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Mac, el hijo de la calle
from INBOX VIII
MAC SALVADOR / FACEBOOK
KEYDI PAUCAR
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Mac Salvador Ramos LLamoca, hijo de Fortunato Ramos y Victoria Llamoca, fue un talentoso niño nasqueño cuya vida fue marcada primero por la separación de sus padres y luego por el encarcelamiento de su progenitor un 18 de mayo, el mismo día que cumplía nueve años de edad.
Fue el séptimo de diez hermanos y quizás el más rebelde de todos, porque al ver a su padre en prisión decidió vivir por su cuenta un par de años en las calles de Puquio (sus padres eran de Puquio, Ayacucho). Según recuerda, fue a esa edad que probó por primera vez licor y, ya embriagado, juntó unas piedras en su chompa y fue a la comisaría a reclamar a piedrazos que liberen a su papá. Los motivos de su aprehensión no se nos comentaron.
Como ya dijimos, desde aquel día, decidió vivir solo experimentando “lo peor” que un niño de su edad podría vivir: durmiendo en calles, iglesias, carros viejos y cualquier lugar donde le alcanzara la noche. No sabemos más detalles de cómo logró alimentarse o vestirse y, más aún, mantenerse indemne a tan temprana edad. Lo que sí sabemos es que esta experiencia de vida lo cuajó para convertirse en trovador, sellando su filosofía de vida con resiliencia. “Yo creo que todos tenemos la capacidad de ser buenos amigos, buenos padres, buenos hijos, buenos ciudadanos; solo que preferimos no autoevaluarnos y no queremos sacar el Cristo que llevamos dentro”, mencionó en un diario nacional.
Después de aquellos años fatídicos, su padre salió de la cárcel y él volvió a estudiar. Egresó de la escuela primaria a los trece años y posteriormente, tan solo tres años después, a los 16, compuso su primer tema llamado Yo, el loco. Un año después, a los 17, falleció su papá.
Como los estudios le venían bien, ingresó a la universidad y fue ahí que tomando conciencia de su talento decidió seguir su pasión y al tercer año, dejó su carrera para iniciar otra: la música.
Mac, en algunas declaraciones a los medios, se considera un compositor, un filósofo de la música, pero nosotros aún lo consideramos un loco trovador que nos embriaga con sus letras en Hijos de la calle, Quiero un cambio o en Sistema de mierda. Su discografía, por lo pronto es modesta pero significativa, es considerada dentro del folclor andino, dentro de la trova y del taniando, este último es nada menos que una fusión entre la música negra y el zapateo puquiano que él considera un homenaje a la tierra de sus padres. Demás está decir que sus temas llevan consigo un espíritu social con un mensaje de alerta a las nuevas generaciones, invocando a que despierte y combata la corrupción, y la violencia en general.
Muchos conocen la música de Mac, pero pocos conocían las raíces y lo orígenes de su talento y hoy podemos decir que, junto a Max Castro, Antología, William Luna, entre otros, es uno de los mejores representantes de la música andina peruana contemporánea.