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XL Aniversario: Esperando contra toda esperanza

Manuel Galve Sancho

La España convulsa de los años setenta

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Hace ya cuarenta años, nada más ni nada menos, que la Hermandad Sacerdotal de San Pío X recorre en su apostolado las tierras de España. Y hace ya cuarenta años que toda una historia de incomprensiones, de burlas, de intransigencias, pero también de acogida, de amistad y de cosechas, no siempre las esperadas, se han ido produciendo en distintos lugares y momentos aquí, entre nosotros. Nuestra patria, España, en los años setenta se encontraba convulsionada, hoy lo sigue estando e incluso más, por acontecimientos religiosos y políticos de muy alto nivel. La presencia de la Hermandad entre nosotros fue sin duda un hecho que, para un buen número de españoles, y en primer lugar de católicos, supuso una luz potente que centró en el panorama del ir y venir de los días la claridad y permanencia firme de unos principios inmutables que en las altas esferas responsables de la vida política y religiosa se intentaba resquebrajar. La Ley de Reforma política de 1976, las

Elecciones generales de 1977 y la Constitución sometida al sufragio de la Nación española en 1978 no solamente fueron momentos del quehacer histórico de nuestro pueblo sino también supusieron un reto a nuestra Fe de católicos pues con todo ello se avecinaba un declive dramático de la realidad religiosa inseparable de nuestra Historia. La Jerarquía católica en España, y un porcentaje muy considerable de nuestro El 15 de junio de 1977, se celebran las primeras elecciones generales legislativas. La victoria fue para el partido de Adolfo Suárez, la Unión de Centro Democrático (UCD). clero, caminaban alegres al sonido de las trompetas que proclamaban los felices nuevos tiempos que se nos prometían. Los sacerdotes de la Hermandad de San Pío X nos trajeron entonces las enseñanzas y el testimonio de Monseñor Lefebvre en medio del caos reinante o lo que es lo mismo la Tradición perenne de la

XL Aniversario: Esperando contra toda esperanza Iglesia Católica que no puede estar sometida a los vaivenes del frágil, y a menudo acomodaticio, pensamiento humano. Ya desde muy poco después de 1965, final del Concilio, la revolución litúrgica se había apoderado de muchos centros religiosos, Colegios Mayores, comunidades diversas, que sin esperar el tiempo establecido por Roma para la implantación de las nuevas normas de celebración, por su cuenta y riesgo se lanzaron a imponer, pues éste es el término, sus impertinencias en el altar. Los primeros “tanteos neocatecumenales ” tienen lugar en tomo a 1964 y es Monseñor Casimiro Morcillo quien se siente atraído y entusiasmado con las iniciativas apostólicas del fundador cuyo nombre se ha extendido por los cinco continentes. A este respecto es una verdadera lástima, y pena, que el magnífico trabajo del monje jerónimo y sacerdote Fray Antonio de Lugo O.S.H. sobre este Movimiento Neocatecumenal no se haya extendido y dado a conocer como hubiera sido lo deseable. Una vez más se manifiesta que una de las peores políticas es el cerco del silencio sobre lo que no interesa en esta sociedad cínica y corrupta.

La Hermandad de San Pío X fue recibida por parte de las autoridades de la lglesia en España con el mayor desinterés y rechazo que uno se pueda imaginar. Solamente recordar al comentar este asunto las iracundas palabras del religioso y sacerdote, muy conocido por los fieles en su tiempo, Padre Carrillo, en la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis, en Madrid, al referirse a la visita que hizo a esta ciudad el Fundador de Ecône al final de los años setenta. Uno no puede olvidar el tono agrio y desmesurado que tal religioso, por otra parte tan venerado por multitud de fieles, se atrevió a emplear desde el mismo altar de esta Parroquia. He aquí solamente un dato Kiko Argüello y Carmen Hernández, iniciadores del Camino Neocatecumenal, con el Arzobispo de Madrid, Monseñor Casimiro Morcillo, en los años 60. del ambiente que se respiraba en España respecto de aquel que sencillamente quería transmitir lo que se le había entregado en su bautismo, ordenación sacerdotal y consagración episcopal. Antes de acabar esta primera parte debo decir que una de las enseñanzas repetidas por los sacerdotes de nuestra querida Hermandad, desde el primer momento de su llegada a España, ha sido una y otra vez el recordatorio de la doctrina sobre el Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo. Hecho importantísimo y de gran transcendencia puesto que al invadir nuestra sociedad la marea del Concilio Vaticano II y las nuevas políticas disgregadoras fruto de la Constitución de 1978, y de la apatía religiosa de millones de católicos españoles, hay que decirlo, la doctrina religiosa condensada en la festi-

XL Aniversario: Esperando contra toda esperanza 29 vidad litúrgica de Cristo Rey, y la sublime enseñanza pontificia de S. S. el Papa Pío XI, quedó distorsionada y alterada. Nada de extrañar pues después de aquella tristísima y vergonzosa Asamblea Conjunta de obispos y sacerdotes de 1971 únicamente se podía esperar por parte de los fieles un adoctrinamiento impuro y falso de la verdad católica. Lo que no obsta para que en este 14 de octubre de 2018 se vaya a canonizar al Concilio Vaticano II.

1978-1988: Aspectos de la vida religiosa en España

El deterioro de piedad y práctica religiosa entre los españoles es notorio en estos años setenta. Actos religiosos organizados para jóvenes, movimientos apostólicos, matrimonios, familias, llenan las informaciones de multitud de revistas religiosas, boletines parroquiales, archivos diocesanos, dando a entender, y dando la impresión, de una vitalidad religiosa y apostólica desbordantes. Sin embargo, la vida religiosa va paulatinamente en caída, y de forma muy significativa, especialmente si se observan las diferentes estadísticas sobre la práctica religiosa entre los jóvenes estudiantes, la Universidad en general, intelectuales y personas adultas de diferentes estamentos. En estos años finales de los setenta y principio de los años ochenta la situación dentro de los Seminarios diocesanos, centros pontificios de enseñanza teológica, docencia en el interior de noviciados religiosos, es altamente alarmante. No solamente porque la disminución de vocaciones obliga a determinadas diócesis al cierre de sus lugares de formación, sino de forma particular porque la enseñanza que allí se impacte a los candidatos al sacerdocio es francamente heterodoxa. En este sentido el Seminario de Ecône en Suiza supuso para el ánimo y sosiego de los católicos españoles, de los que estaban en contacto con la Hermandad de San Pío X, una fuerte inyección de esperanza. No todo estaba perdido. No todo se estaba resquebrajando. Allí, en el centro de Europa, un valiente y apostólico obispo, Monseñor Marcel Lefebvre, llevaba a cabo una acción extraordinaria. Allí se conocía a Santo Tomás, allí se vivía una vida de piedad que preparaba a los jóvenes candidatos para entregarse rectamente al ideal del sacerdocio católico. Allí reinaba lo que siempre, hasta el inquietante 1789 en la lglesia, había reinado. Mas donde hay hombres hay sombras y lágrimas, disensiones y mezquindades, y por esta condición humana hemos tenido que lamentar, pasados los años, actitudes y comportamientos que nos han hecho sangrar en nuestro corazón. En esta España frívola y decadente no todos, por supuesto, no todos los católicos, vivían de espaldas o tibiamente su Fe. Había hechos en nuestra Patria que marcaron de manera atroz nuestra historia. Hechos cuya sangre todavía sigue salpicando y retorciendo nuestras almas. Hechos que, al menos, varios miles de españoles, no millones, pero sí miles, algunos miles, no pueden olvidar. El Cementerio de los mártires de la localidad de Paracuellos del Jarama, en la provincia de Madrid, es uno de esos lugares en los que aún la sangre de los allí sepultados brota a borbotones, sin olvidar otros lugares de nuestra geografía como Barcelona, Lérida, Bilbao, Santander, o la acribillada Cabra en Córdoba, en los que también la sangre de los martirizados clama a gritos. Pues fue al Cementerio de los mártires de Paracuellos donde a prin-

30 XL Aniversario: Esperando contra toda esperanza cipios de los años ochenta los sacerdotes de la Hermandad en España dirigieron sus pasos para encaminarse desde allí, en peregrinación, hasta el Cerro de los Ángeles, en espíritu de piedad y reparación y como testimonio de gratitud hacia aquellos que no dudaron en morir con el grito de ¡viva Cristo Rey! en sus labios. El Cerro de los Ángeles que sufrió el atentado sacrílego, horroroso, el 7 de agosto de 1936, primer viernes de mes, atentado que fue calificado por S. E. el Cardenal Gomá como sacrilegio sintético. Los sacerdotes de la Hermandad de San Pío X allí se encaminaron, con un pequeño grupo de fieles, cuando una buena parte del clero español repetía sin cesar que “’ uno y otro bando fueron culpables ” .

La presencia de Monseñor Marcel Lefebvre en España en aquellos años no pasó desapercibida. Sus conferencias en el desaparecido cine Salamanca de Madrid, y en la Sede política de F. N. en la madrileña calle Núñez de Balboa, fue ampliamente comentada. Y fue ampliamente comentada entre otras razones porque la reacción de Su Eminencia el Cardenal Tarancón no fue ni mucho menos discreta y prudente. El que no tuvo empacho en abrazar al dirigente comunista Santiago Carrillo, incluso con amplia sonrisa, sí mostró su disgusto y contrariedad al saber que Monseñor Lefebvre se encontraba en la capital de España. Pero junto a este comportamiento del Cardenal cientos de fieles acudieron para aclamar al obispo de Ecône y recibir su bendición. Años atrás el mismo Cardenal Vicente Enrique y Tarancón pronunciaba una homilía en la Parroquia de San Jerónimo el Real, en Madrid, la famosa iglesia madrileña de los Jerónimos, dictando unas normas de gobierno al nuevo Jefe del Estado, como apertura y preparación a la nueva etapa política que se instauraba y a la que la Jerarquía católica había dado todo su apoyo, sin importarle un ápice el caos y el derrumbe nacional que Mis del a J celebrada arama por en el el P. C cementerio de Paracuellos arlos Mestre, junio de 1997. la apostasía de él y de sus hermanos en el Episcopado iba a marcar el destino de nuestro pueblo. Finalmente recordemos que en estos años setenta, precisamente en 1978, el nombre de Polonia se oye en todo el ámbito mundial. Años más tarde serán Alemania y Argentina las que ocuparán amplios espacios en los medios de comunicación, pero ya nuestro venerado Fundador habrá traspasado el umbral de la eternidad. Karol Wojtyla sube al trono de San Pedro y hasta 2005, casi hasta su muerte, recorrerá el mundo de forma incesante. Esto no aliviará en absoluto el desastre teológico, pastoral y eclesial

31 El cardenal Enrique Tarancón, con Adolfo Suárez y Santiago Carrillo. XL Aniversario: Esperando contra toda esperanza que devora a la lglesia. Monseñor Marcel Lefebvre y su obra apostólica no encuentran durante este dilatado período (19782005) el más mínimo reconocimiento y aceptación. La Libertad religiosa, el Ecumenismo y la Colegialidad sí obtendrán reconocimiento y aceptación. Y sin embargo es él, el acusado, quien debería juzgarlos.

1988-2018: El dolor y la gloria

Entre 1988 y 1991 la vida de Monseñor Lefebvre, y la vivencia religiosa de los seguidores de la Tradición en España, transcurre en un clima de alta tensión. Las consagraciones episcopales llevadas a cabo el 30 de junio de 1988 marcaron, sin duda alguna, un hito en la vida de nuestra Hermandad y ciertamente en la vida de la lglesia Católica. Concretamente en España la Televisión y diferentes medios de comunicación escritos se ocuparon de este acto. Se presentaba ante los que se aferraban, como costumbre ordinaria, a la pantalla televisiva, y a los que acudían a otros medios como un acto propio de unos inadaptados a los nuevos tiempos, poco instruidos, fanatizados, faltos de respeto a las autoridades constituidas y carentes del más mínimo sentido eclesial. Algún sacerdote jesuita, residente en Madrid, ya fallecido con cien años cumplidos, clamaba con actitud un tanto frenética que la asistencia a la Misa en la Capilla madrileña de la Hermandad era no, no y no, aconsejable. Más bien afirmaba que un católico no podía asistir a ese culto cismático. Es sumamente curioso que en un programa del famoso personaje radiofónico, Don Luis del Olmo, entrevistando al portavoz de la Conferencia Episcopal Española, el sacerdote Don Joaquín L. Ortega le preguntó que no cabía tanto revuelo porque al fin y al cabo esas consagraciones no tenían ningún valor. El portavoz episcopal respondió con cierto énfasis: “¡no, no, el sacramento se transmite!” . Así estaban las cosas en aquel entonces y así estaban de informados también los fieles. Los cuatro presbíteros señalados por Monseñor Lefebvre para recibir la plenitud del sacerdocio empezaron a ejercer su ministerio episcopal en medio de un mar de reproches y falsos argumentos jurídico-canónicos. Las excomuniones que Roma hizo caer sobre los obispos consagrantes, Monseñor Lefebvre y Monseñor de Castro Mayer, y los nuevos consagrados dieron lugar a toda una serie de artículos y estudios sobre la no validez de tales penas canónicas que amedrentaban a determinados fieles y clérigos. Pasado el tiempo las mentes de aquellos que observaban cautelosamente a la Herman-

32 XL Aniversario: Esperando contra toda esperanza dad de San Pío X se fueron apaciguando ante los estudios y escritos emanados en referencia con este importantísimo asunto. Se fueron apaciguando, unos sí y otros no. En 1991 fallece el piadoso obispo de Ecône. En este caso también los medios de comunicación vibraron sin cesar en España, y en los demás países, ante esta noticia. Pero en España vibraron muy ruidosamente. Todo esto no obstaculizaba, ni ha impedido, el desarrollo de la Hermandad en el mundo. Monseñor Lefebvre fue enterrado en una impresionante ceremonia que dejó en los ojos y en el alma de los que acudieron a ella una imagen indeleble. Fue la manifestación filial de fieles y miembros de esa Hermandad Sacerdotal que en el siglo XX se levantó gallarda y evangélicamente para proclamar “SÍ, SÍ, NO, NO” en fidelidad a Nuestro Señor, sabiendo que lo demás viene del Maligno.

Los años han transcurrido y en estos años han tenido lugar muchas cosas, a veces demasiadas cosas. Tensiones, decepciones, amarguras, soledades, fidelidades e infidelidades. Triste y misterioso es el corazón humano ¡Quién lo podrá comprender! Solamente nuestro Señor, Alfa y Omega, conoce el interior de cada hombre. Pero en este 40° aniversario de la Hermandad Sacerdotal de San Pio X en España tenemos, y debemos, serenar nuestro corazón, nuestra alma, nuestro interior, y asumir con gratitud y piedad filial todo lo que nos ha dejado en herencia la magna personalidad y caridad de Monseñor Lefebvre. No podemos dormitar ni huir de la realidad presente y no podemos tampoco olvidar el estar vigilantes porque los días, como dice el Apóstol, son malos. Traigamos a nuestra mente y a nuestro corazón la honda piedad de Monseñor Lefebvre y perdámonos todos nosotros en el Misterio insondable de Jesús, Nuestro Señor. Para esto, yo no tengo autoridad sobre nadie, pero sí me atrevo a decir, que leamos despacio, con fruición y devoción sincera, la Epístola que la Iglesia Santa nos propone en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Versículos bellísimos, entrañables, ninguna vergüenza para calificarlos de conmovedores. Las conferencias de Monseñor, sus sermones, sus charlas al impartir Ejercicios Espirituales, todo ello estaba impregnado de este profundo e inefable Misterio de Nuestro Señor Jesucristo. Y finalmente para acabar, y no cansarte más, benévolo lector, decir silenciosa y verazmente que aquí, en España, tierra de María Santísima, le pidamos a Elia, en este XL Aniversario, que nos haga vivir y morir como católicos, el gran deseo, el único deseo de nuestro amado Fundador. m

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