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El aparecido
from INBOX VIII
LA TERCERA
YERSON ARMAS
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“¡Así que sos Víctor Jara, el cantante marxista! ¡comunista la concha de tu madre, cantor de pura mierda!”, gritó uno de los verdugos el 16 de setiembre de 1973, afuera del estadio de Chile. Su cuerpo fue encontrado quemado, con los dedos quebrados, la lengua cortada y con cuarenta y cuatro balas encima. Su existencia concluyó en una sepultura casi clandestina en un sencillo nicho del cementerio general de Santiago de Chile.
Víctor Jara, director de teatro, músico, precursor de la libertad, referente de la acción protestante y ahora considerado leyenda latinoamericana. Sus canciones son el retrato del pueblo, del trabajo, de la vida y sobre todo de su gente. Te recuerdo Amanda, quizá la canción más recordada, nos sumerge en una vorágine de demanda política y una tierna historia.
En el marco social y político que acontece en Chile en la década de los 70, relucen sus canciones con tintes políticos y denuncia social, que fueron lenguaje de protesta al régimen militar liderado por Augusto Pinochet. En esas circunstancias colaboró con el grupo musical Cuncúmen hasta finales del 52, además fue director del conjunto Quilapayún hasta 1969 y al término de ese año obtuvo un premio en el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena con su composición Plegaria de un labrador. También algunas canciones como, El derecho de vivir en paz, Manifiesto, El arado y Vientos del pueblo que Serrat, Sabina, Silvio Rodríguez y otros artistas han incorporado en sus repertorios.
Sus expresiones artísticas se educaron en la Universidad de Chile, se moldearon en los escenarios para llegar a los pueblos olvidados de su país, ese era su propósito. Los matices musicales de aquellas giras culturales estaban acompañados con la canción El hombre es un creador.
Víctor mencionaba que la inclusión de nuevos instrumentos en el folclor alimentaba con diferentes armonías sus canciones. Por ejemplo, la polémica incorporación de la guitarra eléctrica, siendo un símbolo del capitalismo.
Este hombre se fundió cada vez más en la cultura popular de Chile y Latinoamérica, la persecución y la limitación por parte del gobierno no lo callaron. Bien podría reflejar las vivencias, muerte y recuerdo de Víctor el Canto Coral a Túpac Amaru, que es la libertad: /Querrán volarlo y no podrán volarlo, querrán romperlo y no podrán romperlo, querrán matarlo y no podrán matarlo. Querrán descuaratizarlo, triturarlo, mancharlo, pisotearlo, desalmarlo(...) ¡Y no podrán matarlo!/
Así es Víctor Jara, él no ha muerto, a medio siglo de conmemorar su legado más allá de su muerte. El aún vive en la guitarra y en la memoria colectiva de los latinoamericanos.