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Editorial: Capítulo General y Casa de España
Editori al Capítulo General y Casa de España El Capítulo General de la Hermandad Sacerdotal de San Pío X se reunió entre los días 11 y 21 de julio. En este número de nuestra revista se explica la función de ese órgano y se da cuenta de la elección del nuevo Superior General, el padre Davide Pagliarani, para un periodo de doce años; así como de sus dos asistentes, el obispo don Alfonso de Galarreta y el padre Christian Bouchacourt, y de dos consejeros generales, el obispo monseñor Bernard Fellay, antiguo Superior General (1994-2018) y el padre Franz Schmidberger, asimismo antiguo Superior General (1982-1994). Si añadimos el nombre de nuestro venerado fundador el arzobispo monseñor Marcel Lefebvre, que desempeñó el cargo de Superior General de la Hermandad desde su fundación en 1970 hasta 1982, habremos mencionado así a los cuatro superiores generales en ya casi medio siglo. Siempre al servicio de la misma obra de formación sacerdotal y de apostolado, para gloria de Dios y bien de las almas, mediante el santo sacrificio de la Misa y demás sacramentos, conforme al inmemorial rito romano llamado de San Pío V, y la predicación íntegra de la Fe católica, en perfecta armonía con lo que la Iglesia ha hecho y creído siempre. Junto con esa continuidad fundamental, la historia de la Hermandad de San Pío X puede considerarse bajo el doble punto de vista de su relación con la espantosa crisis que padece la Iglesia desde el infausto concilio Vaticano II, y de su intrahistoria, menos conocida y aparente pero no por ello menos importante. Nacida en el fragor de esta tormenta la Hermandad, sin ceder nunca a sanciones y presiones injustas, se ha esforzado por mantenerse siempre en un arduo y estrecho camino como el que sigue la cresta de una montaña, sin caer a un lado en el cisma (la separación del Sumo Pontífice y de quienes le están sometidos) ni a otro lado en la herejía (la aceptación de innovaciones y reformas manchadas de errores). Y mientras que camina por esa cresta, su intrahistoria es la de toda obra de Iglesia: dar gloria a Dios y trabajar por la santificación de las almas. Quizá algunos puedan preguntarse si cabría que la elección del nuevo Superior General supusiera algún cambio o inflexión en esta continuidad fundamental. El padre Pagliarani se encargó de responder por anticipado en una entrevista que concedió en 2011, siendo Superior del Distrito de Italia: “La situación canónica en la cual se encuentra actualmente la Hermandad es la consecuencia de su resistencia a los errores que infestan a la Iglesia; en consecuencia, la posibilidad para la Hermandad de acercarse a una situación canónica regular no depende de nosotros, sino de la aceptación por la jerarquía de la contribución que la Tradición puede aportar a la restauración de la Iglesia. […] El espíritu romano con el cual la Hermandad quiere servir a la Iglesia romana [consiste en] hacer todo lo posible para que la Iglesia se reapropie su Tradición, comenzando por la misma Roma. La historia de la Iglesia nos enseña que ninguna
Editorial: Capítulo General y Casa de España reforma universal, eficaz y duradera es posible si Roma no hace su propia reforma y si la reforma no parte de Roma. ”
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Parte de esa historia de la Hermandad de San Pío X es su presencia en España, que se remonta a 1978 y de la cual se cumplen pues cuarenta años. Traemos por ello a estas páginas los testimonios de varios protagonistas de esta pequeña historia hecha de tantas gracias y pruebas, de tantos dolores y alegrías, cuyos frutos sobrenaturales sólo Dios conoce.
Hay que confesar que, en conjunto, nuestra amada España, gloriosa patria católica hasta tiempos tan recientes como los de nuestra última guerra, atroz persecución religiosa y posguerra, ha estado sin embargo lejos de ser tierra particularmente grata para el apostolado de la Hermandad: corruptio optimi pessima. Cierto que la persona y las palabras de Monseñor Lefebvre fueron primero acogidas por muchos católicos españoles con grandes muestras de adhesión y entusiasmo, en tiempos de Pablo VI (pronto canonizado, uno más en el empeño por canonizar a todos los papas del Vaticano II y con ellos al propio concilio), incluso después de las injustas condenas canónicas de 1975 y 1976. Pero enseguida el espejismo de la falsa restauración bajo Juan Pablo II, tan cruelmente desmentida por Asís y demás actos y enseñanzas de aquel papa, y después Benedicto XVI, apartó a casi todos de la senda estrecha de la verdad y del culto íntegros. Entre ellos tantos se escandalizan hoy estérilmente por el calamitoso pontificado de Francisco, pero sin llegar a reconocerlo como fruto pútrido de cincuenta años de revolución conciliar.
Mas “ el reino de Dios es como un hombre que arroja la semilla en la tierra, y ya duerma, ya vele, de noche y de día, la semilla germina y crece, sin que él sepa cómo ” (Mc 4, 26-27). ¡Alabado sea Jesucristo! m