una región con una alta riqueza bio-ambiental e hídrica que no se ha reflejado en el desarrollo de la región. El Catatumbo es una de las zonas más atrasadas de Colombia, mostrando graves limitaciones de acceso a bienes y servicios básicos y a infraestructura, significativas restricciones a la participación política y marginalización de su población. Esto debido en parte a la indiscriminada acción de los grupos armados legales e ilegales, el desarrollo desordenado de la industria petrolera, el boom de la economía cocalera, los daños medio ambientales y el abandono histórico del Estado. Con el auge de la economía cocalera, la tradicional cultura y economía campesina basada en productos agrícolas fue reemplazada por la violencia y la ilegalidad. Es difícil encontrar hoy en esta región territorios (veredas) que no tengan este tipo de cultivos. En los últimos años ha habido un incremento de la coca en la región (82% entre el 2014 y 2015). Además, al ser los cultivos una fuente importante de financiación de la guerra, existen disputas territoriales entre los grupos armados ilegales que operan en esta región, poniendo a la población, en su mayoría rural, en medio del conflicto armado.


Aunque los grupos armados más influyentes han sido las FARC y el ELN, una de las páginas más oscuras y tristes en este territorio y que produjo el mayor número de desplazamientos y muertes fue la incursión paramilitar (grupos armados de extrema derecha normalmente asociados al aparato estatal) a finales de los años 90 y principios del 2000. Su paso por el territorio dejó más de 63 masacres, un alto despojo de tierras, rompimiento del tejido social y altos niveles de desconfianza hacia las fuerzas del Estado. Afortunadamente el futuro es hoy más prometedor para los habitantes del Catatumbo. Después de más de cuatro años de negociaciones en La Habana, en el 2016 se concretó la firma de un Acuerdo Final de Terminación del Conflicto entre el Gobierno Nacional y las FARC. Se espera que este importante desarrollo impacte positivamente a la región.


Regiรณn del Catatumbo Cesar

Departamento de Norte de Santander

Santander Boyacรก



Acuerdos de Paz El Acuerdo de Paz tiene trascendencia nacional e internacional. No obstante, para los territorios particularmente afectados por la guerra como el Catatumbo, su implementación tendrá una connotación mayor, trayendo importantes desafíos y tareas para sus pobladores. Entre otros, estos serán: el escepticismo y la desesperanza de la sociedad hacia el proceso y los acuerdos de paz; la integración social y política de las FARC al territorio; la reparación de las víctimas y su camino hacia el perdón y la reconciliación; la incapacidad de gerencia del Estado y los bajos niveles de desconfianza; la continuación de otros grupos armados ilegales que no hicieron parte del proceso de paz; la falta de liderazgos y las imposiciones de movimientos sociales tradicionales; y, el tránsito de una economía ilícita a una licita. Considerando que la implementación de los acuerdos se hará de la mano con las comunidades de los territorios más afectados, se requerirá un cambio estructural en la forma como el Estado ha llegado al territorio y en cómo los pobladores se empezarán a relacionar con el mismo. La región necesita prepararse y renovarse para esta nueva etapa. La evidencia de otros procesos de paz ha demostrado que la sostenibilidad de los acuerdos se logra cuando la población hace parte de la implementación. Por lo anterior, la Orden considera que su trabajo de varios años de fortalecimiento y sensibilización de las comunidades para lograr su autonomía y una participación informada deberá robustecerse. Si la Orden ha acompañado desde hace más de tres décadas, a través de sus frailes y tres obispos, las distintas páginas de la historia de violencia de este territorio, con muchos más motivos continuará trabajando en este nuevo horizonte que se ha abierto con la firma del Acuerdo de Paz.


La evangelización integral, tarea de la Diócesis de Tibú La tarea de evangelización integral por parte de la Diócesis de Tibú significa el acompañamiento permanente a los sectores que han sido particularmente afectados durante el conflicto armado: líderes campesinos y comunales, párrocos, jóvenes y mujeres, entre otros, con el apoyo constante de la iglesia alemana. La Provincia de Colombia ha puesto a disposición del territorio sus mejores recursos humanos y evangelizadores. Actualmente, la Diócesis cuenta con una plataforma de Pastoral Social seria y transparente que trabaja de manera constante, inclusive en los momentos más críticos de la violencia (1998-2002). Su apuesta regional está basada en cinco líneas principales que hoy orientan su tarea pastoral: cultura de paz; democracia y participación; inclusión de paz y desarrollo rural, y una economía campesina. Actualmente la Orden se encuentra representada en la región por Monseñor Omar SÁNCHEZ CUBILLOS, O. P., Obispo de la Diócesis de Tibú, por una comunidad de frailes misioneros en Campo Dos y la Curia Episcopal. En síntesis, el propósito de la Orden de apoyo, cercanía y compromiso con Colombia se hará mediante diferentes acciones que contribuirán desde la oración, el arte y el apoyo a una iniciativa por la paz de un territorio como referente de un nuevo país reconciliado.



Convocatoria a la orden para contribuir a una Colombia reconciliada y en paz I. Solemne Eucaristía por la paz y la reconciliación en Colombia. II. Banco de Expresiones Artísticas al servicio de la reconciliación y la memoria. III. Un aporte económico solidario para una Propuesta de Construcción de Paz en el Catatumbo - Diócesis de Tibú.


I. Solemne Eucaristía por la paz y la reconciliación en Colombia.

Vigilia de Oración por la Paz y la Reconciliación por Colombia


II: Banco de Expresiones Artísticas al servicio de la reconciliación y la memoria La Memoria Histórica es una garantía de no repetición para las víctimas de graves violaciones de derechos humanos que evita que estas se sucedan en el futuro. El Arte es una forma de preservar la memoria histórica, es un eco estético que lleva la conciencia de las víctimas del territorio a quienes no han padecido y han afrontado los efectos de la violencia para expresar el imperativo moral del ¡NUNCA MAS! Considerando que el arte contribuye significativamente al proceso de reconciliación, se abre la convocatoria a los artistas de la Orden, en todas sus expresiones en tres modalidades:


Paz Colombia. Flores y orquídeas Góngora de la Amazonía y del departamento colombiano del Chocó, y abejas Euglossas, hechas a mano en porcelana limoges. Pieza única de la artista Ana González Rojas, quien se inspiró en la fauna y la flora de Colombia enseñando que "todo sana, todo cura. La tierra es sabia y nos muestra que donde hubo muerte ahora hay vida". Fotografía: @anagonzalezrojas


¿CÓMO PUEDO CONTRIBUIR?

1.

Ofrecer una propuesta de orden artístico desde su claustro conventual que pueda ser enviada a Colombia, a una Embajada, o a un lugar de referencia del pueblo colombiano del país en que se encuentre el artista.

2.

Ofrecer una propuesta artística desde cualquiera de nuestros conventos en Colombia. Esta expresión artística estaría proyectada para plazas públicas, lugares emblemáticos, templos parroquiales o museos de memoria

3.

Ofrecer un ciclo de formación en Colombia para potenciales artistas de la Orden y de los territorios que quieran ser acompañados en su propia producción artística.


III. Un aporte económico solidario para una Propuesta de Construcción de Paz en el Catatumbo - Diócesis de Tibú Existe un gran capital humano en el Catatumbo que ha estado trabajando en acciones transformadoras para la paz en un escenario de violencia. Este grupo está conformado por líderes campesinos, jóvenes, docentes y párrocos, quienes han empezado a ser reconocidos como referentes de paz en sus veredas. La vereda es un territorio de pequeñas dimensiones geográficas que alberga entre 30 y 150 familias, compartiendo tradiciones y características. Es una célula social de gran importancia en el territorio que contribuirá y dinamizará la construcción de la paz. Por el importante trabajo que hacen y seguirán haciendo estos líderes, hemos querido llamar a estas personas los Pacificultores. En esta palabra se unen dos conceptos, el de pacificadores porque su rol principal será apoyar la transformación de los diferentes conflictos presentes en el territorio, y el de agricultores porque apoyarán la recuperación de una cultura de paz en el campo, ya que la vocación de los habitantes de este territorio es principalmente rural. Estas personas serán los sembradores de paz en el territorio.


Red de Pacificultores La implementación de los Acuerdos no solo requerirá de recursos económicos que el Estado está obligado a aportar, se necesitará además de una infraestructura social que impulse y sostenga los cambios que traerán las nuevas dinámicas de paz. Conformar una Red de Pacificultores regionales que apoye la reconstrucción social del territorio es el objetivo a mediano plazo de la iniciativa de paz, porque así como alrededor del conflicto se constituyó toda una infraestructura de la ilegalidad y de la violencia, se requiere generar una plataforma opuesta que permita el desarrollo de una cultura de paz y de legalidad. En este mismo sentido se propone la formalización de un Instituto Diocesano para la Paz con la tarea de formar a laicos y actores sociales de manera continuada en altas competencias para la construcción de una cultura de paz. A través de un proceso continuo y con apuestas a largo plazo, se promoverá la formación y fortalecimiento de sus capacidades de diálogo, de cultura de paz y de desarrollo rural.



¿Qué requerimos para esta tarea? Los Pacificultores están en el territorio. No se necesitan fórmulas o soluciones importadas o prefabricadas. Se requiere de instrumentos y estrategias que identifiquen y fortalezcan este grupo de personas: Un instituto de formación e investigación de Paz para el Catatumbo. Aunque la Diócesis de Tibú cuenta con una infraestructura física (Seminario Menor), esta requiere importantes adaptaciones de cara a las nuevas tareas. Planta de profesores de altas competencias humanas y académicas para acompañar el proceso formativo en los diferentes ciclos y dimensiones. Ciclos de formación formal y flexible para la construcción de competencias e intercambio de saberes locales. Acciones significativas en construcción de paz y desarrollo rural impulsadas por los Pacificultores (Banco de Proyectos con enfoque solidario). Herramientas para los miembros de esta red que les permitan desarrollar sus tareas (material pedagógico, distintivos, etc).



¿Cómo puedo hacer llegar las contribuciones? Donaciones Económicas: Curia General Expresiones artísticas: Curia General Promotor Justicia y Paz Información general: Curia Provincial Provincia San Luis Beltrán de Colombia (Bogotá) Diócesis de Tibú Carrera 7 n.º 4-40 Barrio El Carmen Teléfono: 0057 5663289 diocesisdetibu@gmail.com



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