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Mi dueña

KEVIN SOTOMAYOR

ALLISON INFANTE

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Mi vida siempre fue destinada a la música, mi fiel compañera de trajines diarios fue mi violín, que era mi más preciado tesoro, un obsequio que me dio mi madre Teófila Navarro, ella conocía que el amor que profesaba por las melodías nació cuando me uní al coro de la parroquia, de mi pueblo Andamarca.

En aquellos años vi como amigos de infancia y vecinos migraban a Huancayo, eso me inspiró a tomar la decisión de dejar mi hogar y mi familia; así emprendí el viaje que marcaría mi destino.

Llegando a Huancayo conseguí trabajo por las mañanas en la tienda de telas Mubarak, y en las noches luego de las labores arduas, continuaba con mis estudios en la Gran Unidad Escolar Santa Isabel, donde con un grupo de compañeros conformamos la Estudiantina Isabelina.

Mientras la rutina consumía mi tiempo, me percaté de que una joven estudiante del colegio Nuestra Señora del Rosario siempre recorría el mismo camino, ese camino que me permitió conocerla, y desde ese entonces presentí que ella iba ser la dueña de mi corazón y mi destino; poco a poco entre largas pláticas descubrí que su nombre era Bradulbudura Ávila, un nombre muy peculiar. Al mismo tiempo de conocerla se me presentaron oportunidades de trabajo, muchos músicos reconocidos me invitaron a formar parte de sus orquestas, fue ahí cuando conocí a Aurelio Miranda, fundador de los Olímpicos de Huancayo, con quien trabajé por un buen tiempo y analizando entre las situaciones que acontecían, decidí dejar mi trabajo en la tienda Mubarak, del cual solo recibía un sueldo promedio de 40 libras [soles] mensuales.

Mientras el tiempo transcurría llegué a conocer más y más a Brudy, como solía llamarla, pero me sentía abrumado por el hecho de que sus padres no permitían nuestra relación, pues consideraban que mi vida era bohemia por el gran amor que sentía por la música, y que a mi lado su hija no tendría futuro.

Entre estos vaivenes de la vida y el dolor que sentía decidí componer Escrito está, las primeras letras que brotaron de mi inspiración fueron: /Escrito esta por el destino que tú serás mi compañera de toda la vida, dos almas y dos corazones que dios unió hasta la muerte somos nosotros. No habrá barreras que impidan nuestro amor amada mía.../

Canción que escribí plenamente para ella. Pese a los impedimentos que apesadumbraban mi corazón, tomamos la decisión de tener a nuestra primera hija, a quien orgullosamente nombramos Janeth, al mismo tiempo mi conjunto Estudiantina folclórica del centro iba ganando popularidad entre el público y logrando así posicionarse en el mundo musical como Estudiantina Perú, poco a poco fui ganando el reconocimiento de la población, quienes disfrutaban en cada concierto mis composiciones y música.

Pese a ello y a mi vida trajinada por mi carrera musical, nunca perdí el gran amor que sentía por mi amada esposa, con quien tuve a mis ocho hijos, que fueron mi más preciado regalo del cielo. Entonces, decidí componer una canción que relate lo que ella significaba para mí, naciendo así desde mi corazón Mi dueña.

Recuerdo cierta parte de la canción que decía, /Quiero que tus manos febriles estrechen las mías, tan frías cuando ya mi vida, se acabe/, quizá presagié cómo culminaría mi destino en la vida, augurando aquel fatídico 7 de febrero del 2004, cuando sentí realmente que la muerte reclamaba por mi, y yo, con un último suspiro dejaría atrás a los seres que más amo.

Aún es doloroso saber que mi amada Brudy estuvo allí empañada de lágrimas y estrechando mis manos frías, como tiempo atrás lo había escrito.

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